Una herramienta quebrada VIII

Mire aquel chico sobre su cama, sus piernas aferradas a las de Santiago, me quede en silencio que podía decir que ya no fuera visto; trague saliva antes de dar la vuelta.

La imaginación nos permite situarnos en su posición, concebir que padecemos los mismos tormentos, llegar a ser en alguna medida una misma persona con él y formarnos alguna idea de sus sensaciones e incluso sentir algo parecido; pero jamás de la mima forma eso es escalofriante. Podrías mirar a otro lado…

Una herramienta quebrada.

Capítulo VIII.

Santiago.

Lo espere en medio del parque con una rosa en la mano totalmente nervioso, mirando en la oscuridad la luna posarse en lo alto brillando toda la hojarasca; toque mi frente estaba sudando cuando el clima estaba helado; entonces camine un poco; los pasos me llevaron atrás de un árbol entonces sonreí al recordar tantos momentos felices; en frente de ese árbol un lago hermoso similar a un espejo que hondaba con cierta tranquilidad.

Me acerque a este, me contemple vestido con una camisa a cuadros, un jean, peinado de medio lado; entonces escuche las hojas del suelo romperse, no gire me quede en el mismo lugar sosteniendo la respiración; cuando deje de escuchar sus pasos sentí su presencia tan cerca; me levante aun sin girar, entonces reí un poco.

Sus manos rodearon mi cintura, me apretaron a su cuerpo, fue cuando su cabeza se posó sobre mi hombro, lo contemple mirándome con sus bellos ojos verdes, su piel blanca se tornó de color rojizo al igual que sus labios. Lo bese… me detuve en sus labios mientras me giraba, llevando mi mano derecha hacia su cuello y la otra situada en su hombro.

Separe sus labios de los míos para sentir su aroma, abriendo lentamente los ojos para dar con el brillo de los de él entonces se lo volví a decir –te amo Cesar.

Me volvió a besar cuando se separó me sonrió, me dijo eso que yo quería oír me dijo –te amo; en voz baja, pausada; luego se acercó a mi oído colocando su mano sobre mi pecho, mi corazón latía rápidamente fue cuando sus labios me rozaron  –me haces muy feliz.

Retrocedí quedando a la orilla del lago, coloque mi mano sobre su pecho sin dejar de mirarle, el tomo la rosa tocando mis dedos entonces sonreí nervioso mordiéndome el labio inferior; -no supe que más regalarte; le dije como toda respuesta.

Todo el tiempo lo nuestro fue una fiebre Una gripe con orgullosos creyentes Puse las manos al aire, dije “muéstrame algo” Él dijo, "si te atreves acércate más" ♪Caminamos hacia su auto, él tomo el volante y nos dirigimos a su casa, al llegar todo se encontraba en silencio, admiraba el nivel de orden y lujo con el que vivía, nada semejante a mi casa, antes de subir las escaleras nos quitamos los zapatos para evitar despertar a sus padres o a mi hermanito; me llevo de la mano hasta su cuarto pero antes de entrar apreté su mano con fuerza, sus ojos se clavaron en mi fue cuando sin pestañear un instante le susurre en voz suave –puedo ver a Camilo un momento.

Su mirada cambio de matiz incluso me sonrió, sus pies me llevaron al final de un cuarto se colocó detrás de la puerta y yo detrás de él tomándolo de la cintura; abrió despacio dimos unos cuantos pasos. Guarde silencio mientras veía a mi hermanito dormir se veía tan feliz, tranquilo, envidiaba la posición en la que se encontraba y lo único que hice fue tomar entre los dedos su manta para arropar el brazo que tenía expuesto.

-cuando está despierto te pregunta mucho. Me dijo Cesar colocando su mano sobre mi espalda.

-a mí también me hace mucha falta cuando está contigo,…me hace mucha falta- dije para mí mismo.

No me gustaba creer que era egoísta cuando lo único que me motiva es ver feliz a mi hermano, pero llegar luego de arduo entrenamiento a la casa, ver a mi madre echa un caos y la casa de la misma manera lo único que podía aliviarme era verlo a él; esperando que le abrasase, que le contara un cuento, que le dijera te quiero mientras le preparaba algo de comer. Pero cuando no está simplemente todo pesa un poco más.

