Una gata caliente de paseo con barbijo
Ha llegado la primavera y las gatitas entramos en celo
Una gata caliente de paseo con barbijo.
Ha llegado la primavera, el sol calienta a partir del mediodía, y ...me pone cachonda salir a la calle con la cara cubierta, ligera de ropa, exhibiendo cuerpo. Lo necesitaba. Necesitaba las miradas golosas de los hombre saboreando mis tetas, mi culo, mis piernas que enfundo en unas calzas o luzco desnudas con un short.
Cuando salgo con la familia, hijos, padres y a veces marido, el pelo suelto,me visto con un jean y una remera, se me marca discretamente el cuerpo , sé que estoy buena, y tengo el encanto de la fruta prohibida, de madre, mujer casada. Esa atracción que produce lo ajeno, me pone cariñosa, y al volver achucho a mi marido con besuqueos y mimos. Si estamos solos, el resto de la familia se ha quedado en el departamento de mis padres, hacemos el amor, disfrutando de las pieles, chupándonos, lamiéndonos, hasta que la polla dura de mi marido me penetra, encontrándome con la vagina empapada , deseando recibir su arma, y gozando de una cogida en la que se mezclan los besos , las miradas y el ritmo del mete y saca hasta que explotamos y nos seguimos besando y acariciando y mimando como dos enamorados. Debo reconocer que me gusta y mucho.
Pero también salgo sola, me justifico ante mis hijos, con que debo andar rápido unos 45 minutos, aprovechando el buen tiempo. Y ahí juego a otra cosa, una camisa blanca sin mangas, que me deja al aire los brazos morenos , un corpiño color carne que me levanta y deja que se muevan las tetas al ritmo de mis pasos, unas calzas o un pantaloncito corto, que me marcan las nalgas duras, las deportivas con calcetines blancos, el barbijo, las gafas de sol, y el pelo en una cola .
Mi recorrido pasa por las veredas que rodean dos plazas donde han abierto bares y hay gente tomando algo, también en los poyos de la verja de los parques hay hombres que se sientan a descansar. Yo llevo un ritmo de andar que permite que me vean, que me estudien desde que voy a llegando hasta que me voy marchando. Primero las tetas, luego la cola, noto como les caliento y yo me voy poniendo más y más cachonda. Lo pezones se me marcan bajo la tela de la blusa y respiro muy hondo para que mis pechos se muevan arriba y abajo, jugosos, buscando que sus miradas se inflamen de lujuria , disimulada me suelto algún botón para que se me vea el canalillo de los senos.
En el recorrido hay zonas que me ponen más y mas cachonda, antes de pasar por ellos es cuando he abierto un poco la blusa para estar más sensual y atractiva. En uno de los bares suelen juntarse tres hombres de negocios, van con saco, cerca de los cincuenta que paran de hablar cuando paso, me devoran y cuando les doy la espalda, moviendo el culito como perrita mimosa, les oigo comentar lo linda y lo sexy que estoy.
Otro punto es el de unos venezolanos tomando helados, morenazos, jóvenes, noto como me cogen con la mirada, no entiendo bien lo que susurran sobre mí, pero me excita. Una vez estuve en Venezuela, y fue una maravilla. Esos bailes tan sabrosos, esos tragos tan pegadizos, ya lo he contado, tuve la suerte de que coincidimos con una pareja y fuimos a los Rockets en un yate, y allí pude disfrutar del macho venezolano, que en aquel caso tenía una poronga de las que te llenan. Pienso en eso cuando paso y me imagino que se la menean delante mío, con esas pijas grandes y me mojo, empiezo a notar que mi concha se hace agua.
Mi último show es al pasar por un local donde están los repartidores en bici o moto de los pedidos de delivery. Llego tan caliente que debo parecer una gata en celo, a veces se paran para que pase entre ellos, cercándome, yo con las gafas de sol, el barbijo, sin que sepan quien soy, me recreo en como babosean con mi cuerpo. Y paso y voy llegando a casa.
Ese cogerte con los ojos, ese levantar deseos y pollas, ese sexo que se piensa y no se puede realizar, ese ser una diosa, una sacerdotisa, ese mírame y no me toques, me lleva a un nivel de excitación maravilloso. Llego a casa. Mi marido sabe lo que quiero y necesito.
- Desnúdate... puta.
Lo hago en unos segundos y me pongo en cuatro sobre una mesa baja de madera , ancha y fuerte. Él me la mete sin miramientos, yo me muevo como delante y atrás , como lo soy una posesa , una viciosa, una hembra en celo. Sigo con el barbijo y las gafas de sol. Mi marido me comienza a darme azotes en las nalgas, me marca el ritmo de la cogida.
Con sus yegua..perra... putita...gatita me vengo enseguida.
Me saca el barbijo y las gafas. Él pone la verga gorda,dura, mojada por mis flujos ante mi rostro, ante mi boca. La abro, me la mete, la chupo, la saca , me da con ella en la cara, juega con mis labios, mi lengua, no puedo más. Le ruego con voz de vicio.
- Tu leche...dame tu leche.
Me mete la polla en la boca, yo pongo los labios para apretar bien , para poder succionar su pija. Y se mueve gozando de mi mamada, juego con la punta de la lengua, me agarra la cola de mi pelo para que levante la mirada y vea como goza de mi entrega.
Y me suelta su semen, y lo trago, y como lo que soy una perra en celo. Me levanto, y me voy andando moviendo las caderas, camino de la ducha, y mientras el agua tibia recorre mi piel, pienso que ha empezado la primavera y que el calorcito me pone más y más cachonda.