Una historia común

Es un poco de mi historia, mi historia sexual …. ¿Recuerdan el poema? … “ … Vida nada me debes, … vida, nada te debo …”

UNA HISTORIA COMUN

He visto muchas historias en este portal de Internet, me gusta mucho y, además, me he enviciado por los relatos sexuales, de tanto leerlos fui descubriendo lo común que son todas las historias, apartando a aquellos palomudos y las bellezas extraordinarias que pueden ser verdades en algunos escasos, casos, el resto son mentiras, pero las historias más comunes de gente con defectos, son la mayoría y muy agradables. Mi historia es una más, muy interesante para mi … no se como les quedará a Uds. No pienso exagerar nada, solo cambiar nombres y situaciones, pero mantendré las ciudades y los hechos.

Es un poco de mi historia, mi historia sexual …. ¿Recuerdan el poema? " … Vida nada me debes, … vida, nada te debo …" así es como me siento y eso que solo soy un hombre maduro, en plena actividad, no soy viejo ni me siento así, pero es posible que mi historia te guste, a mi me gusta mucho lo poco o mucho que hice y que me sucedió.

De joven, pues en ésa época empieza mi relato, era muy flaquito, de 1,68 m de estatura, 60 Kg. apenas llegando, normalmente andaba entre los 58 o 59 Kg. Era la gran preocupación de mi madre. Algo moreno de piel, pelo ondulado, nunca lo usé largo, más bien corto. Vivía en La Paz con mi familia, andaba en los 16 años, hacia atletismo todas (o casi todas) las mañanas, salía de mi casa las 6:00 a.m., (se imaginan en ése frío, aún hoy no lo entiendo, como era capaz) ) y me iba al estadio Hernando Siles a practicar. No bebía ni fumaba, solo algunas pajas que me había enseñado mi amigo "el gordo", el gordo maleante que hay siempre en cada grupo de amigos.

La primera vez que tiré la recuerdo porque fue la primera y nada más, pues no hubo un buen tire, fue ésa época, vivamos (con mi familia) en ésa bella ciudad de La Paz, yo tendría unos 16 años, con la arrechura en pleno y las pajas al día, había aprendido a meterme en el baño cuando no había gente en casa y ahí le echaba unas buenas manuelas. Sin embargo ello no era suficiente, ha debido ser por septiembre u octubre, pues la temperatura ya era buena, no ese frío asqueroso del invierno.

Llegó a alojarse en casa una pariente humilde del campo, una damita de una edad que, en este momento no puedo definirla, pero era mayor, quizás unos 35 años más o menos, casada y creo que algún hijo, venia a realizar algunos trámites. Era de una estatura un poco menor que yo, de piel blanca, pero de rasgos claramente mestizos, era linda. De cuerpo flaca, sin muchas formas, pero unas buenas tetas, un poco caídas pero con buena forma y, recuerdo, todavía, bastante duritas, lo que le ayudaban a mantener esa formita de perita que tanto adoro y de un tamaño que cabían en la mano, cuando esta está bien abierta. Su cabello era largo y algo ondulado, de color castaño oscuro.

Mientras no tenia que estar entre oficina y oficina en medio de la burocracia infernal del gobierno, ayudaba en los quehaceres domésticos, los cuales no eran muy abundantes, un depa de 3 dormitorios, áreas sociales y de servicio, aunque no chico, más bien cómodo, pero no es para tanto. El resto del tiempo oír música, conversar, etc.

Muy pronto de lo que llegó, mis amigos le habían echado el ojo, la miraban y la acosaban, le tocaban la cola o la provocaban, pero ella los esquivaba con mucha inteligencia. La verdad es que yo ni me fijaba, más importante era el atletismo, el fútbol, el club de amigos, el barrio, etc.