Cesar beso mi mejilla, sentí que me coloraba gire a él con algo de sorpresa antes de que tomara mi mano; me llevo de nuevo a fuera de la habitación que le dieron a mi hermano; ingresamos a la suya, era bastante grande y ordenada, en la pared posterior a su cama se situaba una ventana entre abierta que hacia ventear la cortina azul claro.

Tomo mi otra mano, acerco sus labios a centímetros de los míos, contemple sus ojos verdes; quería hacerlo mío quería ser suyo; soltó mis manos me quede inmóvil ante él… era hermoso, subió su mano hasta la altura de mi rostro lo sentí acariciarme mientras me acercaba a su boca, su lengua invadió mi boca, lo mire con los ojos cerrados entregándose a mí.

Apreté mis manos en puño, las guie a su cintura mientras cerraba mis ojos, levante un costado de  la camisa me permití sentir el calor de su piel, subí de apoco despojándolo de esta, su piel blanca alumbrada por la luz de la noche, me perdí en el brillo de sus ojos verdes; él retrocedió unos pasos cuando toco el borde de la cama levanto su mano la que sin pensar tome; comencé a besarlo, dejándolo desnudo.

Diamantes amarillos a la luz Y nosotros estamos cara a cara Mientras tu sombra cruza la mía En lo que tarda en resucitar

Bese su cuello, descendí por su pecho, depositaba un camino de saliva en su pecho cálido al llegar sus tetillas le chupe imprimiendo algo de fuerza, sus manos se apretaron en sus hombros invitándome a bajar por su abdomen en un camino de besos, sentía el pene duro buscando una salida entre el pantalón, sé que sentía mi respiración en su piel, el roce de mi mano en su pantalón, queríamos más; sus manos se ubicaron en la hebilla de su pantalón lo escuche desprenderla halo de la correa hasta que la zafo de su pantalón, la lanzo lejos, mis manos le continuaron al botón de su bragueta en un movimiento de dedos baje el cierre; y como si de un libro se tratase abrí en dos dejando en la mitad el color rojo con blanco de sus bóxer.

Apreté su polla con suavidad, su cadera se contrajo, tome sus bóxer desde el elástico y tire de ellos imprimiendo algo de fuerza, con ambas manos tomo mi rostro y lo acerco al suyo, zafe su pantalón junto con sus bóxer, sentí su polla caliente en mi abdomen, deje caer mi peso sobre el suyo comí sus labios, su cuello, su abdomen, rodee su polla baje por las piernas le vi tomarla con una mano y pajearse con algo de necesidad. Me gustaba ver a mi chico de esta manera.

Sonreí un poco ruborizado, el desvió la mirada entonces tomé la mano con la que se pajeaba y junto a la mía apreté un poco más su polla, la descapullamos con lentitud, bese sus labios antes de propinarle la primera lamida, rodee su glande con mi lengua, el preseminal que de este decencia me tenía a mil, apreté mis labios, tomo mi mano y la coloco sobre su cabeza, continúe chupando su miembro caído sobre su abdomen, lamí de la base a la punta y nuevamente descendía hasta sus huevos.

Sus manos perdieron fuerza, así que tome su cintura con las mías, apreté su glande entre mis labios y lo lleve a mi boca hasta que mi nariz toco su vientre, se sentía genial, sus manos aruñaban mis hombros, apoye mis nudillos en el colchón y le mire, totalmente agitado respirando todo el aire que podía.

Me contemplo unos instantes, sus dedos tomaron un mechón de mi cabello y lo arrastraron hacia atrás, esta vez fue él quien se acercó sus manos tomaron el botón de mi pantalón y le desabrocharon me encontré arrodillado sosteniéndome del barandal, sentí la ventisca cruzar mi entre pierna después fue la calidez de su mano.

Para cuando cerré los ojos tenía mi pene entre sus labios, no había sentido un calor semejante, abrí un poco las rodillas le envestía despacio, su mano me apretaba cada tanto; sentía que el calor no podía con mi cuerpo me faltaba el aire que me robaba, paso mi glande por sus labios una y otra vez.

