Una herencia incestuosa Capítulo II

Poco a poco la familia se va compenetrando mejor

Capítulo 2

Poco después de las dos de la tarde se reunían en la mesa de la cocina Julia, Esther, Ana y Miguel, dispuestos a dar buena cuenta de las pizzas que había traído la primera y de varias cervezas que Mel había metido en el congelador y que estaban ahora en su punto. Mientras comían estuvieron hablando de diversos temas, sobre todo de la situación que la pandemia estaba generando en toda la población, no solo en el país, sino en todo el mundo, y a colación de ese tema le explicaron las compras que habían hecho en el supermercado. Ya en los postres Esther le dijo a Julia, a quien nunca se dirigía como mama, mami u otra forma más normal de llamar a una madre:

-     Sabes Julia que Mel realmente no quiere ser deportista, es un artista sensible, un pintor muy bueno y tiene unos bocetos que deberías de ver. Y ya que tu hiciste la carrera de bellas artes, aunque nunca hayas ejercido, podrás emitir un juicio sobre su obra mucho más sensato que Ana o yo.

-     Anda, eso sí que no me lo esperaba. – dijo Julia mirando con cierta curiosidad a Miguel - ¿Y eso lo sabe tu madre?

-     No, tengo que hablarlo con ella. – dijo el muchacho algo preocupado por el tono de Julia – Pero mientras dure la pandemia voy a dedicarme a dibujar, por supuesto sin dejar de entrenarme todos los días, y cuando pase toda esta locura espero tener las ideas mucho más claras, y también que todas vosotras me ayudéis a tomar la decisión mejor.

-     Venga Mel, enséñale a la tita Julia tus bocetos y que dictamine si tienes o no tienes futuro. – ante las palabras de su hermana Ana, Mel cogió la carpeta y se la entregó a Julia, y tras un largo silencio mientras esta revisaba los bocetos, Ana comento: - Si crees que tiene futuro nos ha comentado que le gustaría que mi madre y tu fueseis sus modelos principales. Desde que ha visto la foto de vuestro nuevo dormitorio no sueña con otra cosa.

Julia sobresaltada soltó la carpeta en la mesa y miro con estupor a Mel, era evidente que las palabras de Ana la habían sobresaltado bastante. Se hizo un silencio sepulcral y tanto Esther como Ana miraban de forma alternativa a Julia y a Mel, esperando alguna reacción por parte de alguno de ellos. Por fin Julia soltó un bufido y con cara de bastante mala leche dijo:

-     No me jodas Miguel, no pretenderás que tu madre y yo posemos para ti desnudas. Si por algún momento lo has pensado estas como una cabra.

-     Vale, has sido clarísima, brusca de cojones, pero muy clara. – dijo su hija Esther – Pero lo que no has dicho si te parecen buenos sus bocetos.

-     Eso es otro tema. No puedo decir que sean buenos – respiro profundamente Julia ante la cara de decepción de Mel – porque no son buenos, son buenísimos, tienen unos trazos firmes, seguros y muy especiales, sinceramente creo que tiene un talento innato, y a poco que busque a alguien que le dirija puede llegar a ser un gran pintor.

-     Gracias Julia, no sabes cuanto agradezco tus palabras. – le dijo Mel con una luminosa sonrisa – Pero si tienes ese concepto de mi porque te niegas rotundamente a ser mi modelo.

-     Sinceramente a mí no me importaría ser tu modelo, al contrario, es ciertamente un halago, pero de forma individual. – miro a los ojos a Mel y continuo – No me parece algo lógico que pretendas que tu madre se ponga en pelota picada delante de ti, otra cosa seria si esta vestida.

-     Es que ahí está mi talón de Aquiles. – le dijo Mel con cara triste – Los pliegues de la ropa me salen fatal. Lo mismo me pasa con el sexo femenino, sus pliegues desgracian mis dibujos, porque ya te habrás fijado que en ninguno de mis bocetos se ve explícitamente ni el coño ni el ano, que tienen pliegues. Sin embargo, si me salen perfectos los de la cara, la comisura de los labios o los ojos.

