Una granja muy caliente (Parte 15)

Los agentes continuan con sus tareas de control sobre las granjas, mientras Mohamed va alternando los trabajos de albañil y ganadero aprendiendo los oficios.

Era ya tarde, casi las 8 de la noche y Miranda conducía el todoterreno junto a su compañero Urdaneta por los embarrados caminos. Habían visitado ya 8 granjas aquel día y todavía tendrían que inspeccionar una última granja. Posiblemente gracias al agotamiento que empezaba a notar Miranda por llevar tantas horas trabajando, su compañero Urdaneta permanecía mudo como si no tuviera fuerzas para hablar. Ni siquiera estaba ya molesto, desde hacía unas semanas no le importaba pasarse varios días haciendo trabajo de campo inspeccionando granjas teniendo que mancharse en ocasiones. Eso a Miranda le ponía aun más cachondo. Podía ver como el culo de su compañero se marcaba a través del uniforme lo que dejaba su polla bien morcillona y subía aun más la temperatura si se juntaba con algún ganadero que llevara el mono de trabajo bien ajustado. Marcando paquete y algunos a menudo sobándoselo. Miranda se hubiera conformado con agarrarle la polla a su compañero, pero tenía que tratar de calmar sus impulsos. Al fin y al cabo no deja de ser un compañero de trabajo y podría acarrearle problemas. Tras salir de la última granja Miranda no se dirigió a Urdaneta y al cabo de unos minutos pudo fijarse en que tenía los ojos especialmente brillantes, las pupilas dilatadas y la mirada perdida. La boca ligeramente abierta y las palmas de las manos apoyadas en los muslos. Aquel macho se encontraba como en otro mundo. Por la mente de Miranda pasó de nuevo la idea de parar, desabrocharse los pantalones del uniforme y conducir a la boca de su compañero a engullir su ya muy endurecido pene con la lógica consecuencia de que la erección no bajaba precisamente. Finalmente llegaron a su destino y como por arte de magia Urdaneta parpadeó un par de ocasiones cuando Miranda puso el freno de mano, sus pupilas volvieron a su estado natural.

  • ¿Esta es la última del día Miranda?

  • Si, después de esta podemos volver al cuartel a tomarnos una ducha.

  • Ahhh sí, qué ganas tengo después del día de hoy.

Miranda golpeó la puerta metálica con la mano y al cabo de unos segundos apareció un ganadero por la puerta.

  • Buenas tardes señores agentes.

  • Buenas tardes señor. Somos los agentes Miranda y mi compañero el agente Urdaneta Venimos a hacer una inspección rutinaria para revisar que cumple con la normativa de la granja.

  • Pasen agentes, yo me llamo Dionisio. Soy el propietario de la explotación. Acompáñenme dentro está mi ayudante Patricio.

Antes de entrar Miranda se quedó mirando a aquel ganadero. Era bastante mayor, las canas lo delataban, de unos 55-60 años. Sin embargo al contrario que la mayoría de los ganaderos de la zona que tenían que visitar, estaba bastante más delgado que el promedio de los hombres que visitaban. También se fijó en los ojos de Dionisio. Tenía una mirada especialmente penetrante y el espeso bigote le hizo relamerse. Al darse la vuelta, el mono de trabajo que llevaba le remarcaba las nalgas que a Miranda le daban ganas de darlas un cachete y las botas de goma negra fue lo último que necesitó su polla para volver a dar guerra.

Entraron los agentes en la granja y se presentó Patricio, el ayudante, con idéntico vestuario pero más regordete, con incipiente calvicie y con una corta pero abundante barba de 3 días. Patricio llevaba el mono abierto hasta el pecho y podía verse el vello que aquí sí era mucho más abundante.

  • Buenas tardes, me llamo Patricio, encantado.

Patricio estrechó la mano con los agentes. En sus manos Patricio llevaba puesto aun unos guantes que al darles la mano a Urdaneta y a Miranda se les quedó pringada la mano de un líquido. Miranda al principio quedó extrañado por el tacto del líquido pero no quiso limpiarse la mano. Urdaneta por el contrario pareció regresar al planeta en el que se encontraba en el todoterreno.

  • Tenemos que revisar la documentación que acredita que las licencias están en regla y que se cumplen todas las medidas de seguridad. - Dijo de manera firme el agente Miranda. Al ver que su compañero no reaccionaba siguió con la iniciativa. - Yo me encargaré de revisar la documentación y el agente Urdaneta inspeccionará las condiciones de la granja.

Al escuchar su nombre Urdaneta se quedó mirando a su compañero incapaz de decir ni una palabra. Dionisio sonrió y se sacó del bolsillo unos guantes que se los puso en las manos.

  • Está bien agente Urdaneta acompáñeme por este pasillo. - Dijo Dionisio tocando la mano del agente. Dionisio también tenía el guante impregnado en aquel líquido viscoso que al tocar la mano de Urdaneta se regresó de inmediato al trance.

Aquel líquido era una droga hipnótica que quería testear Dionisio. Parecía que con sujetos que ya habían sido sometidos a estados de trance podía funcionar. También Miranda estaba algo adormecido, pero luchaba mantenerse alerta. Patricio se dirigió a él indicándole unas escaleras.

  • Acompáñeme agente, subamos estas escaleras.

Miranda iba detrás de Patricio y al comenzar a subir no pudo quitar la vista al culo de Patricio. Aun le daba más ganas de follárselo que el de Dionisio. Su boca se le hacía agua imaginándose su lengua recorriendo las nalgas y deleitándose con la raja desde los huevos hasta la espalda. El olor a sudor que desprendía semejante ejemplar no ayudaba a mantener la compostura y de Miranda comenzó a frotarse la polla por encima del pantalón. Estaba bien dura ya y con ganas de asomar a explorar aquellos campos empapados en sudor.

