Una fantasía que me robo el sueño
Llore como una niña, rogando que él se bajara o que perdiera las ganas de tirarme pero eso estaba lejos de ocurrir cada vez su pene cobraba mayor tamaño y ...
Una fantasía que me quito el sueño
Hace unos meses considera la zoofilia como un mito, uhmmm, es más ni se me cruzaba por la mente, pero esto cambio drásticamente. ¿Quieres saber como? Bueno te lo cuento:
Era un sábado del mes de enero, en una casa de una amiga, nos reunimos 8 chicas para celebrar el cumpleaños 18 de una de ellas, en la segunda ronda de ron, cada una contaba alguna experiencia intima de su chico o ex, después de la cuarta ya salía a relucir las comparaciones, que él lo tenia pequeño, o que el otro apenas lo metía ya se corría, en fin la conclusión fue:
Que la mayoría de los chicos eran mucho bla, bla, bla, y poca o nada efectivos, aun que no pienso así de los más mayorcitos, Carla una muy buena y esbelta amiga me apoyo en esto, ella como yo contamos nuestras experiencias con lujo de detalles, debo confesar que hubo comentarios como:
Yo con un abuelo, ni muerta.
Imagino que lo dijo por que no tuvo el placer de entregarse y ser consumida por los besos y la polla de un amante que solo las canas y los años logran forjar.
Bueno llego el momento en que tuve que ir al baño, tanto líquido bueno alguna vez tiene que salir, pero como el de la casa estaba ocupado salí corriendo al que había en el patio, cuando regresaba al interior de la casa, escuche unos gruñidos, recién recordé que Lorena tenia un enorme perro casi siempre atado, ahora rogaba por que también lo estuviera, voltee a verlo, ujj un escalofrió recorrió mi cuerpo al verlo delante de mi sin ataduras, sin dejar de gruñir, Lorena siempre nos hablaba de él, que era un cruce de rottweiler y un perro mestizo pero eso no le quitaba lo feroz, en más de una vez les había metido en problemas a sus padres.
Ahora lo tenía delante de mí, intente retroceder pero solo alcance a dar dos o tres pasos, hasta chocar contra la pared, no podía gritar o pedir auxilio por miedo a alterarlo aun más, quede petrificada solo cerré los ojos esperando lo peor, pero este dejo de gruñir, segundos después sentí su hocico entre mis piernas, como si estuviera buscando algo, abrí los ojos lentamente y vi su cabeza negra husmeando toda la parte de mi sexo, no sabía que hacer tampoco quería quitármelo de mí por miedo a que reaccionara, solo lo deje continuar, sentía una fuerte presión entre mis piernas por momentos hacía que me levantara entre mis pies y otras me lastimaba, no entendía lo que pasaba, quizás cuando hablamos de chicos y sexo llegue a humedecerme sin darme cuenta, ahora el perro olía mi aroma, no sabía como quitármelo de encima, de pronto la cosas se complicaron más, el perro se acomodo en una de mis piernas y empezó a moverse como cuando se aparean, creí que las cosas no podrían ser peor pero me equivoque, en semejante escena apareció Carla y grito:
Vengan chicas, miren al parecer Diana al fin encontró a su príncipe canino.
Al instante aparecieron el resto de las chicas, riendo divertidas de la situación en la que me encontraba.
Que bonita pareja, creo que fueron hechos el uno para el otro.
Ohhh que polla te conseguiste Diana.
No prefieren ir a una habitación en vez de hacerlo en el patio.
Por favor Lorena quítamelo encima que me va a comer.
Si eso estoy viendo, vaya que se lo hiciste parar, nena.
Todos rieron. Que humillada me encontraba en ese instante, podrás imaginarte que esa escena fue el tema de conversación no solo de ese día si no de los días siguientes.
En secreto te diré, que no pude dormir en toda la noche pensando en eso, ni en la tarde del día siguiente me lo pude quitar de la cabeza, incluso cuando tenía a mi enamorado encima de mí penetrándome, claro que él lo noto.
Que te sucede hoy, me pregunto.
Nada, es solo que estoy algo cansada le dije, si prefieres lo dejamos por hoy.
No, continuemos me dijo, él siguió moviéndose con más entusiasmo y fuerza.
Pero de pronto paro, tienes razón, mejor lo dejamos así, creo que encontraría mejor respuesta en una muñeca, se vistió y se marcho, dejándome desnuda en la cama. La verdad no me importo.
