Una historia real
Esta historia si es real, si bien están cambiados algunos nombres, el nombre de la chica es real, todos los demás han sido cambiados para evitar en lo posible que alguien pudiera reconocer a los protagonistas.
Esta historia si es real, si bien están cambiados algunos nombres, el nombre de la chica es real, todos los demás han sido cambiados para evitar en lo posible que alguien pudiera reconocer a los protagonistas.
Corría el mes de marzo de al menos hace 15 años, tenia la edad de 26 cuando entre a trabajar en una empresa de venta de software informático, después de varios meses y debido a un buen programa que triunfo, la empresa incorporo a la plantilla a un nuevo empleado para que me ayudara, un martes a primera hora de la mañana mi jefe me llamo a su despacho y me presento a mi ayudante, una chica de 21 años, pelirroja de pelo largo y ondulado, de estatura normal, grandes pechos y bonito culo, llevaba unos pantalones vaqueros y un Jersey ajustado que junto a una cara con las facciones muy marcadas y labios carnosos le hacian muy atractiva.
Una vez finalizada las presentaciones Vega, que así se llamaba, se dirigió a mi despacho, mi jefe me retuvo un momento para decirme.
- Para que veas que te cuido.- acompañado la frase con una amplia sonrisa.
Cuando me dirigí a mi despacho, y la ví sentada esperándome un escalofrío recorrió toda mi espalda. Estaba preciosa recibiendo la luz del sol a través de la ventana.
Pasaron varias semanas Vega y yo ya teníamos una buena amistad y bastante confianza, es posible que al ser personas jóvenes nuestra compenetración fuera mayor, y nuestros cuerpos sin querer se buscasen sin saberlo, el caso es que un día estábamos haciendo el planning del día cuando empezó a quejarse de que la dolía la espalda, y yo con toda la buena intención del mundo me ofrecí a darle un masaje, así que la dije que se sentara en la mesa de reuniones, era una mesa redonda con unas 6 sillas situada frente a un gran ventanal.
Vega se sentó en una silla situada junto al ventanal, me acerque y empecé a frotarle la espalda con las manos, pero obviamente el masaje mas que darle alivio le producía un quemazón al frotarle con la camisa puesta, por lo que la dije que se la levantara un poco, Vega se la quito, quedándose con el sujetador, cuando se levanto para quitársela me miro, sonrío y me guiño un ojo. Estaba estupenda, unos botines negros, una minifalda vaquera y en sujetador la hacían más guapa aun.
Giro la silla de tal manera que quedo de cara al ventanal, justo enfrente estaban unos albañiles trabajando, nosotros en una quinta planta y ellos a la misma altura en el edificio que estaba en construcción. Empecé con el masaje y a ella le empezó la respiración a ir mas rápido, yo empecé a alargar mas mis movimientos llegando a tocarle los pechos por debajo, esperando su reacción, si la molestaba o me seguiría dejando hacer, paso lo segundo y mis movimientos fueron cada vez mas descarados, ya la tocaba los pechos directamente, ni masaje ni leches, la estaba magreando las tetas directamente, y viendo su reacción de placer empecé a besarla en cuello, baje las manos hasta su entrepierna y empecé a acariciarla los muslos a la vez que subía su minifalda, hasta que al final empecé a tocarle el coño por encima de la braga. estábamos a cien cuando levante mi vista y vi a tres o cuatro obreros que hacían señas y gestos mirando a nuestro ventanal, la situación era clara, ella estaba sentada con las pierna abiertas y las tetas fuera del sujetador yo justo detrás magreando sin parar y todo esto frente al ventanal, estábamos dándoles un buen espectáculo. Pare y le dije.
-Vamos a parar que nos te están viendo - a lo que ella me contesto, - de eso nada me gusta que me miren- y dicho esto se quito las bragas abrió las piernas mas aun e hizo que me pusiera a su costado, bajo mi bragueta me saco la polla y empezó a chupármela a la vez que se masturbaba, la morbosa situación, la estupenda mamada y el calentón de varios minutos provoco en mi una pronta corrida, ella no saco la polla de su boca, siguió masturbándose con una agresividad increíble dándose palmadas en el coño y tragándose todo mi semen, hasta que empezó a convulsionarse dando origen a una gran corrida.
Este fue el principio de una relación con muchas mas situaciones morbosas, que si os gustan os seguiré contando.