Lo detuve en un instante, con mi mano en su espalda y la otra en su cadera lo invite a acostarse en la cama, lo mire intrigado, temblaron un poco mis labios sin poder pronunciar palabra –era tan bello con su cabello castaño mojado por el sudor sobre su frente, su cuerpo, sus ojos… coloco su mano en mi brazo y sonrió. Ubique mi mano en su culito y ascendí el levanto las piernas a mi ritmo me ubique sobre él con sus piernas aferrándose a mi cintura; roce mi glande por su culito para dilatarlo un poco y a su vez lubricarlo con mi preseminal.

Me gustaba la cara que me ponía, me gustaba ver que un chico tan fuerte como él hacía que mi cuerpo vibrara, a sus brazos les surcaban algunas venas, apreté de a poco hasta que conseguí que mi pene entrara a su esfínter me mantuve ahí unos minutos. Su rostro estaba totalmente de color rojo apretó sus dientes mientras la sacaba, su mano se colocó en mis nalgas invitándome a seguir.

Empuje mi cadera a su cuerpo con un ritmo pausado, cuando su cuerpo se acostumbró aumente la fuerza, le empujaba con más velocidad,   su mano se agarró de la baranda de su cama, me mordía el cuello para no gemir mientras le envestía, el sonido se hizo moderando. Apreté mi mano en su tableta. Mi glande se sumía en el inmenso calor entonces lo saque de golpe, tome un poco de aire; sus labios continuaron aferrados a mí.

No estoy seguro de como sentirme con respecto a esto, Algo en la forma en que te mueves Hace que me sienta como si no pudiese vivir sin ti Esto invade mi ser Quiero… Quiero que te quedes

Sentí sus labios húmedos sobre los mío, gire mi cuerpo para que quedara debajo del suyo, solo basto con mirarlo para que acomodara mis piernas alrededor de su vientre, estaba lo bastante excitado para que en unos minutos que su glande se apretó a mi esfínter esté le permitiera el paso a mi cuerpo, Cesar me envistió con más necesidad hacia que mi cuerpo fuera y viniera, aferrándome a su espalda, su cuerpo se coloro como sus manos se surcaron de venas; su saliva caía cálida sobre mis labios, me gimió de cerca al oído. Era un dios.

Una presión inmensa se apodero de mi abdomen como el calor en la punta de mi polla, trallazos de semen salpicaron a mi cuerpo como al suyo, vi su sonrisa, antes de erguirse envistiéndome con mayor lentitud pero apretándose más a mi cuerpo. Cayó sobre mi cuerpo.

Nos mantuvimos un instante respirando de manera pausada para cuando me di cuenta mis brazos le rodeaban, su barbilla se acomodó en mi pecho para mirarme, su dedo siguió una gota de sudor en mi frente lo arrastro junto con mi cabello.

-te amo, no olvides esta noche. Me dijo en una sonrisa girando su rostro hacia la ventana que nos ofrecía una helada ventisca.

Lo apreté un poco más y le dije despacio mientras me rendía ante el sueño –no lo olvidare porque siempre te tendré a ti para recordarlo.

Adam.

Observe la luz de la mañana entrar por la ventana del cuarto del hotel, apretaba mis manos con fuerza al colcho de la cama, lo sentí tocar mi espalda apretar sus uñas en mi piel, me envestía con fuerza apretaba los dientes, cerré los ojos al sentir sus labios abalanzarse sobre mí. Entonces su pareja me tomo la mejilla y levanto mi rostro; sus dientes blancos relucieron entre aquellos labios carnosos y piel bronceada. Golpeo fuertemente su polla contra mis labios le acepte.

El primer hombre que rondaba los treinta y seis pego un aullido de placer al sentir que se venía, entonces le dio la señal al otro un poco más maduro que podía finalizar me envistió con más rapidez la boca pero ellos conocían las reglas así que apreté su pierna con algo de molestia; lo observe mirar al frente antes de sacar la polla y pajearse ante mí; el primer hombre tomo mi cintura y me arrojo a la cama miro a su pareja pajearse sobre mi cuerpo. Lanzo unos cuantos trallazos no tengo idea la verdad miraba hacia la ventana era un bello amanecer.

