Una fantasia con algo de realidad
Este primer relato está basado en una historia real, donde sólo he quitado la ubicación donde sucede el mismo.
Conocí a Elena a través de una web de contactos por Internet, cuando la vi me quedé prendado de ella y le envié un mensaje que decía.
“He visto tu perfil, me gusta mucho, me gustaría conocerte, y sí hay feeling entre tú y yo, dejarnos llevar a ver si eres la mujer que buscó y soy el hombre que buscas. Mira mi perfil, la clave de mis fotos es mostrar69, y sí estás de acuerdo en conocernos, espero recibir un mensaje tuyo. ¡Besos!”
A los cuatro días de enviarle mi mensaje, recibí un mensaje suyo que decía,
“Hola, no se sí eres el hombre que buscó, pero me gustaría conocerte mejor. Creo que un perfil se queda corto, hay mucho que descubrir de una persona.”
Le respondí con un mensaje que decía.
“Estoy de acuerdo contigo, podemos saber más tú de mí y yo de ti, hablando por Skype, sí vemos que hay feeling entre tú y yo, quedamos para conocernos en persona.
Si prefieres mantener tu nombre y donde vives en secreto hasta conocerme mejor, si no sabes cómo hacerlo me lo dices y te lo explico.
“Te voy a contar una cosa, como dice en mi perfil, soy viudo, conocí a mi mujer por Internet, a través del chat, cuando la conocí a primeros del año 2000, estaba yo en otra ciudad, y ambos salíamos con alguien, nos hicimos buenos amigos, y terminamos contando los problemas que teníamos cada uno con su pareja, a primero de agosto de 2001, ella ya no estaba con nadie, y yo tenía problemas con mi pareja, el día 28 de agosto comenzamos a salir, el día 31 de agosto viaje a la ciudad donde vivía para conocerla, y todo fue muy bien.
Espero que lo nuestro salga igual o incluso mejor. ¡Besos!”
Al recibir su mensaje anterior tuve una intuición, con ella podía surgir una bonita historia, pero no imaginaba que pudiese ser tan maravillosa.
Recibí su mensaje dos días después de enviar el mío, donde me decía:
“Estoy de reformas en casa y no he tenido tiempo de momento, vaya noche he pasado, he debido de soñar algo caliente porque me he despertado con unas ganas locas de no estar sola, en este momento me gustaría recorrer tu cuerpo con mi boca oler tu piel desnuda, mordisquear el lóbulo de tus orejas, sentir como tu polla se endurece mientras roza mis muslos y deslizar mis manos hacia ella para cogerla ente mis manos me gustaría sentir como entra en mí dura,... caliente, ojala pudiésemos quedarnos toda la mañana en la cama sin hacer nada más,... espero verte pronto, no te olvides de lo que te acabo de decir, tengo que irme ya pasa un buen día y escríbeme pronto.”
Cuando recibí su mensaje pensé que lo que dije en mi primer mensaje podía convertirse en realidad. Nadie me había enviado nada tan intenso, y tan bonito, intenté escribirle un mensaje que estuviese a la altura del suyo.
Respondí a su mensaje ese mismo día donde le decía:
“¡Hola Elena! Leyendo el mensaje cuando me dices "no te olvides de lo que te acabó de decir", me di cuenta de que estabas contando tus sentimientos más íntimos hacía mí que apenas me conoces, eso significa que confías en mí.
Pero hice una cosa bien, respondí a tu mensaje "te conté lo que sentía en ese momento hacía ti, y que lo sigo sintiendo ahora".
Me gustaría estar contigo, besar tu boca, seguir besando tu cuello, los lóbulos de tus orejas, seguir besándote y chupando tus pechos para darte mucho placer, centrarme en tus pezones, estaría un rato con ellos, seguiría bajando por tu ombligo, después seguiría besando tus muslos, me iría acercando poco a poco cada vez más a tu coño, empezaría rozando a su alrededor, me gustaría oír tus gemidos de placer, seguiría chupando y metiendo mi lengua en tu coño, después chuparía tu clítoris y metería un dedo en tu coño,... y estar así juntos el tiempo que queramos tú y yo, sin prisas.
