Una herencia familiar

Ambientada en el Universo Dragon Ball, narra las aventuras personales de Trunks antes y después de volver a su tiempo. ¿Qué tendrán que decir Bulma y C-18 del tema?.

Nota del Autor: Bueno, debo aclarar que esta historia de una sola entrega no tiene nada que ver con nada de lo que he publicado con anterioridad en esta página. Nació más bien del reto de un par de compañeros, "A que no le encuentras el sentido erótico a...", y bueno, como pequeño homenaje a los seguidores de la serie. Espero que os guste.

Una Herencia Familiar

Tras concluir la difícil y sangrienta lucha contra los androides y Célula, los héroes habían quedado para festejar la victoria y recordar a sus compañeros caídos, todos juntos, en una gran fiesta organizada en la casa de Goku. Salvo los fallecidos, dos ausencias destacaban entre el público asistente, Bulma y el Trunks llegado del futuro.

-Madre, ¿Estás ocupada? –Susurró Trunks, entrando sigilosamente en el laboratorio principal de la sede de Cápsula Corp.-

-¡Trunks! –Bulma dejó el potente ordenador en el que procesaba algunos datos y se volvió para abrazar a su hijo.- Me alegra verte aquí, pero, ¿No deberías estar en la fiesta?

-Nunca he sido muy de bullicios... –Repuso él, modesto como siempre.-

-Yo tampoco, en eso nos parecemos. –Su sonrisa fue orgullosa.- ¡Ni te imaginas lo orgullosa que estoy de tener un hijo tan fuerte y guapo como tú!

-¿Dónde está el otro Trunks? –Preguntó el joven de pelo violáceo.- Mis padres se lo llevaron, ya sabes como es tu abuela, siempre ha estado pegada a ti.

-Sí. –Disimuló una leve sonrisa.- Guardo muchos recuerdos de la abuela conmigo, antes de la llegada de los androides, claro...

-Oh, Trunks... –Bulma cogió uno de los musculosos brazos de su hijo.- Lo siento tanto...

-No es tu culpa, madre, fueron los androides, ellos... –Masculló tristemente.- Pero no, en realidad tenía algo que entregarte.

-¿A mí? –La mujer le regaló una sonrisa.- ¿El qué?

-Bueno... Es complicado... –Se mostró visiblemente nervioso.- Mi madre, es decir, la Bulma del futuro, me hizo un encargo, en caso de que todo fuera bien y consiguiéramos derrotar a los androides y al monstruo Célula.

-Vaya... –Se acarició el mentón.- Que previsora soy... Seré.

-Bueno, esto... –Trunks vestía con ropa de calle, rebuscó en uno de sus bolsillos hasta encontrar un pequeño aparato que entregó a la mujer.- Tenía que entregártelo.

Su madre no tardó en introducir el aparato, una memoria de datos, en el ordenador. Este tardó en iniciarlo más de lo normal en una máquina de potencia semejante, Bulma esperó durante cerca de un minuto, hasta que, levantándose de golpe, encontró la solución.

-¡Ya sé! –Tecleó un código en el caótico teclado que se extendía bajo sus dedos.-

La pantalla se normalizó, y ante ellos apareció, nada más y nada menos, que la Bulma del futuro.

-Vaya, tendré buena vejez. –Sonrió su madre, viendo que, efectivamente, continuaba siendo una mujer seductora.-

-"Si estás viendo esto es que ya has inventado el nuevo sistema de compresión de datos." –Fue el extraño saludo de la mujer.- "Por cierto, para mejorar el audio tienes que recalibrar el desfragmentador de la unidad externa."

-¡Claro! ¡Era eso! –De nuevo tecleó a la velocidad del rayo, hasta cumplir los ajustes que su yo del futuro le hacía.- ¡Perfecto!

Y así, alto y claro, pudieron escuchar un mensaje llegado del futuro.

-"Espero que Trunks esté bien, es un muchacho fuerte y valiente, que puedas ver esto significa que ha salido indemne de la lucha. ¡Me alegro, cariño!" –Siguió la grabación.- "Ahora que vuestro tiempo ha sido salvado, es hora de que empecemos a pensar en nuestro sueño."

-¿Nuestro sueño? –Se preguntó la Bulma auténtica.-

-"Nuestro sueño... Tener una hija."

-Oh... –La mujer se conmovió.- Es verdad...

-"Desde que eramos niñas, deseábamos tener dos hijos, una parejita." –Trunks se mantenía en un segundo plano, viendo las reacciones la de Bulma que tenía delante.- "Trunks colmó la mitad de ese anhelo, pero la otra parte... No podrás realizarla por ti misma."

-¿Qué? –Preguntó la mujer a la pantalla, como siesta pudiera responder.- ¿Cómo? ¿Por qué?

-"Dentro de unos años continuarás el estudio de ADN que le realizaste a Vegeta y otros miembros de la raza saiyan, el mismo que utilizaste para suprimir la cola del gran simio de Trunks." –Hubo un silencio tenso.- "Y descubrirás que el motivo por el que no podrás tener una hija, es por una anormalidad genética de Vegeta, nuestro querido esposo."

-...

-"Según mis investigaciones, la nobleza saiyan consiguió realizar una alteración genómica especifica, con el fin de lograr siempre un descendiente varón para continuar su estirpe." –Explicaba el video.- "En pocas palabras, Vegeta solo puede tener hijos varones."

-Lo siento, madre. –Murmuró Trunks, que había visto como se ensombrecía el rostro de la mujer.-

-"Realicé estos estudios antes de la llegada de los androides y parecen ser concluyentes." –La Bulma del futuro se movió las gafas.- "Trunks también nació con esta alteración, pero al ser mestizo, hijo de un saiyan y una humana, en él si que conseguí anular el efecto, es más, incluso revertirlo. No me quedé ahí, y procedí a eliminar cualquier tara genética que pudiera tener. ¿Cómo podría decirlo? Sí, bueno... En lo que a reproducción se refiere, Trunks es un hombre, y tú una mujer, sin ningún otro tipo de lazo."

