Una familiar 3: La sobrina sometida

El deseo de la sobrina se desata al convertirse en protagonita de la sesión, aunque aún es reacia a someterse a ciertas cosas.

Blanca permanecía a cuatro patas jadeando. No hacía ningún intento por recuperarse del orgasmo. Trataba de disfrutar hasta de la última de las sensaciones. No sabía cuando le iba a permitir otro y ya lo volvía a necesitar. Necesitaba correrse más de una vez al día. Sobre todo cuando vivía una situación como ésta.

-Inés, a partir de ahora, permanecerás de rodillas en presencia de tus amos.

La joven se arrodilla. Con las piernas juntas. Ha hecho el gesto de sentarse pero se ha incorporado. Las manos las pone en su regazo.

-Así? Quienes serán mis amos?

-Ahora Paula se encargará de enseñarte las reglas a las que te tendrás que someter. Ella, aunque es una esclava, está por encima de ti. Tendrás que obedecerla como si fuera yo.

-Amo, no sé si yo podré ser como mi tía.

-Lo iremos viendo. Si no nos satisfaces no te querremos.

-Y si es demasiado para mí?

-No creo. Te has mojado?

-Sí. Pero una cosa es verlo y otra es vivirlo. Además no me gustan las mujeres.

-Ja, ja. Después hablaremos eso. Porque ya has visto que Paula podrá utilizarte como lo ha hecho con tu tía.

-Me daría asco meterle la lengua en el culo.

-Este fin de semana sólo se la meterás en el coño.

-Pero

-Ya está bien de hablar. Las perras no tenéis ese derecho. Tendrás que pedir permiso para hablar. Será una norma que te explicará Paula y te castigará si la incumples. Antes de irte inclínate delante de mí. Abre las piernas para que vea con claridad el estado en el que se encuentra tu coño.

La joven me da la espalda y abre las piernas. Se inclina hacia delante. Veo aparecer su cara entre las piernas, mirándome con curiosidad para ver si estoy satisfecho con lo que veo. Su coño está muy mojado. Yo diría que desea ser algo más que tocada.

-Sécate bien el coño en la cara de tu tía. Ahora tu tía está por debajo de ti. Aunque cuando quieras usarla tendrás que pedirnos permiso. Lo que no quiere decir que te lo concedamos pero estemos o no, no podrás utilizarla sin nuestro permiso.

Se sitúa delante de ella y flexiona las piernas para ponerlo a la altura de la cara de Blanca. Lo pasa varias veces y vemos como el deseo va creciendo en ella. Paula le da una bofetada que la sorprende. Se lleva la mano a la cara.

-Inés eres muy puta pero nadie te ha dicho que te corras usando la cara de tu tía –le digo.

-Perdón amo.

-Tan sólo tenías que secarte. Lo has hecho?

-No amo, estoy más mojada –dice avergonzada pero nada arrepentida de haberlo hecho. Blanca mantiene la cabeza erguida llena de los flujos de su sobrina.

-Ábrele las piernas a tu tía y dime cuál es su estado.

Se sitúa detrás de ella y le separa las piernas.

-Está muy mojada.

-Más o menos que tu?

-Creo que más que yo, amo.

-Es normal, es más puta que tu. No es así puerca?

-Sí amo. Gracias por permitirme ser una sucia perra.

-Paula llévatelas a ambas y enséñale a la puta nueva como ser una buena sumisa.

Al poco rato regresan las tres. Inés y Blanca, desnudas, caminando a cuatro patas cada una a un lado de Paula. Las hace parar delante de mis piernas.

-Agradeced a vuestro amo que os permita ser sus perras –les dice.

Ambas se inclinan a lamer mis pies. Me gusta sentir sus lenguas entre mis dedos.

-Inés, sabías que tu tía era tan puta?

-No amo –me responde y vuelve con presteza a lamer.

-Y que tu podías serlo tanto también?

-No amo, gracias.

-Querrás venir a servir en la próxima cena?

-Haré lo que quiera amo.

-Pero en la próxima cena servirás desnuda.

-Sí amo –su tono me muestra que la idea le gusta.

-Pero sólo te dejaré si conservas tu coño mojado durante toda la cena.

La tía sigue lamiendo sin parar.

-Lo haré amo. Estará toda la cena como desea, se lo prometo.

-Pero estarás más guapa si antes Paula te marca con la fusta.

-No amo… perdón –su tono ha sido quejumbroso pero parece que lo ha aceptado bien.

-Y si alguno de mis invitados quiere usarte?

-Usarme cómo amo?

-Te tocarán o te pellizcarán.

-Usted querrá que lo hagan?

-Sí.