Sentí sus labios sobre mi cuerpo propinándome algunas lamidas, cuando se vieron satisfechos, sacaron cada uno la cantidad de billetes que completaban mi precio; me la tendieron en frente de mi mirada entonces los mire directamente a los ojos; Ambos se rieron en lo que la dejaban sobre la mesa de noche debajo de la lámpara; cerraron la puerta y se fueron.

Suspire hondamente, me acomode sobre la cama pero sentí una gran molestia a un costado de mi cuerpo; me arrope para no verme desnudo; mire el dinero, mire la ventana, mire la repisa me acerque a ella luego de anudar la sabana; saque una copa y vertí algo de alcohol en ella la observe llenarse también la deje rebozar. La tome entre los dedos y bebí unos cuantos sorbos de ella.

Brilla una luz a través de una puerta abierta Separaré la vida del amor, Me daré la vuelta porque necesito más de ti. Sentir tus latidos en mi cabeza. Así es como me siento y no puedo negarlo Pero debo dejarlo marchar

Me sentía ansioso camine hacia la ventana, los vi salir en el mismo auto en que llegaron, tome otro sorbo; pensé en él… en Cesar, porque sentía que lo necesitaba, me lleve la mano hasta el pecho y la copa hasta los labios –esperaba llegar a casa- deje la copa al borde del marco y me dirigí a donde estaba el dinero; tome mi pantalón y ahí le guarde sentí las láminas de LSD –prométeme que las dejaras- podía dejarlo, se lo había prometido.

Me dirigí a la ducha aun hacia mucho frio estaba muy temprano, deje que el agua limpiara mi cuerpo y el jabón dispersara el aroma, evitaba no cerrar mucho los ojos, tararee una canción que había escuchado hace muy poco - Porque nadie quiere ser el último aquí… porque todos quieren sentir los cuidados de alguien alguien para amar con mi vida en sus manos- escupí un poco de agua mientras llevaba mi cabello hacia atrás me detuve un instante antes de cerrar la ducha pronuncie -tiene que haber alguien así para mí, alguien que siente lo mismo.

No había lagrima, había una sonrisa; me vestí lo más rápido que pude me acomode el cabello para que los rayos dorados fueran notables, tome un taxi que me llevara a mi nuevo hogar, mire desde el frente una fachada impecable de grandes ventanales; lo pensé dos veces antes de tocar el timbre preferí entrar arbitrariamente sin hacer el mayor ruido. Entre a la cocina buscando algo de comer; al mirar la nevera vi tostadas y algo de jugo sabía que Cesar estaba a punto de levantarse tenía que ir a entrenar. Tome lo que pude y le prepare el desayuno en quince minutos al ver la bandeja no pude evitar ruborizarme y plantearme lo que hacía.

Subí las escaleras sostuve la bandeja con una mano mientras abría la puerta de su habitación, lo mire acostado tapado en su sábana blanca, sus tetillas rosadas como sus labios, trague un poco de saliva daba unos pasos hacia su cama cuando del baño salió una ola de vapor visualice a un chico un poco más fuerte que Cesar, más alto, de cabello negro; le cubría una toalla atada en la cintura; se secaba el cabello con otra que tenía en la mano.

-levántate dormilón, pronuncio en voz tranquila.

Sus pasos se detuvieron al mirarme, aquellos ojos grises congelaron todo lo que pude haber hecho, sentí que me asfixiaba y de alguna manera quería desaparecer de ese lugar, observe a Cesar removerse antes de despertarse dirigió su rostro a él en una sonrisa; luego me miro a mi; mantuvo su mirada mientras yo seguía ahí de la manera más patética.

-yo… yo… pasaba (aclare mi voz al sentirla cortarse) pasaba a saludarte antes de llevarle el desayuno a Camilo.

-soy Santiago mucho gusto… dijo aquel chico dejando la toalla sobre la cama para saludarme.

Tenía un nudo ahorcándome la garganta, restringiéndome el aire, solo lo mire removí mis labios.

