Una fuerte obsesión

Un hombre se obsesiona con una joven trans que ve manteniendo relaciones en una oscura esquina...

Volvía de una despedida de un amigo que se iba a trabajar al extranjero con un importante contrato. Ya era bastante tarde, así que decidí cruzar la ciudad por la zona roja, como forma de cortar camino, pues a la mañana siguiente debía madrugar.

Cuando se me ocurrió la mala idea de intentar encontrar un atajo al atajo que ya usaba. Rápidamente me encontré entre callejuelas pobremente iluminadas y con la ansiedad y frustración de cuando uno comprende que todo fue una mala idea.

Intente orientarme y me propuse volver sobre mis pasos, en determinado momento me di cuenta que me había equivocado, así que seguí hasta la esquina siguiente y trate de girar en U, vi. Como los faros cortaban la oscuridad en un perfecto círculo de luz, y mis ojos buscaron el letrero de la calle instintivamente, pero...

Los faros iluminaron mucho más que el letrero, allí había una pareja en extraña posición, bueno, no tan extraña. Una chica medio desnuda y un tío agachado, con la cara metida entre sus piernas. Me causó cierta gracia, una chupada de concha en la calle no era muy común que se diga, pero...

Pero mi asombro se desbordó cuando el tipo volvió la cara hacia la luz, y dejando de ocuparse de su menester, su boca soltó una verga de considerable dimensión. Si bien no me podían ver por qué la luz les encandilaba, el tío con total descaro sonrió y sin dejar de mirar en dirección a donde el suponía se encontraba el conductor, es decir, yo, volvió a meter el rabo en su boca y mamarlo con pasmosa lentitud, como si disfrutara no solo lo que tenía en la boca, sino también con la intromisión, con la mirada indiscreta de alguien más.

Mi sorpresa se volvió turbación, apenas pude distinguir que la chica, digamos el chico, vaya si era un tío con todo lo que se debe, tenía unos pechos como incipientes, cabello largo, y era muy joven.

Como pude reaccioné, y mi alma volvió al cuerpo, sin poder dejar de mirar totalmente, hice las maniobras necesarias para retomar el camino por el que había venido. Me pareció, quizás lo imagine, que el tío me guiñó un ojo, con complicidad, como diciendo, esto es bueno de vez en cuando, es contra el stress y el mal de ojo.

Cuando llegué a una zona conocida, respiré hondo y retomé el camino a casa, recién allí me di cuenta, no sin cierta turbación, que tenía una importante erección. Mierda pensé, eso sí que había sido como ver una porno a espaldas del portero en un cine XXX donde no te dejan entrar sin tener 21.

Traté de alejar la imagen de mi mente, encendí la radio y aceleré mi Toyota. Al llegar a casa, decidí ducharme, hacía calor, había transpirado, y quería relajarme lo suficiente como para descansar las 3 horas que me quedaban de sueño.

Al acostarme recordé una vez más la escena de la esquina, pero la alejé de mi mente de inmediato. Al cabo de 5 minutos me convencía que era muy pesada para borrarla del disco duro así nomás, a los dos minutos tenía una fuerte erección, ya no recordé más hasta que el despertador sonó como de costumbre con su puntualidad inglesa.

Desarrollé mi rutina matinal, desayuné, me calcé mi equipo deportivo y bajé a trotar mis 8 Km. El aire de la mañana estaba fresco, por lo que me ayudó a despejar. Luego de bajar cuatro calles, entré en el circuito del parque y tomé ritmo. Miré el reloj y observé a otros madrugadores que circulaban en el parque, corriendo, caminando, paseando un perro o dirigiéndose a trabajar. Al instante la imagen volvió a mi mente, el tío mamándose aquella verga, nunca había visto un tío comiendo una verga, y menos me podía imaginar que si lo hacía tuviera esa cara de lujuria.

Debo confesar que en mi adolescencia miraba la verga de mis amigos o compañeros en las duchas del club o cuando nos masturbábamos, pero nunca con esa idea. Solo en mis delirios, cuando dejaba volar mi imaginación, quizás a los 15, por ahí era, alguna vez había imaginado que éramos tomados de rehenes por algunos terroristas que nos obligaban a mantener sexo con los otros rehenes, creo que algún tiempo tuve la idea de que algún tío me chupaba la verga y yo le tenía que dar por el culo. Seamos sinceros, también yo la mamaba y me daban por el culo. Pero también les diré que se me pasó rápido esa idea, apenas tuve mis primeras relaciones sexuales con chicas, mundo que me fascinó de inmediato y la oferta era tan grande, que apenas podía imaginarme un fin de semana sin sexo.

Incluso tenía una empleada que me la mamaba cuando mis padres no estaban, la puta me despertaba y me la mamaba, luego bajaba sus calzones y se la metía duro, luego le daba algo de dinero. Una vez me entrego el culito y me encanto, también me pido más dinero.

Acelere el paso un poco mas y miré a una chica que corría delante de mí, tenía una linda figura, pero solo pude seguir viendo aquella medio desnuda que tenía una verga y unos pechos incipientes. Delgada, brillante por el sudor, pelo largo negro y revuelto, de pié recostada en la pared. Sus ojos expresaban deseo, me invitaban a unirme a ella.

Un grito me sacó de mi ensoñación y una bicicleta frenó contra mi cuerpo, ambos caímos al suelo, enredados. Apenas reaccioné y puse mis manos en la dirección en que caía, mis manos se rasparon, mi rodilla derecha golpeó el pavimento y mi hombro derecho controló mi caída, evitando que mi cabeza golpeara el duro pavimento de la calzada del parque.

El cuerpo que tenia sobre mi se revolvió, era una mujer. Maldijo a viva voz y trato de levantarse. Me insulto, me llamo sucio, estúpido, hijo de puta, maniático y mas epítetos por el estilo. Algo como ve a que te den por el culo fue lo que me hizo reaccionar trate de ayudarle a levantar la bicicleta, pero me gritaba más y no dejaba de mirar hacia mí, pero no a mi cara, así que decidí mirar lo que centraba su atención y pronto descubrí que miraba mi erección.

