Una historia con Silvia

como dicen por aquí, despues de la tormenta, siempre llega la calma... y mi calma eres tú

Lo inesperado

Hacía casi un año que Daniela se había ido de mi vida después de partirme el corazón y matarme la esperanza, no la culpo, era yo la que ignorando mi razón encontraba razones para amarla… así que me marché un tiempo e intenté recomponer lo poco que quedaba de mi corazón, y juntando pedacitos, un día, me apareció el amor.

Entró en mi vida casi de casualidad, y casi de igual modo me enamoré de ella, supongo que estas cosas siempre pasan así, de repente un día ya no quería que fuese más mi amiga, la veía como la amante, la compañera… la mujer… y así fue que me enamoré, y lo hice de la niña más bonita, de unos ojos claros y una sonrisa dulce, de sus piernas largas, de sus manos delicadas, de ella, de esa manera de reírse, de su manera de levantar la ceja… de toda ella.

El tiempo pasaba a su lado con una carencia que no recordaba haber vivido nunca, me sorprendí de repente guardando cosas en mi memoria, la sonrisa de aquel día que estuvimos en aquel u otro lugar, el color de la puesta de sol en sus ojos aquel día que fuimos a ver atardecer, el viento moviendo su pelo… el dolor fue cediendo y el disfraz ese de dura que me metí a empujones con Daniela… se me fue cayendo… y ya no pude mas ser su amiga.

De repente me sentía celosa de esa corte de muchachitos que la seguían como abejas tras la miel, me encontré tomando aire cada cinco segundos para tranquilizarme, sintiéndome dueña de una mujer que no podría tener, por el simple hecho de que yo también era una mujer, pero a pesar de todo… y sin remedio… me enamoré.

Silvia es de esas personas con convicciones, de esas que cuando creen en algo o en alguien van hasta las últimas consecuencias y por alguna extraña razón, Silvia creyó en mí. Supongo que supo ver más allá de mi corte de pelo y mis zapatillas gastadas… la primera noche que la conocí me dijo que tenía la mirada de una niña abandonada

Recuerdo el momento exacto en que una noche me acerqué a ella invadiendo su espacio, puse mi mano en su mejilla, la miré a los ojos y rocé mis labios con sus labios… fue perfecto… el tacto de su piel en mis manos, sentir su aliento en mis labios… pero al volver al mundo real… y mirarme en sus ojos, mi mundo perfecto se hizo pedazos

Silvia se borró del mapa, por lo menos del mío, por más que intenté hablar con ella, dejarle mensajes, disculparme…, nada sirvió, no sabía si se sentía decepcionada, asustada… no se… pero si aquella noche no la besaba, algo dentro de mí se iba a romper.

Una noche al volver a casa de correr me la encontré sentada en el rellano con cara de asustada, y allí estábamos, ella enfundada en su chaqueta y yo en pantalones cortos y súper sudada… sin saber que decir y a la vez sintiendo que ya no iba a poder callarme nada

Cuando salí de la ducha ella estaba en la terraza, aterida por el frío y luchando por mantener la calma, yo, yo solo la miraba, consciente de que si aquella noche la dejaba cruzar aquella puerta tal vez ya mas nunca regresara

Y hablemos y hablemos sin llegar a ningún lado, evitando decir esas palabras que dan tanto miedo… evitando las preguntas obvias que tenían respuestas más obvias

  • ¿Por qué me besaste ana?
  • sabes la respuesta
  • ¿me la dices?
  • No me hagas decirlo en voz alta
  • Dilo… por favor
  • ¿sabes que cuando lo diga todo habrá terminado?, ya no habrá manera de olvidar y hacer como si no hubiese pasado
  • Aja
  • Ya no seré mas tu amiga Silvia
  • ¿Por qué no?

