Una fiesta muy liberal (3)

Adrián sigue metido en la fiesta gozando de los placeres de sus anfitriones, al final de lafiesta le espera una sorpresa

Las aventuras eróticas de Adrián Laffite

Una fiesta muy liberal

3ª parte

Adrián, remolcado por la chica de color se introdujo en el salón adyacente a la piscina y allí dentro vio un espectáculo que hizo que su virilidad, ya de por si bastante estimulada recobrara de golpe el cien por cien de su potencia, cosa que Bea notó al momento, apretando un poco su manita para hacerse notar.

La estancia estaba iluminada solamente por una gran cantidad de velas, la electricidad no estaba presente en aquella zona.

Todas las velas eran de color lavanda y su perfume también, por lo cual el ambiente estaba totalmente impregnado de aquel aroma.

A cada lado de la habitación había una especie de mesas de un material parecido al mármol pero al tocarlo se notaba que era una imitación, posiblemente fibra de vidrio con resina o algo similar, unos agujeritos cubrían toda la superficie, separados entre si unos diez centímetros y los bordes de la mesa se levantaban unos tres centímetros del resto dela superficie, medirían unos dos metros y medio de largo por un metro diez o veinte de ancho cada una de ellas y en cada esquina unas argollas cubiertas de terciopelo malva asomaban amenazadoras sujetas por unas cadenas de acero inoxidable.

Tres de ellas estaban ocupadas.

En las dos primeras había atadas dos mujeres, maduras y espléndidas, la posición de las argollas las obligaba a tener las piernas totalmente abiertas mostrando su vagina también semiabierta por lo forzado de la posición, como es natural sus caras estaban cubiertas por la máscara veneciana, pero además llevaban una mordaza de cuero satinado negro con una bola que les impedía articular palabra, solo unos sonidos guturales salían de sus gargantas.... y no era para menos.

Otra mujer cubierta con una máscara tipo CAT WOMAN y ataviada con un corpiño de cuero negro, en el que había practicadas unas aberturas que dejaban un espacio mas bien insuficiente para que sus voluminosos senos pugnaran por librarse de la opresión y que debido a ella el color de la carne era mas bien cárdeno, provocando también un exagerado desarrollo de los pezones.

Estaba intentando en aquellos instantes introducir en el sexo de la mujer de la segunda mesa, tres enormes bolas de marfil con unas rugosidades muy pronunciadas, las bolas, estaban unidas entre si por una cadena de oro ( o al menos lo parecía) de gruesos pero redondeados eslabones, la mujer de la mesa intentaba retorcerse para que no le introdujeran aquella monstruosidad en la vagina pero la DAMA DE CUERO, hacía caso omiso de las protestas y continuaba con su erótica labor. Si la mujer de la mesa se ponía pesada con las convulsiones, agarraba un pequeño látigo de cintas de cuero que sujetaba con la boca y azotaba los senos de la rebelde, que al notar el dolor cesaba inmediatamente en su empeño, dejando que la DAMA DE CUERO, continuara con las manipulaciones.

En la primera mesa, (por llamarle de alguna manera), del sexo entreabierto de la mujer en ella inmovilizada, sobresalían dos palmos de cadena de oro idéntica a la que se estaba introduciendo en la mujer de la segunda mesa, deduciendo por lo cual nuestro amigo que qué a continuación de la cadena, otras tres bolas de marfil, estaban provocando a su portadora placeres o torturas insospechados a los cuales ella contribuía juntando y abriendo los muslos a la medida que le permitían las cadenas.

La mesa había sido levantada unos 45 grados para que la fuerza de gravedad hiciera mover aquellos elementos en el interior de la vagina de la chica pero al mismo tiempo su tamaño (aproximadamente del de una bola de billar) impedía que salieran al exterior.

Las pechos de la chica de la primera mesa estaban rojos y mostraban unos sospechosos relieves, pero los gemidos que emitía la mujer ya no se parecían en nada a los que dejaba escapar la que estaba en la segunda mesa y que en aquellos momentos experimentaba la introducción. Esto demostraba que al tenerlas en su interior, mas que dolor lo que provocaban en su portadora era un enorme placer, que ya estaba experimentando la mujer a la que solo le sobresalía la cadenita de oro.