Más que avergonzado me retiré del lugar, como pude, tratando de no llamar la atención, de disimular aquello. Llegue a casa y me desvestí, metiéndome en la ducha, abrí el agua fría y dejé que corriera sobre mi cuerpo, me ardían las manos y la rodilla derecha, pero no me importó.

Los días siguientes fueron intensos de trabajo, se venía el cierre de verano, y todos querían vender o comprar, hacer el negocio de su vida antes que el verano se llevara los negocios y la gente de vacaciones. Me faltaba concentración, pero mi intuición y suerte me cubrían bastante bien. No arriesgué mucho, así que todo anduvo normal.

Sorpresivamente, hasta para mí, decidí que adelantaría una semana mis vacaciones, mi jefe se sorprendió y trató de disuadirme, pues aun quedaba una cuenta importante que se rumoraba vendería con el mercado en alza. Le dije que el verano anterior no había salido de vacaciones pues habían habido muchas cuentas importantes y que me iba si o si. Me preguntó a donde viajaba, y le dije que por ahora a casa, por lo que su cara de estupor casi fue de malestar.

Esa tarde llegué a casa, me duché y me serví un whisky abundante con hielo y encendí el laptop. Mi página de inicio se abrió, google era un amigo al momento de buscar cosas en la web. Pensé que haría, bebí un sorbo de aquel amigo amarillo y escribí tras y di el enter. En cuestión de dos segundos la pantalla se inundó de resultados. Sentí algo de sorpresa al ver que habían miles de entradas, demasiadas pensé. Trate de definir la búsqueda, y le agregue el nombre de mi ciudad. La cantidad de resultados me sorprendió, pasaban los cien largos. Leí con atención y entre en el primero que me llamo la atención.

Era una página que tenia historias y fotos, además de muchas links. Me fui derecho a las fotos, había de todo, algunas eran unas perfectas féminas, claro que las fotos demostraban la paradoja de que no todo lo que reluce es oro, y no todo lo que parece una hermosa mujer lo es estrictamente en el sentido de la palabra. Había algunas que tenían fuertes rasgos masculinos. Navegué un buen rato, de una en otra chica, me serví un segundo vaso de whisky, y continué, sintiendo una firme erección, lo que no dejaba de hacerme sentir algo culpable. El liquido ámbar me saco las preocupaciones y despejo el camino de la web, entre en las historias donde quedé totalmente enganchado de fascinación.

Me llegó a doler la verga de dura que la tenia. Creo que me leí cerca de 20 o 30, cuando sonó el teléfono. Una compañera de trabajo me decía que su esposo había ido a ver a su padre enfermo en otra ciudad y que se sentía sola, ya habíamos tenido varias relaciones, era una zorra terrible, maniaca sexual, jugaba cuan duro la dejaras, y en casa sólo un polvo de vez en cuando a lo misionero. Me contaba que le metía tanto cuerno a su marido que el pobre se debía agachar la cabeza al pasar por las puertas, siempre reíamos. Así de buena estaba, pero así de peligrosa era, le gustaba dominar, meterse en tu vida, llamarte por teléfono y prenderse de tu verga cuando fuera, le daba igual la oficina que el auto o una iglesia. Ya le había echado de mi casa dos veces, era muy abusiva y ocupaba todo el espacio que le dejaras.

Medité mientras la oía decirme todo lo que me haría, mi erección no cesaba, y quizás era ella la solución que se precisaba. Cuando acepté oí su grito de triunfo, me prometió llegar en un suspiro y atenderme como un rey, reí pensando en que su casa estaba en la otra punta de la ciudad. El timbre en mi puerta me sorprendió, dudé si cortar primero o atender. Fui hacia la puerta del apartamento y escudriñé, por la mirilla sin soltar el inalámbrico.

Allí estaba Silvia sonriendo sensualmente, por el teléfono me pidió que le abriera la puerta. Pensé en hacerlo y recordé donde estaba mi Explorer, gire rápido y cerré el grupo de Internet, apliqué el apagar y abrí la puerta. Cayó en mis brazos teatralmente, reímos bastante con su ocurrencia. Me aseguró que sabía que esta noche yo le pertenecía y que no dudó en venirse lista para hacerme gozar a mil.

Mientras bajaba el cierre de su vestido no paraba de hablar, dejó caer el vestido y solo quedó en tanga y sandalias. Avanzó decidida y me atacó a besos mientras sus manos me recorrían de arriba a abajo. Sonreí cuando me felicitó por mi erección, no demoró mucho y ya me mamaba riquísimo, me masajeaba las bolas con maestría, era una zorra terrible, recordé que debía mantenerla a raya y que evitar sus unas era una premisa importante.

Follamos como conejos, le eche tres hermosos polvos y quise dormirme, ya estaba por esa noche. Se puso pesada, me agarraba la verga y la apretaba, me besuqueaba y lamia la cara y cuello, bajó en busca de mi miembro, como si por mamarlo fuera a cambiar la situación. Le advertí que no daba más, que estaba off. Ella rió y me dijo que nadie quedaba off si estaba en sus manos. Yo le aseguré que ni con una grúa me la paraba de nuevo, y la vi. sonreír maliciosamente. Me ofreció una apuesta, que me la paraba en 5 minutos y yo me rehusé, giré hacia mi lado de la cama y dormí plácidamente.

En la mañana desperté, ni rastros de Silvia, sonreí y pensé en salir a correr, pero recordé el incidente del día anterior, debía descubrir un nuevo lugar donde correr sin dudas, al menos por un tiempo. Me levanté, me130 largo y tendido, me despaché un buen pedo, y cuando entraba en la ducha, sentí ruidos en el estudio, y una risa sofocada. Me dirigí dispuesto a descubrir que pasaba, quien estaba allí, y era Silvia, desnuda usaba mi laptop. Me miró con sus verdes e intensos ojos, sentí cierto temor esencial, sin saber por qué.

  • Interesantes páginas visitas, no sabía que tus gustos eran tan amplios. - Dijo socarronamente. Recordé al instante mi navegación del día anterior, y me ruboricé sin desearlo. No supe por un instante que responder.