Bulma empezó a comprender lo que su yo del futuro quería decirle, sorprendida.

-"Lo mejor para cumplir nuestro sueño es que sea nuestro hijo el que nos dé la llave de la felicidad." –La mujer de la grabación carraspeó.- "Tan solo te sugiero que uses una muestra del esperma de Trunks para inseminarte a ti misma, la probabilidad de que tengas una hija ascenderá entonces al 99.99% de posibilidades, y con eso, nuestro sueño será realizado."

Trunks no pudo evitar sentirse incómodo.

-"Ahora que espero que podáis vivir una larga etapa de paz, por favor, cumple nuestro sueño." –Las últimas palabras estuvieron cargadas de una gran emoción.- "Solo me queda despedirme... Adiós, Trunks, adiós yo."

El video terminó. Se estableció un silencio incómodo.

-Creo recordar que incluyó algunos datos de otras investigaciones, para que pudieras avanzar en ellas. –Comentó Trunks, intentando romper la tensión.-

-Trunks... –Susurró la mujer.-

-Madre, yo... Tan solo prometí entregar este mensaje, es simplemente la idea de la Bulma del futuro, yo... Creo que después de perder a tantos seres queridos, mi madre se aferró al sueño de tener una hija, pero...

El joven calló cuando su madre le abrazó, hundiendo su cara en su pulido torso. A través de la fina camiseta que cubría su cuerpo, pudo notar la humedad de las lágrimas. Permanecieron un rato así, pero después, las manos de su madre comenzaron a recorrer el cuerpo del muchacho.

-Tú... –Masculló ella, sin abandonar su comida posición.- ¿Tú me ayudarás?

-Yo... –Sintió un estremecimiento recorrerle la espalda.- Claro, madre, haré lo que sea que te haga feliz.

-Trunks... –Ella alzó el rostro, exhibiendo un rostro bello y unos labios exquisitos.- Mi Trunks...

Las diestras manos de la mujer hicieron caer la chaqueta del chico, en pocos segundos, también su camiseta había volado. El torso del joven era una mole dura de músculos, que ella recorrió con la yema de los dedos.

-Madre, yo... –De nuevo estaba nervioso.- ¿Crees que esto está bien?

-Es extraño, es increíble. –Respondió Bulma, pensativa.- Pero conociéndome como me conozco, sé que mi yo del futuro habrá pensado todas las otras posibilidades, sabiendo que nunca le sería infiel a Vegeta ni usaría una muestra de otra persona, solo me quedas tú, mi hijo.

-Yo...

-Además, eres un joven muy apuesto, la primera vez que te vi, sentí un estremecimiento en mi interior, quizás sabía que eras mi hijo, quizás, también que tú serías el que ayudaría a cumplir mi sueño.

Ante esas palabras tan sinceras y, sobretodo, dada la confianza ciega que él tenía depositada en su madre, Trunks no vaciló más, además, había que reconocer que Bulma era una mujer preciosa. El cuerpo de su madre era esbelto, su piel muy suave, sus pechos se mostraban apetecibles, no más que sus labios...

-Una última cosa... –De nuevo interrumpió la acción.- Yo... Cuando entré en la pubertad, los androides ya habían aparecido y... No tuve mucho tiempo para estar con chicas, es por eso que...

-Oh, Trunks. –La mujer, conmovida, le dio un beso cálido y tierno a su hijo, que tuvo que inclinarse ligeramente para recibirlo.-

Con una última mirada entre esos ojos tan parecidos, apareció la lujuria. Las manos de Trunks se atrevieron por primera vez a posarse en el cuerpo de su madre, notando el calor que emanaba. Ella se quitó la bata blanca que llevaba, él, mientras su respiración y su ritmo cardiaco se disparaban, empezó a quitarle la blusa, descubriendo, finalmente, un sujetador negro, enmarcando sus apetitosos senos.

-Espera. –Masculló Bulma, que empezaba a perder el control.- Solo un segundo...

La mujer fue hasta el panel de acceso de la puerta del laboratorio, cerrándola. También cogió un vaso de precipitados y lo dejó sobre una de las mesas, la que más despejada de artilugios y papeles estaba. Desde ahí invitó a su hijo con una sonrisa.

De nuevo los besos, las caricias... Trunks fue perdiendo la vergüenza poco a poco, y donde solo había castas caricias, empezó a incluir roces con toda la intencionalidad del mundo. Pronto sus pesadas botas quedaron atrás, así como sus pantalones, el joven musculoso quedó tan solo en ropa interior, Bulma se tomó su tiempo para observar ese cuerpo fibroso y espléndido.

-De verdad, tengo un hijo muy guapo... –Comentó, más para ella misma que otra cosa.-

-Madre, puedo... –Señaló con los ojos hacia el sujetador, ella sonrió.-

-No pidas permiso, Trunks. –Le indicó ella.- Mejor pedir perdón que permiso, las relaciones sexuales son así...

Los dedos del hombre se deshicieron del sujetador negro, dejando al aire un par de pechos en forma de gota, con aureolas rosadas y pezones duros.

-Son... Bonitos...

-Pruébalos. –Invitó ella.-

El joven utilizó su fuerza para subir a su madre, liviana como una pluma para él, a la mesa, donde quedó sentada, ofreciendo sus atributos, aún ligeramente más grandes de lo normal, debido al embarazo.

Su boca fue directamente hacia el pezón, lo recorrió con su lengua, lametones delicados que empezaron a subir de intensidad. Lo atrapaba entre sus labios y lo soltaba, la mujer, cuya respiración ya era arrítmica a causa de la excitación, agradecía la atención con algún que otro gemido.