Al entrar en la habitación Adrián y Bea, la DAMA DE CUERO, interrumpió sus labores y se acerco a ellos.

.- Hola Ofelia. saludó Bea

.- Bea ¿a quien me traes cariño?. Besó a la negrita en los labios y se acercó a nuestro amigo.

.- Es Aquiles, el joven novicio.

.- ¿ Aquiles? ¿así le habéis bautizado?. Y diciendo esto dio una vuelta completa admirando el cuerpo del muchacho.

.- Se ha bautizado él solo.

.- Encantado de que me haya invitado a su fiesta señora . Adrián ya había reconocido a la CAT WOMAN como a la pareja del caballero que había dirigido las palabras a los comensales. Y diciendo estas palabras se inclinó y besó la enguantada mano de la espléndida mujer.

.- Vaya, vaya, vaya... nuestro novicio además de estar buenísimo, es todo un caballero, realmente nuestros ...informadores no nos habían mentido, en lo referente al chico...¿Aquiles?....bonito cuerpo Aquiles, y precioso falo el que ostenta nuestro invitado ¿ya lo has probado Bea?.

.- No Ofelia, Cloe se ha ensañado con él y no lo ha dejado hasta que se ha dormido.

.- Ja, ja, ja, ja, la buena de Cloe...pues Bea , cariño tendrás que esperar un poco nenita, porque ahora quiero catar esta fruta yo, veremos que sabe hacer el chico, si debemos hacer caso a nuestra fuente de información es todo un portento.

.- Como tu quieras Ofelia. ¿quieres que lo prepare en una mesa?. Adrián estaba con la boca abierta, hablaban de el como si fuera un objeto.

.- Bea, ¿que piensas hacer conmigo?, me ofreces a esta mujer como si fuera un objeto sexual.

.- Ja, ja, ja, ja, el chico también tiene sentido del humor, no te preocupes mi amor, Bea no te hará ningún daño, solo queremos que goces intensamente, ¿ verdad que si, Bea?

.- Claro, Ofelia, que goce él y que nos haga gozar a nosotras.

.- Efectivamente, de esto se trata, venga ya, átalo y mójamelo un poquito yo acabo con estas dos zorritas enseguida, hay una que ya está a punto de caramelo, la otra se resiste un poco pero será solo unos minutos. Y diciendo esto siguió metiendo la bola que quedaba fuera, en el coño de la chica que según ella no se resistiría mucho.

Bea, se acercó a Adrián y lo besó furiosamente en la boca, mientras lo iba empujando con su pecho hacia atrás, él se abrazó a la morena con fuerza mientras correspondía al tremendo beso que le estaba obsequiando la negrita, pero no pudo impedir que ella le siguiera empujando, hasta que su espalda chocó con una de las mesas vacías, precisamente la que estaba frente a la mujer que tenía metidas las tres bolas en la vagina, con un rápido movimiento, Bea levantó uno de los brazos de Adrián y lo encadenó a la mesa sin que nuestro amigo hiciera el mas mínimo esfuerzo para impedirlo, después le sujetó el otro brazo y pulsando un invisible botón las cadenas de acero empezaron a subir tirando de Adrián hacia arriba.

.- Pero, ¿que estas haciendo?

.- Te voy a torturar, pon los pies en estos soportes, no sea que te hagas daño. Ella le ayudo a levantar la pierna y apoyar los dos pies en unos salientes que pasaban inadvertidos pero que suspendían todo el peso del cuerpo de la persona que estaba sujeta por las anillas. A continuación ella le sujetó los tobillos, levantó la capa azul de Adrián y la pasó por detrás del tablero y pulsando otro mando de la mesa inclinó un poco la tabla.

Después, sin dejar de mirar a los ojos de nuestro amigo, retrocedió hasta la mesa donde la primera mujer se estaba retorciendo de placer y le quitó la mordaza.

