Una jefa perversa (2)
Raquel utiliza a su empleado para que la ayude a follarse a una cliente que no le paga.
Una Jefa Perversa II
Raquel utiliza a su empleado para que la ayude a follarse a una cliente que no le paga.
Después de esta experiencia Iván no sintió ningún remordimiento por su mujer y su hija. Había disfrutado como nunca y aunque amaba a Paloma, el sexo con Raquel era como la mejor de las drogas.
Los siguientes días siguieron en la misma tónica. En cuanto tenían un momento libre se enzarzaban en un tremendo combate sexual en el que, a pesar de su juventud, Raquel enseñó muchas y divertidas variantes a su nuevo amante. Ella estaba encantada, había descubierto una joya... un hombre que además de tener un buen cuerpo le hacia el amor como nadie y la llevaba a limites insospechados.
Un día Raquel decidió que era la hora de dar un nuevo paso. Le explicó a Iván que había una cliente que no le había pagado unos escritos y que por la tarde iría a su casa... seguramente seguiría sin poder pagarle y como compensación no le quedaría otro remedio que ofrecer su cuerpo. El nombre de la incauta era Cristina. Iván con la excitación no pudo concentrarse en toda la mañana. Por fin llego la hora convenida y a las 20 h. estaba como un clavo en la casa de Raquel.
A los pocos minutos llegó Cristina. Tendría unos 20 años, era una chica rubia, con el pelo liso peinado en una media melena, ojos azules, medía alrededor 1,65 m. era bastante delgadita con un culito respingón y con unos pechos abundantes y redondos. La verdad es que era una preciosidad de niña. Vestía para la ocasión una camiseta ceñida azul celeste y una minifalda negra.
-¿Traes el dinero ?- Le pregunto Raquel.
-Lo siento, pero es que ahora no puedo pagarte. En cuanto pueda te daré todo lo que te debo.
-Eso no me vale. Si no me pagas en dinero me tendrás que pagar con otra cosa- Los ojos de Cristina se empezaron a llenar de lagrimas. Entendía perfectamente a lo que Raquel se refería. -Si no haces todo lo que este hombre te ordene, conseguiré que te metan en la cárcel y que te violen todos los guardianes de la prisión.
Había llegado el turno de Iván. Iba a poder llevar a cabo la fantasía de cualquier hombre, tener dos mujeres a su disposición.
En primer lugar le ordenó a Cristina que se comportara como una buena invitada y que fuera sumisa y obediente con ellos. Al momento Raquel la empezó a tocar, acariciándole suavemente y agarrándole los senos, apretándolos luego paseando su lengua por su cara mientras Cristina intentaba mantener la compostura, aunque una lagrima resbala por su mejilla.
Raquel se arrodilla y se mete debajo de la minifalda de la joven, le baja el tanga y comienza a comerle el coño. Disfruta como una posesa, sus dedos recorren su sexo para luego alcanzar su ano. Cristina enrojece de vergüenza y de ira, pero también parece algo excitada, está disfrutando.
Iván le indica con una seña que pase a una fase más fuerte. Raquel se pone detrás de la asustada joven y le arranca la camiseta, pero de tal manera que las mangas le enganchen los brazos a la espalda, y así le hace un nudo con ellos para inmovilizarla. Cristina tiene miedo. Es empujada y cae de rodillas delante de Iván que la coge de la cabeza y le enseña su, para esos momentos, enorme polla.
-"Chúpamela, chúpamela como la puta que eres!!", y se la mete en la boca, ella casi se ahoga. Mientras intenta chupar la polla que entra y sale de su boca, Raquel le levanta la falda, separa un poco sus piernas y le mete un enorme consolador que tenía preparado para tal evento. Cristina intenta gritar, pero la enorme polla se lo impide, mientras que sigue chupándosela a Iván, y con ese pedazo de consolador medio empalándola, Raquel aprovecha para desnudarse, se pone uno de esos cinturones-rabos-artificiales, vaya pedazo de tranca, ahora esta preparada, le da otro buen envite al consolador de su coño, arrancándole otro grito mudo en la dura polla, Se pone encima de ella, y sin más dilación le mete su polla artificial es su culo,. No estaba preparada para eso, además tenía el ano sin lubricar, y por la cara que pone, el dolor que está sufriendo es terrible.