-     Entonces necesitas practicar, - salto Ana vehemente – esta misma tarde puedes empezar, Esther y yo vamos a posar para ti.

-     Niña estas como una puta cabra. – exclamo Julia, pero ahora con una sonrisa guasona – Como se te ocurre decir que le vais a brindar vuestras partes íntimas a Mel para que las dibuje.

-     No, no es eso. – soltó una carcajada Ana – Quería decir que podía intentar dibujarnos con ropa e ir practicando.

-     Julia, eres muy mal pensada. - dijo riendo también Esther mientras Ana seguía riendo alborotada – Pero mira a lo mejor tu idea no es mala, el problema es que le puede dar a Mel un infarto.

-     En ese caso yo también estoy dispuesta a colaborar. – comento Julia con una sonrisa contagiada por las risas de Ana – Por cierto, Mary me ha llamado para que las acompañase a seleccionar personal para la casa, pero le he dicho que ella y Yoli decidan.

-     Entonces seguro que tendremos a un par de sirvientas bastante guapas si es Yoli la que las elije. – dijo Ana aun sonriendo – Incluso podrán servir de modelos a Mel.

-     Puede que tengas razón y miedo me da, porque Yoli le saca a Mary siempre todo lo que quiere. – suspiro Julia resignada – Pero, aunque yo estuviese también lo haría, al final sería lo mismo. Yoli tiene una personalidad muy fuerte, no tiene prejuicios, tiene las ideas muy claras y pasa de la gente totalmente. Por cierto, como tampoco tiene ninguna vergüenza es posible que ella si esté dispuesta a ser la musa de Mel, seguramente a ella no le importe que su hermano la dibuje como su madre la trajo al mundo, incluso despatarrada.

-     Alguna quiere café – pregunto Mel que había recogido la mesa mientras ellas hablaban – Hay una máquina de café bastante sofisticada y voy a estrenarla.

-     Yo no, gracias, - dijo Julia – voy a ver las habitaciones de arriba para comprobar si como habéis comentado tiene alguna la luz y las condiciones para montar un estudio de pintura. Igual yo también me animo a pintar algo, aunque lo mío es la fotografía.

Mientras los tres jóvenes se quedaron en la sobremesa tomando café Julia subió a inspeccionar las diez habitaciones de la última planta y no le convenció ninguna, pues a pesar de ser amplias todas estaban diseñadas para dormitorio con un gran armario y el baño interior, muy similares a las de un hotel y prácticamente iguales a las de la primera planta. Entonces bajo esa planta y estuvo analizando los dos salones, decidiéndose por uno de ellos, ya que además de tener mucha luz a través de dos grandes puertas dobles que daban a un balcón que rodeaba la primera planta de la casa solo tenía de mobiliario tres grandes sofás y un mueble de unos cuatro metros de largo debajo de una enorme televisión anclada en la pared. Bajo para explicar a Mel su idea y llegando a la planta baja escucho un timbre y vio cómo se encendía la pantalla del videoportero, y en ella la cara del vigilante de seguridad. Le pregunto qué pasaba y le dijo que había un repartidor de Amazon, que si los autorizaba a pasar. No le dio tiempo a contestar ya que Mel a su lado le autorizo a dejar pasar al vehículo.

Cuando la furgoneta aparco frente a la cancela de la parcela Mel les atendió y dejaron una serie de paquetes en la entrada, firmo y el repartidor se fue. Julia curiosa le pregunto:

-     ¿Qué has pedido que te lo han traído tan rápido?

-     Son cosas para montar un estudio. – le contesto Mel – Varios caballetes, lienzos, varias cajas de carboncillos, pinceles, lápices y pinturas varias. También unas cuantas libretas para bocetos.

-     Venga vamos a entrar todo esto en la casa. – Julia cogió varios paquetes y se dirigió a la casa mientras seguía hablando seguida de Mel con varios paquetes más – Creo que uno de los salones de la primera planta, el que da al este y al sur, es la habitación de la casa más adecuada para montar un estudio, y suficientemente grande para que podamos pintar los dos.

