Una herencia incestuosa Capítulo VI

Llega el Viernes trece y ocurren cosas inesperadas que pueden dar un vuelco a la situación

Capítulo VI

Carlota subió a la habitación de su madre y tras darle las buenas noches le dijo que se iba a acostar, alegando que estaba cansada. Entro en su habitación procurando que sonase la puerta lo suficiente para que su madre creyese que realmente se iba a acostar, pero dos minutos después, con enorme sigilo volvió a salir y tras cerrar la puerta sin hacer ningún ruido, se deslizo escaleras abajo hasta la habitación de Ana procurando pasar totalmente desapercibida, y entro rápidamente sin llamar a la puerta para no alertar a nadie.

Allí se encontró con la sorpresa de que además de Esther y Ana, estaban también Yoli y Mel, y dando la impresión de que la estaban esperando a ella, por lo que pregunto curiosa:

-     ¿Qué hacen aquí los dos?

-     Hemos pensado en hacer un experimento. – fue Ana la que se lo explicaba – Es para que tengas claras tus tendencias y no te tortures con las dudas.

-     Eso es, - tercio Esther – te vamos a tapar los ojos y te vamos a desnudar para que tanto Yoli como Mel, que están loquitos por ti, se pongan calentitos y emitan sus olores. Entonces tu sin tocar ni ver nada deveras decidir cuál de los dos te atrae más, pero solo acercando tu nariz a sus sexos y eligiendo las feromonas que más cachonda te ponga. ¿Estás de acuerdo?

-     Vale, - dijo complacida Carlota - ¿Pero si no veo y no puedo tocar como me acerco para oler?

-     Nosotras te cogeremos la cara y tu solo debes dejarte llevar. – la contesto Ana – Tú solo céntrate en aspirar sus aromas y decidir cuál de ellos te gusta más.

Una vez de acuerdo procedieron a poner a Carlota un antifaz que tenía Ana para dormir procurando que no viese nada, y después entre Ana y Esther la fueron desnudando lentamente. Simultáneamente Mel y Yoli a su vez se desvistieron y se tumbaron uno al lado del otro boca arriba, pero con las corvas en el filo de la cama, por lo que sus piernas colgaban desde las rodillas. Asimismo, Ana y Esther los indicaron que separasen las piernas y procedieron entonces a acercar a Carlota hasta quedar muy cerca de los acostados, y primero sobre uno y luego sobre el otro, inclinaron la cabeza de la joven hasta quedar a unos centímetros de los sexos de Mel y Yoli.

Como Carlota no acababa de decidirse, tuvieron que repetir varias veces y aun así no había forma de que llegase a decantarse por ninguno de ellos. Finalmente, ya presionada por Esther, les dijo:

-     Sinceramente, si tengo que elegir, me quedo con los dos. Son olores diferentes, pero ambos muy agradables.

-     ¿Cuál te pone más cachonda? – le pregunto Ana - ¿Con cuál crees que te chorrea más el chocho?

-     Creo que el de la derecha. – contesto Carlota – Pero el olor de la izquierda me abre el apetito, me apetece comerme lo que provoca ese olor.

-     ¡Ostias tía! Tu eres totalmente bisexual. – exclamo Esther – Debes de saber que a tu derecha esta Mel y su olor es el que te hace desear que te partan el coño, y a tu izquierda Yoli con su chumino aderezado con salsas olorosas que te hace desear comérselo.

-     Tampoco es nada extraordinario. – dijo riendo Ana – Le pasa lo mismo que a nosotras, nos encanta comernos los coños mutuamente, pero nos vuelve locas que nos inserten una buena pija.

-     Lo que vosotras sois es unas zorras de cuidado. – dijo Yoli también riendo – Os gusta el sexo venga de donde venga, y creo que a esta preciosidad le pasa lo mismo, porque o mucho me equivoco o ya se ha comido algún que otro coño, por eso le apetece el mío. Anda no te cortes criatura y comételo, que Mel te puede follar mientras me lo comes.

