Una historia interesante 26
El desenlace de un fin de semana bastante largo. Muchas conclusiones y advertencias van a encontrar por acá. Espero lo disfruten.
-Cambiando de tema, porque, la verdad sea dicha, quiero cambiar de tema, ¿No tenias que mostrarnos algo Andrés? –pregunto Víctor cortante, mirándome directamente.
-Por supuesto –respondí yo con una sonrisa. Luego tome la grabadora que estaba en la mesa en esos momentos entre los platos de la cena. La encendí y presioné al botón de play.- Escuchen atentamente…
La grabación comenzó a correr. Al principio solo se escuchaban mis pasos y el eco que generaban en el lugar tan cerrado en donde estaba. Después de todo, eran unas escaleras de emergencia medio escondidas en un rincón.
- Si, efectivamente los regalos funcionaran bien. Una buena noticia si de verdad quería que funcionaran mis disculpas. Si se fueron de escapada por lo que hice es porque son bastante inmaduros –se escucha mi voz desde el aparato de pronto.- En ese momento yo solo estaba esperando al tipo que me seguía “sin que yo me diera cuenta”. Por eso decía ese tipo de cosas, siempre en tono de molestia, pero en voz alta –expliqué yo a los otros dos antes de que se escuchara la voz del tipo.
- Ejem… disculpa amigo… -dice otra voz que no es la mía.
- Sí, dígame… -se escucha mi voz. Un tono neutro para no delatarme.
- Tenemos que hablar – se escucho la voz del otro tipo.
-¿Se encuentra perdido o algo así? –se escucha mi voz, fingiendo algo de confusión. Detuve la grabación para comentar algo:- en ese momento, yo ya sospechaba lo que ocurría, pero ya que debía encontrar información importante, debí fingir ser un tipo medio idiota. Además, ya había llamado a nuestros amigos en la Central para que me asistieran. Lo único que necesitaba de este tipo era un poco de información para trazar un plan –accioné el botón para seguir escuchando.- Suele pasar algunas veces ¿sabe? la gente hace cosas que no debería y no se da cuenta hasta que es muy tarde.
-Eso último tiene un doble sentido –comentó Angel.- ¿A que si? –yo le confirme asintiendo con la cabeza.
- No se trata de eso –se escucho que respondía el otro tipo.
- Oh si… si se trata de eso –se escucho que yo le respondía.- En ese momento yo… puse una sonrisa significativa –comente medio riendo. Angel y Víctor hacen lo mismo.
- ¡Espera…! -fue la respuesta asustada del tipo.
- Muy tarde… cabrón infeliz…
- Oh sí, es muy tarde para ese hijo de puta –comenta Víctor divertido.
-… ahora mismo me darás la información que necesito para rescatar a mi familia. –luego se escucha un leve forcejeo. Yo detuve la grabación un momento.- Y pues… lo tome por una mano y lo hale con fuerza hacia mí… ¡debieron ver su cara!
-Obvio no se lo esperaba –comento Víctor dando un largo trago a su jugo.
-Aja… esa parte ya la sabemos… ¿Qué más? –preguntó Angel apresurado en saberlo todo. Yo presione de nuevo el botón y la grabación continuó.
Lo primero que se escucho fue el golpe que le di en la cara. Al estar la grabadora en el suelo, el sonido venia un poco alejado, pero se entendía muy bien lo que ocurría.
-¡NO! ¡Mataremos a tu familia! –gritó él desesperado.
- Eso no me interesa… lo que no puedo tolerar es el atrevimiento de venir aquí y ponerlos en peligro –le respondí yo. Se escucho claramente como lo golpee con fuerza y el chillido que el emitió por eso.
- No… basta… no pue… -se interrumpió de pronto.
