Una Historia Sin Título

Un relato muy simple, para los que buscan sexo es mejor que no lo abran pues este relato no contiene sexo..

Una Historia Sin Título

Kent

Todo empezó aquel verano, nunca creí que iba a suceder sin duda fue un gran cambio a mi vida.

Yo era una persona común y corriente todo era tan normal en mí, todos los días eran iguales siempre la misma rutina, despertar, salir a correr, ducharme, desayunar, ir al trabajo, volver a casa, dormir, en fin todo era tan monótono en mi vida.

Pero aquel primer día de verano nunca lo olvidaré, en esa fecha empezaban mis vacaciones, yo trabajo en un prestigioso hospital soy un gran especialista en cardiología.

Antes de continuar me presentare mi nombre es Kent Cepeda, tengo 30 años, cabello rubio, ojos color miel, 1.80 m de estatura, piel blanca, como dije soy una persona normal mi cuerpo se mantiene delgado y marcando un poco pero sin exagerar debido a que salgo a correr a diario, muy agraciado de cara por lo que me dicen pero yo no lo creo, en la vida nunca me falto nada ya que soy hijo de una familia que es dueña de una prestigiosa empresa, siempre estuve rodeado con gente de alto prestigio cosa que nunca me gusto por eso al terminar mi carrera de medicina decidí irme de casa y vivir independientemente, con el tiempo conseguí un puesto en el hospital que trabajo, mi familia nunca lo acepto pero no me importo hace tiempo que no sé nada de ellos y ni me preocupa, toda mi vida he sido humilde para mi todas las personas son iguales, pero siempre me sentí solo, vacío sin nadie no sabía lo que me pasaba, he tenido varias relaciones con mujeres todas muy lindas pero nunca me sentí satisfecho, así que actualmente no me interesa tener nada con ninguna persona.

Me he salido un poco de la historia, pero creí que era necesario para que me conozcan, bueno ahora sin salirme más de la historia empezare, jamás creí que me sucedería esto aún hoy en día sigue siendo extraño para mí como os dije era el primer día de verano me encontraba disfrutando de mis vacaciones en una hermosa playa, me había alojado en un hotel muy cómodo, termine de acomodar todas mis cosas baje del hotel y me dirigí a la playa estaba tan absorto en mis pensamientos mirando tan profundamente al mar azul que estaba frente a mí, mis pies rozaban la arena era una sensación única seguí caminado y observando el océano, estaba tan distraído que no me di cuenta cuando tropecé con alguien, al salir de mi nube de pensamientos, me sentí un poco enfadado cosa que se me paso enseguida porque me di cuenta que fue mi culpa por andar distraído rápidamente mire hacia el suelo para ayudar a la persona con la que había tropezado, aun  no olvido aquella sensación al mirar aquellos ojos color azules como el agua cristalina, en ese instante sentí que dentro de mi ser despertaron aquellos sentimientos que creí  que se habían ido, me quedé atónito al viendo aquel rostro tan inocente, me di cuenta que ninguno de los dos había dicho una palabra como pude me disculpe con él, le sonreí y le ayude a levantarse de la arena me dio las gracias y continuo con su camino hay me quede viendo como poco a poco se alejaba de mí, no me dio tristeza por primera vez mi ser se sentía tan en paz conmigo mismo, seguí viendo el mar azul y de nuevo volví a sumergirme en mis pensamientos pero esta vez con una sonrisa en mi rostro.

Llego la noche y con ella una suave brisa del mar pero conforme pasaba el tiempo empecé a sentir frio era hora de subir al hotel a ducharme y bajar a cenar para luego ir a dar un paseo nocturno, conforme avanzaban las horas el ambiente se ponía más alegre los chicos estaban en lo suyo bailando al son de la música me estaba divirtiendo viendo aquel panorama que sin darme cuenta volví a sumergirme en mi mundo pero esta vez solo pensaba en aquel chico con el que me tropecé, pensaba en su tierno rostro y si lo volvería a ver de nuevo, así paso la noche hasta que decidí retirarme a dormir hasta el siguiente día.