-Espera... –Le apartó ligeramente.- Yo también quiero probarte...

Él, sin mucha vacilación, se bajó el slip que llevaba como única prenda, mostrando su miembro, erecto y palpitante. Aunque no hubiera hecho falta que se lo bajara, dado que se marcaba perfectamente en el calzoncillo, y más de una caricia de las manos atentas de Bulma ya había recibido.

-Te pareces a tu padre. –Rió Bulma, mientras la boca se le hacia agua ante los más que generosos grandes atributos masculinos de su hijo.- Ven, siéntate tú ahora.

Intercambiaron posiciones, Bulma no tardó en quitarse los pantalones, dejando al aire unas braguitas negras. En cuanto estuvo sentado, una mano de la mujer atrapó su miembro, empezando a masturbarlo con delicadeza.

-M... Madre... –Gimió él.-

-Tranquilo... –Sonrió ella.- Tú solo disfruta...

Pronto sus manos dejaron paso a su boca, unos labios bien amaestrados y una lengua experta que recorrieron de forma paciente el gran miembro del joven. Trunks, poco acostumbrado a tales atenciones, se deshacía poco a poco, los calambres y la placentera sensación de calor que se extendía por todo su cuerpo le tenían desconcertado. En su mundo, hasta ese momento, lo único que había existido era la lucha, descubrir el sexo ahora le parecía sensacional.

Bulma, aún en su propio juego, no pudo evitar sentir un leve remordimiento cuando pensó que, efectivamente, pese a que fuera un hombre, ese chico no dejaba de ser su hijo. Pese a todo, acrecentaba el ritmo de su felación, estaba sedienta, quería verlo explotar. Sus últimas dudas se disiparon cuando miró al joven saiyan a los ojos, comprobando cuan profundo era el vínculo que había entre ellos, incluso traspasando el tiempo.

Ya había notado el inconfundible sabor del líquido pre-seminal que el miembro del sobre-excitado Trunks dejaba escapar, por las contracciones de este, sabía que pronto vendría el plato fuerte.

Consciente de lo que en verdad hacía, dejó de acariciar los testículos del chico y alargó la mano que le quedaba libre hacía uno de los vasos de precipitados que tenía a mano, teniendo que alargar los dedos para alcanzarlo, era de los pocos objetos de la mesa que no estaban desperdigados por el suelo.

-Madre... Yo... –Apretó con furia los dientes.-

-Tranquilo... Solo disfruta... Disfruta... –Emitía las palabras muy rápidamente, las milésimas que podía apartar su boca del pene del chico sin sentir un hambre voraz.-

-Ma... ¡Madre!

La eyaculación de Trunks fue sorpresiva para la mujer, tanto que ni siquiera pudo apartar la cara y recibió el impacto directo de un chorro, antes incluso de ser consciente de que tenía la semilla de su propio hijo goteándole de los labios, ya había colocado el vaso de precipitados en su sitio para recibir el resto del semen, que no era poco, los testículos del joven de cabello lila parecían una gran factoría de esperma.

Bulma, mientras deleitaba a su hijo masajeándole el miembro, exprimiendo hasta la última gota que pudiera darle, sonreía. Su yo del futuro, ella misma, había llegado a una conclusión muy extraña para lograr su sueño de tener una hija, pero aún así... Le estaba resultado francamente excitante.

Trunks se derrumbó ligeramente sobre la mesa, sintiendo los últimos espasmos de un gran orgasmo, con la respiración a toda potencia. Tenía una resistencia como para luchar durante días sin comer y, sin embargo, su madre le había dejado exhausto en unos minutos...

La mujer selló el vaso y lo guardó rápidamente en una de las cámaras del laboratorio, antes de cerrarla, observó el líquido blancuzco, seria, pensando que, llegado el momento exacto, de ahí saldría su hija. Su sueño se podría cumplir, ahora que el mundo había sido liberado de androides y criaturas cuyo único fin era destruirlo, su ideal de felicidad podría verse cumplido.

Giró la vista, para ver como Trunks se incorporaba.

-¿Qué haces?

-Busco mi ropa. –Murmuró el joven, cuyo rostro estaba ligeramente sonrojado.-

-¿Para qué?

-Ya he... Ya hemos terminado la labor que me encomendó mi madre, que me encomendaste tú. –Apartó la mirada de Bulma, incapaz de dejar de mirarle los pechos, que aún se alzaban firmes y apetitosos.-

La mujer se acercó, con un paso marcadamente femenino. Se inclinó en la mesa y besó con dulzura al joven.

-Tú me acabas de hacer un regalo. –Susurró, con voz formal.- Lo menos que puedo hacer es darte yo otro...

-Pero...

-Nada. –Le calló con un nuevo beso, sonrió pícaramente.- Además, mírate... Esto aún está bastante duro...

Y era verdad, la erección del joven apenas había decrecido pese al orgasmo, una atenta mano de Bulma la acariciaba, impregnándose de los restos de leche que aún quedaban.

-Pero antes tenemos que limpiar esto. –Siguió ella, usando una frase habitual.-

De nuevo se colocó en la misma posición, para engullir el miembro de su hijo, fue consciente en ese instante de que ella misma seguía manchada, retiró el semen, observándolo entre sus dedos. No era su costumbre tragárselo cuando mantenía relaciones con Vegeta, aunque alguna vez lo había hecho. Pese a todo, siendo su hijo, lo probó. Tenía un sabor fuerte y potente, muy varonil.

Continuó hasta que todo quedó limpio, consiguiendo mientras tanto que la vara de carne incandescente estuviera de nuevo en su punto álgido.

