Una llamada especial
Perla y Armando saben hacerme disfrutar mucho
Hace unos meses estaba en casa de mi amiga Perla, tomábamos un café, ella me platicaba sobre un negocio que había empezado, ella estaba muy entusiasmada, ella y su esposo tuvieron algunos problemas de dinero y esperaban que con ese negocio les fuera un poco mejor, afortunadamente las cosas les estaban mejorando mucho, unos meses antes yo le había prestado dinero a Perla y ese día me pagó, me alegre mucho de que por fin las cosas le cambiaran en ese sentido.
Cuando terminó de platicarme sobre su negocio, empezamos con el tema que más nos gusta a las dos, el sexo. Teníamos que platicarnos nuestras últimas aventuras, las dos habíamos tenido muchas, lo cual es muy normal en dos putas como nosotras.
Ella me platicaba de lugares donde lo había hecho, con quien o quienes dependiendo de la vez, yo le platiqué todo lo que había hecho, desde un parque donde cogí, hasta dos ancianos que me dieron por la concha y el culo al mismo tiempo.
Con la plática, las dos nos pusimos muy calientes y aprovechamos que estábamos solas, nos fuimos directo a su cama, cogimos delicioso, ella me chupa tan rico la concha, sabe muy bien cómo usar esa lengua hermosa que tanto me gusta, le encanta como le chupo las tetas, tuvimos cada una dos orgasmos, estuvimos un rato acostadas desnudas, acariciándonos.
Después regresamos a la sala, estábamos platicando del lugar de moda, cuando sonó mi teléfono.
P –Déjame contestar.
Pe –Ahora cual de tus amantes te está hablando puta.
P -¿Por qué?, ¿estas celosa?
Pe –No, solo que me excita mucho que seas tan puta.
Contesté el teléfono, era mi tío Armando, tenía ganas de cogerme, nos pusimos de acuerdo para vernos y colgué.
Pe -¿Quién era puta?
P –Mí tío Armando.
Pe –Tu tío esta enloquecido contigo.
P –Dice que le gusta mucho como muevo las nalgas.
Pe –Sí las mueves bien rico.
Seguimos platicando un rato, hasta que llegó el momento en que me tenía que ir pues mi esposo iba a regresar a la casa temprano.
En la casa, mientras estaba platicando con Arturo, no dejaba de pensar en mi tío Armando, ese macho que tan rico me cogía, sentía como mi concha estaba muy mojada.
La mañana siguiente Arturo salió muy temprano, yo tenía que arreglarme, pues esa mañana vería a mi tío en el Monarca, tenía que verme muy puta para el macho que me tocaba esa mañana.
Me vestí toda de negro, pantalones y blusa, los pantalones eran de los más pegados que tenía, mis nalgas se veían deliciosas, las tetas con esa blusa se me veían riquísimas, muy mamables, mis tacones de aguja mejoraban mi figura y me hacían ver como toda una puta de gran nivel.
Al llegar al hotel, doña Rosa se me quedo viendo, abrió mucho los ojos y me dijo
R – Que delicia de puta estás hecha.
P –Gracias, ya sabe que me gusta arreglarme mucho para mis machos.
R –Y a quién le toca esta vez.
P –A mi tío Armando.
Me hizo una seña para que fuera atrás del mostrador, me agarro con fuerza las nalgas y me besó en la boca, doña Rosa siempre me excitaba mucho, siempre me agarraba las nalgas como pocas personas lo hacían y me besaba muy apasionadamente.
Me dio la llave, subí a la habitación, como a los 5 minutos llegó mi macho, nos besamos, me llevó a la cama y me hizo ponerme en cuatro, empezó a darme nalgadas muy fuertes.
A –Que ricas nalgas tienes.
P –¿Te gustan papi?
A –Me encanta este pedazo de culo.
P –Quiero que primero me la metas por el ano.
Me paré y me quite la ropa, él se quitó la ropa, vi su verga y sabía que por lo menos tendría un orgasmo.
A –Quiero que antes de metértela por tu delicioso culo, me la mames.
P –Claro mi amor, tu mandas.
Me agaché enfrente de él, tomé su verga y me la metí a la boca, la apretaba con mis labios, mientras le pasaba la lengua, mi tío daba pequeños gemidos.
A –Que rico me la chupas.
Me la saqué, le baje el prepucio y le chupé con suavidad la cabecita.
A –Que rico, que bien chupas puta.
P –Te diría que todos se vuelven locos con esta chupada, pero a pocos se las chupo así.
Seguí chupando, mi tío gemía y se estremecía, le di pequeños golpecitos con la lengua, yo ya estaba muy mojada al ver a mi macho tan excitado, al ver que mi lengua con suaves movimientos lograba que él solo deseara cogerme sin importarle nada más.
Me la volví a meter a la boca, la metía y la sacaba usando mis labios para darle pequeños apretones, mi saliva ya había mojado por completo la verga de mi macho, sus gemidos aumentaron, sentí como me tomó de la cabeza para hacerme hacia atrás, me sacó la verga y me dijo.
A –Espera putita, ya no voy a aguantar, y ya no me recupero como antes, dame un descanso.
Yo pensé que me iba a poder tomar su rica leche, pero por lo visto solo me la iba a dar una vez, eso se me hacía raro, pues mi tío era de los machos que se tardaba en venir y si se venía con mis chupadas me cogía otra vez y otra vez me daba su rica leche.
Mi tío se acostó en la cama, yo me acosté a su lado, platicamos un rato y él estaba teniendo problemas con su negocio, por eso no estaba al cien, pero necesitaba coger para distraerse.
Después de algunos minutos de platicar de otras cosas aparte de su negocio, todo esto con la idea de que se distrajera, le comencé a acariciar su rica verga, lo hacía con suavidad, solo con las yemas de los dedos.