Owen

Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La bese tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi vos buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

(20 poemas de amor, Pablo Neruda)

-Un hermoso poema ¿verdad?

Casi me caigo del susto que me dio la anciana la cual me crio desde que era un bebe.

-Si es un hermoso poema

-Deja de suspirar tanto

-Sabes que anhelo encontrar a esa persona especial antes de partir de este mundo

-Lo vas a encontrar ya veras, no te pongas ansioso, te aseguro que cuando lo encuentres serás muy feliz porque tú vas a vivir mucho tiempo.

-Eso quisiera anciana pero sabes muy bien que mi vida es corta.

-No te deprimas pequeño. Entremos adentro porque está empezando a correr mucho aire.

-Entra primero yo me quedare un rato más contemplando el cielo.

Volví a suspirar de nuevo dirigí mi mirada hacia el cielo estaba estrellado se veía hermoso, las estrellas brillaban más que nunca, su luz me llenaba de tranquilidad, sin darme cuenta recordé aquellos ojos color miel que vi esta mañana, una pequeña sonrisa se me dibujo en el rostro pero había algo curioso es su mirada en el primer instante en que vi sus ojos me pareció ver una mirada triste, no mostraba nada era totalmente vacía pero luego vi un pequeño brillo que empezaba a crecer, si definitivamente esa mirada me atrapo completamente pero no sabía si volvería a encontrarme con el dueño de aquellos ojos tristes, que cruel es la vida pensé. No me había percatado pero el aire se estaba haciendo más fuerte, un frio intenso recorrió mi cuerpo indicándome que era hora de entrar a casa. Me acosté en la cama imaginando una historia con el dueño de los ojos tristes.

Me presentare mi nombre es Owen Mendoza, tengo 20 años, 1.70 m de estatura, piel bronceada debido a que he vivido en esta playa desde que nací, ojos color azul, cabello castaño siempre lo he llevado con una melena, mi cuerpo es normal ya que no puedo hacer ejercicios debido a mi estado de salud, soy una persona muy humilde y cariñosa, huérfano de padre y madre ellos murieron en un accidente y la anciana con la que vivo es mi única familia.

Sin darme cuenta poco a poco el sueño se fue apoderando de mi cuerpo, Morfeo me tomaba en sus brazos hasta el día siguiente, me levante temprano desayune y me cambie de ropa para iniciar con mi nuevo trabajo de mesero en unos de los restaurantes de la playa, era mi primer día y estaba nervioso, mire mi reloj la hora se acercaba me despedí de la anciana y salí directo al trabajo.

Kent

Nuestros rostros se acercaban, me perdía en el inmenso azul de sus ojos, su aliento me embriagaba, sus labios eran tan suevas como la seda…

Durante toda la noche ese sueño se ha repetido constantemente, no puedo dejar de pensar en aquel chico del día anterior, me preguntaba si lo volvería a ver, era cerca del mediodía y había decidido levantarme, me duche, me cambie de ropa, desayune algo sencillo y salí del hotel a la playa, camine un rato luego decidí tomar un poco de sol, tendí una toalla y me puse mis gafas, estaba tan cálido el sol que me dormí por un momento. Me desperté y observe el mar por unos segundos, enseguida me introduje en el agua y nade durante un rato.

Salí del agua tome mi toalla y me seque, me senté de nuevo observe que unas chicas me miraban pero no les di importancia. Las horas habían pasado y me levante para ir a comer algo, me dirigí a la zona de restaurantes de la playa elegí uno que me pareció muy acogedor.