-     ¿Y los muebles que hay donde los ponemos? – pregunto Mel – Creo que ese salón es una especie de cine.

-     Ya buscaremos donde colocar esos muebles, - dijo sin dar importancia al tema Julia – lo importante es que sea una sala amplia y con mucha luz, y esa habitación tiene todo eso.

Esther y Ana cuando los vieron entrar cargados de bultos se brindaron a ayudarles a traer el resto que dejaron el hall de entrada y Julia les explico su idea, habilitar uno de los salones y dejar solo uno de los sofás y el mueble para guardar las pinturas, libretas, lápices, carboncillos, etc. Y tenían que llevar uno de los sofás sobrantes al salón de al lado y el otro al salón de la planta baja, y en cuanto al televisor como estaba anclado en la pared de momento no estorbaba, e incluso le podría servir a ella para poner fotos de paisajes y dibujarlos. Animadas por Mel las tres mujeres pasaron uno de los sofás al salón de al lado, donde también tuvieron que mover otro sofá y cuatro sillones. Entonces siguiendo las instrucciones de Julia colocaron otro de los sofás contra la pared que estaba libre y decidieron bajar el tercer sofá a la planta baja. Ahí ya tuvieron más problemas pues bajar por las escaleras el sofá, que era grande y pesado, les costó un rato, pero al fin lo dejaron recolocado junto a una de las paredes.

Procedieron entonces a subir todo lo que Mel había comprado al nuevo estudio y allí muy nervioso, pero evidentemente contento monto un caballete, le puso a uno de los lienzos los bastidores, lo coloco sobre el caballete y volviéndose a sus hermanas las dijo:

-     Venga, necesito una voluntaria para ser mi primera modelo en mi nuevo estudio.

-     ¿Pero ahora mismo? – pregunto Esther – Si estamos hechas una mierda, sudadas, despeinadas y derrengadas de subir y bajar muebles. ¿Es que tú no te cansas?

-     No creo que sea buena idea, - tercio Julia – queda muy poco tiempo de luz, y posar cansa mucho, además están a punto de volver Mary y Yoli. Por la mañana con mucha más luz y todos descansados será mucho mejor.

-     Cuenta conmigo mañana, - dijo Ana – cuando estes dispuesto me llamas, y aunque esté dormida despiértame sin contemplaciones, que me apetece ser la primera en posar para ti en tu nuevo estudio y en tu nueva vida. Porque creo que a partir de hoy nuestras vidas van a cambiar bastante, por la nueva casa, por la pandemia y por supuesto porque falta papa.

-     Por cierto, - dijo Esther – mañana hemos de enterrar las cenizas de papa, hemos encontrado la lápida en el jardín trasero con una inscripción muy curiosa. ¿Ana dónde ha puesto tu madre las cenizas?

-     Me parece que aun las debe de tener en el coche. – dijo Ana – No he visto que las cogiese del maletero cuando hemos llegado.

Julia, Ana y Esther decidieron bajar a la cocina para ir preparando algo de cena antes de que llegasen Yoli y Mary, y Miguel se quedó ordenando su nuevo estudio. Media hora después sonó el móvil de Miguel y era su madre que le pedía que fuese a la cochera para ayudarla a descargar las cosas que había traído del piso, que eran varias bolsas de comida que había en el frigorífico del piso y también ayudaron Ana y Esther. Antes de que terminasen de recoger todos los paquetes llego Yoli, que traía su coche y en el que había traído ropa, portátiles y unos cuantos libros y apuntes de la Universidad.

