Una luz de esperanza 4 y final
Emily por fin se recibe de bióloga, tiene todo para ser una profesional de éxito ¿alcanza eso?
Éramos una comunidad de promiscuas, la única pareja efectiva eran Candela y Sofía. Todas teníamos un pasado tortuoso.
Candela era gitana. A los catorce años la casaron con un hombre mucho mayor que ella. La primera noche la desfloró sin ninguna consideración. Al otro día se escapó, encontró un camionero que la alejó lo suficiente para sentirse más segura. Vivió como pudo hasta que la policía la encontró durmiendo en un portal y la llevó a un hogar, estaba embarazada y no sabía. Dijo que la habían violado y la dejaron abortar.
A Sofía la trajeron engañada una red de traficantes. También la liberó la policía.
Liliana fue abusada por el padre, y la madre lo sabía. Fueron presos los dos y ella a un hogar
Dalila se había escapado de una comunidad de judíos ortodoxos, porque le daban palizas para obligarla a casarse con un viejo que ella no soportaba
Rosa tenía el padre preso por haber matado a la madre.
Digamos que todas arrastrábamos un pasado violento. Cuando lo pensaba, me daba cuenta que Fina debía ser muy buena psicóloga, para conseguir que no fuéramos unas resentidas.
Quizá el haber tenido ese pasado, nos hacía disfrutar el sexo sin pena ni culpa.
Ese fin de curso, se recibían Candela y Sofía. Eran con las únicas que no me había acostado. Ya en ese entonces no necesitaba que me buscaran, iba sola, pero a ellas por ser pareja, no me parecía que fuera lo correcto. Ya faltaba poco para terminar, cuando una noche que estaba sola mirando la tele, se me sentó una de cada lado. Fue Candela la que habló
Emily, ya nos estamos por ir y no fuiste capaz de ir una noche a visitarnos
Es que ustedes se quieren tanto que pensé que no había lugar para nadie más.
Nosotras siempre nos vamos a querer aunque venga alguien más. Queremos llevarnos un buen recuerdo de todas, y de ti no tenemos ninguno – me acordé cuando estuvieron con Fina
Bueno, nunca estuve así de a tres, pero voy a hacer todo lo mejor que pueda.
No te preocupes, vas a ver que puedes mucho – se complementaban bien. me hicieron gozar y gozaron. Me hicieron sentir el placer en todas partes del cuerpo al mismo tiempo. Yo también las ayudé a sentir de la misma manera. Entre dos nos desfogábamos con la que quedaba hasta sacarle los orgasmos más ruidosos. Íbamos cambiando las parejas para disfrutar todas. Ellas lo hacían más sincronizadas, pero tampoco me quedé atrás.
El año había pasado volando. En el estudio a todas nos fue bien. Teníamos todo para que nos fuera bien. La parte sexual la teníamos bien cubierta. No había celos ni ningún rollo. Con unas mejor que con otras, pero sabíamos a lo que íbamos.
Ese año nos fuimos todas de vacaciones a la hostería. Estaba un poco alejada de Puerto Banus, pero tenía una cala propia. Éramos todas de nuestra comunidad, pasamos unos días maravillosos. Cuando volvimos le hicimos la despedida a Candela y Sofía. Si con ellas hice mi primer trio, con ellas también fue mi primera orgía. Menos Fina que nos dejó a lo nuestro, las cinco las tuvimos ocupadas por todas las partes imaginables. Las pobres nunca se iban a olvidar de esa despedida. Creo que por un tiempo se le iban a ir las ganas de sexo.
Fina nos avisó que llegaban dos chicas más. que las hiciéramos sentir bien, traían una problemática parecida a las de todas. Nosotras lo habíamos sufrido y las comprendíamos. No sé si era por su pasado, o victimas del contagio, pero a los tres meses ya conocían todas las habitaciones, hasta la del yacusi. Se llamaban Amparo y Lucero.
A mí, aparte de Fina que era un caso especial, con las que más relaciones tenía era con Rosa y Amira (entre ellas dos aún más que conmigo) con las demás más salteado.
Fueron pasando los años. Se fue Liliana, despedida con todo el afecto. Pobre, esta vez éramos seis para ella sola, aunque en el revoltijo parecía que todas nos despedíamos
Después le tocó irse a Dalila. Había llegado Inés, otra chica con una problemática parecida, y estaba por venir Sara para completar el cupo. Se iba una llegaba otra.
