Una historia interesante 16

Un dia normal en la vida de una persona normal... o casi. Espero lo disfruten

-¿No crees que es extraño que el neurótico de nuestro amigo no esté fastidiando? –Preguntó Andrés viendo la hora en el reloj de la pared en la cocina.- Ya casi son las siete de la mañana.

-Ni idea. Intenté despertarlo pero su puerta estaba cerrada –comentó Víctor encogiéndose de hombros.

-Bueno… al menos sabemos que está vivo ¿no? –preguntó Andrés.

-Supongo que si… creo… tal vez –respondió Víctor algo pensativo.- Anoche hablé con él antes de dormir y estaba muy bien.

-Sí, lo sé –respondió Andrés riendo.- Siempre esta así luego de ser follado bien fuerte.

-¿Si saben que es de mala educación hablar de la gente verdad? –preguntó Ángel entrando a la cocina.

-Nosotros lo hacemos muchas veces –le recordó Andrés- y no parece que te incomode cuando tú lo haces.

-Claro. Es divertido, pero no deja de ser de mala educación –comentó Ángel tomando cereal y leche.

-¿Aun quieres mas leche? – bromeó Andrés- ¿no te dieron suficiente ayer? –Ángel no le respondió nada por tener la boca llena y Andrés no desaprovecho la oportunidad.- Ah, entiendo, con la boca llena no puedes hablar, aunque ayer bien que hablaste con Víctor y estabas bien lleno.

-Pero estaba lleno abajo, no arriba –comentó Víctor entrando al juego.

-¿Ustedes no tienen nada que hacer? –preguntó Ángel luego de tragar.-Ya deberían ir a sus clases.

-No, es más divertido joderte –respondió Andrés tranquilamente y se tomó un vaso de jugo.

-¿Y… como amaneció el recién follado? –le preguntó Víctor.

-Aun me duele el culo, pero de resto todo bien –respondió Ángel con el semblante de alguien quien durmió y descanso.- De verdad que anoche dormí muy bien. Hoy estoy de muy buen humor…

-Después de que ayer te dieran duro, no me extraña Raba –comentó Víctor riendo.

-Imbéciles… en serio… -dijo Ángel malhumorado. Pero no estaba molesto, que sus amigos bromearan así con él sobre su homosexualidad era de lo mejor de este mundo.

-Tranquilo Raba, sabes que te queremos hermanito –le dijo Víctor y le dio un pequeño golpe en el hombro.

-Aja Vito… lo que digas…

-Solo por curiosidad –dijo Andrés de pronto, -¿por qué no pudiste ir a buscarlo?

-Tenía asuntos con mi novia –respondió Víctor.- Algo bastante importante.

-Entiendo… ¿y tu porque no me llamaste para ir a buscarte? –le preguntó Andrés a Ángel que se encogió de hombros.

-Me pareció que era una buena oportunidad de divertirme con Alberto y Mateo –respondió simplemente.- Y hablando de diversión –añadió,- tengo a una enamorada –Andrés y Víctor se miraron y rieron.

-¡JA! Y te burlaste de mi cuando yo te dije que tenía una –dijo Andrés sin parar de reír.

-Lo tuyo era diferente. Tú andabas provocando. En mi caso, no le di muestras a esa zorra de nada.

-¿Quién es ella Raba?

-Andrea… ¿recuerdan quién es? –ambos negaron. Ángel suspiro con paciencia. No le extrañaba nada esa respuesta.- La muchacha que se integró al grupo de Arturo y mío para el trabajo extramural… ¿ahora si recuerdan? –explicó.

-Ahhhhhh –exclamo Víctor…

-¿La gorda? –preguntó Andrés tratando de recordar.

-No es tan gorda, pero si… es ella –confirmo Ángel.- Daniela me lo dijo ayer antes de despedirnos. Al parecer hablaron en el baño. Tal parece que ayer era el día para hablar sobre mí –y empezó a explicarles la conversación que tuvieron a sus espaldas cuando Víctor lo llamó. Ambos escucharon atentos cada palabra.

-Bueno, eso no es de extrañar –comentó Andrés cuando Ángel terminó.- Es lo más normal. Desagradable, pero normal. Todas las cucarachas son iguales y tus compañeros de clases, los de Víctor y los míos no son la excepción.

-Un montón de idiotas que quieren saberlo todo sobre nosotros –observó Víctor.- Pero… es interesante que sepas lo que dijeron cuando tú no estabas ahí –tenía una sonrisa cómplice en su rostro.

-Ah… no te hagas el idiota. Después de todo bien que usas eso para espiar lo que dicen tus “amigos” sobre ti.

-Exacto. Yo lo uso. No pensé que lo usaras tú también Raba… -Víctor no borraba la sonrisa de su rosto.

-Bueno, hay una razón –explico Ángel y les contó la otra parte de la conversación

-Entonces Diego si está ahí por influencias… -dijo Víctor.- Maldito infeliz… -añadió con desprecio.

-De eso ya se encargará Demian en su debido momento –dijo Andrés.- El caso es que tus amigos están muy curiosos. ¿Qué harás? ¿Les contarás la verdad sobre el origen de nuestro dinero?

-Claro. Pero no ahora. Primero tengo que resolver lo de Andrea –respondió Ángel.- ¿no les molesta verdad? Que cuente la verdad –ambos negaron con la cabeza.- Bien –suspiró.- ¿Cómo puedo gustarle a esa mujer? ¡No soy nada atractivo!

-Cuando tenias 16 años te dije que debías dejar los malditos complejos Ángel –lo regañó Andrés con tranquilidad mirándolo.- ¿debo repetirlo de nuevo?

-No es eso… es que… -de nuevo suspiró profundamente.- No se… cosas que pasan supongo.

-No eres feo Raba –dijo Víctor.- Esta bien, no eres un adonis, pero tienes lo tuyo. La personalidad y el carisma valen mucho y de eso te sobra –Ángel se sonrojó bastante por ese comentario.

-Ustedes son más atractivos que yo –les dijo encogiéndose de hombros.

-Y es por eso que yo también tenía a una zorra detrás de mi –comento Andrés.- Pero yo hice lo que tenía que hacer: tratarla con desprecio y decirle que no tenía ninguna oportunidad.

-No me vengas con eso –Ángel lo miro significativamente.- El día de la fiesta tú fuiste bastante bien vestido. Querías llamar la atención de la gente.

-Y si llame la atención: un tipo trato de robarme.

