Una herencia incestuosa

Los personajes de esta historia son individuos de una familia un tanto peculiar y que, debido a la pandemia del COVID y sus consecuencias, se vieron abocados a una convivencia totalmente inesperada para todos ellos.

Una herencia incestuosa

Introducción

Los personajes de esta historia son individuos de una familia un tanto peculiar y que, debido a la pandemia del COVID y sus consecuencias, se vieron abocados a una convivencia totalmente inesperada para todos ellos. Todo comenzó el 25 de febrero del 2020 cuando el padre y esposo de los protagonistas tuvo un accidente de automóvil en Italia y debido al caos hospitalario y las gravísimas heridas sufridas falleció sin que sus familiares pudieran verlo ni estar a su lado sus últimas horas, y lo único que recibieron tras laboriosas gestiones fueron sus cenizas el 10 de marzo.

El fallecido era una persona bastante influyente en la economía e incluso en política, respetable, muy bien considerado, antiguo deportista olímpico con dos medallas, una de oro y otra de bronce y tres diplomas. También había amasado una considerable fortuna y se había casado y divorciado dos veces, y en ambas ocasiones con mujeres mucho más jóvenes que él, pues cuando contrajo matrimonio con su primera esposa en 1998 él contaba ya con cuarenta y cinco años y ella solamente dieciocho. Con María (Mary), su primera esposa tuvo tres hijos, Yolanda (Yoli), Ana y Miguel (Mel). Se divorcio de Mary a los tres años estando embarazada de Mel y se casó con Julia que en esas fechas tenía dieciocho años, que a su vez también estaba embarazada de Esther, la única hija que tuvo con ella. Con esta se divorció a los tres años, pero siempre mantuvo con sus dos excónyuges y sus cuatro vástagos una relación excelente y muy estrecha, se diría incluso que una vez formalizado su segundo divorcio consiguió que ambas ex se hicieran amigas y los fines de semana y vacaciones se juntaban todos como una gran familia feliz. De hecho, nunca se había publicado en ningún medio nada en su contra, al contrario, si alguna vez salió en la prensa no fue por ningún tipo de escándalo, más bien informando de los viajes que a lo largo de su vida, solo o con su familia, había promovido para ayuda humanitaria en casos de catástrofes en países pobres.

Por lo tanto, esta historia comienza cuando fallece el esposo y padre cuando contaba 66 años, y cuando Mary tiene 40 años, Julia 38, Yoli 22, Ana 20 y Miguel y Ester 19. El mismo día 10, los seis herederos recibieron a través de un bufete de abogados una citación, en forma de una carta personalizada para cada uno de ellos, para el día siguiente a las nueve de la mañana. En ella les indicaban que, en la citada reunión en una Notaria, se les haría entrega de las cenizas del difunto, la documentación de las últimas voluntades y por lo tanto todo lo necesario para hacerse cargo de los bienes del fallecido, además de un sobre a cada uno de ellos.

Ese sobre para cada uno de los seis, además de la citación, contenía un manuscrito del difunto y todos tenían el mismo texto y era el siguiente:

“Cuando recibáis esta carta será porque he fallecido y habrá llegado la hora de que todos mis hijos sepáis que os he querido por igual, independientemente de quien es vuestra madre, vuestro sexo, vuestras ideas políticas, vuestros gustos por el arte u otras actividades e incluso vuestras tendencias sexuales, pues sé que en algunos casos no sois hetero.

Exactamente lo mismo ocurre con mis dos esposas, a las que amo con locura por igual y ellas son conscientes de ello, motivo por el que se han aceptado la una a la otra sin reserva alguna y creo que al final han acabado amándose sin ninguna traba. Sinceramente creo que el amor que hay entre ellas es infinitamente superior a lo que puedan sentir por mí, y si me han aguantado estos últimos años es porque soy el sustento de ellas y de sus hijos, pues como todos conocéis me case con separación de bienes. Aun así, las quiero tanto que no me ha importado nunca, quizás también por mis viajes constantes y de larga duración, que haya sido relegado por ellas a unas relaciones sexuales muy esporádicas.

Una vez que os he dicho a todos que os he querido muchísimo, quiero que una vez que yo falte seáis la familia que siempre he querido y que no he tenido el valor de planteároslo, por ese motivo y para que se cumpla mi deseo he dejado en mi testamento que para que podáis haceros cargo de la herencia debéis de cumplir estos cuatro requisitos:

-     1º. Debéis de abandonar los dos pisos de alquiler en los que están viviendo Mary y Julia, e iros a vivir a la finca que ellas dos van a heredar siempre y cuando todos lo aceptéis y cumpláis mis condiciones.

