Una infidelidad dolorosa
Asi fue mi primera infidelidad, de esto hace ya unos años pero es una de esas cosas que nunca olvidas, un recuerdo como el de la primera vez que haces el amor.
Me llamo Silvia, tengo 24 años y quiero contarles como fue mi primera infidelidad, de esto hace ya unos años pero es una de esas cosas que nunca olvidas, un recuerdo como el de la primera vez que haces el amor.
Sobre mi, contarles que soy morena; con una larga melena, una cara un poco picara según me dicen, delgada, con curvas pronunciadas, me considero una chica del montón pero es verdad que en mi vida amorosa pretendientes nunca me faltaron.
Por aquellos años salía con mi primer amor, se llamaba Eduardo, un chico guapo, atlético que hacia las delicias de cualquier niña de mi edad, era unos años mayor que yo y eso me hacía sentirme protegida.
Un día Edu decidió presentarme a sus padres y quedamos para cenar en su casa, estaba nerviosa, pensaba que no daría la talla, pensaba que les parecería a sus padres Eduardo paso a recogerme juntos fuimos a su casa, entramos y allí estaba su madre esperándonos; una mujer joven, alta y muy guapa que me saludo y empezó hablar conmigo, era una mujer muy amable.
Su padre aun no había llegado así que los tres nos quedamos en la cocina preparando la cena y hablando un poco de todo, me sentía a gusto en aquella situación, pusimos la mesa y nos sentamos en el sofá a tomar un refresco. Su padre llego poco después, entro al salón y me quede sorprendida al verlo, era un hombre alto, guapo, con un cuerpo escultural y el pelo un poco canoso, saludo a todos y vino a darme dos besos;
-Tú serás Silvia- me dijo
-Si-
-Encantado, mi hijo nos hablo mucho de ti-
Sonreí y los cuatro nos sentamos en la mesa y empezamos a cenar, una vez hubimos terminado, su madre se levanto a preparar café, lo que aproveche para preguntar a Edu donde estaba el baño,
-Arriba, la segunda puerta a la derecha-
Subí y entre al baño, al salir, Edu estaba en la puerta esperándome y sin apenas poder reaccionar empezó a besarme y pasarme sus manos por mi pecho para después acercarse lentamente a mi oído,
-Estas buenísima-
-Ven que te enseño mi habitación-
Estaba al lado del servicio, entramos y me quede un poco decepcionada, era una habitación muy bonita pero en todas las paredes había posters de Pamela Anderson desnuda, le mire fijamente,
-Tanto te gusta-
Sonrió y volvió a besarme, me abrazo y me tumbo en su cama mientras me besaba,
-El café esta listo-
Edu dio un salto de la cama, su padre estaba en la puerta, yo me quede tumbada en la cama, sin saber que hacer, mientras su padre nos contemplaba.
-Ya bajamos- dijo Edu.
Me dio la mano para ayudar a levantarme y muerta de vergüenza bajamos al comedor, donde su madre estaba sentada, nos sentamos, sirvió el café y de reojo miraba a su padre, notaba como el me miraba, sin quitarme ojo de encima, pensando que estaría imaginando.
Terminamos el café y después de hablar durante un rato, decidí irme a casa, me despedí con dos besos mientras Edu arrancaba el coche y después nos fuimos.
-¿Te lo pasaste bien?-
-Si, un poco avergonzada porque nos vio tu padre-
-No le des importancia, solo estábamos besándonos-
Paro el coche a un lado de la cuneta, y me miro fijamente,
-Te amo-
Y sin poder contestarle empezó a besarme mientras yo me dejaba llevar, sus manos empezaron a recorrer mis pechos, palpando por encima de la ropa, llegando a mi sexo, que acariciaba sin dejarme de besar. Me recosté hacia el, bajando lentamente la bragueta de su pantalón y sacando su polla; flácida y pequeña, empecé a metérmela entera en la boca, notando como iba creciendo y poco a poco me obligaba a irla sacando de mi boca, Edu gemía silenciosamente, mientras acariciaba mis cabellos, al son de los movimientos de mi boca. Recostó el asiento, se quito el pantalón y posteriormente me le quito a mi, me puse encima de el e introduje su polla dentro de mi, empezando a trotar encima de el, gimiendo y excitada ante el morbo de aquella situación.
