una leccion mas

Aquí la tienes. Expuesta para ti. No te la esperabas así, ¿verdad? Pues es toda tuya. ¿No te parece preciosa?... tan indefensa.

Pasa el tiempo. De pie, frente a mi, ya se ha cansado de morderse el labio, de mirar alrededor. La conozco, ¿cuánto aguantará?

Sigo leyendo, tranquilo, esperando. 10 minutos, 10 más... El silencio se rompe.

-Hmm... ¿Quieres que haga algo? -¿Hacer algo? - Levanto la vista de mi libro - Lo estabas haciendo hasta hace 10 segundos, Sara. Te he dicho que estuvieras quieta y callada. ¿Tan difícil es? -Lo siento, no se. Solo preguntaba.

-No tienes que preguntar, ni hablar sin que te lo pida. Solo quedarte ahí, quieta, y sin dar guerra. ¿Eres incapaz de algo así? ¿O te pido demasiado, como siempre? -claro que puedo hacerlo, joder. Solo preguntaba.

-Siempre a destiempo. ¿Acaso querías complacer a tu amo?. Cuando te lo exijo, me cuesta sudor hacerte obedecer, ¿y hoy tan predispuesta? -No, sabes que lo hago, por eso estoy aquí.

-¿Esa mirada en tus ojos? ¿Es de orgullo? ¿Tan segura te sientes de ti misma, niñata? Hmm... Veo que tendré que bajarte los humos, como siempre.

Ahora su mirada ha cambiado, y por fin baja la mirada. Consigo ver en sus ojos esa chispa de pequeña autosatisfacción. Un juego tan complicado... Me provocas para castigarte, solo porque quieres que te recorran esos escalofríos que te inundan siempre que sientes mi poder sobre ti. Cuando te sientes subyugada, dominada y forzada. Sin embargo, no estas aquí para que te complazcan, niñata. Sentirás mi poder sobre ti, pero no sabes cuanto te joderá tener que obedecerme. Un día de estos por fin aprenderás a no jugar con fuego.

-Lo siento, mi Amo.

-¿Lo sientes? No eres sincera. Ahora mismo no lo sientes. Pero lo harás, y no sabes como. Voy a hacerte una predicción, y te aseguro que es completamente certera. Dentro de una hora, solo una hora... estarás ahí, justo donde estás ahora mismo, de rodillas, llorando y suplicando, prometiendo cualquier cosa que te pida, zorrita. Tu corazón estará a 100 por hora, y solo querrás que te perdone, que no te castigue y sea un Amo compasivo. También te aventuro, Sara, que todos esos lamentos no lograrán nada, quiero que vayas haciéndote a la idea, que seas completamente consciente, de que cuando estés en ese estado, suplicando, y aterrada... seas consciente de que jamás se levantará el castigo. Es algo que ya ha comenzado. Hmmm... Y aún así, se que lo harás, que te arrastrarás como una perra delante de mi. no sabes como. Y entonces, realmente entonces... sentirás haberte portado así. Realmente esas palabras de Lo siento, mi Amo " serán de corazón y sinceras. Ahora no lo sientes. Ten paciencia, mi niña. Lo harás.

-Lo sie....

-Basta, Sara, ¡Silencio!

Salgo de la habitación sin decir nada dormí bien ayer... Pero es lo malo que tiene ser sumisa, mi niña. Es a ti a quien le toca pagar mi malhumor. Había algo que tenía pendiente contigo hace tiempo, pero hoy servirá para darte una lección de modales. Y de entrega.

-¿Por qué me miras así? Jajaja, Con todo lo que te dicho... y aún así, no consigues ocultar tu ansia por saber lo que ocurre, ¿verdad? Tus ganas por descubrirlo, aún estás encantada con todo esto, ¿verdad? -......

-Sara, te he hecho una pregunta, así que no me hagas repetirla. Contesta.

-Un poco...

-Mi niña, tienes tanto que aprender aún. Un día de estos dejarás de jugar, y comenzarás a tomarte esto en serio de una vez. Pero está visto que solo aprendes a base de palos. Y el de hoy hará mucho por ese aprendizaje.

-Me lo dices, ¿por favor? -Claro que te lo diré. Pero no porque me lo pidas, sino porque voy a disfrutar mucho contigo en cuanto lo sepas, putita. He salido a hacer una llamada.

¿Hace falta que diga mas? ¿Que diga menos? ¿Eso ha sido un ligero temblor o aún tardará un poquito más?... En unos momentos, la discusión, los nervios, y el juego con mi pequeña putita. Ya queda menos para que se cumpla la hora. Hoy vas a pasarlo muy mal, Sara.

-¿A quien has llamado? -He llamado a un amigo. Es un Amo que conozco hace tiempo y con el que hablo mucho. Hablamos mucho sobre ti, y siempre terminamos discutiendo. Pero eso es bueno, el intercambio de pareceres es enriquecedor. ...El problema es que no te conoce, Sara. No sabe lo rebelde que puedes llegar a ser. Nunca consigo trasmitir realmente como eres. Es difícil eso, ¿verdad? -Supongo que si.

-... ¿Y como podríamos arreglar eso, Sara? -¿Le has llamado para que venga, verdad? -¿Acaso lo dudas? Claro que le he llamado, vive cerca. Quizás por eso me acerqué más a él, sabiendo que es mucho más disponible que otros. Le he dicho que mi putita ha vuelto a liarla, y que tengo que castigarla.

La situación va avanzando y está colocándose cada vez más en ese punto insostenible de no retorno. De abismo. Si no ha llegado ya es simplemente por el echo de que aún no eres capaz de decirte a ti misma que lo voy a hacer.