Las primeras palabras que dijo fueron:

.- Ahggggg, Bea te lo suplico, sácame las bolas y vuelve a introducírmelas otra vez, estoy a punto de correrme, lo necesito ya, por favor.

Bea, sin dejar de mirar y sonreir a Adrián y apenas sin moverse cogió la cadenita que sobresalía de la vagina de la chica y empezó a tirar de ella, al instante una de las enormes bolas asomó por el coño de la mujer, destacando su húmeda blancura en contraste con el enrojecido sexo de la dama, los labios vaginales se abrieron hacia afuera como una flor al soportar la presión interior del juguete que pugnaba por salir de su madriguera...después un trocito de dorada cadena y la segunda bola empezó a asomar.

Bea siguió tirando de la cadenita mientras que con su mano izquierda empezaba a acariciarse el clitoris, que en aquellos instantes ya se distinguía claramente del resto de su sexo. Esta vez la bola no salió sola, un abundante chorro de jugo vaginal, brotó de la vagina de la mujer mojandole el sexo, los muslos e incluso la mano de Bea que al sentirse mojada dejó de tirar y se llevó la mano impregnada de líquido a la boca.

Adrián no podía creer lo que estaba viendo, su verga palpitaba de forma perceptible e involuntaria intentando buscar alguna cosa a la que arrimarse, la mujer suspendida frente a él estaba experimentando un tremendo orgasmo, sus brazos se habían doblado por el codo e intentaban subir su cuerpo a pulso mas arriba de lo que le permitían las cadenas de los tobillos, los tendones de su cuello parecía que iban a perforar la piel, sus ojos estaban en blanco y sus dientes mordían los labios inferiores blanqueando la piel de la zona. Su pubis se estaba levantando una y otra vez de la mesa y se notaba que estaba haciendo un tremendo esfuerzo, por fin la tercera bola salió a la luz sin que nadie tirara de ella, con un ruidoso " flop" que pareció una palmada, acompañado por un rugido de placer el juguete abandonó su cálido resguardo y se deslizó hasta los pies de Bea, que no paraba de masturbarse, después de esto la chica continuó unos instantes debatiéndose con los últimos estertores del orgasmo y se quedó como dormida. Bea abandonó por unos instantes sus quehaceres masturbatorios, sacó una especie de almohada de debajo de la mesa y se la puso debajo de la cabeza después la besó en la boca y sonriendo le dio unos golpecitos en el muslo y le dijo:

.- Descansa un rato cariño, te lo has ganado. Después, sonriendo y con una mirada malévola se dirigió hacia Adrián que estaba al borde de la eyeculación.

.- Pero, ¿puede saberse a que jugáis en esta casa, Bea?

.- ¿Jugamos? ¿ A esto le llamas jugar?, Aquí no jugamos cariño, aquí lo que hacemos es gozar del sexo elevado a sus máximas cotas, sin molestar a nadie ni perjudicarle, todo lo que se hace aquí dentro es de forma voluntaria...ya sabes...las reglas...

.- Pero...es que esta señora casi se ha desmayado.

.- Si a veces sucede, a veces no se puede soportar tanto placer y el cuerpo se evade por unos segundos...pero no te preocupes hay médicos entre los reunidos, no va a pasar nada....por cierto ¿quieres que te suelte ....o continuamos?

.- ¿Soltarme?.... noooo, sigue con tu tortura

.- Es que como hace unos segundos parecías dudar.

.- Por favor...hazme algo...sigue...ya no puedo resistir mas. Y el hermoso miembro de Adrián seguía subiendo y bajando a un ritmo frenético.

Bea se le acercó lánguidamente... con la boca entreabierta, su mano derecha ya estaba otra vez metida entre sus muslos, con la izquierda buscó algo detrás de la tabla de la mesa, su mano salió armada con otro látigo parecido al que usaba la DAMA DE CUERO, levantó el brazo pero en lugar de descargarlo sobre el pecho del muchacho se dio media vuelta rápidamente y se agachó hasta casi tocar el suelo con la cara, ofreciendo a Adrián una espléndida vista de sus nalgas, ella sin dejar de reír abrió al máximo las piernas y lo que se ofreció ahora a los ojos del joven fue una enorme raja negra totalmente depilada coronada por un clítoris rosado que ella no paraba de estimularse. Al otro extremo de la vagina un precioso culito que pedía a gritos ser penetrado.