Así lo hicieron, y entre Esther y Ana pusieron a Carlota, sin quitarle el antifaz, encima de Yoli quedando su boca a la altura del ombligo y con el culo en pompa, Mel se puso detrás de ella y coloco el capullo entre sus labios vaginales. Sin que nadie lo esperase y con un rapidísimo movimiento, Carlota se echó hacia detrás insertándose totalmente el cipote de Mel y colocando su boca en el chocho de Yoli, empezando entonces un rítmico vaivén de atrás adelante consiguiendo ella sola dar placer a Yoli con una comida perfecta de coño, y a Mel que estaba de pie sin moverse, se podría decir que le estaba masturbando con su sexo, y por supuesto a ella misma que parecía que disfrutaba como una salvaje.

Ante semejante espectáculo, Esther y Ana se quitaron la ropa en un plis plas y se lanzaron a comerse las tetas de Yoli colocándose cada una a un lado de Carlota sobre la cama y con sus culos apuntando a Mel, y este alargando sus manos empezó a meterlas sus dedos en sus coños, primero uno, luego dos y finalmente tres.

A los pocos minutos aquello parecía un coro de gemidos de placer y donde la primera en llegar al clímax fue Yoli que no pudo aguantar el placer de sentirse comida por tres bellezas sin par y sin parar. Al igual que por la mañana soltó un alarido de gozo que no llego a resonar en toda la casa porque su hermana Ana, con unos grandes reflejos, le tapó la boca con un beso que amortizo el sonido.

A Yoli la siguió Carlota, que también soltó un fuerte grito que quedo apagado en el coño de Yoli a la vez que su cuerpo sufría un enorme espasmo de placer y caía derrotada sobre el cuerpo de Yoli que la abrazo y empezó a besarla por toda la cara. A Mel que seguía totalmente en forma, le quedo libre el miembro al echarse para delante Carlota. En un estado de lujuria desatada no se lo pensó dos veces y se fue a por Ana insertándole en su coño la totalidad de su polla que entro sin ninguna dificultad ante lo humedecido que tenía el chocho. En un par de minutos Ana también se corrió de forma escandalosa soltando chorros como una fuente, y entonces Mel empalo a su recién estrenada sobrina y se la follo hasta que esta también estallo en un orgasmo espectacular.

Las cuatro mujeres se habían corrido, pero Mel seguía con la pija dura como si fuese de mármol y la primera en intentar relajarle, ante la sorpresa de todos, fue Yoli que, colocando a un lado a Carlota, le cogió la verga y empezó a darle besos y chupones como si de un cucurucho de helado se tratase. Asombrado y totalmente desbocado, Mel se dio cuenta de que o lo hacía en ese mismo momento o quizás jamás podría hacerlo, y cogiendo a Yoli por la cintura la aupó y la coloco sobre su polla y allí mismo de pie se la clavo hasta el mismísimo útero de una sola embestida.

Yoli, ante la mirada asombrada de las otras tres mujeres, no solo no protesto, sino que se agarró al cuello de Mel y empezó a besarlo en la boca como si le fuese la vida en ello, por su parte él le cogió su culo para acompasar el mete saca. Fue un polvo memorable, inmenso, intenso, de una belleza plástica sin igual y de una duración de más de veinte minutos, hasta que al final Yoli exploto con un orgasmo estrepitoso que mojo los huevos me Mel y luego chorreo por sus piernas y llego hasta el suelo. Pero esta vez no grito, al contrario, parecía que mientras se corría y soltaba todo aquel mar de jugos, le faltaba el aire y aspiraba profundamente produciendo con su garganta una especie de ronquidos profundamente eróticos.