Al llegar a la habitación Patricio cerró la puerta, encendió un interruptor y se quedó una luz tenue con una gran espiral al fondo y un sonido que comenzó a sonar por los altavoces. Miranda de pronto intentó reaccionar pero el veterinario fue más rápido y le puso la mano con el guante en la boca.

  • Shhhhh tranquilo agente, es hora de descansar. Ha tenido un día muy largo. Ya nos ha comentado el sargento Rodríguez que hoy tenían una jornada muy larga y muy pesada. Déjese llevar por la espiral. El color azul es muy relajante. Azul. Azul. Azul.

¿Cómo podía saber aquel hombre la ruta que les había ordenado el sargento? Aquella pregunta pronto se diluyó junto al resto de sus pensamientos. La palabra azul retumbaba en la mente de Miranda al mismo tiempo que su mente consciente se desvanecía. La espiral giraba lentamente y pronto de la imagen saldrían flashazos que mandaban más profundo al agente. La palabra azul, junto al color de la espiral atrapaban aún más al agente que reconoció aquellos estímulos y pronto entró en un estado de trance.

  • Muy bien Miranda. Así me gusta. Dócil, obediente. Preparado para entrar en un profundo trance tan solo con vernos a mi o a Dionisio con nuestro mono azul. Porque el azul te relaja. Te dejas llevar. Y caes cada vez más profundo.

La droga en el guante de Patricio también ayudó aún más a la relajación y pronto la lengua de Miranda comenzó a succionar los dedos del veterinario. A sentir como sus pensamientos lo abandonaban. Tan solo concentrado en las palabras de aquel granjero. Pudo ver cómo tenía el mono de trabajo manchado. Las botas manchadas. ¡Qué cachondo le ponía verlo así! Ni siquiera podía escuchar las palabras que le decía. El olor a lefa que salía de su polla cuando se subió la cremallera del mono y se apartó el suspensorio blanco que llevaba. Miranda estaba en uno de sus sueños eróticos.  Y además sudado, muy sudado. Miranda chupaba y chupaba aquel guante y Patricio estaba quedándose cachondo de la actividad del agente.

  • Así, así ¡Qué bien la chupas joder! Debes de chupar pollas de maravilla.

Miranda sintió una oleada de placer al recibir aquel cumplido del veterinario y con su mano comenzó a sobar la polla a Patricio.

  • Eso es, enséñame cómo haces las pajas.

Patricio se sentó junto al hipnotizado Miranda que con los ojos en blanco comenzó a ahuecar la mano derecha e iniciar un movimiento que dejó sin palabras a Patricio. Esos movimientos eran acompañados de unos suaves masajes de las pelotas y pequeñas exploraciones al culo. Miranda fue acelerando los movimientos de forma que Patricio iba quedando abandonado al placer. Siguió subiéndose la cremallera del mono para poder acceder a sus pezones con los que empezaría a juguetear con la mano que quedaba libre. Patricio pudo escuchar a aquel hombre gemir lo que le llevó a acelerar aun más su movimiento. En un momento de la excitación Patricio entró en trance. Sólo tenía permitido llegar a un punto determinado de la excitación antes de que un trigger hiciera efecto. En ese momento sus ojos quedaron en blanco y la programación de Dionisio entraría en juego. Patricio volvió a levantarse y le sacó el guante de la boca a Miranda.

  • Vente conmigo. - Dijo Patricio con los ojos entrecerrados.

De nuevo bajaron las escaleras hasta llegar a la entrada de la granja y esta vez entraron a las naves donde estaban los animales. La resistencia de Miranda volvió a hacerse fuerte y poco a poco el trance fue haciéndose más ligero. Así cuando fueron caminando por la nave, Miranda pudo ver como había un hombre desnudo que tenía medio cuerpo en un pasillo y el otro medio cuerpo en el dentro de una de las celdas para las vacas. Detrás de él había un hombre en un traje completo de látex negro follándole el culo y en la cabeza otro hombre también en un mono de látex negro agarrándole la cabeza. Patricio fue directo al hombre que estaba follando el culo a besarlo de forma muy apasionada mientras se agarraba la polla masturbándose. Miranda quedó petrificado al darse cuenta de que Urdaneta era el hombre que estaba siendo follado sin rechistar. Quiso gritar pero no podía hablar. Se había quedado totalmente mudo y no podía hablar. Tenía que avisar a su compañero y tratar de huir pero no podía. Tenía que llegar al coche para pedir refuerzos desde la emisora. Pudo darse la vuelta para salir corriendo pero resbaló y cayó al suelo. Al intentar levantase le agarró un tercer hombre con un mono de látex negro. Miranda pudo oler el látex apenas a 10 centímetros de su nariz. Levantó la cabeza y pudo ver como aquel hombre no llevaba la máscara puesta.

  • No te puedes imaginar lo fácil que ha sido poner en un trance profundo con la conciencia totalmente perdida al agente Urdaneta, agente Miranda. A él siempre le gustado seguir las órdenes. Él es muy obediente.

Aquella voz le resultaba muy familiar a Miranda.

  • Usted en cambio siempre ha sido diferente. Más resistente a la hipnosis. Más reflexivo, menos tendente a ser dócil. Me gusta. Sabía que en cuanto tuviera el cerebro lavado y unos cuantos triggers su compañero caería más fácilmente. Urdaneta es más... como el resto de agentes y como el resto de soldados. Mucho más obediente, sumiso, dócil. Después de unas pocas sesiones en seguida entraba en trance profundo. Ni siquiera necesitaba decirle el trigger. Le gusta obedecer.

Miranda por fin pudo reconocer al hombre que evitaba que se levantase.

  • ¿Qué está haciendo sargento? ¿Qué es eso de que tiene en trance a Urdaneta?

