Una larga historia (2)

Continua la historia de Diana y Eduardo.

Después de la primera vez que estuve con Eduardo y Diana, pasaron como dos semanas; era sábado, me levante tarde cuando sonó el teléfono; era Eduardo, después de saludarnos me dijo:

¿cómo andas de tiempo, Carlos ? –

¿cómo para que ? – pregunte a mi vez, en broma

pues como para vernos esta noche, ¿ te parece ?-

claro que si Eduardo, ¿ a que hora te parece bien ?-

¿ a las 8 esta bien?- me consulto

me parece muy bien, ahí estaré –

bueno, entonces hasta la noche –

Nos despedimos y me puse a terminar algunas cosas que tenia pendientes de mi trabajo.

A las 8 de la noche timbraba en la casa de Eduardo y Diana. Eduardo mismo abrió la puerta.

Pásale, estas en tu casa – me invito Eduardo

Gracia amigo mío, les traje un regalito – y le entregue una botella de whisky, que sabia que les gustaba.

Gracias Carlos, que buen detalle – tomo la botella y la puso en la mesa.

Ahora viene Diana, pero siéntate, ¿ te sirvo algo de tomar ?-

Si, gracias, lo mismo que estas tomando, por favor, Eduardo –

Me sirvió escocés con hielo y me dijo:

Salud, Carlos –

Salud – conteste y tomamos de nuestros vasos, luego platicamos de los sucesos del

momento, y en ese instante entro Diana, vestía una minifalda azul y un top blanco, con zapatillas del mismo color; se acerco a mi y me dio un beso.

¿ como estas, Carlitos ? –

muy bien, gracias muñeca, a ti ni te pregunto, porque es obvio que estas muy bien – le

dije con toda la intención del mundo.

que amable, gracias –

es un placer, Dianita –

bueno, ¿ que están tomando ? –

whisky – dijo Eduardo - ¿ quieres uno ?-

si, por favor, con agua – pidió Diana.

Nos sentamos mientras Eduardo preparaba la bebida, Diana me tomo la mano y me dijo:

  • ¿ como te la pasaste la ultima vez que viniste ? -

de lo mejor, son una maravilla de pareja –

pues ahora será mejor, te tenemos una sorpresa –

¿ de verdad ?, pues muchas gracias, que amables- le conteste

Eduardo se acerco y le tendió el vaso a Diana, seguimos platicando y después de la tercera

copa dijo Eduardo:

pues ahora será una noche de película, así que acompáñanos- los seguí a su recamara, donde tenían el televisor y Eduardo puso una película; en donde se veía a una pareja haciendo el amor; una rubia de grandes tetas y un negro con un miembro tremendo; la rubia se levantaba y se ponía un consolador con un arnés, como si ella tuviera pene; le ordenaba al negro ponerse en cuatro y le lubricaba el ojo del culo, luego le metía el consolador lentamente.

Diana se volteo hacia mi y mordiéndome la oreja me dijo:

¿ te gusta lo que ves ? –

claro, la rubia esta tremenda – le dije

Diana se rió y me dijo:

no me refería a eso, si no a lo que están haciendo –

pues no lo se, nunca me han penetrado- y reí

pero..¿ te gustaría probar ? – pregunto con una mirada llena de lujuria; titubeando

conteste:

pues no se...tal vez.; aunque se me antoja probarlo, total ¿ que ?; las mujeres no dejan de gustarme, y le di un beso al que correspondió hundiendo su lengua y acariciándome la pinga con suavidad.

Tome su mano y a frote con ansiedad sobre mi verga.

oye, estas bien duro – me dijo

así me tienes, muñeca – le dije – se me va a reventar el pantalón

Diana sonrió y sacando la lengua dijo:

no desesperes que ahora te atiendo – dirigiéndose a mi pija

Eduardo como siempre se acomodo en su sillón, entre trago y trago se saco la pinga y

empezó a sóbrasela.

Diana se paro frente a mi y se quito el top, dejando libres sus hermosos pechos, que sin mayor tardanza empecé a sobar, pellizcando sus ricos pezones que estaban duros y parados.

Diana dejo escapar un suspiro y gimió:

ahhh...que rico siento....sigue apretando cariño...sóbamelos así.... que rico lo

haces...chúpamelos bien- me pidió

mientras chupaba sus tetas, baje mis manos por sus nalgas; metiéndolas bajos la falda, donde encontré una tanga pequeña metida en medio de sus nalgas. Sobe su coño por encima de la tanga ésta estaba húmeda; de un jalón saque la tanga de sus piernas y abrí sus pétalos con suavidad.

  • siiiii amor...méteme los dedos......bien adentro.....así amorrrrrr......masssssss....MAAAAASSS -

y movía sus caderas mientras metía los dedos en la pucha caliente.

Diana se separo y me dijo:

-espera, por aquí tengo un juguetito para que lo probemos; abrió un cajón y saco un consolador negro, con la forma de una verga, muy bien hecho, lo tomo entre las manos y se lo llevo a la boca, chupándolo , ensalivándolo.