Adrián estaba como embobado, veía la cara de Bea asomar entre sus dos tetas por entre las dos piernas y su boca de labios gordetes y sensuales no habían dejado de sonreir, el empezaba a estar desesperado, de su polla empezaban a brotar gotas de néctar preseminal, y sin darse cuenta estaba haciendo lo mismo que la mujer que en aquellos momentos estaba durmiendo frente a él, levantar el trasero de la piedra y hacer movimientos coitales.

Bea sin enderezarse se acercó un poco mas a la mesa de Adrián, este podía ver a la perfección cada detalle del coño de la negrita, era espléndido, perfecto, estaba humedo y viscoso y en aquel momento se fijó en el mango del látigo que sobresalía del puño de la chica, parecía de ébano e imitaba a la perfección un falo descapullado de unos 18 cms. de largo por unos tres de diámetro.

Bea en aquel momento lo estaba dirigiendo hacia su culito, el extremo del mango que simulaba un glande, la estaba acariciando desde la vagina hasta la pequeña estrellita que tenía Bea por ano, su humedad vaginal se estaba trasladando a los bordes del esfínter, haciendo que este brillara a la luz de las velas de lavanda, de pronto y como si de magia se tratara del glande negro brotó un pequeño chorrito de aceite que impacto en el centró del ano de Bea, esta rápidamente, apretó el mango del látigo contra su carne, que no opuso mucha resistencia al empuje de la chica, ayudado por el aceite que la estaba impregnando.

La chica emitió un pequeño gemido, pero siguió empujando hasta metérselo unos 15 o 16 cms. Cuando lo tuvo metido en los intestinos lo soltó y sin levantarse se llevó ambas manos a la vagina abriéndosela de par en par y mostrando a Adrián todas sus rosadas cavidades. El látigo como si poseyera vida propia entraba y salia del ano de la negrita o quizás era una gimnasia practicada por ella con muchas horas de entrenamiento, las cintas de cuero negro del otro extremo de artilugio rozaban las nalgas y la espalda de la chica.

Los pechos de la chica siguiendo el ritmo de las nalgas se bamboleaban entre las piernas de Bea, y ella le estaba mirándole sin dejar aquella pícara sonrisa. Y a escaso metros de ellos la DAMA DE CUERO estaba sacando el otro juego de bolas de marfil de la otra mujer amarrada que empezaba a gritar de placer

El espectáculo era fascinante y con una tremenda carga erótica, que nuestro amigo no pudo resistir, su miembro, sin ningún tipo de estímulo físico, solamente obedeciendo a la visión del cuadro que se estaba desarrollando a su alrededor cual si de un sueño juvenil se tratara, empezó a emitir poderosos chorros de semen, los dos primeros saltando por encima del cuerpo de Bea, cayeron frente a los ojos de la chica, otros tres ya con menos fuerza empaparon la negra espalda de la muchacha, contrastando la blancura de la leche con la negra piel de ella.

.- Vaya, nuestro muchachito ya se nos ha vaciado. Dijo Bea incorporándose.

.- Lo siento no lo pude evitar, esto es tremendo.

.- No te preocupes, nadie lo resiste la primera vez, además esto es lo que queríamos. Ahora ya estas a punto para nuestra Ofelia.

Ella ya se había sacado del ano el látigo aunque lo sujetaba fuertemente con la mano derecha. Se acercó a Adrián y lamió con suavidad las gotitas que todavía brotaban del glande del joven, saboreándolas como si de miel se tratara. Volvió a pulsar algún resorte escondido y la mesa empezó a bajar suavemente, después se acercó a él y lo besó en la boca, buscó su lengua y sus salivas se entremezclaron, acariciaba su pelo moreno y rizado. Sus preciosos y morenos senos se apretaban contra el cuerpo de Adrián, este se dejó llevar al éxtasis del beso cerró los ojos y voló...

