Una historia muy real

No estaba muy convencido pero era el momento de tomar aquella decisión. Llevaba muchos años esperando dar un paso y no me había atrevido, sin saber por que. Necesitaba satisfacer mis impulsos, lo que mi cuerpo me pedía desde hacía tanto tiempo.

No estaba muy convencido pero era el momento de tomar aquella decisión. Llevaba muchos años esperando dar un paso y no me había atrevido, sin saber por que. Necesitaba satisfacer mis impulsos, lo que mi cuerpo me pedía desde hacía tanto tiempo. Sin embargo no tenía muy claro que paso dar ni hacia donde, además de sentirme muy avergonzado como para recurrir a alguien cercano.

La solución me la dio un chat. Tenía sintonizado un canal de televisión en el que se colgaban sms de contacto mientras leían el tarot y desde las 24:00 emitían videos porno. Todo fue casual, sin premeditación, aunque lo deseaba no pensé en esta opción que surgió viéndolo una noche. Leí un sms que me llamó la atención: “busco pasivo para ver peli porno en mi casa. Yo 30. Sólo llamadas.” Cogí el movil casi sin querer y a los pocos minutos me decidí a marcar. Pese a la vergüenza inicial, la amabilidad y tranquilidad que me mostró por teléfono me relajó bastante. Se describió como un chico alto, fuerte y bien dotado, moreno de ojos claros y “guapete”. Yo hice lo mismo, y después de un rato charlando me dio su dirección y quedamos en 1 hora.

No tardé ni un segundo en ir a prepararme. Afortunadamente su casa me quedaba a 15 minutos en coche y así pude dedicarme bastante tiempo.

A la hora fijada llegué a su casa y llamé. Subí hasta su puerta y me hizo pasar tendiéndome la mano. Era normal, un poco fuerte, y algo más bajo que yo. Me resultó agradable y creo que yo a él también. Entramos hasta el salón y antes de sentarnos me ofreció algo de beber. Hablamos un poco de que era la primera vez que respondía a un mensaje de este tipo y él me dijo que lo había hecho en una ocasión anterior pero nadie le había respondido. No tardó en enseñarme la filmografía de la que disponía y me dijo que escogiese. A mi me daba lo mismo pero me fijé en una que tenía de transexuales y se lo hice saber. La colocó en el DVD y antes de darle al “play” se levantó y me dijo que iba a ponerse algo más cómodo. Le pregunté donde quedaba el baño y aproveché su ausencia para refrescarme un poco. Me indicó que podía utilizar la ropa que había allí colgada. Después de darme los últimos “retoques”, cogí una bata de seda que estaba allí doblada y me la puse por encima de mi ya desnudo cuerpo. No sabía si era lo correcto, pero al entrar al salón de nuevo y verle con el mismo atuendo tuve la certeza de no haberme equivocado.

Nos sentamos juntos en un sofá enorme situado enfrente de la televisión y después de darle un sorbo a la copa y con una luz muy tenue apretó el botón del mando. No recuerdo muy bien el título, pero la primera escena era una transexual explosiva haciéndole una felación a un tipo con una verga colosal. Durante un par de minutos estuvo chupando aquel aparentemente delicioso miembro, lamiéndolo enterito. Claro está, la erección que tuve fue total y la de él igual. La fina bata que llevaba no podía ocultar su tiesa verga y poco a poco mi atención se fue dirigiendo más hacia aquel prominente bulto que hacia la película. Nuestras miradas se cruzaron. Fue un instante embarazoso que solucionó preguntándome si me estaba gustando. Lo primero que se me ocurrió decirle fue que sí y añadí que creía que a él también. Entró en el juego y me preguntó…

- ¿Por qué lo crees?

- Por eso – señalé el bulto-.

- Esto… - apartó la bata y dejó a la vista su duro y tieso rabo, sobre el que destellaba el brillo de la pantalla-.

