Una gimnasta demasiado atractiva
Laura, 19 años, practicando gimnasia para una competicion, se encuentra con su entrenador en las duchas de la sala de deporte...
Me llamo Laura, tengo 19 años. De cuerpo no diré que soy un modelo, pero estoy bastante contenta de mi físico, puesto que practico gimnasia 3 veces a la semana ; los lunes, miércoles y viernes. Tenemos un entrenador de más o menos 40 años, le gusta bastante mirar a las chicas practicando gimnasia ; pero como nos prepara muy bien para las competiciones y que, hasta hoy, nadie tuvo problemas con él, no le decimos nada.
Hoy es viernes, día de mi ultima preparación de la semana. Las otras chicas ya se han ido, pero yo, como participaré a una competición nacional dentro de 3 semanas, he pedido el permiso a quedarme un poco más en la sala a practicar, y es por eso que hace casí 3 horas que estoy haciendo gimnasia.
Pero ahora me siento cansada, y además, se está haciendo tarde. Termino los ultimos calentamientos, que son necesarios de hacer después de todo deporte, para evitar los dolores. Recojo las cosas que dejé en el suelo de la sala ; botella de agua, toalla… Y me dirijo hacia las duchas.
¡ Qué rico sentir el agua correr sobre mi cuerpo, después de tanto tiempo practicando deporte ! Podría quedarme mucho tiempo así, pero le prometí a mi mama que no regresaría muy tarde a casa, así que intento darme prisa. Le echo shampoo en mi pelo, que tengo algo largo, y me paso jabon por el cuerpo. Luego vuelvo a apretar el boton del agua, y es a ese momento que escucho ruido en la puerta. Al principio, no le presto atención ; « debe ser el viento », pienso. Pero escucho otra vez el ruido de la puerta, como si alguien la estuviera abriendo. Tomo mi toalla, la enrollo alrededor de mi cuerpo y salgo de la ducha. Entonces, de repente, aparece mi entrenador, llevando puesto solo un pantalón de deporte.
« Señor !! » grito, sorprendida. « ¿ Qué hace usted aquí ? ». Sonrie y me dice « no tengas miedo ». « Pero no son las duchas para señores », agrego, sonriendo. « Lo sé, lo sé, me dice, no vengo para ducharme ».
Esa frase fue la que me dió miedo. Le veo acercarse a mí, con algo en los ojos que no sé describir, pero un poco espantoso. « No debería quedarse… » empiezo. Pero me pone una mano sobre la boca, agregando « shuuut, no digas nada. Sabes, somos los unicos aquí, todos los demás se fueron hace ya mucho tiempo ». Al ver el miedo en mis ojos, dijo « si no intentas defenderte ni hacer nada malo, todo pasará bien, confia en mí… ».
Entonces, con su otra mano, me quita la toalla de repente y estoy completamente desnudo ante él. « Qué cuerpo tan rico tienes, Laura, me muero por probarlo… ». Quería golpearle en la cara, algo así, pero es mucho más alto y fuerte que yo. Con mi pequeño metro sesenta y dos centimetros y mis 49 kilogramos, no valgo nada enfrente de un cuerpo de un metro ochenta. « Si no te mueves, no te va a doler… » no dejaba de repetir.
Me suelta por fin, y yo ya no tengo voz para gritar. De todas maneras, seguramente no serviría porque sé muy bien, como él, que no hay nadie más aquí.
Pasandose lentamente la mano sobre su pantalón, en el lugar del sexo, me repite « mira Laura, esto es para ti, ¿te gustaría probarlo? ». Como no contesto, empieza a quitarse el pantalón, y luego el boxer, ante mis ojos llenos de miedo. Veo aparecer delante de mi un pene largo, de 20 centimetros mínimo.
« Miralo, miralo, me dice, que esto va a ser todo tuyo ». Yo quisiera escapar, pero no puedo. Me impediría salir, y tengo miedo que me castigue más duro si intento hacerlo.
« Agachate », me dice. Como no lo hago de inmediato, me grite más fuerte « ¡¡agachate!! ». Entonces lo hago y me acerca el pene a la boca. « Abre tu boca, Laurita, abrela ». Eso hago poco a poco, con miedo, y entonces me la pone de repente en la boca. « mamamela, mamamela » repite con una voz victoriosa.
