Una historia de oficina
La convivencia prolongada que tenemos con nuestras compañeras de oficina nos puede llevar a encuntros realmente eroticos.
Estoy seguro que la mayoría de los que trabajamos en oficinas hemos fantaseado con alguna compañera nuestra o en el caso de las chicas con algún compañero y como no hacerlo, si finalmente pasamos largas jornadas con esas personas en cierres, pedidos especiales y un sin fin de razones mas por las que a menudo nos vemos obligados a pasar mas tiempo del oficial juntos.
Este relato trata sobre ello, sobre como una fantasía de un servidor pasó de ser una distracción mental a un hecho más que tangible.
Mi nombre es Ricardo, soy un chavo promedio de 27 años, más o menos delgado, no soy el galanazo pero al menos me defiendo, trabajo en una oficina de seguros en donde laboramos pocas personas.
Dicho lo anterior y para no alargar las más las presentaciones paso a iniciar mi relato. Desde hacía tiempo siempre admire a una de mis compañeras de trabajo, Miriam una chica de 32 años de edad Morena, mas bien baja de estatura, piernas bien torneadas resultado del trabajo en el gimnasio, caderas mas o menos grandes, cintura angosta y unos pechos que si bien son un poco pequeños lucen firmes y redondos, una verdadera tentación.
Miriam y yo siempre hemos trabajado muy unidos y creo que siempre llevábamos una buena amistad hasta hace poco tiempo donde la carga de trabajo nos ha hecho pasar muchas horas extra juntos y compartir las cenas a de más de las comidas acostumbradas, un buen día los acercamientos empezaron a aumentar.
Me encontraba frente a mi PC sacando unos reportes cuando Miriam entro buscando unos pendientes que yo tenía, yo hice un comentario al aire diciendo que me dolía un poco la espalda unos segundos después ella ya se encontraba haciéndome un rico masaje en mi cuello el cual agradecí profundamente, en mi pantalla había una presentación de esas cadenas que mandan tanto por mail lo que le llamo la atención, cuando ella se inclino para ver mas de cerca y poder leer lo que en el monitor había sus pechos rozaron con mi espalda y cuello, eso me puso alerta, su cara estaba a un lado de la mía, en un momento nos vimos a los ojos, ella trato de comentarme algo pero por impulso tape su boca con la mía y las palabras desaparecieron con un beso profundo, nostras lenguas se encontraron y no hubo resistencia por parte de ninguno de los dos.
Pocos segundos después nos separamos, ella camino asía la puerta de mi oficina, yo lo interpretaba como que se iría ofendida pero para mi sorpresa lo que hizo fue cerrar la puerta, yo le levanté y me aproximé hasta ella con quizá con un matiz de interrogación en mi rostro, ella me pregunto si a caso no lo deseaba también, aunque sabía perfectamente a que se refería no podía quitarme la duda de si era verdad, no logré articular palabra cuando sin aviso nuevamente nuestros labios estaban juntos, pero esta vez había algo de pación en el abrazo.
Nerviosamente una de mis manos descendió hasta sus caderas firmes y más redondas de lo que aparentaban a través de su falda, su mano sobre mi miembro me hizo saber su aprobación y el entendimiento de que aún habría mucho mas, en ese momento agradecí que fuéramos pocos en esas oficinas y que al ser la hora de comida nos hacía 2 de los únicos 3 que estábamos en ese momento en ese piso.
La llevé hasta la pared donde ahora con ambas manos masajeaba sus caderas al tiempo que iba subiendo su falta, nuestra respiración aumentaba denotaba lo excitados que empezábamos a estar, Miriam se separó un poco y en solo dos tirones me quito la corbata he inmediatamente siguió con los botones de mi camisa, respondí con el mismo movimiento desabotonando su blusa la cual quite lentamente tomándome el tiempo para acariciar la piel de sus brazos mientras la deslizaba hacia a bajo hasta que callo, ella acariciaba mi pecho.
La tomé por la cintura la giré hasta que quedo dándome la espalda, desabroché su sujetador, el cual callo sin mas ni mas hasta el suelo, quería terminar de quitarle la ropa pero no puede evitar hacer una pausa para deleitarme tocando esas magnificas tetas que siempre admiraba a través de sus blusas, las acariciaba a su alrededor para luego detenerme en sus pequeña aureolas, sus pezones estaban erguidos, ella apoyó sus manos en la pared y levantó un poco su cadera para toparse con mi miembro que ya se encontraba erecto y ansioso de bajo de mis pantalones.
Mientras sentía sus caderas se frotaban con mi miembro me preguntaba si en verdad eso estaba pasando, estaba a punto de poseer a una compañera mía, en mi propia oficina mientras todos habían salido a comer, por mi mente pasaba todo esto cuando me di cuenta que ella estaba arrodillada frente a mi bajándome los pantalones junto con la trusa que usaba, mi polla salio casi dando un salto, como dando gracias por dejarla libre finalmente.
Acto seguido Miriam avanzó y tomando mi miembro con su mano y pasó su lengua a lo largo de él, no pude mas que dejar escarpar un largo suspiro de placer, mi cuerpo se estremeció cuando cunado finalmente lo introdujo en su boca, ella lo chupaba como una niña chupa una paleta, lo metía y sacaba de su boca a placer, con su mano masajeaba mis testículos, era una sensación excitante sentir la humedad de su boca y su calido aliento.
