Una madre inocente, o no. (3)

Por primera vez pasan a la acción y su hijo toma la iniciativa, aunque ella no se queda atrás tampoco. Un tercero en discordia intentará entorpecer el camino hacia el incesto, pero el destino está escrito.

(Antes que nada

INFORMAR

de que este relato está escrito desde la versión femenina, si no te gusta así te ofrezco a que leas mis 2 primeros relatos, de igual modo recomiendo ser más tolerante y disfrutad el relato igual, poniéndote en situación del hijo aunque no esté relatado por él)

Capitulo 1: https://www.todorelatos.com/relato/158354/

Capitulo 2: h//www.todorelatos.com/relato/159133/

Una madre inocente, o no.

Siento una  manosobre mi cintura.

  • ¿Cariño? -me da un beso en la mejilla.-

Es mi marido, se llama Raúl. Al parecer ha vuelto de trabajar de madrugada después de 2 semanas fuera.

  • Ya estás aquí por fin -sonrío.-

  • Aquí contigo...-me besa en los labios, y me mete mano por las braguitas.-

  • ¿Qué vas a hacer? -pregunto picarona.-

  • Lo sabes. -me besa de nuevo, me frota con su dedo el coñito.- ¿Estás mojada cariño?

  • Eh..¿Sí?

  • Sí... ¿Qué hiciste antes de acostarte?

  • Tocarme un poquito... Pensando en lo mucho que te echaba de menos.

Mentira, más bien imaginando la polla de mi hijo una y otra vez, maldita sea.

  • Entonces estás lista ya...-baja sus calzoncillos y sin mucho más preámbulo, me la mete despacio.- Qué ganas tenía cielo.

  • Y yo... ah... -exagero el orgasmo como casi todos.- ¿me vas a follar duro?

A los 5 minutos si es que llegan termina de correrse como siempre y además manteniendo la misma postura como si fuéramos animales. Algunas veces se lo curraba más y aguantaba hasta 15 minutos y hacia 2 posturas más pero ya está, eso es todo. Por suerte soy una mujer que me sé dar placer a mí misma y me toco el coño mientras me folla, a veces incluso cree que me he corrido gracias a él, que algo ayuda pero vamos realmente nulo.

Sobre las 11:00 de la mañana me despierta dándome besitos.

  • Buenos días dormilona.

  • Buenos días cariño...-bostezo.-

-¿Qué vas a querer de desayunar?

  • Unas tostadas de queso y tomate si puede ser.

  • Perfecto amor, voy a ello.-me da un beso en la frente y sale de la habitación.-

Me quedo pensativa mirando al techo, por primera vez en mi vida no me hace ilusión que mi marido esté en casa, y no sé muy bien por qué, o sí...

A los 10 minutos mi marido me llama para que vaya a desayunar.

  • Muchas gracias amor. -le doy un beso.- ¿Y bueno qué tal el trabajo estas semanas fuera?

  • Lo de siempre, nada nuevo aunque ahora me han dado 2 días de descanso por fin.

  • Oh qué bien. -sonrío.- Bueno y...

La puerta de la habitación de mi hijo se abre, mi marido y yo giramos la mirada hacia el pasillo.

Camina por el pasillo mientras bosteza y se estira, parece que no se ha dado cuenta de nuestra presencia aún, pero de lo que sí me he dado cuenta yo, hay que estar ciega para no verlo es la erección matutina que tiene, su polla como ya de costumbre sobre sale por encima del elástico,  su capullo queda justo llegando a su ombligo.

Siendo mala decido no pegarle una voz antes de que llegue al final del pasillo.

  • Buenos días hijo.

Abre los ojos, y nos mira.

  • Buenos días hijo. -sonrío.-

Sin casi reacción llega al final del pasillo, dándole toda la luz del salón dejando ya claramente a la vista todo su rabo en su máximo esplendor asomando por los diminutos slips.

  • ¡Marcos pero mira como vas! -dice su padre.-

  • ¿Qué haces aquí papá? -ríe tapándose la erección.-

  • Llegué por la noche de trabajar. ¿Así sales de tu habitación Marcos?

  • Ah, ¿esto? -se mira a la polla.- Una erección, ¿es que a ti nunca te pasa?

Mi marido al borde de la ira se levanta y lo agarra del brazo.