Sobre las ocho y media, ya con todo recogido y colocado, se sentaron a cenar un lomo en salsa que había cocinado Julia y cuando terminaron Mary les explico que mientras Yoli se había dedicado a copiar de su ordenador a un disco duro todo lo que necesitaba, Ella estuvo gestionando con la empresa de servicios que habían heredado, que les hicieran la mudanza de aquellos enseres que se iban a llevar a la casa, y el día 13 a las 9 deberían de estar como mínimo uno de ellos en cada piso. Por otro lado, esa misma empresa no podía facilitarles de momento dos personas internas, por lo que en principio deberían ser ellos mismos quienes hicieran las tareas de la casa y termino diciendo:

-     En vista de la situación hemos de repartir las tareas de la casa, limpieza, cocina, lavado, etc. y a medida que veamos que necesidades tenemos iremos asignando las tareas, pero de momento cada uno deberá de cuidarse de su dormitorio. Creo que Julia debe de cocinar, pues es la que mejor lo sabe hacer, el resto será a repartir según veamos. ¿Alguna pregunta?

-     Ninguna “señor” – dijo Ana poniéndose de pie y graciosamente llevarse la mano a la sien – “lo que usted mande señor”.

-     Por cierto, mañana debemos de enterrar las cenizas de papa donde él quería. - dijo Ana cambiando su semblante y ahora muy seria – Esta mañana hemos visto la lápida que cita en su nota, lo que no llegamos a entender ni Esther ni yo es lo que tiene inscrito, pues dice: “Aquí descansan las cenizas de Miguel Jiménez de los Montes, cuidadas por sus tres amadas hijas, su adorada esposa y su preciosa nieta, que todas las mañanas depositan con cariño una flor sobre esta lapida” – y dirigiéndose a Julia y Mary las pregunto: - ¿Vosotras podéis entenderlo?

-      Bueno, creo que es el momento de contaros un secreto. – dijo Mary mientras Julia suspiraba – Realmente es un secreto de vuestro padre que nunca quiso que lo que voy a contaros saliese a la luz, pero de alguna forma con la grabación de la lápida nos autoriza explícitamente a que lo revelemos.

-     Es difícil de explicar y no sé cómo empezar – dijo tras una pausa de un par de minutos mientras los cuatro jóvenes esperaban ansiosos la revelación del misterioso secreto – Empezare a contaros la historia en el momento que yo me entere, y luego si a ella le apetece que Julia os cuente el resto. Esta es la historia:

-     “Estando yo embarazada de Mel, aún no hacia ni tres meses, vuestro padre me conto que cuando tenía 28 años y vivía en Estados Unidos tuvo una relación durante casi tres años con la hija de un coronel que no podía ni ver a los hispanos, particularmente a los españoles, por lo que dicha relación fue en secreto y a escondidas de la familia de ella. Cuando Miguel tenía 30 años volvió a España y al parecer rompió con ella, pero no se enteró de que estaba embarazada y que tuvo una hija suya, motivo por el que el padre de ella al enterarse, sobre todo de quien era el padre la echo de la casa antes de dar a luz. Como ella también era militar, marine concretamente, pidió el destino a la base de Rota, y cuando termino su contrato con la marina se estableció en Sevilla ejerciendo de maestra de inglés. Allí vivió feliz con su hija y feliz sabiendo que su gran amor era un hombre famoso.

-     También me conto que no se había casado hasta que me conoció a mi porque siempre estuvo enamorado de Stella, - prosiguió Mary tras un enorme suspiro – y que aún, pese al tiempo transcurrido, seguía perdidamente enamorado de ella, pero viendo que se hacía viejo pensó que a mi podría hacerme feliz, y aunque jamás me quisiera como a Stella si podría quererme mucho y tener una familia y unos hijos con los que el soñaba. En esa conversación me explico que hacía unos días había recibido una carta de Stella en la que le explicaba que tenía un cáncer terminal, y también que tenía una hija suya que en ese momento estaba embarazada de un hombre casado que no quería saber nada de ella. Le pedía por favor que se hiciese cargo de su hija y que cuidase de su futura nieta, ya que al parecer sabían el sexo del bebe.