  • Pues miraba simplemente, solo curiosidad. - Y sin saber por qué le comenté lo que me había pasado algunas noches antes. Me escuchó con atención y sonreía pícaramente, omití las erecciones.

  • Y la erección de ayer me honraba a mí, o quizás a algunas de estas... "chicas", si es que se pueden llamar así.

  • Te honraba a ti, preciosa. Mentí con una sonrisa vendiendo al alza.

  • A mi me calienta mucho todo esto que miré y leí, la verdad es que debe ser genial hacerlo con una chica, me gustan las chicas por si no lo sabías. Carla de recepción ha estado en mi cama más veces que tú, y Andrea de gerencia se moja cuando la miro, jajajajajaja. Ya sabes, soy así. Claro que estas chicas no solo te llenan de caricias...

  • Yo jamás lo haría con alguien así, es un hombre al fin y al cabo. - Dije con la mayor firmeza que pude fingir, pues la verdad no sé por qué me costaba decir que no me interesaba, para ser honesto tampoco sabía que haría llegado el caso de tener que tomar una decisión.

  • Oscar, porque no buscamos a una "chica" así. y la hacemos nuestra, Que dices, bebe?

  • Estas loca, lo mío son las chicas y tú lo sabes. - Dije y soné muy convincente, lo que me dejó muy satisfecho.

  • Vamos, es solo una chica, especial, tú te ocupas de la chica, y yo del resto. Será nuestro secreto, uno más. Que dices?

  • Yo me ocupo de chicas de verdad, como tú, si quieres trae una de las otras y la pasamos bomba. - Dije, lamentando mi falta de audacia y valor, para no confesar de que me encantaba la oferta.

  • Veremos qué pasa, ven aquí, dame mi medicina. - Me invitó ella, sacando la lengua lujuriosamente. - No me apetecía mucho el sexo esa mañana, pero pensé que debía dejar mi hombría bien en alto, no fuera a ser que Silvia pensara equivocada. "Piensa mal y acertarás" el viejo dicho vino a mi mente, lo conocía Silvia?, lo dudaba, si fuera algo de fornicar sin duda lo sabría. Me dejé ir y la follé por dos veces, antes de que se duchara y decidiera marcharse. La peluquería y los masajes eran su cita esa mañana, entraba a trabajar en la tarde, yo en cambio no tenía obligaciones.

Tras tres días de navegaciones en páginas trans y afines, y una docena de pajas, llegue a la conclusión de que aquello era más que excitante, era adictivo y me costaba admitir que las dudas atormentaban mi corazón y mente. Como seria hacerlo con una "chica" así? Esa pregunta iba y venía en mi mente. Como a las 8 de la noche sonó el teléfono, era Silvia.

  • Hola, sigues pensando en mi oferta? - Abrió fuego directo sobre mí.

  • Qué oferta? - Mentí no saberlo.

  • Vamos, no te hagas el estrecho, sabes de que hablo, no me digas que no te gustan las "chicas" y su acento estaba cargado de ironía y picardía.

  • Noooo. No me interesa en absoluto. - mentí con voz de póker.

  • Que pena, estaba haciendo contactos con una... Pero si no te interesa, veré como lo resuelvo. - Dijo como decepcionada, pero manteniendo firme su decisión. Ella negociaba muy bien, pero era una asistente, no era responsable directa de ninguna cuenta aun.

  • Cuando quieras tu ración me llamas, pero las cosas raras déjalas para tus otros amigos. - Respondí tratando de sonar convincente.

  • Ok, tú te lo pierdes, chau amor. - Dijo y colgó dejando un vacío en mi estomago.

Maldije en silencio mi falta de valor, sabía que con ella lo hubiera podido manejar a la perfección, si no se decidía, siempre tenía una salida elegante, y si le gustaba, ella quedaba en el medio. Siempre podría decir que no me gusto, y volver por más ya solo. Silvia había contactado a alguien, maldición, como había hecho, pues eso sabia que seria difícil, la discreción era su preocupación mayor. Tenía un nombre que no quería arruinar, y menos aun su imagen de macho fornicador. Se sirvió un whisky generoso, le agrego hielo y luego de revolverlo, bebió un trago. Tomó asiento frente al laptop y googleo con la palabra clave: trans, pero antes de dar enter, agregó el nombre de su ciudad, y luego de vacilar unos cuantos segundos, agrego "contactos' y dio un enter lleno de dudas.

Los resultados no pasaron de 20. Luego de abrirlos todos, seleccionó unos 4 y desechó el resto que no aportaba nada. Una página era de trans de la ciudad y tenía muchas links, al menos una por cada chica en oferta. Otra era un club de gays que terminó desechando. La tercera era una página personal al igual que la cuarta. Investigo cada link a fondo, había fotos interesantes y ofertas prometedoras, otras eran basura. Una de las páginas personales era de una profesional, lucia estupenda en las fotos, y tenía una verga envidiable, no le hacía sentir seguro, quería algo más delicado, el temor era esencial, una verga así en una cama era un peligro, no sabía cómo funcionaban esas "tías".

La otra página era de un tío que se vestía como chica, estaba bastante bien, pero no tenia tetas, y sin duda no era lo que ralamente le podría interesar. A su mente volvía la chica delgada, sexy, morena, transpirada, de pechos incipientes y verga, digamos que normal. La había idealizado y le costaba encontrar su "chica". En las links habían promesas, pero no se decidía. Eligio unas 3, a las que les dejo mensajes.

Paso la noche leyendo historias y mirando fotos, hasta que encontró una link de videos, streams, de segundos, pero le parecieron estupendos. Algunos tenían unas chicas espectaculares, otros eran basura, pero así era la web. Se pajeó como dos veces, hermosas trans folladas, buenas mamadas, hechas y recibidas por las diosas. Finalmente quedó impresionado con uno donde una hermosa chica con una gran verga se follaba un tío en posición de perrito. Lo reprodujo como 10 veces sin dejar de excitarse. Mierda pensó, es demasiado que te la metan así. Pero su verga seguía dura como una roca.