  • ¡Vete ahora mismo a ponerte unos pantalones desgraciado!

  • Joder papá vaya formas después de semanas sin vernos.

  • ¿Te parece bien salir así de tu habitación? Te puede ver tu madre sinvergüenza, ten un poco de cabeza.

  • Pensé que era el primero en levantarme y no le había dado importancia, ¿lo siento vale?

  • No pasa nada, pero solo un poco de cabeza que no vives solo hombre...

Yo solo observaba y escuchaba la bronca, merecida realmente pero en el fondo no puedo evitar pensar que esta mañana él tenía pensado tener un momento de exhibicionismo conmigo y se ha llevado la sorpresa al estar su padre.

  • Ya déjalo que no es para tanto. -río.-

Vuelve a la mesa mientras mi hijo va a ponerse algo más encima.

  • ¿Que no es para tanto? Pero si iba con la polla por fuera mujer...

  • Es normal, cómo decírtelo amor...

  • Al menos que se la ponga hacia un lado, ¿no? -ríe.- Dime.

  • Ya ya si sé lo que quieres decir pero...

  • Yo hago eso cuando me empalmo, lo normal.

  • ¿En serio vas a comparar? -río.- Amor no te has fijado mucho pero...  me da cosa decirlo. -río.-

  • Dilo no me dejes intrigado.

  • Es por el tamaño que tiene... Ya sabes, por lo poco que he podido ver ahora no le cabe en los slips cielo. -río.- La tiene grande.

  • ¿Pero qué me estás contando? Me da igual cómo la tenga, ¿qué tiene que ver eso con ir empalmado por toda la casa con media polla fuera mujer?

  • Si así va cómodo... ¿crees que por ponerse unos pantalones no se va a notar?

  • ¿Entonces que se pasee tan normal por casa o qué me quieres decir?

  • No mi amor, solo que seas comprensivo con él. Si es por mí no te preocupes, entiendo que es normal que le pase esas cosas ahora.

  • Vale vale... Le intentaré daré naturalidad a que vaya con la polla dura. -dice irónico mi marido.-

  • Muy bien, eso quería oír. -río.-

Al poco llega mi hijo con unos pantalones puestos, sigue marcando un bulto enorme.

  • ¿Así mejor?

Mi marido ni lo mira.

  • Sí sí -río mirando a su bulto.- Así está bien, ¿no? -miro a mi marido.-

  • No voy a mirar, si tú lo dices pues perfecto.

  • Vale mamá. -me guiña un ojo y va para la cocina.-

Va a hacerse el desayuno, quedándome de nuevo a solas con mi marido.

-¿Pero es que no le da vergüenza? Somos sus padres. -dice algo furioso.-

  • Claro que le dará pero no se la va a cortar para que no te moleste a ti. -río.-

  • Hablaré seriamente con él... ¿Es la primera vez que pasa esto no?

  • Eh sí...-miento descaradamente.- si no me asustaría. -río.-

Llega mi hijo poniendo su desayuno en la mesa, se sienta al lado de su padre.

  • Papá no estés así de arisco que ha sido un descuido.

  • Por mí me da igual, te entiendo perfectamente la edad en la que estás pero es por tu madre, ¿crees que es una situación cómoda para ella?

  • Toda la razón...- Mi hijo solo le da la razón como un tonto, si mi marido supiera...-

  • Y que no suene raro esto que voy a decir.

Nos quedamos los 2 mirándolo:

  • Vas a tener a las chicas contentas -ríe.- así que por eso me alegro por ti pero tío córtate un poco aquí.

  • Yo creo que más bien asustadas...

-No es para tanto, definitivamente sí ha quedado algo raro tu comentario papá. -ríe.- pero gracias viejo.

  • Yo también te lo digo y no pasa nada hijo, es como los consoladores esos grandes que nunca me atrevo a comprar. -río.-

  • Madre mía mamá. -ríe, tenemos miradas cómplices, sin duda nos estamos riendo un poco de mi marido pero es solo humor que entendemos nosotros por las circunstancias que ocurrieron anoche.-

  • Te has pasado mujer...-dice mi marido.-

  • Un poco de humor cariño. -sonrío a mi marido.-

El día transcurre con normalidad hasta que por la tarde mi marido se va a limpiar el coche. Aprovecho el momento para ir a hablar con Marcos, mi hijo. Toco a la puerta antes de entrar.