-     2º. Mary y Julia deberán de contraer matrimonio civil y dejar testamento a favor de mis cuatro hijos a partes iguales, salvo que concurra lo planteado en el punto cuarto.

-     3º. Yoli, Ana y Esther deberán vivir con sus madres en la finca citada en el primer punto. Sin embargo, podrán asistir a la Universidad que ellas elijan e incluso vivir independientes hasta acabar sus respectivas carreras, siempre y cuando después vuelvan a la casa y residan en sus respectivas habitaciones. En cuanto a Miguel mi voluntad es que siga preparándose para competir profesionalmente, por lo que espero que seguirá en el C.A.R. hasta que explote deportivamente, pues tengo la certeza de que acabara siendo un gran y reconocido deportista. Después su residencia habitual será también la casa en la que hay instalaciones más que suficientes para ejercitarse.

-     4º. En caso de que alguno quiera casarse o juntarse con otra persona, deberán de vivir en la casa que os dejo, y en el caso de que no acepten ese punto y quieran independizarse, perderán todo derecho a heredar y no recibirán ni un céntimo fuera de sus derechos legales.

La finca que os dejo es lo suficientemente grande como para que podáis convivir las cinco mujeres y Miguel cuando lo estime oportuno. Los dormitorios de la primera planta, todos amplios y cómodos, que deberéis de ocupar cada uno de vosotros están ya designados y los localizareis sin ningún problema. Y a pesar de que la casa tiene suficientes habitaciones para que podáis llevar invitados, me gustaría que cumplieseis mi voluntad y que cada uno acepte lo que os pido. En cuanto a vuestras necesidades económicas estarán totalmente cubiertas, pues Mary y Julia van a heredar también varias cuentas y unos fondos con acciones de diferentes sociedades, que, si sois capaces de administrarlos bien, podéis vivir desahogadamente toda vuestra vida.

En cuanto a mis cenizas quiero que las enterréis en el jardín de la finca donde ya existe una lápida al efecto.”

Cuando llegaron a la reunión para hacerse cargo de la herencia, en la Notaria tenían todo preparado, hasta la boda civil de las dos ex del difunto para lo que estaba presente la segunda teniente de alcalde del Ayuntamiento, también les entregaron las llaves de la finca, los números de cuentas y todos los datos de los fondos y bienes heredados. Una vez aceptados todos los términos del testamento y celebrada la boda civil, los dejaron en una sala para que repasaran toda la documentación y entonces comprobaron que las viviendas en que vivían actualmente como inquilinas, eran propiedad de una de las Sociedades heredadas, por lo que no necesitaban de forma urgente abandonarlas, ni siquiera llevarse los muebles y solo sus enseres personales. También pudieron comprobar que, tal como les decía en sus cartas, los bienes heredados les iban a permitir vivir de una forma totalmente desahogada por muchos años que viviesen.

Cuando a las once y media de la mañana abandonaron la notaría, una vez firmados todos los documentos y habiendo dejado en manos de los gestores los cambios de titularidad de los bienes a nombre del nuevo matrimonio de Mary y Julia, fueron los seis herederos a ver la finca, que de acuerdo a lo que habían aceptado, seria a partir de ese momento la residencia habitual de todos ellos.

Quedaron maravillados, pues nadie sabía que existía semejante mansión, y menos que fuese una especie de palacete con tres alturas, con quince habitaciones todas ellas con baño individual, tres grandes salones y una cocina digna de los mejores restaurantes. En un edificio anexo había un gimnasio completísimo y una gran cochera para diez vehículos, ambos con acceso desde la casa. Además, la finca poseía un pozo propio, tenía dos pistas de tenis, una gran piscina rodeada de césped y dos grandes jardines. Estaba situada a las afueras de un pueblo muy cercano a la ciudad y en el extremo de una urbanización de lujo vallada y vigilada por guardas de seguridad que a su llegada ya tenían notificado que ellos eran los nuevos propietarios de la finca más grande de la urbanización.

La casa estaba totalmente amueblada incluidos aparatos electrónicos, aire acondicionado, televisores de plasma y ordenadores en los salones y habitaciones, la cocina tenia de todo, dos frigoríficos americanos, varios congeladores, lavavajillas, microondas y por supuesto todo tipo de menaje de cocina, incluidos manteles y servilletas. Justo en un extremo de la cocina había una enorme habitación donde estaban dos lavadoras y dos secadoras, así como tres grandes termos para agua caliente. Todas las habitaciones tenían armarios a medida en forma de U junto al baño, y que era una especie de vestidor, las camas perfectamente vestidas, y en los baños, todos muy amplios, también existían armarios en los que había una gama de toallas de diferentes diseños y todo tipo de productos como champú, desodorantes, cremas, etc.