Al despertar constató que era medio día, estaba desnudo sobre las sabanas, se removió estirándose y su mano entró en contacto con semen, su propio semen, pegajoso, se limpió en la sabana y lo volvió a tocar, aproximó su mano a la nariz, tenía un olor fuerte, rancio. Lo miró mientras sus dedos se pegoteaban, jugueteó con el por un instante y lo acerco de nuevo a su nariz, y olió nuevamente. Instintivamente su lengua salió y lamió su dedo índice, puajjj, era salado, extraño, pero nada que lo fuera a hacer vomitar, había probado medicinas con peor gusto. Se atacó de risa, había probado su leche, mierda estaba loco, trastornado de verdad.

Se levantó y duchó, arrojó las sabanas al canasto de ropa sucia, prendió el laptop, mientras se dirigía a desayunar algo. Se preparó un café y agarró unas rosquillas mientras desnudo se sentaba en el escritorio y verificaba el mail. Su corazón palpito con ganas cuando vio que "Nélida trans" había contestado. El puntero fue rápidamente hacia la link y se abrió.

Nélida le ofrecía una intensa gama de servicios a precios moderados, bueno no eran muy baratos que se diga, algunas chicas lindas cobraban menos. Abrió las fotos adjuntas y una rubia curvilínea, con unos generosos pechos y una picha larga colgante le miraba seductoramente. En otra estaba de espaldas, mostrando unas redondeadas nalgas mientras miraba la cámara tratando de vender su femenino cuerpo. Leyó y miro las fotos durante más de 30 minutos sin decidirse, le pedía confirmar día y tiempo deseados para agendar su cita.

No se decidía, cuando sonó el teléfono. Era Silvia, su marido viajaba a Portugal por negocios, tenia 6 días libres, era viernes y había declarado que tenía una mamografía y que no iría a trabajar, le prometía tres días de pasión y placer. De paso le insistió con la oferta. Oscar decidió dejarla de lado por lo menos un par de meses, ya le cansaba su sarcasmo y exigencias.

Finalmente, luego de muchas indecisiones, optó por salir a dar una vuelta en su coche, dado que no tomaba aire desde hacia varios días. Al cabo de recorrer la ciudad por unos 10 minutos sin rumbo cierto, giró de golpe y tomo rumbo a donde imaginan. Buscó el camino en su mente, y no tuvo mejor idea que tratar de tomar el atajo de aquella noche y buscar la calle. Luego de un par de intentos fallidos llegó a la calle que buscaba, eran casi las 10 de la noche, estaba transitada y habían algunas putas. Llegó hasta la esquina en cuestión, pero no había nadie, es más ahora había una tímida luz de un portal, en la vereda de enfrente. Su decepción era grande, había tenido una secreta esperanza de encontrar a la "chica".

Recorrió la calle más de 4 veces, lentamente, en un sentido y otro, pero no había señales de la chica. Finalmente, antes que rendirse, decidió detenerse en la oscuridad de la calle lateral que desembocaba en la esquina en cuestión. Puso la radio y no encontró la música adecuada, así que selecciono un MP3 de la guantera, y escucho como Kenny G llenaba el auto con su música.

La espera fue interminable, como a la a media noche, opto por dar una vuelta más y volvió a casa, Allí se conecto nuevamente a su sitio favorito y se pajeo hasta la madrugada mirando videos, leyendo historias y admirando chicas con polla.

Al mediodía despertó sobresaltado, recordó que estaba de vacaciones y durmió un rato más. Empezó a pensar en viajar a algún lugar donde pudiese encontrar algo de diversión, pero termino volviendo a la web.

Durante tres noches repitió la rutina, más tarde por supuesto, pues aquella noche que no podía olvidar, había sido a la madrugada. Casi a punto de regresar a su casa, casi a las tres de la mañana, vio como un auto se detenía en la esquina, y una silueta femenina bajaba despidiéndose del conductor, para luego acercarse a la pared y permanecer de pie sin ninguna prisa. Observó la silueta gracias a la tenue luz del portal de la otra vereda. todo parecía encajar, alta, delgada, femenina, cabello largo oscuro, un vestido ajustado de falda muy corta que dejaba al descubierto unas piernas muy largas, Sintió como una erección tomaba forma bajo su pantalón, su pulso se acelero más de lo normal, y su mente analizaba opciones. De repente algo sorprendente ocurrió, la "chica" empezó a andar en dirección a su auto y él se sobresaltó, como lo había visto se preguntó. Pero más se sorprendió cuando la chica se detuvo frente a un árbol, y luego de mirar en ambas direcciones, metió su mano entre sus piernas y saco su verga para echarse una meada de miedo. Oscar no pudo evitar reírse, aquella situación que hubiera desalentado a otra persona, a él no hizo más que excitarlo.

La vio sacudir el aparato flácido y guardarlo con esmero entre sus piernas, todo era nuevo, y le pareció tan curioso como divertido. La vio acomodarse la falda, mientras volvía a la esquina. En ese instante algo ocurrió que le paralizo la respiración, un coche se detuvo en la esquina. Maldición, pensó Oscar, después de tanto esperarla, un idiota me la birla así nomás. Se decidió rápido, toco la bocina insistentemente y repitió varios destellos con las luces. La "chica" no pudo evitar darse vuelta, mientras al mismo tiempo volvía a mirar hacia el auto de la esquina. Oscar encendió el suyo con celeridad y salió disparado hacia ella, Se detuvo mientras bajaba el vidrio. Ella lo miró sorprendida. La verdad es que estaba muy buena, era todo lo que había imaginado, su cara era de facciones delicadas, nariz recta, ojos oscuros pero vivaces, boca grande con unos labios delicados, que dejaron ver una linda sonrisa.

  • Tú dirás. - Dijo sonriente, con una voz que parecía de resfrío.

  • Buenas noches. Pues pensaba si tal vez podríamos conocernos más íntimamente. - Dije tratando de sonar seguro, cuando en realidad soné como un tonto.

  • Por mí no hay problema, aunque creo que me has sacado ventaja, ya conoces algo más de mí que lo que yo puedo conocer de ti. - Dijo risueña, buscando romper el hielo.