-Entonces les ofreceré mi cuerpo.

-Te hubiese gustado que lo hubieran hecho esta noche?

-Ahora sí. Antes no era suya, amo y no sé si hubiera estado preparada.

-Y si quieren utilizar tu boca?

-Si usted quiere

-Blanca qué harías si quieren follarte en la cena?

-Me abriría para quien usted me dijese como hago cuando mi amo lo quiere.

-Yo también lo haré –responde de inmediato Inés.

Paula no duda en darle con la fusta en el culo.

-Las putas no hablan hasta que su amo no les autoriza.

-Perd

Otro fustazo corta la excusa.

-Paula no seas mala y permítele disculparse.

-Perdón amo –me dice con lágrimas en los ojos.

-Paula dale de nuevo.

Inés me mira desconcertada. Recibe el fustazo sin quejarse aunque sin comprender.

-No te has disculpado también con tu ama.

Se frota el culo mientras lo hace a punto de llorar.

-Demuéstrale que estás arrepentida y pídele que te de otro fustazo.

Me mira con los ojos muy abiertos.

-Ama, por favor, deme otro fustazo –casi gime al pedirlo.

Le hago un gesto a Paula para que lo haga.

-Y ahora demuéstrame que eres una buena sumisa y pídele otro más.

-Amo!… -Exclama suplicante y resignada… -Ama, por favor, deme otro fustazo.

Al recibir el siguiente las lágrimas le corren por la cara. Vuelve a lamer mientras escucho sus hipidos.

-Serás una buena puta Inés.

-Gracias amo.

-Eres tan puta con tu novio?

-Él no es un amo.

-Te gustaría que lo fuese?

-No.

-Qué le haces?

-Supongo que lo que cualquier chica.

Le hago una señal a Paula y el azote cae entre las piernas abiertas de Inés. Se incorpora dolorida.

-No te he preguntado que hacen las chicas. Te he preguntado que le haces.

-Perdón amo. -Me responde seria, con ganas de rascarse.

-Observa.

Paula le da un azote a Blanca. Ésta apenas gime y sigue lamiendo sin moverse.

-Qué le haces?

-Se la chupo y me la mete.

-Te gusta chupársela?

-Sí amo.

-Has tenido más ligues?

-Sí.

-Y a todos se la chupabas?

-A casi todos.

Le hago una señal a Paula. Lleva a Blanca por la correa detrás de Inés y la pega a su coño para que la chupe.

-Amo, por favor, no me gusta eso de una mujer.

-Chúpamela.

Blanca sigue pegada a ella, lamiendo.

-Procura correrte, de verdad, antes que yo o te dejaré en manos de Paula.

Aunque corre el riesgo de que me corra antes que ella, procura utilizar todos los recursos de mamadora para hacer que me corra en su boca. Supongo que lo prefiere a sentir un orgasmo en boca de su tía.

-Te la tragas?

-Cuando estoy muy caliente sí, amo. Con usted supongo que tengo que hacerlo, no?

-Ya lo decidiré cuando vaya a correrme.

-Desde hoy yo decidiré cuando te puedes acostar con tu novio o con cualquier otro y por supuesto no te podrás correr. Eres un coño que presto o alquilo.

-Mmmmmm.

Parece que la idea le gusta. O el efecto de las lamidas de su tía empieza a hacer efecto. O ambas cosas.

-Cuándo estés con él y quiera usarte me llamarás para pedirme permiso.

-Y cómo lo hago sin que se de cuenta?

-No dejes de mamar mi polla mientras no te autorice.

Me mira. Paula vuelve a azotarla. Las sensaciones se acumulan. El azote, el placer, las ganas de complacer.

-Te gusta como te chupa tu tía, perra?

-Sí amo –dice sin sacarse la polla de la boca. Su gemido lo confirma. Me mira con los ojos entrecerrados por el placer. Se tensa. Veo que no quiere correrse.

-Pues chupa tu a Paula, perra de mierda.

Me mira con los ojos vidriosos por las lágrimas pero camina a cuatro patas hacia Paula y aplica su boca al coño.

-Como no quiero que le cojas gusto a comer coños, Paula te estará azotando todo el tiempo hasta que hagas que se corra. Y procura no correrte tu.

Tenía claro que no le gustaba, su cara lo expresaba con claridad, pero los gemidos que le brotaban también manifestaban el placer que le estaba proporcionando su tía.

No pudo controlar su orgasmo. Primero dejó de lamer a Paula. Después abrió su boca para jadear con intensidad. Y gritaba mientras caía al suelo, corriéndose. Donde Paula la siguió azotando mientras lo hacía. La sigue azotando hasta que deja de correrse.