  • Estoy ayudando a que libere tensiones. Mire Miranda. Mire lo que está disfrutando de que le follen el culo. Mire con qué pasión se está tragando la polla de ese señor. Urdaneta está ahora en otro mundo en el que el estrés y la desmotivación han sido sustituidos por placer y ganas de cumplir con su trabajo.

  • Pe... pero no puede recurrir a esas técnicas son... son inacept...

  • Shhhh mire a Urdaneta. Observe cuánto de inaceptable es que se esté corriendo de placer porque el señor Dionisio esté follándole el culo. Al señor Resti también lo hemos hipnotizado y después de haberle dado unas hormonas parece un adolescente más. Antes estaba solo salido el viejo, pero ahora es capaz de mantener una erección durante horas y corriéndose una y otra vez.

Miranda tuvo una erección al ver como de la boca de Urdaneta desbordaba una vez más un torrente blanco de la leche que le proporcionaba aquel señor enmascarado vía oral. Dionisio era quien actuaba vía anal por la descripción de su superior. Ver a su compañero en semejante situación hacía que su polla fuera engordando de manera irremediable. Aunque intentaba dar la imagen de todo lo contrario, Miranda quería unirse al grupo de los que se estaban follando a su compañero. Mientras tanto, Patricio estaba sacudiéndose la polla al lado de Resti aun con el mono de trabajo puesto en una puerta parecida a la que estaba Urdaneta situado.

  • Por favor sargento, pare esto... pare... est...

En ese momento el sargento Rodríguez se puso la máscara y comenzó a decirle a Miranda.

  • Su turno Miranda, su turno... Su turrrnoooo.

De los ojos de la máscara comenzaron a formarse 2 espirales que atraparon la atención del guardia civil. Miranda en seguida comenzó a sentir cómo las fuerzas lo abandonaban de nuevo y poco a poco quedaba a la merced de su superior.

  • La guardia hipnótica le necesita Miranda.

Aquellas palabras del sargento fueron demasiado para Miranda. Llevaba un bien rato intentando resistir. Su defensa estaba casi quebrada pero escuchar de su superior el trigger hipnótico lo metió de manera automática en el trance.

  • Tu también necesitas ser follado Miranda. Mira qué pollón tiene Patricio. Se ve deliciosa. ¿Por qué no terminas de mamarla y que mientras te llene la boca de leche te vas quedando más sumiso aun?

Los ojos de Miranda estaban clavados en las espirales azules que salían de los ojos del sargento. Miranda asintió con la cabeza mientras el sargento Rodríguez le bajaba el pantalón del uniforme y el bóxer que llevaba puesto el guardia civil.

  • Vamos Miranda, demuéstrale a Patricio lo agradecido que estás a que haya sido tan bueno teniendo toda la documentación en regla. Urdaneta lo está siendo con Dionisio y con Resti y está poniendo todo de su parte para que la próxima vez esté aun todo mejor.

Dionisio soltó una carcajada mientras su polla seguía follando duro el culo de Urdaneta.

  • Sargento, este agente lo está dando todo, menudo culo tiene. Y Resti lo debe de estar disfrutando como si fuera su nieto. Con toda la programación que ha sido sometido y el tratamiento con testosterona anda más caliente que si tuviera 18 años. Este agente se merece un premio. Espero que el otro agente también esté a la altura. Jajajaja.

Miranda se colocó en la misma posición que en ese momento se encontraba Urdaneta ofreciéndole el culo al sargento y empezando a engullir la verga de un empalmado Patricio. El sargento comenzaba a lamer la raja del culo deteniéndose en el ano. Lubricándolo para que su verga pudiera deslizar de manera suave. Patricio agarraba la cabeza de Miranda que de su boca comenzaban a salir sonidos como si no cupiera la polla de Patricio entera. Al cabo de unos minutos el sargento comenzó a follar el culo de Miranda lo que instantáneamente lo llevo a la primera corrida. Tal fue el placer que sintió al recibir la polla de Rodríguez que estuvo eyaculando mientras su superior seguía empujando y dando pequeños cachetazos o palmadas en el trasero casi con cada enculada.

  • Muy buen trabajo Miranda. Quiero que disfrutes de cada enculada, de cada chupada. Quiero que te hagas una paja mientras follamos y que la sensibilidad de todas tus zonas erógenas aumenten más a cada follada. Más duro. Más adentro. Más placer.

Miranda gemía con la boca llena. Los comandos que ordenaba su superior lo llevaban a un mundo de sensaciones inexplorado aun por el agente. Estaba hambriento de pollas, sediento de leche. Cuanto más recibía más le pedía su cuerpo.

  • Sigue chupando, sigue chupando... ahhhh sigue chupando. Más adentro. Más profundo. Sigue chupando... - Patricio aceleraba el ritmo de la mamada agarrando de la cabeza a Miranda en perfecta sincronía con el sargento que también comenzaba a notar como sus huevos empezaban a pedir descargar.

  • Buen chico Patricio, sigue hipnotizándolo. Tu polla es hipnótica. Tu polla tiene poder. Y cuanto más excitado te encuentras, más hipnótica se vuelve. - Dionisio continuaba sugestionando a su compañero mientras follaba a un entregado Urdaneta.

Patricio no paraba de decir a Miranda que se encontraba en un trance más profundo, que todas las pollas que tenía en su cuerpo eran hipnóticas y que el semen que saliera de ellas le haría más obediente. Más obediente a su superior. Más obediente a Patricio y a Donato. Más obediente a las vergas. Rodríguez se dejaba llevar por las letanías de Patricio que lo estaban dejando también muy pervertido. Por momentos se sentía como si Patricio y sobre todo Dionisio lo estuvieran dirigiendo qué hacer en el polvo. Como si fuera una película porno y él estuviera echando un polvo de categoría, ¡pero es que era real! Y podía ver cómo con los ojos en blanco Patricio no paraba de hablar. No paraba de decir que fuera profundo. No paraba de decir que más excitado con cada follada. Patricio levantó la cabeza y se quedó mirando fijamente al sargento Rodríguez:

  • ¡Hypnosemeister! - Exclamó Patricio.