Fue cuando en mi mente se metió la curiosidad, seria real todas esas historias de zoo, personalmente nunca vi uno, ni en videos, de eso, solo leí algunas de esas historias, pero nunca me llamaron la atención, ¡hasta ahora!!! pero a la vez surgieron preguntas muchas por cierto, ¿quizás alguna enfermedad?, o, si es verdad que una puede quedar abotonada, estaba comenzando a excitarme, así que para calmar la calentura comencé a masturbarme, pellizcaba mis pezones, empecé a acariciar mi clítoris, haciendo pequeños círculos sobre mi cosita, mientras metía mis dedos en el interior de mi conejito cada vez me lo hacia más rápido hasta que vive dos o tres veces, luego me metí a la ducha a darme un baño de agua helada, para bajar la temperatura que aun tenia en el cuerpo.
Desde ese día pasaron los días hasta septiembre, pero en ese tiempo dejaron de interesarme los chicos, incluso rompí con mi novio, me puse distante de cualquier relación, eso créeme todos lo notaron.
Yo les decía que quería estar sola un tiempo, y es más yo misma me lo creía, aun que no entendía por que había cambiado tanto.
Hasta el 21 de septiembre que por cierto en esta parte del mundo empieza la primavera.
Esa mañana vino Lorena a casa, le pregunte: que te pasa mujer, que es lo que sucede.
Ay Dianita me tienes que hacer un favor muy grande.
Esta bien dime que es.
Toda mi familia estamos saliendo de vacaciones esta semana, y que no encuentro quien se haga cargo del perro.
Me reí. Debiste pensarlo estos días.
Lo hice pero la tía que debía cuidarlo enfermo.
A mucha insistencia accedí a hacerme cargo de él.
El plan era que debía recoger comida de su vecina y levárselo al perro, y pasar la noche cuidando la casa, en fin.
Al media día fui a despedirlos y recoger la llave de la casa.
Hola, hija, como estas, gracias por aceptar a último minuto, me dijo su mamá.
Su papá me dio algunos consejos antes de marcharse.
Lorena antes de despedirse me dijo: cuídalo mucho y por favor no hagas travesuras con él.
Oye que te pasa le respondí algo molesta.
Solo se reía. En serio linda gracias por salvar las vacaciones de la familia, te quiero, con un beso nos despedimos.
El primer, segundo tercer, día apenas me lo acerque, el cuarto él dejo de ladrarme, por el contrario empezó a mover la cola, bueno era un decir por que prácticamente no tenía cola, el quinto me acerque a acariciarlo con cuidado, el lejos de mantenerse arisco se me acerco más para que lo mime con caricias, era un perro bastante corpulento, con un hermoso pelaje, suave y brilloso, el resto del día, me dio algo de pena, por tenerlo atado tantos días, así que lo solté y este empezó a correr y dar brincos de un lado a otro, corrió a un rincón marcando tu terreno, luego para el otro, empezó correr hacia mí buscando que lo acaricie, je, je, je, por poco no me manda al piso, lo mime y lo acaricie un buen rato antes de darle de comer.
Tanto él como yo no pudimos dormir en toda la noche, él se la pasaba lloriqueando toda la noche, intentando entrar en la habitación, yo no pude evitar pensar en lo sucedió hace unos meses, así que encendí la tele, si, así lograba sacarlo de mi mente, entre en la red, a chatear pero no existía una persona que lograra hacer que dejara de pensar en ello, así termine por leer historias de zoo, con cada aventura que leía me calentaba aun más, al final estaba sentada, desnuda de la cintura para abajo, metiendo mis dedos en mi conejito, leyendo con más excitación cada historia, hasta que no pude más y empecé a masturbarme delante del monitor y acabar corriéndome echada en el piso.
Esta iba ser la última noche en casa de Lorena, me puse una blusa blanca y una faldita súper cortita y unas bragas que cubría la mitad de mis cachetes, ah y una chaqueta, llegue, pedí la comida de Bruno y se lo di.
Toma mi amor que mamí te trae la cena.
Me recibió con mucha excitación, lo vi devorar y luego echarse en el piso satisfecho, entre a casa, mire una película sin poner mucha atención en el drama, mi mente corría a 100 por hora pensando en Bruno, que hacer, me moría de ganas, entre en la red buscando cualquier información acerca detener sexo con animales en especial con perros.