-Esa interrupción fue cortesía de un golpe que le di en el estomago –conté yo despreocupadamente. Se escucho de nuevo mi voz desde la grabadora:- ¿Quiénes demonios son ustedes? ¿Qué es lo que pretenden? Y lo más importante ¿Para quién trabajan? Sé que ustedes estaban detrás de mí cuando llegamos aquí. Seguramente, se pusieron impacientes en un intento de parecer normales y no llamar la atención. Muchas personas se impacientan. Unas mas no hacen la diferencia. No llamarían la atención –se escucho como un cuerpo se movía en ese momento. Yo detuve un momento el aparato- Para “motivarlo” a que me respondiera –comencé a explicar,- le hice una llave de lucha. Le rodee el cuello y comencé a apretar hasta casi dejarlo asfixiado. Fueron solo unos veinte segundos, pero como lo deje sin aire con el golpe anterior, él comenzó a desesperarse.
-Muy inteligente eso –concedió Víctor. -Yo lo abría golpeado también en la nariz. Rompiéndola y dejando que sangrara. Así, cuando intentara respirar desesperadamente para compensar el aire perdido, sentiría un dolor atroz en cada aspiración. Pero eso es una preferencia personal –añadió sonriendo.
-Oye... buena estrategia –comente yo sorprendido de su sadismo. Él solo me señalo con los índices en un gesto de complacencia. Cada día que lo conocía mejor, Víctor me caía muy bien.
-¿Podríamos continuar por favor? –preguntó Angel con impaciencia. Estaba muy interesado en el suceso.
Yo presioné el botón para continuar. Solo se escuchaban algunos jadeos y un poco de ruido de fondo.
-En ese momento, intentaba desprenderse y respirar al mismo tiempo. Pero… el pobre infeliz no podía… así que afloje un poco, solo para que hablara y me dijo lo siguiente…
-… por favor… déjame, yo te ayudo a…
-Me ayudaras muchísimo si me respondes todas las preguntas, imbécil.
-Mis amigos… no trabajamos para nadie. Solo hicimos esto porque nos molesto tu arrogancia del principio…
-Así que delincuentes y también resentidos… mala combinación… ¡eh! ¿Qué crees que haces? – En ese momento, intentó zafarse creyendo que yo estaba descuidado. –explique a mi público de dos. - Tú y yo aun no terminamos de hablar cabrón. Dime… ¿Qué pretenden?
-Solo queríamos asustarte ¡de verdad! Solo eso –se escuchaba como hablaba con desesperación.
-Y una mierda… no haces algo como esto solo por un susto – y pues, apreté su cuello de nuevo un poco y él se asusto tanto que canto como un lindo y golpeado canario –añadí rápidamente.
-¡Están en el estacionamiento! Se supone que yo debía llevarte ahí para que hablaras con el líder y a cambio de no hacerles daño a ningunos de ustedes, él te pediría una cantidad de dinero, debes tener mucho, que te quitemos algo no haría diferencia para ti, y luego los dejaríamos. Ese era el plan ¡eso es todo! ¡Lo juro!
-¿Cómo te comunicas con ellos?
-¡En mi bolsillo hay un celular!
-Bien… luego me encargo de eso. ¿Sabes las ubicaciones dentro del estacionamiento?
-Dos van a custodiar tu auto para evitar que intentes escapar y el resto estarán en nuestro auto con la mujer y el chico.
-¿Tienen armas de fuego?
-Sí, pero no están cargadas. Solo es para asustar…
- Pero eso fue una mentira –comentó Angel.- Tomas me dijo que uno de ellos había disparado y por eso se dio cuenta que el auto estaba blindado.
-Lo sé. Supongo que me dijo eso para que yo me confiara. Una última mentira desesperada para intentar joderme –dije yo. Ambos asintieron dándome la razón.- Así que además de ser delincuentes y resentidos, también juegan con la mente de otros induciendo el miedo a través de mentiras… muy grave eso – el tono de mi voz era como de regaño y reproche al mismo tiempo, pero sin dejar de ser cínica por momentos.
- Por favor… déjame res… -se interrumpió. Comenzó a toser fuertemente.