  • Sí señor. - Respondió en un trance profundo el sargento que no paraba de follar al agente.

  • Sargento, contar de 10 al 1 y con cada número va a prepararse para tener el orgasmo más fuerte que haya tenido en su vida. Comience a contar.

  • 10.

Según dijo el primer número Rodríguez notó como una descarga le apretaba las pelotas provocando un gemido de placer.

  • 9.

Ese placer se hacía más intenso. Por el culo. Por la espalda.

  • 8.

Rodríguez arqueaba el cuerpo porque ese calambrazo  de placer se hacía más intenso por toda la espalda.

  • 7

Recorriendo los brazos, las manos que tocaban el culo de Miranda.

  • 6

¡Joder qué culazo! ¡Cómo se tragaba la polla! Más adentro más profundo.

  • 5.

La descarga de placer se volvía más intensa en los pezones, en las piernas.

  • 4.

Rodríguez sentía como si Urdaneta le estuviera chupando los pezones. Pero además su lengua estaba muy mojada... como si tuviera otro líquido viscoso.

  • 3.

No podía pensar más. Al decir este número un impulso aún más grande que el anterior hizo que empujara aún más adentro a Miranda quien parecía ahogarse con la polla de Patricio por el empujón de su superior.

  • 2.

Más intenso, no podía parar. No quería parar. Rodríguez quería correrse. Llenar ese culo de lefa. Su polla estaba a punto de explotar. No podía parar.

  • 1

Un grito fuerte se oyó en toda la sala mientras de la verga del sargento Rodríguez salía semen sin parar inundando el culo de Miranda. Esa corrida tan bestia fue como un tsunami mientras no paraba de darle por el culo a aquel agente.

  • ¡Qué polvazo sargento! Buen trabajo, ahora note como se va cayendo en un profundo trance mientras su polla sigue chapoteando en su semen en el culo de Miranda. Bien profundo. - Hablaba Dionisio que con su polla chorreando también no podía ocultar que se había corrido él también en el culo de su subordinado Urdaneta

Patricio comenzó correrse también mientras continuaba empalando a Miranda el sargento. Los jadeos de aquel hombre con aspecto de malas pulgas pero con verdaderas ganas de follar a los agentes. De la boca de Miranda comenzó a escurrir el semen mientras Urdaneta quedaba en un trance profundo con los ojos cerrados al igual que pronto haría Miranda. A la espera de recibir nuevas órdenes

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El día había comenzado como siempre con mucho trabajo en la granja de Donato. Mohamed trabajaba como peón de albañil para ayudar a levantar los muros de la nueva nave para ampliar la granja junto a Ignacio, un albañil de unos 55 años y que también tenía una explotación ganadera para poder tener los ingresos suficientes. Donato, Carlitos y Nelson por su parte realizaban las tareas de limpieza, inspección y cuidado de los animales, tanto las vacas y los toros como de los cerdos. A pesar de no tener nada de experiencia, Mohamed ponía mucho interés y quería aprender rápido. También trabajaba duro para que el trabajo de Ignacio fuera más fácil y tuviera que cargar con algo menos de esfuerzo. Por eso, cuando después de trabajar duramente las casi 10 horas en las que Ignacio estaba construyendo el nuevo edificio, Donato le pedía ayudar en la granja a cargar cereal del granero, limpiar unas celdas o sacar a que pastaran las vacas, Mohamed sentía que trabajar en aquella granja era demasiado duro para él y que tendría que abandonar. Sin embargo cuanto más duro trabajaba, sorprendentemente había un momento en el que su conciencia desaparecía, su mente quedaba en blanco y una reserva de fuerzas quedaba desbloqueada de forma que era capaz de terminar todo el trabajo. No tenía un claro recuerdo acerca de lo que ocurría mientras se encontraba en blanco y cada vez que intentaba recordar regresaba sin saberlo a un estado hipnótico del que despertaba en ocasiones con una erección y la necesidad de frotarse la verga que de manera inconsciente acababa haciendo.

Una mañana apenas un par de horas después de comenzar la jornada como albañil Ignacio recibió una llamada. Tuvo que colgar y se bajó del andamio como buenamente pudo.

  • Es el veterinario, me ha llamado que tengo que ir de urgencia a ver el ganado. No sé qué es lo que ocurrirá. - Dijo Ignacio apurado.

  • ¿Qué hago yo? - Preguntó inocentemente Mohamed.

  • Hombre, no creo que puedas seguir levantando el muro - Dijo riéndose Ignacio. - Voy a avisar a Donato.

Ignacio se adentró en la granja con Mohamed a unos metros. No pudo escuchar la conversación por el ruido que hacía el ganado pero pudo ver los gestos de aprobación de Donato. Qué hombre tan tranquilo. Qué elegante. Era un muy buen hombre pensaba Mohamed mientras su verga comenzaba a llenarse de sangre de nuevo. Con la polla morcillona tuvo de nuevo que frotarla suavemente para reconducir la situación. Por fin pudo ver como salía por la entrada principal Ignacio y Donato llamaba a Mohamed.

  • Oye Mohamed, hoy Ignacio tiene que ir con Patricio el veterinario que va a... bueno tiene que hacer un chequeo del ganado.

Mohamed asentía con la cabeza mientras escuchaba al dueño de la granja.

  • Ya que estás libre hoy, puedes acompañarme a sacar a las vacas a pastar. Venga, ponte las botas, con el mono de trabajo que llevas estarás bien.

  • Vale Donato, jeje me gustan las botas.