Enseguida salió un mesero a tomar mi orden cuando levante la vista para mirarlo no lo podía creer era aquel chico de los ojos azules como el océano, con aquel que me tropecé ayer al parecer él también se dio cuenta me miro y se ruborizo un poco, le sonreí amablemente él medio tímido me dijo “que desea ordenar señor” le di mi orden espere unos minutos y luego el venia hacia mí con mi comida, el lindo mesero se retiró mientras degustaba mi comida, pero no aparte mi vista de él, lo miraba como atendía a los demás clientes, un sentimiento extraño rondaba mi cuerpo, quería levantarme tomarlo de la cintura besar sus hermosos labios y abrazarlo fuertemente, era algo descabellado tuve que controlarme para no cometer semejante atropello. Termine de comer y llame al chico de los ojos azules, llego enseguida le pedí mi cuenta trajo la factura pague mi orden y le deje algo de propina, me disponía volver a la playa, pero su voz me detuvo, gire para mirar que se le ofrecía y el extendió su mano devolviéndome la propina que le había dejado me hizo gracia ver aquella escena, le dije que se podía quedar con el dinero que yo le había dejado como propina pero él se reusó tomo mi mano y deposito en ella el dinero, volví a insistirle pero el joven se negó, quería reírme a carcajadas por la situación yo discutiendo con un jovencito por una propina me hacía mucha gracia, no negare pero me gustaba tener a aquel chico cerca de mí, le dije que no le insistiría más para que tome el dinero pero a cambio quería salir esta noche con él.

El chico me miro sorprendido pero me dijo que sí con tal de que no lo obligara a tomarla propina, mi corazón quería estallar de felicidad por fin iba a conocer un poco más de aquel joven, sonreí le dije que nos veríamos a las 8 pm en una plaza junto al mar, el chico se ruborizo, por un impulso me acerque a él le di un beso en la mejilla deposite la propina dentro de su chaleco y salí corriendo del lugar. A fin de cuentas me había salido con la mía, pero aún tenía una interrogante en mi cabeza y era que no sabía su nombre, si no me hubiera apresurado a darle un beso se lo hubiese preguntado pero ya estaba lejos de aquel restaurante, lo cual no me importo porque esta noche lo descubriría.

Owen

Nada sucede porque sí en este mundo no existen las coincidencias solo lo inevitable, está siempre ha sido mi filosofía…

Me encontraba absorto por todo lo que me sucedió, aún tenía en mi mente la imagen de aquel beso con mis dedos rozaba suavemente mi mejilla, me sentía muy feliz, ese beso despertó por primera vez en amor que estaba dormido en mí, forzadamente tuve que salir de mi nube recordé que estaba en el trabajo por suerte el jefe no lo noto, así continuo toda la tarde, seguí en mi trabajo atendiendo a los clientes que llegaban, pero inmensamente feliz por conocer a ese hombre tan lindo.

Eran las 7 pm, mi turno había concluido iba rumbo a casa, mientras caminaba observaba las estrellas todas brillaban intensamente, llegue a casa salude a la anciana, me fui muy rápido al cuarto a elegir la ropa que usaría dentro de un momento, me dirigí al baño, me duche, tome la toalla y me seque, Salí de la ducha para cambiarme lo hice con despacio aún me daba tiempo, me puse un poco de perfume, estaba terminando cuando entro la anciana con una sonrisa en su rostro.

-Por lo visto esta noche vas a salir, estas muy guapo.

-Hay anciana me haces sonrojar, si esta noche saldré un rato con alguien que conocí esta tarde.

-Me alegro por ti mi niño, pero recuerda que esa persona no va a estar siempre aquí. No quiero que te decepciones pero no quiero verte sufrir, por un amor de verano.

-Lo se mi viejita linda, sé que ese es el riesgo pero al menos quiero conocerlo y si se presenta la oportunidad, que suceda lo que tenga que suceder.

-Bueno hijo es tu decisión, ve con cuidado y no regreses tan tarde. ¡Vale!

-Gracias por comprenderme y cuidarme, te quiero mucho y prometo no regresar tan tarde.

Salí de la casa directo a la plaza mientras caminaba iba pensando en la pequeña charla que tuve con la anciana era verdad todo lo que me dijo, aparte nunca en mi vida mi corazón ha latido tanto como cuando estoy cerca de él, lo note desde el día que tropezamos, no quería hacerme más lio en la mente, deje mi nube de pensamientos y volví a la realidad estaba a punto de llegar a la plaza, ya casi en la entrada divise su rostro me acerque lentamente a él, lo salude con la mano y me invito a entrar.