Yo seguía dedicándole todo el tiempo a mis estudios. Iba a tratar de acortar la carrera, Sabía que iba a ser triste dejar ese sitio, pero también sabía qué la mejor forma de pagarle a Fina lo que hacía por mí, era recibirme y demostrarle que me podía valer por mí misma.
De las que quedaban de cuando llegué, Rosa y Amira cada vez se llevaban mejor. Las relaciones conmigo y con Fina seguían igual, pero con las demás trataban de evitarlo sin ponerse en evidencia, algo sentían más allá del compañerismo. Igual los momentos sexuales que podía pasar con Fina eran especiales, ahí me abandonaba y los orgasmos eran incomparables. Una noche le pregunté
¿Cómo haces para que sea tan especial el sexo contigo? Todas nos volvemos locas por pasar una noche en tu compañía
Será porque la cama es más grande, están más cómodas. No mira, creo que a ustedes les pasa cómo a esos hombres que andan atrás de las modelos aunque estén anoréxicas, no piensan que soy una mujer como ustedes, piensan que por ser una Duquesa soy diferente.
Eres diferente, no por ser una Duquesa, por ser cómo eres y por todo lo que haces por nosotras. A veces me quedo pensando si tú disfrutas tanto como yo, seguramente con alguna la pases mejor que conmigo.
No pienses eso, esto no es una competencia. Les doy lo mejor que puedo, y tomo lo mejor que tienen, pero para mí tienen que ser todas iguales, cuando se van de aquí, tengo que ponerme contenta por haber hecho una mujer preparada para enfrentar el mundo. Sería malo enamorarme sabiendo que en su futuro no estoy yo.
Lo mismo nos puede pasar a nosotras. Mira, Rosa y Amira me parecen que están enamoradas, y este fin de año se van a tener que separar.
Todavía falta, esperemos, a lo mejor algo se puede hacer ¿sabes una cosa? Hay tiempo para para pensar en eso, ahora tenemos otra cosa para hacer – me atrajo contra ella para fundir sus labios con los míos. Empezó así, después me demostró porque el sexo es especial con ella. A pesar de lo que diga, no es especial porque sea una Duquesa. Es que porque me hace sentir que la especial soy yo.
Pasó ese año y la que se recibía era Rosa. Todavía no le había conseguido un trabajo. Se había recibido de contadora, pero lo reforzó con un curso de administración de empresas.
En las vacaciones ese año fuimos todas a la hostería de Puerto Banus. Pasamos unos días maravillosos. Amira estaba en el último año de informática, se había cambiado de carrera porque el futuro estaba ahí. Esos días los pasó con Rosa, ni siquiera trataron de tener algún encuentro con Fina, las demás contentas, más para nosotras.
Ya estábamos por volvernos cuando reunió a las dos enamoradas
- Rosa, encontré un trabajo para ti, por lo menos ahora te va a servir, después tú verás, me gustaría que administraras esta hostería. Quiero probar ofreciendo otros servicios, a las mujeres que vienen aquí si les ofreces lo que les gusta no se fijan en lo que gastan. Quiero informatizar todo, si aceptas Amira se va a quedar a ayudarte hasta que empiece la UNI ¿quieres?
La pregunta estaba demás, aunque después tuvieran que separarse, unos días más se agradecían, aparte que quedaron que cualquier problema con los ordenadores los iba a solucionar Amira
Fina tenía todo pensado, si administraba bien ese negocio, tenía pensado fundar una cadena de hosterías o hoteles para la comunidad lésbica, y entre las dos podían hacer un buen dúo.
El tiempo iba pasando y yo me concentraba cada vez más en el estudio, me dieron la oportunidad de practicar en el laboratorio y no la desaproveché.
Con respecto al sexo cada vez estaba más neutra, quizá porque las nuevas eran más chicas, o a lo mejor era que la diferencia con Fina cada vez se hacía más palpable, hacía valer mis calificaciones para desahogarme con ella, esas noches las vivía cada vez más apasionadas, por lo menos yo, para ella sería igual que con todas.
Le tocó irse a Amira, y después de una despedida orgiástica, fue a curarse las heridas al lado de Rosa. Tenía que ayudarle a emprender la cadena de las hosterías.