  • ¡Pasa!

  • ¿Qué tal la tarde? -me acerco a su cama, y me siento en ella.-

  • Aquí con mis cosas...

  • Ya veo... -miro alrededor de la habitación sin saber qué decir muy bien.-

  • Dime, ¿qué quieres?

  • Hablar de lo que ocurrió anoche... Marcos sé que lo de ayer fue todo muy raro, ¿vale?, pero estando él aquí ten cuidado... a mí me da igual ya lo sabes y más ahora. -río -

  • Sí mamá no te preocupes, te juro que realmente no me di cuenta de que estabais desayunando.

  • Lo sé, de igual modo tu padre tiene razón... salir así de tu habitación es jugartela a que te vea yo por ejemplo.

  • Como si te importara a ti mucho eso. -ríe.-

  • Qué engreído eres de verdad...-río.-

Me levanto de la cama pero antes de irme me acuerdo de una cosa

  • ¿La cinta métrica dónde está?

  • En mi escritorio.

  • ¿Ya la puedo guardar?

  • Sí. -sonríe pícaro.-

Voy a por ella y desenredo dejando los 30-40 centímetros de la cinta métrica colgando.

  • ¿Te acuerdas de lo que me dijiste?

-Creo que sí. -ríe.- ¿Lo quieres saber?

  • Bueno... -me sonrojo.- Si te estoy preguntando será por algo. -río.- Tengo curiosidad... -me hago la lista y aprovecho la información que vi en su ordenador para jugar con él.- Yo creo que son 21-22 centímetros seguro. -río.-

  • Vaya ojo tienes mamá. -ríe.- 22'5 realmente.

  • Qué grande. -digo inocente.- Pero no me sorprende ya claro.

  • ¿Y te acuerdas de lo que dijiste tú cuando ibas colocada?

  • Algo así como... ¿Un pollón gordo y venoso?

  • Exacto, no se me va a olvidar .-ríe, en sus slips algo empezaba a tomar forma de nuevo, lo veía por el rabillo del ojo sin mirar directamente.

  • Una polla larga, gorda, venosa y lechosa -lo miro a los ojos.- ¿verdad?

  • Si papá te escuchase...-ríe, mete una mano bajo su slips.- Aunque lechosa no lo sabes. -sonríe.-

  • He visto en tus slips varias veces corridas enormes, te lo recuerdo. -río.-

  • Y porque no has visto una reciente... -se manosea con más descaro y me mira.-

  • ¡Anda guarro cállate! -río.- ¿Qué haces con la mano ahí metida?

  • Lo sabes perfectamente. -arquea sus cejas y sonríe, sin decirme nada baja un poco el elástico del slip dejándome ver el tronco que tiene la vena del medio muy hinchada.-

  • Marcos no seas... - a parto la mirada de su polla.-

  • Ahora no está gorda del todo. -ríe.-

  • Aún así ya es bastante gorda...

  • Mira. -se quita los slips ágilmente, su polla queda en su muslo, está a medias pero aún así es un buen pollón.-

La miro con inseguridad, algo incómoda porque ahora no tengo ninguna excusa que poner para explicar este momento, mi hijo me lo nota.

  • ¿Quieres verla como anoche?

  • ¿Eso signfica que vas a hacer que se ponga dura? -río nerviosa.-

  • Así ves como crece. -ríe, acto seguido se escupe en la mano y empieza a masturbarse mirando a su propia polla, se baja el prepucio, subiéndolo y descubriendolo varias veces.-

Yo estoy inmóvil, o más bien como extasiada por el morbo que me está invadiendo, mi corazón va a mil.

  • De mis huevos no has dicho nada, ¿qué te parecen?

  • Son grandes en comparación con los de...

  • Ssh, no lo nombres que se me corta el rollo. -sigue haciéndose una lenta paja.-

  • Mira el capullazo que tengo... -pone sus 22 centímetros completamente erguidos para que pueda mirarla bien.- Esto es un buen rabo. -se da con la polla en el abdomen un par de veces produciendo el sonido más marboso que he oído nunca.-

  • Sin duda lo es. -río.-

  • Estás sudando mamá, ¿te ha entrado calor? -ríe.-

  • Creo que una imagen vale más que mil palabras. -me levanto el camisón y enseño mis braguitas que están bien mojadas.-

  • Ufff mamá esto no me lo esperaba. -ríe.- Estás chorreando.