Se acerco y me pidió:

metémelo todo, corazón, por favor –

tome el consolador y se lo pase varias veces por el coño; le levante una pierna colocándola sobre la cama y empecé a meter el consolador, girándolo, hundiéndolo despacio, luego empecé a bombearla con el , mientras volvía a chupar sus pezones.

  • dale amor.....dale, cojéeme toda....quiero sentirlo hasta el fondo....mas amorrr....mas.....como lo estoy gozando....ahhhhhh!!!!!!! –

decía, moviendo sus caderas desenfrenadamente, buscando llegar al orgasmo, hasta que exploto:

  • me vengo....me vengo corazón...no pares....dale fuerte...muérdeme las tetas...asi...asiiiii....que me vengo...yaaaa!!!!! –

y se dejo caer en la cama, acariciándose la pucha y mordiéndose los labios.

Eduardo se acerco a nosotros, se masturbaba como un loco; sus ojos lascivos y la sonriente boca me decían que estaba a punto de explotar, pero no. Se acerco a Diana y le puso la pinga en la boca mientras el le empezó a chupar la pucha; Diana respondió al estimulo de la lengua de Eduardo metiéndose la verga de su marido, chupándola y apretándole los huevos; el mamaba toda la pucha, lamiéndole el clítoris y mordiéndole los labios, mientras hundía un dedo en la vágina.

Diana se saco la pinga y con vos libidinosa le dijo a Eduardo:

¿ corazón, me dejas metértelo ?- Eduardo contesto jadeante:

si amor, hazme lo que quieras, pero yaaaaa! –

Diana tomo el consolador y lo empezó a chupar, luego le mamo el culo a Eduardo; metía la lengua mientras le abría la nalgas; llenándolo de saliva; hundió un dedo, moviéndolo en círculos, metió un dedo mas, volvió a chupar el culo, metiéndole la lengua y coloco la punta del consolador en el culo de Eduardo...y empezó a empujar. Eduardo dio un reparo, pero luego volvió a chupar el coño de Diana, la cabeza del falo había entrado y Diana le daba vueltas mientras chupaba, dejando el culo de Eduardo lleno de saliva; el consolador se iba hundiendo lentamente.

Eduardo dejo de chupar y con voz entrecortada pidió:

ya muñeca....mételo todo.....cojéeme bien fuerte...párteme el culo.....me gusta tanto amor....- Diana le contesto:

si corazón, te estoy metiendo la verga....te quiero romper el culo....tan sabroso que lo tienes...gózalo, putita....gozaloooo!!!!-

Eduardo jadeaba, fuera de si; Diana se salió debajo de el y se puso un arnés en las caderas, luego atoro el consolador que tenia adentro Eduardo y se lo cogió.

¿ te gusta putita, como te lo meto hasta los huevos? ...así te quería tener....bien ensartado.....

¿ la sientes, putita? –

Eduardo solo gemía, luego volteo hacia mi y me dijo:

¿ me dejas chuparte la verga, carlitos? –

Me acerque con la verga dura y se la puse en la boca; que manera de chupar, lamía el tronco y luego se la metía hasta los huevos y así repetía la operación, de pronto sentí su mano en las nalgas, diciéndome:

que buenas nalgas tienes –

si, ¿ verdad ? – le dije – pero sigue mamando, que lo haces muy rico.....agghhh...que maravilla –

Acerco uno de sus dedos a mi culo; luego lo chupo, lo lleno de saliva y me lo metió en el culo; la sensación fue intensa, mientras me metía el dedo, me mordía los huevos; Diana no paraba de cogérselo, hasta que se vino:

me vengo.....me vengo......métemela mas fuerte....destrózame, amor.....todo...mételo....así....asiiiiii......yaaaaa...me vengo....dame tu leche, Carlos...córrete en mi boca.....aggggghh....-

y con el dedo en el culo y la mamada de Eduardo, me vine en su boca, tomándolo de la cabeza lo apretaba y me vaciaba; Eduardo se trago toda la leche, mientras Diana lo masturbaba y continuaba cogiéndoselo.

Diana le saca la verga y se deja caer de espaldas en la cama; Eduardo cayo de bruces y yo quede a un lado cansado y sudoroso.

Después de descansar por unos minutos; Diana se levanto y fue por unos tragos, cuando regreso le dije:

con ese arnés te ves muy cachonda-

gracias Carlos...yo también me siento como una puta – y sonrió.

Eduardo me dijo:

espero que te halla gustado lo que hicimos –

si Eduardo, me gusto mucho – conteste; Diana me dijo:

bueno, como te gusto tanto, ahora te vamos a coger a ti, y por los dos lados, ¿ te gustaría ? –

no lo se...pero hagámoslo –

Realmente no sabia que iban a hacer conmigo, pero me sentí excitado cuando Diana se quito el arnés y me beso el cuello, aplicando ligeras mordidas, bajando por mi pecho, retorciendo una de mis tetillas, mientras mordía la otra; era un dolor delicioso, sus manos rasguñaban mis muslos y mis caderas; de pronto una se sus manos me apretó los huevos; sabia donde y como apretar, despertando una serie de sensaciones que iban desde el placer al dolor y viceversa.

ahhhhh.....eso se siente rico, muñeca – alcance a decir

¿ te gusta, cabrón ? – me dijo y volvió a apretar

ahhhhh...- exclame

en ese momento Eduardo me metió la verga en la boca; casi no podía respirar, pero logre controlar la penetración y empecé a chuparla, tratando de comérmela toda, era una delicia; la piel tan suave del glande y el tronco duro y grueso.