Fui anotándome para rendir más materias que las normales. Estaba entusiasmada con poder quedarme como investigadora y para eso tenía que superar la normalidad.
Fina a veces me decía que lo tomara con más calma. Mis notas eran excelentes y seguro lo iban a tener en cuenta. Cuando me veía muy agobiada era ella la que me invitaba a “dormir” en su compañía. Esas noches para mí eran especiales. Si me había convidado era quizá porque también ella me sentía un poco especial. Eran ilusiones que me hacía.
Sabía que en el fondo tenía que ser fría, era como me había dicho, no se podía enamorar, todas nos íbamos y lo único que le dejábamos era el agradecimiento por lo que hacía por nosotras. Pero esas noches iban a tapar los recuerdos de otras malas noches que había pasado. Lástima que se iban a terminar.
Había decidido terminar la carrera medio año antes y lo conseguí, la matricula me la iban a dar cuando terminara el curso, pero mientras tanto me estaba ganando el puesto en el laboratorio.
Como ya había terminado con las clases, me quedaba más tiempo libre. Le ayudaba a Fina en hacer recados o tramites, estábamos más tiempo juntas, pero mentalmente más alejadas. Parecía que nos estábamos preparando para la despedida.
Los resultados de los exámenes de las chicas por lo general eran todos excelentes, se aprovechaban de eso para pedir su recompensa, y la recompensa era pasar la noche con Fina.
No había mucho tiempo para mí, yo tampoco lo pedía, tenía que acostumbrarme a renunciar a esos privilegios. Mi vida iba a cambiar. Los momentos más felices se acababan. Fuera de esa casa me esperaba la vida, y era yo sola la que tenía que desenvolverme y fabricar mi propio futuro. Bastante me había ayudado.
En la Universidad ya me habían ofrecido el puesto de investigadora ayudante. El sueldo me permitía vivir decentemente. Comenté con Fina qué quizá me admitieran en el campus de la Universidad. Me dijo que seguramente que sí, ella quizá podía influir algo para conseguirlo.
Esa noche me había duchado, estaba con la chaqueta del pijama y bragas nada más. antes de acostarme me puse a repasar unos trabajos en el ordenador. Golpearon a la puerta
Emily ¿puedo pasar? – era Fina que venía a conversar – tengo que hablar contigo
Pasa mami – entró, estaba vestida con una bata, me giré con la silla y se acercó
¿Me puedo sentar en tus rodillas?
Claro, tanto tiempo sentándome en las tuyas, ni permiso me tienes que pedir – se sentó, me abrazó y buscó mi boca para besarme apasionada.
Mami – se me escapó en un suspiro
No me digas mami – de esa manera me demostraba cual era el motivo de la visita. Cuando nos marchábamos volvíamos a llamarla Fina. Esta era su despedida. No quiso esperar hasta que encontrara dónde irme. Seguramente tenía a alguien que ocuparía mi lugar. Si eso es lo que quería la iba a despedir de la mejor manera.
Ahora era yo la que la besaba con pasión y con rabia, quería sacarle el mejor orgasmo de su vida, que nunca se olvidara de mí. Busqué su cuello y la chuponeé, gimió, sabía que la había marcado como pequeña venganza, no protestó, desabotonó la bata ofreciéndome sus pechos, los chupé con gula. Metí la mano entre sus muslos, le iba a destrozar las bragas, no había nada para destrozar, había venido sin nada. Llegué a su sexo completamente mojado, le metí dos dedos con furia, en ese momento no sabía si hacerla gozar o sufrir. Yo estaba sufriendo, hubiese querido una despedida más dulce; apasionada pero dulce, ella la quiso así, y así se la iba a dar.
Volvió a besarme ardorosamente. Mis dedos entraban y salían cada vez a más velocidad, la estaba llevando al clímax sentada en una silla. No es lo que quería, la levanté y le saqué la bata. Quedó desnuda en su máximo esplendor. Así la quería, estaba para comérmela toda. Ella no se había quedado quieta y me sacó la chaqueta. No me importó, pero ese día no iba a tener nada de mí. La tiré sobre la cama y arriba fui yo. Volví a degustar su boca, con mi lengua le debo haber afinado las cuerdas vocales, nuestras salivas se juntaban formando el mar dónde navegaban nuestras pasiones.
