Una familiar 2

La sobrina va siendo seducida al ver a su tía disfrutando con la humillación y la sumisión. Participará de la sesión? Disfrutaría si participase?

Blanca va abriendo la puerta a los invitados que Paula va recibiendo. Cuando acaba de atender la puerta y regresa ve a su sobrina. No puede evitar su sorpresa.

Su sobrina está también vestida de criada. Blanca no sabe si irá sin ropa interior como ella. Espera que no tenga también vibradores instalados en la profundidad de su joven cuerpo. Al menos ve que no lleva el collar. Aunque si unas medias y un ceñido uniforme como ella que le comprime la cintura, parece que incluso demasiado. Tal vez con un escote mayor que el suyo por el que asoma con generosidad sus pechos, aunque tal vez no mucho más que cuando se viste para salir. Cómo la habrá convencido Paula para que lo haga?

Con cierta envidia ve lo bien que le sienta el uniforme a su joven cuerpo. Mientras que el que ella lleva puesto tiene una falda ceñida, el de su sobrina tiene la falda con pequeños volantes en varias capas que no cubren más que la corta falda que lleva ella misma. Ambas muestran las medias hasta las ligas y unos centímetros de piel descubierta antes de llegar a la curva de sus nalgas.

Durante la cena observa a su sobrina servir con una alegre sonrisa. Su manera de moverse, sus gestos son amables. Los invitados le devuelven las sonrisas. Incluso más de uno felicita a Paula por la amabilidad del servicio. Entre ambas parece que se establece una competición de amabilidad.

Trata en varias ocasiones de pasar tras ella mientras se inclina al servir. Puede ver una parte de sus nalgas al descubierto, como podría hacerlo cualquier invitado que pasase tras ella pero al permanecer todos sentados se pierden esa oportunidad. Le da la impresión que no lleva tanga pero puede ser que no lo haya visto, no que vaya desnuda bajo el uniforme. No puede resolver la duda que le atenaza la garganta. Sabe que no puede comprobarlo, ni a su amo ni a Paula le gustaría. Su sobrina no puede hacer lo que ella hace, piensa.

Cada una de las veces que ha pasado cerca de su sobrina ha sentido dispararse la vibración dentro de ella. Apenas han sido unos segundos pero la humedad ha ido aumentando y teme que el vibrador se le salga. Sobre todo cada vez que ha recibido con la mirada la orden de orinar. Ha sido una angustia insufrible. Pensar que el vibrador pudiese caer al suelo delante de todos, invitados y su sobrina.

Tras la cena los invitados pasan a un salón y ellas dos siguen sirviendo las copas. Aunque la mayor parte del tiempo están las dos de pie. Cerca de la puerta, cada una a un lado según les han indicado, sin poder hablar entre ellas. Atentas a servir más bebida cuando las copas se vacían.

En una ocasión observa como me acerco a su sobrina y ambos salimos del salón donde están todos los invitados. Estamos fuera varios minutos que a ella se le hacen demasiado largos. Al verla volver ambas intercambian una mirada. Es incapaz de interpretar la de su sobrina pero no puede evitar que aumente su nerviosismo.

Los invitados empiezan a marcharse con una lentitud exasperante. No sabe que hora es. Nota como a su sobrina los zapatos de alto tacón le molestan tanto como los suyos, aunque no estén mojados por sus orines. Aunque tanto la chica como ella traten de aliviar el dolor con disimulo delante de los invitados. Blanca va acompañando a los invitados al marcharse. Una de las veces ve que ni su sobrina ni yo estamos.

-Dime Inés, qué querías hablar conmigo?

-No… yo… Paula me dijo

-Qué te dijo Paula?

-Que ella no… que tu

-Paula no puede decirte nada. Si quieres saber algo tendrás que preguntármelo a mí.

-Porqué ella no puede decírmelo?

-No puede y basta.

Estamos en un pasillo. Me siento en un taburete mientras ella continúa de pie. Tampoco hay otro sitio donde sentarse.

-Qué quieres saber?