-     Vuestro padre era un buen hombre, no lo dudo, pero la vida le había zarandeado mucho y no se fiaba de nadie. – volvió a suspirar antes de seguir contando – Cuando fue a Sevilla a visitar a Stella, esta estaba agonizando y al verlo con su último aliento le juro que Julia era hija suya, que nunca había estado con ningún otro hombre y que aún le amaba con locura. Le dijo que si dudaba se hicieran la prueba de paternidad, y también le pidió que cuidase de su hija y de su nieta. Vuestro padre se hizo la prueba y comprobó que era cierto, que Julia era su hija, y entonces maquino una locura. No creía oportuno airear la paternidad de la niña porque su abuelo, que en esos momentos era un alto cargo en el Pentágono, en su día se había encargado de falsificar la unión de su hija con un oficial de la marina que falleció antes del parto, y por lo tanto la niña legalmente era hija de dicho oficial y de su hija. A Miguel se lo dejo muy claro en una misiva que le envió amenazándole con arruinar su vida, su carrera política, sus negocios e incluso la posibilidad de una muerte prematura en caso de que se supiese la verdad, pero no solo de él, también la mía y la de mis hijos.

-     Lo que me dijo a continuación fue la cosa peor que me ha pasado en la vida. – sollozo Mary, pero rehaciéndose continuo – Me dijo que teníamos que divorciarnos, que no me faltaría de nada ni a mí ni a mis hijos y que siempre estaría a nuestro lado. El motivo era que se iba a casar con su propia hija y asumir la paternidad de su nieta. En resumen, que se divorció de mi para casarse con Julia, su propia hija, y asumió la paternidad de Esther, su nieta.

Se hizo un enorme silencio, todos quedaron estupefactos sin saber que decir. Fue Julia la que intervino entonces diciendo:

-     Debéis de saber que yo en esos momentos no sabía nada. Yo estaba destrozada, mi madre acababa de fallecer, conocí a mi padre del que mi madre hablaba maravillas, estaba embarazada, sin trabajo, sin dinero y mi padre me ofreció una solución, se casaría conmigo asumiría la paternidad de mi hija y me garantizaba mi bienestar y el de mi niña, solventado de paso cualquier represalia de mi abuelo. Me dijo que acababa de divorciarse y que no viviría conmigo, pues estaría de viaje casi siempre debido a su trabajo. Lógicamente acepte y nos casamos. Luego tuvo el poco tacto de presentarnos y pedirle a Mary que me aceptase a mí y a mi hija como miembros de la familia, quizás también para justificar que era cierto lo que le había contado. Como es lógico Mary, además de un disgusto enorme tenía un cabreo de órdago y nos mandó a la mierda a los dos. Me di cuenta entonces que yo había sido la culpable del divorcio y me sentí fatal, por lo que en el momento que mi padre se fue de viaje, la llame, hablamos y nos enteramos de la verdadera historia. Nos hicimos amigas y sobrellevamos la gestación juntas, parimos casi a la vez, pues ya sabéis que Mel solo le lleva tres días a Esther, y criamos a los dos como verdaderos hermanos. Poco a poco nos fuimos conociendo y dado que tanto Mary como yo, estábamos hasta el coño de los hombres, empezamos también a consolarnos sexualmente, y poco a poco llegamos a enamorarnos de una forma total, nos queremos y somos inmensamente felices.

-     Entonces tu eres mi herma, bueno hermanastra. – dijo Ana con una cara de incredulidad total – y Esther mi sobrina. Joder que sorpresa, ahora entiendo la leyenda de la lápida.

-     Pues yo sigo diciendo que papa era un jodido manipulador. – exclamo Yoli – Hay que ser … mejor no lo digo, para decirle a una mujer embarazada que se casó con ella queriendo a otra, y encima decirle que se divorcia de ella por no haber tenido en su día los cojones suficientes de haber asumido sus actos y enfrentarse al cafre de su suegro. Y no contento con eso, encima ahora nos condiciona a todos a que hagamos su puñetera voluntad aun después de muerto. Yo no sé vosotras, pero yo no le voy a poner ni una puta flor.

-     Y vosotros ¿No decís nada? – la pregunta de Mary era para Mel y Esther – Como asimiláis la noticia.