Pero lo que más llamó la atención de todos fue que en las cinco habitaciones de la primera planta y sobre el cabecero de la cama, que en todos casos era enormes dimensiones, había una fotografía en blanco y negro de tamaño natural de los nuevos moradores, las de Yoli, Ana y Esther solamente con un pequeño tanga trasparente y la de Mel en bañador. En cuanto a la habitación más grande, sobre el cabecero de una cama aun mayor que las demás había una fotografía, también de tamaño natural de Mary y Julia, ambas con algunos años menos, completamente desnudas sobre una alfombra abrazándose y acariciándose apasionadamente. Se quedaron todos mirando absortos la fotografía.

Capítulo I

Fue en ese momento cuando Yoli mirando absorta la fotografía comento con sarcasmo:

-     Bueno, ya sabemos a quién corresponde cada una de las habitaciones. Hasta donde, como hemos de dormir, e incluso en alguno de los casos con quien. Lo ha dejado muy claro mi padre en su legado.

-     Por lo menos a los hijos no nos ha dejado ordenado con quien tenemos que acostarnos. – intervino Esther – Cosa que si ha dejado perfectamente especificado a mi madre y a la tuya.

-     No creo que a ellas les importe mucho. – dijo Ana sonriente – Yo ya me tenía idea de algo así, pero viendo la fotografía sobre la cama, no cabe ya duda alguna. ¿Quién os hizo la foto mama?

-     Fue vuestro padre. – dijo Mary – A él le gustaba ver cómo nos amábamos, e incluso alguna vez le dejábamos participar.

-     ¡Joder mama! – exclamo Ana - Y si papa consentía y aceptaba vuestra relación ¿porque nos lo ocultasteis a todos?

-     Yo pienso lo mismo. – era Yoli la que hablaba – Solo conseguisteis que hiciésemos todo tipo de conjeturas y además si vosotras no erais capaces de aceptar públicamente vuestras tendencias, ¿Cómo íbamos a poder decir las demás libremente que somos lesbianas sin sentirnos culpables?

-     Coño, lo serás tú – dijo Esther – Yo de momento no me he planteado mi sexualidad.

-     No lo hicimos público por deseo expreso de vuestro padre. – le explico Mary – No quería que la prensa, y sobre todo sus rivales políticos y económicos, aprovechasen esa circunstancia para intentar destruir la imagen que tanto le costó obtener.

-     Me parece que el que está completamente descolocado es Mel. – intervino por primera vez Julia – Fijaros como se ha quedado mirando la fotografía, parece que le ha dado algo, y solo faltaba que ahora salga Yoli diciendo sin tapujos que es lesbiana.

-     Lo que le ha dado a Mel ha sido un calentón de cojones. – dijo Ana señalando la entrepierna del joven donde se apreciaba una incipiente erección – Ver la foto en pelotas de su madre y de su “tita” metiéndose mano lo ha puesto cachondo.

-     Pero que bruta eres Ana – dijo riendo Esther – No te das cuenta que Mel es un alma cándida. Creo que debe ser virgen ya que solo se dedica a lo que papa le inculco, deporte, deporte, deporte ….

Sin decir nada Mel dio media vuelta aparentemente avergonzado y salió de la habitación sin decir nada. Entonces Mary dijo:

-     Vamos a ver niñas ¿No podéis controlar vuestros comentarios? Es posible que vosotras, y supongo que, desde hace tiempo, hayáis sido conscientes de lo que había entre Julia y yo, pero Mel no. Habéis sido muy bruscas con él y tenéis que tener en cuenta que de momento va a vivir con nosotras pues van a cerrar el C.A.R. por la pandemia igual que la Universidad, y posiblemente tendremos que estar aquí todos encerradas no sé por cuánto tiempo.

-     Joder, ahora va a ser también culpa nuestra que se haya empalmado. – dijo jocosamente Yoli – El poco tacto ha sido o fue del capullo de nuestro padre. A quien se le ocurre poner fotos de tamaño natural de sus hermanas con las tetas al aire en el cabecero de las camas, y a su madre y a su amante en pelota picada metiéndose mano. De todas maneras, yo ya me había dado cuenta de su calentura cuando entramos en la primera habitación, la de Esther, él se quedó mirando la foto y luego miro a la niña comiéndosela con la mirada.