P –Tío como me gusta ser tu puta, me encanta que me cojas, como me agarras las nalgas, lo rico que me la das por el culo.
A –Es que estás tan rica, tienes un hermoso culo.
P –No hay quien se resista a mis nalgas.
A –Cuando yo o cualquiera ve ese culo, no puede hacer otra cosa más que desearlo, y los muchos que te conocemos y lo puta que eres, al verlo recordamos que hemos estado en él y queremos más.
P –Debo de decirte que aunque muchos han entrado en mi concha, no todos han entrado en mi culo, con mi ano he sido más selecta.
A –Pues qué bueno que a mí sí me has dejado entrar por ahí.
P –Tú eres de los machos que más me han sacado lo puta.
A –Nada como coger contigo, haces cosas que pocas mujeres hacen.
P –Siempre me gustado disfrutar en el sexo y hay que experimentar para encontrar nuevos placeres.
Le pasé la lengua a lo largo del pene, lo hice lentamente, esto lo hice algunas veces y se le empezó a poner duro, aproveché para darle una chupada en los testículos, después traté de metérmelos a la boca, se los seguí chupando, su verga ya estaba bien parada.
P –Ahora sí, la quiero en el culo.
Me puse en cuatro, me ensalive tres dedos y poco a poco me abrí el ano, ya bien abierta y mientras mi macho se tocaba para mantener su erección, le dije
P –Ahora sí papi, dame tu rica verga en mi culo tragón.
Mi tío se puso atrás de mí, sentí como apuntó su verga hacía mi ano y de un fuerte empujón me metió poco más de la cabeza de su pene, me hice para atrás para que entrara un poco más, necesitaba estar bien llena, tenía muchas ganas de sexo anal.
P –Así papi, lléname de verga, soy tu puta.
Él dio el último empujón y su verga entró toda, poco a poco empezamos a movernos, yo sentía como mi ano apretaba aquella verga, como luchaba para volverse a cerrar, mientras mi tío se esforzaba para que mi culo no se cerrara.
Después de algunos minutos, empezamos a movernos más rápido, él debía de estar sintiendo delicioso por los gemidos que emitía, yo por mi parte ya gritaba pidiendo más.
P –Más dame más, lléname toda.
Mientras aumentaba la velocidad empezó a darme nalgadas, eso me excitó mucho más, yo comencé a moverme más rápido, por momentos quería que me llenara de leche y por momentos quería que siguiera esa rica cogida, sentía mi cuerpo muy caliente.
Quería masturbarme así que me saque su verga, le pedí que se acostara, me puse encima de él dando le la espalda, me volví a meter su verga en el culo, con la mano izquierda me apoyaba en el colchón para no caerme, con la mano derecha me empecé a masturbar, era delicioso, metía tres dedos en mi concha, sentía un enorme placer al sentir esos dos hoyos usados. Mis dedos entraban y salían, ya adentro los movía en círculos, deseaba que alguno de mis primos estuviera ahí, dándome por la concha, pero pues en ese momento solo tenía mis dedos.
Quería también acariciarme el clítoris así que me puse de cunclillas y me di unos ricos sentones mientras usaba mi mano izquierda para masturbarme metiéndome los dedos y la mano derecha para tocarme el clítoris, después de unos minutos y ya que estaba muy caliente llegué a un riquísimo orgasmo.
P –Aaaahhhh me vengo, síííííííííííííí.
Mi tío seguía penetrándome con mucha fuerza, yo cuando me recupere del orgasmo seguí dándome sentones quería ahora sí sentir como de esa verga salía con fuerza la leche caliente que me llenaría el ano, ya que mi tío había eyaculado no hace mucho, pensé que no se vendría tan rápido, así que como yo quería su leche, decidí calentarlo más con lo que tanto me gusta el lenguaje vulgar, el cual sé que excita a la mayoría.
P –Así dale verga a tu puta.
P –Vamos, no pares mi macho vergudo.
Él trataba de cogerme más rápido.
P –Vamos mi semental, no pares de cogerme.
Me tomó de la cadera y me hizo darme sentones más duros, sentí como si quisiera atravesarme con su verga.
P –Que rico coges tío, sabes cómo cogerte a tu puta.
Él estaba cada vez más caliente, sus manos acariciaban mi cadera, mis nalgas, a veces mis tetas, sentí como su verga se hinchaba más, sabía que pronto llegaría esa deliciosa explosión de semen caliente.
P –Sí mi macho, esta puta necesita tu verga.
Sus movimientos se volvieron torpes, estaba a punto de venirse.
P –Vamos mi amor, dame esa rica leche.
Sentí como mi ano fue inundado por el semen caliente que salía de aquella verga que tantas veces me había dado placer.
P –Sí lléname toda con tu leche de hombre.
Cuando terminó de venirse, me la sacó, me acosté y puse mi cabeza sobre su pecho, el me acariciaba la cabeza, me agradecía que fuera tan puta, yo le daba las gracias por cogerme, por haberme hecho tener varias orgias.
Nos vestimos, en la calle nos despedimos, yo regresé a mi casa, al entrar me llegó un mensaje de Arturo, en él me decía todo lo que me amaba, mientras lo leía sentía como el semen de mi tío empezaba a salir de mi ano.
Me metí a bañar, me cambié, me acosté sobre la cama, y estuve toda la tarde pensando en porque engañaba a mi esposo, un excelente hombre que me amaba, que me lo daba todo, pensaba en todas esas vergas que me habían cogido, como siempre me convencí a mí misma que a pesar de todo, lo mejor que hago es ser puta y eso no lo quiero cambiar, simplemente me gusta ser así.