-     Yo sinceramente quería mucho a papa, bueno a mi abuelo. – dijo Esther muy seria – Me acabo de enterar que mi padre biológico era un hijo de la gran puta, mi abuelo un manipulador de cojones, el otro abuelo otro hijo de la gran puta y que mi madre esta perdidamente enamorada de otra mujer y además me ha tenido engañada toda mi vida. Vamos algo totalmente normal. VAYA MIERDA.

El grito de Esther resonó en toda la casa y rompió a llorar desconsoladamente. Miguel se levantó solicito y cogiéndola por lo hombros la dio un sonoro beso en la frente y dijo:

-     Realmente a mí me es igual si eres mi prima, mi hermana, mi tía o mi sobrina, yo lo que sé es que te quiero muchísimo. Y también sé que todas las que están aquí también. Anda vamos a tu habitación, te acuestas y mañana será otro día. ¿Vale?

Ni tan siquiera su madre fue capaz de contradecir al muchacho que se llevó a Esther aun hipando camino de su dormitorio. Entonces Julia le dijo a Mary:

-     A tu hijo lo gestaste con un gran dolor en tu corazón, quizás por eso ha salido así de bueno. Tienes que saber que posiblemente su padre tuviese razón y acabe siendo famoso, pero no por ser un deportista, puede llegar a ser un gran artista, y por lo que veo tiene una enorme sensibilidad, es empático y es bueno. Por suerte ha salido a ti.

-     ¿Cómo que es un artista? – pregunto curiosa Yoli - ¿Es actor?

-     No, no, es pintor, un pintor de pelotas. – la contesto Ana – No veas como pinta el jodido, dibuja unos desnudos que emocionan.

-     Pues no tenía ni idea. – dijo Mary – A ver si también este nos sale con secretos.

-     No creo, es demasiado sincero. – le dijo Julia – Fíjate si lo es, que me ha preguntado si podría dibujarnos a nosotras dos como en el retrato del dormitorio.

-     ¿En pelotas? – dijo Mary mirando a Julia con cara de asombro – Eso sí que no me lo esperaba. ¿Y te ha dicho por qué?

-     Porque le parecemos preciosas, ¿te parece poco? – le contesto Julia sonriendo – Me he sentido tan halagada que le he dicho que si, que posaremos para el follando.

-     Eso habrá que verlo. – dijo Yoli – No creo que mi madre sea capaz.

-     ¿No se dejó fotografiar por el capullo de tu padre? – le pregunto Julia con una sonrisa irónica – No conoces ni un poco a Mary.

-     Déjate de bromas que le va a dar un yuyo a mi madre. – intervino riendo Ana – Tranquila mama, que le ha dicho que ni locas.

-     Joder que susto. – dijo Mary – No me des esos sofocones, que ya sabes que si te lo propones yo no me niego a nada de lo que tú me digas.

-     Creo que por hoy ya hemos tenido suficientes sobresaltos. – dijo Yoli – Ana, ¿te vienes y me enseñas algún dibujo de Mel?

Las dos hermanas se fueron hacia el piso de arriba y las cónyuges recién unidas quedaron solas, recogieron la cocina y decidieron celebrar su noche de bodas en su nuevo dormitorio y con la fotografía de ellas mismas observando su amor.

Mientras tanto Mel había convencido a Esther para que se pusiese el pijama y se acostase, y mientras ella hacia lo que le había indicado su recién descubierto tío, el abrió la cama para que se acostase. Cuando ella salió del baño con el pijama sonrió agradecida a Mel y ante la invitación explícita se acostó y Mel la arropo dándole de nuevo un beso en la frente. Cuando el muchacho iba a retirarse ella le dijo:

-     Mel no tengo sueño, y esta casa tan grande me da miedo ¿puedes quedarte a dormir conmigo?

-     Por supuesto, lo que mi hermanita me pida no puedo negárselo, porque para mí seguirás siendo mi queridísima hermana pequeña y mi mejor amiga. – dijo Mel sonriéndola tiernamente, y en broma la pregunto - ¿Quieres que te cuente un cuento para dormirte?