Ana, Esther y Carlota no daban crédito a lo que habían visto, y no solo porque Yoli hubiese disfrutado tanto, más bien por como Mel había aguantado aquel enorme esfuerzo y sobre todo al darse cuenta de que al dejar en el suelo a Yoli seguía con la picha como un garrote. Carlota no se lo pensó dos veces, se abalanzo sobre el muchacho, se abrazó a su cuello y con sus piernas rodeo su cintura colocando su coño sobre la polla de Mel. De nuevo comenzó un espectáculo similar al anterior, pero ahora quizás aún mucho más erótico, pues Mel se giró y empotro a Carlota contra una de las paredes a la vez que la follaba con un ritmo frenético. La joven empezó a jadear, luego a gemir, más tarde a dar pequeños gritos de placer y luego a resoplar muy fuerte hasta que pasados más de veinte minutos se le pusieron los ojos en blanco y tuvo una especie de estertor producido por un orgasmo sin precedentes.

Mel la coloco entonces sobre la cama y empezó a masturbarse colocando su polla sobre el pubis de Carlota con la intención de correrse sobre ella pero Esther le aparto la mano y la sustituyo con su boca empezando una mamada épica, pero Mel no se corría, la sustituyo Ana y después se fueron turnando durante un buen rato hasta que al final Mel diciendo muy bajo “ya, ya , ya” soltó una serie de chorros de lefa que aunque intentaron tragársela Ana y Esther salpico sus caras, sus tetas e incluso pasaron un par de chorros entre ellas que llegaron al ombligo de Yoli que seguía derrengada sobre la cama al igual que Carlota.

Cuando tras unos largos minutos la respiración de Mel se tranquilizó, fue Ana la que riéndose dijo:

-     Menudo semental tenemos, he alucinado como se ha follado a Yoli y sobre todo como le ha gustado a ella.

-     Pero os habéis dado cuenta cuanto ha durado Mel a correrse. – dijo Esther – Nos ha follado a las cuatro y a Carlota dos veces, y al final se la hemos tenido que chupar para que terminase.

-     Este tío es capaz de follarse a nosotras cuatro, a mi hermana Inés, a Andrea, a mi madre y a las vuestras. – dijo Carlota con una sonrisa luminosa – Joder chicas, el primer polvo de mi vida ha sido maravilloso, y el segundo aún mucho mejor. Estoy impaciente por el tercero, madre mía que gustazo.

-     Yo digo lo mismo que Carlota, mi primer polvo ha sido espectacular. – dijo Yoli – No diré que mi hermano tiene una polla descomunal, porque no es nada del otro mundo, pero es dura como el acero, suave como la seda y acaricia como una lengua. Otra cosa es lo que resiste, eso sí que es de otro mundo, vaya aguante y que preciosidad verlo follar como un titan, de pie con el culo de Carlota sobre sus manos manejándola con suavidad y dulzura, puf, me vuelvo a poner cachonda solo de pensarlo.

-     Yo no sé vosotras, pero creo que yo me voy a dormir. – dijo Mel – Si seguimos hablando, sobre todo como lo hace Yoli, puede que nos volvamos a liar.

-     Pues nos liamos. – dijo Esther animadísima – Yo estoy ya dispuesta, solo falta que a ti se te vuelva a poner dura.

-     Mejor lo dejamos ya. – fue Yoli la que intervino – Lo de hoy ha sido fantástico, tanto lo de esta mañana como lo de esta noche, pero hemos de dosificarnos, y tiempo vamos a tener todos encerrados en esta casa.

-     ¿Quién se queda a dormir conmigo? – pregunto Ana – Por mi os podéis quedar todos.

-     Yo me voy a mi cama. – dijo Yoli – Que descanséis.

Al final Mel también se fue y se quedaron Ana, Esther y Carlota, que se acostaron juntas, apagaron la luz y se durmieron rápidamente.


Al día siguiente, viernes y trece, Mary se despertó poco antes de las siete al sonar la alarma de su móvil y dándole un cachete en el pompis a Julia, la dijo:

-     Venga cariño vamos a levantarnos que tenemos que ir a los dos pisos para que nos traigan toda la ropa y lo poco más que decidamos traernos, ya que aquí prácticamente hay de todo.

-     Entonces habrá que llamar a las niñas para que nos ayuden. – dijo Julia – Tendremos que colocar la ropa en maletas y bolsas.