Kent

Llegue unos minutos antes de lo acordado, estaba nervioso era la primera cita que tenía con alguien después de mucho tiempo, a los pocos lo divise que venía bajando las escaleras, alzo su mano en forma de saludo al cual correspondí, se acercó a mí y le invite a  entrar en la plaza, la noche era cálida recorrimos varios puestos, luego lo invite a comer algo en un local de comida, conversamos de trivialidades y también le pregunte como se llamaba a lo que me contesto que su nombre era Owen Mendoza, que nombre tan lindo pensé, nos levantamos de la meza lo rodee con mi brazo por su hombro le propuse dar un paseo por la playa a lo cual el accedió, caminamos durante unos minutos, nos detuvimos en unas rocas y nos sentamos, le di mi abrigo porque el viento empezaba a ser más fuerte y el pobre temblaba, me regalo una linda sonrisa, miramos hacia el cielo que esa noche estaba cubierto por un maravilloso manto de estrella, era magnifico de repente se ilumina el cielo de colores que eran producidos por los juegos artificiales el rostro de Owen era un poema parecía como un niño pequeño emocionado por ver tal espectáculo;  me dijo que siempre que ve fuegos artificiales se pone de esa manera, me dio un golpecito y comenzamos a jugar caímos en la arena y empezamos a rodar, reímos a mas no poder, de pronto yo quede encima de él y todo se quedó en silencio lentamente acerque mis labios a los suyos y nos fundimos en un tierno y cálido beso que en ese momento decía todo lo que sentíamos lentamente nos fuimos separando Owen estaba rojo como un tomate, me levante del suelo y le ayude a incorporarse nadie dijo ni una sola palabra, yo voltee a ver hacia la playa y cuando gire Owen ya no estaba a los lejos alcance a ver como se iba corriendo muy rápido, pensé que la había cagado, seguí contemplando el mar luego subí al hotel y me fui directo a la cama pensando en cómo hablar con Owen sobre lo de esta noche, lentamente me quede dormido esperando verlo al día siguiente.

Owen

¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! Me lo repetía una y otra vez no me terminaba de creer lo que había pasado ¡me besó! Sí me besó, fue tal mi vergüenza que en cuanto se descuidó salí corriendo a mas no poder, cuando estaba bastante lejos como para que me alcanzara me detuve también mi corazón me lo pedía olvide por completo que no puedo agitarme demasiado y el pecho empezaba a dolerme mucho, me tranquilice y seguí mi camino directo a casa, llevaba en el rostro una sonrisa tan tonta que nadie me la quitaba ese beso fue tan dulce, ahora que lo pienso soy un idiota por salir corriendo pro por otra parte es verdad lo que dice la anciana esto solo puede ser un amor de verano así que no me hago tantas ilusiones, cuando llegue a casa fui al cuarto de la anciana a darle un beso e informarle que ya había vuelto pero cuando le llame no me contesto, acerque a la cama y no lo podía creer la pobre había fallecido y entre sus manos sostenía una carta que decía:

Mi querido Owen si estás leyendo esto es porque yo ya he partido de este mundo, quiero que sepas que siempre te quise, porque  eras como un hijo para mí, no pensé que este día llegaría tan pronto pero así es el destino, el motivo porque escribí esto es para decirte que he dejado todos mis ahorros para ti, cuando puedas pásate por el banco para que hagan el debido papeleo, otro motivo es que ya no puedes seguir en esta playa el doctor me ha visitado y me ha dicho que este clima solo empeorara tu salud así que debes mudarte luego de mi sepultura quiero que me cremes y esparzas mis cenizas por el mar azul, no quiero que estés triste debes de seguir adelante sin mí, yo siempre te cuidare. Solo se feliz sin importar lo demás, con estas últimas palabras me despido. Hasta siempre mi amado niño de ojos azules.