-     ¿Te parece poco cuento el que hemos vivido hoy? – le contesto – Nunca me hubiese imaginado todo lo que ha ocurrido, recibir las cenizas de papa, el cambio de vivienda, la asignación de mi nueva habitación con una foto mía casi desnuda, y como traca final saber que mi madre es vuestra hermana y yo vuestra sobrina.

-     Y para dormirme no necesito un cuento, necesito cariño. - Aparto las sábanas de su cama y golpeando con su mano las sábanas a su lado dijo: - Anda acuéstate conmigo y abrázame porfa.

Dudo por un momento Miguel, miro de refilón la fotografía de Esther y sin pensárselo más se metió en la cama con el chándal puesto, pero entonces dijo:

-     Está bien me quedaré contigo solo un rato, pero déjame que vaya a ponerme el pijama, así estoy muy incómodo y tendré calor.

-     Pues quítate el chándal. – dijo Esther – A mí no me importa.

-     ¿Pero no te das cuenta que solo llevo los slips debajo? – le pregunto asombrado Mel – Después de ver tu foto, si me quedo casi desnudo dentro de la cama contigo no respondo de mi amigo.

-     ¿De tu pene? – le pregunto ella con una sonrisa traviesa – No te preocupes si se pone juguetón a mí no me va a importar, al contrario.

A Miguel de pronto se le nublo el juicio, toda su lógica se la robo su “amigo” que reacciono de forma fulminante ante las palabras de Esther, y sin pensarlo dos veces se quitó el pantalón del chándal y luego la sudadera, momento en que ella se abrazó a él metiendo una de sus piernas entre las de Mel y notando por lo tanto la tremenda erección que tenía sin inmutarse lo más mínimo, al contario, le dijo quedamente:

-     Abrázame todo lo fuerte que puedas, necesito tu cariño, tu amor, tus besos y quiero que seamos el uno para el otro la persona que nos poseyó por primera vez.

-     ¿Segura? – pregunto Mel con el poco juicio que le quedaba - ¿No te arrepentirás mañana?

-     Por supuesto que no. – contesto ella mientras bajo las sábanas se quitaba el pijama y luego le bajaba a él los calzoncillos – Ahora apriétate a mí y bésame.

No se lo pensó ya más, la abrazo y empezó a besarla como si fuese lo último que iba a hacer en su vida a la vez que sus manos se perdían en la piel de la preciosa Esther acariciándola desde la nuca hasta sus glúteos mientras ella restregaba lentamente su sexo contra el pene de Mel y gemía quedamente. Estuvieron así más de quince minutos, los suficientes para que ambos se pusieran tan calientes como el cráter de un volcán, y entonces ella le dijo que se pusiera boca arriba y se subió sobre el cogiéndole su miembro y poniéndolo en la entrada de su coño completamente empapado. Entonces Miguel la dijo:

-     Espera, antes de follarte quiero cumplir una fantasía que tengo desde hace más de cuatro años, desde que teníamos catorce o quince. Me gustaría comértelo primero.

-     Ningún problema, - dijo Esther que se volteó y puso su culo en la cara de Mel apretando con sus muslos las orejas y moviendo su pelvis de forma rítmica haciendo que su coño recorriese desde su barbilla hasta su frente. A su vez le cogió la verga y empezó a besársela y a darle lametones con los ojos cerrados y como si de un helado de cucurucho se tratase. – Yo también había tenido fantasías similares contigo, no veas la de pajas que me he hecho pensando el algo así.

Con el fragor de su calentura se habían destapado completamente y estaban tan absortos en darse placer que no se percataron de que la puerta del dormitorio se abría y entraba silenciosamente Ana, que la ver aquel espectáculo erótico, casi pornográfico, se los quedo mirando con los ojos desmesuradamente abiertos, pero sin decir ni una palabra, tampoco sin hacer ningún ruido. Se quedo tan sorprendida que no sabía qué hacer, si intentar marcharse sin hacer ruido, o intentar unirse a ellos, pues lo que estaba viendo la había transportado a un mundo de lujuria desatada y se dio cuenta de que se estaba acariciando su sexo que estaba completamente mojado en cuestión de segundos.