  • Sube, - Dije sin más, me convencí de que era un buen comienzo, después vería que hacía, pero necesitaba esa "chica" ya.

  • Ok. - Dijo ella, mientras daba la vuelta al auto y abría la portezuela del auto. El otro auto arrancó, y yo sonreí en señal de victoria. No sabía como seguiría la cosa, pero ya estaba conmigo. Arranqué, mientras ganaba tiempo y decidía que hacer.

  • Oye, podemos hacerlo en el auto, ir al hotel de la vuelta, o gastarte algo más y ocupar una habitación en los moteles de la carretera, hasta jacuzzi tienen. - Dijo ella mientras me miraba divertida.

  • No sé qué haremos pero no te preocupes. De momento enfilemos para los moteles, por el dinero no te preocupes. - Dije, esta vez con seguridad.

  • Si no te preocupa gastar, vamos al "Remanso de Amor", es el mejor. Luego de unos 40 minutos entramos al Remanso y bajo su dirección ocupamos una habitación, a la que accedimos por la entrada del garaje, la puerta se cerró automáticamente y bajamos en un patio que daba a una puerta, que ella abrió.

Cuando pasé el umbral y la puerta se cerró, sentí un escalofrió y trague saliva. Irene prendió las luces, allí me dijo su nombre, reguló las luces a su gusto. Camino en dirección a una nevera pequeña que había y sacó una botella de agua de la que bebió con ganas. Luego se sentó en un sofá y cruzo las piernas muy femeninamente y me miró.

  • Tú me dirás como sigue esto. Parece que me vas a contar algo, más que follarme. - Dijo con una gran naturalidad.

Mientras rebuscaba algo en su bolso, yo carraspeé para aclarar la garganta, esa "chica" tenia razón, necesitaba decirle algo.

  • Veras linda, nunca antes salí con... alguien como tú... Por lo que tengo muchas dudas.. Y... el dinero no es problema pues te pagaré lo que sea... aun en caso de que solo... solo conversemos. - Dije, y me sentí como un gran tonto.

  • Por mi está todo bien, me encanta conversar. Por cierto te cobraré lo mismo que si me follaras, aunque sería una pena que un guapetón como tú se dedicara a hablar nada más. - Dijo ella a modo de arenga.

  • Sabes que no es fácil esto, hace unas semanas ni sabía que existían. Bueno, en realidad sabía que existían chicas.. Como tú, pero nuca había visto una, y menos imaginado alguna vez estar en la misma habitación. - Exprese tratando de clarificar el tema.

  • Siempre pasa, a los chicos les falta información vital, si estuvieran mejor informados seria millonaria. - dijo ella y ambos nos pusimos a reír.

  • Te seré sincero, hace como una semana o más, ..., yo fui el que giró el auto y te iluminó a ti y a un hombre, - Alcancé a confesar ruborizándome como un niño, aunque gracias a la poca luz creo que no se notó.

  • Jajaja. Así que te llevaste una linda sorpresa y no te cobramos nada por el show. - Agregó riendo. Volví a reír antes de responderle.

  • Desde entonces he estado obsesionado con ello, he visitado Internet y he visto y leído, y me he excitado una y otra vez, y finalmente te he empezado a buscar. Llevo tres noches de guardia y bien, te encontré, pero no estoy seguro sobre lo que voy a hacer. - Le largue por fin, sin más vueltas.

  • Oye, pocos chicos me buscan con tanta insistencia, debes ser el primero, lo que me halaga. Digamos que podemos hablar un poco y ver si nos entendemos mejor.
  • dijo casi preguntando.

  • Es una buena idea. - Convine con una pizca de entusiasmo.

  • Te pondré al día de como es la cosa. Soy una chica con polla. Me siento como una chica, vivo como una chica, pienso como una chica, pero no me resigno a perder mi polla, tú me entiendes, es algo especial el placer que te da una polla. Pero al mismo tiempo me encanta sentirme mujer, que me traten como tal, y enloquezco porque me follen rico por mi agujerito, por llamarlo de una forma cariñosa. Dijo y saco algo de su bolso. - Te molesta si fumo. - Preguntó.

  • No, y dame uno, lo necesito. Dije yo mientras me lo extendía y los encendíamos con la misma cerilla.

  • Quiero dejarte claro que hago todo, doy y recibo, no existen tabúes para mí, pero cada excentricidad de mis clientes, se agrega a la cuenta. No es que me haga la exquisita, pero vivo de ello. A veces lo llego a disfrutar, otras veces es solo trabajo. - Dijo y hacia una pausa mientras fumaba. Le pedí que siguiera hablando.

  • Puedo ser lo que desees, una chica o una chica con polla, pasiva o activa, o ambas cosas, Estoy controlada, tengo mis análisis en el bolso. Soy limpia y educada. Ante todo soy una profesional que sabe como brindar placer, nadie se ha arrepentido jamás. Se lo que un hombre necesita, se donde lo necesita, se cuando lo necesita y se cuanto lo necesita, No se mucho de anatomía, pero si donde está el placer. - Dijo, deteniéndose a fumar.

Nos miramos un instante demasiado largo, ella no hablaba y yo no sabía que decir.

  • Qué edad tienes Irene? - Por fin pregunté.

    1. Dijo, luego la brasa de su cigarrillo iluminó su joven y atractivo rostro.
  • Oye. Probemos, no sé hasta donde iré, pero si quiero probar. No lo tomes a mal, pero estas limpia, digo, o bienes de una relación?, no sé. Me entiendes, no te ofendas. - Susurré con algo de vergüenza, con las chicas normales no me importaba, un cono es un cono, pero aquí era diferente, sabía que lo era.

  • Pues creo que no habrá problema, nos bañaremos. Y antes que continuara, yo le sugerí - Por turnos.

  • Como tú quieras. Solo dime que deseas.

  • De arranque te pagaré la noche y veremos qué pasa. - Agregué animadamente, mientras ella se levantaba y entraba al baño.

  • Tienes hasta el mediodía, cariño. Me tienes toda para ti, no te arrepentirás, esa erección que tienes me dice que la pasaremos bien. - Y dicho esto cerró la puerta.