-Voy a quitarme las braguitas. –Canturreó, acaparando la atención de los ojos del chico, que vieron como la delicada prenda bajaba por los muslos de la mujer, hasta perderse en el suelo.-

El sexo de Bulma mostraba un vello fino y suave, recortado en algunos sitios, por lo demás, una vagina húmeda y presuntuosa de lo que iba a suceder. Trunks tragó saliva.

-Recuéstate un poco más... –Le pidió ella.- Déjame llevar el ritmo, si no, podrías hacerme daño con esa cosa tan grande...

-S... Sí. –Siguió sus ordenes, total, su inexperiencia era clara, lo único que deseaba era estar dentro de esa mujer, su madre, ya.-

Ella escaló por el cuerpo del chico, notando el calor, los nervios, los temblores de miedo y excitación... Por su parte, Trunks tuvo un escalofrío cuando percibió el suave cuerpo de la mujer, pequeño en comparación al suyo, recorriéndole. Más aún cuando se situó sobre su miembro, que se izaba completamente erecto.

-Tranquilo... Tranquilo... –Besó su pectorales, acariciándole el torso con las manos.-

Y así, Bulma se ayudó para colocar el glande en la entrada de su Secreto. Lo acarició un rato en la zona, acostumbrándole al extraño calor que emanaba del cuerpo de la mujer y, de paso, empezando ella a asimilar las dimensiones del aparato de su hijo, que eran proporcionales a las de su sobre-musculado cuerpo.

-Ahí voy... –Avisó ella, más para sí misma que para Trunks.-

Dejó caer algo de su peso, poco a poco, ensartándose lentamente.

-Uh... –Dejó escapar el joven, entrecerrando los ojos.-

Finalmente llegaron a lo máximo que Bulma estableció, para los dos era indescriptible, no solo el placer en sí, sino el morbo, la situación... La mujer alzó ligeramente las caderas y comenzó lentamente un movimiento cadencioso. Él percibía como las paredes vaginales de la mujer se cerraban en torno a su falo de carne, amoldándose a sus contornos, abrazándolo con amor.

-"Esto es... Genial..." –Pensaba, en un mundo aparte.-

La mujer mantenía los ojos cerrados, la boca curvada en una extraña mueca de placer. Poco a poco el ritmo aumentaba, y cada vez se les hacía más difícil no gemir, sobretodo a él, que estaba realmente en el séptimo cielo. Los pechos de Bulma se agitaban a su alcance, al principio se contentó con mirarlos, pero después estiró una de sus manos para acariciarlos, el tacto de los pezones, aterciopelado, le parecía perfecto. Supo que no estaba acariciando del todo mal cuando la mujer le lanzó una sonrisa agradecida.

-Mmmm... –Jadeó ella, que pese a estar haciéndolo casi todo lo estaba disfrutando, tal era su voluntad.-

Se incorporó un poco, reclinando a su madre en el acto, ahora quedaban sus pezones al alcance de su voraz lengua, que deseaba catarlos una y mil veces. Devoró uno mientras masajeaba el otro.

-Ahh... –Fue el premio que le dio la mujer por sus caricias.-

Instintivamente, Trunks había empezado también a mover las caderas de forma rítmica, por lo que las penetraciones eran más profundas y seguidas, para gran placer de los dos. Pero él llevaba las de perder, pese a haberse corrido hacía solo unos minutos, sintió que de nuevo estaba a punto.

-Tran... Tranquilo. –Murmuró su madre.- Es normal...

-Pero... –Dejó escapar gran cantidad de aire, camuflando un susurro de placer.- No quiero... Puedes quedar... Quedarte embarazada... No... Era... El plan...

-Ja... Ahh... Ja... –Rió ella, como pudo.- He inventado un nuevo motor para los viajes espaciales y crees que no soy capaz de hacerlo con los métodos anticonceptivos... Ahhh...

Ella paró de repente de moverse, quedando muy abrazada al hombre, sorprendido. Jadeó largamente durante un rato, incluso le mordió en la clavícula fruto del desenfreno. Él, por su parte, la acarició la espalda, mientras aprovechaba para hacer fuerza y conseguir que su penetración fuera más profunda.

Podía percibir como el cuerpo de la mujer se contraía, era una sensación indescriptible.

-Hum... –Gimió ella, relajada.- Vaya...

-Has... ¿Has tenido un orgasmo? –Preguntó tímidamente.-

-Sí. –Se rió de forma agradable.- Ha sido un bonito orgasmo. Inesperado...

-Yo...

-¡Oh!, sí, perdona, he sido muy egoísta. –Le besó, dándole a probar su lengua.- No tengas miedo de terminar, no habrá ningún problema...

Ella estaba siendo amable y menos exigente de lo que era normalmente, pese a todo, las carencias que Trunks tenía en experiencia las suplía el morbo, ese mismo morbo que aún la mantenía incendiada completamente, con la respiración perdida... Quería más, necesitaba más.

Bulma se recostó sobre su hijo y comenzó de nuevo, subiendo de intensidad rápidamente. Su propio flujo y la saliva actuaban como lubricante, por lo que las penetraciones eran fuertes y rápidas. El sonido "top top" se mezcló en el de sus respiraciones agitadas y sus jadeos.

-Ma... Madre...

-Mmmmm... –Fue su única respuesta, empezando a notar como el cenit de su hijo se acercaba.-

Su segunda eyaculación fue su cabe más placentera, pudo notar perfectamente como su semen, caliente, recorría el interior de su madre. Esta, experta, prosiguió con el vaivén de caderas una vez él quedó bloqueado por el placer, alargando un poco más su explosión de sensaciones.

Trunks, derengado, se dejó caer, y su madre se recostó sobre su torso, acariciando de nuevo sus pectorales. Esta vez sí, pudo notar como su miembro perdía fuerza, poco a poco, un relax desconocido le hacía presa, junto con un sueño profundo y al que no podría escapar...

