Una Herramienta Quebrada VII

-¿por cierto en que trabajas Adam? Le dije retomando a su ropa. -es mejor que no lo sepas…su respuesta se dirigió en un tono más áspero

UNA HERRAMIENTA QUEBRADA

Capítulo VII.

Cesar.

-sigue este es mi hogar. Le dije abriéndole para con una mano enseñarle el lugar.

Adam tenía su maleta en la mano, me había invitado a conocer su casa esta mañana; esta se encontraba en un estado más lamentable que la de Santiago; cuando le pregunte por ello me respondía con un simple “no duermo aquí”, el lugar era solitario, por cada paso que dábamos en esa casa Adam se ponía ansioso, lagrimas luchaban por no ser barridas al igual que no hablaba mucho para que no notase su voz quebrada.

No vi mejor solución que traerlo a vivir conmigo, empaque su ropa luego de insistirle un largo tiempo; ahora se mostraba maravillado por la elegancia que mi madre le había impreso a la sala, le ofrecí mi mano para que descargara su maleta; nuestros ojos se encontraron un instante le sonreí ameno.

-subamos a mi habitación. Le sugerí.

Lance la maleta a la cama y junto a ella ambos nos tiramos por un momento a descansar, no tenía mucho tiempo hoy comenzaba mi semana con Cami debía recogerlo antes de que saliera; me senté en la cama luego de respirar hondo me dirigí al armario; le indique que abriera la maleta y comenzara a lanzarme la ropa que hay tria.

-la pasaras bien en mi casa ya lo veras.

-eso espero, aun no estoy muy convencido. Me dijo agachando su mirada.

-¡vamos! Nos la llevaremos bien. Le dije guiñándole el ojo.

Su sonrisa se hizo evidente, Adam era tan atractivo pero lo había pensado mejor y la verdad es que él no causa lo que Santiago me hace sentir sin embargo no  quiero dejarlo solo, no me he permitido dejarlo solo. Adam me lanzo una de sus camisas despertándome de mis pensamientos, la deje caer de mis manos y me detuve un instante.

-¿pasa algo? Me pregunto incorporándose en la esquina de la cama.

-Adam… Dije sentándome junto con el apretando mis manos a las sabanas. -¿Qué crees que deba hacer? Le sostuve la mirada y mire sus labios en busca de una respuesta. Con anterioridad le había contado lo que me sucedía con lo de Diana y lo de Santiago.

-debes arriesgarte Cesar. Soltó de golpe mientras me tomaba de las manos. –tú eres el que sabe que quiere.

Aun no comprendía la atracción que sentía por ambos Diana es maravillosa la conozco desde niño y ha sido una gran mujer de físico espectacular, me atrae; pero con Santiago es distinto es algo que quema que me une a él; que no me deja la mente en paz que hace que mi cuerpo reaccione a sus estímulos.

Mire a Adam trasladar la mirada al frente mientras tomaba saliva con fuerza, entonces sus manos comenzaron a removerse a sobarse con el pantalón, coloque mi mano sobre la suya y lo detuve cuando tuve su atención le tome del rostro.

-no quiero que metas más LSD… me detuve en sus ojos… te está consumiendo.

♪He visto esta paz. He visto esta pena, Descansando en los hombros de tu nombre ¿Viste la verdad a través de todas esas mentiras? ¿Viste el mundo a través de ojos problemáticos? Y si no quieres hablar de nada…Acuéstate aquí en el piso y llora en mi hombro Soy un amigo.♪ -ya te dije que no es adictiva, te chupas menos de cincuenta miligramos y ya está. Dijo levantándose caminando unos pasos en frente de mí.

-Adam… esa noche… ¡sabes mejor que yo que esa mierda causa alucinaciones!

-mírame- .mírame- dije tomándolo entre mis manos su frente sobre la mía, su respiración se agito yo respiraba su aliento; el apretó mis manos y me miro le sostuve la mirada hasta que la agacho; baje las manos y lo abrace a mí, su cabeza se coloco sobre mi pecho acaricie su cabello. –estás conmigo ahora-

(Golpe en la puerta)

-puedo seguir. Pregunto mi padre desde afuera.

Adam se giro para disimular un poco la nostalgia, yo me gire recordando que no le había informado nada de esto a mi padre.