-     Es que hay que reconocer que Esther esta buenísima. – dijo riendo Ana - ¿No me dirás que a ti con tus tendencias no te gusta?

-     Pues supongo que lo mismo que a ti a Mary y a Julia, - contesto sonriendo Yoli – hay que reconocer que la niña es la más guapa de todas con permiso de su madre, pero a pesar de mis gustos, es mi hermanastra.

-     ¿Y eso te va a importar a ti? – volvió a reírse Ana – No me hagas reír. Todas sabemos hasta donde puedes llegar, bueno todas menos Esther, que no sé porque la tienes un respeto especial.

-     ¿Qué quieres decir? – pregunto abriendo desmesuradamente sus preciosos ojos verdes Esther – No me dirás que ….

-     Si hija, si, en algún momento se ha insinuado a tu madre, a la mía y también a mi – sonrió Ana de forma sensual – Yoli no tiene freno, pero es que según ella “lo come como nadie”. ¿Verdad Julia?

-     Eres demasiado brusca Ana, - dijo sonrojándose Julia – Estas cosas tan intimas no se pueden decir de sopetón. Además, Esther es aún muy joven y mucho más cándida que tú y Yoli, incluso puede que aún más que Miguel.

-     Pues ahora que vamos a estar encerradas todas juntas, - dijo Mary con cara de preocupación – y no sabemos por cuanto tiempo, vamos a tener que controlarnos, por lo menos verbalmente. E incidiendo sobre el tema del estado de alarma, que parece que vamos a tener en unos días, quiero que quede claro que no vamos a salir de la casa si no es totalmente imprescindible, por lo que iremos a por la ropa que necesitemos y nos instalaremos aquí desde hoy mismo antes de que restrinjan la movilidad. Mel tiene parte de sus cosas en su coche pues como he dicho antes su centro va a ser clausurado por el momento y a él le vendrá muy bien el gimnasio de esta casa. Propongo que vayamos solo dos a por la ropa que nos resulte imprescindible y que los demás desde este momento se vayan instalando.

-     ¿Y hemos de quedarnos en las habitaciones que de alguna forma nos dejó indicado papa?  - la pregunta era de Esther – porque a mí no me acaba de convencer la de mi foto.

-     Pues puedes dejársela a Mel – volvió a intervenir Ana con una picara sonrisa – Creo que a él no le disgustara la foto de su hermanastra.

-     No le hagas caso, - dijo Yoli – puedes coger la que más te guste y no tenemos por qué dejar las fotos tal como están.

-     Ni hablar, - dijo autoritaria Mary – si hemos aceptado los requisitos de la herencia, creo que queda muy claro que hemos de estar en nuestras respectivas habitaciones, tal como dice el tercer punto. Otra cosa es si queréis el cuadro o no. A mí de todas formas me gustan todos, sobre todo el de Esther, esta bellísima en esa fotografía y no me extraña que Mel se haya excitado al verla.

-     Pues mirándolo así me quedo en la mía y sin quitar la foto. – respondió Esther - ¿De verdad os parezco a todas tan guapa?

-     Eres guapísima, estas buenísima y además eres listísima. – dijo Mary – No te vayas ahora a hacer la tonta que sabemos de tus cualidades.

-     Ya ves hija – intervino Julia – Mary te tiene en un pedestal y desde hace tres años, desde que cumpliste los dieciséis, solo ve virtudes en ti, como se nota que no te aguanta a diario.

-     Bueno, yo me voy con Mel. – era Ana la que hablo – Voy a buscarlo que se ha ido bastante asustado y no sé dónde se habrá metido.

-     Voy contigo, que creo que al llamarlo cándido he sido la culpable de su huida. – se brindó Esther – Julia si vas tu al piso tráeme la ropa que te parezca, pero cómoda, ya que de todas formas no podemos ir a ningún sitio. Además, hemos de buscar en el jardín la lápida donde hemos de enterrar las cenizas de papa.

Cuando las dos hermanastras salieron, Yoli dirigiéndose a su madre y a su nueva pareja las dijo:

-     Me parece que estamos en una situación bastante complicada y todo por los caprichos del viejo. Bien sabéis las dos que yo le quería muchísimo, igual que el a mí, pero también sois conscientes de que era excesivamente manipulador y prueba de ello son las condiciones de su testamento, pues aun después de muerto tenemos que cumplir sus caprichos. Ciertamente ahora tenemos una mansión para nosotras, también dinero para mantenerla, pero no tuvo en cuenta esta puta pandemia, y ahora tendremos que limpiar y mantener todas las instalaciones nosotras mismas, y anda que es pequeña la casita de los cojones.