Una vez hubimos terminado, nos vestimos y nos fuimos a mi casa, Edu se despidió con un beso,
-Mañana te veo- me dijo.
-Hasta mañana entonces-
Entre dentro de casa, cansada, fui al baño y me di una ducha, para posteriormente meterme en la cama, no tarde mucho en quedarme dormida.
Así pasaron los días, nos veíamos por las tardes un rato, puesto que yo estudiaba y Edu trabajaba, esperando con impaciencia que llegara el fin de semana, para poder estar juntos.
El sábado había quedado con Edu por la tarde, así que nada mas comer, me fui andando a su casa, llame al timbre y después de un rato, su padre me abrió la puerta,
-Hola Silvia-
-Hola-
-Venia a buscar a Edu-
-Edu no esta, se ha ido a llevar a su madre, no tardaran en llegar, pasa y le esperas dentro-
Entre dentro de la casa y me senté en el sofá, me dio el mando a distancia, y me dijo que pusiera la tele que se iba a duchar, y se subió al piso de arriba.
A los pocos minutos bajo al salón, al verle me quede parada, bajaba semidesnudo, solamente con una toalla enroscada en la cintura, pudiendo ver su torso desnudo, musculoso.
-¿Quieres tomar algo?-
-No gracias-
Se acerco lentamente a mí y se sentó a mi lado,
-¿Qué ves?-
-Nada, no merece la pena lo que hay-
-¿Puedo cambiar?-
-Si-
Cojio el mando de la tele y el del video, lo cual me extraño, pero no le di importancia, cambio y vi como el video empezó a reproducirse.
Me quede helada, cuando empezó la cinta, era una película pornográfica,
-¿Has visto alguna vez alguna?- me dijo
Me quede sin reaccionar durante unos segundos,
-Si, he visto- intentando aparentar serenidad.
-¿Cuántos años tienes? Eres muy joven-
-Yo 17-
Note como se fue acercando hacia mi, mientras yo estaba parada, sin saber como reaccionar, moví la cabeza y me quede perpleja al ver la toalla que tenia en la cintura, se notaba como su polla había crecido y me puse muy colorada, el se dio cuenta, puso su mano en mi pierna,
-¿Te gusta lo que ves?-
No respondí.
A lo que el empezó a mover su mano por encima de mi pierna, acariciando la parte interior de mis muslos, sin saber reaccionar, cerré los ojos mientras sentía en mi escalofríos y poco a poco sus caricias subían de intensidad, ampliando las zonas, llegando a mi coño y quedándome petrificada.
Quieta, en el sofá, dejando que el solamente actuara, su lengua recorría mi oído, excitándome, sin saber como pude hacerlo, puse mi mano en la toalla, encima de su polla, la verdad es que tenia curiosidad por tocar aquel paquete que cada vez parecía más grande, notaba en mi mano su polla, mientras el me giro hacia el y me quito la camisa y el sujetador, lamiendo mis senos como nunca me lo habían echo.
No pude creer lo que estaba haciendo, sin embargo estaba disfrutando, dentro de mí lo deseaba, me levante para que pudiera quitarme lo pantalones y las braguitas quedándome totalmente desnuda en aquella sala.
Me recosté en el sofá y note como su calido aliento se acercaba besándome el estomago hasta mi coño, su lengua empezó a entrar en mi, su saliva me encantaba, mis gemidos se agudizaban y me excitaba aun más cuando al incorporar la cabeza le veía entre mis piernas, lamiendo mi húmedo coño. Se levanto del sofá, y delante de mí retiro la toalla que le cubría, vi entonces la polla más grande que nunca había visto, totalmente erecta, apuntando al cielo, mas larga y gorda que la de Edu y pensé que aquello era demasiado para mí. El agarro mi pelo y me dirigió a su polla, queriendo que se la mamara, dude un segundo pero ya había llegado muy lejos para parar, así que lentamente me acerque, roce con mi lengua su punta y baje hasta sus huevos, lamiéndoles, para después meterme todo lo que pude en mi boca y empezar a mover la cabeza, sintiendo su excitación, mi lengua jugaba con aquel juguete, disfrutaba y a la vez era molesto tener algo tan grande en mi boca.