-Eso no. A ver… playera vinotinto con cuello en V ceñida al cuerpo, pantalón negro, zapatos negros con suela blanca y chaqueta de cuero negra. Prendas de ropa que resaltan la blancura de tu piel y hacen ver mejor tus ojos verde-azulados –observo Ángel.- Si eso no era para llamar la atención de zorras de camino, tú me dirás…

-¿Recuerdas lo que tenía puesto ese día? –Pregunto Andrés irónicamente.- No me extraña… esa memoria es lo mejor y lo peor que tienes…

-No cambies de tema –replico Ángel. -No entiendo cómo es eso de que le hablaste tan fríamente y cortaste tan fácil sus ilusiones. Si yo fuera tú, habría jugado con ella un tiempo. Aumentando sus esperanzas y sueños, para, cuando llegara a lo más alto en sus ilusiones, tirarla al vacío para que el golpe fuera más duro. ¿Por qué no lo hiciste? –y lo miró directamente a los ojos como buscando una respuesta.

-No sé –Andrés se encogió de hombros sin evitar esa mirada.- Creo que quería evitar la fatiga –y soltó una risita.- Pero no entiendo la razón de tu predicamento. Que yo sepa, tu tendrás la oportunidad de hacerlo, pero optarás por lo que yo hice, claro, sin ser tan frío y despreciable para no dañar tanto su mente… o corazón –añadió.

-Está implícito en la frase –respondió Ángel haciendo un gesto de obviedad.- Yo dije “si yo fuera tú” y no soy tu. Soy yo… y mis métodos serán diferentes, en este caso en particular, ya que ella me cae bien.

-Ayyy que lindo –se burlo Andrés.- El tipo sentimental.

-Andrés, cariño, no todos podemos ser tan fríos como tú. Se puede intentar, pero no llegaríamos a tu nivel y fracasaríamos miserablemente.

-Gracias…

-¿Me puedes recordar lo que desayune hace tres años? –Bromeó Víctor que al parecer no se enteraba lo último que dijeron, o esa fue la impresión que dio.- Necesito saberlo con urgencia Raba.

-Vete a la mierda… -le respondió Ángel.- Huevos revueltos con pan de maíz y mantequilla, junto a esa bebida rara a base de uvas que a veces te gusta consumir –le respondió sin dudar. Miro de nuevo a Andrés y le dijo:- Pues sí. Esa ropa era para que te observaran Andrés… -añadió Ángel regresando al tema inicial.

-Si tu lo dices –dijo el encogiéndose de hombros.

-Ahora entiendo él porque me respondiste en japonés –razonó Víctor de pronto.- Provocaste todo, como siempre. Que ellos hablaran de ti era parte de algo que querías hacer ¿verdad Raba? –Ángel asintió.- ¿Sabes? Por un momento pensé que había llamado a Mico por accidente.

-Idiota…

-En serio… ¿pero dime, que pretendías hacer Raba?

-Exactamente lo que sucedió: que ellos hablaran de mí para enterarme de algunas opiniones y teorías locas sobre mi dinero –explico Ángel. –El momento fue oportuno y no lo desaproveche.

-Y creo que funcionó bien –comentó Andrés.

-Bueno, mientras hacen sus maquinaciones y comentan los resultados, yo me voy yendo a clases –informó Víctor levantándose de la mesa. Puso sus trastes en le fregador y les dijo:- hoy será un día ocupado, probablemente no llegue a cenar. En cualquier caso les estoy avisando. Que tengan un buen día –les sonrió con sinceridad y se fue.

-Adiós –dijeron Andrés y Ángel.

-No quiero parecer mal educado ni hipócrita, pero… ¿Crees que Víctor planeé algo? Esta algo raro –observó Andrés.- Que dejara de buscarte por irse con su novia no es normal, o al menos no es algo que él haría.

-No tengo idea –Ángel respondió tranquilamente.- Pero él tendrá sus razones –Andrés lo observó fijamente un segundo.

-Si tú lo dices… -respondió simplemente.- Algo más ¿Por qué no estás estresado y apurado?

-Porque hoy no tengo clases. A las diez tengo una reunión con el tutor del trabajo de investigación que estamos haciendo Andrea, Arturo y yo y solo eso. Luego vendré a casa a estudiar un par de cosas para los exámenes que vienen.

-Entiendo –comentó Andrés.- ¿Eso quiere decir que no necesitas que te lleve?

-No. Iré yo mismo. Ayer hable con alguien y hoy tendré un puesto de estacionamiento por unas horas.

-¿Con la directora? –preguntó Andrés mirándolo sospechosamente.

-No –repitió Ángel.- Alguien menos importante, pero más influyente en ese aspecto.

-El guardia de seguridad que te ayudó la otra vez – dijo Andrés. No era una pregunta.

-Exacto. Me dijo que podría tener el mismo puesto de antes si solo me quedaba un par de horas.

-Que bien… hoy tendré el día libre –comentó Andrés y hubo un poco de felicidad en sus facciones.- Me gusta mucho esa idea. La verdad es una lata ir a buscarte y llevarte –se sinceró Andrés.

-Lo sé… lo haces porque es un favor personal hacia mí.

-Exacto. Lo hago porque eres tú –dijo Andrés levantándose.

-Y te doy las gracias por eso.

-Bueno, yo me voy. Iré a cumplir con algunas responsabilidades –comento Andrés dejando sus trastes en el lavaplatos.- Adiós –se despidió saliendo de la cocina.

-Adiós –le respondió Ángel y encendió la tv de la cocina.

Terminó de desayunar en calma viendo algunas noticias (la mayoría malas) y pensando un poco en el hecho de que las vacaciones estaban cerca. En unos dos meses terminaría su primer año de carrera y la verdad eso lo hacía enormemente feliz. Un peldaño más casi subido para culminar sus planes de futuro. Solo quedarían cinco años (¡qué lejos se escuchaba!) y podría ejercer de medico. Claro que tendría que hacer algunos posgrados, doctorados y especializaciones, pero eso era parte de  lo que quería ser y no le desagradaba en lo más mínimo. Estudiar era un placer para él desde que tenía memoria y a pesar de siempre encontrar criticas y burlas a lo largo de los años, eso no le importaba lo más mínimo. Adoraba leer y aprender y nadie debía meterse en eso. El olor a un libro nuevo era algo maravilloso para sus sentidos.

Luego se dio una larga ducha aun notando algo de dolor en el culo por lo de la tarde anterior y veinte minutos después, estaba vestido y listo para irse.

Al llegar al portón de entrada, un conocido perro estaba ahí mirándolo.

-Genial… este perro de mierda fastidiando de nuevo –comentó de mal humor.- ¿En dónde demonios están esos niños? –y aspiró profundamente ya que no los veía cerca. El olor de ambos niños llego a su nariz y supo que estaban a unos tres metros detrás de un árbol, escondidos. Seguramente esperando a que él saliera para fastidiar con el perro como siempre.