-Trunks... –Susurró la mujer de pronto.-

Este abrió los ojos.

-¿Me he quedado dormido? –Preguntó, desconcertado.-

-Solo unos minutos...

Estaban exactamente en la misma posición que antes, el rostro de su madre estaba cruzado por un brillo misterioso que le hizo pensar que algo iba mal.

-¿Ocurre algo?

-Quería pedirte... –Dudó.- Que me hicieras otro favor...

-Yo... –Parpadeó un par de veces, desconcertado.- Claro, haré todo lo que pueda y...

-Es que... Siempre he tenido la curiosidad de saber como... Como... –Tosió.- De saber cómo son los saiyan haciendo el amor...

-Te refieres... –Volvió a parpadear, más desconcertado aún.-

-Quiero que... Te transformes en súper guerrero... –Escondió la cara en el torso de su hijo, avergonzada.- No me atrevería a pedírselo a Vegeta, y...

-Yo... –Frunció el ceño.- Te puede hacer daño...

-Tú nunca me harías daño. –Respondió ella, con seguridad.-

-No. –La acarició la frente, donde su pelo se desparramaba fruto del caos sexual.- Nunca haría nada que te dañara...

Con total seguridad, la mujer bajó hasta la entrepierna del joven, comenzando una enfurecida felación que despertó su miembro en pocos instantes, respondiendo a la llamada.

Fue él quien la situó en posición y la penetró, sonriendo, le gustaba llevar la iniciativa, como en los combates, el que golpeaba primero llevaba las de ganar. Si situó encima, procurando no aplastar a la mujer.

-Lo haré despacio... –Avisó.- Si sientes algún dolor dimelo y...

-Tranquilo. –Sonrió.- Estoy en buenas manos.

Él, concentrándose, hizo crecer su flujo de energía, contenida y relegada, hasta hacerla explotar en un estallido áureo que recubrió su cuerpo, tornado sus cabellos en dorados y sus ojos en esferas verdes. Su masa muscular aumentó considerablemente, también su miembro. Eso fue lo primero que notó, dado que, de repente, las paredes vaginales de Bulma, que lo tenían bien aprisionado, se apretaron considerablemente, lo que evidenciaba que su aparato había crecido.

-Ahh... –Jadeó la mujer, entre placer y dolor.- Ahhhh...

-Lo detendré, no debes...

-¡No! –Le rogó ella.- Solo espera... No duele... No...

Pero el frágil cuerpo de la mujer se había contraído en un truculento espasmo de dolor, sintiendo de repente como la perforaban por completo.

-Es... Es una sensación... Parecida a la de mi primera vez... –Explicó la mujer, casi entre delirios.- Pero no es... Dolorosa...

El aura de energía que recubría el cuerpo de Trunks acariciaba a Bulma por todo su cuerpo, como si fuera una corriente de aire cálido que la azotara. De tratarse de un enemigo, esa energía probablemente la habría quemado, pero al estar tan unidos...

-Aaah... –Jadeó la mujer de pronto, notando como esa aura de energía también recorría su vagina por dentro, causándole un placer indescriptible.- Es... Es... Increíble...

Trunks permanecía quieto, esperando que la mujer, que aún se retorcía de dolor y placer, le dijera que estaba lista para seguir.

-Mmmm... –Gimió ella, con los ojos cerrados, le acariciaba la espalda.-

Lo tomó como una señal positiva y empezó levemente con ese movimiento rítmico y delicioso. La verdad es que a él también le gustaba sentir las paredes vaginales de la mujer abrazar su miembro con tanta fuerza, así le costaría no correrse pronto...

-Más rápido... –Sollozó ella, cuyos ojos dejaban escapar alguna que otra lágrima, desmentida por un rostro desencajado de placer.- Más fuerte... Aahhh...

Él no se hizo de rogar, sentía sus músculos atenazados, quería hacerlo más y más fuerte. Pronto su ritmo se hizo vertiginoso, la mesa, pese a estar solidamente anclada al suelo, empezaba a moverse en sus arremetidas.

Las caricias de Bulma se tornaron en arañazos, jadeaba completamente desbocada. Él le mordió uno de los pezones, procurando no utilizar los dientes.

-Ahhhh... Así, así... Asiii...

Esta vez el orgasmo fue auténtico y genuino, fue profundo, ardiente, demencial. Mil agujas calientes se clavaron los diferentes puntos de placer de la mujer, llevándola a la locura pasional. Se convulsionaba por completo, su cuerpo, frágil bajo el de su hijo, se doblegaba al placer más absoluto.

Trunks, entre fascinado y sorprendido, no pudo evitar sentir el escozor de su eyaculación al llegar. Esta vez no se contuvo, inundó de nuevo el interior de su madre, que respondió con un "Ohhh..." únicamente, completamente ida.

Volviendo a su estado normal, quedó a un lado, rendido. Observando a su madre, que aún tardaría largos minutos en volver en sí. Bajo el sexo perlado de la mujer se formaba un pequeño charco formado por su propia humedad, el semen que no había sido retenido en su interior y, por aquí y allá, pequeñas gotitas escarlatas que delataban cuando profunda y dura había sido su experiencia.

-Hijo mío... –Murmuró ella, cuando salió del limbo, dedicándole una de las de miradas más hermosas que había podido imaginar.- Te quiero, te quiero mucho.

-Yo también te quiero, madre. –Respondió él, besándola.-

Se besaron mutuamente durante largo tiempo, pero, finalmente, llegó la hora de adecentarse, una larga ducha que compartieron entre risas, y volver a la normalidad.

-Iré a la fiesta. –Murmuró el joven.- Así podré despedirme de todos antes de partir...

-¿Tan pronto te marchas? –Susurró ella, entristecida.- Pensé que te podrías quedar unos días y...