Me había agarrado de las nalgas apretándose para conseguir que nuestras vulvas se hamacaran en un vaivén que nos llevara al sumun. Pero yo todavía tenía las bragas puestas, tampoco quería hacerlo de esa manera. Le retiré las manos con brusquedad, y me corrí hasta llegar a sus pezones con mi boca. Sabía que era un punto sensible, chupé mordí, mientras con los dedos volví a penetrarla. Doblaba los dedos buscando llegar a su punto más sensible. Se ve que lo encontré, porque me los apretó como si no quisiera que los sacara jamás. ¡Y se corrió y como! los jugos fluían de su coño como una fuente.
Ella quedó exhausta, pero mi intención no era parar ahí. Era una especie de venganza al revés. Quería hacerla gozar hasta que llorara cuando parara. Fui recorriendo su cuerpo a besos, llegué a su pubis y le separé las piernas para ver en qué estado había quedado. Se veía deliciosa y ahí me zambullí. Fui pasando la lengua por ese surco que comunicaba el clítoris con la vagina, se lo hacía despacio. Quería que se repusiera para que el segundo fuera mejor que el primero. De a poco conseguí absorber todo ese néctar desperdiciado en la anterior corrida. Introduje la lengua todo lo que pude, escuchaba como se iba agitando, subí navegando por ese canal hasta llegar a ese promontorio que tantas satisfacciones nos había dado. Lo mimé, apenas lo tocaba, pero el aliento la hacía exaltarse, se revolvía, se agarraba las tetas para llevárselas a la boca. Un dedo fui introduciéndolo en su vagina, lo hacía suave dejando que se acostumbrara antes de meterle otro, cuando llegué a los tres los gemidos atravesaban la puerta, las sacudidas hacían temblar la cama, le atrapé el clítoris con los labios y succione, se estremecía, no sabía si estaba llorando, no me importaba, le metí un dedo en el culo y pegó un salto que sirvió para que le entrara más adentro.
Emi, mi amor, me estás matando – yo le iba a dar “mi amor”, se agarró las piernas por atrás de las rodillas quedando expuesta a mi voracidad. Cada vez que la penetraba con el dedo en el culo sentía como me apretaba los tres dedos del coño, parecía que latiera.
Me corro bonita, dame más asiiii – no quería que pasara como la vez anterior, le saqué los dedos de la vagina, y los llevé hasta el botoncito milagroso, mientras con la boca esperaba recoger lo que tenía que salir. Para paliar el vacío que le dejé por delante, le metí otro dedo por atrás. Se estremeció en medio de convulsiones – Emily me corro, ya no pares, así dame más ahhhhh , mi amor me voy aahhhh
Soltó las piernas, tuve que separarla para limpiarle los jugos que había descargado. En los cinco años nunca había bebido tanto de ella, quedó descuajeringada, cuando se repusiera vendría por mí, pero yo no estaba para eso. Si estaba apurada para despedirme con eso alcanzaba. Me acosté boca abajo la cara apoyada en la almohada, no quería darle la oportunidad de darme un beso. Para mí, se había terminado
Estuvo un rato recuperando la respiración. Venía el momento más difícil, negarme a tener sexo con ella. Era una locura, después de lo que le hice yo, era demencial rechazarla, pero es que lo mío no fue sexo solamente. Fue amor con rabia, una especie de venganza por lo que me iba a hacer sufrir. Se puso de costado para hablarme
No te vayas, estoy tan sola – esperaba otra cosa y eso me descolocó. Ella sola, si éramos siete y todas bebíamos los vientos por estar en su cama
¿Tú sola? Pero si nos tienes cuando se te da la gana – le respondí extrañada
¡Sí, para qué! para follar, para estar a disposición cuando estudiaron bien, cuando tienen algún problema, ¿alguien se preocupa de como estoy yo? ¿piensan si soy yo la que tengo algún problema? ¿alguien se preocupa por mis sentimientos? pensé que nunca me enamoraría y mira. ¿le importa a alguien? Parece que tarde o temprano a todas nos pasa.
No tendría que haber pasado, pero pasó, yo sé que soy vieja para ti, pero mientras no te enamores para formar una pareja, podías quedarte y hacerme compañía. Mira; si te quedas te puedes pasar a una habitación como la mía, con yacusi, la cama doble y cuando vas a trabajar, la habitación te la arreglo yo.