Quedé hipnotizado ante la contemplación de lo que había estado ansiando durante tanto tiempo, algo que ahora tenía a escasos centímetros dispuesto para mi. Sentí la necesidad de acercarme más, inclinándome atraído, curioso y anhelante hasta situarme a menos de un palmo. Me situé delante de él de rodillas, dando la espalda a la pantalla, mirando de frente aquella enorme dureza, larga y gruesa, curvada hacia la izquierda, resplandeciente, salpicada de venas, encajada sobre dos marcadas pelotas depiladas y aparentemente bien duras. Él se reclinó y separó las piernas entre las que yo me situé, acariciándoselas con ambas manos en dirección hacia delante, hasta sentir el tacto de su vello púbico. Acaricié con la yema de mis dedos su delicada verga sujetándola por encima de la base abarcándola entera y bajé mi mano dejando al descubierto del todo su deslumbrante, delicado y apetitoso glande. Acerqué mi lengua definitivamente, necesitado de saborearla, sentir dentro de mi boca aquella polla. Apoyé la lengua en la punta y lamí varias veces, relamiéndola completamente en círculos durante unos instantes maravillosos en los que me recreé en las sensaciones de enorme placer que estar chupándosela me proporcionaba. Deslicé mi lengua recorriendo cada uno de sus centímetros hasta alcanzar y engullir sus pelotas. Se las lamí y chupé un instante para volver a ascender de nuevo, restregando mi cara y lengua contra aquel falo que para mi resultaba divino. Abrí la boca y me abalancé hacia delante devorándola. La introduje dentro hasta el fondo de mi garganta, rozándola con los labios. Volví a subir y comencé un cadencioso y lento sube y baja, o sea, se la empecé a mamar. Por fin podía decir que estaba haciendo una mamada a un tío. Poco a poco me fui dejando arrastrar por el apasionamiento y la embriaguez del momento, pero pude percibir que él también estaba muy excitado. De nuevo nuestras miradas se volvieron a cruzar mientras su verga continuaba palpitante presa entre mis labios. Me incorporé liberando con pesar el que había sido hasta ese instante mi placentero manjar, despidiéndome con un húmedo lametón, para dar paso a las que deseaba unas nuevas sensaciones. Dejé que la bata que llevaba se deslizase por mis hombros cayendo sobre el suelo, giré mi cabeza para por un lado hacerle notar qué deseaba ahora y de paso ver que es lo que estaba sucediendo en la película. Estaban follando, mostrando un excitante mete-saca que hacía que el semi-erecto pene de la trans se cimbrease a cada embestida por su dilatado agujero.

- Menuda mamada, me has dejado a punto de caramelo.

- A mi también me ha gustado mucho – pero necesitaba colmar mi más profundo deseo de ser penetrado; quería decírselo pero temía resultar tosco, aunque me sentía cada vez más desenfrenado-.

No hizo falta decir nada, advertí como se incorporaba un poco y sujetándome por las caderas me giró sintiendo como me palpaba y sobaba el culo. No pude evitar arquearme un poco y dejé escapar un pequeño gemido al notar sus manos internarse entre mis glúteos. Lo siguiente me llevó al delirio, noté su húmeda lengua sobre mi espalda deslizándose lentamente hasta llegar a mi agujero, separándome los glúteos de mi cada vez más arqueado culo, lo que le permitió introducirla levemente arrastrándome al frenesí. Durante unos ardorosos segundos me deleité con su lengua jugando en la entrada de mi ano, cada vez más dilatado y abierto, expectante y ansioso por recibir en lo más profundo de mi ser su sensual y placentero falo. Comencé a gemir apasionado, gozando de unas sensaciones indescriptibles que brotaban desde mi culo y se extendían por todo mi desnudo cuerpo.

Llegó el momento tan esperado, poder ser desflorado, sodomizado y disfrutar del calor y el pálpito de una polla de tío dentro de mi. Separó su suave lengua y se incorporó y pese a la calentura mutua, como habíamos acordado, se colocó un condón para tranquilidad mutua. Fue un instante breve en el que volvimos a mirarnos.

- Tienes un culo delicioso, me muero de ganas por metértela. ¿Te está gustando?.

- Sólo tengo ganas de que me la metas –le ayudé a ponerse el preservativo y me dí la vuelta arrodillándome en la alfombra, quedándome de frente a la pantalla-.