-Eso es porque deje que su garganta pudiera aspirar aire. Después de todo ya tenía toda la información requerida –dije apagando el aparato.- Luego de eso, le di un par de golpes más y el muy débil se desmayo como un idiota. Unos minutos después, llegaron nuestros amigos y yo les dije todo lo que debían saber. Di la orden de que nadie se metiera en ese asunto. Nuestro amigo de la corbata roja no dejaba de insistir, pero ordenes son ordenes y él está para acatarlas. Mi plan era muy sencillo: resguardar a Marta y a Tomas y luego masacrar a esos tipos. Antes de que se llevaran al tipo, tome su móvil del bolsillo y envié un corto pero explicito mensaje “Todo bajo control. Él sujeto está bajando conmigo en este momento. Se muestra desesperado por su familia y asustado porque no le hagan daño”. Claro que, eso último era una señal para Marta y Tomas. Como sabia que estaban separados, seguramente a quien le llegaría ese mensaje estaría muy contento de vociferar que “su víctima” estaba desesperada y asustada . Contaba con ello para dar aviso a Marta y Tomas y esperaba que ambos entendieran la indirecta. Y por lo visto, si funcionó. El problema es que ellos dos no pudieron guardar las apariencias y llamaron la atención de quien tenían a su lado. Tomó a Marta, la llamo puta y la golpeo –el tono irritado de mi voz denotaba lo mucho que esa situación me molestó.
-Infeliz… -gruño Angel.- Golpear así a Marta… por Tomas no me preocupo, él me da igual –yo levante una ceja mirándolo. Él solo se encogió de hombros.- Sabes tan bien como yo que no nos llevamos nada bien. Sus celos son muy fuertes…
-Lo sé- respondí yo cortante.
-Bueno… pero al final todo salió bien –intervino Víctor desperezándose. Se levanto y coloco su plato en el fregadero.- ¿A quién le toca hoy?
-A ti –le respondimos a coro Angel y yo. Los tres nos miramos un segundo y no pudimos evitar reírnos.
-Bueno… entonces terminen la cena coño. Debo hacer un par de cosas –rezongo Víctor bostezando.
-Es temprano por Dios… -se quejo Angel.- Aun queda el chocolate caliente por el frio de la tormenta. Aun llueve –comento mirando hacia la puerta del patio trasero.
-Lo sabemos… lo notamos… no somos retrasados –le respondió Víctor con sarcasmo.- Y el chocolate caliente por la lluvia te lo vas a tomar solo. Yo estoy lleno. Quizá más tarde. Pero por ahora… -se interrumpió por el sonido de mi móvil sobre la mesa.
La razón de interrumpirse no era la llamada en sí. Era el hecho de escuchar ese tono de llamada. Escuchándolo, los tres sabíamos quién era, pues, de mutuo acuerdo teníamos ese mismo tono en los tres móviles específicamente para el hombre que amablemente nos había cambiado la vida hacia unos cuantos años. Lo tome y respondí la llamada.
-Buenas noches señor Orlando –le salude colocando el aparato en mi oído. Incluí el “señor” por mero formalismo.
En la cocina solo se escuchaba el sonido de la suave llovizna que caía en esos momentos. Dos pares de ojos me miraban atentamente.
- Buenas noches Andrés –me respondió una voz algo ronca.- ¿Están Víctor y Angel cerca de ti? –me pregunto sin rodeos.- Deseo hablar con los tres.
-¿Por qué siento que será un regaño lo que se avecina? –le pregunte yo ceñudo. Angel me miro atentamente. Víctor se sentó de nuevo en la mesa y también me miro atentamente.
- No te preocupes. Solo quiero intercambiar algunas palabras con ustedes sobre los últimos eventos ocurridos –me dijo Orlando suavizando su tono.
-Lo coloco en alta voz. Estamos terminando de cenar –le explique yo. Hice lo que le dije y coloque el aparato en la mesa.
- Hijos míos… espero tenga una buena velada a pesar del horrible clima que experimentamos este día –saludo Orlando con mucha formalidad. A pesar del tono y las circunstancias, el cariño se notaba en su voz.
-Buenas noches señor Orlando –saludo Angel.
-El viejo Orlando… buenas noches –le saludo Víctor con una media sonrisa.- ¿A que debemos su llamada? –pregunto sin rodeos.
