Una fantasía compartida
Iban a desplazarse hasta Vigo para cumplir una denuestras fantasías.
He llegado muy temprano y paseo nervioso por las calles cercanas al hotel, aún no me lo acabo de creer. Desde que contacté con ellos a través de una conocida página de contactos amateur, todo había ido muy rápido, intercambio de gustos, fantasías, fotos,..., todo muy rápido. En su último correo ¡¡una cita!!, iban a desplazarse hasta Vigo para cumplir una denuestras fantasías. Yo en esto de los contactos por la red no tenía mucha fe, casi nunca es lo que te venden, caza fotos, mujeres que no lo son, casi siempre te llevas un chasco. Ella por las fotos enviadas no era una mujer de revista, 38 años, 1,64 de altura, morena pelo por los hombros, algunos kilos de más, no muchos, pero era lo que yo buscaba, una mujer normal de las que ves por la calle, justo lo que yo buscaba, siempre deseé estar con una mujer mayor que yo, saber como gime cuando la aman, ver su cara cuando llega al orgasmo. Todo esto me lo pone de repente en bandeja, él, su marido, quizás deseoso de verla disfrutar con otro. De él no sabía nada, nada de fotos, solo su fantasía de entregar a su mujer a otro hombre, a mi. El reloj del campanario me sacó de mis pensamientos, es la hora, me acerco a la puerta del hotel, entro y me dirijo a recepción: - Por favor me puede poner con la habitación 405. Suenan varios tonos hasta que una voz masculina responde. - Diga. - Soy Antonio.- Digo aparentando una seguridad que me falta. - Sube. Me dirijo al ascensor , 4ª planta, habitación 405. Empujo la puerta y está abierta tal y como habíamos acordado, la cierro tras de mi después de una última duda, estoy en el recibidor de la habitación, allí me desnudo rápidamente, dejando mi ropa encima de un mueble, respiro profundamente y entro en la habitación . Todas las cortinas están echadas y la única luz procede de las lámparas de las mesitas, iluminando la cama. Allí esta ella, tumbada, esperando, sabe que he entrado pero no levanta la cabeza, se limita a esperar, giro mi cabeza hacia el rincón más oscuro y allí adivino, mas que veo, una figura en un sillón, es él. Me acerco a la cama, despacio, saboreo el momento, mis dudas iniciales se disipan con la visión de esa mujer esperándome, solo se cubre con un corpiño que realza sus pechos y sirve de liguero para las medias y una braguita a juego, con una valentía que me sorprende comienzo a acariciar sus piernas desde el tobillo hasta los muslos ella al sentir mi mano se estremece pero continua tumbada en actitud pasiva. Subo mis caricias un poco más llegando a sus nalgas aún cubiertas, continuo por su espalda hasta llegar al cuello, giro su cabeza y la beso, es un beso dulce, en los labios, casi pueril, ahora si me mira, sus ojos dejan ver el temor de la primera vez, la intento tranquilizar con una sonrisa, ella me la devuelve, quizás ha advertido el mismo temor en mi mirada, nos volvemos a besar, lentamente entreabrimos los las bocas dejando paso a las lenguas que se buscan con desesperación ahora ya no hay dulzura sino deseo, pasión, ambos lo deseamos, nos deseamos. Nuestras bocas se separan un instante, ella vuelve a buscarme, pero yo la freno, quiero llevar el control, ser yo el que marque el ritmo, la levanto para verla mejor, preciosa, las fotos no le hacen justicia, me levanto yo también y la abrazo, quiero sentir su cuerpo junto al mío, deslizo mis manos por sus caderas agarrando sus nalgas y apretándola contra mí, volvemos a besarnos tumbándonos en la cama, ya no hay forma de parar, ella se sitúa encima mío, libero sus pechos bajando el corpiño, sus pezones oscuros contrastan con su piel blanca, me apodero de ellos, los beso, los chupo, también los muerdo suavemente, le encanta y me sorprenden sus primeros gemidos, aprovecho para girarnos ella ahora esta debajo y desde mi posición nuevamente dominante comienzo a besar su cuello, hombros, pechos, continuo bajando hasta llegar al borde de sus braguitas, las deslizo suavemente hasta quitárselas, veo su sexo, arregladito solo con pelo en su monte de venus en forma de pequeño triangulo, delicioso, me acerco, pero no la toco aún, acaricio sus muslos ella abre instintivamente sus piernas, comienzo a besar sus ingles, sus muslos rozando levemente, como por accidente, sus labios, ella mueve su pelvis en busca de un contacto más placentero que yo aún demoro, ahora sí, acaricio su sexo mis dedos separan sus labios dejando a la vista su vagina ya húmeda y un clítoris sonrosado y bastante pronunciado, ya no puedo aguantar más, me lanzo a por él lo tengo entre mis labios, ella se estremece, la penetro con mis dedos, sus manos aprietan mi cabeza, mientras mi lengua da pequeños e intensos golpecitos en su clítoris, sus jadeos cada vez más continuos dan paso a un prolongado gemido, la presión de sus manos en mi cabeza se intensifica hasta casi no dejarme respirar y de repente afloja, levanto mi vista hacia su cara y me premia con una sonrisa, su respiración sigue agitada. - ahora me toca a mí. me dice en un susurro. Yo acepto la