Una inauguración muy especial

Encuentro sexual entre dos completos desconocidos durante la inauguración de unas instalaciones deportivas en uno de los vestuarios.

UNA INAUGURACIÓN MUY ESPECIAL

Hola a todos. Vuelvo con mi segundo relato, después de observar que han sido bastantes las lecturas que tuvo el primero que envié. Por ello, me he animado con este otro, aunque en esta segunda ocasión es una fantasía, no real.

Era rubia; con melenita; unos ojos pardos grandes, impresionantes; unos muslos bien torneados, que colgaban de un culito respingón, muy apetecible. Mediría sobre 1,65 y la verdad, el conjunto quedaba coronado con una cara muy bonita, y una talla 95-100 de pecho. Vestía traje de chaqueta y pantalón, negro, con raya diplomática roja y un top y un wonderbra que realzaban muchísimo sus tetas, consiguiendo formar un canalillo que llamaba a la perdición y al deseo.

Su nombre no lo supe jamás. Ni siquiera cómo cuántos años tenía, aunque por el aspecto, como yo, no más de 29 estupendas primaveras. Tampoco creo que la vuelva a ver, también desconozco si tenía marido o novio o carecía de compromiso alguno. Eso sí, tardaré mucho en olvidar el tacto de sus labios sobre los míos y alrededor de mi polla, gracias a los besos y a la inolvidable felación que me aplicó en aquellos servicios de la piscina que esa tarde se inauguraba oficialmente. Sí, fue en ese acto cuando nuestras miradas se cruzaron y en torno al vaso de la piscina, donde se encendió la mecha de la sesión de sexo desenfrenado que tuvimos instantes después.

Por mi profesión, tuve que acompañar a la inauguración de aquellas instalaciones acompañando a mi jefe. Y fue durante el acto inaugural de dicha piscina, mientras un grupo de chicas deleitaba al personal con una extraordinaria exhibición de natación sincronizada, cuando noté que alguien me miraba. Instintivamente levanté la mirada y la vi. Ella me sonrió pero sin apartar su mirada parda de mí. Yo no pude evitar mantener mis ojos clavados en ella mientras observaba como mordía con una excitante mezcla de malicia y lujuria que pronto hizo que mi polla empezase a reaccionar.

El juego lascivo de miradas y sonrisas acababa de comenzar. De manera provocada, busqué irme colocando a su altura entre los asistentes al acto inaugural. Al final, quedé colocado detrás de ella. Aspiré su aroma intenso, femenino, muy erótico. Ella giró su cabeza, me miró maliciosamente con una sonrisa que levantó aún más mi ya de por sí animado "ánimo". Me pegué a su culo aprovechando un empujón que me dio otro asistente y una vez en contacto con ella, me las ingenié para que mi polla quedara bien colocada entre sus nalgas. Sorprendentemente, no sólo no se opuso, si no que, colaboró en la operación.

A esas altura, mi erección era evidente y ella lo estaba notando en su culo. Sin más, me acerqué a su oreja izquierda y muy bajito le dije:

-¡Sígueme!

Busqué salir de ese maremagno de gente y me dirigí a la zona alta de las instalaciones, donde, un rato antes me había estado fijando en unos vestuarios que, lógicamente, estaban vacíos de usuarios. Entré en el de chicos y sujeté la puerta hasta que ella entró y a continuación nos metimos en una de las cabinas destinadas como servicios. Eché el cierre y nos empezamos a besar. Ni una sola palabra más salió de nuestros labios.

Nuestras lenguas se buscaban, chocaban entre sí, se enredaban una con otra, mientras nuestras manos recorrían los cuerpos con profusión, sin respetar nada. Yo deslicé su chaqueta hasta sacarla por completo y levanté el top dejando a la vista un impresionante par de tetas. Desabroché su sujetador y me dediqué con verdadero deleite y profusión a lamer unos pezones ya muy duros, con aureola grande y oscuritos. Al mismo tiempo, ella palpaba y agarraba mi polla por fuera del pantalón, aunque sus dedos buscaban con maestría mi cremallera y el botón para desabrocharlo.