- Solo quiero intercambiar algunas palabras con ustedes referente a los últimos sucesos –repitió Orlando.- Andrés, anoche se me informó que agrediste a siete sujetos en defensa personal, protegiendo, al mismo tiempo a tú mamá y tú hermano.
-En efecto –respondí yo.
- ¿Cómo se encuentran ellos? –pregunto Orlando con preocupación genuina.
-Durante el día de hoy los llame tres veces a ambos y al final del día, se escuchaban más tranquilos –respondí yo.
- Bien. Eso está muy bien –comento Orlando aliviado.- Bueno, desde La Central me informaron de todo. Te pregunto ¿Por qué no dejaste que ellos intervinieran? Ese es su trabajo.
-Porque me quería encargar personalmente del asunto. Muchas personas interviniendo al mismo tiempo no era un muy buena idea –le respondí yo sin problemas.- Si alguno cometía un mínimo error y mi familia pagaba las consecuencias, eso no iba a tolerarlo y seguramente hoy usted tendría como mínimo, un trabajador menos.
- Son profesionales Andrés –me recordó él con algo de reproche.- Saben muy bien lo que hacen.
-Eso no significa que se hayan ganado mi confianza –le replique yo. Al otro lado de la línea se escucho un suspiro. Como esos que hacen los padres para cargarse de paciencia.
- Te pido por favor que tengas más cuidado la próxima vez –me dijo Orlando luego de unos segundos de silencio.- Ya fueron trasladados a un hospital público y ahí se terminaran de curar o al menos se recuperaran. Según me informaron, algunos de ellos quizá queden con secuelas de por vida.
-Eso a mí no me interesa. Así lo pensaran mejor cuando decidan meterse con alguien más –le dije con frialdad. -Aunque la verdad, tenia algunos planes para ellos. Pero, apelare a su experiencia y dejare que todo fluya como está ocurriendo.
- Solo te lo estoy informando. Ya luego hablaremos sobre los planes que tenias y te explicare porque estabas equivocado en la forma de hacerlo ¿Vale? –replico Orlando en tono cansado.
-Entendido –le respondí simplemente encogiéndome de hombros.
- Al menos tú tuviste la buena decisión de llamar a La Central y avisar de la situación. No como otros… -Angel carraspeo su garganta.- ¿Verdad Angel?
-Eh… ejem… ese día solo eran dos y la situación no fue tan grave –explico Angel con algo de nerviosismo. No era que le temiera a Orlando, es solo que lo respetaba mucho y a Angel no le gustaban los regaños de personas cuyo respeto tenían ganado.
-¿Sabías que los ladrones están libres? –preguntó Orlando.- Ya que te negaste a denunciar lo ocurrido, esos dos están por ahí libres.
-¿Para qué iba a denunciar? –pregunto Angel con algo de molestia.- Era totalmente innecesario algo así. Tuve la sospecha que los mismos policías que estaban ahí, fueron quienes planearon todo. Desaparecieron y solo aparecieron “convenientemente” cuando todo había terminado. Eso es algo muy sospechoso.
- Lo es, en verdad. Pero sabes que debes informar de esas cosas en cuando ocurran –le recordó Orlando.
-Pues, usted parece muy informado teniendo en cuenta que Raba no dijo nada –observo Víctor.
- Tengo mis informantes –admitió Orlando. Hablo de una forma tan directa que casi podría decirse que no le importaba admitir que nos tiene vigilados.
-Querrá decir que nos tiene vigilados –puntualizo Víctor.
- Ustedes representan una inversión para mí –señalo Orlando.- Yo vigilo todas mis inversiones.
-No somos objetos Orlando –le dije yo con frialdad.
- Lo sé. Son de las mejores personas que conozco –admitió él.- Honestos y confiables. Pero no por eso voy a ser tan inocente e idiota de no estar pendiente de ustedes. Me preocupan –añadió en voz baja.
-Aprendimos a defendernos hace mucho tiempo señor Orlando –le dijo Angel para apaciguarlo.