Eso me dio vuelta el mundo, yo pensando que me estaba despidiendo, y ella queriéndome convencer para que me quedara. No podría definir lo que sentí en ese momento, el corazón me retumbaba en el pecho, no sé cómo no lo escuchaba, debía ser sorda, solo le dije.
- ¿Sabes qué pasa? Yo ya estoy enamorada y me ofrecieron dónde vivir y creo que voy a aceptar– me miró con los ojos acuosos por las lágrimas, metió la cara contra la almohada, seguí explicándole – me prometieron una habitación con una cama el doble que esta, tiene el baño con yacusi, y hasta me ofrecieron a ayudarme a arreglar la cama todos los días, pero a mí eso no me importa, más bien quiero que me ayude a desarreglarla, aunque la chica que de la que estoy enamorada es medio boba, me dice que es muy vieja para mí y yo la adoro – ahora me quedé con la cara contra la almohada yo. No quería que me viera
Se fue arrimando, yo me quedé quieta, me acarició la espalda con miedo, me levantó un poco los rulos y me empezó a besar el cuello, me hacía cosquillas, se fue girando descendiendo por mi columna con sus besos hasta llegar a mis bragas, las fue bajando siguiendo la ranura que separaba mis nalgas. Se montó sobre mí, haciendo un 69 diferente, su coño se apoyaba sobre mi nuca.
Tiró de mis piernas obligándome a levantar el culo, fue deslizando las bragas hasta conseguir sacármelas. Quedé con el culo apuntando al cielo, y ella fue el ángel que bajó desde allí para atenderlo. Me abrió los cachetes para hacer lugar al recorrido de su lengua, se ve que le quedó incomodo porque me volteó de costado y fue metiendo la cabeza entre mis piernas, y entre mis piernas estaba lo que buscaba. Miré para abajo y vi asomar su cabeza, encogí las piernas casi en posición fetal y dejé que me hiciera nacer por segunda vez. No fue a lo desesperado, sentía su agitación, pero se controlaba, sentía el temblor de las manos mientras me separaba las piernas para hacerse lugar entre ellas. Cerré los ojos, no quería ver, solamente sentir, y sentí. Sentí su entrega, sentí con que amor me iba llevando hasta el orgasmo tratando que ese momento se hiciera eterno, no era la alegría de correrme, era saber que no era solamente un acto sexual. Estaba enamorada de mí como yo de ella. quería que ese momento durara, pero el cuerpo es como es
Amor, me corro cariño, despacio que me voy, mami te quiero ahhhh…y me corrí entre jadeos – ella quería seguir allí, pero yo la necesitaba en mi boca. Quería sentir los primeros besos que me dijeran que estaba tan colada por mí como yo por ella. Me le tiré arriba, la cubrí de besos, quería que cada centímetro de su cuerpo me tuviera como dueña, le mordí los labios, seguí por sus mejillas, su cuello. Me preguntó
¿Me vas a marcar de este lado también? – se había dado cuenta del chupón en el cuello.
Perdóname, es que a veces no sé lo que me pasa, me da ganas de comerte.
Mejor que me marques a que me comas. Yo también a veces no sé lo que me pasa y tengo ganas de hacerte mía de todas las maneras, así como ahora – me corrió para arriba hasta dejar mis pechos a la altura de su boca. No sé lo que me pasaba, eso me lo había hecho un montón de veces y parecía como si fuera la primera vez. Me desesperaba frotaba mi vulva contra su abdomen, era como si me follara con todo el cuerpo
Mami sigue, me estás volviendo loca, sigue así que me corro – dejó de mamar y me alejó
No, así no. Tengo sed de ti, ven sube dame – me llevó hasta poner mi coño en su boca. Abrí bien las piernas para quedar apoyada, podía ver con qué deseo me miraba. No apartaba los ojos de los míos y a través de ellos traspasaban los sentimientos que estábamos sintiendo.
Mami, mami te quiero, yo te voy a dar lo que me pidas ¿quieres beberme? Si mi amor, yo te doy. Me corro mamita, me corro para ti, asiiii…ahhh… - quedé mareada con la intensidad del orgasmo. Si la dejo seguía, pero quería estar pegada a ella, busqué su boca nuevamente.
Emy, no me digas mami, ya no eres una chica como las demás, eres la mujer que amo.