El perro en cuestión era un pastor alemán que siempre estaba en compañía de dos primos nietos de una de sus vecinas. La “vieja chismosa” como cariñosamente le apodaron, la conocieron durante la construcción de la casa hacia ya un par de años. Lo primero que dijo al acercarse al albañil encargado de la construcción fue que el ruido que se hacía era molesto. Si bien siempre se trabajo dentro del horario permito por la comunidad, ella se quejaba de que se incumplía esa norma. En la mañana estaba endiente de que se comenzara después de las 8:00 AM hora reglamentaria para comenzar y en la tarde a las 5:00 PM ya estaba exigiendo que se termina el trabajo. Como una vez dijo Víctor “siempre hay una vieja chismosa de mierda jodiendo la vida” y esta vecina en particular vaya que lo era.

Sus nietos no eran la excepción. Sabiendo el cierto recelo que Ángel le tenía a su pastor alemán, esos mocosos no desperdiciaban oportunidad de fastidiarlo con el perro ese de mierda.

-Un día de estos te voy a matar, al fin y al cabo ya he matado a un perro antes –le amenazó Ángel subiendo a su coche. Ya que Andrés y Víctor se habían llevado cada uno un auto, a él le toco llevarse el Tanque.- Creo que debí decirle a alguno de esos que se llevara este bicho. Seguramente mis amigos de la universidad lo verán y quedaran maravillados con él y seguirán con sus comentarios idiotas… –pensó encendiéndolo.

Abrió el portón con el control remoto y espero a que se moviera para poder salir. El perro sin embargo no se movió de su sitio para nada. Ángel movió el auto hasta llegarle cerca, pero el perro nada que se movía. Incluso hizo sonar el motor para asustarlo seguía sin moverse

-Joder, que obediente eres ¿verdad? –le dijo. Abrió la ventana de su coche y grito:- ¡¿podrían los dueños de este perro decirle que se mueva antes de que pase algún accidente?! –entonces movió un poco el auto para asustar a los niños.

De inmediato ambos niños salieron corriendo del árbol mirándolo con rabia. Uno moreno, delgado y bajito el otro igual de moreno pero más alto y más robusto. No tendrían más de trece o catorce años, pero vaya que eran impertinentes y mal educados.

-¡Casi lo matas imbécil! –le gritó el alto.

-¡Le diré a mi hermano mayor! –grito el bajito.

-Su perro estaba en la entrada de mi puerta y esto es propiedad privada –les respondió Ángel molesto.

-Bájate de ahí y veras lo que te hace imbécil –le retó el alto.- ¡Preparado Titán! –le ordenó al perro quien mostro sus dientes y empezó a gruñir.

-¡Bájate a ver si eres tan valiente! –le dijo el otro mocoso.

-Si su perro me llega a morder, les puedo asegurar que morirá –les advirtió Ángel con calma. La verdad ese perro lo ponía algo nervioso, pero debía estar sereno delante de esos dos.- Ustedes deberían irse a estudiar o a joder por otro lado.

-¡Le diré a mi hermano que nos amenazaste cabrón!

-¡Hijo de puta!

- Qué bonito lenguaje –pensó Ángel y puso en marcha el coche. Vio por el retrovisor que ambos niños arrojaban piedras sobre el portón.- Genial mocosos de mierda. Sigan haciendo eso y verán. Ya quisiera saber quién es ese hermano al que nunca he visto por aquí, así daré un par de puñetazos a ver si aun así siguen fastidiándome. Normalmente me gustan los niños, pero francamente… estos dos adolescentes sí que joden.

Siguió conduciendo por la ciudad y notó que no había tantos carros y se imagino que sería por la hora (casi las ocho de la mañana) y eso ayudo a pasar el mal trago que paso con ambos adolescentes idiotas y su perro de mierda. Conectó su móvil al auto y colocó una canción al azar de sus favoritas y condujo, tranquilo y relajado…

-Tengo un futuro por delante y una vida que vivir para llegar a mis metas –pensó y eso logro animarlo. -Ahora… cantemos.

La canción era algo lenta, pero una de sus favoritas ya que poseía un bonito mensaje…

♫ You could be my unintended

Choice to live my life extended

You could be the one I'll always love

You could be the one who listens to my deepest inquisitions

You could be the one I'll always love

I'll be there as soon as I can

But I'm busy mending broken pieces of the life I had before

First there was the one who challenged

All my dreams and all my balance

She could never be as good as you ♫

Respiro profundo y continuó cantando junto al vocalista…

♫ You could be my unintended

Choice to live my life extended

You should be the one I'll always love

I'll be there as soon as I can

But I'm busy mending broken pieces of the…♫

-¡Qué bonita canción…! -exclamó Ángel alegre. Respiró de nuevo y retomó la última parte de la canción:

♫… life I had before

Before you ♫

-Joder… las burlas de Andrés si me escuchara cantar una canción medio dramática  -rió para sus adentros y esperando la siguiente canción.

Condujo unos veinte minutos más antes de llegar a la entrada del estacionamiento de su facultad. Tal como lo sabía, el vigilante estaba ahí en su turno y como ya lo habían acordado (y luego de los saludos de rigor), le dejo entrar sin problemas y le asignó un lugar en el piso más bajo, para no llamar la atención. Bajo por ambas rampas para autos y estaciono justo donde debía. Al apagar el motor, tomo su morral para salir del ahí.

-La verdad es que esto aquí es bastante oscuro –comentó caminando a las escaleras y observando el sitio.

Al llegar a ellas, subió al primer piso del estacionamiento y se fue hacia la puerta que llevaba a la planta baja de la escuela vieja. Sacó su móvil mientras caminaba y les mandó un mensaje a Andrea y Arturo informándoles que ya estaba ahí. Debajo del puente de comunicación, se encontró con Carlos que también iba hacia la escuela vieja, pero por otro camino.

-¡Hey Carlitos! –le llamo en voz muy alta. Algunas personas que también pasaban por ahí se voltearon curiosas –“¿Pero cuántos Carlos hay aquí? Que yo sepa, solo él se llama Carlos. Montón de chismoso” –pensó y una sonrisa de superioridad se paseo por su rostro durante menos de un segundo. Carlos de detuvo y lo esperó hasta que lo alcanzara.

-Hola Ángel –le saludó cuando lo alcanzó y estrecharon la mano. Ambos comenzaron a caminar dirigiéndose a las mesas de piedra que estaban cerca- ¿Cómo estás? Te noto muy… ¿feliz? –añadió con recelo

-Bien… anoche dormir muy bien. Feliz… feliz casi siempre estoy, lo que pasa es que no soy muy expresivo –respondió riendo

-Me alegro la verdad –comentó Carlos,- estaba preocupado de que hoy podrías estar de mal humor o molesto por lo de ayer –aun se notaba la vergüenza en su voz.