-     No mujer, no hace falta. – le dijo Mary dirigiéndose al baño – Me dijeron que ellos traen cajas suficientes para colocar todas las prendas. Luego aquí sí que hará falta que cada una se coloque su ropa en sus armarios.

Tras ducharse y vestirse con ropas cómodas, bajaron a la cocina con la intención de tomarse un café, pero al llegar se encontraron que Elena ya les había preparado un opíparo desayuno, zumo de naranja, tostadas y tenía preparadas dos jarras con café y con leche. Comentando las noticias que había oído les dijo que parecía que al día siguiente el Gobierno iba a declarar el estado de alarma y que posiblemente estaría restringida la movilidad. Mary invito a Elena a que desayunase con ellas y estando en ello aparecieron Inés y Andrea, que se unieron a las otras tres. Se ofrecieron a ir con Mary y Julia para ayudarlas en lo hiciese falta en la mudanza, y estas aceptaron encantadas.

Poco después se fueron las cuatro, Andrea con Julia e Inés con Mary, y Elena se quedó recogiendo los restos del desayuno. No había terminado de recogerlo cuando apareció Mel preguntando por su madre y por Julia, ya que él se había levantado para acompañarlas, pero Elena le tranquilizo diciéndole:

-     Anda siéntate y te preparo ahora mismo un buen desayuno. Y no te preocupes que ya las han acompañado mi hija y Andrea, que creo que les serán de más ayuda que tú, ya que al parecer lo que tienen que traer es principalmente ropa femenina. ¿Qué quieres, tostadas o algo más sólido?

-     ¿Qué quieres decir con algo más sólido? – pregunto Mel - ¿Qué hay más sólido que unas tostadas?

-     Hombre es un decir, - dijo Elena – me refería a si querías un par de huevos con beicon o algo parecido, a estilo de película americana.

-     Me temo que si me ofreces esas cosas vas a conseguir que te quiera más que a nadie de esta casa. – dijo Mel – Pero hoy voy a dejar que me sorprendas con lo que a ti te parezca.

-     Pues si me das diez minutos te preparo dos filetes de lomo, dos huevos fritos con patatas, un zumo gigantesco de naranja y mientras esperas hay café recién hecho.

-     Entonces yo también quiero lo mismo. – dijo Yoli entrando en la cocina – Y mientras lo preparas yo me serviré un café. ¿Dónde está mama?

-     Con la mudanza. – le dijo Mel – Parece que las han acompañado Inés y Andrea.

-     De puta madre. – dijo Yoli – Así no tengo que salir hoy, que es viernes trece.

-     ¿Pero tú eres supersticiosa? – pregunto extrañada Elena – Yo no creo en esas cosas, si algo tiene que pasar, pasa cualquier día.

Mientras preparaba el opíparo desayuno, les conto lo mismo que había contado a Mary y Julia, sobre la casi seguridad de que al día siguiente declararían el estado de emergencia, y sobre las consecuencias que eso podría acarrear. Cuando termino coloco una fuente con varios filetes, seis huevos fritos y varias lonchas de beicon, otra fuente con las patatas fritas y un cuenco con pan en rodajas. Entonces Yoli sin darle importancia comento:

-     Venga Mel métele mano a la comida que tienes que recuperar las fuerzas, que anoche te dejamos exprimido entre las cuatro. Supongo que abras dormido como los ángeles.

-     Hablando de dormir, - intervino Elena suspicaz - ¿sabéis donde ha dormido Carlota? Porque no estaba en su dormitorio esta mañana.

-     Anoche la dejamos con Ana y Esther. – dijo Yoli, y entonces dándose cuenta de que había metido la pata intento arreglarlo diciendo: - Estuvimos un rato jugando al Póker y exprimimos a Mel.

-     No me encaja lo que dices. – dijo Elena a la que Mel miraba entre asustado y curioso ante el cariz que estaba tomando la conversación – Si lo desplumasteis como dices ¿Por qué tiene que haber dormido como los ángeles? y ¿Por qué tiene que recuperar fuerzas?