-Debo volver a mi realidad con la Máquina del Tiempo cuanto antes. –Dictaminó.- No puedo evitar pensar que el mundo esté a merced de esos malditos androides y Célula...

-Entiendo... –Pese a todo, siguió con el rostro cruzado de tristeza.- Por cierto, acepta esto.

La mujer le tendió un estuche lleno de cápsulas.

-Te serán útiles en tu realidad, llevan objetos de primer uso, algo de equipo de investigación... –Explicó.-

-Gracias, madre. –Las guardó entre sus pertenencias.-

-En tu tiempo, tendrás que ser el líder de la civilización una vez derrotes a tus enemigos. –Comentó ella, orgullosa.- Seguro que lo haces bien, eres tan justo y bueno...

-Eso es porque tuve una buena madre. –Rió, tímido.- La mejor.

Se despidieron con un suave beso, cuando volvieron a verse, estaban todos reunidos alrededor de su máquina del tiempo.

-Adiós, amigos. –Se despidió.-

-Cuídate mucho, hijo. –Bulma le abrazó cariñosamente.-

Vegeta, solemne, le dedicó una mirada significativa, como queriendo decir que estaba orgulloso de él, pero sin palabras ni gestos emotivos, no eran su estilo. Y así, uno a uno, fueron despidiéndose de él. Curioso fue cuando su yo bebé le agarró un dedo, un gesto que hizo llorar a sus abuelos y suspirar a su madre.

Montado en su sofisticada máquina, desapareció para no volver, atravesando las barreras del tiempo y el espacio.

-...

Extenuado, bajó de la mole metálica, sobrecalentada y humeante. Había vuelto, y lo sabía porque todo, mirada en la dirección que mirada, estaba destruido. Todo era un sinfín de escombros y socavones fruto de las explosiones.

Apretó con fuerza los puños y se concentró.

No tardó apenas nada en detectar a los androides, estaban divirtiéndose en las afueras de una ciudad cercana. Otra mota de energía, que intentaba camuflarse, le hizo sonreír, sin duda, era Célula.

Con todo el odio que llevaba tiempo conteniendo, se lanzó hacía el aire, sobrevolando el territorio a una velocidad endiablada. La armadura de súper guerrero que vestía crujió ante la fuerza que atenazaba sus músculos.

-Esos malditos androides... –Vociferó.- Hoy serán destruidos.

En un suspiro, estuvo frente a ellos, tal fu su descontrol que al aterrizar hizo un cráter en el duro suelo.

-Oh, mira a quién tenemos aquí. –Murmuró C-17, sarcástico.-

-¡Pero si es el pequeño Trunks! –Rió C-18, burlándose de él.-

Los dos androides, que hasta ese momento habían estado devastando los escombros de una ciudad con sus bolas de energía, posaron su mirada sobre el recién llegado, al que conocían de sobra.

-Aunque no tan pequeño, fíjate, hermano, parece que ha crecido. –Apuntó la mujer.-

-Sí, tiene algo distinto. –El androide dio algunos pasos en su dirección.- Pero apuesto a que sigue siendo el mismo ser patético que huye en cuanto nos acercamos.

-...

-Oh, amos, ¿No piensas decir nada? –Se quejó la mujer.- Así no es divertido matarte... Que diferente eres de tu padre, Vegeta al menos fue entretenido antes de morir.

-¿Recuerdas cuando le rompiste los brazos? –Añadió C-17, con una desagradable sonrisa.- Gritaba como un auténtico bebé...

-Yo... –Trunks habló con una voz extrañamente profunda.- No me contendré, os mostraré lo que tengo desde el principio. Luchemos.

-Bien, hermana, tu te encargaste del padre, este es mío.

-Siempre te quedas los mejores... No es justo.

-Prometo que luego iremos a buscarte algo de ropa bonita. –Cedió él.-

-Eso será si queda alguna tienda en pie. –La rubia, pese a ser hermosa, tenía una mueca de indiferencia en el rostro que la hacía desagradable.-

-Podéis luchar los dos a la vez. –Avisó el joven saiyan.-

-Yo solo me basto y me sobro para destrozarte. –El androide estalló, mostrando su poder.- ¡Esta vez no te dejaremos huir!

El androide se lanzó a toda velocidad hacia Trunks, que permaneció inmóvil, esperando el ataque del humanoide.

-Bien... Os mostraré mi poder.

La explosión de energía que azotó la zona hizo que C-17 se parara en el aire, incrédulo.

-Que... ¿Qué es esto? No... –Mascullaba, con los ojos desorbitados.- No es posible...

El poder de Trunks en su nivel 2 de Súper Saiyan hizo que los sofisticados sensores de los androides llegaran a escalas inimaginables.

-No... Es... ¡Es un truco! –C-17 se rehizo, volviendo a lanzarse contra el joven.- ¡Acabaré contigo!

C-18 observó con total incredulidad como Trunks estaba deteniendo todos los golpes de su hermano con una facilidad pasmosa, utilizando una sola mano, y muy por debajo de lo que debía ser su fuerza real. El androide, desesperado, lanzaba golpe tras golpe, incluidas varias bolas de energía que se perdían por los alrededores, sin impactar a su objetivo, causando grandes explosiones y nubes de polvo.

-Esto... ¿Esto es todo?

C-17 se vio sorprendido por Trunks, que en algún momento se había colocado a su espalda, un puñetazo del saiyan bastó para derribarle, el resto de los golpes, tan rápidos que ni los veía, le causaban un incalculable dolor.

-¡Hermano! –La mujer androide se arrojó contra Trunks, dispuesta a ayudar a su hermano, pero este la rechazó con una fuerte patada, lanzándola lejos.-

-Esto es por todo el dolor que le habéis causado a la Tierra y a mis amigos. –Una bola de energía apareció en la palma de su mano.- Adiós.