La miré a los ojos allí como estábamos, apoyadas en el muro de la terraza con los brazos cruzados, sintiendo el aire frio de la noche golpear mi cara… no podía negarlo

  • Porque te amo

Se hizo uno de esos silencios en los que por más que intentes las palabras no acuden a los labios, en los que todo lo que pasa por tu cabeza parece no ser lo correcto, lo adecuado… no sentía el frio, no sentía nada, solo sentía aquella opresión en el pecho que me mataba, aquella sensación que me decía que la perdería si no hacía nada…de pronto, su mano sobre la mía, su cabeza sobre mi hombro… mi brazo rodeando su espalda

  • ¿sabes?... desde que me besaste… me he estado volviendo loca

Y se coló entre el muro y yo, cobijándose en mis brazos, dejando que mi cuerpo y el suyo se dieran calor, dejando que mi corazón latiese como si la vida hubiese vuelto a él, permitiendo que todos esos sueños que creí irrealizables volvieran a mí con demasiada rapidez

Aquella noche hablemos mucho y de todo, de sus dudas, de mis miedos, de lo que iba a pasar en adelante, de lo que yo sentía y ella creía sentir… aquella noche, que sin querer se llenó de besos, y tímidos roces de manos, aquella noche en la que sabía que aquello era una locura… tal vez hasta un suicidio para mi corazón… pero ella rozaba mis labios y mi corazón no atendía a ninguna razón, supongo que fue desde aquella noche que descubrí una droga mas fuerte que el amor o el dolor… ella, y la manera en que hacía latir mi corazón.

Nos llevó algún tiempo intentar controlar la situación, ella estaba hecha un lío y yo la veía y me moría de amor… le juré que solo tomaría de ella lo que quisiera darme, solo eso, pero ella estaba confundida, asustada, con muchas cosas en la cabeza y demasiadas sensaciones nuevas… de algún modo sentía que todas esas dudas y preguntas que tenía en la cabeza la acercaban y alejaban de mi en la misma medida y yo no sabía qué hacer o decir para ayudarla. Cuando estábamos solas en mi casa, todo estaba bien, nosotras teníamos nuestro ritmo, sentía ese vínculo que se estrechaba, esa dependencia de mi cercanía, de mis brazos, de mis labios… pero ese nosotras no existía en el ancho mundo que había tras la puerta de mi casa… no podía evitar recordar todo lo que me costó eso con Daniela, ni podía evitar que ciertas situaciones me dolieran… le prometí tiempo, y espacio. Espacio para encontrarse a ella misma y tiempo… tiempo para decir cuál era su verdad y como quería afrontarla… no se de que manera pude hacerme creer a mi misma que aquel "proceso" no me iba a costar dolor y lágrimas… pero lo hice y decidí esperar paciente a que todo se diera en su momento, a vivir todo a su manera, pero había en lo más hondo de mi una cajita llena de recueros y momentos vividos en el pasado, que hacía que algunas veces…algunas cosas dolieran el doble y algunos momentos me supieran amargos

tres meses después de aquella noche en la terraza, pasó lo que yo llevaba deseando hacía mucho tiempo y lo que Silvia tanto temía… en algunas ocasiones habíamos hablado del tema, pero bueno, más bien porque ella tenía miedo que me aburriera de ella o que buscara alguien más para "eso que yo no te doy"… pero yo no quería a nadie más, solo esperaba por ella, la última vez que estuve con una mujer había sido con Daniela…la noche antes de que se fuera… iba a hacer dos años… pero no me importaba la espera… solo me importaba ella

Era tarde y había empezado a llover, para cuando llegué corriendo al portal de mi casa ya estaba como una sopa y estar en pantalones cortos no ayudaba nada a aquel frío que se me metía en los huesos, Silvia me esperaba en la cocina, aquel día no tenía guardia y habíamos quedado en que me esperara en mi casa para hacer algo aquella noche, se que puede sonar estúpido pero aquella tarde cuando la vi, la encontré más guapa, de repente me quedé mirándola como si nunca hubiese visto una mujer en mi casa, los tejanos, la camiseta, la cocina, hasta la servilleta que tenía en la mano la hacían ver tremendamente hermosa a mis ojos… creo que en ese instante empecé a ser realmente consciente de la manera en que la amaba, consciente de que no tenerla conmigo me partiría el alma.

(…)

De aquella primera vez recuerdo sobre todo tu mirada, la manera en que tus manos temblaban bajo las mías… recuerdo aquella música antigua que sonaba, recuerdo mi cama desecha desde la mañana y sobre todo recuerdo que estaba asustada.

Hacía dos años que no estaba así con una mujer… y tenía miedo, miedo por ti, porque era tu primera vez conmigo, y con una mujer… miedo de no ser lo que esperabas, de no saber qué o como lo necesitabas… miedo.