-Ya lo dije: todo está bien –respondió Ángel.- Pero dime, ¿Qué haces aquí? Que yo recuerde, tu reunión es la próxima semana ¿no?

-El profesor cambio el día –explicó Carlos.- Nos adelanto una semana la reunión porque le dio la gana.

-Pero eso no está bien –Ángel estaba algo sorprendido,- si tienen una fecha programada, él no puede cambiarla solo porque le salga del culo hacerlo –añadió poniendo mala cara. Llegaron a las mesas y se sentaron.

-Bueno, así son algunos aquí ¿no? –dijo Carlos algo apesadumbrado.- Los profesores son…

-Déspotas… eso es lo que son –se quejó Aníbal saliendo de algún lado

-¿Y tu… de dónde vienes? –le preguntó Ángel. Aníbal señalo una puerta negra de cristal. –Ah… la biblioteca. ¿Dani está contigo?

-No –respondió Aníbal sentándose,- ella está por ahí. Me dijo que tenía que hablar con el profesor Guillermo sobre una nota que cree está mal. Todos los profesores aquí son unos déspotas –añadió con amargura.

-Lo certifico –comentó Carlo con algo de tristeza en la voz. Dio un enorme bostezo.- Estoy cansado. Gracias a esto, debí trasnocharme para terminarlo.

-Dani y Eduardo también están trasnochados. Lo dijeron en el grupo –dijo Aníbal.

-¿Cual? Yo no vi nada –dijo Ángel revisando móvil.

-En el de Facebook –respondió Carlos.

-Y en el de Whats App –respondió a su vez Aníbal.

-Eh… oh, sí, aquí esta –dijo Ángel algo apenado por la falta de información.

-¿En dónde has estado las ultimas doce horas? –preguntó Aníbal con sarcasmo.- ¿En una montaña?

-“No… estaba siendo follado por un negro de más de dos metros con una verga enorme y un tipo algo más bajito de estatura pero con una verga grande y ambos me hicieron cosas divertidas” –quiso responder Ángel, pero en su lugar respondió:- Estaba en casa durmiendo y algo desconectado del mundo. Mucho cansancio acumulado –en parte era verdad. Ambos, Carlos y Aníbal asintieron con entendimiento, pues ellos y casi todos también estaban cansados y agotados en muchos aspectos.

-Te entiendo –Aníbal mostraba cansancio en la voz.- Solo deseo que esto termine lo antes posible.

-Cierto… tú tienes más motivos para desearlo.

-¿A qué hora tienen sus reuniones? –preguntó Carlos mirando el reloj de su muñeca.- La mía junto con Eduardo y Dani se supone que será a las 11:00 am

-Una hora antes que tú Carlitos –respondió Ángel

-La mía en una media hora –Aníbal sonaba molesto.- Se suponía que sería el jueves, pero no… nuestro querido profesor decidió cambiarlo. Afortunadamente, ya estábamos preparados. Se puede decir muchas cosas malas de Diego, pero el tipo sí que es responsable –se notaba que le costaba decirlo, pero no mentía,- muy puntual con sus partes del informe y bastante bien hecho. Pero sigue cayéndome mal su forma de ser –añadió.

-Cada quien con lo suyo –dijo Ángel.- Yo ya lo dije ayer… pero casi me estrangulan –y río un poco. Carlos y Aníbal lo imitaron.

-En fin… hay que prepararse para lo que nos viene hoy –dijo Carlos bostezando. –Ya Eduardo viene en camino y como Dani está ya aquí, no tengo que preocuparme porque lleguen tarde.

-Andrea y Arturo ya vienen en camino también –informo Ángel mirando su móvil.- ¿Saben? Creo que deberíamos incluirlos a ambos en los grupos de Facebook y Whaps App ¿no creen? –ambos muchachos asintieron.- Y… creo que también deberíamos incluirlos en los resúmenes ¿no?

-Eso si debemos discutirlo –respondió Carlos rápidamente.- Es algo delicado –se tomaba muy en serio sus estudios.

-Ayer vimos que Andrea también es organizada Carlos –le recordó Ángel.

-Sí, pero eso no quita que sea responsable con otras cosas –replico Carlos,- y también está el hecho de que Arturo… -le costaba decir lo que quería decir.

-… a repetido algunas veces ¿eso quieres decir? –le preguntó Aníbal.

-Exacto. No me lo tomen a mal –se sonrojó un poco- pero no sabemos si pueda ser responsable. Es un poco… inestable y riesgoso.

-Bueno, eso podríamos discutirlo todos –propuso Aníbal.- Pero no aquí. Mejor en el grupo de Whaps App, porque en el de Facebook podrían verlo. Esta noche propongo eso y lo hablamos, ¿vale? –Carlos y Ángel asintieron.

-Allá viene Dani –dijo Carlos de pronto mirando el camino por el que vinieron Ángel y él.

Ella venia caminando tranquilamente viendo su móvil. Llego a donde ellos y se sentó en uno de los bancos de piedra.

-Hola niños… -los saludo. Carlos y Ángel le regresaron el saludo.- ¿Qué ha pasado?

-Nada… hasta ahora –respondió Carlos.

-Excepto el hecho de que estamos apresurados por culpa de profesores imbéciles –se quejó Aníbal.

-¡Calma Aníbal! –medio gritó Dani.- Anoche te dije que te calmaras… por favor

-Pero es que… joder… es frustrante –gruño Aníbal.- Es un déspota.

-Técnicamente… no –le dijo Ángel. Todos lo miraron.- Momento… si es abusador y fastidioso, pero no es déspota en el significado real de esa palabra.

-¿Por qué? Dime… -le dijo Aníbal.

-Yo creo saber a qué se refiere Ángel… -Carlos los miró a todos comprendiendo.- En la antigüedad la palabra déspota solo se usaba para referirse a los emperadores y a ciertos “señores” o “lores” a quienes se les daba dicho título –explicó contento.- ¿Te refieres a eso no? –añadió mirando a Ángel.

-Exacto –le respondió él.- “Tú sí que eres inteligente Carlitos, pero muy tímido y retraído… me recuerdas a mi hace mucho tiempo” –pensó sonriéndoles.

-Ay qué lindo… si está bien… saben el verdadero significado… -Aníbal estaba algo molesto.- No es déspota… ¡no quisiera ofenderlos a ambos con mi ignorancia! –dijo de malas maneras.- Si me disculpan, voy a llamar a Alejandro y a nuestro mejor amigo a ver si esos dos ya llegaron –se levantó de la mesa y se fue a una esquina para que no lo escucharan.