Cada vez que Diana me mordía, o que me apretaba los huevos, yo hacia lo mismo con Eduardo, era una deliciosa cadena de sensaciones.

Eduardo saco la verga de mi boca y Diana se recostó, abriendo las piernas para que le mamara el coño; se abría los labios con sus dedos, rozando la pepita y me dijo:

ven cabrocinto, mámame la conchita –

y sin mayor preámbulo, incruste la lengua en su coñito; chupándole los labios y mordiendo el clítoris.

ahhhhh, que rico me lo haces, papito....masss....mas fuerte....muérdelo....comételo todo....sácame la leche....chúpame la vida....ahhhhh....- gemía Diana.

Eduardo se pajeaba mientras le mamaba la pucha a su mujer y le acariciaba las tetas; hasta que Diana se vino en medio de dos o tres espasmos, quedando desmadejada.

Eduardo me pregunto:

¿ estas cansado ? –

no, para nada, ¿ porque ?- pregunte

pues hagamos un 69, ¿ te parece? –

claro, hagámoslo – conteste

pero ahora no fue directamente a mi verga, ahora fue a mi boca, besándome intensamente, sentí su lengua buscando la mía y se la chupe; era una sensación diferente; mas fuerte, no sabría expresarlo, pero era agradable; mientras me apretaba las nalgas; sentía su verga golpear la mía, el calor de su verga dura, rozándome el vientre, pasándomela por el estomago, rozándome las tetillas, hasta ponerla en mis labios, mientras el se iba acostando de espaldas; luego me fui volteando para poner mi verga en su boca; mientras acariciaba sus bolas, me saque la verga para comerle los huevos, los mordía, los jugaba dentro de mi boca, sin dejar de pajearlo.

Diana se acerco por la espalda; me mordía y me apretaba las nalgas, de pronto me puso crema en el culo, metiendo una buena porción y con ella, metió dos dedos dentro.

Eduardo me chupaba maravillosamente y deje escapar un gemido. Diana continuo metiendo los dedos, cada vez mas profundo, los sacaba y los volvía a meter, me estaba cogiendo con los dedos; estaba a punto de venirme, entonces Eduardo se levanto, Diana se acostó boca arriba y agarrándome de la verga, se la puso en la pucha:

cojéeme papacito....métemela toda – me ordeno, y se la deje ir hasta los huevos.

Que caliente esta tu puchita, corazón y como me aprietas – le dije

Si amor, métemela...cojéme duro...la quiero toda adentro –

Y no pude negarme se la metía lo mas profundo posible, entre jadeos y palabrotas que me ponian mas caliente.

Eduardo acaricio mi espalda y también hizo lo que me había hecho Diana; me puso crema en el ojete y me metió uno de sus dedos; luego otro, creía que me estaba partiendo; los metía y los sacaba, luego los saco y puso mas crema; pero ahora ya no eran sus dedos, ¡ era su verga ¡.

Sentí dolor, sentí que me partía en dos, pero sabia hacerlo bien y poco a poco me la fue clavando, hasta que sentí sus huevos golpear mis huevos.

Nos quedamos quietos los tres durante un momento, acariciándonos, besándonos, lentamente Eduardo me empezó a coger, metiéndome y sacándome la verga muy lento al principio, hasta que empecé a gozarlo:

ahhh que rico se siente Eduardo.....así papacito.....la siento que me parte....pero es una delicia.....mas rápido, mi rey...-

¿ te gusta, putito ? – pregunto

siiii, cogeme bien.....asiiii......asii....ahhhhh...

a mi vez sentía la verga crecerme como nunca, metiéndosela a Diana; ella se movía de abajo hacia arriba, muy suave.

Ándale amor, méteme la tranca...cógeme toda....hasta el fondo – me pedía

Era un mundo de sensaciones, estábamos al borde del paroxismo.

que apretadito tienes el culito, papacito – me dijo Eduardo - ¿ te gusta como te la meto ?-

si mi rey, la tienes gorda y grande....la siento en la garganta....métemela mas rápido –

el movimiento de los tres era ritmico, acompasado, hasta que les dije:

ya....me vengo....yaaaaa....por favor.....me vengo.....correte Eduardo....quiero sentirte....ahora....yaaaaaa!!!!-

me corrí sintiendo la leche caliente de Eduardo en los intestinos, al mismo tiempo que soltaba mi leche en la puchita de Diana. Lentamente deshicimos el nudo en el que estábamos, quedando desparramados sobre la cama.

Pero aun faltaba mas.