Recuerdo que salí de la ducha en ropa interior y que al verme te sentí apenada así que rebusqué en el armario aquel pantalón corto de jugar a futbol… recuerdo que mientras me desenredaba el cabello en el espejo miraba de reojo como me mirabas y me sentí alagada y me hacía gracia… de algún modo me gustaba comprobar que mas allá de nuestros besos yo no te era indiferente… porque te aseguro que tu a mi no me eras indiferente para nada

  • ¿Qué tanto me miras Silvia?
  • Tanto deporte te sienta… estupendo
  • ¿Por qué lo dices?
  • No sé, creo que tienes músculos que a mí me faltan

No pude evitar reírme, Silvia era la perfección echa mujer, tenía curvas que mareaban… yo solo estaba un poquito marcada, solo eso y la verdad que ese no era el objetivo de mi vida sana.

Recuerdo como a cámara lenta el momento en que me abrazaste por la espalda, el momento en que pusiste tus manos en mi abdomen… recuerdo esa agitación y mi lucha por intentar mantener la calma… pero sobre todo te recuerdo a ti pegada a mi espalda.

En mi mente está grabado ese primer beso de la noche que desencadenó más tarde un avalancha, tu manera de besarme, de sujetar mi nuca, tu manera de hacerme entender que era aquí y ahora… cierro los ojos y te veo, aquí enfrente mío, sentada en mi cama con tus pies a mi espalda, sin dejar de besarme mientras yo recorría tu espalda, aun si me concentro puedo sentir ese escalofrío que me recorrió la primera vez que tu piel se pegó a mi piel, , la primera vez que tu cuerpo y el mío quisieron ser un solo ser… recuerdo que tus ojos me decían "tengo miedo" pero todo tu cuerpo parecía decirme solo "tómame".

Me gustó sobremanera tu cara de investigadora mientras recorrías con tus manos cada parte de mi anatomía, mientras tu dedo dibujaba jugando el perfil de mi abdomen, la circunferencia de mi ombligo, la aureola de mis pezones, quise dejar que me conocieras, con la esperanza tal vez de que al reconocer mi cuerpo de mujer me amarías también… conservo en mi memoria cada instante de esa noche, como estando en tu costado aprisione tu pierna entre las mías, como no paré de besarte mientras mi mano se perdía dentro de ti, como arqueaste la espalda al sentir mis dedos… y así fue la primera vez que te sentí mía, dándote, entregándote lo más delicado que había en mi, entregándote toda esa ternura que no sabía ni que estaba dentro de mí, hasta que tu orgasmo hizo eco en mi garganta y supe que jamás iba a poder despegarme de ti.

  • ¿siempre es así?
  • ¿así como? ¿así de malo, de bueno? No se
  • Así de maravilloso

Respiré profundo, y la calma volvió a mi cuerpo

  • No
  • ¿no?
  • No… luego es mejor

Y ambas nos reímos como tontas, como si fuésemos dos adolescentes que acaban de descubrirse sin ropa… me encantó aquella manera tuya de sugerirme las cosas, el hecho de que las caricias que me daban tus manos fuesen infinitas, me gusto que tus ojos buscaran los míos siempre, ya sabes que los ojos son el espejo del alma… pues tu alma debe ser la más bonita de España nena.

Casi tengo un orgasmo sicológico cuando me susurraste al oído si me podía poner sobre ti…explicándome lo que querías… te veías tan sexy con aquella sonrisa pícara… como hacerte esperar?, pasé mi brazo bajo tu nuca y me acomodé… y casi no necesito nada mas

  • ¿y tú de donde sabes esto Silvia?
  • de tu cajón de las películas
  • ¿Qué películas?
  • las que están al fondo de todas… en el último cajón
  • Esas películas… ya

Me encantaba esa manera de estar contigo, de sentir tus manos en mi espalda, tus talones en mis nalgas… sentirte toda… pegar mi frente a la tuya… sentir como te agitas abajo mía… esa postura siempre fue mi favorita desde mis días con Daniela, aparte del placer físico, me proporcionaba otro tipo de placer… no sé, que opinen las sicólogas.

