Una hora antes de salir

Nos conocimos hace tiempo por azares del destino como la mayoría de las cosas que me pasan a mí, entre una plática de fotografía me parece y un poco de presión sutil de mi parte fue como salimos aquella noche a escuchar jazz. Algunos meses después pasamos de nada a un encerrón el coche donde hubo claramente más que besos, así fue como empezaron nuestros encuentros.

UNA HORA ANTES DE SALIR

Nos conocimos hace tiempo por azares del destino como la mayoría de las cosas que me pasan a mí, entre una plática de fotografía me parece y un poco de presión sutil de mi parte fue como salimos aquella noche a escuchar jazz. Algunos meses después pasamos de nada a un encerrón el coche donde hubo claramente más que besos, así fue como empezaron nuestros encuentros. No hago una descripción de ninguno de los dos, sin embargo, te darás cuenta de algunos detalles conforme avancen estas líneas. Sin necesidad de alabarlo de más, con seguridad digo que es el mejor amante que he tenido, creo que nunca hemos tenido sexo de la misma manera, tiene la particularidad de buscar una forma distinta cada vez.

Hace unas semanas, justo para el día de muertos, una amiga y yo habíamos quedado de ir a un poblado cercano, tradicional en estas fechas. La noche anterior le preguntaría a él que ruta y camión tendría que tomar para llegar a dicho lugar, me dio las instrucciones y todo paró ahí.

La mañana siguiente, me alisté para salir y llegar a tiempo al punto de reunión. Inesperadamente suena el timbre, al abrir la puerta un beso un tanto desesperado me asaltó, era él que llegaba por mí, en fin extrañada le hice pasar y le ofrecí algo de tomar, pero casi no me hacia caso solo lo sentía abrazarme por atrás, sus manos empezaban masajear mis pechos, su boca en mi cuello, sentía su miembro duro pegado en mis nalgas aun con la ropa. Me volteé para poderlo besar bien, sentía sus manos colarse dentro de mis pantalones, buscar ese sitió entre mis piernas y acariciarlo. Mientras tanto yo estremeciéndome y humedeciéndome cada vez más, con mi mano también hurgándole el pantalón. Nos fuimos a la sala, mientras mi cabeza solo pensaba en lo mucho que deseaba sentir su pene erecto en la boca, se sentó en el sillón ya sin pantalones me dejó hacerlo, saborearlo, sentirlo.

Me encanta poder acercarme, rozarlo primero con los labios un poco, e írmelo comiendo poco a poco, la cabeza de su pene primero, jugarla un poco en la boca, lamerla, chuparla mientras oprimo ligeramente con la lengua, después me como un poquito más, siguiendo hasta donde más pueda llevarla, entonces la dejo entrar y salir de mi boca, de vez en cuando algunas mano aparece para ayudarle con el ritmo, sin embargo ese día no me dejó terminar como siempre y culminar con su semen deslizándose por mi garganta, ese día lo que el quería era penetrarme.

Me volteó antes de acercarse al orgasmo, de espaldas y recargada en el sillón me penetró, primero por la vagina, bombeo mas fuerte que otras veces, mis gemidos ahogados se hacían cada vez mas fuertes, lo sentía entrar y salir, atravesarme, me encanta cuando para se sale, se que hace que le pida más, y con fuerza vuelve a embestir, una y otra vez, mientras mi vagina escurre cada vez más, usa ese liquido para ir lubricando mi ano, que empezaba a ser invadido por uno de sus dedos, sentía como se iba dilatando poco a poco, creo que sentí otro dedo moverse dentro de mi antes de que parara, abandonara mi vagina aun hambrienta y empezara a abrirse paso por mi ano.

Fue más fácil que otras veces, entró sin muchas complicaciones, la tenía casi en los intestinos, ahí siguió el juego de entrar y salir, irremediablemente mis gemidos eran a casi gritos entre una mezcla de dolor y ese extraño placer que provoca ser penetrada por el culo, ya cuando empezaba a sentir que no podía haber más, sus dedos encontraron mi clítoris, lo apresaron y empezaron a estimularlo, sentía sus dedos haciendo círculos sobre él, mientras lo presionaban ligeramente, de vez en cuando me penetraba con sus dedos también, empezó a hacerlo mas fuerte, que yo me agitaba también, tratando de que no dejara de hacerlo, entraba y salía con fuerza por mi ano, sus dedos un tanto desesperados hacían lo mismo, en mi vagina o en mi clítoris, yo gritaba de placer hasta que por fin en un estallido eléctrico los espasmos mi vagina advirtieron un orgasmo intenso, al pocos segundos él en una embestida que hubiera sido mortal si en vez de pene atravesándome por el ano, lo hubiera hecho sobre mi pecho, supe que había terminado, después de un instante de recuperación sin movernos y aun penetrada, poco a poco se movió hacia atrás mientras pude sentir cada paso que dio mientras se salía de mi culo. Ya sin mucho tiempo, nos vestimos y tomamos camino a recoger a Liz que ya nos esperaba en la estación. Es imposible no humedecerme cada vez que lo recuerdo.