Tú también eres la mujer que amo, pero yo soy obra tuya lo que soy te lo debo a ti. Eres mi mami y lo vas a ser siempre para toda la vida – nos quedamos un rato calladas recreándonos en nuestro silencio hasta que le pregunté - ¿qué piensas?
Tengo tantas cosas para pensar en este día increíble. Llegué angustiada pensando que estaba por perderte, y mira, es el mejor día de mi vida
De nuestra vida. Yo pensé que te querías despedir hoy, por eso te hice esa marca, aunque fuera por poco, quería que algo te quedara de mí, ahora me da pena haberlo hecho.
A mí no, no me importa llevar tu marca, quizá te tenga que marcar a ti, pero ahora pienso si me vas a dejar dormir aquí, debo ser la única a la que nunca invitaste.
Tienes razón, perdóname. Y si no puedes dormir perdóname también.
Al fin, algo pudimos dormir. A la mañana me desperté y la encontré pensativa
¿Qué tanto piensas? – pregunté
No sé cómo se van a tomar las chicas esto.
¿Y cómo se lo van a tomar? ¿Acaso no nos podemos enamorar?
Sí, eso no les va a importar, el asunto es lo demás. Yo siempre use nuestros encuentros para entusiasmarlas y tenerlas conformes, ahora no sé qué hacer.
Y, pero si sigues haciendo lo mismo no les va a importar si somos novias o no.
¿No te importa si me sigo acostando con ellas?
Mientras sea solo sexo no me importa, llevamos años haciendo eso y todo va bien, espero que no te vayas a enamorar de nadie más
Claro que no, pero si ahora vas a estar de este lado del mostrador, podías ayudarme.
Bueno sí, y así me queda más para mí, pero ahora voy a aprovechar antes que lo sepan.
Nos levantamos tarde y lo aprovechamos bien. cuando nos separamos me quedé pensando por la razón por la que los orgasmos fueron tan intensos como nunca los había sentido, solo me quedó como respuesta que fue la primera vez que no fue sexo, o por lo menos no pensamos que lo fuera, lo hicimos con amor, y eso se ve que se siente.
Esperamos al fin de semana para dar la noticia, esa noche estábamos todas reunidas, cuando Fina hizo el anuncio
Chicas, tenemos que darles una noticia, y digo tenemos porque va de mi parte y de Emily. Somos novias – se quedaron todas mirándonos extrañadas hasta que Lucero, una de las más extrovertidas preguntó.
¿Y eso qué quiere decir? ¿cambia algo? No me digas qué ella se va a acaparar todo.
Todo, todo no, pero nos tienen que dejar lugar para nosotras. – le contestó Fina
Pero si ella cuando le den el titulo se va – dijo Amparo
No, no se va, se queda viviendo conmigo, nada más que no va a estudiar, va a trabajar y me va ayudar en llevar todo esto,
Así que va a estar de ese lado, si te va a ayudar te puede ayudar en todo, nosotras agradecidas – me pareció que yo tenía algo para decir
Yo la puedo ayudar, pero vamos a organizarnos. El asunto puede ser así. Cada vez que rindan, las que tengan mejores calificaciones serán las primeras que vamos a recibir.
No, eso no vale, a la que tenga mejores calificaciones le correspondería más de una vez
Bueno quizá, hagamos así, la que rinda mejor tiene doble premio, ¿está bien?
Y con cuál de las dos nos tocaría – me alcé de hombros mirando a Fina – Bueno, pueden elegir la que quieran o con las dos.
Uy…uy, ¿con las dos? entonces a ponerse a estudiar, esto va a estar lindo – ya quedaba todo aclarado, cuando Inés, otra de las chicas volvió a protestar.
Esto no vale, tú no eres más estudiante, te tienes que ir.
Porque me voy a ir si estoy de novia con mami y voy a vivir con ella.
A sí, vas a vivir, pero de ese lado, de aquí te vas, así que te tenemos que despedir – volví a mirarme con Fina, ahora la que se alzó de hombros fue ella – bueno, pero no es justo
Es justo, te tenemos que despedir como a todas, si quieres después te damos la bienvenida
¡No! con la despedida alcanza – pensé que iba a ser para cuando terminaran, pero como yo ya había rendido, si quería pasar a dormir con Fina, me tenían que despedir.