- Mishijos también pensaban eso y ustedes saben lo que les ocurrió a ellos –le respondió Orlando con incomodidad en la voz.- Y aprovechando que dices que “sabes defenderte” Angel ¿Cómo es eso que hace tres días fuiste sometido a un interrogatorio sin ningún tipo de apoyo?
-Yo solo fui a dar una declaración para ayudar en una investigación criminal –se defendió Angel.- Si los imbéciles policías se tomaron libertades, eso no es mi culpa.
- La próxima vez, que te acompañe Javier en persona –ordeno Orlando con rotundidad.- No es prudente que tú hagas solo ese tipo de cosas. Puedes resultar bastante… altanero, por decir algo, y eso no es conveniente.
-Yo diría más bien respondón –intervino Víctor medio riendo. Al otro lado, Orlando emitió un pequeño ruido que fácilmente se traducía a una risotada.
-Pero también arrogante y pretencioso –dije yo para fastidiar.
-Estamos hablando algo serio –dijo Angel con los labios fruncidos.
- Entonces tomate las cosas con seriedad –le advirtió Orlando.- La próxima vez, que Javier vaya contigo. No sé qué planeabas, pero es prudente tomar previsiones.
-¿Y para mí no hay reprimenda? –pregunto Víctor bromeando.
- No. Tú estás haciendo las cosas correctamente… por ahora –respondió Orlando.- Pero esos dos que viven contigo no –su tono de voz era más suave, como si ya habían terminado los regaños.- Uno de ellos es interrogado por la policía y casi robado y actúa tan arrogante y pretencioso como solo él puede serlo. El otro es casi secuestrado junto a su pobre mamá y su pequeño hermanito y termina masacrando a sus secuestradores… y para colmo, llama a la agencia de seguridad que debería encargarse de esas cosas solo para que limpien el rastro de sangre que dejó luego de la masacre… ¿Qué haré con ustedes niños…? –pregunto cargándose de paciencia.
-Yo tengo veinticuatro años –le replique yo rápidamente.
-Yo veintidós, casi veintitrés –le respondió Angel.
-¡Y yo veintitrés! –dijo Víctor indignado.
- ¡Y yo tengo un poco más de la suma de todas sus edades juntas! ¡No sean tan necios! –dijo Orlando sin ceder terreno.
Se hizo un silencio en la cocina.
- Y así matas el argumento de gente necia –dijo Orlando riendo triunfante.- Ay mis niños… -los tres nos incomodamos al escuchar de nuevo esa palabra- a ver si nos vienen a visitar un día de estos. Mi mujer necesita algo de compañía y además estaría encantada de tener visitas de personas que en verdad aprecia y no ese montón de damas de sociedad que solo tienen hipocresía en sus intenciones.
-Ya casi están las vacaciones –dije yo.- Quizá aprovechemos y nos demos un paseo por la mansión.
- Claro, claro. Siempre bienvenidos… ah, y Víctor… nada de intentar tener sexo con mi hija… ¡Y tu tampoco con el jardinero, ni el vigilante, ni el chofer Angel! Mira que después están desesperados porque temen que los despidan si se quejan de que los están acosando el invitado del dueño –el regaño fue directo y claro.
-En mi defensa, uno de esos tres sí que quería hacer cosas, ¡que después se acobardo no es mi problema! –se defendió Angel abochornado.
-Yo… tengo novia… y me gusta ser un hombre fiel –dijo Víctor como para disculparse.
- Afortunadamente… pero antes de tener novia eras un soltero bastante libertino… -le recordó Orlando.- ¡Las cosas que hiciste en la Casa Roja! –Víctor abrió mucho los ojos. Yo no pude evitar reír ante su bochorno.- ¡Andrés! Tú también tienes cosas en esa casa que dudo mucho quieras que se sepan, así que te recomiendo que no te burles.
-Lo bueno es que ya no está regañando –comento Angel.- ¿Algo más señor Orlando?
- Por ahora nada mas –respondió el hombre.- Ya les dije todo lo que necesitaba decirles. Y los llamare luego para informales de la reunión anual de socios. Espero verlos pronto por mi casa. Nos hace falta algo de juventud por acá –añadió con algo de nostalgia.- Pasen una muy buena noche todos –y colgó la llamada.