-     Tienes razón Yoli, - le dijo su madre – pero no dramatices, si tenemos que limpiar limpiamos y punto. Pero he visto viendo la documentación que nos han entregado, que una de las sociedades que hemos heredado es una empresa de servicios y ahora mismo vamos a gestionar tres cosas. La primera que en un par de días nos traigan nuestros enseres, prácticamente solo la ropa y vuestros libros y apuntes de la Universidad, por lo que tendréis que hacer una lista de las cosas que necesitáis. Lo segundo que nos asignen un grupo de empleados un día a la semana para el mantenimiento de jardines e instalaciones, piscina etc. y lo tercero que nos busquen dos empleadas, a ser posible internas, para mantenimiento de la casa incluida la cocina.

-     Bueno, no obstante, yo voy a ir a mi casa a buscar ropa para mí y para Esther, como mínimo algo para dormir y para dos o tres días mientras nos traen todo lo demás. – dijo Julia – Y vosotras deberíais hacer lo mismo.

-     Tienes razón, - fue Yoli la que le contesto – Vamos a darnos un salto antes de que empiece el estado de alarma y le traemos algo a Ana, ya que Mel tiene en su coche todas las cosas que tenía en el C.A.R. si quiere algo más que lo apunte para la mudanza o bien que mañana se alargue el con Ana para recoger apuntes, libros y sobre todo sus portátiles para las clases online.

Puso un mensaje a su hermana diciéndole que se iban las tres a por ropa y que volverían en unas horas, antes de anochecer y que de paso traerían de los frigoríficos de los pisos la comida perecedera para cenar. En cuanto a la comida les indico que con el coche de Mel se acercasen al supermercado más próximo a la casa y comprasen lo más urgente, leche, aceite, etc.

Cuando Ana recibió el mensaje de Yoli estaba junto a Esther en la parte trasera de la casa, realmente un gran jardín que ocupaba esa parte de la finca y que llegaba hasta el césped de la piscina situada al margen izquierdo del edificio según se entraba. En ese jardín y en el extremo derecho, opuesto a la piscina y el más alejado de la vivienda habían descubierto una lápida de mármol blanco que tenía la siguiente inscripción:

“Aquí descansan las cenizas de Miguel Jiménez de los Montes, cuidadas por sus tres amadas hijas, su adorada esposa y su preciosa nieta, que todas las mañanas depositan con cariño una flor sobre esta lapida”

Se miraron ambas sorprendidas y fue Esther la que comento:

-     Anda, nos ha dejado papa otra tarea a cumplir. Lo que no entiendo porque no ha incluido a Mel. Ni tampoco porque cita solo a una esposa y si a una nieta.

-     Supongo que pensaría que Mel si llega a ser profesional no estará aquí todos los días, y que alguna de nosotras por ley de vida tendrá una hija. – dijo pensativa Ana – Ni se le paso por la cabeza que alguna de sus hijas también podría ser una atleta profesional.

-     Realmente papa era un hombre muy chapado a la antigua, - le comento Esther – realmente raro y no diré machista porque siempre nos trató igual que a Mel. Bueno a excepción del tema deportivo, pero hay que reconocer que Mel es un verdadero atleta.

-     Papa está muerto y no creo que debamos de juzgarlo. - comento con voz entrecortada Ana – Luego cuando estemos todos deberemos de enterrar sus cenizas y colocar unas flores sobre la lápida.

-     Bueno, vamos a buscar a Mel. – hablo de nuevo Ana, pero cambiando el tono de su voz por uno más alegre y enseñándole el mensaje de Yoli le comento – Espero que esté en el gimnasio machacándose y no en su habitación pensando en las fotografías “machacándose”.

-     Que burra eres, si somos sus hermanas. Vamos a buscarle y nos acercamos al supermercado más cercano y vemos que comprar. – Esther busco en su móvil el más cercano y tras la consulta comento: - Hay uno a doce minutos en coche desde aquí.

Entraron en la casa y se dirigieron al gimnasio comprobando que allí no estaba Mel, y empezaron a recorrer la casa buscándolo, primero en la planta baja donde estaba la cocina, dos baños y un gran salón. Luego subieron a la primera planta donde estaban las cinco habitaciones con las fotografías y dos salones, y al no encontrarlo empezaron a llamarlo a gritos. Entonces él se asomó a la escalera en la segunda planta y les dijo:

-     Estaba mirando que habitación me quedo para mí. Desde esta planta hay mejores vistas y mucha más luz que necesito para pintar.

