Una jefa perversa (4)

Raquel decide que es hora de dar un paso más en su relación con erick y sin que éste lo sepa seduce y se acuesta con su bella esposa, iniciándole en el excitante placer de lesbos.

Una Jefa Perversa IV

Raquel decide que es hora de dar un paso más en su relación con Erick y sin que éste lo sepa seduce y se acuesta con su bella esposa, iniciándole en el excitante placer de lesbos.

Cuando Raquel conoce lo que ha hecho su hombre se da cuanta de que es el momento de pasar a una nueva etapa de su plan... es el turno de gozar del cuerpo de Paloma, la mujer de Erick. Raquel ya ha conseguido que Erick se convierta en un depravado que haría cualquier cosa por disfrutar del sexo y ahora quiere hacer lo mismo con su mujer. Paloma es una preciosidad de 36 años, alta, delgada, labios carnosos y pelo moreno no muy largo. Según le ha comentado Erick en más de una ocasión, tiene los pechos operados y el sexo rasurado a no ser por una pequeña tira de pelo que tiene encima de su raja. Para conseguir su propósito Raquel ha contratado a un hombre para que, en el aparcamiento del trabajo de Paloma, la intente violar. En ese momento llegará ella, le asustará y consolará a Paloma, todo esto sin que Erick sepa nada.

Era Lunes por la tarde. Paloma había salido antes del trabajo, no había nadie en el parking. Llevaba un vestido de tirantes finos con bastante escote. Cuando Paloma se agachó para abrir la puerta de su coche una mano le tapó la boca desde atrás, mientras otra le subía la falda. Ella, asustada intentaba zafarse pero el hombre era demasiado fuerte. La tumbó boca abajo en el capó del coche y le arrancó las bragas. Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Paloma al darse cuenta que iba a ser violada... en ese momento Raquel entró en escena.

-Cabrón, ¿que haces?. Hijo de puta para.- Gritó Raquel mientras se acercaba al hombre.

El violador, tal y como lo tenían planeado salió corriendo dejando a las dos mujeres solas. Cuando Raquel llegó al coche de Paloma, ésta aun sollozaba y su cuerpo temblaba de pánico. Raquel la intentó consolar, se preocupó por ella y después de unos minutos la convenció para que fuera a su casa, que estaba al lado, y allí se tranquilizaría del todo.

Una vez en casa de Raquel, acomodó a Paloma en el sofá y después de estar hablando un buen rato con ella se ofreció a prepararle unas hierbas tranquilizantes. Mientras estaba en la cocina calentando el agua, Raquel pensó que lo que le iba a hacer a esa pobre mujer era una putada. Se le veía una buena persona, pero era tan hermosa que no podía esperar el momento de besar sus labios.

Al poco tiempo volvió al salón y le ofreció la taza con las hierbas a la mujer de Erick. La verdad es que lo que se iba a tomar no eran unas hierbas tranquilizantes, sino unas raíces que hervidas tenían la propiedad de excitar al que las tomara. Después de beberse la infusión uno empezaba a sentir un calor muy agradable por todo el cuerpo, se te olvidaban todas las preocupaciones y sólo buscabas un momento de placer intenso. Además, cualquier roce, cualquier caricia, eran capaces de excitarte como antes nunca lo habías estado.

Efectivamente, al poco de terminarse la taza, Paloma empezó a sentirse mejor y a decir que tenía un poco de calor. Raquel se puso a su espalda y comenzó a practicarle un suave masaje en los hombros. Sus manos acariciaban la suave piel de Paloma haciendo pequeños círculos. Así estuvo un buen rato hasta que observó que la mujer de Erick estaba empezando a sentirse excitada, ya que sus piernas se abrían y cerraban sin parar. Cuando Raquel vio que ya estaba a punto, deslizó sus manos por debajo de los tirantes del sugerente vestido de Paloma, haciendo que resbalaran por su cuerpo y dejando sus pechos al aire. Tenía unas tetas magnificas, grandes redondas y firmes. El cirujano había hecho un gran trabajo. Raquel continuó acariciando ese bello cuerpo, llevando sus manos hasta esos deliciosos pechos que acababa de descubrir… sin que Paloma dijera una sola palabra... la tenía a su entera disposición.

Raquel hizo que su nueva amiga se pusiera de pies y dejara caer su vestido al suelo. Era una auténtica belleza. Le puso una mano en un pecho, acercó su boca a sus labios y mientras la acariciaba empezó a besarla. Paloma se dejó llevar y al instante correspondió a sus besos y caricias fundiéndose las dos hembras en un apasionado morreo. Raquel desabrocha su blusa, saca sus pechos al aire, sus pezones son como misiles, tumba a Paloma en la alfombra, le separa un poco las piernas, ahora toda la raja de su culo está a su vista. Su ano se abre como un pozo de placeres y puede ver el nacimiento de su coño, lo tiene muy poco poblado, incluso piensa que se lo ha depilado hace no mucho. Se coge un pecho con ambas manos y lo pasea por la raja del culo, desde la espalda, por todo su ano, su pezón llega incluso a insertarse en su ano, Raquel nota un calor extremo en la punta de su pecho, lo baja más. Ahora lo pasea por el borde del coño de Paloma, lo mete un poco, sólo lo que le permiten sus enormes tetas en aquel reducido lugar.