De pronto notó en su trasero una humedad viscosa...aceite....

.- Nooooooo

.- Siiiiiiii. Contestó Bea riéndose a carcajadas. Intentó escabullirse pero ya era demasiado tarde, el falo de ébano le había penetrado el culo. Adrián no se resistió mucho, de hecho no era la primera vez que algo o alguien atravesaba su esfínter y sabía del placer que esta parte del cuerpo proporcionaba.

No era en absoluto homosexual, pero en alguna noche de locura había gustado de los placeres del sexo anal.

Dejó que la chica hiciera su trabajo y continuó besándola. La estimulación anal provocó, que su miembro recuperara a los pocos minutos la erección perdida en la última eyeculacion.

Notó como la mano de ella untada por el sobrante de aceite que embadurnaba sus muslos agarró su verga y empezó un suave masaje.

.- Desde luego Aquiles, eres algo especial, dijo ella admirada de la nueva erección del joven.

.- Esto es debido a una perfecta educación sexual, mi padre era un experto en este arte.

.- ¿Y te lo enseñó el personalmente?

.- Si él y mi madre.

.- Algún día te pediré que me enseñes alguna de estas técnicas personales.

.- No se aprenden en un día, se necesitan horas y horas de practica.

.- Ja,ja,ja,ja, eres genial.

.- Vaya Bea, veo que os estáis divirtiendo

.- Ah, Ofelia , ¿ya estas ahí?

.- Si mi amor, pero...¿qué le has hecho al chico? Sus ojos se dirigieron al culo de Adrián que inútilmente intentó evadirse a la mirada de la enmascarada.

.- Lo que tú me pediste: Te lo he preparado, acaba de largar al menos medio vaso de leche y ya vuelve a estar empalmado, es una preciosidad. Y no te preocupes por el látigo, al parecer el chico no es virgen.

.- Ja,ja,ja,ja, eres tremenda Bea, si ya veo los sobrantes en tu espalda y en el suelo, el chico promete. Y pasando el dedo por la espalda de Bea recogió los goterones de leche que goteaban por la espada de la chica y se los llevó tranquilamente a la boca.

.- ¿Que tal sabe?

.- Huuuummm. Deliciosa, ya puedes dejarnos.

.- Ya voy, que impaciente eres Ofelia.

.- Siiiiii, lo quiero unas horas para mí solita. Y Bea desapareció en la habitación de la piscina buscando a alguien que calmara sus fuegos internos.

.- Bien, bien, bien, Aquiles ¿qué vamos a hacer contigo?

.- Tu sabrás Ofelia, por ahora soy tu prisionero. Le contesto Adrián moviendo instintivamente brazos y piernas.

.- Pobrecito mío, ahora te soltaré pero antes quiero que me veas por todas partes.

.- Tu mandas Ofelia. Yo soy tu esclavo.

.- Noooooo, por favor cariño hazlo por amor. Quiéreme, hazme tuya.

.- Es broma, mujer pero te haré cuanto desees, me excitas mucho.

.- Una mujer tan mayor ¿ y te excito?

.- No eres tan mayor, digamos...48 ?

.- Jesús, que ojo tienes muchacho, 49 ¿quién te lo ha dicho, Bea?

.- En absoluto, solo me ha dicho quien eras, supongo que lo que tú le has dejado que me dijera, solo es que me gustan mucho las damas maduras, me gusta su ternura, su experiencia, su sensualidad....

.- Realmente sabes tratar a las mujeres Aquiles, y eres muy inteligente y educado, tus padres... tu madre...sobre todo, ha hecho de ti un hombre.

.- ¿ Mi madre? ¿conoce a mi madre?

.- Dejemos esta charla que aquí no has venido para esto, voy a subirme a la mesa.

.- Nooooo, ¿quiere caerse?

