Una fiesta como todas, un momento como ninguno
Mi encuentro con una hermosa y fogosisima mujer, algo que creo no se repetira.
Mi cabeza va a estallar, la suma cotidianidad de esa plática me tiene arto. Esa fiesta se torna bastante aburrida. Lo único que me mantiene con los ánimos de permanecer ahí, y no escapar, es esa hermosa mujer de figura perfecta, cuyo cabello cae a su espalda descubierta, como invitando a cometer un suicidio. Es una diosa en la tierra, algo prohibido para cualquier mortal. Pero eso no me importa, quizá porque la bebida ha transformado mi sombría timidez en valor y sentido de aventura. No lo se, lo único que pasa por mi mente es la perfección de sus caderas.
No tengo nada más que hacer que seguirla unos pasos, algo me impide seguir, la bebida me invita a sentarme en un sillón un poco alejado de los demás, pero eso no me impide seguir admirándola.
Han pasado ya unos minutos, y esa copa hace sentirme cada vez mas perdido, pero no tanto como para ignorar que ella se acerca, y se sienta en el sofá de enfrente, tengo que disimular mi temor que al mismo tiempo es deseo. Los esfuerzos son en vano, no puedo dejar de apreciar sus piernas, algo en mi me invita a miran entre ellas un largo rato, ella lo ha notado, pero parece agradarle, unas ligeras sonrisas se dejan ver a nuestros ojos, invisibles a los de las demás personas, con lo cual ella me deja imaginar un poco que hay debajo de esa tanga roja, tan sexy, tan justa.
Y sin embargo, después de tanto tiempo, no me atrevo a acercarme, ella parece dispuesta, se levanta, luego, su mirada se cruza con la mía trayendo consigo una sensación extrema que llega hasta mi alma pasando por debajo de mi abdomen. No queda otra cosa mas que seguirla, es ahora, mi instinto de caza empieza a lucir. Ella sube por esas escaleras, mi destino es alcanzarla a la entrada de esa recamara, en donde tomo su cintura, que me guía al interior.
De inmediato, ella cierra la puerta, para luego besarme y esperar a que yo diga lo hermosa que es "eres una diosa, quiero recorrer cada parte de ti, y dibujar entre tus hermosos senos el retrato de mi esencia", a lo cual ella responde con una discreta mordida en mis labios, y levantando mi mano hasta sus grandes pechos. Mi mano los acaricia con lujuria, mientras la otra toma sus caderas para juntarlas con mis piernas, sigo besándola, pero mi boca pide beber de su piel, nos dirigimos a la cama donde seremos dueños de nuestras fantasías. Mi boca llega a sus senos, tengo que quitarle el vestido innecesario en este momento. La ropa cae al suelo, y me deja ver lo que tanto ansiaba. Ella se encarga de mi, desprendiéndome de la camisa, pero yo no dejo de acariciarla y besarla, su piel me vuelve loco, me quita el pantalón , dejando al descubierto la gran erección que ha provocado ella en mi, mi pene pide que alguien se encargue de él, ella lo ve adivinando el pensamiento, y se abalanza sobre el, con sus manos, pero eso es insuficiente para contenerlo, así que usa sus labios que antes besaba.
Me hace sentir estremecido, el sentimiento de deseo hacia ella es inmenso, pero ella sigue intentando apaciguarlo, tomándolo con las manos, con su boca. Es insuficiente, ella lo necesita, y yo necesito de ella. La deliciosa tanga roja que provocaba a mi imaginación es arrojada hacia algún lugar, dejando en claro el objeto de mi deseo, sus caderas me llaman, tiene una deliciosa vagina, la cual acaricio y toco además con mi lengua, ella me pide que siga, ella esta complacida, pide mas, incitando a mi pene a atravesar su intimidad, es entonces cuando penetro, llegando una sensación de que lo mejor apenas comienza, nuestros cuerpos jadeantes están en continuo contacto, incitándose unos a otros a continuar con mas fuerza, ella se posa entre mis piernas, y sus caderas me parecen esta vez más deliciosas, puedo lamer sus senos, el arriba abajo que ella controla como una experta me hace mirar sus ojos, ojos que brillan y al mismo tiempo hacen resaltar las sensaciones por las que estamos pasando, pero cambian las circunstancias, parece que lo aremos toda la noche, ella se lanza boca abajo a la cama, donde yo continuo con mi labor, el sonido de sus caderas golpeando se hace mas intenso, nuestros cuerpos chocan, ella parece cada vez mas ansiosa, me pide que continúe, adoro como se han tornado sus senos, firmes ,y sus pezones muy duros, continuamos por largo rato, hasta que se sienten en nosotros sensaciones extremas, ella sabe que sucederá, así que se voltea hacia mi esperando la sensación final, ella lo incita más, abre su boca y ahí esta, de mi, lo que tanto ella esperaba, sus senos se aprecian mas brillantes, con el sudor de los cuerpos, agotada ella, me dice al oído "delicioso mi amor" para luego recostarnos juntos en la cama con nuestras piernas entrelazadas, y yo, acariciando sus pechos.