Una historia increible

Una pareja es abducida por un ovni, las consecuencias de la abducion no se hacen esperar.

UNA HISTORIA INCREIBLE

Esta es la historia que nos sucedió a mi mujer y a mí una noche de luna llena.

La historia empieza después de salir de nuestra casa un 30 de Febrero íbamos dirección a casa de mis padres, ya que viven en un pueblo cercano a la ciudad donde vivimos, no se que pasó por el camino, pero fuere lo que fuese nos cambió la vida, tanto a mi mujer como a mí. Lo único que recordamos es una brillante luz delante del coche y dos horas que nos faltan o nos han quitado de nuestras mentes. Pero los problemas no empiezan aquí sino al día siguiente cuando nos desnudamos para bañarnos, ella tenía pinchazos en el cuello, en los pechos, en los brazos, en las piernas y en la entrepierna; pero lo que más me sorprendió es que yo también los tenía pero a ninguno nos dolían, pero por alguna extraña razón nos sentíamos raros, a mi mujer se le habían subido los pechos y la raja la tenía más colorada, yo por mi parte tenía los testículos algo más grandes y el pene mucho más caído, como más grande. Algo nos había cambiado parte de nuestro cuerpo, pero la sorpresa fue mayor cuando hicimos el amor, fue una experiencia parecida a la de la primera vez y merece ser contada.

Empezamos quitándonos la ropa uno al otro, despacio recreándonos en cada trozo de piel que aparecía ante nosotros, ella se quedó en sostén y bragas y yo en slip, la tendí sobre la cama y apunté mis labios a los suyos y hubo un intercambio de lenguas y saliva, mis manos parparon sus senos sacándolos del sostén los tenía durísimos pero con la suavidad de siempre, a cada acaricia de mis dedos sobre sus pezones sentía como los pelos se les erizaban y su respirar se le hacía más brusco, por lo cual dejé su boca para pasar lentamente de su cuello a sus pechos, ella por su parte dejó de acariciar mi espalda y mi culo y subió sus brazos hasta agarrarse a la cabecera de la cama con lo que los pechos aumentaron más en volumen y altura, o a mi me pareció, aprisioné con la boca un pezón y sorbí como un bebé intentando sacar algo que no tenía, dejé de sorber para hacer círculos con la lengua en ese pecho, mientras hacía lo mismo con la punta de los dedos en el otro pecho, ella gemía, se retorcía y me decía que siguiera, pero yo dejé sus pechos y seguí bajando pasando mi lengua por la barriguita, le quité las bragas, mientras ella se recuperaba y me quitaba al mismo tiempo el slip con lo que ambos quedábamos como vinimos al mundo.

Se quedó sorprendida al ver el tamaño y el grosor de mi pene, al igual que yo, medía algo más de 25 Cm. y unos 6 ó 7 Cm. de grosor, cuando me fijé en su coño me di cuenta que estaba bastante húmedo, pero como a mi mujer nunca le ha gustado que se lo chupe lo que le hice fue pasarle por la boca un dedo para que lo chupase y después se lo metí en el coño, lo moví un poquito y me lo llevé a mi boca, tenía un sabor raro como dulce, salado y algo agrio a la vez, pero me gustó tanto que le dije que se tendiera en la cama y se abriera de piernas; lo hizo, pero me dijo que si yo quería chuparle el coño ella quería chuparme la polla, me quedé sorprendido ya que yo le había insinuado muchas veces que me la chupara, pero ella nunca aceptó y por fin podía hacer algo que deseaba desde hace mucho tiempo un 69, nos pusimos manos a la obra, o mejor dicho bocas y lenguas a la obra, pero esta vez fue ella quien cogió el mando y de un empujón me tiró sobre la cama y se apoderó de mi cacharro, juro que al sentir mi picha abarcada por su boca casi me corro, pero conseguí aguantar, no se como pero lo conseguí, por mi parte me encontré delante de mi cara un coño caliente y deseando ser tocado por todas partes, así mientras ella seguía pasando su lengua por todo mi tronco yo comencé a pasar la lengua por todas las arrugas del coño de mi mujer hasta que sentía como mi lengua estaba rodeada de flujo y el coño se abría a cada movimiento de mi lengua empecé a hundir mi lengua cada vez más adentro saboreando el liquido viscoso que rebosaba ya por la comisura de mis labios.

De pronto sentí mi boca llena de flujo al mismo tiempo que ella hacia más fuerza con su ingle contra mi boca, al sentir aquel liquido no me pude aguantar y me corrí en su boca, al sentir mi torrente se retiró y mi corrida le llenó la cara, las tetas y el vientre, resbalando parte de mi corrida a mi propio cuerpo, nos untamos la leche de mi corrida por el cuerpo, pero yo estaba como si no me hubiera corrido con el pollón en alza y dispuesto para la batalla, al igual que el chumino de mi mujer, así que para que viera que estaba tan caliente como yo aprobechándose que yo estaba tendido en la cama al lado de ella, ella se reincorporó, me pasó una pierna por encima y bajando poco a poco se fue metiendo mi polla en el coño lubricado por su corrida, por lo que no le costó mucho tenerla pronto completamente dentro.