Un día llego a casa, no recuerdo de donde, no había nadie de mi familia, solo la "tía" ella se encontraba limpiando el piso de mi dormitorio o buscando algo por ahí, pues se encontraba agachada y cuando pasé por su lado, en un lugar angosto rocé su culo, en eso ella soltó un gemido se apoyó más sobre mi, impidiéndome seguir. Al principio no entendí, no sabia que hacer, no entendía la actitud, la verdad es que pensé que estaba jugando, pero este juego tan lindo que hasta ahora lo disfruto plenamente. Ella se irguió se dio la vuelta y me prendió un beso descomunal, me abrió la boca me fundió sus labios y me metió la lengua como una viborita desesperada; yo temblaba y no sabia que hacer, solo me dejaba hacer. No solo era el beso, sino que se pegó a mi cuerpo y se movía de una manera tal que mi excitación se subió al cielo más rápido que un cohete (que en esa época no eran muchos).

Cuando yo comencé a devolver el beso, mover mi lengua y tratar de abrazarla, parece que se aseguró que todo iría bien y, no recuerdo bien qué me dijo pero, me empujo a mi cama, que estaba cerca, me bajó el pantalón, los calzoncillos, me quitó la chompa y la camisa (me dejó con la camiseta puesta) se sacó el vestido mientras me besaba y acariciaba como podía, la verdad es que yo no hacia nada, pues … ¡no sabia que hacer!. Me besaba, me acariciaba, unas beses los besos eran en la boca, otras en el cuello, cuando tenia las manos libres, entre que se sacaba una prenda u otra, me acariciaba la paloma, la que estaba tan dura como puede estar la paloma de cualquier adolescente arrecho del mundo, en una circunstancia parecida a la mía.

Cuando estuvo desnuda se acostó, a mi lado y continuó con sus cariños, me decía cosas como " bebé, estas bello", te voy a tirar como nunca lo han hecho (esto era verdad pues nunca lo había hecho). Se movía como loca, la verdad es que lo estaba y yo estaba en un franco proceso de enloquecimiento, la paja que me había hecho en la mañana me estaba sirviendo para no irme muy rápido.

Se puso de espaldas y me jaló hacia ella, manipulo mi paloma y se la metió, instintivamente y por lo que había escuchado de los amigos más experiente, especialmente del gordo maleante, me comencé a mover y ella mucho más. Me seguía besando y jadeando, me tenia agarrado de las nalgas y cada bombeada me jalaba más fuerte como para que entre hasta el fondo. No se cuanto duró, pero no ha debido ser mucho, adolescente, primerizo, arrecho, etc. Terminé después de poco tiempo, en realidad fue ella que me avisó que había terminado, pues fue muy rápido y cuando la saque de su concha, derramaba una montonera de mi leche, y al retirarse, mientras trataba de contener el flujo desde su concha me dijo "bebe, que tienes un mar de leche en tus bolas."

Me limpié en el baño, mientras ella se lavaba en el bidé, yo me sentía avergonzado, me vestí y salí a la casa de mi vecino, al que no conté nada, solo nos dedicamos a todas esas boludeces que tanto nos agrada cuando somos adolescentes y las extrañamos cuando somos adultos.

En la noche, más sereno volví para la hora de la cena, en mi familia se mantenía las horas de las dos comidas (almuerzo y cena) como reuniones formales de familia, ya estaban mis padres, mis hermanas y la tía , se la veía, o era mi impresión, más alegre y charlatana, en la mesa fue el centro de la reunión, todo ello me relajó y me puso más confiado, cuando nos levantamos, en un momento que nos cruzamos me rozó la pierna, como pellizcándome y me guiñó un ojo.

A los pocos días, en mi rutina de ir al colegio, el atletismo, la ardua tarea de compartir con los amigos, el barrio, etc. Cuando medio que se me había ido de la cabeza el gran acontecimiento, llegué a casa y mis padres y hermanas estaban preparándose para salir no se donde, por suerte yo no contaba para estos acontecimientos sociales. La tía pasó por mi lado y en voz muy baja me recomendó no salir de la casa, así es que me senté a cenar, la tía me atendió y mientras comía la familia se esfumo a sus obligaciones sociales y nocturnas, sin que antes mi madre le recomendara a la tía que me atienda y me cuide, ella ya estaba predispuesta para ello y se comprometió ser muy esmerada en la labor encomendada.