-     Además, Carlota no sabe jugar al póker, ni tampoco creo que se preste a eso. – volvió a insistir Elena – Supongo que jugasteis los cinco, pero a juegos bastante más divertidos y por lo que parece también más físicos ya que tenéis que recuperar fuerzas. Veremos como bajan las tres princesitas…

-     Elena no creas que …

-     No hijo, no creo nada – interrumpió la mujer a Mel – Estoy segura de que anoche os corristeis una juerga, y cuando vea la carita de las tres cabras locas, sabre hasta donde llegasteis. Anda comer que os vendrá bien, sobre todo a ti Miguel, que mucho me equivoco o vas a tener que cumplir con más de una.

Tanto Yoli como Mel, desayunaron en silencio y mirándose fugazmente de vez en cuando mientras Elena seguía con sus quehaceres sin dar más importancia a lo que había dicho hacía unos minutos. Cuando terminaron de desayunar, Mel iba a decir algo, pero en ese momento sonó el móvil de Elena que lo tenía en la encimera y lo cogió contestando. Su cara sufrió un cambio evidente, entre sorpresa y desconcierto, murmuro varias palabras incoherentes y al final dio la dirección de la casa y termino diciendo;

-     Si, cuando usted quiera, aquí estaremos. Hasta luego.

-     Joder, Joder, - dijo Elena – no debía haberle dado este domicilio.

-     ¿Pero quién te ha llamado? – pregunto Yoli un poco asustada ante lo alterada que se le notaba a Elena - ¿Qué es lo que quiere?

-     No, no es nada malo, es que es algo que no esperaba, más bien que nunca me lo habría esperado. – explico la cocinera – Veréis, es la tía de Andrea, que parece que ha venido a España y quiere ver a su sobrina.

-     ¿La monja? – pregunto Yoli – Lo sé porque ayer mi madre me conto algo sobre Andrea. ¿Pero no estaba en África?

-     Eso creía yo. – musito Elena – Pero parece que ha venido y las monjas le han dado mi teléfono, ya que yo las llame cuando falleció la madre de Andrea, y al parecer lo tenían anotado.

-     ¿Pero que monja? – pregunto Mel que no sabía nada de lo que estaban hablando - ¿Y cuándo va a venir?

-     Ha dicho que lo que tarde en llegar, y como no sé dónde está, tampoco sé si aparecerá en diez minutos, una hora o un día. – dijo medio sollozando la mujer – Perdonarme que me haya tomado la licencia de dar esta dirección, pero me ha pillado por sorpresa y no he sabido reaccionar.

-     Por eso no te preocupes, esta es ahora también tu casa. – dijo Mel cogiéndole una mano con enorme ternura – Viene, conoce a su sobrina, la invitamos a comer o a cenar, según a la hora que venga, y adiós muy buenas. Si Andrea quiere quedar con ella y mantener una relación, ya será cosa suya.

-     Pero que va a decir si se entera de que su sobrina esta liada con otra mujer, y que esa mujer es mi hija. – los miro como intentando que la entendieran – Es una monja, y por lo visto muy dedicada a su labor cristiana.

-     Bueno tampoco hay que dramatizar. – dijo Yoli – Muchas monjas son lesbianas, otras más putas que las gallinas y alguna supongo que será como se supone deben ser las monjas, pero creo que solo las feas.

-     Gracias, gracias a los dos. – dijo Elena que aún tenía su mano atrapada por Mel – Creo que sois buenas personas y espero que vuestra madre opine lo mismo que vosotros. Y por favor Miguel, suéltame la mano que hace mucho que no me toca un hombre con la ternura y cariño que tú lo estás haciendo y me estoy poniendo nerviosa, por no decir romántica.

-     Perdona, no era mi intención. – dijo Mel soltando la mano de Elena como si le hubiese dado un calambrazo – Pero me cuesta creer que no tengas ningún enamorado rendido a tus pies con el pedazo de mujer que eres, digna madre de Carlota.