Mohamed estaba sonriendo solo con la idea de ponerse las botas. También sonreía Donato. El lavado de cerebro estaba siendo tan efectivo en Mohamed como en Carlitos o en Nelson. Al llegar a la granja Mohamed era bastante reservado y el sexo era un tabú para él, siempre que no se encontrara en trance. Cada vez que Carlitos jugueteaba con Donato o con Nelson seduciéndolos Mohamed trataba de evitar mirar. Sin embargo según fueron pasando las semanas el senegalés cada vez se sentía más a gusto con Donato, Carlitos y Nelson. Ya había pillado a Mohamed sobándose la polla el viejo Donato lo que incentivaba a hacer seguir avanzando con la programación alternando con refuerzos de las primeras dosis e improvisadas sesiones de hipnosis en el trabajo aprovechando el cansancio para que Mohamed entrara más rápidamente en trance.

Donato se acercó a Carlitos.

  • Toma Carlitos, mira las botas que han llegado. - Donato puso casi en la boca del joven las botas. - ¿Puedes ver lo que está escrito en las plantillas?

Los ojos de Carlitos enfocaron para ver lo que estaba escrito en el fondo de las botas.

  • Hypnose.... Meisterrrr....

De inmediato la cabeza de Carlitos cayó sobre el pecho de Donato.

  • Buen chico... Cayendo más profundo. Quiero que comiences a seducir a Nelson . Lo acariciarás, lo besarás y chuparás. Te sacarás los calcetines y comenzarás a olerlos y con cada vez que los huelas aumentará aún más tus ganas de follar con Nelson en la granja hasta que cuando comencéis a follar comenzarás a recitar la letanía que anoche escuchabas sin parar

  • Sí señor.

  • Buen chico. - Dijo Donato a un profundamente hipnotizado Carlitos con los ojos en blanco.

Mohamed estaba ya preparado en la puerta calzado con las botas, con el mono de trabajo azul con el que también trabajaba como albañil y el pasamontañas puesto cuando apareció Donato que se puso el pasamontañas al verlo.

  • Veo que ya estás preparado.

Mohamed levantó el pulgar en señal de aprobación. Donato comenzó a conducir a las vacas hacia la puerta y comenzaron a salir todas las vacas. Mohamed fue conduciéndolas hacia el camino. Al terminar de sacar todas las vacas Donato le dijo que hoy tomarían otra ruta con lo que tuvo que colocarse al principio para escoger otro camino. Esta vez irían en dirección a las montañas por un camino que estaba más embarrado habitualmente pero por el que la hierba prado estaba más alta. Donato se colocó junto a Mohamed atrás del todo.

  • ¿Qué tal Mohamed? Hoy te va a tocar un día completo de ganadero.

  • Bueno hoy no estaré tan cansado. Otros días primero de albañil y luego de ganadero... al final... - Mohamed daba un resoplido - al final solo quiero la cama. - Dijo riéndose el negro.

  • Bueno, hoy será mucho más tranquilo. Vas a tener tiempo para relajarte.

El tono de Donato fue más grave en esta frase.

  • Sí... hoy solo relajarme y dormir y... jeje

  • Sí hoy dormir... relajarte... descansar profundamente... como cuando te quedas mirando a las vacas caminar.

  • Sí... las vacas... relajan.

  • Tan solo tienes que quedarte mirando a las patas de las vacas moverse. Como la otra vez.

Los ojos de Mohamed ya estaban fijos en el movimiento rítmico de las vacas. La voz de Donato tenía un tono especial que lo hacía tan fácil dejarse llevar, incluso con los ojos abiertos su mirada se quedaba más y más borrosa. Se sentía cansado, como lo que decía Donato. Como cuando recibe un masaje en los hombros y en la cabeza. No hacía falta pensar. Trabajar con las vacas era muy sencillo... dejarse llevar. Que las vacas pastaran moviendo el rabo de como un péndulo, volver a la granja, sentarse delante de la chimenea a ver como las llamas se mueven lentamente... Ver la televisión. Recibiendo ondas hipnóticas a cada segundo. Caer cada vez más profundamente hipnotizado. Cada día más fácilmente. Cada día disfrutando el trance, se siente tan bien con Donato susurrando al oido mientras Mohamed entra más profundo...

  • ¿Quieres tomar agua de esta fuente?

Mohamed sacudió la cabeza aturdido ¿Qué demonios había ocurrido? Recordaba estar caminando con Donato pero no haber llegado a una fuente ¿Y esas casas?

  • ¿Dónde estamos?

  • Esto es una antigua aldea que ahora está abandonada. Como la mayoría de estos pueblos. Ya no vive nadie aquí. Pero sigue saliendo agua de esta fuente que dicen que este agua es mágica.

Mohamed se quitó el pasamontañas y abrió los ojos sorprendidos.

  • ¿Magica? ¿Por qué mágica?

  • Pégale un trago y te cuento.

Mohamed miró extrañado pero viendo que su compañero había llenado la cantimplora le pareció que no pasaría nada con el agua. Además no había bebido nada desde el día anterior por la noche. Donato comenzó a hablar según empezó a

  • Es un agua que calma y relaja al viajero. Es un agua que al probarla el viajero siente su cuerpo más ligero. Y puede ver como el agua comienza a hacer ondas desde el caño.

¡Era verdad! Mohamed podía comenzar a ver como el agua comenzaba a dibujar formas geométricas. Lentas ondas que lo relajaban.

  • Y puedes notar que el agua que has tomado comienza a relajar todos los músculos de tu cuerpo por donde ha pasado. La boca, la lengua, el esófago. El estómago. Y que esa relajación se extiende rápidamente por todo tu cuerpo.

