Una historia poco común

Es una historia real, un par de hermanos tienen un encuentro muy cercano...

UNA HISTORIA POCO COMUN

Realmente no se como iniciar esta historia, realmente es de lo mejor que me ha pasado. Me llamo Miguel, tengo 20 años ala fecha. Esto paso hace 2 años cuando la cooprotagonista del relato tenia 14 años, es mi hermana menor, una chica bella a su estilo. Es alta, como todos en mi familia, morena clara, de piel tersa; su cabello es negro intenso y brillante y ligeramente ondulado; un rostro redondeado y bello, ojos cafés claros y bella boca; su cuerpo en pleno desarrollo era el motivo de algunas miradas de hombres maduros o jóvenes de mi edad, incluso niños mas pequeños, tenia una dulce figura, es espigada, delgada, de pechos pequeños pero bien formados y redondeados, abdomen plano, y una cintura pequeña; lo mejor o lo que mas me ha gustado de ella es ese hermoso culo que ostenta, respingon, elevado notoriamente de su espalda, firme y terso, provoca en mi una sensación excitante que no como describir. Es de los mejores que haya tenido.

Al separarse nuestros padres ella cambio mucho, se hizo reservada y poco optimista, por ende mi deber como su hermano mayor es ser mas comprensivo con ella, algo que traeria frutos para mi. Siempre ha sido lista, no es una chica normal, o tonta como lo hacen creer muchos relatos similares. Me tenía confianza y yo a ella, siempre me cuido y me tenía un cariño intenso que demostrábamos en una cercanía importante, pero nunca con un cariño dulce, siempre fuimos alegres y picaros el uno con el otro.

Una mañana, mi madre que estudio medicina, nos informo que saldría a un diplomado en la capital del país, por eso me tenia que quedar con ella. Tenia un tiempo de vacaciones cortó en mi universidad por huelga de inicio de semestre, ella en su secundaria tenía una faena de todo el día, pero le propuse algo después de dejar a nuestra madre en el aeropuerto: pedir dos días de permiso a faltar a clases por motivos personales, que yo justificaría sus faltas en el colegio. Ella no puso objeción. Ni ella ni yo tendríamos una idea de lo que pasaría después de ese domingo.

Dicho y hecho, por la mañana de lunes salí a pedir ese permiso, mientras tanto ella preparaba la camioneta para salir de día de campo a un rió cercano a la ciudad, un paisaje boscoso y realmente hermoso, donde mi padre tenia una cabaña y podríamos alojarnos en ella cuando lo deseáramos.

Regrese con la autorización del colegio como noticia, ella alegre se dispuso a partir, llevaba una falda blanca entallada con cierta caída y movimiento, no muy corta ni muy larga, una blusa negra sin mangas y una boina blanca. Yo la había visto con excitación demasiadas veces, pero soy realista, era mi hermana y menor, solo era un sueño, no tenia nada planeada. Soy un tipo fornido, alto, de 1.90, 102 kilogramos, moreno claro, mujeres no me faltan, practico deportes como football americano y basketball, mi cuerpo no es nada débil.

Salimos a media mañana y llegamos al medio día, en varias ocasiones me quede impactado por la deslumbrante ropa interior de mi hermanita, ella no se daba cuenta de la morbosidad que me invadía, al llegar, llame a mi madre para disimular las cosas, nos dispusimos a nadar, yo solo entre con un short largo negro, sin ropa interior, mi hermana al cambiarse salio con un bikini amarillo y rosado, deportivo pero de dos piezas, se veía hermosa, el rió estaba helado por lo que sus pechos al entrar se pusieron duros, eso me éxito mas, jugando la tocaba y disfrutaba de lo que me ofrecía la ocasión, que era como pocas.

Claramente erecto mi pene, decidí salir del agua, me importo poco que me viera así, incluso ni me seque ahí, fui directo a la cabaña, ella me veía con interés. Al entrar me cambie de short y me dispuse a preparar el asado, ella grito y rápidamente acudí a su ayuda, había resbalado con una roca y se encontraba en el suelo, la levante y la conduje a la sala, ahí l pregunte lo ocurrido, me explico y me dijo que la curara. Con preocupación la vende, y me dispuse a empacar, pero ella me pidió que no lo hiciera, que yo mereciera un descanso, que ella puede "disfrutar sentada", esa frase le costaría luego.

De noche, ella pensé dormía y me dispuse en mi laptop a ver unas imágenes pornográficas que guardaba en la maquina, quería disfrutar y bajarme la excitación. Estaba boca abajo y no podía dejar de verla con esa licra tan justada que portaba, no soporte la presión tenia que tocarla, palpe su trasero, realmente firme, su cintura y espalda. Poco me importo y decidí sacar mi falo y pajearme mientras tocaba y veía levemente aquello que me gusta más de una mujer… despertó.