Quiero decirte que te cuento lo que pienso, que me encanta escribirte y que siento feliz recibiendo y leyendo tus mensajes, me gustaría verte pronto, pienso en ti, no te olvidó, estás siempre en mis pensamientos. ¡Besos!”
Recibí su respuesta, cuatro días después de enviar mi mensaje, donde me decía:
“¿Y qué prefieres vino o café? yo prefiero el vino para romper el hielo porque luego quiero que disfrutes estando dentro de mí, … voy a dejar que hagas conmigo todo lo que quieras.”
Este mensaje me llego muy hondo, porque demostraba que confías totalmente en mí, tengo que decirte que la confianza era mutua.
Respondí a su mensaje ese mismo día donde le decía:
“¡Hola Elena!
Como tú prefiero el vino, me tienes loco por ti, nunca me había pasado entenderme tan bien con una mujer, como me está pasando contigo, imaginó que a ti te pasa lo mismo conmigo.
Quiero decirte que me gustaría verte pronto, si estás de acuerdo conmigo, ¡genial! Sí no, seguiremos hablando hasta que nos conozcamos, te tengo en mis pensamientos todo el día, y cuando recibo un mensaje tuyo me hace muy feliz.
Me gustaría hacerte todo lo que me pidas y podrás hacerme todo lo que quieras. Escríbeme pronto, pensaré en ti, piensa en mí, ,,. ¡Besos!”
Pensaba tanto en ella que el día siguiente le envié otro mensaje, que decía.
Quiero decirte también que espero recibir un mensaje tuyo pronto. Como te dije estoy muy sensible, te cuento me ha pasado que he conocido algunas chicas que parecían estar interesadas en mí y luego todo ha quedado en nada, con la falta de cariño que tengo y que cuando me gusta una mujer lo doy todo por ella, me deja bajo mínimos, pero soy muy optimista, cuando te envié el mensaje a ti, me había pasado una cosa similar y conocerte y recibir el segundo mensaje tuyo me puso el estado de ánimo por las nubes.
Me gustaría conocerte e intentar que esta historia nuestra termine bien. ¡Besos!”
Recibí su respuesta, dos días después de enviar el primer mensaje, donde me decía:
“No quiero parecer desesperada, ni darte una mala impresión, pero quisiera verte pronto.”
Respondí a su mensaje ese mismo día donde le decía:
“¡Hola Elena!
No te preocupes, no pienso nada malo de ti, al contrario, entiendo perfectamente que quieras verme pronto, a mí me pasa lo mismo, quiero comprobar si congeniamos tú y yo, tan bien como parece, espero y deseo que sea así.
Cómo puedes pensar que me voy a pensar mal de ti, no me has hecho nada para pensar eso, al contrario, has dado sentido a mi vida. No puedo pensar mal de ti, sólo puedo pensar bien de ti, hemos conectado muy bien tú y yo, tus mensajes hacen que deseo conocerte para comprobar que lo siento por ti es verdad, y por lo que me cuentas tú piensas lo mismo sobre mí.
Así que no hay ningún problema entre tú y yo, quedamos cuando quieras, pensaré en ti, escríbeme pronto. ¡Besos!”
Como seguía pensando tanto en ella, al día siguiente, le envié otro mensaje, donde le decía:
“¡Hola Elena!
Quiero decirte que quedamos para conocernos cuando tú quieras, para hacer los planes para quedar y vernos tú y yo, me gustaría hacerlos online contigo, si estás de acuerdo conmigo te paso mi móvil para que me envíes un WhatsApp cuando quieras que nos veamos.
Después de enviarte el mensaje ayer, he pensado que entre tú y yo ha surgido esto porque tanto tú como yo estábamos necesitando cariño, sí estamos de acuerdo en vernos pronto, tiene que ser en fin de semana, propongo vernos cuanto antes mejor, sí puedes este fin de semana y sí no puedes el fin de semana siguiente.
Sí tú y yo estamos de acuerdo en vernos pronto, debemos ir proponiendo fechas para vernos.
Pensaré en ti, le has sentido a mi vida, escríbeme pronto. ¡Besos!”