.- No te preocupes estoy acostumbrada y no quiero que me vuelvas a tratar de Vd., de tú como si me conocieras de toda la vida, al menos mientras estés conmigo. Ella se había subido sobre la tabla, una pierna a cada lado del cuerpo de Adrián, con rápidos movimientos se deshizo del traje de cuero que lanzó con fuerza a un rincón de la sala, la única prenda que cubría parte del hermoso y maduro cuerpo era la máscara de CAT WOMEN.

Adrián pudo fijarsee entonces bien en ella, era muy alta, maciza, pelo rubio y muy corto las piernas largas y bien torneadas terminadas en unos espléndidos muslos que coronaban unas nalgas preciosas, una matita de vello rubio adornaba su pubis, el resto estaba pulcramente depilado, los pechos eran grandes y voluptuosos la piel casi transparente dejaba entrever finas venitas azules, mas que nada por su propio peso estaban un poco caídos pero apetecibles como fruta madura, en su parte inferior unos enormes pezones rodeados de una gran aureola completaban la bella estampa de aquella espléndida mujer.

En aquellos momentos aquel portento de hembra se estaba contoneando exageradamente encima de su cuerpo, había recogido el látigo que llevaba en la mano y que depositó sobre la mesa al subirse en ella y con él empezó a acariciarse sus partes íntimas, el culo fue el primer favorecido, luego siguió la vagina pasando por el pubis hasta el ombligo hasta terminar en sus pezones, cada uno de los cuales fue objeto de un trato especial.

Ella de forma exagerada estaba procurando que Adrián no perdiera ni un solo detalle de la actuación . Sabía positivamente que aquel juego excitaba a cualquier hombre o mujer y siguió con él, sus caderas se movían en circulo y su vientre subía y bajaba como si estuviera follando en aquel mismo instante, después con una mano se abrió la vulva y muy despacio se introdujo el látigo negro hasta lo mas profundo de su cavidad vaginal, sin dejar ni un momento de realizar las contorsiones pélvicas imitando una penetración.

Así siguió durante unos minutos, hasta que Adrián notó por su experiencia que ella estaba a punto de correrse, él también estaba tremendamente excitado, el otro látigo que todavía tenido metido en su culo le quemaba como un hierro ardiente...por fin ella se arrodilló con una rodilla a cada lado de su cuerpo, con la cara hacia sus pies y enseñándole su vagina penetrada por el latigo, fue retrocediendo hasta su cara y le dijo:

.- Sácamelo con los dientes.

Adrián levantó un poco el cuello y mordiendo una de las tiras de cuero tiró con fuerza hacia él. El juguete no salió a la primera, el chico volvió a morder otra tira un poco mas adentro y esta vez si que se quedo con el látigo en la boca, a continuación un espeso chorro de jugo vaginal brotó del coño de Ofelia, derramándose sobre el pecho de Adrián, era espeso y caliente y nuestro amigo sintió una agradable sensación en toda la piel, después ella aplastó su cuerpo contra el suyo impregnándose de sus propios liquidos.

Seguidamente arrancó también con los dientes y con mucha suavidad el látigo introducido por Bea en el trasero de nuestro amigo, este no pudo evitar un:

.- Huuuuyyyy, como quema

.- Pobrecito mío, espera y te arreglo esto en seguida. Se bajó de la mesa de un salto, sus dedos pulsaron otro resorte de la parte trasera del tablero y unos chorritos de agua tibia brotaron de cada uno de los agujeritos situados en la superficie.

Aquello era el no va mas, los chorritos iban limpiando todo el cuerpo de Adrián, ayudados por la mano de Ofelia, que sin saber como ni cuando apareció embadurnada con un perfumado gel de baño, la mano recorrió el culo y las nalgas del joven , después los muslos, el pecho, la verga y todo el resto del cuerpo el agua siguió fluyendo hasta que no quedo ni una gota de jabón en su cuerpo, ella cogió una toalla y lo seco suavemente como si fuera un bebe, y como tal embadurnó con un bálsamo las partes mas doloridas del ano de Adrián, él se dejaba hacer sin decir nada, admirando en todo momento el bello cuerpo de la mujer.

