Una infidelidad postergada
Después de más de 15 años de casada me atreví a ser infiel, pero sobre todo comprendí que cuando uno trata a otras mujeres como utas es porque nos corroe una envidia de que algunas tengan dos o más penes.
Quiero contarles que trabajo como profesora y que en este gremio se da mucho la infidelidad, por lo que quienes no eramos infieles, tratamos a quienes si lo son como unas pinches putas golosas de vergas y quita maridos.
Yo perdí la virginidad a los 16 años con un hombre, que tenía 21 años y que después supe era casado, por ese motivo hubo una época que me trataron de putita, auque sólo me cogio dos veces.
Después uno de mis novios me cogió, pero el pobrecito me la metió pero estaba tan emocionado con mis pechos y mis piernas que eyaculo muy rápido, por lo que en estos casos nunca goce del sexo.
Fue con mi marido que, después de varios meses de casada, que en una ocasión tuve mi primer orgasmo y comencé a disfrutar del sexo.
Quiero decirles que durante varios años algunos compañeros de trabajo me quisieron coger, sobre todo cuando trabajaba de tarde, uno de mis directores me atrapo con sus brazos y me sentó en sus piernas, beso mi cuello, bien pude sentir su pene duro en mis nalgas cubiertas por mi falda tipo escocés, afortunadamente no se había bajado su pantalón porque si no, quizá con la excitación que sentí, me hubiera follado. Esa ocasión pude escapar y cambiarme de escuela.
Más tarde varios compañeros me acosaron mucho y sólo uno de ellos después de un convivió, ambos pasados de alcohol, me beso en la boca, jugó con sus manos mis pechos talla 40 copa b y acaricio mis carnosos muslos de mis piernas, alzó mi minifalda de piel color negra y quiso quitarme la tanga y mi liguero.
Pero ese acoso no terminaba porque hasta los líderes sindicales pretendían llevarme a la cama, pero nunca caí, hasta que me reencontré con un amigo, que conocí en una casa de mis primas, cuando estaba recién casada, el tenía 16 años y yo 25, desde entonces me gusto como se lo confesé en esa época a una de mis primas, pero era casi un niños, así que sólo fuimos amigos.
Ahora lo encontraba nuevamente, en la misma casa de mi prima, en una fiesta, el estaba casado, contaba con 35 años de edad, había crecido bastante bien, 1.85 cm le cálculo, contra mi estatura de 1.62. Pensé, si quisiera ser puta lo haría con él.
Afortunadamente iba sólo con dos amigos de su trabajo, sin embargo no me hablo de inmediato, pues yo iba acompañado de mi esposo, y era un tanto complicado pues estaba la mayor parte de mi familia.
Sus amigos nunca dejaron de admirarme cuando me levantaba, sobre todo las piernas apenas cubiertas por una minifalda color rojo, pero el morbo de ellos fue mayor cuando comenzó el baile y tuvimos que hacer a un lado las mesas dentro del patio de la casa de mi prima.
Eran aproximadamente las once de la noche, la mayoría habíamos bebido alcohol, cuando tuve una charla breve con él, en presencia de mi marido, todo paso rápido hasta que tuve que ir al tocador, pero estaba ocupado y mi prima me dijo que atarvezará el patio y fuera a la casa antigua donde había otro. Pero al llegar, también estaba ocupado, así que tuve que realizar mis necesidades en el jardín de enfrente, atrás de unos arbustos.
De repente escuche voces, ere él, con sus amigos que conversaban y le decían a él que yo era una señora que estaba superbuena, que les gustaba mucho mis piernas y que era las buenota de la fiesta. Además, dijeron que tenía unos pechotes. Uno de ellos les mostro una videocámara y les dijo que me había grabado y que después se iba a masturbar. En eso los tres se sacaron el pene para orinar, y con sorpresa, él dijo, pues que siempre le había gustado, pero no había pensado que estuviera tan buena y que la neta, tenía ganas de cojerme, de alzarme las patas y meterme la verga y que a lo mejor me buscaba en mi trabajo para invitarme a salir, pero que la verdad tenía ganas de meterme su pene.
Imaginarme su pene y la conversación me éxito que estuve fantaseando un poco, hasta que pasó el tiempo y nuevamente tuve que ir al tocador pero al de la casa antigua que quedaba hacia la calle.
Salía de baño cuando me lo encontré y sin más me besó y por vez primera, en muchos años, me sentí una adolescente despertando sexualmente, mi cuerpo se calentó muchísimo, me estremecí, era algo diferente, no traté de defenderme, sólo deje caer mis brazos, mientras me besaba en la boca, fueron unos minutos pero yo estaba supercaliente, luego, sin más, delicadamente me volteó, quedando atrás de mi, me beso en el cuello, luego sus manos, alzaron la minifalda, cariciaron mis nalgas, tocó mis muslos y en breves minutos, hacia un lado mi tanga que quedo atorada entre mi liguero, yo trataba de alzarme para colocarle mis nalgas, me costaba un poco por las zapatillas rojas de tacón alto, el trató de bajarse un poco y de repente sentí como su pene se había salido del pantalón de su traje, y buscaba afanosamente mi vagina, la cabeza de su pene chocaba con mi culo, le tuve que ayudar a encontrar la vagina, yo me tuve que agachar un poco y poco a poco por fin su pene erecto hasta estar paralelo a su cuerpo se introdujo en mi vagina, yo quería gritar de placer porque tuve un orgasmo largo, o no se si fueron varios, pero durante un buen tiempo sentí un placer jamás imaginado, teniendo esa verga adentro de mi, me junte aún más, alce la cola, la empuje, queriendo atraparla, guardarla por siempre en mi agugero, quería decirle que me llevará lejos, para quedarme a dormir con esa verga, hasta que por fin el también eyaculó dentro de mi. Así permanecimos unos instantes, hasta que alguna voz nos hizo reaccionar y tuvo que sacarme su tronco todavía escurriendo sobre mis medias color carne y en mi diminuta tanga.
Desde entonces comprendí que a muchas mujeres nos gusta maltratar a las propias mujeres por envidia al saber el gran goce de tener dos o más vergas, ahora yo ya era una puta, y me gustaba serlo.