La verdad tenia mucho miedo de contraer alguna enfermedad o que pasara algo, pero por cada minuto que leía, me excitaba más, hasta que no pude más y salí al patio, me pare delante de él, este se acerco y empezó a olfatearme, se aproximo hasta tener el olfato delante de mi sexo y como las vez anterior metió su hocico entre mis piernas y intento abrirse paso, di un paso atrás, no, no debía hacerlo estaba mal, me di la vuelta y camine para entrar en la casa, pero él se me acerco y me empujo a un lado, lo acaricie la cabeza, no Bruno esto esta mal, me arrodille y volví a acariciarle la cabeza hasta llegar a su espalda, se echo al piso le seguí acariciando hasta llegar a su pancita, mire su sexo, ya empezaba a aparecer la punta roja de su polla, húmeda y viscosa.
Que pasa Bruno te gusta que mamí te acaricie, más lo veía crecer, más me olvidaba de mis dudas, de mis miedos, en una de esas deslice mi mano a su pene tratando de remangar el capullo con suaves masajes, Bruno reacciono inmediatamente lamiendo mi mano y su cosa, con la yema de los dedos volví a acariciarlo pero esta vez la suave y rojiza piel de su tallo, como no daba muestras de interés lo tome por completo en mi mano, haciéndole una suave paja, a medida que se lo masajeaba, mi manos se empapaban de su liquido viscoso, hasta que se incorporo, si yo me ponía de cuatro como una perrita, no sería más alta que él, incluso él me llevaría ventaja, así que lo imite, me puse de cuatro ahora tenía el rostro a la altura de él, me aproxime a su polla volviéndole a masturbar ahora estaba más grande y roja, con alguna manchas negras en el tallo pero no me pareció gran cosa, todas esas historias seguro habían sido puras exageraciones, en un arranque de locura me agache debajo de él, lo olí como el me olfateo minutos antes, no percibí ningún olor ajeno al de los hombres, lo metí en la boca la punta de su polla, el sabor era algo nuevo para mí, muy intenso, fuerte, empecé a chupárselo, no podía creer que estuviera haciendo eso, pero ya era tarde para dejarlo, ahora si percibía un fuerte aroma, dejo de darme asco, por el contrario me volvió más loca, lo saca y metía de la boca no se cuanto tiempo se lo mame, pero el cuello ya me estaba matando, el perro estaba moviéndose como si quisiera metérmelo por la boca, ya no pude más me estaba lastimando, a la vez me golpeaba el rostro, así que tuve que dejar de mamárselo pero él se monto a un costado de mi, sentí su pene húmedo en mis costillas y un fuerte dolor en mi cabeza y en mi espalda, eran las patas que me lastimaban, lo baje.
Quieres coger a tu mamí perrito lindo, le dije, me puse de espaldas a él, él sin pensarlo dos veces se me volvió montar, ahora era mi espalda la que sufría el rigor de sus pezuñas, el culo el latigazo incesante de su polla, pero estaba salvo, por llevar puesto aun la falda y las bragas pero eso no duro mucho tiempo fui a dentro por una manta y un cojín, tendí la manta sobre el piso me eché de espaldas, debajo de mi culo, puse el cojín para elevar mi sexo, levante mi faldita, llame a Bruno, lo tome de la cabeza e hice que oliera mi sexo, por encima de mi braga que para entonces ya estaba completamente húmeda, el perro no sabía que hacer solo lo olía, eso me desilusiono, creí que acabaría ahí, así que corrí a la cocina por un poco de jalea volví me quite la faldita, me eche nuevamente en la misma posición, tenia miedo así que espere que pasaba antes de quitarme la braga le di un poco de jale de mis dedos, lo probo, luego le di otro poco a la altura de mi sexo, y el siguiente se lo puse encima de mi braga, lo lamió ay, que rica sensación me hizo sentir sus lengüeteadas, probé nuevamente y obtuve la misma respuesta, así que esta vez me quite la braga otra vez le di de probar la jalea pero esta vez a la altura de mi monte de Venus, era un decir, por que hace mucho que lo tenía depilado, luego un poco más abajo y al final abrí las piernas de par en par, y le puse una gran porción entre mis vulva y el interior de mi conejito, con ayuda de mi dedo metí una buena porción de jalea en mi, ahora era el turno de mi cachorro de sacarlo.