-En realidad no es nada

Pero sigue allí de pie, frente a mí.

-Tienes novio? Imagino que una chica tan guapa como tu lo tiene.

-Gracias. Sí.

-Dónde está hoy?

-Supongo que habrá salido con sus amigos.

-Te llevas muy bien con tu tía Blanca?

-Sí, siempre la he querido mucho. Y creo que ella a mí.

-Eso me dijo.

-Qué más te ha dicho?

-Ja, ja. Primero dime que querías saber. Qué ibas a hablar con Paula tras la fiesta?

-Paula es tu novia? Tu amiga? Qué?

-Cuando hayamos hablado de lo tuyo entonces podrás preguntar sobre otros temas.

-Es que… se lo dije a Paula… ella me prometió que si hacía de criada durante la cena me lo contaría.

-Pero es mejor que te lo cuente yo, no?

-No sé

-Qué querías saber?

-Es que me resultó extraño que mi tía se desnudase delante de ti cuando no lo hace delante de mi tío. Delante de mí tampoco lo ha hecho nunca, incluso me hacía salir de la habitación si iba a cambiarse. Y sin embargo hoy

-Qué?

-No sé… es una sensación extraña. Cuando la he visto con el uniforme durante la cena

-Le sentaba muy bien, no crees?

-Sí, todo le sienta bien.

-Ja, ja. Es verdad.

-Verdad? –Me dice en un tono alegre, sorprendida por saber que yo también me he dado cuenta.

-Y la pregunta es?

-No sé… tienes algo con mi tía? –Vuelve a un tono más serio.

Por fin la ha hecho. Parece que se ha quitado un peso de encima. Se queda mirándome expectante.

-Imagina que lo tuviésemos, crees que te lo diría?

-Sí.

-Porqué?

-Porque yo no diría nada. La quiero y no quiero hacer nada que la pueda perjudicar.

-Ja, ja. Buen argumento.

-Tienes algo con ella o no?

-Si te dijera que no te quedarías satisfecha?

-No.

-Y eso?

-Porque creo que tenéis algo.

-Porqué?

-No sabría decírtelo. La forma de mirarte. Está siempre atenta de ti. Nunca te discute

-Eres muy observadora.

-Entonces es que sí?

-Te gustaría que lo tuviésemos?

-No sé. Mi tío me cae bien… pero si ella prefiere estar contigo

-Y qué gano yo si te lo digo?

-No hace falta. Se lo preguntaré a ella.

-Ella no te dirá nada.

-Porq…? –La pregunta queda en suspenso mientras va abriendo los ojos sorprendida.

-Tu…?

-Yo qué?

-Una vez la escuché hablando por teléfono. Dijo: "amo, lo haré…" Pensé que era mi tío. Un juego entre ellos.

Mi mirada la anima a continuar.

-Me resultó raro porque mi tío no tiene carácter pero pensé que nunca se puede conocer del todo a alguien. Pero eres tu, verdad? Hablaba contigo.

-Sigues queriendo saber?

-Sí.

-Qué sabes tu de amos y esas cosas?

-Nada. Lo eres? He escuchado cosas pero nada en realidad.

Su actitud no demuestra alarma o rechazo, sólo curiosidad.

-Si, soy su amo.

-Y eso que significa?

-Que ella me pertenece. Quieres ver lo que hago con ella?

-Me da miedo. Le haces daño?

-Sí, pero ese daño lo disfruta, para ella es placer, gracias al dolor su placer es más intenso.

-No lo comprendo.

-Pero quieres verlo.

-No sé si sería capaz.

-Podrás irte cuando quieras a condición de no hablar con nadie sobre lo que veas. No quiero que Blanca se vea perjudicada.

-Lo entiendo y lo prometo, no diré nada.

-Ni a tu novio?

-No lo quiero tanto como para eso.

-Ve a la biblioteca, ve a un rincón y no digas ni hagas nada pase lo que pase. Sólo harás lo que yo te indique. Está claro?

-Sí, lo haré.