Paloma abre más las piernas para facilitarle las cosas a esa rubia tan caliente que primero le pasea un pecho por su coño y luego el otro, ella sigue allí agachada, se sujeta al estante para no caer de tanta excitación, sus suspiros de placer se han transformado ya en gemidos, casi pequeños gritos, sus redondos pechos caen delante de Raquel, ella se los toca con una de sus manos. Son como imanes para la rubia que abandona el coño de su amiga, sus manos tocan aquellos pechos, está debajo de ella, chupa sus tetas, quedan completamente mojadas, ahora sus pezones brillan entre el sudor y la saliva, Raquel se toca los suyos y ve que están completamente mojados del coño de Paloma, ella está también excitadísima, no hay más que verlo en su cara.

Raquel se tumba en el suelo, la llama, ella se incorpora, el espectáculo es maravilloso, sus dos senos se bambolean en el aire, sus pezones son grandes y rosados. Paloma se deja caer encima de Raquel, sus pechos chocan como colosos, son como gelatinas que luchan por penetrar la una en la otra, se los frotan mientras unen sus bocas. Las manos de Raquel aprietan el culo de Paloma, lo masajean, sus dedos están magnetizados por su ano, al final lo encuentran, uno de ellos se introduce en él como un explorador en lo desconocido, nota como su lengua vibra un poco dentro de su boca, está más caliente y húmeda ahora.

Así están un buen rato, el jugueteo de sus pechos no tiene nombre, ese espectáculo haría correrse al hombre más frío del mundo. Su dedo ha seguido explorando el ano de Paloma, cada vez más adentro, ella ha tenido que sacar su lengua de la boca de su amiga un par de veces para levantar la cabeza de placer y romper en un par de gritos de lujuria.

La mujer de Erick ahora se desliza por el cuerpo de Raquel, sus manos recorren sus pechos, su boca mordisquea sus pezones, su lengua corre por su vientre, Raquel nota una corriente que le hace estirar la espalda mientras que Paloma con su lengua juguetea en su vientre y su ombligo, sus manos están intentando quitar esos vaqueros tan estrechos que lleva la rubia, al final, operan con diligencia, pantalones y tanga fuera, su coño queda liberado, sus piernas se abren para que el sexo quede a su alcance, Raquel está más que mojada y así recibe la lengua de Paloma. La verdad es que aquella mujer es toda una experta, sus dedos llegan rápida y diligentemente al centro del placer, su clítoris es atrapado por dos de sus dedos, estira un poco de él, siente un poco de dolor, pero éste se transforma en un derrame de jugos cuando su lengua lo alcanza, nota sus labios, se corre en su boca, ella chupa todo alrededor, ahora sus dedos abren los labios de su vagina, su lengua se introduce dentro. Parece que Raquel no va a parar de correrse nunca, piensa que se va a quedar seca, nota un dedo en los bordes de su vagina que se desliza de arriba hacia abajo, cada vez más adentro, es como un péndulo del placer. Ya no resiste más, sus jugos siguen saliendo en cataratas, se incorpora, coge la cabeza de Paloma y la aprieta más contra su coño. El dedo de Paloma se hunde más profundamente, los nervios de Raquel se disparan, está casi al borde de la histeria, piensa que sus gritos podrían oírse en el piso de arriba, tal es su desenfreno, coge la primera prenda que sus manos alcanzan del estante y se la lleva a la boca, la aprieta entre sus dientes, ahora puede gritar con más fuerza y violencia ya que el sonido queda amortiguado, se balancea y contonea al unísono de su dedo… y alcanza el mayor orgasmo que jamás hubiera pensado.

Al final Paloma se pone de rodillas delante de Raquel, la contempla allí tumbada, su sonrisa es casi malévola, le está pasando el turno. Raquel no sabe casi que hacer, está fuera de si. Se tumba sobre Paloma, su lengua se hunde en su boca, su mano busca su coño, tan húmedo como el de Raquel, lo recorre entero, sus dedos lo parten en dos, penetran dentro. Entonces ve encima de un estante el teléfono, es un modelo antiguo de estos grises, se arrodilla, arranca el teléfono del cable. Primero lo pasea por su húmedo coñito, los agujeros del auricular se enredan a veces con su corto bello, Paloma gime de placer cada vez más fuerte. Raquel pone el micrófono frente a sus labios, los de su vagina, estos parecen casi moverse, reclaman más placer, ahora ya apunta directamente a su coño, y se lo va metiendo todo de golpe, hasta la mitad. Raquel lo sostiene del auricular. El micrófono y casi la mitad del mango están en su coño, ella se retuerce y grita de lujuria, sus pechos se mueven como mundos. Raquel se acerca a Paloma, sus piernas en mitad de las de ella, poco a poco, introduce la otra mitad del teléfono en su coño, poco a poco hasta que sus sexos se rozan entre sí. Están en una auténtica comunicación de placer, es una llamada al centro de la lujuria. Se contonean como bestias, sus coños están pegados, apenas se podría adivinar que están unidas por ese vínculo de placer, jadean, sudan como animales, se chupan los pechos mutuamente, entonces se vuelven a correr, es como una llamada intra-vaginal. Una vez que el placer ha caído, salen del teléfono, sus bocas lo chupan con gozo y se vuelven a encontrar sus lenguas, sus miradas se cruzan. Las dos mujeres se tumban en la alfombra y sin decirse nada se abrazan quedando en esa posición durante unos minutos... al final Paloma besa a su nueva amiga y le confiesa que está casada y que nunca antes había hecho el amor con otra mujer, pero que ha sido la experiencia más maravillosa de toda su vida. Raquel, simplemente le acaricia suavemente un pecho y la besa apasionadamente haciendo que sus húmedas y viciosas lenguas jueguen lascivamente en el interior de sus bocas.

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Erick-66@hotmail.com

En los siguientes relatos podré introducir las variantes que me indiquéis.