  • Por tu culpa malo...

Deja de masturbarse, se hace un silencio incómodo pero me mira con una sonrisa, pone sus brazos a los lados de su cuerpo, rozando uno mi muslo.

  • ¿Qué pasa?

  • No nada...-sigue mirándome sonriente.-

Así nos quedamos como 1 minuto de silencio incómodo sin hacer nada, excepto que no puedo parar de mirar a su polla la cual pega saltos de alegría a cada momento. Viendo que pasan los segundos y no dice nada creo que me está ofreciendo... que le haga una paja. No muy decidida avanzo mi mano hacia su polla, la rodeó y la pongo totalmente erguida, sin darme cuenta me quedo embobada por un tiempo. Se siente tan caliente, noto hasta el pulso de mi hijo en ella sin exagerar, pero sobre todo tan grande...

Hago mi primer movimiento hacia abajo para descapullarla.

  • Joder qué bien... pensaba ya que no lo harías.

  • Podías habérmelo pedido...

  • Es obvio lo que quería, solo te he dejado decidir sin presión.

Masturbo su polla con timidez, hasta que acelero el ritmo.

  • Uff, qué locura tío...

Lo masturbo con buen ritmo pero dejando que su prepucio suba y baje entero, lo observo y veo sus ojos entrecerrados y con una expresión de placer única.

  • Qué pajote me estás haciendo mamá. -sonríe victorioso.-

Casi en estado de shock por lo que estoy haciendo solo actuo, pero articular palabra no puedo ni una, oigo sus gemidos, sus frases que lo único que hacen es ponerme más cachonda, no he sentido más morbo en mi vida y tiene que ser con él... Mierda.

Su polla lubrica tanto que todo su tronco está mojado facilitando el trabajo bastante.

  • Bffff, así joder así... qué bien lo haces coño...

  • Joder... mamá ah...ahh uhmm.

Le he pillado el truco a su polla, por cómo lo vi masturbarse más o menos sé cómo le gusta. Pasados unos 10 minutos de cambios de ritmo y presión gime más de lo normal.

  • Joder joder jodereeerrrr, me voy a correr en serio, ahhh.

Acelero la paja.

  • ¿Leche calentita para mí? -susurro.-

  • Cabronaaa, buaaahh joderrrrr, aaah.

Parece que mi comentario es el detonante, su polla tiene grandes espasmos que avisan de la corrida.

Pero justo en ese momento oigo las llaves de casa, JODER, ES MI MARIDO, con pánico lo miro y lo masturbo unos 3 segundos más, empieza a correrse sin control, un primer tallazo vuela por toda la habitación, el segundo también muy fuerte cae por mi mano y su cuerpo, dándome prisa me levanto de la cama, miró a su polla y esta sigue soltando leche, es asombrosa la cantidad...

  • ¡Es tu padre joder tapate o algo!

Se oye abrirse la puerta de casa.

Él medio adormilado se queda medio dormido, así que yo misma lo tapo con las sábanas. Salgo de la habitación y voy corriendo al baño a limpiarme la mano.

A los pocos segundos aparece mi marido:

  • Ya he limpiado el coche, -sonríe y me da un pico mientras yo, sudada y casi a un ataque al corazón sonrío como puedo a la vez que me lavo las manos.

  • Muy bien cielo, qué calor hace...

  • Estás como acalorada, sudada. ¿Estás bien?

  • Sí sí, perfectamente.

  • ¿Y Marcos?

  • En su habitación supongo.

  • Como siempre. -va y abre la puerta de la habitación de Marcos, sin llegar a entrar, la cierra de nuevo.

  • ¿Qué hace?

  • Está como dormido pero con las sábanas encima con el calor que hace... Yo creo que estaba haciendo de sus cosas por el olor que hay...-ríe.-

  • Necesita descargar. -río.- Unas 3 veces al día seguro.

  • ¿Tantas? -ríe.-

  • No es como tú mi amor... Es joven, testosterona por las nubes.

Seguimos conversando tonterías por el estilo, por suerte no nos ha pillado ni sospecha nada, no sé cómo había olvidado completamente que mi marido podía volver en cualquier momento...

Respecto a lo que ha pasado con mi hijo poco más puedo añadir...

Continuará...