-Bueno, otras veces hemos conocido a Amos. ¿Saldremos? -... ¿porqué te cuesta tanto? Creo que eres consciente de que no saldrás hoy. Tienes visita, putita. ¿No te lo he dicho bien claro? -No ha venido a hablar de Amos y esclavas. Viene a usarte, Sara. A usar a mi esclava. Tenía ganas de hacerlo hace tiempo, esperaba a que estuvieras preparada, pero me he aburrido de esperar. Pasarás por esto hoy.

¿Ahora si que no sabes que decir? Creo que es la primera vez que te dejo sin palabras, mi niña. ¿EL momento de la suplica y el llanto se acercan? -Ni de coña, no puedes pedirme eso.

-No te lo estoy pidiendo.

-Bueno, me da igual, no pienso hacerlo.

Me incorporo y me pongo de pie, delante de ella. Le doy un bofetón que casi le tira al suelo. Me pica la mano. Las lágrimas aparecen por fin, con la comprensión por fin de todo. De que realmente estoy dispuesto a ello. De que ocurrirá. Ya no es una fantasía para ella, ni una amenaza, su juego se ha convertido en algo que ya no le gusta nada.

-Me voy, no me puedes obligar a hacerlo. - Dice con su mano cubriendo su cara, empapada por las lágrimas.

Agarro su mano y la llevo a su espalda. Cojo su otra muñeca y fácilmente le coloco unas esposas mientras ella forcejea, ha perdido tanto los papeles que se retuerce y lucha como nunca. Pero me gusta.

-Suéltame, joderrrr!!!!

Mírala, ahí, retorcida en el suelo, atada sin poder levantarse apenas. Me quedaría un rato más viéndote, pero tengo un poco de prisa. ¿Seguiremos luchando un poquito mas? Debes reparar en que por mucho que lo hagas, no podras evitarlo, ya no. Ya no grita ni pelea, sabe que no sirve de nada. Ahora su estrategia es la obvia en este momento. La súplica.

-Por favor, Amo. No me hagas pasar por esto. En serio, no quiero hacerlo.

-¿Recuerdas hace una hora? No escuchas... Ya te avisé que estarías justo ahí, diciendo exactamente lo que estás diciendo en este instante. Ahora ayúdame si no quieres que coja la vara y empiece a calentarte el culo. ¿Qué más dije?

Duda entre callarse o no, pero decide que hablo bastante en serio. Chica lista.

-Dijiste que por más que suplicara... no me harías caso, ni te ablandarías.

-Aja... pero seguirás haciéndolo mi niña. ¿Verdad? -Por favorrrr... uggggg....

La mordaza pone fin a sus súplicas. Ahora solo miro sus ojos. Parece mentira lo expresiva que puede ser una mirada, cuando solo la tienes a ella. Me mira, fijamente, intentando trasmitir en esa mirada todos sus deseos. Me relajo en el sofá, sonriendo para dentro. Lo último ya. La última humillación. Y la harás tu solita. Alargo la mano y acaricio su pelo, con suavidad, despacio, mientras la hablo entre susurros.

-Aún tienes una oportunidad...

Me mira anhelante.

-Mueve esa cabeza. Si dices que no con ella, te quitaré las esposas, te liberaré, y dejaré que te marches. No hace nada, sabe que falta algo. Lo obvio.

-Por supuesto, sabes que si lo haces... jamás volverás. Esto es un juego de una única dirección, y hoy no te permitiré echarte atrás sin consecuencias. Es una decisión difícil, y con un tiempo limitado. Terminará justo cuando suene el timbre. Tienes para pensarlo un minuto, o media hora, ¿quien sabe?

Ring.... El timbre. Aún no te has movido. Cobarde... No te atreves a vivir sin mi, zorrita. Tu oportunidad pasó. Tu corazón se acelera. Mucho. Vendo tus ojos y salgo. Pasa un rato, ¿un largo tiempo? ¿Corto? Mides el tiempo en latidos, y pierdes la cuenta. Tu respiración agitada. Escudriñando cualquier sonido, esperando, y a la vez, deseando que nada cambie en esa habitación. Pasos... la puerta se abre. Bufff... Dios... pasos a tu alrededor. Un ruido metálico, una cremallera. Que alguien diga algo, por favor. Todo tu cuerpo alerta. Ruidos, ¿sacan algo de una bolsa? Joder, que piensan hacer. Un roce en mi espalda, su mano, me acaricia. Mi Amo, la dulce sensación de su protección junto a mi. El silencio se rompe.

-Aquí la tienes. Expuesta para ti. No te la esperabas así, ¿verdad? Pues es toda tuya. ¿No te parece preciosa? Mi mujer con cuerpecito de niña aún... tan indefensa.

-Si, preciosa... Estoy deseando jugar con ella.

Otra voz, otra voz, otra voz....

-A partir de este momento, esta niñita es tu puta. Haz lo que quieras con ella, sabes que tienes carta blanca. Buff, ¿piensas usar eso? Bien, bien,... Verás que delicia romper su pequeño culito...

-Adiós Sara. Yo me voy, supongo que os apetecerá quedaros solitos y tener intimidad.

Noo, ¿como que te vas? No me dejes sola con él. Lo siento, lo siento. Por favor...

-Te quedas sola, mi pequeña. Espero que disfrute mucho contigo. Es algo ya inevitable. Estás en sus manos, en las manos de un desconocido. Vendida, mi niña. ¿Recuerdas aquel "lo siento"?. Si te quitara la mordaza ahora mismo, lo dirías más sinceramente de lo que jamás hayas dicho nada en tu vida.

-Pero no te la quitaré, al menos yo, niña. El quizás lo haga, seguro que te tocará usar esa lengua inquieta. Adiós