Una follada rapidísima...

Un relato rápido como fue la follada de la rubia de la tienda de al lado hace apenas un rato...

UNA FOLLADA RAPIDÍSIMA...

Un relato rápido como fue la follada de la rubia de la tienda de al lado hace apenas un rato...

Hola amigos.

Les cuento lo ocurrido hace apenas una hora...

Eran las 14 horas del 03.09.2020, los alumnos habían terminado la clase y tenía dos horas para comer y esperar la entrada del siguiente grupo a las 16:00 horas.

Llevaba viéndola varios días.

Nuestras miradas se habían cruzado de una manera especial varias veces.

Intuía que le gustaba. Ella a mí también. Con cara de vicio, pero muy simpática.

Pensaba en decirle algo alguno de estos días.

Era así! , le gustaba..., luego me lo confesó. Yo también a ella.

No nos preguntamos los nombres.

Solo hicimos sexo pasional, lujurioso y muy reconfortante dado la hora.

Seguro que esta rubia de mediana altura, cara redondeada y buenas tetas, llevaba sin follar semanas... No le pregunté..., ni me dijo.

Estaba mi polla removida, de pensar en una nueva amiga que me había escrito un correo contándome alguna de sus intimidades... El hecho de confesarme aquella “gatita” que aún desconocía las mieles de un orgasmo, me habían puesto cachondo, al desear estar junto a ella y lamerle su sexo hasta conseguirlo..., si fuese posible... la esperanza nunca se pierde...

Cuando me disponía a ir al baño comunitario del edificio de oficinas en donde había medio centenar de oficinas y locales comerciales, noté que alguien me seguía a cierta distancia.

Bajamos las escaleras de acceso a la zona de aseos.

Miré de reojo, era ella..., la rubia potente...

Intuyendo con mi sexto sentido que quería algo conmigo, pasé al primer baño que encontré..., el de discapacitados.

Me dispuse a escanciar mi vejiga..., mientras me hacía una paja mental.

Fui rápido.

Estaba terminando cuando noté su presencia a mis espaldas.

Me volví con mi polla al descubierto.

Solo de pensarlo endurecía por segundos.

La miró..., y sus ojos crecieron de sorpresa...

Sonrió.

Cerró la puerta tras de sí.

Se abalanzó hacia mí.

Cogió mi polla con la mano mientras me besaba.

Fue un beso caliente y sensual.

Me metía su juguetona lengua en mi boca, buscando mi interior y su homóloga. Se encontraron... Jugaron.

Su mano no dejaba de sobar mi polla, ya extremadamente dura.

Se agachó a comerla.

Sin duda aquella rubia era una gran comedora de pollas.

Devoraba con sabiduría mi enorme mastil.

Era una garganta profunda.

Hacía magia con mi polla... Al momento estaba fuera casi entera y al momento siguiente había desaparecido totalmente en su boca.

Notaba el ruido de encaje en su garganta. Un suave sonido gutural.

¡Mi polla contenta!

No era delgada, tenía sus carnes..., aunque sin exagerar... Una barriguita lujuriosa a simple vista desde fuera.

Muy pronto me dijo...

¡Fóllame!...

Se levantó.

Se agarró a la barra de sujeción, que como todos ustedes saben, realiza la función de apoyo para que los discapacitados puedan sujetarse fuertemente al utilizar el inodoro por si solos...

Fóllame... (Repitió...)

La agarré por la cintura desde detrás...

Busqué el botón de su pantalón negro, el uniforme de la tienda...

Desabroché, bajé la cremallera y los bajé hasta sus zapatos... aprecie unos minúsculos calcetines de media...

Olía muy bien, a hembra necesitada...

Sus bragas eran verdes...

Me encantaba ese verde contrastando con su piel blanca. Parecía el cuerpo de mi Marga pero con cinco centímetros más de altura del 1,59 de ella y veinticinco kilos más..., ella pesa 58 kilos y esta rubia pesaba al menos 75 u 80...

Bajé sus bragas...

Metí la mano.

Bien rasurada, sin labios prominentes..., eran ocultos. Tampoco me disgustan...

Estaba chorreando.

Metí mis dedos anular y corazón.

Era una buena concha, almeja, mejillón, coño...

Se arqueó y gimió.

Friccioné bien. Tuvo un orgasmo.

Métela ya por favor... (Suplicaba)

Mi polla estaba húmeda en su glande, pero no en su pliegue y cuerpo.

Cogí sobrante de ella con la mano y me lubriqué.

Incidí con un poco de saliva en mi palma..., y relubriqué mis pliegues y el cuerpo del glande y la primera parte del cuerpo de mi polla.

Con mi mano, jugué en su apertura.