Uhmmm, que rico, que delicioso fue su primera lengüetada, hizo que todo mi cuerpo se estremeciera de placer, con cada caricia hacia que mi cuerpo se arqueara más y más, ya no tenia miedo pero aun así mis manos no dejaban de temblar, cada latigazo de su lengua recorría desde el orificio de mi ano hasta llegar a mi clítoris eso estaba volviéndome loca, pronto se le acabo la jalea e intento introducir su lengua en el interior de mi vagina ay, ay, ay, uhmmm no pares precioso, da a mamí ricas caricias le dije, su lengua tibia y áspera intentaba introducirse en lo más profundo de mi conchita, intentando sacar la ultima gota de jalea eso me estaba matando, uhmmm, sin poder evitarlo me vine y él continuaba lamiéndome estaba tan mojada que no distinguía si eran mis jugos o la saliva del perro pero algo era seguro, jalea era lo que menos había, aun así mi amante canino seguía devorando mi conejito, 2 o 3 orgasmos más vinieron luego del primero.
Ahora lo quería a él dentro de mi, así que me pise de cuatro intentando meter el culo debajo de él pero el solo se hacia a un lado, ay que pasa cielito no quieres coger a tu cachorrita, me agache debajo de él y se lo volví a chupar ya para entonces su pene había perdido de tamaño, pero tan pronto como se lo fui mamando fue creciendo y entonces empezó a menearse, entonces me volví y puse mi culo ahora desnudo delante de su polla, este sin perder un segundo se monto sobre mí, punteando la entrada de mi culo, mierda ahí no, mi cielo, no sabia como hacerlo introducir en mi conchita, constantemente llegaba a latiguear mis nalgas, intente agarrárselo y guiarlo hasta donde yo quería pero era imposible, se movía tan febril que era inútil guiarlo, me agache lo mas que pude hasta que mis pechos quedaron pegados al piso, intente pegarme a su polla, cosa de que no latiguera al vació, o a la entrada de mi anito, los primeros puntillazos me lastimaban mucho, trate de dejar de intentarlo pero Bruno ya me tenia bien sujeta, en uno de esos intentos logro introducirlo como una saeta sin darme tiempo a recibirlo o acomodar mi coño a su tamaño.
Ay grite, de mis ojos salieron lagrimas de dolor, ahora si lo había conseguido pero a que precio, el dolor era insoportable, ni lo húmeda que estaba mi vagina logro mitigar el sufrimiento, me lo hacia sin medir consecuencias, eran tan violentos y frenéticos sus movimientos que mas que placer era una tortura, lamente en el alma el haberlo hecho, mi rostro golpeaba el piso, intente levantarme pero el peso del perro era demasiado para mi frágil cuerpo trate de quitármelo pero era demasiado tarde no me dejaba, estaba completamente a merced suyo, ni pedir ayuda o gritar, me encontrarían desnuda de mitad para abajo, en medio del patio, con un perro apareándose conmigo, no, eso no, que explicación daría, llore como una niña, rogando que él se bajara o que perdiera las ganas de tirarme pero eso estaba lejos de ocurrir cada vez su pene cobraba mayor tamaño y volumen, me estaba partiendo la chucha, llore y llore sin cesar, hasta que algo cansada por la lucha y el peso del perro, me deje hacer, me deje bombear, fue cuando vino lo mejor, sus embestidas ya no me dolían por el contrario me empezaba a gustar, comencé a gemir de placer él no se cansaba, no perdía el ritmo, solo su agitada respiración me decía que estaba tan cansado como yo, sus patas como me causaban dolor, cada vez que resbalaba me rasguñaba la espalda para acomodarse mejor, eso me gustaba era como si alguien te mordiera la espalda provocándome más placer, ah, ah, ah, mis gemidos se hacían más fuertes, no me importaba que alguien me viera o me escuchara solo era el y yo, mi macho y su hembra.
Bruno, dámelo todo, vacía tu lechecita en tu perrita, dame cachorritos, préñame amor mío.
Sentía como su pene entraba y salí de mi sin parar, pero a la vez seguía creciendo y volviéndose grueso en cada embestida, nunca nadie me habían cogido con ese vigor y esa violencia, parecía que su pene me quemaba las paredes de mi vagina, llegue a pensar que en cualquier momento me partiría la conchita.