-Espero que… no se haya molestado –dijo Carlos algo asustado.

-No te preocupes –lo tranquilizo Dani.- No tiene nada que ver con ustedes. Él anda así, de mal humor, desde hace un par de meses y aun no me dice la razón.

-Pero pensamos que su mal humor era por tener que trabajar con Diego –comentó Ángel.- ¿Acaso hay algo más?

-No… no sé… -Dani suspiro profundamente.- No me ha dicho nada.

-Eso es raro –Carlos miraba de reojo a Aníbal.- Normalmente él no es así. Ayer con Eduardo y hoy con nosotros…

-“Que idiota soy… ya sé que es lo que le pasa. Dani, cariño, estas tan ciega muchachita…” –pensó Ángel. Respiro tranquilamente y les dijo:

-Deberíamos hablar con él cuando este más tranquilo.

-Tienes toda la razón –le respondió Carlos en voz baja. Aníbal se acercaba a ellos.

-Ya vienen… -dijo sin mirar a nadie.

Todos lo observaron durante unos segundos, pero no comentaron nada al respecto.

-Debo decir –dijo el profesor Gutiérrez terminando de leer y entregándole el fajo de hojas a Arturo –que su trabajo está muy bien hecho. Para ser solo un borrador, no tengo casi nada que corregirle. Los felicito. No siempre digo esto a la primera.

Ángel, Andrea y Arturo respiraron al unísono. Mientras el profesor revisaba el trabajo, los tres contuvieron la respiración en muchos momentos. Sobre todo viendo algunos gestos de profesor que entendieron como desagrado o incomprensión. Pero parece que se equivocaron.

-“Puto viejo… asustándonos de esa manera” - pensó Ángel algo molesto.- “Pero al menos le gusto y eso es lo importante”.

-Gracias –dijo Andrea aun algo nerviosa.

-Bueno, ya dicho lo que tenía que decir, les recomiendo que revisen las pocas correcciones que hice y lo terminen de preparar para entregarlo la próxima semana –les ordenó.- Eso es todo. Díganle al siguiente grupo que pase –los tres se levantaron y salieron luego de despedirse.

-Los llaman –les dijo Arturo al grupo de Carlos, Eduardo y Daniela.

-Mucho éxito –les deseo Andrea cuando pasaron a su lado.

-¿Y a ustedes como les fue? –pregunto Alejandro algo decaído.

-Muy bien. Nos dijo que solo hizo algunos pocos cambios –respondió Arturo.

-Que suerte –resopló Aníbal.- A nosotros casi nos dice que somos unos inútiles, unos brutos…

-No exageres –le dijo Alejandro.- Solo nos dijo que necesitábamos cambiar unas cosas

-¿Unas cosas? ¡¿Unas cosas?! ¡Quiere que cambiemos casi todo! –grito Aníbal.

-No grites –le recomendó Alejandro con mala cara. –Aníbal ¿Qué demonios te pasa? Ayer estallaste con Eduardo, hoy con Ángel y Carlos y ahora conmigo. Entiendo que estés cansado y de mal humor, pero nosotros no tenemos la culpa ¡no la tenemos! –dijo con rabia en la cara.

-Muchachos… por favor… -apaciguó Andrea. Alejandro se coloco enfrente de Aníbal mirándolo fijamente

-“Vamos… una pelea… será divertido” –dijo una vocecita en la cabeza de Ángel.- “Eso no sería bueno… tu sabes las razones de su enojo” –dijo otra vocecita en su cabeza. – “cállate… será divertido… vamos… peleen” –dijo la primera voz. –“¿Podrían callarse?” –dijo una tercera voz.- “Definitivamente, aquí hay una guerra” –y no se refería a lo que acontecía en ese momento enfrente de él.

Ambos, Alejandro y Aníbal, seguían observándose con fiereza, sin embargo, uno respiraba molesto y el otro con paciencia y ninguno se atrevía a dar el paso.

-¿Saben? Es una tontería discutir –dijo Ángel con calma acercándose a ambos.- Todos… absolutamente todos nosotros estamos en situaciones difíciles. Aníbal, si tienes algún problema que ocasione tu actitud deberías entender que nosotros no sabemos y no deberíamos soportar que te desquites con nosotros –Aníbal lo miró con cierta tristeza, pero comprendiendo que Ángel tenía razón.

-Yo… lo siento… -se disculpó avergonzado.- La verdad, tienes razón. No debo desquitarme con las personas equivocadas.

-Alejandro… respira profundo. Algo de paciencia con nuestro amigo no vendría mal –le recomendó Ángel.- Relaja el puño que tienes en la mano –añadió con mucha autoridad.

Todos observaron asombrados ese detalle que al parecer solo Ángel había notado.

-Yo… este… perdón –se disculpó Alejandro.- Aníbal, amigo –respiró profundo – cálmate un poco por favor. Si tienes algún problema sabes que cuentas con nosotros.

-Eso es algo que no debo ni quiero decir –se defendió Aníbal.- Gracias por su interés pero no diré nada –tomó sus cosas y se fue hacia las escaleras.

-¿Qué demonios le pasa? –preguntó Andrea con mucha preocupación en el rostro.

- “Yo lo sé zorra, pero no diré nada” –pensó Ángel con regocijo al saber más que otros. Siempre sentía ese placer cuando él está mejor informado que otros.

-Ni idea… -respondió Alejandro. Los ostros dos negaron también.

-Debemos ayudarlo –insistió Andrea.

-Si él no quiere, no podemos hacer nada –replicó Arturo – y si me disculpan, debo irme. Tengo una tarde muy ocupada. Esta mañana ocurrió un incidente por mi casa y debo solucionarlo. Adiós a todos –y también tomó sus cosas e hizo el mismo recorrido que Aníbal.

-¡Espera! –gritó Ángel cuando Arturo estaba en las escaleras.- Yo también me voy chicos. Nos vemos mañana –y, como los otros dos, agarró su bolso y se fue hacia las escaleras.

-Adiós –escuchó los saludos de Andrea y Alejandro.

Corrió un poco hasta alcanzar a Arturo.

-Joder, casi dos pisos en dos segundos… ¡que rápido eres Arturo!

-Ja ja ja… gracias –Arturo sonreía mostrando sus dientes perfectos y con esa voz tan masculina.

-Bueno, comentaste algo de resolver un problema ¿no? –le preguntó Ángel con genuina curiosidad.