-Entonces… el chocolate de la noche –recordó Angel de pronto.
-Te pondrás gordo de nuevo si no dejas de comer tantos dulces –le advertí yo levantándome. Víctor hizo lo mismo.- Entonces, todo ese esfuerzo que hiciste con el negro de mierda ese en esa choza que llamabas casa habrá sido en vano –puse el plato en el fregadero mientras Víctor ya estaba lavando el suyo. Luego me regrese a la mesa y tome mi móvil y la grabadora- Te espero en mi habitación… -le dije a Angel mirando el reloj de la cocina.
-¡¿Tendremos una noche llena de pasión y sexo?! –pregunto él en voz alta para que yo escuchara antes de irme.
-¡Ya quisieras cabrón! -le grite yo desde las escaleras.
Llegue a mi habitación y enseguida fui hacia la computadora. Necesitaba revisar todo antes de que llegara mi invitado de casi todos los días a ver junto conmigo algunas series animadas que nos gustaban a ambos. Además de arreglar la cama para que los dos estuviésemos cómodos. Existía la posibilidad de que hoy durmiésemos juntos si las respuestas a las preguntas que quería hacerle eran las que yo pensaba. Desde siempre, la lluvia tenía un efecto nostálgico en él y doy por hecho que hoy no fue la excepción.
Al cabo de un rato, escuche las voces de esos dos. Angel seguramente se quedo todo el tiempo que Víctor estuvo fregando los restos de la cena solo para hacerle compañía. Hablaban animadamente mientras subían las escaleras y me llegaba la risa de Víctor claramente.
-No puedo creer que te rías de algo así –se quejo Angel.- ¡Fue bastante vergonzoso coño!
Víctor le respondió, sin dejar de reír:
-Para él, no para mí. Yo me meo de la risa por su vergüenza –y dio un par de carcajadas con ganas.
-¿Quién es el pobre desdichado victima de la burla de Víctor? –les pregunte cuando llegaron a mi puerta.
-Aníbal… -respondió Angel con una mueca.- Como debes recordar… ¡¿qué coño vas a recordar eso?! Nunca recuerdas nada…–rectificó antes de continuar.- Él está enamorado de Daniela, pero al parecer ella es la única que no se da cuenta. Entonces hoy Daniela habló de su prometido de una manera tal, que el pobre Aníbal no sabía qué hacer. Daba la impresión que deseaba cortarse la garganta. Hasta casi rompe una lamina porta objeto sobre el microscopio al acercar de mas el objetivo con el tornillo macrométrico, de lo incomodo que estaba por lo que decía la zorra esa… un desastre eso. Al profesor no le gusta que rompan sus muestras de históloga –añadió con pena en la voz. Víctor no dejaba de reír.
-Ah –respondí yo aburrido.- Me perdiste desde el primer momento en que lo nombraste. Pero eso es mi culpa… nadie me mando a preguntar –añadí con desagrado.
-Yo solo me rio porque al parecer ese tipo no sabe las verdaderas razones del compromiso de la mujer –añadió Víctor.- Me da risa ver que él se siente mal sin conocer nada. Ignorante de mierda –dijo con mucha burla en la voz.- Y si me disculpan, debo ir a estudiar… que las aplicaciones no se hacen solas. Feliz noche a ambos.
-Víctor cada día me cae mejor –le comente a Angel luego de que ambos nos despidiéramos del otro. Nos encontrábamos en la cama mirando hacia la TV- Tiene algo de sádico, un aire de cínico, y una pizca de sin vergüenza que a mí, personalmente, me llama la atención en las personas.
Angel solo me miraba con una sonrisa.
-¿No te dije yo que te caería bien si decidías conocerlo mejor? –pregunto con suficiencia.- Y el reconocimiento es mutuo –me admitió él satisfecho.
-Si bueno… el señor que lo ve todo –le refunfuñe al tiempo que comenzaba a reproducir el capítulo de ese día.
…
-¡Coño! ¡No pude ser! Otro a quien mataron… -dijo Angel sorprendido.