Atentamente.

Nadesko

Mis lágrimas salían por si solas ahora me había quedado sin consuelo alguno ya no tenía a nadie en este mundo estaba totalmente solo y desamparado. No dormí nada hasta que amaneció, Salí de casa en busca de personas cercanas para darle cristiana sepultura a mi querida anciana, al medio día estaba en la iglesia donde el padre daba la santa misa en su honor luego la lleve a cremar y al atardecer derramando muchas lágrimas en los ojos esparcí sus cenizas dándole el último adiós…

Pasó una semana y ya tenía mi equipaje listo para partir de la ciudad, no eran muchas cosas, el trabajo en el restaurante lo había dejado así se lo hice saber al dueño el día que estuvo presente en la misa de la anciana.

Ya no tenía nada que hacer en esa playa, me acorde de Kent pero era mejor no despedirme de él, llego la noche y antes de dormirme le escribí una carta pensando en dejársela en el restaurant luego intente dormir un poco al día siguiente salía de la playa, me desperté, desayune algo y me di una ducha, me vestí pensé en ir a dejar la carta pero no tuve el vals sobre una mesa la deje, cerré la casa y dije adiós para siempre, era hora de irme para ver que me deparaba el destino…

Kent

Lo busque como loco ya hace una semana que no sabía nada de Owen, era tal mi desesperación que no conciliaba el sueño, a cada persona que pasaba le preguntaba por el parecía un loco, frecuentaba a diario en restaurant en el que trabajaba pero él no aparecía, mis vacaciones habían llegado a su fin y no quería irme sin haberlo visto por última vez, fui de nuevo al restaurant para comer algo antes de subir al hotel para alistar mi equipaje, uno de los camareros tomo mi pedido y luego trajo mi orden, la verdad es que a penas probé bocado, el camarero lo noto y me pregunto si tenía algo, le explique que estaba buscando a Owen y él me dijo que había renunciado hace una semana y que no volvería a trabajar, fe quede petrificado al oír aquello, le pregunte donde podía encontrarlo el me dio la dirección de su casa pero también me dijo que posiblemente se había marchado ya de la playa, no entendía porque había hecho eso, corrí desesperadamente en un fallido intento de alcanzarlo, aún mantenía esa pequeña esperanza en mi corazón, por fin encontré aquella casa parecía deshabitada pero en la hamaca se mesia lentamente una adorable anciana, la salud y ella me dijo – Tú debes de ser el joven Kent adelante entra en la casa Owen dejo algo para ti en la mesa- le agradecí y me dispuse a entrar cuando gire de nuevo aquella anciana ya había desaparecido, que extraño fue aquello, sin más demora ingrese dentro del lugar y sí justamente en la mea había una carta dirigida para mí…

La carta decía lo siguiente:

Mi amado Kent, si por manos del destino esta carta llega hacia ti, solo quiero decirte que lo siento mucho, todo lo que paso nunca tuvo que suceder, tú debes volver a la ciudad y yo también debo mudarme las razones no te las diré, solo quiero que sepas que tu despertaste en mi aquel sentimiento llamado amor, no se si tu sientas lo mismo por mí pero un amor de verano se termina al finalizar la estación, sé que suena muy cruel pero así es el destino. Sin más que decir me despido, hasta siempre mi amado Kent.

Siempre te amare desde lo más profundo de mi ser con amor Owen.

No lo podía creer, esto no podría estar pasando, justo cuando  pensé que había encontrado a alguien a quien pudiera amar con todo mi ser, viene el destino y me lo arrebata, que ironía. Llore, llore inmensamente, me sentía vacío como si hubieran despendido una parte de mi ser, después de llorar tanto me levante y me fui rumbo al hotel esa noche no dormí solo pensaba en Owen y porque la vida lo había alejado de mí, el verano llegaba a su fin y con ello tenía  que volver a mi monótona vida en la ciudad.

Continuará….