-él es Adam, es…

-soy su amigo, dije correspondiéndole al su saludo

Parpadee un poco antes de salir sin pronunciar mayor palabra, cerré la puerta camine unos pasos antes de apoyarme sobre la pared intentaba respirar, mirar hacia arriba; continúe dando pasos hasta llegar a la habitación de Camilo. Le toque el brazo y lo sacudí con suavidad. Al abrir los ojos y notar que era yo me sonrió. Tendió sus brazos para que le abrazara y eso hice.

-eh, mira te he traído el desayuno.

Me dio las gracias mientras comía, acariciaba su caballera, miraba a todos lados evitando encontrarme con sus ojos; bese su frente y Salí del cuarto; camine como pude hacia el mío me metí al baño saque una botella pequeña de ron palpé mi bolsillo deje caer algunos billetes al piso antes de encontrar las láminas; me lleve dos a la boca antes de recostarme contra las baldosas.

Lloraba con frecuencia lleve mis manos a los ojos para controlar mis emociones, pero dolía, me había ilusionado solo, quería gritar quería golpear algo; pero solo me quede ahí; necesitaba aire me levante algo mareado baje las escaleras con algo de dificultad; para cuando me encontraba en la sala el timbre sonó; al abrir la puerta.

Lo vi de nuevo con su cabello castaño casi rubio, su piel blanca mirando un papel que tenía en sus manos –disculpe vengo buscando a un chico y me mandaron para acá. Para cuando subió la mirada sus ojos se abrieron notablemente al verme.

Estoy seguro que no sabía que decirme, me acordaba de su nombre –Sebastián; dije en un simulo de recordar. Luego mi mirada se tornó distante me hice a un lado para indicarle con el dedo la señal que subiera –a quien buscas está en la segunda puerta del pasillo. No matice mi tono.

Él continuo sin mediar palabra, visualice una rosa en su mano; para cuando él entro yo Salí cerrando la puerta; mire en frente y tan solo corrí desenfrenadamente sacando el frasquito de licor.

Sebastián.

-¿qué haces aquí? Soltó en sorpresa; soltando de los brazos a ese chico que observaba anonadado.

Baje mi mirada, se habrán caído los chocolates, se habrá caído la rosa, solo reí apretando mis manos en puño antes de alzar la mirada sosteniendo una patética escena de lágrimas; -que hago aquí… divague.

Mire aquel chico sobre su cama, sus piernas aferradas a las de Santiago, me quede en silencio que podía decir que ya no fuera visto; trague saliva antes de dar la vuelta; quería correr, camine de prisa.

-Sebas… Sebastián; escuche el grito de su vocecita.

No me gire, lleve mis manos a mi rostro para limpiarme un poco. –campeón como has crecido. Le dije al pequeño Cami que se aferraba a mi pierna.

Me beso la mejilla no parecía quererse soltar de mis  brazos mire la puerta de la habitación donde lo vi; no quería que saliera y me viera; ronque un poco mi voz para detener mi mirada en Camilo –debo salir me acompañas a la puerta.

-volverás Sebas; lo mire sonreírme.

Mordí mi labio inferior, -sí, pero debo salir ya.

Camine con el pequeño hacia la puerta, me dolía los ojos, me dolía la cabeza, no le pronuncie palabra solo le simulaba sonreír; abrí la puerta cerrándola tras mi espalda.

-¡Sebastián espera! Grito Santiago saliendo a toda prisa.

Le mire mientras negaba con la cabeza, maldita sea no podía parar de llorar en esta estúpida escena, corrí y él corrió detrás de mí… -espera.

Su mano toco mi codo, hale con fuerza quedando de frente con su mirada. – ¡qué quieres Santiago! por favor… no.

-déjame hablarte. Me dijo intentando tocarme pero me mostré incómodo.

-no; no quiero; no quiero oírte… solo… solo déjame seguir. Le respondí.

-Sebas… no quería que esto pasara. Dijo como toda justificación. Eso me dolido más.

Pero que podía esperar un te amo, un te espere durante estos años, un no deje de pesarte, no te vayas… pero todo se resumía en –no quería que esto pasara.- con esas palabras soltó mi cuerpo y dejo caer sus manos le mire a los ojos, tome mi mano y me quite el anillo lumière diamants dans.

