Una Gerente muy particular

Un joven ingresa a trabajar a una gestoría. Su jefa, se hace cargo de él.

Una Gerente muy particular

Con excepción de mi apellido, todo los que voy a narrarles es verídico.

En ese entonces yo tenía 18 años, hoy tengo 26, y conseguí mi primer empleo en una gestoría.

Comencé a trabajar allí. El clima era cálido, cordial, entre los cinco empleados del lugar.

Además, había allí una gerente, de 35 años, llamada Mónica. Personalmente, no le encontraba ningún atractivo.

Tez oscura, 1,55 aprox., cabello oscuro, pero... unos pechos generosos.

Ella era un tanto especial en el trato para con sus empleados, en especial con Claudia, encargada, con quien tenía cierta complicidad. Ella era, a mi entender, hermosa. Alta, 1,70, un rubio teñido, cabello ondulado, sin mucho busto, pero dejaba entrever unas nalgas apetitosas.

Me describo: Morocho, 1,80, ojos marrones, cabello corto, oscuro. No me ha ido mal con el sexo opuesto, aunque hay cosas que aún hoy quiero experimentar.

Un día, cuando la jornada estaba por finalizar, alrededor de las 19 horas, subo a una especie de estar que tenía el lugar con el objetivo de ir a pedirle a Mónica unos comprobantes.

Cuando estaba llegando, me detuve, y alcancé a escuchar: "Sos muy tontita si no accedés a nuestros pedidos, podés pasarla realmente mal. Inclusive, podés perder tu empleo", le decía Claudia (la cual me atraía mucho) a Noelia. Ella tenía 25 años y había ingresado junto conmigo al lugar. Era bajita, pero con unos pechos y un trasero por demás generosos.

Noelia le pedía por favor a Mónica que no le hagan eso, etc, etc.

Mónica: Tontita – le decía mientras le acariciaba un pezón -, tenés que acceder a lo que te pida Claudia.

N.: Pero..... Me da vergüenza

Claudia, al momento que ingresaba, le dice "imagino que en la cama, con tu novio, debés de ser muy putita. Yo sólo quiero verte cagar. Sentir tu aroma. No te podés negar!", gritando y dándole una cachetada.

Yo, estaba atónito, detrás de una columna.

Ingresan al lavabo, dejando la puerta entre abierta.

Alcanzo a ver, y en parte a deducir la situación, a Noelia sentada en el hinodoro. Claudia y la gerente, de frente, contemplando esa imaginen.

Noelia: Ya está, Terminé.

Mónica: Dejála a Clau que va a limpiarte _ le decía mientras la tomaba de la cabeza y le metía dos dedos en la boca, y jugaba con sus labios-.

Claudia se acercó, la pusieron a mi compañera de pie, y comenzó a limpiarle el ano con un trozo de papel.

Pasaban los segundo y la situación era la misma. Se empiezan a escuchar gemidos, era Noelia. Clau no sólo introducía los dedos en el culo de ésta, sino que su lengua recorría ambas nalgas. La gerente, en tanto, se adueñó de la boca de mi sometida compañera. Le sacó la remera, y quedaron a la vista las dos tetas de Noe al aire; Mónica comenzó a mamarlas. Yo, comencé a masturbarme. No pude evitarlo.

Era tal mi concentración, que cuando levanté la vista, tenía la mirada de mi jefa clavada en mí.

Cerró la puerta del lavabo, pero ella salió de allí. Me llamó con un gesto y me guió a su oficina.

Mónica: Sé que estás no caliente, sino enomorado de Claudita. Pero como verás, ella está a mi merced. Lo sabías?

Yo: No puede ser.... Clau....

M.: Calláte! Viste a tu compañerita, Noelia. Ella desde hoy, también me pertenece. Te gusta Noelia? Tiene unos pechos ideal para vos, que debés ser un lactante acérrimo. Me equivoco? No son la tetas lo que más te atraen de una mina?

Yo: La v....

M.: Vení, acercáte. Mirá mis pechos, te ordeno que te acerques y succiones cada uno de ellos. Me excita mucho tenerte bajo mi poder, haciendo lo que te pido. Dale, Leo, vení.....

Yo, titubeante con mis 18 años, estaba a punto de vivir una de mis experiencia sexuales más placenteras.

Me arrodillé, puse mi cabeza a la altura de su estómago, y espere su orden. "Quiero que me chupes, me muerdas y....Son Tuyas".

Comencé mi tarea, de manera dócil, suave. Me sentía a merced de una mujer que casi me doblaba en años, y la cual no me atraía, "Laméme, dale, ahhhhh, tengo lechita. Tomátela toda..... Te gusta Claudita?", me pregunto con cierto morbo.

"Sí..", alcancé a decir, completamente extasiado por la situación.

"Sabés que si me pertenecés, te la puedo entregar, te gustaría? Debés ser mío cada vez que tenga deseos de sexo, que necesita que me chuponeén las tetas.... Dame un beso, vení". Ella dominaba, quedaba claro. Los besos eran... sensuales. Me dijo que deje mi lengua quieta; ella comenzó a "cogerme" la lengua, mordía mis labios.

Segundos después, bajó mis pantalones, sacó mi miembro, descubrió el glande y... ensalibó toda la cabeza.

Yo, con 18 años, estaba en el cielo, o lo más parecido a ello.

Comenzó a succionar: Habré acabado en 15 minutos, unas tres veces. CUando yo quería más, conocer su sexo, penetrarla, ella me paró en seco, y dejó en claro quién manadaba.

"No, no. Basta por hoy. Si querés a Claudita, te tengo que ir preparando... de a poco, bebé", me dijo al momento que me despedía con un beso de lengua que provocabna en mí nuevas sensaciones.

A partir de allí, mi aficción por la mujeres maduras.

Si sos mujer, y tenés entre 35 y 47 años, espero tus pareceres y lo que tengas ganas de decirme.

Leo