Mientras comíamos, ya solos, me explicó que después de comer no era bueno culear (la usó la palabra muy tranquilamente), pues podía hacerme daño, la verdad que estas clases de sexualidad y la posibilidad presentada ya había puesto a mi palomita en alerta máxima y lista para la guerra, pero la dama fue tomándose su tiempo.

Después de robarle un poco de licor a mi padre (para que me baje la comida), ella fue muy lentamente llevando al éxtasis, en mi cama y desnudos, fue acariciándome y besándome, me decía :" te voy a enseñar mi bebé", "vas a ver lo buena que puede ser una putita como yo" .

En un momento de esos, se subió, se acomodó mi paloma en su concha y se bajó, hundiéndola hasta el fondo, estaba lubricadísima , yo me sentía en el cielo, rápidamente me comencé a mover, ella e frenaba "no bebé no se apure, vaya despacio" Es difícil para un novato controlarse, solo lo arrastra el instinto.

Después de unos pocos bombeos ellas se levantó, se colocó a mi costado y se acomodó para chupármela, primero la beso suavemente, después le pasaba la lengua por el glande, fue metiéndosela y humedeciéndola, esto es algo que nunca olvidaré, más que la primer culeada, fue la primer chupada, me hacia volar y siguió chupando suave y hasta el fondo , esta vez duró el placer un buen tiempo, algunos minutos, pero suficientes como para saber que podía gozar de mi placer, suyo chupando y acelerando el ritmo, u momento de estos se movía fuerte de arriba abajo y se comenzó a ayudar con la mano, mientras la otra me acariciaba las bolas, no se como fue pero terminé y vi como se le llenó la boca y ella se esforzaba en tragar todo y le rebalsaba por las comisuras de os labios, hasta que se rindió y soltó mi paloma que continuaba eyaculando, un mar de leche, como cualquier adolescente, mojé mi pecho y su cara, hasta que terminé y me relaje, ella estaba como en otro mundo.

Descansamos un poco, ella se lavó y me limpió con papel higiénico, y después, me recuperé muy rápido, sería que a los quince o veinte minutos ella comenzó a acariciar mi paloma y esta reaccionó poniéndose dura y ella dijo que le tocaba gozar, se puso de cuatro patas y me pidió que se la meta en la concha desde atrás, y así lo hice, comencé a culearla como perrito,, era una delicia y, además, como acababa de eyacular, ahora era más fácil, no estaba tan loco como la primera vez, excitado pero no enloquecido y pude gozar mejor, la agarraba de las caderas y se la hundía hasta el fondo, unas veces fuerte y otras suave, comencé a aprender lo que se dice el sostener el culee para poder gozar, otros momentos le acariciaba las tetas, le mordía la nuca.

Después ella me pidió que quería montarme, así lo hicimos, tiramos largo rato, ella de frente a mi, de espaldas, un momento de esos se puso medio de costado y me pidió que la culeara de esta forma fue delicioso y de esta forma llegué aun orgasmo más profundo y placentero que los anteriores.

Después lo volvimos a repetir unas tres veces más pero sin mayores alteraciones de la primera, aunque goce algo mejor, pero nada más. La pariente, de la cual, con todo lo ingrato que soy, no recuerdo su nombre, terminados sus trámites, creo que exitosamente, se fue, prometiendo retorno, como el novio viajero, pero no volvió nunca, no recuerdo haberla esperado pero el recuerdo de esa pequeña relación perdura en mi memoria y de forma agradable, pues recuerdo, principalmente mi ingenuidad y sorpresa ente un hecho inesperado.

Posteriormente hubieron algunas relaciones sin importancia, matizadas por las pajas casi diarias.

Esteban : estebansaavedra50@hotmail.com