-     ¿Cómo para pintar? – pregunto Ana con extrañeza - ¿Qué pintas?

-     Pues en los ratos que no entreno me dedico a pintar, es mi gran afición y pinto retratos. Tengo unos bocetos en el coche, si quieres te los enseño luego.

-     Pues tenemos que ir a surtir de suministros la despensa, que parece que vamos a tener que encerrarnos aquí un tiempo. – Le comento Esther mientras Ana le enseñaba el mensaje de Yoli – Nos tienes que llevar al super en tu coche y a la vuelta cuando coloquemos todo nos enseñas tus bocetos. A mí me tienes muy intrigada pues te creía un musculito insensible y no un bucólico artista. ¿Y a quien has dibujado si puede saberse?

-     Pues principalmente a compañeras del C.A.R. Pero solo son bocetos inacabados. – Contesto Mel mientras los tres se dirigían a la cochera – A todas menos a una parece que les gusto.

-     ¿Y a esa una porque no? – le interrogo Esther – ¿No le gusto como la pintaste?

-     No es eso, me dijo que estaba muy bien, pero que era un cerdo. – explico Mel – No le gusto que habiendo posado en bañador la dibujase desnuda.

-     No me dirás que las pintaste en bolas. – le pregunto Ana mirándole con extrañeza – Bueno, no me contestes, ya veremos los bocetos de camino al super.

Llegaron al garaje y Mel empezó a sacar bolsas de los asientos traseros de su Golf y las deposito en el suelo, luego hizo lo mismo con las cosas que tenía en el maletero entregándole una carpeta a Ana y comento:

-     Este coche no es muy grande y habrá que ver lo que compramos, porque el maletero es muy pequeño.

-     Tampoco vamos a comprar grandes cantidades, lo imprescindible de momento, cosas para limpiar, leche, aceite, bandejas de carne embutidos y sobre todo latas, muchas latas de garbanzos, judías, etc. – dijo Esther – si nos confinan tendremos que tener cosas que no sean perecederas.

-     Sube tu delante con Mel – dijo Ana – Y a mi déjame que vaya viendo los bocetos.

-     No te rías demasiado. – le dijo Mel – Quiero que sepáis que pintar es mi gran afición, más aún, mi gran pasión.

Se coloco Ana en la parte trasera y Esther se colocó a su lado para ver los bocetos, entonces Mel encogiéndose de hombros arranco y siguió las instrucciones del GPS del móvil de Esther que había colocado en el asiento del copiloto.

Las dos hermanastras empezaron a mirar los bocetos y ambas quedaron sorprendidas por la belleza de los dibujos, todos a carboncillo y todos de mujeres bellísimas. Mel las miraba de vez en cuando por el retrovisor y cuando no pudo más las pregunto:

-     ¿Qué os parecen? No decís ni pio.

-     La ostia tío, la ostia. – dijo Ana – Son preciosos.

-     ¿Y de dónde has sacado tantas modelos y tan guapas? – pregunto Esther - ¿son todas atletas?

-     Bueno no son tantas, solo cinco. – contesto Mel – Y solo dos son compañeras, de las otras tres, dos son parejas de mis compañeras y la otra una hermana de una de ellas, es la que me dijo que era un cerdo.

Habían llegado al destino y tras aparcar entraron en el supermercado con dos carritos. Mientras recorrían los pasillos desconocidos para ellos y buscando las cosas que podían necesitar siguieron hablando, más bien Ana y Esther preguntando. Fue Esther la primera que se atrevió a decir:

-     Por curiosidad, y perdona que te lo diga ¿Tuviste algo con alguna de ellas?

-     Difícil, muy difícil. – contesto sin inmutarse Mel – Son dos parejas muy estables y se quieren mucho, y la hermana de Inés, además de llamarme cerdo me soltó un sopapo de cuidado. Ves con Carlota no me habría importado tener algo.

-     Entonces ¿la hermana no es lesbiana? – interrogo Ana - ¿Y no había visto los bocetos de las otras?

-     Si claro que los había visto, - respondió Mel – pero es que ellas cuatro si posaban desnudas. Sin embargo, ella me dijo que no se iba a desnudar, como mucho en bañador. Lo que pasa es que mi fantasía me jugo una mala pasada.

-     Luego nos enseñas cuál de los dibujos pertenece a ella. – dijo Ana casi riendo - ¿Te gustaba?