-Por eso se llama Another … porque siempre hay otro quien muere… -le recordé yo medio sarcástico.
-Lo sé… lo sé… pero coño… uno se encariña con un personaje y luego ¡bum! va y muere –se quejo él.
-Justo lo mismo que con Canción de Hielo y Fuego… -dije yo mientras buscaba la otra serie que íbamos a ver.
-Espérame un momento que ya regreso –dijo él levantándose rápidamente.
Regresó casi cinco minutos después con una bandeja y sobre esta, dos tazas grandes con chocolate caliente y un par de galletas caseras hechas por su tía.
-Que bien… postre nocturno –le dije yo animado. La verdad, con el frio, una bebida caliente vendría bien.
Y vimos el siguiente capítulo mientras tomábamos el chocolate caliente y con sabanas hasta el cuello. No era que entrase frio al cuarto, normalmente el aire acondicionado estaba encendido y ahí era casi como el polo norte, pero con el frio del exterior por la lluvia, el frio interior se notaba más.
-Entonces… hasta la siguiente semana… eso es mucho –comentó el con impaciencia.
-Pasará rápido… solo no desees que pase rápido o la espera se hará lenta –le recomendé yo.- Además, tienes exámenes, eso va a ocupar tu cabeza y veras que antes de que te des cuenta, ya será lunes de nuevo.
Terminábamos de ver los capítulos correspondientes y ya casi era media noche. En mi mesita de noche descansaban las tazas ya vacías y solo habían algunos restos de galletas. Angel se levanto, tomó eso y se fue de la habitación. Pasaba por el pasillo unos minutos después frotando sus manos.
-Ven acá –le dije antes de que se perdiera de vista. Él entró de nuevo al cuarto algo confundido.- Quiero hablar contigo sobre algo –se sentó en la cama mirándome expectante
-¿Qué pasó?
-¿Cómo estuvo tú día? –pregunte sin rodeos. Él me miró sin entender.
-Bueno… ya hablamos de ello en la cena ¿no?
-Lo sé. Pero siento que falta una parte de la historia – respondí yo.- No es común que te escapes de tus amadas clases a tener sexo con Mateo, ni con nadie. Mucho menos si tienes exámenes y seguramente dentro de tus planes estaba el estudiar y repasar apuntes con tus amigos –levanto una ceja.- Son tus amigos de la facultad, eso está bien. Yo les dijo mascotas solo para fastidiar. Pero esto es serio –me miraba directamente a los ojos.- ¿La lluvia de hoy hizo que te sintieras solo? –la pregunta no fue hecha con ninguna delicadeza, pero en este caso, eso era irrelevante.
-Si… casi siempre lo hace –murmuro él. Algo de rubor asomaba su rostro.
-Entiendo… -dije yo suspirando.
Eso era lo más común en él. Por un lado le gustaba la lluvia, pero por otro, un sentimiento de nostalgia y necesidad se apoderaba de él sin poder evitarlo. Yo lo sabía. Todos los años que llevamos conociéndonos eso es algo que he notado. Para cuando se lo pregunte, más o menos cuando yo tenía doce y él diez, me dijo que la lluvia le hacía pensar en esos momentos en donde esperaba a su padre y este no llegaba. Ya sea casualidad o no, siempre que ese día llovía, su papá lo dejaba plantado. La excusa del hombre era precisamente la lluvia en sí. Excusas del tipo “ el trafico esta terrible, no podremos salir, mejor quédate en casa ” o del tipo “ la lluvia no me deja subir a tu casa, el camino está muy enlodado ” eran de las más usadas. Pero eran los días en que ni siquiera se molestaba en avisarle que no iría, quedarse esperando mientras miraba a la puerta pendiente del momento en que llamasen por ella, era más desagradable y la larga, más doloroso. En esas ocasiones, se excusaba alegando que no pudo llamarlo. En un principio, como todo niño, creía en las explicaciones. Pero luego llegó un momento en donde ya había entendido que solo eran excusas para evitar ir por él y no porque en realidad no podía ir por él.
¿Resultado de eso?