Una vez completamente ensartada, Raquel empieza a sodomizarla a lo bestia, mientras con el consolador de su coño maniobra de forma similar. Cristina está llorando y su cara denota un horroroso sufrimiento, apenas tiene fuerzas para seguir la polla de Iván que ya llena completamente su boca, la tortura parece durar para ella una eternidad, hasta que el hombre descarga todo su semen en su boca. Entre gritos de placer le ordena que se lo trague todo, ella casi se ahoga, la caen babas e hilillos de semen por la boca, y cuando se la saca, casi vomita.
Entonces da un terrible grito de dolor, contenido durante tanto tiempo, ahora grita como una posesa, Iván mira a Raquel a la cara, está desatada, le mete todo ese consolador en el culo el cual parece un poco enrojecido y con algunos arañazos. Le hace una seña y le saca aquella enorme tranca. Cristina parece suspirar de alivio cuando el otro consolador sale también de su coño, pero es por poco tiempo, ya que al momento se lo vuelven a introducir en el ano, ella irrumpe de nuevo en gritos de dolor, la cogen entre los dos y la arrastran hasta la cama, allí la arrojan. El consolador se introduce más en su ano, ella intenta levantarse, pero se lo impiden. Mientras que Raquel le ata las manos a la cabecera de la cama, Iván hace lo mismo con los pies, ahora queda atada en cruz, entonces se arrojan sobre ella y le arrancan toda la ropa, sin piedad, una vez desnuda, sus enormes pechos quedan como dos grandes flanes. Raquel se coloca entre sus piernas y vuelve a meterle su pene artificial por el coño, ella grita todavía más al verse de nuevo doblemente penetrada. Iván, con su polla en recuperación, comienza a hacerse una cubana con sus enormes tetas, se las aprieta, se las estruja, las amasa como si fuesen harina, su polla recorre todo su canal ya plenamente excitada, pide otro agujero que penetrar, así que Iván pide follarla, Raquel se cambia, se quita el cinturón y pone su coñito en la boca de Cristina, le dice que se lo chupe, ella apenas puede mover la boca, pero enseguida Raquel nota su lengua moverse por su chochito chorreante, mientras Iván se la mete en el coño como un animal, sus envites hacen que la cama cruja, y ella se retuerce de dolor al sentir la polla chocar con el consolador a través de las paredes que separan el ano y el coño. Ahora Raquel también posee sus tetas, se sientas encima de ellas, coge sus pezones y los pasea por su coño, lo aprieta como cucuruchos y se los mete por el sexo, mientras su boca y la de Iván se unen en un beso de fuego.
La polla no parece tener límite ni piedad de ella, que casi ha perdido todas sus fuerzas cuando vuelve a descargar toda su leche en su coño. Pero Iván todavía quiere más, Le ordena a Raquel que se vuelva a poner el cinturón y que se la vuelva a meter. Ella parece ya loca de desesperación, pide piedad, cree que aquello no acabará nunca, pero Iván e Raquel gozan como locos, Raquel ahora la monta, mientras con la otra mano aprieta un poco el consolador que rompe su ano. Iván se pone encima de su cara, le dice que le chupe los huevos, mientras Raquel se arroja sobre la flácida polla y empieza a darle vida de nuevo con sus expertas manos, su lengua y su boca. El nota su polla crecer en la cálida boca de su jefa mientras que sus huevos son devorados por la boca de Cristina, además la siente jadear de cansancio y dolor, nota sus vibraciones traspasando sus testículos.
Iván ha decidido que ya es hora de poner fin a esta tortura. Rompen las cuerdas, le sacan los consoladores, ahora Raquel se tumba en la cama, y él coge a Cristina y la empala en el pollón de goma, ella grita al sentirse tan empalada, Iván se coloca detrás, la agarra de los pechos y la zarandea para agacharla y ver como el ano tiene un tamaño y un grosor increíble, así que su polla entra sin demasiadas dificultades. Se tumba encima, apretando sus pechos, Raquel busca su boca, e intercambian un beso apasionado, parece que el vicio que siempre ha tenido ha terminado por devorarla, tanto dolor se ha convertido en placer, y ahora también se deja consumir. Así permanecen no se cuanto tiempo, esta vez tarda mucho más en eyacular finalmente en su culo, entre jadeos y gritos de placer de los tres.
La primera parte del pago a terminado, pero Raquel le advierte a la pobre joven que aun no ha terminado todo.
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En los siguientes relatos podré introducir las variantes que me indiquéis.