Me siento en un sillón en el ángulo opuesto al que está Inés. Entra Paula tirando de la correa atada a su collar, trayendo a cuatro patas a Blanca. Blanca entra mirando al suelo, siguiéndola sumisa. La lleva hasta situarla entre mis piernas. Mueve su cabeza para acariciarme con la cara como si fuera un animal.

Paula me abre la cremallera mientras Blanca mira el pantalón esperando ver salir mi miembro. Lo saca. Queda a pocos centímetros de su cara. Se pasa la lengua por los labios como un gesto automático. La tengo unos instantes esperando. Conozco su deseo. Mueve un poco el cuerpo a causa de su deseo.

-Vas a lamerlo perra, pero sólo lamerlo mientras contestas a mis preguntas.

Asiente con la cabeza sin perder de vista el objeto de su deseo.

-Estás caliente puta?

-Sí amo, estoy muy mojada.

-Has disfrutado durante la cena al servir como una esclava?

-Sí amo.

Su boca comienza a llenarse de hilos de saliva.

-Te ha gustado ir desnuda bajo el uniforme?

-Sí y me hubiese gustado que alguien lo hubiese visto.

-Y que hubiese visto los vibradores dentro de ti?

-Si amo.

Su voz se va alterando por la excitación.

-Te ha gustado portarte como una puerca meándote?

-Oh, sí amo. Creo que alguna invitada ha notado algo.

-Te hubiese gustado que se diese cuenta?

-Si amo. Me miraba con cara de asco, me sentía humillada y me hubiese sentido más si se hubiese dado cuenta pero si.

Le doy unas suaves bofetadas mientras lame.

-Y si tu sobrina se hubiese dado cuenta?

-Oh, no! Me hubiese muerto de vergüenza.

-Pero te hubiese puesto más caliente, verdad?

-Creo que sí amo… sí… lo siento amo pero ya sabe que aunque no me gustaría que me viese me sentiría tan humillada que creo que no podría aguantarme.

-Ja, ja.

Miro a la sobrina que está recta como una columna tapándose la boca para no emitir ningún sonido pero con los ojos abiertos por la sorpresa.

-Mereces algún castigo?

-Sí amo –dice con voz apenada.

-Porqué?

-Traté de ver si mi sobrina iba desnuda bajo el uniforme de criada.

La sujeto del pelo para obligarla a abrir su boca y entrar en ella.

-Y si hubiese ido?

-No podía hacer nada amo, soy su esclava.

-Quieres que el ama Paula te azote?

-Gracias amo.

Sé que soporta los azotes porque tiene asumida su sumisión pero sólo cuando está muy excitada los disfruta, incluso en ocasiones los pide.

-Te hubiese gustado que hubiese ido como tu? Que fuera una puta como tu?

-Creo que ella no es igual que yo. No sé si ella disfrutaría siendo una perra como yo.

-Y si te dijese que quiero que la seduzcas para mi?

-Sabe que lo haría amo, aunque no me guste.

En ese momento Paula le da el primer azote. Es más la sorpresa que el dolor pero se incorpora. La mirada de sensualidad de sus ojos es tremenda. Empieza a perder el control a causa del placer.

-No te muevas durante el castigo, demuéstrame tu sumisión.

-No lo haré amo, soy suya.

-Y si te ordeno que le comas el coño a tu sobrina?

-Lo haré amo aunque no quisiera hacerlo.

Le hago una señal a Inés para que se acerque. Blanca oye los pasos a pesar de la alfombra y su cara enrojece mientras me mira muda con las lágrimas a punto de saltar. Va cerrar los ojos pero vuelve a abrirlos de inmediato. Sabe que me gusta ver su expresión mientras la uso. Además quiere confirmar sus temores.

-Ves porqué no podía enseñarte su cuerpo? -Le pregunto a la sobrina, haciéndole notar las marcas que tiene repartidas por todo él.

Inés asiente, de nuevo sorprendida.

-Y mi tío…?

-Quieres saber si él las ve? Si ella se las oculta?

-Sí.

-No voy a contestarte a todo lo que quieras.