-es tuyo. Le dije antes de darle la espalda y seguir mi camino.

Sin mirar atrás, pero muriendo por dentro, sin saber que haría o que pasaría pero tenía una respuesta clara él ya no estaba y yo jamás me había sentido tan solo…

Adam.

Entre moviendo los pies al ritmo de la música, me dejaba llevar por el lugar, la oscuridad, el olor fuerte a sudor, cigarrillo, sexo, vomito… una mezcla de depravación homosexual en un solo lugar, donde yo pertenecía donde no debí salir, me acerque a la barra ordene unos cuantos tragos tome el vaso y lo lleve conmigo a la pista; sonaba un play list completo de Rihanna, bailaba solo con mi botella en la mano; sentí el calor de unas manos desconocidas tomarme de la cintura; sin girar me deje llevar por ellas, lleve mi cabeza hacia atrás, bese su cuello. Sentí la sangre bombearle fuerte hacia la cabeza.

No es realmente una vida la que vives, No es sólo algo que tomas, es dado Dando vueltas y vueltas y vueltas…

Sus manos se metieron por mi camisa, me pegue a su cuerpo; al abrir los ojos vi un chico de cabello rojo, bastante atractivo de cuerpo atlético, su sonrisa como su mirada se dirigían a mí, le correspondí besando sus labios, vertí de mi bebida en su boca: él la mantuvo ahí hasta que le volví a besar; toque su camisa saque una cajetilla de cigarrillos que tenía lo mire para que me encendiera uno y eso hizo; lance el resto hacia la multitud y no le pareció importar.

Inhale un poco de humo antes de sacarlo el busco mi boca, tome su cabello entre mis dedos guiándolo a mí; le di a fumar exhalo el aire en mi boca; sentí como mis pupilas se contraían como me perdía en ese lugar; me sentía sensible y seguramente él también lo sentía. Me coloque en frente de él bailaba con su paquete pegado a mi culo, con sus labios en mi cuello y su mano sobando mi polla.

Metió sus manos en mi bolcillo –ten cuidado con lo que haces. Le dije como toda respuesta sin dejar de bailar; sonrió para luego inhalar mi aroma.

Rodee con mis manos su cuello, lo guiaba paso a paso a un lugar oscuro lo más cercano a las paredes, observe a otros chicos en la misma posición que yo; cuando sentí mi espalda en la pared rodeé mis piernas en su cintura. Continúe besándolo hasta que el sonido de una de las mesas romperse llamo mi atención, lo aparte de golpe me acomode el pantalón y camine hacia el lugar.

Sebastián.

-que me dejes en paz, le grite luego de golpearlo fuerte en el rostro.

Aquel tipo se levantó iracundo a golpearme, detuve su golpe con el brazo para golpearle el abdomen; cuando se lo tomo le agarre de la cabellera lo levante para que me mirase a los ojos antes de volverle a golpear, perdió el equilibrio y  cayó sobre una de las mesas. Se rompió a ese nivel las personas nos abrieron en círculo. Esperaba que se levantara que me encarara que buscara volverme a golpear para romperle hasta la conciencia. Tenía un puta ira, y simplemente este tipo llego en mal momento.

-vamos levántate…

-vamos machito inténtalo.

Hay un incendio comenzando en mi corazón Alcanzando su clímax Y me está sacando de la oscuridad ♪ Aquel desconocido se limpió la sangre de la boca se puso de pie algo tambaleante, tomo una botella del pico y la quebró contra el suelo; corrió hacia mí lo estaba esperando pero una sombra paso rápido y la figura de aquel tipo cayo varios metros a distancia de donde estaba. Esa sombra se colocó ante mí cuando las luces le parpadearon lo contemple con la mirada perdida, sus labios totalmente húmedos, el rubor insaciable de sus mejillas y su cabellera húmeda por el sudor; me sonrió.

Me tomo de la mano mientras me guiaba a un cuarto bastante oscuro donde una luz azul fosforescente era lo único que diferenciaba las cosas.

-suéltame hijo de puta, le dije molesto apretando mi mano en puño.