Una vez que lo consiguió deslizó mi pantalón hacia abajo, hasta que cayó a los tobillos, metió las manos por el elástico de mi boxer y también lo bajó, liberando mi polla ya muy, muy dura, de la presión de mis calzoncillos. Sin miramientos, se sentó en la taza del water y se dedicó a lamer mi polla y mis huevos como si la vida se le fuera si no lo hacía. Hasta en tres ocasiones abrigó mi polla con sus tetas mientras me aplicaba una sensacional cubana y con su lengua lamía mi capullo.Yo, con una mano agarraba su cabeza para que le entrara bien hasta la garganta, mientras con la otra jugaba, pellizcaba y estiraba de sus pezones, arracándola pequeños gemidos.

Mi polla entraba y salía de su boca. A veces se la sacaba ella y mientras me pajeaba, lamía mis huevos, se los metía en la boca para volver otra vez a recorrer mi capullo, dándole unos lengüetazos impresionantes mientras su mano seguía trabajando sobre el tronco de mi polla. La levanté para evitar correrme.

-¡Si sigues, me corro y aún no quiero!, articulé a balbucear.

La levanté, le bajé sus pantalones hasta sacar una de las perneras del pantalón de una de sus piernas. Entonces, me senté yo en el water, puse su pierna desnuda sobre la taza del water, aparté su minúsculo tanga y me dediqué a lamer un coñito no rasurado del todo, pero sí muy arregladito por arriba. Además, el pelito también era rubio. Recorrí con mi lengua desde su clítoris y, lentamente, fui bajando, separando sus labios vaginales con mi lengua. Ella gemía cada vez más alto.

-¡Sigue chupando, no te pares, sigue, ummmmm ....!!!!!, decía entre gemidos. Fueron éstas sus únicas palabras hasta el momento

Mientras mi lengua se dedicaba a su clítoris, la penetré primero con dos dedos, hasta sumar progresivamente hasta cuatro dedos dentro de su chorreante coño. La giré, la puse contra la pared del servicio, con los brazos estirados y las palmas de las manos como único sustento. Abrí sus piernas, separé sus nalgas y durante espacio de cinco minutos me comí, literalmente, su extraordinario culo. Besos, mordiscos, lamidas, provocándola un sinfín de gemidos.

-¡Méteme tu polla, no me aguanto más!, agregó entre nuevos gemidos.

Obedecí. Me puse de pie y sin cambiar de postura, se la clavé bien fuerte en su coñito. ¡Dios, no os imagináis el intenso calor que había ahí dentro y lo mojada que salió mi polla tras esa primera estacada!. A ésta, le sucedieron bastantes más, mientras me agarraba de sus caderas con una mano, mientras con la otra masturbaba su clítoris.

Sin tampoco pensármelo mucho, quité mi mano de su clítoris y busqué el agujero de su culo. Jugué por fuera con ese agujerito, mientras seguía poseyéndola. Humedecí un dedo con su flujo y fui haciendo presión en su culito hasta llegar a meterlo.

-¡Soy virgen por el culo, pero quiero que ahora tú me estrenes!, acertó a decir, casi antes de que la sobreviniese su primer orgasmo.

Dicho y hecho. Saqué mi polla de su coño, arrimé mi capullo a su culo, empujé y con un pequeño esfuerzo, mi trozo de carne caliente y chorreante fue haciéndose hueco entre las paredes de un culo virgen y estrecho.

-¡Me duele, pero ni se te ocurra sacármela!, dijo.

Al principio fui lento, hasta que su culo se adaptó a su nuevo inquilino. Poco a poco fui incrementando el ritmo.

-¡Me voy a correr otra vez!, aseguró

-¡Y yo también!, le contesté

-¡Échame tu leche caliente en mi culo!, dijo ella

No dio tiempo a más. Al compás ambos estallamos en un impresionante orgasmo. Hasta cinco chorros fuertes e intensos de semen llenaron ese culo.

Nos quedamos un rato de pie, yo aún dentro de ella, sudando. Nos despedimos con un cálido beso. Nos arreglamos la ropa y salimos. Luego, cada uno siguió con quien había venido y una vez concluyó el acto, con una leve mirada nos despedimos, a sabiendas de que ella se llevaba algo mío y yo algo suyo. No nos hemos vuelto a ver desde entonces. Aún sigo esperando volver a encontrarla.

Espero vuestros comentarios y sugerencias a mi correo electrónico. Gracias