-     No puedo enseñaros ese boceto, - dijo contrariado Mel – además de darme la bofetada se llevó el dibujo. Eso sí, cuando se iba se volvió y me dijo: “Eres un cerdo que dibuja muy bien”

-     ¿Me vas a dibujar a mí? – la pregunta de Esther sorprendió tanto a Mel como a Ana, pero rápidamente aclaro – Por supuesto vestida.

-     Entonces puede que aun así te pinte en bolas. – dijo riendo Ana – Y no creo que tú le pegues una torta. Su calenturienta mente te desnudara enseguida.

-     Además, ya he visto la fotografía de tu cuarto. – dijo Mel siguiendo la broma – Puede que te pinte de memoria.

-     Coño, y yo que creía que era tímido. – dijo sonriendo Esther – Y perdona otra pregunta ¿Cómo te dio por pintar?

-     Pues fue gracias a una de ellas, Inés la hermana de Carlota. – Le explico Mel - Un día me vio dibujando personajes de comics eróticos y me soltó de repente que era un artista y si me gustaría pintar a su novia desnuda.

-     ¿Y con cuantas mujeres has estado? – la pregunta tan directa de Ana dejo mudo a Mel y tras una larga pausa volvió a decir – Vale, ya me has contestado, con ninguna ¿Verdad?

-     Pues es verdad, a fondo con ninguna. – respondió sonrojándose el muchacho – Solo con una compañera, una saltadora de pértiga que es muy guapa, estuve a punto, pero después de ponerme a cien se echó para atrás y solo me alivio con la boca.

-     Bueno pues ya has hecho bastante más que yo. – dijo con desparpajo Esther – Yo nunca me he comido un rabo y ni siquiera me han comido el conejo.

-     Vaya, entonces sois dos vírgenes. – exclamo asombrada Ana – Pues si ahora nos confinan lo tenéis jodido de momento.

Estaban ya en la cola de la caja y dejaron su conversación hasta que pagaron y empezaron a colocar la compra en el coche, allí mismo volvió a preguntar Ana a su hermano.

-     Y dime una cosa ¿Por qué te has ido tan rápido de la habitación de mama y Julia?

-     Pues he ido a pedir por Amazon unos cuantos caballetes, varios lienzos, pinceles y carboncillo para pintar. – dijo Mel – Al ver las fotos de vosotras y la de Yoli ya lo había pensado, pues estaba dispuesto a hacer un dibujo de las fotos, pero al ver la de Julia y Mary me decidí del todo. Como modelos las dos tienen algo muy especial. ¿Vosotras creéis que aceptarían posar para mí?

-     La ostia puta. – soltó Esther sorprendida - ¿Pretendes que hagan de modelos tu madre y la mía en pelotas para ti?

-     ¿Y qué tiene de malo? – dijo Mel cerrando el maletero y subiéndose al coche – Solo pretendo dibujarlas, son las dos bellísimas y tienen unos cuerpos muy bonitos. Tu Esther te pareces mucho a tu madre y Ana a la mía.

-     Yo solo veo un problema. – soltó una carcajada Ana y continuo – Si con solo ver la foto del cabecero de la cama te has empalmado, ¿tú crees que serás capaz de tener a dos mujeres tan espectaculares delante de ti completamente desnudas sin ponerte cachondo?

-     Pues igual que me ponía cuando dibujaba a mis compañeras, y aunque sabía que no me iba a comer un rosco me ponían cachondo de narices. – explico Mel – Después me desahogaba solo mirando sus dibujos.

-     Entonces lo que pretendes es que tu madre, la mía y tus tres hermanas hagamos de modelos para ti y así después cascártela en nuestro honor. – comento en tono jocoso Esther – Yo te digo como Carlota que eren un marrano.

-     Pues a mí no me importa. – soltó de sopetón Ana – Incluso me puedo sentir halagada sabiendo que Mel se masturba pensando en mí. Hasta estaría dispuesta a cascársela yo misma.

-     Pues entonces eres aún más guarra que él. – dijo riendo Esther – Ten en cuenta que es tu hermano.

-     Y ¿si no lo fuera?, ¿te parecería bien? – dijo riendo Ana – Anda hija que no sería ni la primera paja que haría ni tampoco la primera mamada. Yo estoy dispuesta a colaborar para fomentar el arte.

-     ¿De verdad no te importaría chupármela? – pregunto Mel incrédulo a su herma, y siguiendo la broma dijo: – Desde hace años es una fantasía que tengo y creía que era una quimera.

-     Solo de imaginármelo me siento fatal. – dijo resoplando Esther – No llego a comprender que podáis estar diciendo estas cosas.