Mohamed empezaba a sentirse asustado. ¿Qué era lo que hacía aquel hombre? ¿Por qué su cuerpo le obedecía? Lo que veía parecía cada vez más borroso y tan solo aquel agua que salía del caño en forma de ondas lo podía ver con claridad. La voz de Donato se iba tornando una vez hacia un tono grave, lento, profundo.

  • Siente como el poder del agua ya recorre todo tu cuerpo desde los pies a la cabeza. Afloja los músculos. Te sientes tan bien. Tan ligero. Y escuchando el agua caer de fondo caes más profundamente en trance. Cada palabra que pronuncio entra en tu subconsciente y te subes a un trance aún más profundo del que solo querrás salir cuando te lo ordene. Porque cuando entras en trance encuentras la paz y te sientes protegido ¿Verdad Mohamed?

  • Si señor

  • Buen chico.

El rostro de Mohamed dibujó una sonrisa. Una sonrisa de placer, de experimentar una sensación de encontrarse mejor que nunca. Sus pupilas fueron hacia arriba hasta que se quedaron en blanco y Donato tuvo que agarrar al senegalés para evitar que cayera.

  • Eso es, te sientes muy tranquilo Mohamed. Perteneces a un ejército en el que todos ayudamos al resto de soldados a estar mejor. Y eso a ti te gusta porque te gusta ofrecer tu ayuda como buen musulmán, del mismo modo que todos te ayudaremos a que cada día te sientas mejor. Aunque estés tan agotado que pienses que ya no tienes fuerzas, ya sabes que tu mente es mucho más inteligente y sabe gestionar tus reservas. Por eso cada vez que entras en trance hipnótico recuperas más rápidamente la energía y puedes continuar ayudando.

La mente de Mohamed una vez más recibía estas sugestiones, las que hacían que cada día que pasara se encontrara más a gusto dentro de la granja a pesar de que nunca le habían gustado los animales y no había trabajado en una granja aunque se lo hubieran propuesto.

  • Ahora quiero que repitas estas palabras. Cada vez que las repitas se quedarán grabadas en tu mente inconsciente siendo cada vez más poderosas. "Estoy en trance muy profundo. Cada vez más excitado"

  • Estoy muy profundo. Cada vez más excitado. Estoy muy profundo. Cada vez más excitado. Estoy muy profundo. Cada vez más excitado. Estoy muy profundo. Cada vez más excitado. Estoy muy profundo. Cada vez más excitado...

Donato sonreía. El poder de sus sugestiones y de las autosugestiones de Mohamed era cada vez más fuerte. Mohamed repetía como un autómata la letanía hipnótica y su negra verga comenzaba a despertar haciéndose mostrando su presencia por debajo del mono de trabajo. Donato también se frotaba la polla por encima del manchado mono negro. Sacó el teléfono móvil para hacer una llamada.

  • Hola Dionisio. Como te comentaba Mohamed es un sujeto excelente. El truco del caño de agua hipnótico ha funcionado de nuevo y le tengo aquí repitiendo unas hipnóticas palabras. Espera que pongo el altavoz.

Dionisio desde el otro lado del teléfono podía escuchar el acento africano de Mohamed sugestionándose:

" Cada vez más excitado. Estoy muy profundo. Cada vez más excitado. Estoy muy profundo..."

  • Muy bien, recuerdo que Patricio entró tan profundo que luego tenía amnesia. Joder Donato, menudos ejemplares encuentras. Primero Carlitos, luego Nelson y ahora como un regalo divino llega Mohamed. Menudas fiestas te vas a montar cada noche.

  • Jajaja, estoy ya cachondo y todavía no he vuelto a la granja. Creo que Carlitos me tendrá una sorpresa preparada.

Al escuchar esta última frase Dionisio se puso cachondo.

  • Que bueno que es Carlitos, si es que me lo imagino follándomelo. Con ese culo que tiene y lo bien que se mueve...

  • Y te quedas bien cachondo Dionisio.

  • Siiii bien cachondo. Follándome a Carlitos.

  • Sigue follando a Carlitos mientras entras en un trance profundo escuchando mi voz. Cuando acabe la llamada no recordarás que te he hipnotizado. Seguirás muy cachondo, terminarás las tareas con el ganado e irás a la granja de Ignacio. Quiero que ayudes a Patricio a hipnotizar a Ignacio. Cuanto más profundo vaya más ganas tendrás de follar con Ignacio. De follar con Patricio. Como cuando follas con Carlitos.

  • Ahhh ahhh, ahhh

Dionisio lanzaba gemidos cada vez más fuertes al sentir que Carlitos, con un chaleco de cuero cabalgaba sobre su verga. Mientras los comandos de su amigo Donato se quedaban grabados en su mente. Donato colgó la llamada y Dionisio automáticamente salió del trance para acabar el trabajo que le quedaba en la granja. Tenía ganas de volver a ver a Patricio. Estaría con Ignacio en su granja, le había dicho que tenía que pasar revisión a su ganado y después intentaría hipnotizarlo.

Donato miró el reloj, era hora de regresar a la granja. Mohamed seguía repitiendo las hipnóticas palabras. Como si fuera un sufí, con la mirada perdida por el trance hipnótico y el cuerpo balanceándose ligeramente cada vez que repetía la frase. Al mirarlo, Donato no pudo evitar una vez más quedar excitado viéndolo. Se imaginaba su negra verga moviéndose de un lado a otro con ganas de encontrar una gruta que explorar. Y el viejo ganadero se sacó la polla para meneársela.

  • Mohamed eres un ejemplar hipnótico. Tienes un poder como Carlitos. Cuanto más tiempo estás aquí más ganas tengo de follar contigo. Nos lo vamos a pasar muy muy bien.

Donato se acercó al oído de Mohamed y le dijo susurrándole:

  • A la cuenta de tres saldrás del trance. No recordarás haber estado en trance. Tan solo recordarás haber estado hablando conmigo, una conversación muy agradable. Uno, dos, tres.