-Sí, esta mañana paso algo con mi hermano –respondió Arturo sin darle mayor importancia.- No creo que sea algo tan importante, pero igual voy a resolverlo.

-Si bueno… siempre ocurren incidentes raros –comentó Ángel medio riendo, -esta mañana por ejemplo yo… -se interrumpió al escuchar el grito de alguien. Pero no reconocieron la voz por el eco -¿Qué demonios? –Arturo y él se observaron con extrañeza y bajaron más rápido, pero al llegar abajo no encontraron a nadie.

-Era como una conversación ¿verdad? –preguntó Arturo algo confundido.

-Parte de ella. Yo escuche “…déjame tranquilo…” –le respondió Ángel.

-Yo igual –Arturo solo se encogió de hombros.- En fin, nos vemos luego Ángel. Voy por mi coche.

-Yo igual. Vamos juntos

Siguieron caminando algo pensativos por lo que medio escucharon, pero no comentaron nada, pues no entendían mucho de lo ocurrido y a Ángel no le interesaba tanto como para hacer conjeturas. Llegaron al último piso y se sorprendieron de ver que sus respectivos coches estaban estacionados en la misma fila. De hecho ¡el coche de Arturo bloqueaba el de Ángel!

-Este puesto no es tuyo, es mío –le reprochó Arturo. Pero no estaba molesto

-¡Mierda! ¡No sabía, en serio! –exclamo Ángel algo avergonzado.

-Ya me preguntaba yo quien era el imbécil (en serio, pensé “¿pero quién es el imbécil?”) que ocupo mi sitio –comentó Arturo mirándolo.

-Eh –Ángel no lo miraba a él, estaba algo avergonzado.- Normalmente este sitio no está ocupado este día y bueno, hable con el vigilante y me permitió estar aquí por unas pocas horas –sonrió medio apenado.

-Cierto, normalmente no vengo en coche los martes, o bueno, no siempre vengo en coche los martes.

-Te pido disculpas por eso

-No te preocupes –Arturo soltó una risotada.- Al menos eres amigo y no me molesta –sacó sus llaves y abrió la puerta del coche.- Ya nos veremos luego Ángel –encendió el motor y le estrechó la mano.- Muy lindo tu auto por cierto –añadió como despedida,- aunque me parece conocido. Tal vez sea un modelo muy usado. En fin, adiós –cerró la puerta y puso el coche en marcha. Ángel solo se despidió con la mano levantada.

- Muy raro todo –pensó al estar en su propio coche ya empezando la marcha.- Que curioso que haya pasado esto.

Salió del estacionamiento dándole las gracias al vigilante y condujo por una media hora antes de llegar a su casa. El sol del medio día golpeaba fuertemente su frente cuando se bajo del coche.

-Lloverá en unos días –comento para sí mismo entrando a casa.

Una vez dentro de ella, se dirigió hacia la cocina para saludar a su tía quien le estaba preparando el almuerzo.

-Hola mi niño –le saludó ella con cariño abrazándolo y dándole un beso en la mejilla.- Ya casi está listo esto. Diez minutos y a comer, ¿vale?

-Bien tía. Tiempo suficiente para cambiarme de ropa.

Y efectivamente, diez minutos después, ambos estaban sentándose en la mesa de la cocina listos para comer. El almuerzo, pollo guisado, ensalada de vegetales diversos, arroz sazonado y jugo de piña, fue justo a la hora de la novela de su tía así que esta no perdía detalle de lo que pasaba en la TV y al mismo tiempo lo escuchaba con atención.

-Si quiere –le comentó Ángel luego de tomar un largo trago de su jugo,- le dejo de hablar para que se concentre…

-No, no… tu sigue… me estabas contando de los mocosos insufribles esos –le respondió ella sin mirarlo.- Pero es que esto esta bueno… ¡el jardinero malvado resulta que esta confabulado con el hermano gemelo malo del protagonista y quieren quitarle el dinero a la protagonista! ¿Puedes creer que haya gente así de malvada? –le preguntó sin dejar de mirar la pantalla.

-Si tía… la gente es mala –dijo el riendo.

-¡Pero es que este tipo es malísimo! ¡Fíjate que mató a su propio padre por la herencia! ¡Pero ya lo van a atrapar ya verás!

-¿el jardinero o el gemelo malo? –pregunto Ángel jugando.

-¡El gemelo! El jardinero ese no tiene nada ¡solo es un vividor! –Le respondió su tía.-Intentó embarazar a la hermana de los gemelos solo para casarse con ella, pero el truco no le funcionó. Pero ya los van a atrapar. Le montaron una trampa su novia y la mamá del gemelo. Por eso estoy emocionada… solo le quedan dos capítulos –añadió emocionadísima.

-Ah… pero es que los gemelos tienen una hermana…

-Una no… tres. Pero solo quedan dos ¡una fue asesinada por el jardinero en complicidad con el gemelo malo!

-¡¿Pero ese tipo no quiere a su familia?! Mata a su hermana y confabula contra su hermano gemelo –comentó Ángel fingiendo indignación.

-Ese es un desgraciado –le dijo su tía como quien comparte un secreto.- Pero ya verás… lo van a atrapar –añadió sin despegar los ojos de la pantalla.

Ángel solo pudo reír un poco. Esa reacción le hacía recordar algunos eventos de su niñez. Cuando su abuela y él veían novelas casi todos los días y muchas veces era la única forma de reunir a la familia (sobre todo en los capítulos finales) para comentar y emocionarse, casi como si vivieran el drama en carne propia. Su tía aquí presente era de las primeras que se reunía con su abuela a ver todo tipo de dramas televisivos y vaya que le encantaban a las dos.

Mientras pensaba en eso, sonó el timbre de la puerta. Su tía hizo ademan de levantarse, pero Ángel le hizo una seña con la mano.

-Usted siga viendo como el gemelo y el jardinero son atrapados, yo veo quien es –y se levanto de la silla. Tocaron el timbre de nuevo.

Antes de abrir la puerta, miro en una pantalla empotrada al lado del marco de la puerta. Dos hombres con pintas raras tocaban la puerta y miraban alrededor como buscando algo.

-Solo dos tipos de personas hacen eso. O ladrones o policías. Y estamos a plena luz del día. A ver cuál de los dos es.

Tocó un botón táctil de la pantalla y apareció una lista, hizo click en una opción y la pantalla mostro una visión panorámica de la zona. Un auto negro con pinta de ser usado por alguien de la ley se estacionaba en su entrada.

-Bien… policías… ¿policías? –se preguntó extrañado (el timbre sonó de nuevo con insistencia). Apagó la pantalla para que no se viera su contenido y abrió la puerta. Los vio a ambos en la reja de entrada mirándolo.- Buenas tardes –les saludó acercándose.