-no quise hacerlo; susurro entere dientes antes de mirarme.

-¿Por qué lo hiciste? Dije golpeando la pared en puño, sin apartar mis ojos de los suyos.

-¿Qué sentiste?

Lo mire con total desprecio, el guardo silencio luego de su pregunta para apoyarse contra la pared y dejarse caer al suelo, cruzo sus mano en un suspiro; -fui egoísta, es todo…

-¿quieres? Dijo sacando una botella pequeña de licor.

Me coloque en la pared y bebí de esta, busque su mirada pero la llevo a otro rincón de la habitación –que mierda-, le tendí la botella al tomarla se la llevo a la boca y tomo hasta el último sorbo de esta, sus mejillas estaban infladas no se había pasado ni una gota; su mano tomo mi cabellera para llevarme hasta él, tome su rostro y sentí el camino de lágrimas.

Lo bese sin control con necesidad, el arrastro mi camisa con sus manos le ayude con las mías los botones cedieron al igual que la tela; beso mi pecho sus dientes se apretaron a mis tetillas, tire de su cabellera baje hasta su boca le bese desabrochando su pantalón; tire fuerte de esté; su polla se alzó erguida lo apoye contra la pared, la tome entre mis manos y me la lleve a la boca; lo oí gemir fuerte.

Le lamia de la base hasta el capullo, le pajeaba con su glande entre mis labios, su cuerpo era increíble, su mano tomo mi hombro indicándome que subiera; coloque ambas manos contra la pared; deje que me desabrochara buscara mi polla; mire perdido de si la pared; envestí su boca podía oírlo arcarse. Me levante deje caer por completo mis pantalones ante su mirada; me senté sobre su polla lo hacía despacio él me tomaba de la cintura; cuando finalmente lo tuve dentro de mí; moví mi cadera de arriba abajo que a lo largo del tiempo se hacía más fuerte. Su mano pajeaba mi pene.

Sentía que caían gotas de sudor de mi cuerpo, al suyo lo cubría una capa brillante del mismo, gimió fuerte antes de enfrascar sus dientes en mis pectorales; tranquilice mi movimiento devolviéndole algo de aire a mi cuerpo; me corrí marcando su pecho en varios trallazos.

Ahora tú te has ido No quiero nada más, Ahora todo se acabó ¿Qué es lo que he hecho? Parece como si estuviera equivocado, Si todo realmente va a cambiar Creo que somos como agua y fuego…Si tú me ves venir

Me quede sobre sus piernas dejando descansar su cabeza en mi pecho, me miro en silencio con sus intensos ojos grises luego de meditar en su interior espeto en lo que parecía una confesión. –ayúdame a recuperarlo y yo te ayudare a ti

Le tome la mano en señal de que aprobaba lo que estaba pensando aunque no sabía que era en realidad, solo deje caer mi cuerpo tras la pared respirando todo el aire que podía.

Santiago.

Llevaba a Cami a nuestra casa, lo llevaba en mis brazos cuando observe una multitud de carros; lo deje en el suelo, para acercarnos con mayor rapidez observe la casa vecina cubierta de una capa negra; busque respuestas como podía estaba la policía los bomberos.  Me metí bruscamente.

-no puede seguir, dijo un oficial.

-no entiende mi madre está sola en casa; necesito verla.

-¡Santiago! La oí gritar mientras la sacaban de la casa.

-¡que están haciendo suéltenla! Dije tomando a uno de los oficiales por el hombro.

-esta mujer fue quien inicio el incendio anoche y debe rendir indagatoria. Dijo autoritario mientras se la llevaba a la vista de todos.

Observe a mi hermano aferrarse a mi madre envuelto en lágrimas, gritando sin saber porque; lo tome de la cintura y lo arrastre a mí; mire a mi madre en condiciones tan lamentables que solo le pregunte –porque- pero ella solo agacho la mirada y se dejó arrastrar hasta el auto…

…Veo a otro lado, mirare a otro lado

Caballeros me alegra volverles a escribir es un capitulo para ustedes, espero les haya gustado nos acercamos al final, los invito a valorar y comentar y nuevamente gracias.