-claro pasa. Le dije abriéndole la puerta.

-te presento él es Adam Lenz, Adam le paso la mano que mi padre estrecho con fuerza, mi padre lo miro directo fiero a los ojos mientras removía el habano por sus labios mostro sus dientes blancos al ver que Adam no parpadeó ni un instante.

-…él se quedara a vivir con nosotros. Le espete erguido.

Mi padre miro con intriga sabia que se le hacía diferente mi actitud, solo atrajo a Adam a su cuerpo para palmearle la espalda. –bienvenido. Le soltó. Sentí un gran alivio en lo que salía mi padre se giro para decir que debía aportar dinero Adam asintió, yo estaba seguro que no le cobraría una gran suma y si así fuera yo la pagaría.

-¿por cierto en que trabajas Adam? Le dije retomando a su ropa.

-es mejor que no lo sepas… su respuesta se dirigió en un tono más áspero que aun para mí se me hacia inquebrantable debí ceder y callar.

♪En nuestro retrato de familia, nos vemos muy felices. Vamos a jugar a fingir, vamos a actuar como si fuera natural♪ el celular vibro en mi bolcillo, cuando mire quien era aparecía la foto de Diana. Esto debía parar yo debía tomar una decisión.

-terminare con ella. Solté de golpe apretando el celular a mis manos; Adam se acerco para colocar su mano en mi espalda cuando lo mire me sonrió ameno aprobando mi decisión.

Me levante de la cama confirmándole a Diana que la vería en su casa dicho esto cerré la puerta a mi espalda.

Adam.

Realizaba vahos en el aire del frio que sentía, me apreté a mi chaqueta con las manos metidas en los bolcillos, me había acomodado el cabello con una cresta un poco más corta me gustaba como lucían los rayos monos; me había colocado un jean blanco apretado con una camisa roja cuello V. mire al cielo seguro de que hoy llovería pero no podía moverme al parecer el cliente no tardaba en llegar.

Luego de que Cesar saliera me conecte desde su portátil, tenía unas cuantas ofertas esperando pero una me llamo la atención junto a ella la foto de un joven de no más de veinticinco años de cabello castaño tirando a rubio, sus cautivadores ojos cafés como el rojizo de sus labios podía llamarlo atractivo; mostraba lo entrenado de su cuerpo mucho mas entrenado que el mío.

No suelo recibir este tipo de personas por que usualmente son mayores que yo, están casados pero con una vida sexual frustrada, personas que no son capaces de conquistar o aquellos que simplemente quieren pasar el rato morboso con un chaval al que le pagan y no les dice que no a nada.

Lo llame al número que me indico mientras salía de la casa, su voz tenía un matiz de dulzura y picardía muy varonil, me explico que llevaba fuera del país mucho tiempo y que si podía dedicarle unas horas. Sin pensarlo acepte.

Mire las luces de los carros transitar por la avenida, di unos pasos atrás cuando uno de los taxis se detuvo a escasos centímetros de mi…

-¿Adam? Aquel joven saco su cabeza por la ventana; el viento removió su cabello tenía una sonrisa estupenda se notaba que de donde venia no hacía mucho sol su piel era totalmente blanca a excepción de su boca. Golpeo dos veces con la mano la puerta en señal amistosa sus brazos fuertes, sus ojos…

-¡eh! Este… sí, soy yo. Dije pasando algo de saliva el chico abrió la puerta y salió era un poco más alto que yo se acerco a mí y tendiéndome la mano…

-Santiago un placer.

Coloco su mano en mi espalda y me invito a seguir.

Nos detuvimos en el hotel donde se hospedaría, le ayude a bajar su equipaje que no era mucho; subimos juntos por el ascensor.

-es tu primera vez, te vez nervioso.

No pude evitar sonreír de la ironía hace años entre a esta vida y conozco mucho de ella, ser puto es algo que no eliges es algo que se da una opción que siempre está ahí y que en casos como el mío es la única que se toma y debe asumirse de la mejor manera.

-no, no lo es. Le dije con algo más de fuerza. –y… ¿a qué te dedicas?

-soy nadador profesional, hace poco entrenaba en Francia pero… mi felicidad esta acá. Dijo en un matiz de tristeza que lo hizo inconscientemente tocar su mano.