sumisión, me relajo y la dejo hacer, noto sus labios por mi cuerpo en su viaje hacia mi pene, llega pero ahora me toca a mí sufrir, lo coge con su mano y lo besa, yo intento introducírselo en la boca con un golpe de cadera pero ella hábilmente lo evita, de repente me da un lengüetazo desde la base hasta la punta que me deja resoplando, lo repite una y otra vez hasta que muy lentamente lo introduce en su boca, apretándolo con sus labios, verla así, con sus labios alrededor de mi pene succionando levemente, casi provoca mi orgasmo, tengo que hacer un gran esfuerzo por evitarlo, ella lo nota y lo introduce casi en su totalidad en la boca y comienza a chuparlo con mayor rapidez aumentando la presión de sus labios, combinando con masajes en los testículos, no puedo aguantar más, me derramo en su boca, vierto todo lo que tengo y ella sigue chupando, acompaño mi corrida con un sonoro gemido. - Ven, le digo. Ella se acerca sonriente y nos fundimos en un beso en el que compartimos el sabor de mi semen en su boca, es la primera vez pero no me importa. De repente un cigarrillo se enciende en la zona desde donde nos observa sumarido, parece que con mi orgasmo halla llegado al suyo, relajándose con un pitillo. Casi me había olvidado de él. Él se puso en contacto conmigo, organizando, después de un tiempo prudencial y muchos mensajes, este encuentro entregándome a su mujer, casi me había olvidado de él, pero yo aún quiero más y recordando que él está allí vuelve ese morbo inicial que casi tenía olvidado, "todo lo que deseéis los dos, y a lo mejor alguna petición mía, pero si digo que lo dejes debes hacerlo al momento y marcharte". Aún quiero más y ella parece que también así que vuelvo a bajar a su entrepierna en busca de un nuevo orgasmo, le insinúo un sesenta y nueve, que es gustosamente aceptado, su boca devora mi pene mientras yo hago lo mismo en su vagina , se mete mis testículos en la boca tirando ligeramente de ellos, dios que placer, continuo con mi lengua en su clítoris e introduzco un par de dedos en su vagina, ahora mi lengua llega también a su ano, ella lo nota pero no dice nada, parece gustarle, lo lubrifico bien e introduzco también un dedo en él, caliente y apretadito, no creo que lo haya echo por ahí, por lo menos no muy a menudo. Ahora con mi pene nuevamente erecto, y ella al borde del orgasmo quiero penetrarla, ella también parece querer más y sin decirnos nada se gira quedando montada sobre mi, con su mano me la coge y la coloca en la entrada y lentamente, disfrutando este momento se deja caer hasta que esta totalmente dentro, un gemido profundo de su garganta acompaña mi pene hasta el fondo, comienza a cabalgarme , primero lentamente después una vez perdido el control sube y baja tan rápido como puede o como el cuerpo le pide, sus pecho botan delante mía, intento chuparlos pero se me escapan constantemente, noto su orgasmo de nuevo, intensifica sus gemidos, la rapidez de sus movimientos, agarro sus nalgas y comienzo a jugar de nuevo con su entrada posterior, noto sus palpitaciones , con el dedo lubrificado por mi saliva comienzo la penetración, con medio dedo dentro ella estalla en su orgasmo quedando tumbada sobre mi pecho, me giro y la llevo al borde de la cama, coloco sus piernas en mis hombros y comienzo una furiosa penetración buscando un nuevo orgasmo, cuando noto que ya esta cerca me retiro, acercando la punta de mi pene a su culo, la miro, ella no dice nada, pero me devuelve la mirada con cierto temor, comienzo la penetración despacio, cuesta mucho meterla, la cabeza entra con un pequeño grito de ella, espero que se acostumbre e inicio de nuevo la penetración lenta pero firme hasta el final, me detengo nuevamente, y comienzo un lento mete saca, suave, ella comienza a gemir nuevamente y veo que acompaña mis penetraciones con un masaje en su clítoris, sus gemidos me excitan mas, la penetro casi con violencia , ya no puedo parar, intensifico mi ritmo, casi estoy a punto, me olvido de ella, solo cuento yo, en medio de resoplidos vuelvo a correrme, esta vez en su culo, no se si ella ha terminado también, con mis últimos empujones la miro a la cara, sus ojos tienen un brillo diferente, más sereno, más ...,de triunfo, la veo preciosa y me retiro de su interior, suavemente, ella se tumba en la cama, yo busco un hueco a su lado, comienzo a acariciar su espalda, suena un voz a mi espalda. - es hora de que te vayas.
Con gran pesar abandono el lecho, me dirijo al recibidor. - puedes asearte un poco si quieres, pero date prisa. En el baño me aseo lo justo para salir a la calle, no puedo evitar mirar a través de la rendija de la puerta, ahora él esta con ella, acariciándola, abrazados en la misma cama donde me la entregó, salgo silenciosamente, ya en el recibidor me visto y abandono la habitación con un pequeño sentimiento de culpa por haber invadido, aunque solo sea mínimamente, su intimidad. Solo espero haber estado al altura de las circunstancias y que su fantasía quedara cumplida al igual que la mía. Solo espero que se vuelvan a poner en contacto conmigo.