El sábado siguiente tenían todo preparado. Al mediodía un banquete sabroso pero liviano, no querían que estuviera pesada. Querían un pavo relleno, pero a su gusto. Estuvimos toda la tarde en la pileta, y dormité un rato. Me duché para sacarme el cloro y fui a ponerme la poca ropa que dentro de poco me iban a sacar.
Había estado en varias despedidas, despidiendo, pero ahora me tocaba a mí. Fue una orgía con todas las reglas. Me usaron y las usé, claro, eran más y así me fue. Todas revisaron mis agujeros, y todas me dieron a revisar los suyos, llegué a tener cinco prendidas de mi cuerpo, la sexta no sé si estaría esperando el lugar. No sé los orgasmos que tuve ni los que hice tener, pero llegó un momento en que no había parte que no escociera, hasta los labios tenía irritados, y era lo mejor que me había quedado. Cuando me vieron a punto de desmayo, me acostaron en un sillón y siguieron despidiéndose entre ellas.
Estaba adormecida cuando siento que me alzan. Abro los ojos sin ganas, era Fina, me lleva con delicadeza hasta el yacusi. Esa es nuestra señal de que tenemos un encuentro apasionado, estoy machacada no sé si doy para eso, me acuesta en la bañera, el agua está a punto, siento las burbujas en mi cuerpo y me da una sensación de paz.
Mientras estoy así, me cepilla los dientes, no querrá encontrar tanto aliento a coños mezclados, me va pasando el gel por todo el cuerpo, me alivia mucho, me ayuda a levantarme y me envuelve en una toalla.
Me lleva hasta la cama y me acuesta boca abajo, trae unos aceites y me empieza a masajear, generalmente eso me enardece, pero ese día estoy muy jugada, me gira para arriba y veo la gula con que mira mis pechos. Todavía me duelen un poco, pero si ella quiere no me importa aguantar, me va pasando el aceite con una dulzura que me emociona, pareciera que les está dando forma, no sé cómo hace, pero mis pezones le responden y se endurecen, les da un pequeño beso los abandona y sigue descendiendo.
Llega a mi vulva y busca otra crema, me unta bien toda la raja llegando hasta mi culo (que por cierto lo necesita) la pasa bien y sigue camino a mis pies, seguramente después sube y se saca el gusto, (bastante está aguantando) me pasa bien por los tobillos y me agarra todo el pie para pasarme los dedos por la planta. Suelto un suspiro, me invade una tranquilidad que me adormece o más bien que me duerme porque no supe más.
Me desperté entre sus brazos, tenía ganas de hacer pis, me quise desamarrar, pero se despertó - ¿Qué tienes, estás mal?
No, tengo ganas de hacer pis, enseguida vengo
Espera que te llevo – me levantó y me llevó aupada. No sé qué estaba pensando porque me agarró como a las niñas pequeñas y me puso a mear de esa manera, miraba como lo hacía por arriba de mi hombro. Me cortaba un poco, pero sentía que lo hacía por cariño – siéntate en el bidet que te lavo – me lavó con toda su dulzura y me llevó de vuelta hasta la cama. Al acostarse volvió a envolverme entre sus brazos, le di un piquito y seguí durmiendo.
Cuando volví a despertarme ya no estaba, me quedé remolinando en la cama, todavía estaba cansada. No sé qué hubiese pasado si Fina me hubiese hecho el amor, sé qué hubiese aguantado, pero no lo hubiese disfrutado. Seguro qué sé dio cuenta. Es una diosa, mi diosa.
Ese día parecía que todas quedaron de cama.
Cariño, nos mudamos – me dijo de sopetón
¿Qué nos mudamos? ¿Pero a dónde?
A la suite de los reyes, que mierda son ellos más que nosotras – me levanté de apuro y le ayudé a pasar la ropa nuestra, lo demás estaba allí y mejor.
En esa habitación teníamos sillones y mesa dónde podíamos comer. Me acompañó en el almuerzo. Me había traído el ordenador y ese día no salí para nada. A la noche dormimos como dos hermanitas. Al otro día salí más despejada, las chicas seguían con sus clases, nos vimos poco. A la noche me acosté, Fina tardaba, no sé qué estaba haciendo, me quedé dormida, me desperté abrazada. Me estaba resultando extraño esa falta de interés de parte de ella. Por mí parte con la machacada que me habían dado, no andaba en falta.