-¿eres casado? Le pregunte al ver un hermoso anillo de plata que lucía en su mano derecha, no entendía que decía pero al parecer para él era especial.

-no, que dices no jajaja. Me dijo entonces lo mire un poco mas interrogante –aaah lo dices por esto… (Suspiro) me lo dio mi novio antes de irme.

Le tome la mano en la que tenía el anillo y lo mire -¿Por qué no estás con él?

♪He visto nacer. He visto la muerte. Viví para ver el último respiro de un amor. ¿Ves mi culpa? En caso de que me sienta con miedo ¿Es el fuego que base de una llama brillante? Y si quieres hablar de ello una vez más En tí depende. Lloraré en tu hombro Eres un amigo.♪

-no sé si aun me espera… espeto esquivando mi mirada cuando abría la boca para hablarle las puertas del ascensor se abrieron y me vi obligado a soltarlo.

Sebastián se encamino a la habitación, por mi parte tome la maleta y lo seguí, paso su tarjeta y nuevamente me dejo ingresar primero; el lugar me impresionaba en efecto una habitación de hotel. Me detuve de mirar cuando sentí su mano sobre la mía lo mire un instante soltando la maleta.

-mierda que me pasa- parecía un puto novato.

-deseas algo de comer… decía mientras encendía el televisor al tiempo que se dirigía a la cocina.

Luego de unos minutos volvió con unas frutas picadas en un plato. Se lo recibí cuando vio sus manos libres agacho sus manos hasta su cintura y levanto su camisa. Tenía una tableta bastante marcada a medida que subía sus músculos se marcaban así seguí la mirada hasta sus pectorales grandes fuertes de tetillas anchas y rozadas; sacudió su cabello, me sonrió ameno mientras tiraba la camisa lejos.

Coloco su mano en mi cintura en lo que colocaba su cuerpo totalmente en la cama yo acedia, me beso despacio apretando mis labios a su boca para luego volverlos a tomar con más fuerza, su respiración aumento al igual que la mía. Sus manos me despojaron de la camisa me contemplo un momento así desnudo guiñando su ojo continuo besándome.

-tienes unos ojos muy bonitos. Me dijo pasando a mi cuello.

Apoye mi codo sobre el colchón mientras sentía sus manos acariciar mi espalda, mi pecho y mis brazos; su calor dejo de sentirse en mi boca lo vi levantarse tomo su cinturón y lo desapunto al igual que el botón de su pantalón se dejo caer las prendas y agachando los brazos me dejo verlo desnudo; lo consideraba un puto dios es que ya me la tenia dura.

Me levante del costado más cercano a donde estaba para también quitarme lo que me quedaba de ropa me lucí orgulloso ante él; tenía un aire galán y encantador que sencillamente cautivaba como su sonrisa; se incorporo en la cama me alcanzo su mano para que la tomara y nuevamente volviera a él, lo bese mientras acariciaba su cabellera,  Sebastián dejo caer su cabeza así que baje por su cuello.

Baje mi mano hasta su polla, la descapulle entre la apretaba con mi mano, la tenía bastante dura la deslice un poco mas hasta sus huevos que si bien aun no estaban gordos su piel lisa lograba excitarme; pase mi mano una y otra vez sobre ellos; con mi boca en su tetilla apretándola mientras jugaba con la punta de mi lengua, chupaba la saliva que terminaba en su piel.

Nuevamente busque su boca, apretaba sus labios mientras el luchaba por invadirme con su lengua, nos separamos para respirar él me miro pajearle, yo le dirigí la mirada y nuevamente busque su boca pero él se alejo con mi respiración sostenida lo vi acercarse y esta vez fui yo quien lo hizo; así nos besamos cuando nuestras lenguas se encontraban.

Sus músculos se tensaban al sentir mi boca bajar, le mire un minuto antes de chupar su polla él paso su mano por mi espalda; le propine la primera lamida sentí su glande cálido en mi lengua, cerré los labios en su palo, sus manos apretaron mi nuca, pasaba mi lengua por la superficie le robaba el preseminal que salía cada tanto su cintura se arqueaba. La saliva corrió por las comisuras de mi boca cedí un poco mas llevándola más adentro. Él se sentó de golpe para luego relajarse. Lamí su palo para pajearle un momento, mientras lo besaba el acaricio mi pene mi cintura se contrajo sola a su tacto.