-Dale las gracias a tu tía por haber hecho correrte.

-Gracias tía.

-Así no puta.

-Cómo amo?

-Haz que se corra ella ahora.

Me mira sorprendida pero va caminando a cuatro patas hacia su tía que la espera también a cuatro patas. Se sitúa detrás de ella y la lame. Vemos su esfuerzo por buscar una posición desde la que llegar a darle placer a su tía que poco a poco va subiendo de excitación. Le digo a Paula que vuelva a azotarla con suavidad. Tiene ya el culo muy marcado por lo que le ordeno que extienda los azotes por todo el cuerpo. Inés gime por los azotes. Paula a mi señal le sujeta la cabeza para dirigirle las lamidas. Obligándole a refregar su cara por el canal de su tía y la lengua también por su ano. La tía está a punto de correrse cuando Paula le hace levantar la cabeza.

-Mírate en el espejo.

Paula le obliga a hacerlo y la mantiene frente a él. Inés ve su cara manchada de saliva y flujo, con el maquillaje corrido.

-Mira tu cara de perra inmunda Inés. En apenas unas horas has pasado de ser una chica decente a ser una guarra. No dejes de mirarte. Tienes que ver bien lo que eres. Te gusta lo que ves?

Avergonzada afirma con la cabeza sin dejar de mirarse.

-Te gusta ser tan puerca?

-Sí amo.

-Vuelve al coño de tu tía.

Inés vuelve a aplicarse en la mamada. Hago que Blanca camine mientras su sobrina la chupa. Ésta la sigue también a cuatro patas para hacer que se corra. Paula las sigue a ambas azotándolas. Apenas Blanca empieza a correrse cuando hago que Inés se aparte de ella.

-Ahora agradece a Paula los azotes que te ha dado.

Ya ni se lo plantea. Se acerca a Paula para lamerla. Paula está muy caliente, la agarra del pelo con rudeza para que no pueda despegar la boca de ella.

Lamiendo a Paula siente una lengua en su ano.

-No puedes correrte hasta que Paula no haya quedado satisfecha –le digo.

Gime mientras lame con más ardor. Paula vuelve a azotarla calentándola más. Tiene todo el cuerpo rojo de los azotes. Sus gemidos se confunden entre el placer y el dolor. Trata de escapar al placer que le procura su tía pero está bien sujeta. Gime al comprender que va a correrse de un momento a otro y que no va a conseguir que Paula se corra. Vuelve a intentar escaparse pero el placer que siente le resta fuerzas. Y se corre gritando como una perra. Mientras se corre murmura:

-Perdón amo, perdón.

Dejo que se recupere un poco antes de volver sobre ella.

-Eres una puta desobediente. Una sucia perra incapaz de controlarse.

Mira al suelo avergonzada. Le digo que me mire, su vergüenza aumenta al sentir todavía algunos espasmos de placer mientras la observo. Cuando me río de ella siente mayor vergüenza.

-Sabes que no puedo consentir que una de mis putas sea desobediente verdad?

-Sí amo.

Me gusta su mirada suplicante. Permanece de rodillas, con las piernas abiertas y sus manos cruzadas en la nuca.

-Comprendes que tengo que castigarte? Vas a ser una buena puta.

-Si amo.

-Lo sé. Puedo ver tu coño empapado.

Saca su pubis para que pueda ver mejor su estado.

-Qué vas a hacer para que te perdone?

-Lo que quiera amo.

-Estás segura? Tanto deseas complacerme que no pones límites?

-Soportaré lo que quiera hacerme.

-Y si prefiero que seas tu quien haga algo que te ordene?

-Lo haré amo, de verdad.

-Aunque no te guste?

-Se lo he prometido amo.

-Aunque te de asco?

-Por favor amo… no sea muy duro conmigo.

-Tienes que aprender a ser obediente. No puedo perdonarte y tengo que hacer que no olvides en ningún momento qué eres y a quien perteneces.

-Lo sé amo. Me esforzaré en serlo cada vez más.

-Por eso ahora probaré hasta que punto quieres serlo.

-Tengo miedo amo pero me esforzaré en complacerlo.

-Creo que además de miedo tu coño de guarra dice algo más.

-Es verdad amo. Nunca me había sentido tan caliente. Gracias amo.

-De ti dependerá complacerme y poder seguir sintiendo tanto placer, aunque para eso tengas que pagar con tu dolor y tu humillación.

-Estoy aprendiendo a disfrutarlo amo pero sigo teniendo miedo.

-Me gusta tu miedo, tu vergüenza y el deseo que todo eso te provoca. Ahora lo que quiero que hagas