Mohamed dejó de repetir la sugestión que le había pedido Donato y regresó del trance. Donato se puso de nuevo el pasamontañas y se dirigió a Mohamed.

  • Venga vamos, tenemos que regresar a la granja que se nos va a hacer de noche.

Mohamed también se puso el pasamontañas y ambos dirigieron a las vacas al camino de nuevo de vuelta a la granja. A la vuelta Mohamed se encontraba muy bien. Le encantaba trabajar y vivir en aquella granja. Nunca se lo hubiera imaginado a él que le gustaba trabajar con personas que cada día se encontrara más a gusto entre los animales. Después del infierno que había vivido y que había acabado con aquellos bandidos abandonándole en mitad del campo, Donato se había portado como nadie antes. Una vez más Mohamed se quedó mirando las patas de las vacas al caminar como se movían lentamente y como si de un trigger se trataba Mohamed entraba en un ligero trance. Donato se percató de la situación y se acercó a su compañero.

  • ¿Qué andas mirando Mohamed?

  • Las patas de las vacas... se mueven... me relajan. Una, otra, otra, otra...

  • Eso es... sigue mirando fijamente las patas de las vacas. No existe nada más en tu mente. Se siguen moviendo, y con cada zancada el sueño es más profundo. No necesitas pensar más. Tienes todo lo que necesitas. Tienes casa, tienes comida. Nos tienes a nosotros. Cada vez estás más a gusto con nosotros. Cada vez que veas a Carlitos sentirás una oleada de felicidad y alegría. Cada vez que te encuentres a Nelson sentirás que no necesitas ir a otro sitio, que este es tu hogar. Cada vez que me veas a mi, sentirás mucho placer.

En ese momento Mohamed comenzó a sentir que su verga crecía y se llevó la mano a la entrepierna.

  • Mucho placer. Mucho placer. Contaré hasta 3 y seguirás con los ojos abiertos aunque seguirás en trance.

El rostro de Mohamed permanecía inmóvil mientras hablaba Donato. Lo tenía magnetizado.

  • Cada vez que nos veas a Carlitos, a Nelson o a mí teniendo sexo no podrás evitar quedarte más cachondo. Cada vez tendrás más ganas de unirte a nosotros y follar. Experimentar con nosotros. Cada vez más gay, más atraído por nosotros. Y cuando lo pruebes sentirás el placer más intenso con orgasmos más fuertes cada vez que folles.

Mohamed no podía parar de sobarse la polla ante las palabras de Donato. Se sentía follando con cada uno de ellos... y su mente bloqueaba las ideas negativas hacia tener sexo con hombres. Cada vez le parecía mejor. Tenía que probarlo.

  • Ahora contaré de nuevo hasta tres y saldrás del trance pero seguirás muy excitado. Uno, dos, tres. Uff Mohamed, creo que tendré que pasar por casa antes de entrar en la granja, ¿Te encargas tú de conducir a las vacas a la nave?

  • Sí sí claro Donato. - Respondió Mohamed con una sonrisa.

  • Buen chico.

La voz de Donato, sus palabras, su rostro. Mohamed estaba poniéndose cachondo viendo a aquel hombre. Pero él no era gay. O eso pensaba. Su sonrisa, su apariencia de bonachón. Su hospitalidad. Se sentía tan bien junto a él.

  • Parece que voy a tener que encargarte otro mono de trabajo. Ese que tienes te queda de nuevo pequeño. - Dijo sonriendo señalando el bulto de la entrepierna.

  • Lo... lo siento. Esto no pasa... no se que pasa. - Mohamed estaba avergonzado ante su calentón. No quería que Donato pensara que era gay y lo echara de casa.

  • Tranquilo hijo, a tu edad yo andaba cachondo todo el día. Con lo que me gustaba follar... bueno y me sigue gustando jejeje.

Mohamed se rio mientras no paraba de magrearse la polla que cada vez pedía más salir de aquel diminuto espacio que tenía en la entrepierna.

  • Seguro que tu también te has divertido de lo lindo.

  • Sí, algo jeje ... bueno sí alguna vez... - confesó avergonzándose algo el senégales... aunque menos que en anteriores ocasiones. Esta vez por lo menos respondió al juego de Donato.

  • Eso es lo que hay que hacer. Así el mundo iría mejor. Todos rindiéndonos al placer, ¿A que sí?

Por fin regresaron a la aldea y Donato se dirigió a la casa. Mohamed cumplió conduciendo a las vacas al establo y después regresó a la nave donde se encontrarían Nelson y Carlitos con los marranos. Al abrir la puerta Mohamed pudo escuchar los gemidos de Carlitos.

  • Sigue... sigue follándome Nelson... Me pones a 100.

Al escucharlo Mohamed no pudo evitar seguir entrando hasta que pudo verlos a los dos en plena faena. Carlitos estaba con el mono de trabajo por las rodillas a 4 patas mientras que Nelson no paraba de encularle con un calcetín en la boca dando un grito de placer de vez en cuando. Un aroma a sudor y a sexo invadía la sala y Mohamed comenzó a hacerse una paja mientras se escondía para que no le vieran. Ver a Nelson y a Carlitos follar le puso tremendamente cachondo, de pronto era como si estuviera viviendo en una película porno y él fuera el espectador. No quería interrumpir el polvo que estaban echando pero quería ser partícipe. Su polla creció y ahora era él el que se olía a sí mismo, el sudor encerrado en el mono después de estar todo el día trabajando y el aroma de su polla lo atrapaban aún más.

  • ¡Que culazo tienes Carlitos! Quiero follarte cada día más... mmmm

  • Sigue Nelson. Cuanta más lefa más quieres follar... sin parar...