Baje nuevamente chupe sus huevos intentando ingresarlos a mi boca, jalaba con mis labios para volver a chupar; comenzó a pajearse golpeo un costado de mi rostro con su polla así que subí y volví a chuparla colocando ambas manos a costado de su cintura inmediatamente tomo mi cabeza y la hundió a su verga; un poco antes de que mi nariz tocara su vientre me volvió a subir nuevamente baje sentía que se pegaba a mi paladar le cedía espacio lo mas que podía; un sabor dulce se apodero de mi boca él seguía metiéndola más.

Me arrodille en la cama lo tome de los hombros para acercarme a él, Sebastián apretó su mano a mi pierna subiendo hasta mi cola, sus ojos miraron mi pene él morbo que él le imprimía a cada cosa me excitaba, se lo llevo rápidamente a la boca se lo metió hasta donde más pudo y lo saco, sus labios apresaron mi glande mientras su mano me pajeaba. Tire mi cabeza para atrás mientras gemía, busque con mi mano algo torpe alcanzar su pene.

Dejo caer mi pene a su pecho lo tome de la nuca mientras con la otra mano agarraba mi pene golpee sus labios hasta que me abrió paso moví las caderas en forma de una envestida para su boca;  si que sabia disfrutarlo este chaval. Me pidió que me acostara en la cama su cuerpo se coloco sobre mí, besaba cada rincón de piel que encontraba; bajo hasta mi pecho para entretenerse un rato con mis tetillas.

Llevo mis manos hasta las barandas y me giro, mi ano se expuso a su boca, lamio cada uno de mis pliegues y simulaba penetrarme con la lengua cada que tenía una contracción; su mano se dedicaba enteramente pajearme; la sensación era genial me tenia cubierto por una capa de sudor mientras él seguía completamente seco.

Me la metió despacio sentí que su cadera toco mi culo, la volvió a sacar entera y nuevamente me la metió lento, mientras la sacaba apreté mi mano al barandal su cuerpo vibro mientras reía la volvió a meter y me dijo que no volvería a sacarla. Su ritmo aumentó movía la cadera para apretarlo a mí. Su mano en mi hombro me empujaba con fuerza.

Gemía constantemente, Sebastián se detuvo su mano acaricio mi espalda yo continuaba metiéndomela moviendo la cadera,  se abrazo a mi cintura y subió hasta mi boca me besaba a tiempo que me envestía gimió fuertemente antes de correrse en mi interior. Cando se tiro a la cama me tomo de las nalgas para llevarse mi pene babeante a su boca lo chupaba como un puto dios él mismo se causaba arcadas, sus ojos ya tenían lagrimas.

Me corrí en su boca, cuando retire mi pene entre algunos jadeos él la abrió mostrándome mi corrida en su lengua me acerque a Sebastián y nos besamos hasta que cada uno cayo rendido a su lado de la cama. Aun con la respiración agitada él se sentó.

-qué lindo tatuaje, le dije retirando el cabello que le tapaba la nuca. – diamants dans leí en la parte superior.

El celular sonó evitándome preguntarle que decía, al contestar Cesar hablaba en susurro y me pedía que recogiera Camilo a una dirección bastante lejana.

♪He visto miedo. He visto fe. Veo la mirada de odio en tu rostro. Y si quieres hablar de lo que va a ser… Ven y siéntate conmigo llora en mi hombro Y si no quieres hablar de nada. Acuéstate aquí en el piso Una vez más Llora en mi hombro

-tienes que irte. Dijo Sebastián suspirando profundamente.

-este sí, le dije resignado. El me alcanzo el dinero mientras me vestía.

-Deberías buscarlo y decirle que lo amas. Le dije guiñándole el ojo antes de salir del su habitación le oí decir algo así como

-a eso vine-

Cesar.

-siéntate por favor escúchame un solo minuto.

La tome de la mano intentando captar algo de su atención, desde que llegue he intentado hablarle pero ella con solo mirar mi preocupación y saca un tema irrelevante; le había subido a la música como al televisor, me pidió que la esperara que tenía que hacer variedad de cosas pero ahora estábamos en su habitación. Yo sentado en la esquina de la cama y ella posada de pie en frente de mí con mis manos en su cintura agarrándola con fuerza.