Odio sentir su verga de 40 años en la boca. Sin embargo, intento chuparsela para que me deje salir lo más rápido posible. Apoya sus manos sobre mi cabeza y la mueve para hacer entrar y salir su pene dentro de mi boca. Yo me siento a punto de vomitar porque la pone cada vez más profundo, hasta tocarme la garganta. Hace gemidos de placer y dice suavemente « sigue asi, Laura, sigue así… ». Le paso la lengua sobre la punta del pene. Eso le hace estremeserse. De repente, sin avisar, siento un liquido caliente. Y siento que poco a poco ese liquido me llena la boca. « Aaah… » grita. « Tragate mi leche, tragatela… ». Con asco me trago todo su sémen, que es bastante.
Se saca la verga de mi boca y yo, la boca aun con olor a sémen, y el miedo en todo el cuerpo, estoy a punto de llorar. « Ven aquí mi chiquita, dice, que esto no está terminado… ». No tengo tiempo para preguntarme qué es lo que va a seguir, que ya tiene la mano en mi entrepierna. Lentamente, me acaricia el sexo. Se moja el dedo del centro de la mano y lo apoya sobre mi clitoris, que acaricia suavemente. Casí me gusta. De repente, me clava dos dedos en la vagina. Eso me hace gritar. « Sientelo rico, Laura… ». El dolor me mata. Mi vagina está seca y me iritan demasiado esos dos dedos que se mueven furiosamente dentro de mi vagina. « ¿Te gusta, verdad? ». Abriendome aun más la vagina, me pone un tercer dedo. Me vienen las lágrimas en los ojos. « No llores chiquita, sé que eso te está gustando… ». Cuando estima que sus tres dedos quedaron suficiente tiempo dentro de mí, los saca poco a poco y me atrae a él, pegandóme contra su cuerpo y contra su pene de nuevo erecto.
« ¿Te gustaría sentir la verga de un macho de 40 años dentro de ti? ». Pronuncio un « no » casí no audible. Entonces me acuesta con fuerza en el suelo y se echa encima mío. « Va a ser el mejor momento de tu vida… ». Poco a poco, siento su verga apartandome los labios de la vagina. Poco a poco le siento entrar en mí, y cada centimetro más de su pene dentro de mi vagina me duele. De repente, sin avisar, me la clava entera, 20 centimetros de una verga larga y dura dentro de mi vagina de apenas 19 años. « ¿Te gusta, verdad? ».
La pone y la saca, la pone y la saca. Yo grito, no de placer sino más bien de dolor. Pero parece que cada grito mió le exita más y más. Se pone a hablarme sucio « así Laura, así, gozalo… grita chiquita, grita, te voy a coger como una puta… siente mi verga dentro de ti, sientela, eres mi esclava sexual… ». Me la pone cada vez más duro, más fuerte, y más rapido. Yo grito y lloro al mismo tiempo, el dolor me mata.
Siento el liquido caliente llenarme la vagina después de casí 10 minutos de penetración forzada.
Sin dejarme tiempo para respirar, me echa sobre el vientre, toma mi trasero entre sus manos y me aparte las nalgas. « No, eso no, por favor… » le suplico.
Siento la cabeza de su pene en la entrada de mi ano. « Por ahí no por favor, le haré lo que quiera, pero no por ahí… ». Quiere hacer entrar su pene en mi ano pero, con mi miedo y mi estres, no lo logra. Entonces se pone furioso « ¡¡ decidí cogerte por detrás y eso haré !! ». Me aparte con dolor las nalgas y apoye aun más su verga en la entrada de mi ano. Siento la cabeza y, poco a poco, la mitad de su pene dentro de mi ano.
« No, por favor… por ahí no… me duele demasiado… por favor… ». Pero le encanta sodomizarme…
De repente, se escuchan ruidos en la sala. Saca su pene de repente de mi ano y, cogiendo mi ropa, me la echa sobre el cuerpo diciendo « ¡¡ vistete !! ». Termina de vestirse y sale del vestuario a ver quién vinió. Me deja así en el suelo, llorando y el cuerpo lleno de dolor…