Ladeé hacia arriba y hacia abajo..., intentando remojar mi glande.

Noté su calor.

Clavé la cabeza...

Entró suave.

Estaba ardiendo.

Dió un respingo.

Le bajé el torso con mi mano para buscar mejor el ángulo de penetración.

Entraba sola.

Gemía...

Otro orgasmo...

Empujé hacia dentro. Entró hasta el final.

Bailaba dentro de ella.

Con mi mano busqué su botón del placer.

Jugué con él..., cual almendrita asada pelando su piel.

No dejaba de menearme.

La follaba a conciencia...

Doble orgasmo... su vagina y su clítoris respondían...

Me puse cachondo.

Lo notó.

Córrete... (Me dijo).

Soy muy obediente...

Mi leche salía a borbotones...

Otro orgasmo...

Joder que gusto me das..., calvito... Intuía que eras un vicioso, y no me equivoqué.

No es el pintor..., es el lienzo... (La intenté halagar...)

Yo seguía follando, la tenía aún dura.

Imaginaba el néctar..., a temperatura corporal de 36,5...

Prefiero comer caliente que frio.

Aquella leche me llamaba..., aún estaba sin comer...

Tomaré el aperitivo (pensé)

Saqué mi trozo de carne aún muy entero...

Tapé la boca de la cueva con mi mano.

Le dije que se sentase.

Bajé la tapa del inodoro.

La acomodé y subí sus piernas, sin abrir la puerta de su cueva llena de leche...

Bendito coño que empezaría a desalojar de inmediato.

Metí mi cabeza entre sus muslos.

Sus piernas descansaban en mi espalda, aún unidas por sus pantalones y bragas.

Devoré aquel coño caliente, húmedo, frugal y lleno de esencias gloriosas...

Comí, lamí y chupé intentando darle placer...

Encontré un clítoris enorme, rosado, puntiagudo y duro...

Devoré con mi lengua mientras varios lengüetazos de elixir entraban en mí...

Tragaba, sorbía, chupaba y al mismo tiempo lamia aquel punto de placer...

Un gemido agudo...

Otra vez me corro.. (Decía mi amante rubia oronda, sin llegar a obesidad...)

Había tenido hijos..., lo notaba por sus estrías y la cicatriz de una cesárea moderna, aún no le había tocado las tetas ni mamado sus pezones...

Tenía interés...

Desabroché los botones de su camisa gris.

Un sujetador a juego con sus bragas albergaban sin poder esconderlas totalmente..., dos soberbias tetas, también con unas pocas estrías..., seguramente por el aumento de volumen en la época de amamantamiento.

No podía desabrocharlo por la posición y no dudé en sacar las tetas de sus dos celdas...

Allí aparecieron dos soberbios pezones rosados, redondeados, no muy grandes pero duros, con un poco de pelusilla dorada en sus aureolas...

Me encanta ese detalle.

Toqué, lamí y devoré...

Buenas tetas, adorables y frescas en comparación con su coño...

Era un refrigerio para mi caliente boca...

Métemela..., otro poco.

Me acomodé para cumplir sus deseos.

La tenía nuevamente como una piedra.

Era posición incómoda pero lo hice...

Con las piernas a medio genuflexionar, le clavé la polla y la follé como hinchando un balón con la bomba de inflado..

Volvió a correrse...

Yo también...

No dudé en sacarla, arrodillarme y lamer esta última corrida...

Me encanta, como saben...

Amigos que locura...

Habían pasado tan solo 45 minutos desde el comienzo de la sesión y habíamos hecho un buen marcador... El follador..., dos orgasmos... la folladora..., al menos seis... (Había perdido la cuenta..., seguramente abstraído por la comida de néctar...)

Terminemos..., estoy satisfecha y algo incomoda... (Dijo)

Claro que si..., cariñó... (Dije)

Mientras la follaba me acordaba sentimentalmente de Mía Sara.

Nos reincorporamos.., la ayudé a vestirse...

Le pasé un tozo de papel para que se limpiase...

Me dió las gracias.

Nos besamos.

¿Quedamos otro día? Lo pasé genial. Me gusta como comes el coño...

Cuando quieras. Yo también lo pasé bien. Tu también comes la polla muy bien...

Ella salió primero.

Esperé unos segundos y salí yo.

Mientras subía las escaleras de acceso a la planta de oficinas..., recordaba morbosamente a la “gatita”..., mi nueva amiga...

Nuestras miradas se volvieron a cruzar en el pasillo.

Me sonrió maliciosamente...

Amigos, no podía dejar de contarlo en este momento. Voy a comer algo.

Hasta la siguiente historia sexual...

Pueden escribirme cuanto deseen. Siempre contesto.

PEPOTECR.