Mire mi erección, dolía, me había excitado con su presencia y más aun con su charla. Oía como el agua corría, y empecé a desvestirme despacio. Encendí la TV, busqué una porno, habían como 5 diferentes, ninguna de trans. Puse música, una estación emitía una suave música, como para pasar la noche. Me sentía nervioso, pero la excitación era más.

Al cabo de un rato el agua dejo de correr y como 10 minutos después la puerta se abrió. - Tu turno dijo. - Mientras pasaba envuelta en una toalla, maquillada y oliendo muy bien, - Lávate bien donde tú sabes. - Agregó riendo.

Reí con su ocurrencia y entré. Me duché a conciencia, me lavé más que bien, luego cepillé mis dientes, vi. el cepillo descartable del hotel que ella había usado y me ajusté la toalla a la cintura antes de salir, no sé por qué tanto recato, pero así salí. Ella estaba mirando TV, recostada en la cama, con la sabana casi al cuello.

  • Hummm. Qué bien te ves, sácate esa toalla, muéstrale a Irene que tienes para ella y métete en la cama que debes aprovechar tu tiempo.

Dejé caer la toalla con gracia.

  • Huyyyy, que linda herramienta, y ya estás caliente, me parece que la vamos a pasar bomba. Dijo mientras levantaba la sabana para que yo entrara.

Luego de ubicarme a su lado, no pude evitar sentir su perfume embriagante, mirar aquellos ojos oscuros y sensuales, y aquellos labios que me invitaban a besarla. Me asaltó una fuerte sospecha de que estaba cruzando un umbral embrujado, que seguramente me llevaría a un camino difícil de dejar. Sus labios eran tiernos, besaba muy bien, me buscaba una y otra vez, me rozaba con los suyos en los míos, me apretaba con sus labios, me succionaba, me mordía delicadamente. Su lengua iba y venía dentro y fuera de mi boca. Sus manos acariciaban de a poco mi cuerpo, explorándolo sin apuro, como un novio que explora por primera vez a su novia y no quiere asustarla, y progresa de a poco.

Yo acaricie sus senos, no eran tan incipientes, eran suaves al tacto, sus pezones larguitos estaban algo endurecidos. Su piel era sumamente suave y olía muy bien. Mi verga me dolía de dura que la tenía. Sus manos acariciaban mi pecho, pellizcaban mis tetillas hasta dejarlas ardiendo y crecía mi excitación. Me decidí a explorarla más, llegue a su cintura y nalgas, su cuerpo bien formado, delgado pero firme, pareció estremecerse ante mis caricias, lo que me incentivó a acariciarla más. Pronto su mano llegó a mi verga. Sentí como sus dedos largos y delgados se cerraban en el tronco de mi polla, acariciándola en toda su extensión. Sus manos rozaban con delicadeza la piel de mi capullo y sus dedos hacían círculos en la cabeza, arrancándome estremecimientos y hasta un suspiro de placer.

Irene no me mintió cuando me dijo que sabia el qué, cómo, cuándo y cuánto de los hombres. Me tenía en un limbo de placer, tan excitado que me podría haber pedido mi cuenta bancaria a cambio. Sus dedos tocaba las cuerdas de mi arpa y me enloquecía, Así sentí como bajaban hasta mis bolas y jugaban con el saco. No dejaba de besarme por toda la cara, boca, orejas, cuello, a veces llegaba a mis tetillas y las succionaba o mordía y yo me dejaba ir, la dejaba hacer a placer y gusto.

Mis manos no tardaron en extender su exploración, los muslos, por delante y detrás, ella me ayudó separando las piernas de la misma forma que yo había hecho. Sus dedos jugaban en el espacio entre mis bolas y mi culo, que se me antojó desconocido hasta el momento, y me producía un placer tranquilo y firme. Mi mano fue a su vientre y no pude resistir la tentación de bajar un poco. Solo vientre, su pubis estaba depilado. Bajé un poco mas y solo su suave piel, ya me imaginaba una vulva cuando sentí el duro comienzo del tronco de una polla.

Irene con un ensayado movimiento corrió su tanga y libero su verga, que estaba bastante tiesa. La toque con mis dedos , era muy suave y cálida. Mire sus ojos cerrados, con una expresión de sereno placer en la cara, hasta que sus ojos se abrieron y nos miramos muy de cerca. Me animó su mirada y la agarre con mi mano, y me sorprendió que casi que la llenaba, y su largo no era nada despreciable, casi como la mía, Ella adelanto su vientre y cerrando los ojos gimió de placer. Nos acariciábamos mutuamente nuestras pollas, nos besábamos sin apuro, con ganas, y la temperatura subía rápidamente. Yo trataba de reproducir los mismos movimientos que ella, regresándole los favores en su propia polla.

  • Basura. - Me Esperó a la cara, mientras sonreía. - Me súper excitas, no sé como terminaremos si sigues así, - Agregó mientras jugueteaba mordisqueando suavemente mis labios.

  • La verdad es que no me importa, cariño. - Dije sin fingida firmeza. Su cuerpo grácil y flexible me hacía perder la cabeza, su cálida y suave piel me obsesionaba y su palpitante y dura verga era mi nuevo juguete y no lo quería soltar por nada del mundo. Irene giro un poco, y de pronto la tuve lamiendo mi vientre y en menos de lo que imagine su boca engullía mi verga. No sé cómo pero la trago toda, su boca húmeda y tibia alojaba mi verga y me enloquecía, la mamaba como si se le fuera la vida, apenas creía cuando la veía metérsela toda como si nada, era una maestra mamándola. Me excitaba física y mentalmente, verla era un espectáculo. Sus ojos me miraban lujuriosos. En determinado momento me acomodé mejor, apoyando mi codo para tener el torso más erguido y verla, además de sentir, usar esa boca prodigiosa que subía y bajaba por el tronco, se ensañaba con la cabeza, mordisqueaba, succionaba y tragaba,

Al ubicarme así, ella giró hábilmente su cuerpo y su verga quedo a unos 15 centímetros de mi boca. A mi mente vino la imagen de aquella noche, que parecía tan lejana, pero tan vívida era la imagen que se me presentaba que sentí la gran tentación de mi vida. No lo pensé, solo lo hice. Eso sería lo que recordaría siempre. No tuve la menor duda, mi boca avanzó decidida a su encuentro, y sin besarla o lamerla, la introduje en mi boca.