Me tumbe enfrente de el con mis piernas abiertas, arrodillado frente a mi, metió dos de sus dedos en mi rajita, comprobando que estaba suficientemente húmeda y enfoco hacia ella su polla, introdujo la punta que sentí como si mil espadas se clavaran en mi, hasta que poco a poco mi agujero se hizo y lentamente albergo toda esa polla en mi interior, sus movimientos cada vez eran mas rápidos, disfrutaba cada segundo, los dos gritábamos de placer, mis gemidos aumentaban cada vez que me envestía. En esta postura estuvimos un rato, hasta que me dijo que me pusiera en el suelo, a cuatro patas, no proteste, puse unos cojines para apoyarme y me puse de rodillas para que pudiera penetrarme, de nuevo introdujo su polla en mi, notaba en sus movimientos como sus huevos chocaban en mi culo, tanto disfrutaba que cerré mis ojos dejándome llevar, disfrutando de aquel placer que me estaban regalando, cuando al abrir los ojos vi en la puerta, mirando fijamente, con mirada traicionada a Eduardo.
Su padre seguía envistiéndome, sin darse cuenta de su presencia, saque apresuradamente la polla de mi coño y me levante corriendo hacia Edu, pero fue tarde, solo pude ver como cerraba la puerta.
Dejando a su padre desnudo en el salón, sin hablar, con lágrimas en los ojos, me vestí y salí de aquella casa, andando pensaba en lo que había echo, del daño que a Edu le habría ocasionado al vernos así y aunque había disfrutado con el sexo como nunca había disfrutado antes, me sentía sucia y mal conmigo misma.
Por las calles deambulaba, llame a Eduardo al móvil, sin saber como explicarle o que decirle, pero su teléfono estaba apagado, llegue a casa e insistí pero seguía apagado.
Me duche y ante aquel malestar me metí en la cama, transcurrieron algunos minutos y mi móvil sonó, mire la pantalla; era un teléfono que no conocía, un nudo en el estomago me impedía contestar, pensé que era Edu, pero finalmente conteste.
Era la madre de Edu, estaba en el hospital, no me explico nada más, me vestí lo más rápido que pude y fui allí, sus padres estaban allí y su padre me miraba fijamente, intente no mirarle y cambiar la mirada de dirección. Su madre me explico que la llamaron que había tenido un accidente con el coche, se salio de la carretera y colisiono con un árbol, su estado era critico, tenia dañado el cerebro y le habían operado de urgencias, solo quedaba esperar.
Pude entrar a la sala y vi a Edu, tendido en la cama, lleno de maquinas y de tubos, me acerque a el, le agarre la mano y empecé a llorar, me sentía culpable por todo lo sucedido y simplemente, entre lagrimas y sollozos, le dije,
-Edu, lo siento y te amo-
Los médicos entraron y me hicieron salir, con sus padres estuve dos horas en la sala de espera, hasta que el médico llamo a su madre para que se acercara a el, empezaron hablar y rompió en llantos, al verla pude imaginar todo y empecé a llorar también, los médicos no pudieron hacer nada y Edu nos dejo.
Tal vez tuve algo de culpa pero siempre intente no culparme por lo sucedido, seria la causa pero no la razón, todo lo que vio en su salón ha quedado guardado dentro de nosotros, solamente su padre y yo lo sabemos, juntos disfrutamos pero a su vez, es la causa de que Edu ya no este aquí, a mi lado, su madre nunca se entero y para nosotros simplemente es un recuerdo que olvidar.