Inmediatamente se volvió y me miro con una expresión poco común, me aleje de ella con el pene fuera de mi pantalón de noche, ella lo vio y dijo: "veo que te gusta tocarme ¿desde cuando te gusta mi trasero?" Nervioso le respondí: "Siempre me han gustado – por miedo a que me delatara comente – el tuyo también, pero prométeme no dirás nada"

Se levantó como pudo y se sentó en el borde de la cama, con tan solo mirar, tomo mi pene y lo empezó a tocar: "Eres un gran hermano, mereces que te pague tu apoyo" Inicio una torpe masturbación de mi pene, pero para mi era la gloria, no lo podía creer, a continuación me pidió me desnudara, quería saber por que algunas de sus amigas me buscaban, encendí la luz y ella abrió los ojitos con una expresión de incredulidad: "Lo tienes enorme, lo sentí grande pero no pensé fuera tanto" Sonriendo conteste: "No es mucho, solo que me exitas bastante hermanita"

"¿Qué haremos?" pregunto, me acerque y la bese en la boca, ella respondió a su primer beso con un abrazo prolongado, me tocaba el cuerpo al estar en mi regazo, la tocaba por todos lados suavemente, ella me rasguñaba la espalda y me mordía levemente a petición mía o por instinto. Desnudandole me di un banquete a la vista, su piel tersa era hermosa, su cuerpo mejor aun. Me dispuse a besarla mucho, le di mi cariño tiernamente, como solo un hermano puede quererla.

Trabaje sus pechos cerca de 15 minutos, le mordía los pezones, los chupaba y lamía, mis labios se dieron gusto ahí. Ella solo respiraba y se contorsionaba mucho, cuidaba de no lastimar su tobillo luxado. Llegue a su entrepierna, inicie un masaje con mi lengua de su pequeño clítoris, daba vuelta a su contorno, arriba abajo y de lado a lado. Perdiese ella de placer, no aguanto y se vino en mi rostro tres veces.

"¿Qué me harás ahora? ¿Qué debo hacer? Cuestionaba mientras tomaba aire después de el éxtasis, la mire tiernamente y le dije: "No creo que sea prudente tener relaciones contigo, no debo ser el primero, pero hay una opción mas" ella no sabia de lo que yo hablaba. "Tienes algo que me encanta y también funciona para dejarnos satisfechos, pero es algo doloroso en un inicio". Sexo anal.

Asintió con la cabecita, su cabello despeinado y su mirada impaciente me excitaron mucho. Tome un poco de crema para manos, la puse primeramente en mi miembro, ella no sabia por que, le explique rápidamente mientras la volteaba boca abajo, abrí su apretado trasero y lo lubrique, fue costoso incluso que entraran mis dedos, tarde mucho, cerca de media hora para dilatarlo, al iniciar la penetración ella gritaba, le dije que me debía algo, que resistiera, sumida solo mordió mi playera que estaba junto a ella, sus ojos lloraban. Me dispuse con más empeño, sentía como sus paredes me presionaban y era rico aunque doloroso, empuje y empuje, hasta que estuvo dentro. Me impresiono la capacidad que tenía para soportar 22 cm. dentro de ella.

Inicie el trabajo lentamente, era un delirio, ella gritaba con pocos movimientos, mas rápido y con fuerza tomo mi labor, el entorno solo eran sus gemidos y el movimiento de la cama, pequeña que soporto tremenda enchulada. 15 minutos mas tarde, cambie de posición sin necesidad de salirme de ella, recordé con malicia y poca ternura eso que dijo: "Disfrutar sentada", literalmente la senté en mi pene y la hice tambalear fuerte y con poco tacto.

Ya no lloraba tanto, ahora gruñía y su rostro tenía una expresión de dolor y placer, seguí dándole un rato mas, la puse de lado, y con fuerza hacia movimientos circulares. La volví a sentar y empujaba hasta que mis huevos chocaran con sus carnosas nalgas. Tanto fue lo que me éxito verla y sentirla enchulada que la deje caer de la cama, solo medio cuerpo, dejando su culo y piernas sobre el colchón. Le di fuerte y sin piedad, ella inicio a contorsionarse, tuvo su primer orgasmo anal, le di mas y mas, después de una hora de enchulada, le solté toda la carga de medio año sin tener relaciones. Mis espasmos eran fuertes, pero no la solté, ya en el suelo le seguí dando, tuve un segundo orgasmo minutos después y la solté, estaba exhausta, pero yo no satisfecho