Una felación barata
Anécdota de una imprevista sesión de Sexo oral, que pudiera marcar mis inicios como puta profesional.
Èsto sucedió exactamente el primero de enero de 2004 a las once de la noche aproximadamente, nos encontrábamos esa noche en la calle cerca de mi casa, en mi barrio, sólo algunos muchachos y muchachas, aún celebrando la llegada del año nuevo, con diversos petardos y fuegos artificiales de todo tipo, importunando a los vecinos con nuestros juegos y los ruidos que provocaban los traquitraquis, saltapericos, silbadores y un nuevo petardo, de potencia explosiva atronadora, el llamado "Bin Laden", éramos como una docena de chicos y chicas, con edades entre los diez y los diecisiete años, casi todos vecinos del barrio, e incluso compañeros de escuela, así estábamos jugando en la calle, mientras los adultos, algunos pocos, consumían el licor decembrino que aún les quedaba, platicando dentro de las las casas, ajenos a nosotros.
En un momento se me habían acabado los pirotécnicos y quería seguir jugando, pero no tenía dinero ya, sabía que no podía contar con mi tío para que me diera dinero para volver a comprar, ví a los chicos todavía jugando, y, como estábamos en un ambiente de jolgorio, casi de confianza por las navidades, el año nuevo y todo eso, se me ocurrió, de manera natural, armarme de valor y pedirles dinero para ir a comprar mas "Bin laden", me fijé en un conocido del liceo, Sebastián, un granuja de 15 años que no era vecino, pero que estaba ahí, jugando con su hermanito, un chamito como de doce años, éste chavo era un verdadero gilipollas, odiado por la chicas en el liceo, por ser un sangrón, de hecho, acostumbraba molestar a las chavas en el Colegio, incluyéndome, pero como era el mas conocido de los que allí estaban, me atreví con él.
" Epa Sebastían, chamo...¿me prestas tres mil bolos para comprar unos cohetes? Yo te los pago la semana que viene, en el liceo". El muy cretino me miró con desprecio y todo lo que obtuve por respuesta fué: "¡Si me lo mamas!".
En Venezuela, esa frase , "si me lo mamas" es una salida vulgar que se usa para "sacudirse" a alguien, equivale en otras partes a "vete a la mierda" o "anda a freir espárragos" o "vé a que te den por el culo", entre otras, por lo tanto, no debe entenderse de forma literal, sin embargo (y hasta el Sol de hoy me pregunto porqué, ¿será que en ese momento afloró la puta que todas llavamos por dentro y que, en mi caso, está muy desarrollada?), yo sí le dí el sentido literal de la frase, y, de la manera mas descarada, fresca y como si fuera lo mas natural del mundo simplemente le respondí: "Okey, te lo mamo".
Tanto Sebastián como su hermanito quedaron con la boca abierta y los ojos casi desorbitados, como tardaron tanto tiempo en reaccionar tuve que insistir para sacarlos de duda y de su asombro: "Si, si, si quieres, te lo mamo, ¿quieres o no quieres?."
No tuve que insitir mas, Sebastián, todo un pillo lascivo (claro, está en esa edad), me toma de una mano y casi me hace caer, evidentemente me llevaba a un sitio mas tranquilo, lejos de toda la pandilla que por allí andaba, doblamos la esquina y a pocos metros nos ubicamos en un sitio semioculto, una esquina de una casa, iluminada por un bombillo de un poste de alumbrado, pero no muy lejos de donde estábamos, cerca de la calle de mi casa, aún podíamos escuchar la algarabía de los chicos y alguno que otro petardo haciendo explosión.
"Susana...¿de verdad...de verdad me lo vas a mamar?", me dice el muy tonto, con voz temblorosa de la emoción, "¡Claro gafo! ¿no te dije?", no tuve que decir mas, ni corto ni perezozo, allí mismo se desamarró la correa y se bajo el pantalón y el interior, un modesto pene semierecto hizo su aparición, fué allí cuando tuve conciencia real de lo que iba a hacer, en plena calle, los fuertes latidos de mi corazón me lo decían, "Susana, ¿que vas a hacer, loca?" me preguntaba yo misma para mis adentros, un nuevo capítulo de mi saga como puta salida y birrionda se estaba desarrollando en aquel momento, bajo un bombillo de un poste público, pero no dudé, sin prisa, pero sin pausa, me agaché de cuclillas, frente a ese miembro adolescente, le tomé en mis manos, palpando su tibieza y su erección plena y procedí a engullirlo, con suavidad y firmeza.
