Una historia con final feliz

Espero les guste y lo sientan...

Hacía meses que estaba recluida en casa. No salía con amigos, no tenía contacto alguno con el exterior salvo el estrictamente necesario. Me daba miedo…pánico…No podía evitarlo. La calle era demasiado grande para mí, la luz o la oscuridad, ambas me daban la misma sensación…sensación de soledad, de dolor.

Todo ocurrió en un tiempo anterior. Salía de trabajar tarde cuando a escasos metros de mi casa pude sentir un fuerte golpe y alguien que me atraía hacia una furgoneta, de la cual no atino a decir el color ni la forma…me lo arrebató todo…lo que debe de ser bello entre un hombre y una mujer…lo que debe de ser recordado por ser la primera vez…para mí fue horrible. Lo que pasó allí dentro ni me excita, aunque a veces parezca que las mujeres disfrutamos con ello, ni me hace sentir orgullosa y mucho menos me apetece contar y recordarlo. Desde entonces el sexo carecía de interés para mí y aun menos todo lo relacionado con un hombre.

Intenté callar todo lo que pude, todo lo que mi corazón pudo aguantar, hasta que él tomó una actitud que yo no conocía.


Nos quedamos solos en casa como cada fin de semana que mis padres decidían hacer un viaje. Desde pequeños mis padres depositaron en mi hermano Óscar toda la confianza que se puede tener en un hermano mayor responsable, trabajador y serio. Todas estas cualidades, él las reunía, lo que me hacía admirarle de una forma muy especial, incluso siempre pensé que de haber estado él cerca, jamás me habría ocurrido aquello. Pero ya pensar en todo lo que pasó era como dar un paso atrás y tenía que ser fuerte y darlo adelante. El pasado poco puede cambiarse y en mis manos estaba el futuro que quería tener. No quería ser una amargada encerrada en casa, pero me costaba mucho, mucho esfuerzo. El hecho de salir a comprar el pan era ya un reto demasiado grande y yo…me veía muy pequeña.

Decidimos poner una película, cuyo tráiler iba de una premonición que había tenido una raza ya extinguida en la que se aseguraba que el mundo acabaría en un año concreto. Nos hizo gracia pues nunca creímos en esas cosas, pero mi hermano me preguntó a mitad de la película:

  • Davinia, ¿Cuál sería la última cosa que te gustaría hacer si supieras con certeza que el mundo acabaría mañana?
  • Pues no sé…supongo que tener un día de compras y una noche loca de juerga!!
  • Pero de qué te vale si te compras algo que no vas a poder disfrutar??? Estás tonta
  • Bueno y a ti? ¿Qué te gustaría hacer?
  • Sinceramente…tengo un deseo…pero me temo que hasta que no acabe el mundo no voy a poder hacerlo.
  • Venga, seguro que sí puedes hacerlo. No conozco nada que no hayas conseguido hermanito.
  • Yo sí…no pude defenderte aquel día…y eso no puedo perdonármelo. Tengo pesadillas cada noche al imaginar el miedo que sentiste al verte allí…sin saber qué iba a pasar. Sabes dónde estaba yo? Follándome en el asiento trasero de un coche a una tía que me importaba un carajo mientras a la niña que más amaba la estaban

(Silencio…)

  • Óscar

Mi cara palideció. Mi hermano se sentía hundido por no haber podido hacer nada y una lágrima caía por sus mejillas. De repente sentí…sentí algo que no era compasión, no era pena, no era rabia por recordar aquel momento…era…un sentimiento muy fuerte al verle así. Al oír la palabra amor mi corazón dio un vuelco que no pude disimular…se estaba declarando ante mí. Ante su hermana…parecía una locura pero…era una locura muy hermosa.