  • Silvia… si te siges moviendo así
  • ¿no lo hago bien? ¿no te gusta?
  • Uhmmmmmmmm…. Si me gusta…. Pero te voy a aguantar muy poco

Se me clavó en la memoria esa mirada… no se qué pasó por tu mente en aquel momento, o que pensaste, no se… pero tus ojos me vieron como si de repente hubieses descubierto la verdad sobre el universo o algo así, volviste a elevar mas tu cadera y yo volví a gemir… estaba perdiendo la poca calma que me quedaba y a ti te dio por reír

  • ¿Quién te ha dicho que quiero que me aguantes?
  • ¿…?
  • quiero que te corras y dejes de preocuparte por mi… te llevo casi cuatro de ventaja
  • eres increíble
  • Necesito saber que yo también puedo darte… placer

Recuerdo ese momento, recuerdo todas y cada una de las palabras que susurraste en mi oído mientras yo luchaba con mi cuerpo por aguantar un poco mas… pero no pudo ser, tuve que ceder y escondiendo mi cara en tu cuello, mi cuerpo acabó cediendo sobre el tuyo y me fui en una pacífica oleada de placer, que me hizo subir al cielo de nuevo casi dos años después y te besé y no sé como el corazón se me llenó de ti, sentí como mi cuerpo, mi alma, mi vida, cosas que siempre habían sido mías… ya no me pertenecían… y en aquel instante te amé más de lo que jamás había creído amar en toda mi vida

No sé cómo pero te pusiste encima de mí, erguida, mientras yo no podía casi ni levantar mi espalda del colchón… y con tus manos en mi abdomen seguiste buscando lo que no te había dado yo… tus movimientos sobre mi… tan perfectos, tan sensuales… tan… tan tu… tan deprisa y tan despacio… tan profundo… no sé cómo explicarlo, pero sé que aferrada a mi rodilla y con los ojos cerrados te dejaste arrastras por el cuarto, y yo me corrí mientras con el ultimo de tus espasmo te derrumbabas sobre mi… besándome en los labios… jurándome que nadie te había hecho sentir tan completa… tan amada…tan mujer… aquella noche subí al cielo y creo que aún sigo viviendo en él , porque en noches como esta cuando me despierto sin querer por que la lluvia no para de caer y siento tu peso sobre mi brazo, el calor de tu cuerpo que se pega al mío y se niega a soltarlo… en noches como esta en las que no puedo dejar de mirarte en la penumbra de este cuarto… siento que la vida me devolvió contigo todo lo que me había quitado

Y mirarte así, dormida… ver tu espalda bañada por la luz de la luna que se cuela por la ventana, sentir en mi nariz el cosquilleo que produce tu pelo suelto sobre la almohada… sentir en lo más profundo de mi que te amo… me hace dar cuenta de que nada podría ser sin ti… nada.

(…)

Como se suele decir por aquí, Silvia "salió del armario", con su familia, con sus amigos, pero sé que ha de luchar cada día por mantenerse fuera de él, sé que hay cosas, situaciones que le cuestan, aunque ahora en vez de soltar mi mano, la aprieta… se que ha tenido que hacerse una nueva vida, afrontar historias y situaciones que algunas veces han hecho que me sintiera mal, porque hubo un tiempo en que parecía que yo solo le complicaba la vida… pero a Silvia si le ganó el amor, ese amor inmenso que me tiene y me demuestra cada día, ese amor que la hizo luchar y luchar por mantenerse a mi lado, por ser parte de mi vida… de nuestra vida.

Ahora puedo decir que la vida me quito algunas cosas que me hicieron sufrir mucho, me quitó un padre cuando era pequeña, me regaló el abandono de una madre, y me compensó con el amor incondicional de mis abuelos… me dio una "hermana" como Carol, que sin ser nada mío ha permanecido a mi lado toda la vida… me mostró lo más hermoso y el infierno mas fatuo al lado de Daniela… me hizo vivir por mucho tiempo alimentada de quimeras… pero al final de todo, me premió con el amor, con ese amor bonito, verdadero… con ese amor que con una simple mirada te sube al cielo… cuando era pequeña en un cumpleaños al soplar las velas pedí alguien a quien amar y que me amara de verdad… pues bien, te digo Silvia… mereció la pena esperar

Fin.

Como siempre agradecida de que tomen un rato para leer mi historia…sus comentarios serán bien recibidos, con afecto;

Cachorra. M