Una hora con mi chico
Breve relato donde os cuento cómo me calienta mi novio y lo que viene después...
Una hora con mi chico
por Falazo
Habíamos quedado en la esquina de siempre. Nos dimos un pico; los dos habríamos preferido un saludo algo más completo, pero no era el momento. Fuimos hacia su casa. Empezamos a darnos la mano a medida que llegábamos a Chueca. Pronto nos soltamos y yo le pasé el brazo por detrás de la cintura; él por detrás de los hombros: es más alto que yo. Me gusta rozarle el culo mientas caminamos así, cuando no mira nadie.
Entramos al portal de su casa. Mientras nos abrazábamos, me susurró al oído sensualmente: "Ahora te voy a hacer disfrutar como nadie lo ha hecho nunca...".
Siempre aprovecha el ascensor para empezar a ponerme caliente. Mientras subíamos, me acorraló en la pared, acercó sus labios a los míos y, muy delicadamente, introdujo su lengua en mi boca. Le agarré por la cintura y respondí a su cada vez más lascivo morreo. Entonces me rozó disimuladamente el paquete con una mano; joder, me encanta cuando hace eso, me pone a mil, y él lo sabe.
El ascensor se paró, mientras yo jadeaba ligeramente y él sonreía satisfecho de su poder para ponérmela dura con sólo un gesto. Entramos a casa y nos sentamos en el sofá. Comenzamos a darnos pequeños besos en los labios; él poso su mano sobre mi mejilla, y yo le acariciaba el cuello. Lentamente bajó el brazo por mi costado, deteniéndose en la cintura. Empezábamos a abrir la boca para unir la punta de nuestras lenguas. Sin previo aviso, se puso a bajarme la cremallera del pantalón, tras lo cual desabrochó el botón revelando el gran bulto que ya deseaba ser liberado desde hacía rato. Yo contesté desabrochándole los primeros botones de la camisa.
Asomaba mi glande por el borde del slip. Me lo acarició mientras me lamía el cuello y la oreja entre pequeños gemidos. Le abrí la camisa y me humedecí un dedo con saliva; acto seguido se lo pasé por un pezón, masajeándolo con suaves movimientos en círculo. Sé que le vuelve loco que juegue con sus pezones. Gimió más fuerte. "Vamos a la cama", me dijo, y se levantó tendiéndome la mano para que le siguiera.
Aprovechamos el parón para desnudarnos del todo. Nos metimos en la cama y yo le abracé para sentir su calor, mientras nos besábamos y restregábamos nuestros cuerpos para sentir los dos falos duros uno contra el otro. Agarré el suyo con la mano mientras le mordisqueaba un pezón. Comencé a pajearle. Él se estiraba, gimiendo de placer, y yo notaba su polla palpitar entre mis dedos. Cuando ya creía que estaba a punto de correrse, soltó entre jadeos: "¡Fóllame!". Me incliné ante su oído sin dejar de sacudírsela: "Así que quieres que te folle... pues eso voy a hacer, tío, te voy a follar".
Teníamos a mano el material. Yo me puse el condón y él se dio lubricante. Después lubricó a su vez mi rabo con el condón puesto; me encanta sentir ese líquido frío mientras mi novio me come la boca para que se me ponga la polla bien dura y así le entre bien.
Me tumbé boca arriba en la cama. "Siéntate en mi polla", le dije, y obedeció. Colocó su ojete en mi rabo y bajó para que le entrase la punta. Yo mientras tanto le chupé la polla, que quedaba justo enfrente de mi cara, mientras le masajeaba los pezones con dos dedos de cada mano. Cuando hubo entrado bien la punta, apoyé los pies y embestí hacia arriba con mi cintura. Gritó de placer. Se la metí una y otra vez, empujando su cintura con mis manos para que entrara bien, y sin dejar de lamerle el rabo, hasta que gritó: "¡Me corro!".
"Córrete, vamos, dame tu leche..." Eyaculó en mi boca. Rápidamente se sacó mi miembro del culo y se recostó a mi lado; me quitó el condón y comenzó a pajearme frenéticamente. Estábamos los dos a tope. "Me lo vas a dar todo, ¿verdad?" decía, "¡¡Sí, joder, me encanta tío!!" respondía yo. Al momento sentí cómo mi semen se disponía a recorrer mi polla; él también lo notó: "Venga, dámelo todo...". Anuncié que iba a correrme, y él sacudió con más fuerza. Gritando de gusto, disparé tres potentes chorros de lefa, y después algunos más pequeños. Durante unos segundos permanecimos quietos boca arriba, recuperando aliento.
Mi novio se giró y me dijo: "Te quiero", dándome un dulce beso en los labios. "Yo también", respondí, y nos quedamos abrazados sin importarnos si el tiempo seguía corriendo con normalidad o si realmente se había detenido...
--- Dedicado a mi chico, por esas horas de placer que vivimos juntos día a día ---