Pudo más su calentura que cualquier otra cuestión, y sin pensárselo dos veces se quitó en un plis plas su pijama, se bajo las bragas que dejo tiradas en el suelo y completamente desnuda se acercó a la cama y beso en la frente a Esther, que abrió los ojos y vio a Ana delante de ella como su madre la trajo al mundo. Mel por su parte no se enteró de nada seguía a lo suyo y en ese momento a Esther le llego un orgasmo descomunal y sin poder evitarlo cogió la cabeza de su hermana o tía y la empezó a besar en la boca desesperadamente para evitar que sus gritos de gozo retumbasen en toda la casa.

Mel se había dado cuenta de que ella había llegado al clímax, pues había dejado de chupársela a la vez que se estremecía de gozo, pero siguió dándole lametadas ahora mucho más suaves esperando que se recuperase y le volviese a chupar su verga. Pronto noto que se la volvía a meter en la boca, pero también que algo extraño ocurría pues le daba la sensación de que era otra boca, muchísimo más experta y desde otro ángulo. Aparto un poco a Esther y levanto la cabeza sorprendiéndose al ver que era su hermana Ana, que le estaba mirando directamente a los ojos, la que le estaba haciendo una mamada casi celestial, y quizás por la sorpresa o por el morbo que le producía ver a su hermana mirándole fijamente, no pudo aguantar más y se corrió de forma salvaje dentro de su boca sin darle tiempo a avisar. Pero su sorpresa fue mayúscula al darse cuenta de que se estaba tragando todo su semen y no solo eso, entre ella y Esther le estaban limpiando todos los restos de su corrida.

Cuando le dejaron el pene totalmente limpio de semen, pero pringado de saliva, Ana dijo:

-     Joder que cosa más rica, en mi vida me he comido una polla más sabrosa. Pero he de deciros que sois unos cabronazos los dos, mira que no avisarme antes de empezar una fiesta como esta. Como castigo vais a tener que complacerme y hacer que me corra tres o cuatro veces.

-     Necesitaba cariño y sin querer llegamos a esto. – intento justificar Esther. - A sido culpa mía, yo he provocado a Mel.

-     No intentes justificar nada. – dijo Ana – Lo que os he dicho esta mañana es verdad, a mí no me importa chupársela a Mel, ya lo has visto, lo que no me esperaba es que me gustase tanto. En cuanto a ti tienes que aprender bastante, la chupas fatal.

-     Yo lo que necesito ahora mismo es que Mel me folle. – dijo desatada Esther – Quiero que sea el, el que me desvirgue y yo a él.

-     Entonces que se quede como esta. – se erigió Ana en organizadora del evento y coloco su coño en la boca de Mel – En cuanto se le vuelva a poner dura tú te subes sobre ella y te lo follas mirándome a mí, quiero ver como disfrutas, y a su vez que tú me veas disfrutar a mi mientras me come el conejo.

-     Así lo hicieron, pues el sabor del chocho de Ana provoco una nueva erección y esta quizás aún mucho más fuerte que la anterior, momento que Esther aprovecho para ponerse sobre el de rodillas, con una pierna en cada lado y dirigió el miembro de Mel a la entrada de su coño. Siguiendo las instrucciones de Ana fue bajando y subiendo despacio, procurando que entrase un poco más a cada embestida hasta que noto que ya no era virgen. Gimió con un poco de dolor, pero, gracias a los consejos, entre jadeos y suspiros de Ana, a los pocos minutos ya trotaba suavemente con la polla completamente dentro de ella, trote que poco a poco se convirtió en un galope desenfrenado, entre resoplidos, suspiros y algún pequeño grito de placer que tanto ella como Ana procuraban ahogar para que no se enterasen ni Yoli ni sus respectivas madres.

Como la cama era realmente espaciosa, cuando terminaron decidieron dormir juntos los tres, dejando en medio de ambas a Mel, y el sueño les invadió inmediatamente.