  • Davinia, yo…te quiero. Te quiero desde el momento en que me di cuenta que tenía que pensar en ti para seguir adelante. Para cumplir mis sueños.
  • No entiendo
  • Vivo para hacerte más feliz…para estar contigo
  • Óscar…lo que me pasó nada tiene que ver contigo. No es tu culpa. No tienes que sentirte culpable…tienes que vivir tu vida y encontrar una mujer que

Sus manos agarraron las mías y las puso en su pecho. El corazón le latía tan deprisa que parecía querer salirse. Nos miramos a los ojos. No había más que decir. Acercamos nuestros rostros y mis labios tuvieron un tímido roce con los suyos. Estaban húmedos…su aliento era cálido…envolvente. Nos besamos. Poco a poco se fue colocando encima de mí, abriendo mis piernas aun con el vestido que llevaba puesto, todo era tan dulce…pero me sentí ahogada. Me ahogaba su pecho encima, su rostro, las manos, no podía

  • Apártate!
  • Tranquila nena, tranquila…respira
  • Sí, sí…lo…lo siento Óscar
  • No pasa nada, qué te ocurre? Te hacía daño?
  • No no…es que me sentía…me estaba asfixiando
  • Davinia…me muero por hacerte el amor
  • Y yo porque me lo hagas pero
  • Si es sólo por la asfixia…tiene solución. Confía en mí.

Me levantó del sofá y comenzó a besarme de nuevo…tocando mi cara, mi cuello, mi pelo…bajando por mis curvas hasta llegar al filo de mi vestido, el cual levantó hasta alcanzar los lados de mi ropa interior…la separó por ambos lados y la dejó caer al suelo. Me miraba con unos ojos tiernos y podría decir…que llenos de amor. Me amaba. Y yo le amaba a él.

Se tumbó y agarrando mis brazos me indicó que me colocara encima. Con mis piernas completamente abiertas sentí como entraba en mí con algo de esfuerzo debido a la contracción que sentía…nunca me había acostado con ningún hombre salvo por obligación en aquella furgoneta…Los recuerdos se agolpaban…recuerdos que supo alejar con sus caricias, con sus gemidos…con sus te quieros en mi oído. Poco a poco me fui moviendo…despacio…para poco a poco sentir como estaba dentro de mí completamente. Toda su hombría estaba conmigo, en mi interior, y por primera vez sentí el goce del sexo. Agarraba mis caderas para mostrarme un movimiento dulce al principio, acompasado…mientras notaba como se iba humedeciendo…como su dureza se mezclaba con la delicadeza del vaivén…Con un movimiento sutil acercó su boca a mis pechos…estaban endurecidos, hinchados…hizo que soltara un gemido casi callado

Empecé a acelerar el ritmo…nuestros sonidos de placer se mezclaban en el silencio del ambiente…pronunciaba mi nombre y me derretía…sus tremendos ojos verdes y su barba descuidada hacía que al mirarle me humedeciera aún más…más me excitaba…agarraba su pelo, castaño y liso, desaliñado…mientras con sus manos marcaba una melodía que iba in crescendo. Sentía un placer extremo, notaba como le iba llegando…ese ansiado orgasmo. Lo tenía debajo de mí. Estaba haciendo el amor con quien había convivido durante tantos años y que hoy era el primero hombre que me estaba tocando…que me estaba tocando porque yo deseaba que lo hiciera

  • Nena…me voy a correr
  • Vale, sí

Con la respiración entrecortada y con lo que estaba sintiendo no me aparté. No quería hacerlo. Me quedé arriba, mirando cómo sus ojos se cerraban y su boca se entreabría ante el placer que estaba sintiendo…se derramó en mi interior…y me encantó. Fue algo indescriptible

No me moví. Cuando volvió en sí me miró.

  • Ahora te toca a ti.
  • A mí qué?
  • Pues…ahora te lo diré.

Y tanto que me tocó. Se esforzó por hacerme sentir placer, por hacerme llegar al éxtasis y lo consiguió. En brazos me llevó hasta el dormitorio donde, durante meses, me había recluido para huir de ellos, de los hombres.

Hoy, entraba en él con uno de ellos. Al que más amaba, con quien me estaba amando… y quien me hizo sentir esa noche la mujer más feliz y deseada del mundo.

Somos hermanos pero eso no ha hecho que nuestra relación no pueda seguir adelante. Ahora pienso que quizás era el único que podía hacerme salir del terrible agujero en el que había caído. Me quiere y le quiero…¿Hay algo de malo en amar?