Se colocó detrás de mí, separé las piernas para dejar que se acercase apoyando sus manos sobre mis caderas y sentí el roce de su verga aproximándose a su destino, como una caricia hasta dar con la puerta que anhelante esperaba abierta de par en par. Presionó levemente y se detuvo al notar como mi agujero cedía a su empuje, volviendo a retroceder para acto seguido volver a apretar e introducir unos deliciosos centímetros incandescentes que terminaron por separar para siempre la angostura de mi ano y deslizarse como un chispazo eléctrico en el fondo de mis entrañas. La fricción producida al ir penetrándome me enloquecía, disfrutando a cada milímetro que invadía rozando ceñido las paredes de mi ano hasta que su cuerpo quedó adherido al mío terminando de introducir en mi interior su placentera polla. Separé un poco más las piernas y arqueé mi espalda hasta casi romperme permitiendo así que unos escasos milímetros más se deslizasen hacia dentro. Separó mis glúteos y empujó hacia delante ensartando definitivamente todo su grosor en mi cachondo culo. Pude sentir la presión de su polla en el fondo de mi ano, perfectamente encajada y ajustada, lo que me provocó un enorme cosquilleo multiplicado por cien al restregar sus pelotas contra mi. Retrocedió volviendo a hacerme gozar con el roce de cada uno de los centímetros de su fantástica polla dentro de mi insaciable culito. Sin embargo todas aquellas primeras sensaciones se quedaron en nada al iniciar un cadencioso vaivén de sus caderas sobre mi hambriento trasero, introduciendo y sacando su erecto miembro de forma angelical, sin acelerarse, recreándonos en cada embestida. La fricción y el golpeo constantes a que me estaba sometiendo erizaban mi vello y me desencadenaba sacudidas como calambrazos. Perdí el sentido del tiempo y del espacio, dejándome arrastrar por la lujuria entre gemidos y exhalaciones de gozo. Alargué el brazo hacia atrás para palparle y sentirle, apoyándome en sus caderas acompañando su ritmo y el sensual movimiento de enculada. Conseguí agarrar su verga tomando conciencia de cómo me estaba follando, sobándole las pelotas.

- Aahh…  aahhh…  ahhh… aahhh… , creo que voy…  aahh…  a correrme.

- aaahhhhh...   mmmmm…   mmmmm…  cambiemos   uuummm…  de posición…   uuuhhhhmmm…   aahhhh…

Me tumbé boca arriba en el sofá levantando las piernas y dejando a la altura de su a punto de reventar verga mi abierto culo. Sin resistencia alguna clavó su dura polla en mi agujero continuando el mete-saca. Yo estaba casi empalmado y me la empecé a menear acompasando su ritmo. Sin embargo la profundidad y fricción de la penetración unido al roce de su abdomen con mis pelotas y verle como gozaba con mi culo, provocó un estallido de placer sumo. Un profundo hormigueo surcó mi cuerpo desde el fondo de mi satisfecho culo hasta la punta de mi verga en forma de profusa eyaculación, brotando un primer chorro de semen sobre mi pecho al que se sucedió otro, manando como un reguero. Aún salieron algunas gotas más entre mis convulsiones de placer, acentuadas por aquella polla que no dejaba de follándome sin parar. El hirviente y rezumante semen derramado empapaba mi torso mientras él acentuaba su movimiento, taladrándome. Mi cuerpo vibraba y se sacudía al compás de su polla, deslizándose en el interior de mi agujero. Presentí el desenlace y tuve la necesidad de satisfacer un impulso provocado por el roce superlativo y vertiginoso tan maravilloso que estaba sintiendo, así que sin pensarlo sujeté una de sus manos acercándola y empapando sus dedos con la leche que calaba mi cuerpo, y los dirigí hacia mi boca  recogiéndolo con la lengua, volví a repetir la acción llenando mi boca de mi propia leche. Le miré a los ojos directamente en el instante en que su movimiento se detuvo con la polla endurecidísima en lo más profundo de mi culo. Una sacudida recorrió su cuerpo volviendo a embestirme notando como se llenaba el condón con su abrasador orgasmo. Se balanceó un par de veces más jadeante permaneciendo inmóvil a continuación y posando su mirada en mi, sin sacarla de mi culo, abrí la boca rebosante de mi esperma, saqué la lengua relamiendo mis labios empapados, jugando con el lechoso líquido que bañaba mi lengua y labios, y sin apartar la mirada lo engullí goloso dejando escapar un suspiro de satisfacción. Se desplazó hacia atrás y sacó su ya flácida verga de la que colgaba en el preservativo su corrida, provocando una sensación de gran vacío dentro de mi.

- Ha sido uno de los polvos más excitantes de mi vida, sobre todo ver como te bebías tu leche y ese culazo tan cachondo que tienes.

- Para mi también ha sido extraordinario y me hubiese gustado que fuese la tuya.

Después de asearme estuvimos charlando un rato muy ameno y finalmente nos despedimos y quedamos en que si nos apetecía podíamos quedar otro día y repetir la experiencia. Por supuesto no tardamos en llamarnos y repetir un par de veces más.