No le dio tiempo a responder, ni tan siquiera a hacer ni una mueca, ya que en ese preciso momento sonó el timbre de la puerta y Elena se sobresaltó y muy nerviosa dijo:

-     La ostia puta, ya está aquí la monja. Joder que pronto ha venido, y Andrea no está.

Sin decir nada Yoli fue a abrir la puerta esperando encontrarse con una monja, pero se sorprendió al ver a un empleado de correos que había aparcado la moto frente a la casa y estaba esperando al otro lado de la verja. Fue hasta allí y tras firmar y hablar un momento con el funcionario de correos, se despidió de él y volvió a la casa con un voluminoso sobre. Elena que estaba mirando desde detrás de Mel suspiro y dijo:

-     Menos mal, vaya susto me ha dado. Espero que la monja no aparezca hasta que estén aquí tu madre y Julia, y por supuesto también Andrea, así yo me quito de en medio que, a mí, las cosas de la religión no me hacen ninguna gracia.

-     Es un sobre para ti Mel. – dijo Yoli al llegar de nuevo a la puerta de la casa, y tras cerrarla comento: - Parece que viene de un bufete de abogados del extranjero.

-     Si es de San Diego, California. – dijo sorprendido Mel tras mirarlo a la vez que sentándose en la mesa de la cocina abría el voluminoso sobre – Hay una carta del bufete y otro sobre dentro.

Empezó a leer la carta en voz alta y Yoli, así como Elena que dejo de recoger los restos del desayuno, escucharon atentamente lo que decía la misiva:

“Señor Miguel Jiménez de los Montes Andersson, lamentamos tener que dirigirnos a usted en estos tristes momentos, ya que según deseo de su difunto padre debemos de enviarle este sobre adjunto en el momento de que nos conste su fallecimiento.

Su señor padre nos dejó ese encargo y también instrucciones de que desde España recibiríamos la noticia de su fallecimiento, momento en que deberíamos enviarle a usted esta documentación al domicilio que lo hemos hecho. Ayer mismo recibimos la triste noticia del óbito de su padre.

Una vez cumplido el encargo, reiteramos nuestras condolencias y quedamos a su disposición para cualquier consulta o gestión que pueda usted necesitar por parte de nosotros.

Atentamente.”

Miguel se quedó mirando el voluminoso sobre adjunto al que se refería el escrito, y en el que aparecía su nombre y el domicilio de la actual vivienda, pero sin decidirse a abrirlo, como si presintiera que en ese sobre encontraría algo inquietante.

-     Joder, Mel, abre el puto sobre de una vez. – dijo Yoli presa de una excitación y curiosidad enorme – Algo especial debe de ser ya que te lo dirigió a ti solamente, no a mí, ni a Ana, ni tan siquiera a mama o a Julia.

-     Sera verdad que al final hoy 13 y viernes nos traerá problemas y calamidades. – dijo Elena también expectante y curiosa – Primero la llamada de la monja y ahora el sobre misterioso, vaya primer día en esta casa.

-     No sé, me da que en este sobre hay algo secreto, algo intrigante y hasta me da reparo abrirlo. – dijo Mel – No sé si esperar a que esta mama presente.

-     Déjate de chorradas y ábrelo, que me tienes sobre ascuas. – Yoli no podía disimular su curiosidad – Lee lo que nuestro padre te quiso decir de forma póstuma, debe ser importante o como mínimo interesante.

Por fin se decidió a abrir el sobre y dentro había un folio impreso con un texto no muy extenso y un dosier que en su tapa y en diagonal tenía escrita la palabra “Top Secret” y que coloco sobre la mesa a la vez que cogía el folio para leerlo. Lógicamente la respiración de Mel, al igual que la de las dos mujeres, que vieron lo que ponía el dosier, se volvió ansiosa y entrecortada esperando saber que decía la nota. Empezó Mel a leer:

“Querido hijo, lo que te voy a legar es algo de lo que no me siento orgulloso, pero que tampoco lamento haber hecho en mi juventud.