La explosión desintegró por completo al primero de los androides, que recibió el impacto directo en el estómago.

-¡¡Hermano!! –El gritó de C-18 delató su presencia.- ¡No! ¡No puede...! ¡No puede ser!

La rubia observaba a Trunks y a su aura de energía con el rostro desencajado, no era posible que hubiera conseguido tanto poder en tan poco tiempo, debía de ser un mal sueño, y así lo creería de no ser porque ellos no podían soñar.

-Tú... Tú... –Había caído al suelo, por donde se arrastraba, intentando alejarse del saiyan, que se acercaba con paso lento.- No puedes... No puedes...

La mujer intentó sorprenderle con un ataque a traición, pero lo esquivó fácilmente. La cogió del cuello y la alzó, ella intentó golpearle, sin éxito. Trunks estaba pletórico, después de tanto ser humillado, de tanto sufrir el dolor que esas máquinas le habían echo pasar, ahora, al fin, podía vengarse.

-No... No... –La mujer recibió un tremendo rodillazo como castigo por seguir resistiéndose.- No puede... Ser...

No, no le bastaba con matarla, no, quería verla sufrir. Esa maldita máquina era la que había matado a su padre, Vegeta, humillándolo como a un perro, haciéndole sufrir de forma cruel e inhumana.

Una oscura idea surcó su mente.

Con un tirón, la ropa de la mujer fue desgarrada, mostrando su cuerpo. Una silueta prácticamente perfecta en todos los sentidos, unos pechos medianos, con pezones rosados y pequeños, un sexo custodiado por una mata de vello rubio.

-Es curioso... –Rió el joven saiyan.- ¿Por qué te habrá puesto el Dr. Gero estas partes que no sirven para nada en la batalla?

Una de sus manos empezó a palpar el cuerpo de la mujer, mientras que la inmovilizaba con la otra.

-¿No será que te crearon solo para follar y no para luchar? –Se mofó de ella, pellizcándole los pezones.- Vaya, pero si estás caliente y todo...

Se quitó uno de sus guantes ayudándose de los dientes y hurgó en el sexo de la mujer, en efecto, el artificio mecánico era tan perfecto que incluso el calor de un sexo normal y su humedad imitaba.

-Menudo coñito más caliente tienes... –Le susurró, mientras el androide intentaba zafarse de su captor, sin conseguirlo.- ¿Lo has usado ya? Seguro que tu hermanito te ha usado más de una vez, ¿Me equivoco? ¡Habla!

-N... ¡No! –Vociferó la mujer.- Suéltame, suel... ¡Ahg!

Un tercer dedo atravesaba su vagina.

-Estás muy buena, seguro que eres una putita en el fondo, ¿Te gusta lo que te hago? ¡Responde! –La golpeó de nuevo.-

-Te mataré, te mataré... –Repetía ella una y otra vez, fuera de sí.-

-No sé como, solo eres un despojo que va a acabar siendo chatarra, igual que tu hermano, pero antes, te voy a follar bien follada, y creo que te va a doler, no sé controlar muy bien mi cuerpo cuando estoy en nivel Súper Saiyan 2, gemirás de dolor y placer, desearás la muerte, suplicarás que acabe con tu vida artificial...

-No...

Otro golpe y la mujer quedó casi inconsciente. La arrancó los restos de la ropa que cubrían su cuerpo, dejándola totalmente desnuda. Trunks sacó su miembro del traje de combate, blandiéndolo en el aire, bien duro.

La cogió y la situó de forma en que pudiera penetrarla por detrás, sujetándola de los brazos mientras.

-Allá voy, putita.

Y la penetró.

La mujer se retorció ligeramente, notando la potente masa de carne atravesar su cuerpo simulado, tan perfecto que incluso sensibilidad en esas zonas tenía.

-Quiero que gimas, putita, gime y llora, y procura no resistirte o te arrancaré los brazos también, no los necesitas para nada.

C-18 estaba lívida, de buenas a primeras había aparecido ante ella un ser más fuerte, cosa que ignoraba que existiera, y lo peor, la estaba ultrajando, humillando de esas manera tan sucia. Era una experiencia nueva para ella, y lo que peor la hacía sentir es que su cuerpo, construido para emular lo más fidedignamente posible al de un humano normal, respondía a los estímulos del joven.

-Vaya, vaya, putita, pero si se te han puesto los pezones duros. –Se los pellizcó.- ¿Ves como eres una putita? Al final te va a gustar y todo... Ya verás...

Aceleró el ritmo de las envestidas, el coñito de la mujer estaba muy apretado y le encantaba, solía morderla en el cuello mientras tanto, cual león en celo, su respiración agitada, su deseo disparado.

-Venga, putita, esmérate y quizás no te destruya. –Comentó mientras le mordía la oreja.-

Tras esas palabras, empezó a notar como el androide cooperaba más que antes, pronto pudo soltarla y dedicar sus manos a recorrer con saña sus tetas y su culo.

-Ahh...

-¿Qué has dicho?

-Na... Nada.

-¿Has jadeado?

-No...

-¡No mientras, putita!

-Te mataré, te mataré, no importa como, pero te mataré, algún día te mataré... Lo juro, lo juro... Ahhhh... –Su discurso fue interrumpido por un nuevo gemido.-

-Mi nueva putita está disfrutándolo, no sé, a lo mejor es que estoy siendo demasiado blando... –Empezó a empujar más y a penetrarla más profundamente.- Venga, grita, ¡Grita!

-Ahhhhh... Ahhhhh... –Jadeó ella, sin tener que fingir.- Ahhhhh...

-Vamos, vamos... Quiero escuchar como te corres, ese coñito tuyo está muy húmedo, debes estár a punto de...