Parpadee cansado mientras ella se sentaba a mi lado, me gire en torno a ella; Diana acomodo su cabello para luego tomar mi mano.

-lo que pasa es… sus labios se pegaron a los míos con algo de fuerzo.

La tome cuidadosamente de los hombros y la aparte de mi, ya tenía un nudo fuerte en la garganta y removía mis manos intentando explicar lo que le decía sin embargo ella simplemente se quedaba mirándome con cierta ternura sin ocultar su preocupación.

♪Supongo que he nacido de esa manera Todas las cosas que parecen, Todas las cosas que podrían haber sido Bueno he sido siempre como quería Asique no hay lagrimas, no hay lagrimas para mi ♪

-yo quiero que… esta vez tomo mi cabellera y me llevo a sus labios, su mano bajo hasta mi cuello fue cuando ella respiro entre mis labios; entonces también la tome de su majilla y sentí la lagrima correr.

-necesito que me dejes hablar. Le pedí un poco más agobiado.

Ella seco su lagrima y agacho la cabeza su hermoso cabello tapo mi vista, lo tome entre mis dedos y lo lleve a su oreja cuando ella sintió esto me miro; sus ojos no lucían pardos resplandecientes, a cambio su pupilas dilatadas dejaban ver una inmensa oscuridad.

-podemos intentarlo… dijo ella entre lagrimas apretando mis manos con necesidad –yo puedo cambiar si eso quieres.

-Diana eres una mujer muy hermosa, no tienes nada que cambiar. Dije agachando la mirada.

Las lágrimas se me escapaban de mi rostro y solo intentaba ser un poco más fuerte, ella se levanto limpiando sus lágrimas en vano por que seguían saliendo. -¡vete!- me dijo mientras se dirigía a su estante de peluches que le regale; los tomo uno por uno y los lanzo particularmente me los tiraba a mí. Yo…yo solo me quede ahí observándola en su dolor. Siguiéndola por la habitación mientras lanzaba las cosas su labial cayó al suelo como su loción y maquillaje.

-perdóname. Le dije.

-que te vayas no quiero saber de ti, me acerque para tomarla sentí la primera cachetada que me detuvo en mi sitio. –perdóname, volví a repetir.

♪Y oí los latidos de mi corazón fallar En una noche de invierno Ame…Pero no oyó mis oraciones…Y no hay lagrimas… Porque alguien en algún lugar va a casa esta noche Intenta comprender el sacrificio Así que guarda tus lágrimas por aquellos que dejas detrás ♪

-te arrepentirás de esto te lo juro. Me dijo mientras me sacaba de su habitación.

Santiago.

Lleve mi cabello con el agua, deje que las gotas de agua cayeran mi rostro; se sentían bastante cálidas. Me gustaba entrenar cuando se que mi hermanito no estará en casa para esperarme, relaje mi cuello exhalando un poco de aire con la tensión que se iba.

- la lumière, resonó en la puerta del cubículo.

Me gire al oír la voz de Cesar, no había notado que me encontraba desnudo hasta que me quedo mirando, sentí algo de pena y cerrando la llave tome mi toalla y me tape.

-es un bello diamante. Dijo haciendo referencia al tatuaje de mi cuello, quizás no lo había notado porque suelo taparlo tras la capota, pero se me hacia raro que se encontrara aquí y mas tan agitado.

Salí del cubículo tras los camerinos, Cesar no pronunciaba palabra simplemente me seguía con la mirada; me coloque el traje de natación él dio unos pasos y busco su casillero para colocárselo también, -nadaría- no suele hacerlo a estas horas. Pero lo deje hacer.

Ambos introducimos los pies en la piscina y mientras la noche oscurecía el lugar, la luz que reflejaba el agua nos cubría. Lo mire tan guapo como siempre Cesar me sostuvo la mirada y tomo mi mano, lo volví a mirar en silencio; su calor se intensifico con su acercamiento hasta que sentí el calor de su boca en mis labios.

Coloco su frente sobré la mía espere una respuesta de su parte mientras mi corazón latía aceleradamente por volverlo a besar, abrí los ojos para encontrar el color verde de los suyos que lucían tan hermosos. –De las mil formas en que pude decirte que me gustas solo decidí besarte… me dijo mientras volvíamos a unir nuestros labios.

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