"¡Oh! ¡oh! ¡oooooooh!", un quejido profundo y hermoso exhaló Sebastían cuando comencé mi chupada, pude ver su rostro lleno de placer, recordé en ese momento, con la paloma en la boca que era el tercer güevo que tenía en mi poder, y el segundo humano que llegaba a mi boca , "Te estás convirtiendo en una veterana" pensé, sonriendo, con el pene en mis labios, lo chupé, lo succioné, le pelé su cabeza, retirando el prepucio, lo lamí por los lados y por su glande, el cual estaba impregnado de una "cremita" de sabor peculiar (yo no lo sabía entonces, pero esa sustancia es lo que se conoce como "quesito"y cuyo nombre correcto es esmegma), la cual comsumí también, limpiándolo,por mi mente pasaron infinidad de escenas de películas que yo había visto desde que era una niña y no tenía conciencia del Sexo, me dí a la tarea de recordar "lecciones orales" de mis "maestras" como Ginger Lynn, Traci Lords, Jenna Jameson y tantas otras con las cuales me "crié", gracias mi tío y a mi hermano, aficionados a películas porno, realmente estaba disfrutando de todo aquello, el placer de dar placer, seguía mamando verga.
"¡Sí, chupa, chúpame el Güevo becerra, así, que rico!", tales palabras no hacían mas que entusiasmarme, sacaba el miembro de mi boca y lo engullía con mas fuerza, lo examiné bien, pude ver los detalles, era una paloma decente, bien formada, como de unos 15 centímetros de largo, tibia y suave, pude hacerle una verdadera paja, moviendo mi mano izquierda a su alrededor desde la punta hasta la base, alternando con tragadas profundas a mi garganta, cada "tratamiento" lo hacía variando la velocidad, los bufidos de Sebastián me decían que lo estaba haciendo bien, puse mis manos en sus caderas desnudas y en un momento logré concentrarme en un glorioso "mete y saca" a mi cavidad bucal, estando de cuclillas; Un "¡jiiiiiii!" (quejido de asombro) me saca por momentos de mi faena oral, desconcentrándome, volteo a mi derecha, por detrás de mí, a unos metros de distancia, sin dejar de manipular aquel pene suculento, puedo ver un pareja, hombre y mujer, viéndome con asombro. Pero para mí, lo mas asombroso de todo fue mi propia actitud: Serena, tranquila, como si ponerme a mamar pollas en la calle fuera lo mas natural del mundo, seguí en lo mío, sin hacer caso al improvisado público que tenía, volví a meterme mi rica paloma a la boca.
Aceleré el ritmo de la mamada, Sebastián me tomaba de la cabeza para poder tragarme su tolete por completo, hice algunas arcadas pero logré agarrar el ritmo de la follada bucal, la pareja, una muchacha y un muchacho en sus veintes, elegantemente vestidos por cierto, se acercan a mi Show, a sólo un escaso metro pueden ver todo con detalle. "¡Que vergüenza! ¿no te dá vergüenza, descarada? ¡en plena calle!", la chica protesta, yo la veo sin sacar mi golosina de la boca, Sebastián y yo seguimos en lo nuestro, sin hacerle caso, ésta pareja seguro eran visitas, no me resultaban conocidas de mi Barrio, me pregunto cómo hubiese reaccionado si aquella pareja, evidentemente novios o esposos, hubiesen sido vecinos míos, el hombre no salía de su asombro ante lo que veía, por fin lanzó un reproche: "¡Que bolas carajita! ¡porque se ve que eres una carajita!", pero una evidente erección lo delataba, sonreí sin sacar la paloma de mi boca cuando el tipo empezó a sobarse su paquete, cosa que notó enseguida su compañera: "¿Te vas a hacer la paja en la calle tú también, estúpido? ¡Vamos, vámonos!", le ordena , jalándolo con fuerza del brazo, cosa que casi lo hizo tropezar, se alejaron sin dejar de verme mamar polla.
"¡Uff! ¡ugh! ¡ugh coño!", los bufidos y quejidos de Sebastián me indicaban que ya no podría aguantar mas, "¡Aaaaahhhh!", efectivamente, una fuerte descarga seminal impacta en mi garganta, tres descargas fuertes mas que no desperdicio y sigo chupando hasta dejar libre de semen aquel miembro adolescente, Sebastián había inclinado su torso hacia mí, agotado y sudoroso, su pene pronto se puso flácido. En ése momento fue que me di cuenta, pues nos habíamos olvidado que el hermanito de Sebastián estaba allí, y había visto con asombro y excitación evidente todo el "trabajo" que le había hecho su hermano. Yo todavía estaba de cuclillas y no sabía que hacer, se hizo una pausa de un minuto, nos miramos las caras los tres, como preguntando "¿ahora qué?", Sebastián rompió el silencio: "Ahora se la mamas a él también".
En seguida me volteo a donde el chico y le bajo rápidamente sus pantalones y sus interiores, sale a la luz un simpático pipí, erecto ya, pero pequeño, me imagino que apropiado a su edad, llena de un inusitado entusiasmo e iniciativa esa noche, no me hice de rogar para seguir de "becerra".