-Buenas tardes –le respondió uno mirándolo.- ¿Es usted el señor Ángel Villanueva?

-Claro ¿y usted?

-Oficial Ramírez y él es el oficial Rojas ¿podemos entrar?

Quien habló fue un tipo algo entrado en años y kilos. Su barriga cervecera lo delataba como bebedor. Un reloj plateado en su mano derecha reflejaba un poco la luz y llamaba la atención. Como es normal, su placa estaba en una cadena alrededor de su cuello y era increíble verlo con una chaqueta con semejante calor ( este se debe estar friendo ahí dentro –pensó Ángel – y eso debe ponerlo de mal humor, si lo dejo aquí afuera mucho tiempo podría molestarse conmigo. Pues bien, le daré sombra y agua )

A su lado, el oficial Rojas tenía pinta de tener menos experiencia en estas cosas de policías. Lo miraba con nerviosismo y las manos algo juntas ( tiene nervios ¿por qué? Ansiedad tal vez… o quizá alegría, alegría por encontrar algo buscado durante mucho tiempo... ) No era tan gordo como el oficial Ramírez, pero si algo más bajito. Estaba mejor vestido para el clima, pues solo tenía una camisa manga larga, pero no una chaqueta que podría protegerte del frio polar.

-Por supuesto –respondió Ángel abriendo la puerta. Los condujo por el camino empedrado entre la reja y la puerta de entrada con algo de prisa pues el sol también le molestaba a él.

Les invito a sentarse en un sofá y fue a la cocina por agua fría para ambos. En la cocina su tía aun veía la novela y no parece que se diera cuenta de la presencia de Ángel. Al regresar se fijo que estaban hablando algo en voz baja, pero él no logro escuchar nada ya que se detuvieron cuando entró con una bandeja con una jarra de agua fría y dos vasos. Les sirvió a cada uno y se sentó esperando. Ambos dieron un trago largo y respiraron aliviados.

-Mucho calor ¿no? –preguntó Ángel para romper el hielo

-Bastante, muchas gracias –dijo Ramírez

-Bueno, ustedes dirán… -comentó Ángel expectante.

-Señor Ángel –dijo Ramírez luego de su segundo vaso de agua.- Creemos que su vida corre peligro –el modo directo del oficial fue algo sorpresivo.

-¿Qué? ¿Por qué? –pregunto Ángel muy sorprendido.

-Creo que es mejor comenzar por el principio –dijo Rojas - ¿no cree colega? –a él no le gustó la forma de dar la noticia del otro y se notó mucho.- ¿Usted conoce a estas personas? –y saco una hoja de papel arrancada de un block de notas, de su bolsillo. Ángel tomó la hoja y leyó los nombres escritos en ella.

-Estas personas… -susurro mirando la lista. Levanto la mirada hacia los oficiales.- Son antiguos compañeros de clases –les explico,- pero creo que eso ya lo saben… están aquí después de todo… ¿Qué paso con ellos? –preguntó algo tenso.

-Están muertos –le respondió Ramírez sin rodeos

-¿Mu… muertos? –preguntó Ángel sorprendido. Su tez se puso algo blanca.- ¿Muertos… de verdad?

-Eso está en discusión –le dijo Rojas mirando con reproche a su compañero.- Algunas personas de esta lista podrían estar vivas. Si observa bien, su nombre está en ella ¿verdad? Y aun así usted está vivo.

-No entiendo… ¿podrían explicarme? –pregunto Ángel mirando la lista. Se fijo en una par de detalles

-A ver. Algunos de sus antiguos compañeros han estado desapareciendo en los últimos tres años –empezó a contar Rojas.- El primero en desaparecer fue Rodrigo Castillo. Luego de él siguió María Gabriela Dorante o Gaby para los amigos. Después, el señor Ricardo Cobo o según le decían Ricardito.

-Luego desapareció el señor Jesus Ballester y más tarde Javier Magallanes.

-El último fue el señor Mauricio Mosquera quien desaprecio hace como seis meses –dijo Ramírez.- Su familia aun lo busca. Hace unas semanas hubo un reportaje en la TV sobre eso…

-Un momento –le interrumpió Ángel,- todas las personas que nombran están subrayadas, pero sobra una persona –no dejaba de mirar un nombre en la lista.- Fabiana esta subrayada, pero me no la nombran ¿por qué?

-Buena observación –le dijo Rojas.- La señorita Fabiana fue secuestrada, pero reapareció poco tiempo antes de que desapareciera Mauricio –explicó el oficial.

-¿Eso… eso quiere decir que está viva? –preguntó Ángel con los ojos abiertos de par en par. Mostraba algo de esperanza en sus ojos.

-No –le respondió Ramírez como siempre, directo.- Murió hace cuatro meses: se suicido.

-No… no puede ser –Ángel los miraba con algo de tristeza.- De todos, ella era quien más me caía bien. ¿Cómo pasó todo esto? –preguntó con la preocupación a flor de piel- ¿Cómo… como saben que los otros están muertos? Tal vez están vivos ¿no? Ella escapó…

-No, ella no escapó. La liberaron –le contradijo Ramírez.- Al parecer quien la tenía encerrada se arrepintió y la dejo ir. La dejaron incluso en la entrada de un hospital.

-Ella hizo la denuncia unas semanas luego de su recuperación –le comentó Rojas  con algo más de tacto, pues notó la tristeza de Ángel por la muerte de Fabiana.-Nos contó que el tipo que la tenia secuestrada le dijo que había matado a los otros y le comentó sus planes de hacerle lo mismo a Mauricio.

-Él no me importa -dijo Ángel de pronto. Los oficiales se observaron.- Es la verdad –respiró profundo y continuó – miren… esas personas eran malos conmigo. Pero Fabiana era diferente, ella no me trataba mal. Me dio su amistad y por un tiempo yo mismo pensé que estaba algo enamorado de ella. Ya saben, cosas de niños… -se fijo que los oficiales se observaron.

-Pues, eso es todo –dijo Rojas.- Al parecer hay una foto de ustedes que estaba en la pared. En esa foto muchos rostros estaban marcados. Unos estaban localizados y otros muertos…

-…y mi rostro estaba marcado como localizado ¿es eso? –interrumpió Ángel

-Exacto –le confirmó Ramírez.- Junto al suyo, otros nombres estaban marcados. Hemos podido encontrar a algunos, pero sin embargo otros no están en el país, lo cual es bueno.

-¿Quiénes eran? –pregunto Ángel sin rodeos.

-Eso no podemos decirle –le respondió Ramírez algo cortante.- Solo podemos limitarnos a darle esta información y a ofrecerle protección. Podría ir y dar declaración para…

-No –Ángel interrumpió de nuevo.