Crearle una tristeza en el corazón y generarle un resentimiento que se intensificaba cuando llovía. La cura para eso era estar en compañía y sentirse acompañado. Si no se sentía acompañado, pues, le regresaba a la memoria esos momentos y el sentimiento de soledad estaba ahí, restregándosele en las narices.
-Mira… -le dije con sinceridad y paciencia,- pienso que ya estás en una edad en donde deberías trabajar para superar esos sentimientos tan negativos para ti. Las carencias afectivas con tu padre, ya deberían estar en el pasado Angel. Sé que es inevitable para ti recordar eso, pero lo que te he dicho desde hace años es que debes intentar ver tu presente. A ver… ¿Dónde nos encontramos?
-En la casa soñada, junto a mis hermanos –respondió él. Me sorprendió un poco su respuesta. A veces no sabía que responder a esa pregunta.- Víctor y yo hablamos de ello cuando tú subiste luego de la cena. Ustedes dos… vaya… sí que me conocen –añadió mordiéndose el labio inferior.
-¿Ves lo que te quiero decir? –pregunte yo con una sonrisa.
-Lo entiendo y en verdad te lo agradezco.
-Ojala te resultara tan fácil como a mí para que las cosas no me afecten –comente yo mirando un punto del vacío. –Verías lo fácil que resultan algunas cosas.
Teníamos más en común de lo que nos gustaría. Incluso la indiferencia paterna. Su padre y el mío bien que podrían ser tan amigos como Angel y yo. La diferencia era que yo no me veía afectado por ello. Pero lamentablemente él sí.
-Yo… pienso que no –replico él.- No me mal interpretes. No soy masoquista, a veces… -añadió con una media sonrisa.- Lo que quiero decir es que este sentimiento de vacío y soledad que siento a veces por culpa de ese cabrón, me recuerda el porqué no debo ni quiero perdonarlo. Algunas personas me han intentado convencer que debería perdonar el pasado. La familia a veces resulta ser fastidiosa –comento con desagrado,- pero lo hacen pensando que es lo mejor para mí.
-Un sentimiento así puede resultar toxico por momentos –le recordé yo.- Y si de verdad te quieren como dicen, solo piensan en tu bienestar. Te he visto hacer cosas al dejarte llevar por lo que sientes.
-Lo sé… y quizá nunca cambie esa faceta de mi carácter, pero si puedo prometer que intentare lo que pueda –dijo.
-Eso lo estoy escuchando desde hace años –le replique yo.
-Y lo seguirás escuchando mientras yo no logre mejorar esa parte de mi actitud –me replico él a su vez. Y no pude evitar reírme.
-Yo te voy a ayudar… un poco –le dije con una sonrisa.- ¿Te quieres quedar esta noche conmigo? –él asintió tan rápido que no me extrañaría escuchar algún hueso de su cuello romperse.
Entonces nos arreglamos justo como la última vez.
-Solo intenta no abrazarme por favor… -le pedí yo con sarcasmo.
-No prometo nada –respondió él con una sonrisa cínica.
-Desgraciado… te hago un favor y abusas… hijo de puta.
-No controlo lo que hago cuando duermo –se excuso él.
-Será como cuando yo tenía siete años y tu cinco –dije yo acercándome. Pase mi brazo sobre su cintura y nos pusimos en cucharita.
-Ahora quien abraza a quien… -comento el burlón.
-Aprovecha mi debilidad del momento –le dije al oído.- Cabrón… qué bueno que te bañaste antes de cenar. El olor a sexo en ti es un poco desagradable y más si tienes el olor del negro ese de mierda.
-¡Racista! –me reclamo él.
-¡Y con mucho orgullo! –Replique yo.- Ya coño… a dormir que mañana hay clases.
Pero un rato después, me murmuraba una pregunta bastante inquietante.
-Andrés… ¿Reflejas en mi lo que no puedes hacer con Tomas?
Y por primera vez en muchos años, yo no tenía la respuesta a una pregunta formulada por Angel.
*Espero que les haya gustado. Perdon por no publicarlo la semana pasada. El internet de Venezuela esta hecho un caos absoluto.