Tras unos minutos la detuve, la ayude a levantarse y sin poderme contener en nada me abalance a besar sus pechos redondos y firmes, los chupaba como bebé, les daba pequeños mordiscos, ella solo se aferraba a mi cabeza y contenía pequeños gemidos que a mi me excitaban aún mas, mis manos se encontraban desabrochando el botón de su falta para luego dejarla caer al suelo, hasta ese momento me di cuanta de lo perfectas que eran sus piernas, bien torneadas sin rastro de imperfecciones.
Miriam me ayudo quitando su delicada tanga que fue bajando lentamente mientras yo apreciaba como salía de entre sus nalgas, tenía poco bello, era claro que solo se depilaba la línea del bikini, se sentó sobre mi escritorio y abrió sus piernas mostrándome todo su sexo, toda su intimidad.
Me aproxime a ella, la bese en la boca, nuestras lenguas se encontraban por primera vez, podía sentir su calido cuerpo, el roce de sus pechos contra el mío, seguí besando su cuello bajando por sus hombros, pasando por sus pechos y su abdomen hasta encontrarme frente a frente con su sexo, era hora de devolverle el favor que había hecho con migo, di un primer paso con mi lengua a todo lo largo de su abertura que ya se encontraba ligeramente abierta y húmeda, ella dejo escapar un ligero gemido.
Tenía un ligero sabor salado, separé un poco sus labios vaginales y volví a pasar mi lengua a lo largo de ellos, la respiración de Miriam se agitaba mas, apretaba el borde del escritorio con sus manos, seguí saboreando su sexo haciendo largas pausas en su clítoris que se encontraba duro y sensible al tacto, lo lamía, lo mordía a momentos con mis labios para no lastimarla. Su respiración me indicaba que ella estaba ya al borde del orgasmo, así que decidí introducir dos dedos en su vagina los cuales entraron resbalando sin ninguna dificultad, mi lengua hacía pasos rápidos sobre su clítoris hasta que en un movimiento de su espalda hacia atrás y una de sus manos apretando mi hombro me indico la llegada del clímax que prolongo todo lo que pudo.
Me reincorporé y ella volvió a besarme larga y apasionadamente como saboreando sus propios jugos que aún se encontraban en mi boca. Tras unos segundos se levantó y me pidió que me sentara en una de las sillas a lo que obedecí sin decir nada mas, quería que ella hiciera en ese momento conmigo lo que quisiera, pasó sus piernas a un lado cada una, mi miembro erecto apuntaba directamente hacia su vagina, fue bajando lentamente, fue realmente excitante sentir como desde la punta de mi poya iba abriéndose paso lentamente hasta que la vi desaparecer completamente en el interior de ella.
Miriam movía su cadera con un ritmo moderado al tiempo que nuevamente me deleitaba con sus pechos apretándolos, besándolos, mordiéndolos. Estábamos totalmente entregados al momento, sus jugos vaginales escurrían a lo largo de mi polla, continuamos así por un momento, ella gemía levemente, me tenía tomado del cuello con mi cabeza totalmente enterrada en sus pechos, al pasar mis manos por su espalda fue notorio el sudor que estaba emanando su cuerpo a causa de la agitación.
La separé de mi lentamente y le indiqué que subiera una rodilla al escritorio y se inclinara al frente para poder penetrarla desde atrás, la visión de su vagina completamente humedecida era realmente excitante, me aproxime y enterré nuevamente mi miembro en ella, inicié un movimiento un tanto rápido de mete y saca, solo se oía un pequeño chasquido cada que la envestía, Miriam se sujetaba cada vez con mas fuerza al escritorio lo que me indicaba que estaba por tener un fuerte orgasmo, era como si se esforzara por retenerlo para intensificarlo al máximo.
Yo envestía con fuerza tratando de llegar a lo mas profundo de ella, su vagina dejaba escapar líquidos que empezaban a escurrir por su entre pierna, cuando finalmente se dejó venir su orgasmo, Miriam arqueo su espalda hacia atrás al tiempo que ahogaba un grito de placer mordiendo sus labios y convirtiéndolo en un sonoro gemido, ella continuaba con sus espasmos de placer mientras yo aumentaba la velocidad sintiendo que mi orgasmo estaba cerca, yo al igual que ella me esforcé por retardarlo para aumentar el placer, metía y sacaba mi miembro tan rápido como podía hasta que finalmente mi cuerpo se tenso en un increíble orgasmo, deje salir todo mi semen dentro de ella.
Ambos nos dejamos caer sobre el escritorio como recobrando el aliento, me reincorporé y al sacar mi pene de su vagina aun escaparon unas gotas de mi corrida en ella las cuales ella las tomó con sus dedos y se las llevo a su boca, casi como si no hubiera pasado nada nos vestimos y nos arreglamos lo mas posible, al salir ya varios habían regresado, pero aparentemente nadie había notado todo lo que había sucedido.
Al día siguiente Miriam dejó una nota en mi escritorio donde me decía que había abierto la caja de Pandora y que esperaba el momento para repetir lo que habíamos hecho.