-¿Cómo dice? –Ramírez se notaba molesto

-No necesito protección –replicó Ángel.- Miren donde vivo… ¿Quién va a llegar hasta aquí? Hay seguridad suficiente para resguardarme tranquilamente. Además, no creo que me ataquen. Se defenderme –algo de arrogancia asomaba en esas palabras.

-Mira muchacho… debes entender la situación…

-Claro que la entiendo –Ángel se encogió de hombros.- Hay alguien, probablemente alguien que estudio con nosotros, que esta cazando a algunas personas que estudiaron junto conmigo y es posible que yo esté en su lista. Pero no me interesan esas personas. Sus vidas o muerte me dan igual. Ninguno se ganó mi aprecio, solo Fabiana y muy poco la verdad. Créanme, estoy más protegido de lo que creen –el tono contundente de Ángel era suficiente para convencerlos.

-Debe entender –Ramírez estaba a punto de perder la paciencia –que es una situación difícil para las familias de esas personas.

-Me da igual –respondió Ángel tajante.

-¿De verdad no le preocupa nada? –preguntó Rojas sorprendido por el cambio brusco de Ángel. Paso de tristeza, preocupación y sorpresa a indiferencia y desprecio de una forma extraña.

-A ver… estas personas me hicieron la vida miserable y yo aguante hasta que no pude mas… -Ángel los observaba a ambos al mismo tiempo.- No me interesan. Es la verdad –se levantó.- Si no se les ofrece algo más… -les hizo un ademan hacia la puerta.

-Estaremos en contacto –Ramírez le paso una tarjeta con su número.- Cualquier cosa, llame a este número.

-Lo tendré en cuenta

Los oficiales se levantaron algo perturbados por la reacción y el cambio de Ángel, pero no hicieron ningún comentario. Caminaron hasta la puerta y luego hasta la reja de entrada en absoluto silencio. Ángel los observó cuando se iban.

-¿Qué piensas? –pregunto Rojas

-En mi experiencia, diera que él podría ser sospechoso. Solo observa el desprecio que mostro hacia sus antiguos compañeros

-Pero se mostró triste por Fabiana

-Y eso solo confirma mis sospechas. En su declaración, Fabiana dijo que la persona que la tenia secuestrada la libero porque “la amo” en el pasado. De acuerdo a ese dato fue que vinimos a verlo justamente a el

-Sí, pero sabemos que hay otro. Un tal Raúl. A quien por cierto, no hemos encontrado, pero estaba entre las personas marcadas como encontradas.

-Tenemos que ser cuidadosos –le advirtió Ramírez.- Este niño es inteligente y posee recursos. Conoce gente influyente. Si vamos en su contra, deberemos tener todas las evidencias.

-Necesitamos encontrar a Raúl. El es otro sospechoso ya que también estaba enamorado de Fabiana –dijo Rojas

-Pero él también estaba marcado como encontrado –le recordó Ramírez

-Este tipo también y aun así es tu sospechoso –le replicó Rojas

-Pero es sospechoso por mi instinto. Es inteligente. Seguramente ahora mismo debe estar buscando la dichosa foto, si es que la tiene. Te lo digo, quien no tenga la foto es el asesino. Hasta ahora todos la han tenido, pero curiosamente este no quiso mostrarla ¿sospechoso no?

Rojas tomo una carpeta que estaba en el asiento trasero. La abrió para leer de nuevo el expediente en voz alta:

Nombre: Ángel Antonio Villanueva Gil

Edad: 22 años

Género: masculino

-Aunque sabemos que es maricón… –comentó Ramírez algo burlón. Rojas no hizo ningún comentario y continúo leyendo.

Ocupación: estudiante universitario/empresario/filántropo

Nombre de la madre: Miriam Gil

Nombre del padre: Antonio Villanueva

Hermanos maternos:

David Gordón

Laura Gordón

Alfonzo Bastidas

Hermano paterno:

Rodrigo Villanueva

-Qué curioso que su hermano paterno se llame igual que su compañero de clases –comentó Rojas y continuo leyendo

“Se sabe que actualmente cursa el primer año de la carrera de medicina, posee una enorme fortuna dada por un empresario de renombre a quien ayudo en determinado momento. Vive en una residencia en una zona exclusiva de Terrazas de Santa Mónica junto a otros dos individuos que se presume podrían ser compañeros sentimentales…”

-No entiendo para que lees eso de nuevo –interrumpió Ramírez.- No encontraras nada ahí. Es solo la investigación que se le realizó.

-Quien sabe… algún dato interesante se podría encontrar.

-Olvídalo… si queremos atraparlo tendremos que trabajar duro. Él es el culpable. Lo sé. Se negó a acompañarnos. La próxima vez no podrá hacerlo, ya verás –prometió Ramírez.

-No es tan fácil compañero… -Rojas no estaba tan convencido como el otro de la culpabilidad o inocencia de alguien. Pensaba y creía que la investigación era la respuesta a muchas cosas, pero este caso traía algunas confusiones y contradicciones. -¿No has pensado en que tal vez… sean dos y no uno como pensamos?

-¿Otra vez con eso? –pregunto Ramírez molesto por la insistencia.- Ya quedó demostrado que solo fue uno.

-Bueno calma –apaciguo Rojas.- Solo fue una idea. Cálmate hombre que estas manejando, no queremos un accidente…

Terminaron el recorrido entre teorías y conjeturas, pero francamente ninguna los llevaría a nada. Solo restaba continuar con la investigación y esperar a encontrar algo que mostrara la culpabilidad de algún sospechoso, fuera Ángel o Raúl o hasta el mismo Rodrigo, quién sabe… su desaparición era sospechosa también.

Al otro lado de la ciudad, Ángel estaba en la cocina hablando con su tía…

-Yo los vi, pero no quise interrumpir… que feo eso que me dices Ángel

-Lo se tía… -Ángel suspiro profundamente.- Bueno, espero que las cosas se soluciones y capturen al culpable. Yo me voy a estudiar, tengo exámenes muy pronto. Si necesita algo, estoy en mi cuarto –y salió de la cocina rumbo a su habitación.

La indiferencia mostrada por la posible muerte de sus antiguos compañeros, llenaba de tristeza a su tía.

-Ay hermana… tu niño aun siente odio por esos niños… aun después de tanto tiempo –comento resignada en voz baja.- Si estuvieras aquí… si solo estuvieras aquí junto a él –y una pequeña lagrima recorrió su rostro.

Bueno, hasta aquí lo dejo. Díganme que les pareció.

Un saludo

Adriangel22