-     ¿Te estas poniendo fatal o te estas poniendo cachonda? – volvió a reírse Ana – Si te estas hasta mordiendo levemente el labio. Seguro que tienes ahora mismo el chichi húmedo.

-     Que me parezca bien o mal no quiere decir que sea insensible. – dijo Esther poniéndose colorada como un tomate – Además a mí se me pone húmedo enseguida.

-     Eso es que te falta marcha. – volvió Ana a la carga - ¿De verdad no has estado con ningún muchacho con lo guapa y lo buena que estas?

-     Es que a mí para llegar a tener una relación debo de sentir algo más que deseo animal. – se sinceró Esther – He salido con varios muchachos y algunos me llevaron al límite del deseo, pero cuando me empezaban besuquear, a manosear o intentaban bajarme las bragas todo acababa.

-     Y luego cuando llegabas a casa te desahogabas como Mel con sus bocetos. – empezó a reírse Ana – Vaya par de pajilleros que tengo por hermanos.

Habían llegado a la casa y se dedicaron a colocar la compra dejando de lado la conversación hasta que lo dejaron todo colocado. Fue Ana la que con un refresco en la mano dijo:

-     Coño parece que no, pero hemos sudado como burras, por lo menos yo. A ver si vienen mama y Yoli y traen alguna ropa para cambiarme pues estoy chorreando, y además con la conversación de antes tengo mojadas hasta las bragas.

-     Pues dúchate. – dijo Mel – He visto que en los armarios de los baños además de toallas hay batas de baño. Ya te vestirás cuando vengan.

-     Pues yo también voy a ducharme. – dijo Esther – Luego me tomare yo una cerveza y picare algo que tengo hambre.

Así lo hicieron y tanto Esther como Ana se fueron a sus respectivos dormitorios. Mel tras dudar un momento las imito y fue también a darse una ducha. Poco después, se reunían los tres en la cocina, todos estaban duchados y embutidos en unas batas de tela de toalla realmente llamativas, Esther una naranja con dibujos de animales, gatos, perros, conejos, etc. Ana una amarilla con soles, planetas y lunas y Mel una roja con dibujos de aparatos de diferentes deportes, pesas, jabalinas, discos, pértigas, etc.

Cuando vieron Ana y Esther llegar a Mel de esa guisa rompieron a reír alegremente y la primera comento:

-     Nuestro padre lo tenía todo planificado, a Esther una con bichitos ya que es una amante de los animales, a mí una con motivos del cielo ya que soy una fanática de la astrología, pero con Mel se equivocó, tenía que haberle dejado una bata con dibujos de cómics de tías en bolas.

-     Bueno, vamos a comer algo, - continuo Ana – me ha llamado mama y me ha dicho que vendrán para la noche, que están haciendo ella y Yoli unas gestiones.

-     Espera, espera. – la interrumpió Esther – Me acaba de llamar Julia y dice que ya viene de camino y que trae unas pizzas para comer. Estará aquí en diez o quince minutos.

-     Entonces traerá ropa para que te cambies. – dijo Ana – Me dejas alguna cosa tuya y así también podre quitarme esta bata y comemos más cómodas. Por cierto, Mel ¿Tu no tenías ropa?

Entonces sorprendiendo a sus dos hermanas Mel dijo “Chachan” y se abrió la bata ante los ojos atónitos de ambas, que rompieron a reír cuando vieron que llevaba bajo la bata un pantalón de chándal y una camiseta.

-     Que burro que eres. – le espeto Esther – Por un momento he pensado que nos ibas a enseñar tus atributos.

-     Si para ver si nosotras nos animábamos también a dibujar. – dijo riendo Ana – Yo he pensado lo mismo, pero si lo piensas despacio no lo veo capaz.

-     Es que hace frio. – les explico Mel – Por eso me he puesto la bata, que por cierto abriga bastante. He buscado como se pone en marcha la calefacción y ya está puesta para que se caldee la casa que es muy grande y estaba bastante fría.

Prepararon la mesa de la cocina con platos, vasos y cubiertos, para cuando llegase Julia ponerse a comer, y justo al tenerlo todo colocado llamo por el móvil a Esther pidiéndoles que fuese alguno al garaje para ayudarla a llevar las pizzas y varias cosas más que había traído.

Así lo hicieron los tres, y mientras Mel se dedicó a colocar las cosas que había traído en el frigorífico y dejar las pizzas en la mesa, las tres mujeres subieron a sus habitaciones para ponerse alguna ropa mientras explicaban a Julia el porqué de su vestimenta. Esta dijo que ella también se iba a dar una ducha y que bajaba enseguida.