Una Lectura Placentera en el Metro
Una amiga de Silvia le habló de un blog de relatos eróticos, que ella era visitante y lectora asídua y a Silvia le picó la curiosidad y un día mientras iba a un sitio en el metro, aprovechó para leer ese blog desde su tablet.
Una amiga de Silvia le habló de un blog de relatos eróticos, que ella era visitante y lectora asídua y a Silvia le picó la curiosidad y un día mientras iba a un sitio en el metro, aprovechó para leer ese blog desde su tablet.
Cómo no quedaban asientos libres tuvo que hacer el trayecto de píe, y escribió la dirección del blog y entró en el y le dio a un relato cualquiera y desde el primer momento se astrajo de todo lo que ocurría a su alrededor y se centró en la lectura del relato.
Desde la primera linea, Silvia se dio cuenta de que el autor sabía erotizar a cualquiera que lo leyera. Silvia ya estaba tan metida en la vivencia del relato, que su cuerpo ya empezaba a reaccionar al estimulo del relato. Debajo de su ropa, le empezaban a endurecerse sus pezones rosados y debajo de los leggins que llevaba, ya le empezaba a humedecer su sexo.
A mitad del relato notó una mano dentro de sus leggins, era la manno de un chico que estaba detrás suyo, pero a Silvia no le importaba el gesto descarado porque la lectura del relato era tan envolvente que si no fuera por la mano del chico, Silvia se volvería loca del placer sin poder aplacarlo.
El chico sabía donde tocar y a que velocidad mientras que Silvia solo era capaz de sobarse las tetas por encima de la camiseta ajustada que ella llevaba.
Cuando Silvia acabó la lectura del relato, la mano del chico ya no estaba y el chico tampoco. Silvia vio su parada recogió su tablet y se bajó del metro, cuando volvió a la realidad se dio cuenta, que en el medio de sus leggins había una gran mancha de sus fluidos vaginales, y en sus labios una sonrisa de satisfacción.