-Aaaaahhhhhh... –La espalda del androide se arqueó de repente, siendo azotada por un orgasmo fogoso.-

Trunks siguió embistiendo hasta que no pudo más, notó un ligero dolor en sus testículos antes de descargar toda su leche en el interior de la rubia. Fue una buena corrida, larga e intensa.

Soltó a la mujer, que cayó al suelo como un peso muerto. Se recolocó la ropa, con una sonrisa en los labios. C-18, renqueante, se levantó, proporcionándole a Trunks la erótica visión de su blancuzco semen recorrer la cara interior de uno de los muslos de la mujer.

-Nada mal, putita, nada mal. –Rió él.- ¿Has visto? Al final te has corrido y todo, una máquina como tú se ha corrido, el Dr. Gero era un genio, sin duda.

-...

-Oh, venga, no me mires con esa cara... Es difícil, ¿Verdad? –Clavó sus ojos verdes en la mujer.- Ver como todo tu mundo se derrumba... Seguro que esta mañana no esperabas que tus días acabaran así...

-Dijiste... –Le dedicó una mirada cargada de odio.- Dijiste que si... Si hacía...

-Dije que "quizás". –Hizo aparecer en su mano una gran bola de energía.- Recuerdos de mi padre.

Con el estruendo de la explosión resonando en sus oídos, partió. Se sentía notablemente liberado, más de lo que jamás habría creído que era posible. En cierto sentido lamentó perder a una "mujer" tan hermosa como C-18, pero supo que era lo que había que hacer, era lo que llevaba deseando hacer desde hacía años...

La pequeña fuente de energía reapareció, y Trunks tomó ese rumbo, surcando el cielo a ras del mar, viendo como la inercia de su vuelo hacia ondearse el mar. Pronto llegó a un pueblo de montaña, por doquier, ropa desperdigada, ni rastro de personas. Escupió.

-Sé que estás ahí. –Gritó.- No me obligues a sacarte como una cucaracha.

-Vaya, vaya... –La estridente voz de Célula le salió al paso.- Creía haber acabado con todos los de este pueblo... Estaba a punto de irme, si no hubieras hablado, hubieras salvado la vida...

En el camino, sin darse cuenta, Trunks había vuelto a su apariencia normal, por lo que Célula no podía detectar su ingente poder. El monstruo, mientras tanto, permanecía en su débil forma básica.

-Ahora te comeré. –Dicho esto, la larga cola de Célula surcó el cielo, con su aguijo apuntando a Trunks.- Qu... ¡Qué!

El sonido que se produjo cuando el saiyan se la arrancó de cuajo fue bastante desagradable.

-Ahg... Tú, ¿Quién eres?

-Soy Trunks, un Súper Saiyan. –Aclaró.- Y he venido a destruirte.

-¿Un saiyan? Vaya, cuando te devore ganaré mucho poder... –Apretó los puños.-

El monstruo se lanzó contra Trunks, que no tuvo mayor dificultad para dejarle en evidencia y derrotarle.

-No... No puede ser...

-Te mostraré el verdadero poder de un saiyan. –Rugió mientras se transformaba.-

-No... No... No me mates... No... –El nauseabundo monstruo suplicaba.- Ahora no soy rival para ti, pero... Si me dejas completar mi cuerpo, podré ofrecerte una lucha digna y...

-¿Completa tu cuerpo? –Rió Trunks.- Yo no soy Vegeta.

-...

-¿No has notado dos grandes explosiones hace un rato? Esos eran los dos androides que necesitabas para completarte, lo lamento.

-No es posible... ¡No! –Ante la visión de que su sueño y obsesión por conseguir un cuerpo perfecto se desvanecía, Célula se lanzó contra Trunks a la desesperada.-

-Adiós, Célula, no volverás a causar males a este planeta.

El cráter que se formó tras la explosión destruyó el pueblo entero, pero era necesaria tanta energía para destruir hasta la más ínfima parte del cuerpo del monstruo, evitando su regeneración.

Trunks observó el cielo, era un cielo limpio de enemigos. Al fin estaba en casa.

-¡Madre! –Gritó, cuando llegó a las afueras del refugio donde la había dejado.- ¡Madre! ¡Ya he vuelto!

-¡Trunks! ¡Hijo! –Bulma, notablemente envejecida, llegó a la carrera, lanzándose a los brazos de su apreciado vástago.- ¡Cómo has crecido!

-Sí, estuve entrenando en el Palacio de Dios y... –Negó con la cabeza.- Eso no es lo importante. He acabado con los Androides y con el monstruo Célula... El mundo estará en paz...

-Estoy tan orgullosa de ti...

-Y respecto... –Carraspeó.- A tu otro encargo...

-Oh...

-También lo cumplí. –Se ruborizó ligeramente.- Tendrás una hija...

-Me alegro tanto de que al menos la Bulma de esa línea de tiempo pueda ser completamente feliz... –No se había soltado de los brazos de su hijo en ningún momento.-

-¿Cuál es el nombre que habías escogido para mi hermana?

-Bra. –Susurró ella, con gran ternura en la voz.-

-Es bonito... –Observó aquello que les rodeaba, completamente destruido.- Ahora habrá que empezar a reconstruir esto... Reuniré a la gente que quede con vida, la otra Bulma me advirtió de que sería difícil, pero... Si estamos juntos lo conseguiremos.

-Mi niño... Debo parecerte una vieja... –Murmuró, con pena.-

-Sigues siendo la mujer más hermosa de este planeta, madre. –Le respondió mientras la abrazaba, robándole un beso, gesto que la sorprendió, pero al que pronto se amoldó.-

-Trunks...

-Madre...

PD. Para todos los que crecieron con esta gran serie, porque a veces un guiño a la juventud tampoco está mal. ¡Un placer!