La sensación fue fabulosa, me encanté, su verga dura era tibia y suave, no tenía un gusto definido, pero esa firmeza estaba viva y era suave, tierna y adictiva. No puedo asegurar cuanto se la mamé, pero pasado el impacto inicial, ella me condujo, me enseñó como hacerlo. Primero lo hacía en mi verga, despacio y yo lo repetía en la suya. Era un juego súper estimulante, el placer me causaba vértigo, estaba dominado por la lujuria. Hipnotizado por eso verga y el placer que me brindaba, y sus jadeos me alentaban más y más. En determinado momento, Irene se deshizo de mi con ágiles movimientos y tomando un condón de la mesa al lado de la cama me empezó a calzar la goma. - Quiero que me folles, no aguanto más, No respondo de mí por más tiempo, así que métemela, y dale duro.

No me hice esperar. Ella se recostó de espaldas y levantando las piernas me invitó a penetrarla. Con su mano me dirigió a su hoyo, que ya estaba lubricado y me dejé ir dentro de ella, hasta que mis bolas tocaron sus nalgas. Recogí sus piernas entre mis brazos, para penetrarla afondo. No pude dejar de sentir su verga contra mi vientre, no era algo que no se notara. La miré a los ojos y la besé, ella me hizo señas con la cabeza para que me moviera y lo hice. Al principio su rostro hacia muecas de dolor, por lo que baje la velocidad, pero ella me alentó al oído con un dale con ganas. Empujé sintiendo ese abrazo único que solo un culito puede dar, alrededor de mi verga y parecía que la escurría a cada empuje. Ella jadeaba, y su cara parecía más relajada. Su mano acariciaba mis bolas que saltaban de un lado a otro con las embestidas. Su cuerpo se retorcía bajo el mío, era fibra en tensión y yo no quería defraudarla. Nos besábamos de a ratos, mientras mi verga iba y venía en toda su extensión, recorriendo su interior, abriendo una y otra vez su hermoso hoyito. Mi verga estaba que reventaba ante tan espectacular sesión de sexo, pero yo trataba de hacer perdurar el momento.

  • Cuando te estés por correr, quiero tu jugo en mi boca, sales y me lo vuelcas. - pidió entre gemidos. Así lo hice, cuando pensé que era tiempo, salí de su interior, ella me sacó el condón de un solo movimiento y me recibió en su boca. Empujé y a ella no pareció importarle, me corrí como loco. Mientras me corría en su interior sentía como sus dedos jugaban con mis bolas y llegaban a acariciar mi ano. Eso me produjo una mayor intensidad en mi orgasmo, al sentir como la yema de uno de sus dedos se apoyaba en la entrada de mi ano y lo acariciaba, aprovechando una extrañas palpitaciones que experimentaba en ese momento, para adentrarse lo suficiente para que mi virginal hoyo de forma que le pellizcaba apenas la yema del dedo delgado y suave. Mientras me recostaba relajado, después de tremendo orgasmo. Vi como ella se limpiaba restos de semen de su noca con el dorso de su mano y se tendía sobre mí y me besaba apenas en los labios. Se mantenía en sus rodillas y manos, sin descansar su cuerpo sobre el mío. Allí alcance a ver que su verga estaba aun dura, lo que no me gusto mucho, pero no podía quejarme. Finalmente su lengua irrumpió en mi boca y sentí el gusto de mi semen en su boca, ya lo conocía, esta vez no me sorprendió ni disgusto, solo me resulto anecdótico. Mientras yo reflexionaba sobre mi semen vi que su mano hacia algo en la mesita de al lado de la cama, pero no vi. que era. Se tendió sobre mí, sin dejar de besarme y acariciarme, usaba cuerpo, manos, piernas, pies, era una experta, genio del sexo.

Sentí su verga dura contra mi muslo, y su lengua entraba en mi oreja, un miedo extraño me asalto de repente. Aun así no atine a hacer nada.

  • Guapo, ya sabes que esto no está terminado. Y creo que no necesitas muchas explicaciones, ya que eres inteligente y sabes en qué consiste la segunda parte. Además tú quieres que esto siga, lo vi en tu cara apenas subí en el auto. Tú me quieres completa, no te alcanza la cara que ya conoces, quieres ver la otra. - Susurraba ella en mi oído, sin dejar de acariciarme y besarme y demás. La idea me excitaba tanto como me atemorizaba, No tenía valor para decirle que no, de la misma forma que tampoco me alcanzaba para decirle "adelante nena". Así que me quedé quieto y callado. "El que calla otorga" pensé y nunca más cierto, aunque el que invento el pensamiento nunca imagino lo que yo entregaba esa noche, sino se hubiera asustado. Yo estaba asustado, pero por algún extraño motivo, esa noche había mamado una verga con devoción religiosa y ahora estaba de hecho haciendo un sacrificio mayor a los Dioses. Vaya, ahora entendía de que se trataban los sacrificios.

Sentí como su mano me invitaba a separar mis piernas, tímidamente lo hice, de inmediato sentí como sus advenedizos dedos exploraban mi hasta ahora apretado ano. Me untaba algo frío, me estremeció de pensarlo, yo lo había hecho muchas veces con chicas, y nunca imagine lo que se sentía. Un dedo penetro despacio y revolvió mi interior, entro y salió varias veces, hizo círculos, y me estremeció, sentía ganas de cagar pero salió. Luego entraron dos y contra todo lo que yo pensaba mi ano no se resistió casi nada, me desilusiono un poco. Sonreí pensando en que no se defendía. Entro y salió, revolvió mas, entro y salió. Me susurraba cosas al oído "Buen niño" "Tranquilo que no duele" "Tranquilo a todos nos gusta" "Así que vamos bien" "Tu culito es un amor" "así, bien, sin resistirse que no duele"

Me fue llevan hasta que me pareció tener tres dedos dentro. Contra mi voluntad experimenté un choque eléctrico leve en mi verga, cuando uno de sus dedos entro solitario y en las profundidades toco algo dentro de mí. No podía creer que lo pudiera disfrutar, así nomás, pasar de ser el machote que era a ser la puta de una tía con polla.