Mohamed podía escuchar como la polla de Nelson chapoteaba en el culo de Carlitos entre todo el semen con el que lo había estado bañando toda la tarde. Mohamed a duras penas podía aguantar estar en silencio, tratando de no molestar, pero estaba tan cachondo que en cualquier momento comenzaría a gemir de placer.

  • Así que aquí estás haciéndote una paja.

Mohamed se sorprendió al escuchar aquella voz detrás de él. Donato había regresado a la granja después de pasar por casa.

  • No te preocupes, que para tí también hay...

Donato se subió la cremallera del mono de trabajo verde y el olor a macho que desprendía atrapó a Mohamed que se quedó mirando a la polla morcillona de Donato.

  • ¿Recuerdas mi edad? - preguntó Donato. Mohamed quedó confundido por un momento y Donato le aclaró la duda - Sesenta y seis.

La imagen de cualquier número penetró en su mente y Mohamed regresó al trance de manera inmediata.

  • ¿Por qué no la pruebas? Seguro que te gusta.

Mohamed estaba en blanco viendo aquel miembro moverse ante sus ojos, con el olor a sudor, a polla que desprendía Donato. Mohamed abrió la boca y Donato empujó su cabeza para que la engullera casi hasta la base.

  • Así, así muy bien.

Al metérsela en la boca Mohamed la saboreó como si fuera un exquisito manjar. Disfrutando de cada pequeña parte. Quedando tan cachondo que él mismo no paraba de masturbarse. Donato ayudaba con pequeños empujones en la cabeza del negro, guiándolo hasta lo más profundo de su verga como había estado haciendo en el trance.

  • Así, así... ¡Qué bien la chupas! Ya verás lo bien que lo vamos a pasar todos.

Mohamed sonreía de satisfacción. Era la primera polla que probaba y le estaba encantando. Aunque Donato acabara de mear le sabía a gloria y cada vez apretaba más los labios, jugueteando ligeramente con los dientes y moviendo la lengua sin parar. Donato se derretía de placer mientras veía como sus alumnos más aventajados follaban una y otra vez. Carlitos se corría y recogía el semen para llevárselo al culo. Nelson parecía estar en el cielo. Su fetiche con los calcetines más la ayuda de la hipnosis lo llevaba a transformarse en un semental con un depósito inagotable o en un anfitrión perfecto para el que quisiera explorar su ano exprimiendo las pollas que entraran en su culo.

Donato acabaría por correrse en la boca de Mohamed que derramaría lefa por su boca llenando su mono de trabajo azul de semen y saliva. Aún más semen saldría de la polla del senegalés al alcanzar el orgasmo mientras Nelson se corría una vez más gritando como si fuera un osito llenando una vez más de leche a Carlitos totalmente entregado.

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Miranda y Urdaneta regresaron al cuartel los últimos. Una vez más su ruta era la más larga y además decidieron hacer una parada en la granja de Patricio. Estaban muy sudados y tenían que pasar por las duchas que al ser tan tarde estaban vacías. Miranda se metió en una cabina y al notar que el agua caía sobre su cabeza comenzó a notar que su cuerpo se relajaba. Una sensación muy agradable que aumentó al empezar a frotarse. De pronto su puerta se abrió y entro Urdaneta en la cabina.

  • ¿Qué... qué haces Urdaneta? - Preguntó alterado Miranda

  • Shhhhh... estoy muy cachondo Miranda... cada día que paso contigo quiero follarte. Ya no aguanto más. Y estoy seguro que tú también quieres follar.

  • Pero aquí... Urdanmmmphhh...

Urdaneta tapó la boca de Miranda impidiéndole hablar.

  • No pasa nada, estamos solos... quieres follar... no pasa nada...

De pronto Miranda se tranquilizó. El agua cayendo por su cuerpo le relajó de nuevo y comenzó a besar a Urdaneta. que también se metió bajo la ducha. Sus lenguas juguetearon mientras el agua resbalaba por sus cuerpos musculosos.

  • Quiero que me folles Urdaneta. Me pones muy cachondo.

  • Después Miranda... Ahora quiero que me hagas una mamada.

  • Sí...

Miranda se arrodilló y se llevó la polla de Urdaneta a la boca mientras la cara de Urdaneta mostraba un inmenso placer.

En la entrada a las duchas, el cabo Velasco se masturbaba viendo la escena que estaban haciendo los agentes. El cabo Velasco se encargaba de que en el cuartel todo estuviera siempre en orden. Podía encargarse del mantenimiento de todo el cuartel y de hacer los pedidos para las cocinas o de la lavandería. Después de 37 años de servicio había encontrado su lugar en el cuerpo y podía deleitarse con las prendas sudadas de los guardias. Algunas de ellas se las ponía en su peludo cuerpo antes de lavarlas o las pasaba por su polla mientras se hacía una paja.

  • Veo que también le ponen cachondo los hombres cabo Velasco.

El cabo había sido sorprendido por el sargento Rodríguez.

  • Puede seguir haciéndose la paja, tranquilo. No queda nadie en el cuartel... y los agentes están ocupados.

El sargento Rodríguez también se sacó la polla para hacerse una paja. Totalmente abrumado se quedó el cabo Velasco al sentir como le agarraba las pelotas el sargento mientras comenzaba a besarlo.

  • Sargento... yo...

  • Shhhhh la guardia hipnótica le necesita.

El cabo cayó en un profundo trance. El cabo Velasco fue la primera víctima del sargento Rodríguez en el cuartel. Aquel osito siempre le había puesto cachondo y le encantaba verlo regado en semen. Ahora tenía la oportunidad jugar con él de nuevo. Sudado como siempre. Se lo llevaría a follar a su departamento, mientras Urdaneta y Miranda pasarían la noche juntos follando sin parar. Estrechando los lazos para ser los agentes nº1 del cuartel.