Con un chasquido se soltaron las argollas que lo tenían amarrado a la tabla y sus extremidades quedaron por fin libres de ataduras, saltó al piso y con unas flexiones desentumeció los músculos, después besó a Ofelia ella correspondió al beso y después le aferró por el brazo y salieron fuera de la sala de las velas perfumadas.

Le acompañó hasta una colchoneta un poco separada del resto de los grupos y su situación era un poco elevada con relación al resto de la sala, había que subir unos peldaños y le dijo:

.- Túmbate y come, voy a la ducha. Junto a las almohadas había unas bandejas con frutos de todo tipo, apetitosos fiambres y una botella de cava dentro de un recipiente con hielo, sus ojos se pasearon por la sala y se iban fijando en cada uno de los grupos o parejas que estaban follando, comiendo o simplemente charlando.

Le llamó la atención un grupito en el que se encontraba el anfitrión de la casa, que en aquel momento estaba tumbado sobre una alfombra y sobre él una espléndida mujer con una negra melena lisa que le daba la espalda se estaba sentando sobre su verga enorme y totalmente en erección, las poses de la chica le resultaron vagamente familiares pero no pudo recordar de donde ni cuando, se dijo que la observaría un rato para ver si se daba la vuelta.

En el resto del grupo estaban uno de los hermanos de ébano que al parecer estaba procurando placer a una dama que le era imposible ver, pues Bea (¿o quizas era Bela? ) la tapaba totalmente con su cuerpo , ligeramente inclinado recibiendo las embestidas del otro caballero de una edad parecida a la del anfitrión pero con una envidiable fuerza ya que ella se estremecía a cada embestida del hombre.

.- ¿Que?¿ recreándote la vista?

.- ¿Ya estas ahí?. Iba ya totalmente limpia y su máscara de Gata se había convertido en una máscara veneciana como el resto de las mujeres de la fiesta y una capa malva cubría sus redondeces.

.- Si, me he adecentado y perfumado para ti ¿has comido algo?

.- Si está todo riquísimo.

.- Así me gusta, que te recuperes porque voy a exprimirte como a un limón.

.- ¿En serio? ¿crees que podrás conmigo?

.- Estoy segura de ello, pero antes me darás mucho, pero mucho placer.

.- ¿Y tu marido? ¿no va a enfadarse? dijo Adrián señalando al grupito

.- Que va, además en este momento solo tiene ojos para la mujer esta poseyendo, hacía mucho tiempo que la deseaba y hoy por fin ella ha consentido a ser suya.

.- ¿ Si? ¿Y quién es la afortunada?.

.- Posiblemente la conozcas a lo largo de la fiesta, intentaré presentártela. Y a continuación lanzó una alegre carcajada.

.- Venga, te quiero mi rey, quiero que me poseas, y arrodillándose junto a Adrián estampó su pecho en la boca del joven.

.- Que hermosos senos tienes Ofelia.

.- Mámamelos Aquiles, mámamelos como si en ello te fuera la vida. Adrián que tenía una copa de cava en la mano medio vacía derramó parte del contenido en el pezón de Ofelía que al notar el frescor del liquido en la carne se erizó como si hubiera recibido una descarga, la lengua de nuestro amigo recogió el resto del liquido y con la boca llena de cava empezo a dar a la mujer la mejor mamada que ella había recibido en su vida.

Ella se había vuelto a arrodillar sobre él, sus senos colgaban maduros y jugosos sobre la cara del joven que alternaba las chupadas a cada pezón, ella había empezado a gemir suavemente, con una mano se agarraba el seno y presionándolo lo acompañaba a la boca del joven se alternaba los pechos, un rato cada uno en la boca de Adrián , él chupaba con fuerza, los pezones se iban enrojeciendo y aumentando de tamaño al igual que la verga de Adrian que ya estaba rozando el estómago de la mujer. La estampa era de lo mas erótico imaginable, una madura mujer en la cumbre de su plenitud dando de mamar de su abundante pecho a un joven que podría ser su propio hijo, ella seguía gimiendo y gimiendo, cerrando los ojos y entregándose a la caricia.