Cuando con dieciséis años recién cumplidos me seleccionaron para un centro de fomento del deporte juvenil, yo acepte encantado, pues tenía enormes ilusiones de llegar a lograr grandes metas en el deporte. De entre los casi cien muchachos que formábamos dicho centro deportivo, a tres nos propusieron para probar un nuevo aporte vitamínico que al parecer iba a multiplicar por dos o por tres nuestras capacidades. Tras numerosas pruebas, solo yo fui el que daba todas las pautas para probar el nuevo medicamento, que según me prometieron no consistía en ningún tipo de dopaje ni nada parecido. Era solamente un nuevo fármaco capaz de potenciar nuestras propias capacidades físicas y por lo visto también psíquicas.

Acepte, previo consentimiento de mis padres, y me escogieron para comprobar si las expectativas del medicamente eran correctas y a la vez también si tenía alguna consecuencia negativa. Realmente fui una especie de cobaya humana.

Los resultados no fueron lo esperado, no me potenciaron físicamente más de lo que era antes, ni creo que tampoco influyo mucho en mi inteligencia, pues tanto en uno como en otro caso las pruebas posteriores indicaban que seguía prácticamente igual.

Se abandono el experimento, “estudio” como dijeron ellos y me entregaron el dosier que adjunto en el que se explica todo el proceso y los resultados negativos del estudio, tanto para bien, como para mal, pues no encontraron ninguna contraindicación.

Lo que nadie sabe es que realmente si tuvo consecuencias en mi físico, no como deportista, ya que no me dio más velocidad, ni más potencia, ni más fuerza, ni tan siquiera mayor capacidad de recuperación muscular o pulmonar. Las consecuencias las comprobé unos años después, cuando empecé a tener relaciones con mujeres pues tras las primeras escaramuzas sexuales con diferentes resultados, incluido un gatillazo, me di cuenta que podía controlar mis erecciones a voluntad, siendo capaz de proporcionar placer sin límite a cualquier hembra.

No te explico esto como una anécdota, ni mucho menos, pues como veras en el dosier del estudio, las expectativas del experimento eran de que muy probablemente las mejoras físicas del sujeto se trasmitieran a sus descendientes. Calculaban que en un 97 % más o menos.

Solo te pongo en conocimiento todo esto por escrito, por si fallezco antes de que cumplas los veinte años, fecha en que tenía previsto contártelo personalmente y entregarte el dosier. Si realmente has heredado ese poder mental sobre tu aparato reproductor serás un hombre afortunado, pero debes de practicar sexo siempre lucido, no se te ocurra hacerlo bebido o tras tomar alguna sustancia o medicamento, ya que al nublar tu mente no funcionara y hasta es posible que la erección te dure bastantes horas e incluso días, con el consiguiente dolor de huevos que podría durarte varias semanas.

No se tampoco si mi herencia puede haberte afectado físicamente en cuanto a capacidades deportivas, pero por si así fuese, te he inculcado a que hagas deporte por si acaso.

Quiero que sepas que tu padre te ha querido muchísimo, y que siente faltarte antes de que cumplas los veinte años, cosa que así será si recibes este comunicado.

Abraza a tu madre, a tus tres hermanas y a tu sobrina de mi parte, diles que las he amado a todas muchísimo y que espero que tú las hagas a todas inmensamente felices en la nueva casa que os he dejado. En esa nueva casa encontrareis todo lo necesario para serlo, solo tendréis que buscarlo.”

Cuando termino de leer la misiva se quedó callado, intentando asimilar lo que acababa de leer, sobre todo el último párrafo, en el que, aunque de forma algo ambigua, le animaba a que tuviese relaciones con todas las mujeres de la familia. Al igual que él se quedaron calladas Yoli y Elena, la primera recordando lo que había pasado la noche anterior con la exhibición que Mel les dio a ella, Ana, Esther y Carlota, y la segunda asombrada de que pudiese existir un hombre capaz de manejar su pija con la mente, y sin pretenderlo se imaginó follando con aquel muchacho esbelto, fuerte y guapo muy duro y sin tregua, hasta quedar exhausta y totalmente satisfecha.