Uhmm, no se cuantas veces me vine, era toda una maquina y yo solo un guiñapo de carne, continuo así unos minutos más bombeándome, minutos de intensa gloria, de mi chuchita salía un sonido en cada latigazo, sonando choc, choc, choc, eso me hacia sentir más sucia, más perra y más suya., mi cuerpo estaba empapado en sudor, mi blusa la tenia completamente pegada al cuerpo, mis pechos parecían reventar de lo hinchados que estaban, nadie me había hecho sentir una hembra más satisfecha en toda mi vida.
Ah, ah, ah, no tenia más fuerzas para hablar solo gemía, y sentía que desfallecería en cualquier instante, pero pronto el perro bajo el ritmo, intentando penetrarme más profundo, intentando llegar a mis entrañas, que pasa me pregunté, comprendí horrorizada lo que intentaba hacer, trataba de abotonarse, eso si que me mataría o al menos me mandaría aun clínica, asi que como pude intente sajarme tratando de impedirlo, pero todo intento parecía inútil.
Por favor Bruno no lo hagas, bájate carajo, que me haces daño, trate, luche como una legua salvaje, intentando bajarlo de mi, pero lo tenia tan pegado a mí que creí que no lo conseguiría, nunca creí que alguien pudiera pegarse tanto a alguien, en un resbalón que hizo sus patas traseras me libre de él, sin antes sentir que una parte de su piel se quedaba pegada a su polla, y otra parte de él pegada en la mía, solo me deje caer al piso, ya no tenia levantado el culo, estire mis pies entre sus patas, me eche debajo de él, aun que Bruno seguí punteando mis nalgas pero sin entrar en mí, me puse de costado, así que su polla caliente chocaba en los costados de mi cadera, él lloriqueaba, genia rogando que siguiéramos, pero no estaba dispuesta a hacerlo era mucho macho para mi, se me quitaba de encima, luego lo volvía a intentar desesperado pero sin resultados, estaba muerta, como puede me arrastre hacia la habitación, me ardía la chucha, me estaba matando la espalda, tenia el rostro adolorido por los choques contra el suelo, y estaba bañada en sudor, apenas llegue al dormitorio quede tirada en la cama, completamente dormida, cuando desperté eran las 4 a.m., un frió recorría mi cuerpo, estaba temblando me cubrí mi cuerpo desnudo y adolorido con un cobertor.
Desperté a las 9 de la mañana con algo más de fuerzas pero aun adolorida, apenas si podía caminar, me dolía mi magullado sexo, tenia la espalda partida en dos, me fui a la ducha, apenas pude tocarme y lavarme mi conejito, rogaba por no tener alguna infección o cosa parecida, mire mi espalda en el tocador, tenia marcas de rasguños, me puse una bata, llame a casa avisando que no llegaría a casa aun, salí al patio a dar de comer a Bruno él estaba como si nada hubiera pasado, saltaba de contento por la comida o quizás por mi, quería pensar que era por mi, no cualquiera tiene la suerte de cogerme, pero al parecer a Bruno eso no parecía importarle, era igual que muchos hombre de mi vida, fui una mas de sus hembras, una de esas aventuras que pronto se olvida.
Lave mi ropa pues no tenia con que vestirme, esta estaba con un fuerte olor a sexo, y empapado en sudor y de mis jugos, limpie el patio y lo poco que estaba fuera de lugar, ya para el medio día mi ropa estaba seca, tome un almuerzo ligero, espere a Lorena y su familia, ellos llegaron a las 16 horas, afortunadamente minutos antes recordé que el perro debería estar atado, así que lo ate a duras penas, el muy sinvergüenza aun intentaba cogerme, lo dicho era igual que muchos hombres de mi vida, media hora después llegaron, les di la bienvenida, les pregunte como estuvo el viaje, la verdad no estaba de humor pero tenia que hacerlo.
Tan pronto lo hice me despedí.
Estas bien Diana, pregunto el papá de Lorena.
Si señor, es solo que el perro no dejo de ladrar en toda la noche y no pude pegar los ojos.
Adiós Bruno, nos vemos otro día, dije al final.
Este empezó a gemir, al parecer Diana te ganaste el cariño de Bruno dijo la mamá de Lorena.
Debe ser por que lo alimente estos días, hasta le traje un plato especial de casa.
Espero que no le hayas consentido mucho dijo Lorena.
Espero que no dije, y me fui deseando que lo próxima vez sí me llene el vientre de toda su rica leche, mi adorado BRUNO.
Si alguien pude darme algún consejo, o contarme alguna experiencia personal relacionado con zoo mi correo es: diana_rom1@hotmail.com