Pensaba rápido, sentí como me tomaba por los tobillos y los apoyaba sobre sus hombros. Me sonrió infundiéndome ánimo, Era un buen gesto, pero me moleste conmigo mismo por mi falta de rebeldía. Me iban a follar con una verga casi del tamaño de la mía, que no era nada chica que se diga, y no era capaz de articular movimiento ni de ensayar una mínima defensa. Observe la satisfacción en su cara cuando adelantaba su cadera hacia mi trasero en exposición. Me acomodo una vez más, acortando la distancia, y sentí como algo se apoyaba en mi ano. Ese era el momento, luego no habría marcha atrás. Ella pareció leer mi pensamiento, pues me miro fijamente. Nuestros ojos se encontraron y por un instantes nada paso. Si esperaba una señal no se la di.

"General, el teléfono rojo no suena, proceda con el lanzamiento del misil atómico" esa idea vino a mi mente, como en las películas el héroe espera hasta ultimo momento una señal para cancelar y no llega hasta que cuando ya es inexorable el desastre el teléfono suena. Solo que Irene no mira películas, y empujando su verga, siento la presión en mi hoyo que se resiste un poco. Quiero separarme, es un movimiento instintivo, pero sus manos me aferran de las caderas y aumenta la presión. Y finalmente mi ano cede y se dilata produciéndome un ardor y siento como vencida la resistencia inicial la verga de Irene se introduce sin más miramientos. La cabeza entra y mi ano se cierra sobre su tronco.

Me parece tenerla muy adentro, quiero cagar, me asalta la desesperación. Una fuerte palmada me hace arder una nalga y me desconcentra. En ese instante Irene empuja más y siento como mi recto se llena con aquel pedazo de carne tibio y firme. Otra palmada que duele y me la guarda hasta el fondo. Maldigo mi estupidez, pero ya estoy ensartado hasta las bolas. Deja caer su cuerpo sobre el mío y su cara se aproxima a la mía, nos miramos una vez más, no se mueve más que para besarme. Entiendo que espera que mi ano se ajuste a su verga.

  • Tienes ganas de hacer caca, es mi verga, es natural. Mira lo que pasa. - Dice y comienza a sacar su verga de mi culo, yo empiezo a aliviarme y hago fuerza para terminar de expulsarla cuando casi estaba afuera y ahí ella me la mete hasta el fondo de un solo movimiento, dejándome sin aliento.

  • Jajajaa. - Ríe como una niña.- Cuando haces fuerza para cagar mi verga, dilatas el esfínter y yo te la meto más. Te gusta el juego? Vamos de nuevo, disfrútalo mientras dura. Allí vamos de nuevo, siento ganas de cagar y ella me la entierra hasta el fondo, Así vamos, cada vez que me la saca yo empujo y ella disfruta metiéndomela toda. No sé cómo pero cuando entra su roce me agrada al punto de darme un extraño placer, llenándome, abriendo mi interior con esa dura y tibia verga. Pero lo mejor es cuando toca algo que en su ir y venir he descubierto. Imagino que es la famosa próstata, que me hace sentir unas corrientes que me llenan de placer. Se me paró la verga.

Irene no para de susurrarme cosas al oído. "que culito divino" "se come mi verga con facilidad y ajusta lo necesario para enloquecerme" Te voy a follar rico, me vas a pedir que no pare más" "Bienvenido a mi mundo" Eso es, goza, gime, grita si quieres". Tanto me excito que mi verga está dura y me desespero por ayudarla a follarme. La abrazo como puedo, la acaricio, muevo mis caderas, aflojo mis piernas para que su cuerpo se mueva libremente sobre el mío. Deliro de placer, cada vergazo que me pega me acaricia el interior, vamos, te friega el intestino y te gusta, me dice una voz en mi cabeza. Su verga al entrar lo hace en un ángulo perfecto y le imprime unos masajes electrizantes a mi próstata.

  • Te gustó guapo, ya veo que te harás adicto a Irene. Irene tiene un clítoris grande y juguetón y tú un culito hecho a su medida. - Susurra junto a otras estupideces, que me excitan terriblemente, mientras su verga no deja de llenarme de placer. Perdí la noción del tiempo, gemí, y hasta grite de placer, cuando las embestidas fueron como un martilleo enloquecido y sus propios gemidos se mezclaron con los míos y tuve un orgasmo tremendo, el primero mientras me cogía ferozmente por el culo.

Irene se corrió luego de tan formidable cogida que me pegó. Su cuerpo cayó sobre el mío, respiraba muy agitada, igual que yo. Ambos transpirábamos profusamente. Busque su boca con la mía y nos besamos con pasión. Yo apreté mi culo y ella endureció su verga vencida por un breve instante. Reímos. Me la empezó a sacar y yo empuje, y ella una vez más me la mando guardar al fondo, reímos estrepitosamente. Me la saco finalmente y baje mis piernas que peligraban acalambrase. Nos abrazamos, y nuestros cuerpos cansados se fundieron en un tierno y cálido abrazo. La bese y le pregunte.

  • Te puedes quedar unos días conmigo? - Ella me miró sorprendida.

  • Todo pago. - Agregué.

  • Te cobraré las noches los días son gratis. - Dijo riendo y nos besamos una vez más. Pasamos 4 días en el hotel. Follamos como conejos. Perdimos la noción del tiempo y exploramos decididamente el placer. Descubrí muchos aspectos que ignoraba. Lo más importante es que me liberé desde el punto de vista sexual, bajé todas las viejas barreras, eliminé los tabúes. Aprendí a conocer mi cuerpo y el de los demás, aprendí no solo a experimentar el placer del sexo, sino que también a brindarlo. Empecé a mirar a los chicos de otra forma y a las chicas sin apuro. Pero esto es parte de otra historia.