Entonces oyeron las risas alegres y juveniles de las tres muchachas más jóvenes y unos segundos después aparecieron en la cocina, Ana, Esther y Carlota, risueñas y felices, y fue Ana la que jocosamente le pregunto a Mel:

-     Que hermanito, ¿Cómo has dormido esta noche? ¿Ya has recuperado las fuerzas?

-     Pues habrá dormido como un lirón. – dijo Esther riendo - ¿No Mel?

-     Buenos días mama. - dijo a su vez Carlota dándole un beso en la mejilla a Elena, pero al darse cuenta de la frialdad de ella, unido al gesto serio y circunspecto de Yoli y Mel pregunto: – ¿Qué bicho os a picado hoy a vosotros?

-     Cosas que ocurren y que parecen propias de un día como hoy, viernes y trece, y que no os podéis ni imaginar. – dijo Yoli – Bueno a pesar de que casi son cosas paranormales, quizás si podáis entender parte.

-     Anda coño, ahora lo entiendo. – fue Elena mirando de forma alternativa a las cuatro mujeres y a Mel con una sonrisa maliciosa y socarrona – Ayer Miguel debió de hacer uso de sus poderes mágicos y os puso a todas así de alegres, contentas y felices. Debe de ser alucinante estar con un hombre como él, aunque sea en grupo.

Las tres jóvenes miraron aviesamente a Yoli pensando que ella habría contado algo a Elena, pero esta al darse cuenta de las miradas, señalo con su dedo índice los escritos que Mel había dejado sobre el dosier y al lado de los sobres, y comento:

-     Anda Ana, haz tu el honor de leer lo que le ha legado nuestro padre a nuestro hermano. Esta todo ahí.

Mirando extrañada a su hermana, Ana cogió los escritos, y al igual que antes su hermano, procedió a leer en voz alta, primero el texto del bufete de abogados y después la misiva que su padre le había dejado a Mel. Tras leerlo y un silencio que duro casi un minuto, por fin Esther dijo:

-     Anda coño, si al final mi abuelo le ha legado a su heredero una polla incansable y le anima a que la use con su madre, sus hermanas y su sobrina. Pues habrá que ser consecuentes y aceptar esa mágica y extraordinaria herencia por muy incestuosa que sea. ¿No os parece?

-     Veremos lo que dicen mi madre y Julia. – dijo Ana – Yo me apunto, y supongo que Carlota también, y hasta es posible que Elena no tenga inconveniente en cumplir las fantasías eróticas de su hija.

-     Visto así, hasta la monja se va a apuntar. – dijo riendo Yoli – Porque lo que no sabéis y es lo más gracioso, que la tía monja de Andrea va a venir aquí a conocer a su sobrina.

-     ¿Como es eso? – pregunto asombrada Carlota a su madre - ¿Ha vuelto de África?

Entonces Elena les conto, mientras desayunaban las jóvenes, la conversación que había mantenido con la tía de Andrea, y cuando termino Esther pregunto:

-     ¿Y qué años tiene esa monja? Y ¿Cómo se llama?

-     No tengo ni idea como se llama. Además, a las monjas las suelen poner un nombre diferente al suyo real. – contesto Carlota – En cuanto a sus años, si la madre de Andrea la llevaba diez años, y por lo que yo sé, tuvo a su hija con diecisiete, debe de tener siete más que Andrea, o sea unos 34 o 35 años.

-     Entonces también está en edad de ser beneficiada por Super Mel o Super Pene, como más os guste llamarlo. – dijo riendo Esther – Vaya festival se puede montar hoy. ¿Y, entonces no tenéis ni idea de cuándo va a venir?

-     Pues no, ni idea. – dijo Elena – Y espero que para cuando venga ya hayan venido vuestras madres, Inés y sobre todo Andrea, y también a ser posible que hayamos acabado con la mudanza.