El nuevo miembro era cómodo a mi boca, lo engullo con facilidad, cosa que agarra desprevenido al niño, que se agarra como asustado a la pared, bufando, mi nariz toca con facilidad el pubis de aquel chico, su paloma tiene un sabor nuevo, como saladita, tal vez por el orine, le aplico el tratamiento "intensivo" a la verguita, lamidas y succiones enérgicas que hacen temblar al pobre chamo, Sebastián aprovecha que estoy ocupada de cuclillas y comienza a meterme mano debajo de mi falda de blue jean, mientras se toca su miembro con la otra, aún tenía los pantalones abajo.
"¡coño, no tiene pantaleta! ¡la maldita puta no tiene pantaleta!", dice el desgraciado, mientras mete mano a mi vulva expuesta, húmeda del sudor, con demasiada torpeza para ser placentero, sigo mamando aquella palomita de niño, dándole duro y parejo, con gran energía.
"¡Ay Sebastián! ¡ay Sebastián! ¡SEBASTIÁAAAAN!".
El pobre infante no aguantó, leche tibia y cremosa volvía a llenar mi boca, lengua y paladar, descargas menos fuertes pero mas abundantes que su hermano, con un sabor propio, es curioso, he probado la esencia de varios, de tres machos humanos, así como los jugos de mi hermana, los míos propios, y la abundante leche de mi querido perro y he notado que cada ser parece tener su propio sabor, quizás similar, pero definitivamente diferente a los demás. Cinco minutos bastaron para sacarle la leche a aquel crío, que de paso en el momento de su orgasmo se puso a llorar y gemir como un niño, bueno, como lo que era, eso me resultó chistoso y a la vez desconcertante ¿acaso no le había gustado? ¿será que le hice daño sin querer? Hasta a Sebastián le pareció raro aquella reacción: "¿y tú porque lloras marico? ¿no te gustó o eres marico? ¡baja la voz pendejo!", para mí era obvio que era su primera vez, quizás fue demasiado para él, le había quitado en cierta forma su virginidad, y me sentía a gusto con la sensación de haber sido la primera para él.
Aquellos cinco minutos fueron suficientes para que el lascivo de Sebastián se pusiera a tono otra vez, pronto estaba lamiendo y chupando con glotonería aquel güevo sabroso, "¡Eso becerra, sácame la leche otra vez, uff que rico, piazo é puta, que rico lo mamas!", al poco rato volvía a inundar mi boca con el semen cremoso y tibio, ésta vez en menores descargas que la vez primera.
Se hizo una pausa de silencio, tiempo que aprovechamos para acomodarnos un poco, yo me relamía y seguía tragando y asimilando en mi garganta y lengua el viscoso semen, mientras los chicos se subían los pantalones. Al poco rato Sebastián saca su cartera y me da tres mil bolívares, "toma puta, te los ganastes, mamas sabroso bichita", se aleja sin mas, su hermanito se queda un rato, viendo a su hermano mayor irse, del bolsillito de su pantalón saca uno arrugados billetes que suman tres mil bolívares mas, me los dá, yo los recibo en silencio, me abraza el pequeño nunca supe su nombre- cosa que me agarra fuera de base, y me dá un tierno beso en la mejilla izquierda mientras se vá a corriendo para dar alcance a su hermano. Esa noche no compré ningunos fuegos artificiales, me fui directo a mi casa a dormir.
Días después, en el colegio me daba la impresión de que la gente me veía raro, como que cuchicheaban y se reían de mí a mis espaldas, no sé, tal vez eran cosas mías, Sebastián anda por ahí, siempre de gandul, cuando me vé me hace señas pero yo me hago la loca y procuro no quedarme sola con él ¿será que le habrá dicho algo a alguien? Hasta el sol de hoy permanezco con la duda...pero sin darme mala vida tampoco.
Todavía tengo los arrugados billetes que me dieron esos chicos por el "trabajo", es una cantidad modesta pero que conseguí con sólo unos 20 minutos de "faena", ha sido esta experiencia, mi primera experiencia "profesional" (Sexo por dinero) lo que me ha puesto a pensar: ¿y si lo vuelvo a hacer? Es decir, ¿y si me decido a desarrollar, a sacar provecho económico a mi vocación? Si, eso mismo, la palabra fea que ustedes están pensando: Volverme Prostituta. Sé que a muchos y a muchas- les disgusta la idea, pero es algo que desde esa vez, no ha dejado de estar presente en mi cabeza, claro, sé que no es poca cosa, no es una decisión fácil, sé que tendría sus consecuencias, no todas positivas tal vez, pero sigue dándome vueltas en el pensamiento de forma tan persistente que no puedo descartarlo así como así, muy a pesar de los bien intencionados consejos de algunas de mi s amigas, ¿ustedes que opinan?
Y en cuanto al dinero, bueno, seis mil bolívares (apenas unos cuatro euros mas o menos) , si me meto a "Dama de compañía" tendré que aumentar un poquito la "tarifa", esa noche si que fui toda una becerra económica, una puta barata pues...