Empezó un sube y baja muy lento, sacando y metiendo cada centímetro de mi polla en su patata caliente, de pronto giró sobre si misma dándome la espalda y acelerando el ritmo, yo estaba en la gloria sintiendo tanto gusto, al tiempo que escuchaba el jadeo de mi mujer a cada movimiento de subida o bajada, estaba a punto de correrme de nuevo, cuando de repente volvió a girarse y bajo su boca hasta encontrar la mía, nos dimos la lengua durante un buen rato, se la saque de sopetón e hice que se levantara de la cama para que se pusiera a cuatro patas, de esta forma podía elegir entre el agujero posterior o su raja, prefería más la raja, pero antes le pase la palma de la mano por toda la espalda, viendo como se arqueaba al paso de esta, y el bello erizado me decía que un escalofrío le estaba recorriendo todo su cuerpo, este era el momento justo para introducir de nuevo mi lengua en su conejo ayudado por un par de dedos que le tocaban suavemente el clítoris, cuando no estaba explorando su interior, con la otra mano le masajeaba las colgantes y perfectas mamás, saqué los dedos del coño y así llenos de flujos los aproveché para introducir uno en el culo al mismo tiempo que seguía chupándole el coño, se ve que no le gustó que le metiera el dedo por el culo ya que al sentirlo me lo hizo sacar de allí pero me pidió que le siguiera masajeando el clítoris hasta que se corriera, yo paré un momento para elegir una posición mejor para seguir comiéndole el coño, así que me tendí sobre la cama y le sugerí que me pusiera el coño sobre mi boca para que entrara más mi lengua en él, ayudado por mis dedos que lo abrieron al máximo de sus posibilidades le metí la lengua hasta donde pude y empecé a moverla allí dentro, ella se movía como si una pequeña polla estuviera follándola y con sus manos se subía los pezones hasta alcanzándolos con su lengua hasta chupárselos, en un movimiento de bajada de ella le clavé la lengua hasta tocarle el fondo del coño y de nuevo sentí una abundante corrida sobre mi boca que saboree y tragué en su mayoría ya que era muy abundante y parte de ella se me escapó por la comisura de los labios y caían como goterones sobre mi pecho.

Me miró con un brillo extraño en sus ojos, me cogió de la mano y me levantó de la cama, se volvió a poner de gatas volvió la cabeza y me dijo: - fóllame en esta postura, quiero sentir toda tu polla en mi coño, arráscame mi conejo con tu dedo mágico, dale gusto a mi chumino hasta que reviente. Yo ante una invitación tan clara no me negué, pero antes de metérsela me acordé de una de muchas historias que he leído de las revistas porno-eróticas y le pasé el capullo por las arrugas del coño, de esta forma ella gritaba de gusto pero me pedía que se la metiera que no la hiciera sufrir de esa forma, así que apunte al centro de la raja y volví a refregar mi capullo por la raja al mismo tiempo que se la iba metiendo poco a poco, ella no aguantó más y empezó a hacer fuerza para atrás hasta que consiguió tenerla toda dentro y empezó a moverse de forma frenética como si en ello se le fuera la vida, yo la tenía agarrada por la cintura y aumenté también mis embestidas hasta que al final me corrí como la primera vez, al sentir ella el liquido de mi corrida se corrió sin poder dominarse y se movía de forma brutal, casi animal, la mezcla de nuestras corridas se escaparon entre nuestros sexos, y caímos los dos juntos en la cama, abrazados y lleno de leche y flujo por todo el cuerpo al igual que toda la cama.

Al día siguiente, al despertarnos no nos sentíamos agotados como en las noches que nos desmadrábamos así, incluso al vernos desnudos nos calentamos y mientras nos duchábamos yo le froté todo el cuerpo mientras ella me lo frotaba a mi, pero a mi se me notaba más la calentura ya que mi polla empezó a hincharse mientras le enjabonaba las tetas y le frotaba la pepitilla al mismo tiempo, ella por su parte se dedicó a sacarle brillo a mi polla haciéndome una paja, yo cogí la pastilla de jabón, la apreté con ambas manos hasta que la transformé en una especie de canuto compacto y se lo metí por el coño, el agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos, mientras nuestros sexos se escondían entre la espuma que provocaba el gel sobre mi polla y el jabón sobre su coño, al fin me corrí sobre sus manos con una corrida abundante, como si no me hubiera corrido el día anterior, ella tardó un poco más en orgasmar, pero al final se corrió entre gritos y movimientos bruscos de caderas, llegando su corrida a mojarme las manos.

Nuestra conclusión fue que lo que nos hubiera ocurrido en la carretera nos había convertido en unos obsesos sexuales, unos ninfómanos que no pensaban en otra cosa que en follar y follar.