Esa noche cuando me fui a acostar se quedó haciendo no sé qué. Me acosté, esperé hasta que llegó con la luz apagada procurando no dormirme. Entró despacito para no despertarme, me hice la dormida, se desnudó y se acostó a mi lado, me dio un tenue beso en los labios y soltó un suspiro.
Al oscuro con los ojos entrecerrados podía darme cuenta lo que estaba haciendo, llevó la mano a su vulva y empezó a masturbarse, arrimaba la cara contra mi brazo y se fregaba despacio para no despertarme. Gemía de las ganas. No la iba a dejar hacer eso, apoyé mi mano sobre la suya y le pregunté de golpe
¿Por qué estás haciendo eso? – pegó un salto
Es qué no aguanto más, te deseo – me contestó lagrimeando
Pero si yo estoy aquí ¿por qué no lo haces conmigo? Sabiendo cómo te deseo yo también
Pero tú debes estar saciada de sexo, quería que descansaras
Mami, eres una tonta, de sexo puedo estar saciada, pero de tu amor no me voy a saciar nunca – me volqué sobre ella. era cierto, lo nuestro no era sexo, era mucho más que eso.
La empecé a besar con calma, sentía su necesidad (después de todo, no estuvo en la despedida) no busqué nada raro, sabía lo que le gustaba, y entre besos y mordisquitos llegué a su punto de ebullición. Fui acariciándolo con la lengua, notaba como se tensaban sus músculos, por querer aguantarse, mimaba ese caminito con besos rápidos, apretaba con los labios su puntita hasta llevarla al borde del orgasmo, pero quería qué el placer le durara más. No gritaba, apenas susurraba, todas las sensaciones de su cuerpo estaban volcadas a darme el placer de sentir el placer de ella, le introduje dos dedos y parecía que me los quería masticar, era la fuerza que estaba haciendo para aguantarse
- Mi amor, mi amor, mi amor, no puedo más, soy toda tuya, toma lo que quieras de mí – y entre suspiros y gemidos se corrió deliciosamente en mi boca. Demás está decir que ella también busco su placer en el mío, y lo encontró.
Hoy hace un año desde que nos declaramos nuestro amor. Estamos en un pazo en Orense. Rosa quería inaugurar la tercera hostería de la cadena y quería que lo hiciéramos nosotras. Invitamos a todas las que habían salido de nuestro palacio. Todas profesionales independientes. Yo estoy en una de las habitaciones, Rosa me está ayudando a vestirme, es la madrina, estoy nerviosa y se ríe, me pongo más nerviosa
Ay, no te rías, si estuvieras en mi lugar ya te vería.
Ya me vas a ver, la próxima hostería la vamos inaugurar entre Amira y yo, y las madrinas van a ser ustedes – fue una noticia esperada pero linda. Nos avisaron que estaba todo preparado y allá fuimos, entramos al salón entre el corredor que nos habían dejado las chicas, en la punta estaba esperándome Josefina del brazo de Amira. La emoción me embargaba, la misma emoción que veía en los ojos de mi amor. Apenas pudimos terminar de contestar las preguntas del notario antes de abrazarnos y besarnos, los anillos tuvieron que esperar.
La fiesta fue fabulosa, nos sentimos arropadas. Allí no había nadie por compromiso. Se casaba la mami de todas y todas estaban agradecidas. Yo había sacado el premio gordo, ese agradecimiento lo reflejaban en mí.
Hace más de diez años del terremoto. Acordándome de mis primeros años, tendría que angustiarme, pero la vida me recompensó con creces. Estoy terminando esta biografía, sentada sobre mi esposa, ella dice que también es la suya, porque antes no le había pasado nada.
Me acuerdo de mi país, de tantos niños que como yo habrán quedado sin nada, de esos que para bien o para mal ya poco se puede hacer, pero por las noticias que tengo hay otros que aun sin terremoto no lo están pasando mejor.
Queremos tener niños, para que meternos en cosas raras como inseminación en vitro. Debe haber tantos necesitados de cariño. Vamos a buscar por ese lado y adoptar. Las semillas no serán nuestras, pero regándola con nuestro amor serán tan hijos como si lo fueran.
Puedo decir que mi biografía termina aquí, creo que es así, de aquí en más, es nuestro trabajo encontrar los motivos para escribir la nuestra. Amor nos sobra.
Este es el fin, espero que sea de sus agrados y gracias por leer y por los mensajes que mandan aquí y al correo. ayuda mucho