-Porqué? –Me pregunta molesta. –Te dije que no contaría nada.

-No tengo obligación de contestarte.

Durante la breve conversación Paula ha seguido azotando y Blanca mamando mientras mantiene la mirada fija en mi, aunque en algunas ocasiones mira a su sobrina de reojo.

-Te gusta ser de mi propiedad? –Le pregunto a Blanca.

-Si amo –me contesta avergonzada.

Inés mira a su tía y a mí y a mi polla durante la respuesta. No pienso dejar que se escape con tanta facilidad.

-Te gusta ser una puta caliente?

-Si amo –me dice ya más complaciente.

-Dile a tu sobrina cuanto te gusta ser una perra.

-Por favor amo

Miro a Paula que le da un azote más fuerte sin que por eso haga nada por alejarse, tan sólo un leve gemido.

-No podría vivir sin serlo.

-Díselo mirándola, quiero que vea en tu cara que es verdad.

-Amo… yo… Soy la perra de mi amo, hago todo lo que él quiera.

-Todo? –Pregunta la sobrina sorprendida.

-Respóndele –le digo a Blanca.

-Todo sí, todo lo que él quiera… todo.

La sobrina me mira aún incrédula. También mira su culo que cada vez está más rojo y mira su cabeza agitándose con la mamada.

-Lo dudas?

-No sé. Nunca le has dicho que haga algo y se ha negado?

-Claro, al principio he tenido que castigarla muchas veces por negarse.

-Cómo qué?

-Al principio le avergonzaba masturbarse y correrse mientras la miraba, aunque la excitaba mucho.

-Y ya lo hace?

-Ja, ja. Le encanta abrirse y enseñar cuanto le gusta ser tan puta.

-Y Paula?

La miro para que conteste.

-Soy su esclava también pero de un rango superior –lo dice con orgullo. -Tu tía está por debajo de mí y tiene que obedecerme.

-Es tuya, demuéstraselo –le digo a Paula y le alargo la correa.

Paula le da un tirón que obliga a blanca a gemir y la hace acercarse a ella. Inés mira como su tía es maltratada pero también mira mi polla que ha quedado al descubierto.

-Lámeme los pies –le dice Paula.

Blanca ahora está de frente a Paula y dándonos la espalda a nosotros, mostrándonos su sexo hinchado por el deseo. Al inclinarse para hacerlo muestra aún más el deseo que siente enseñándonos su sexo empapado. Inés mira hipnotizada la escena sin saber donde atender. A su tía humillada, a Paula humillando, a mí permitiéndolo o a mi polla mojada por la boca de su tía.

-Dime puerca, te gusta humillarte delante de tu sobrina?

-Si amo –y su voz demuestra cuanto la excita la situación.

La cara de Inés me hace sonreír, no cree lo que ve y escucha.

-Demuéstrale a tu sobrina lo guarra que eres. Ábrete tus orificios y hazte una paja para que vea como te corres mientras te humillamos.

La oímos gemir pero separa más las piernas para seguir lamiendo los pies de Paula y usar ambas manos para abrirse y pajearse. Se abre ambos agujeros y los mantiene abiertos para ser observada hasta que recibe la orden de masturbarse. Sus gemidos nos hacen apreciar su estado de excitación.

Paula la empuja con el pie para hacerla caer. Ella se incorpora y vuelve a lamer y masturbarse.

-Has visto como disfruta siendo humillada? –Le pregunto a su sobrina.

Inés me responde de manera automática. Le cuesta comprender lo que está viendo y parece que no es insensible a cuanto contempla.

Paula repite varias veces el juego y Blanca vuelve a levantarse para seguir excitándose, cada vez más ansiosa.

-Deja de tocarte pero mantente abierta.

Un bajo gemido nos hace comprender su desilusión pero obedece. Vemos su sexo y su culo abrirse y cerrarse buscando el placer. Su cuerpo se mueve inquieto ansiando el placer.

-Por favor amo!

-Dime.

-Amo lo necesito.

-Date la vuelta, mira a tu sobrina y dime qué necesitas perra.

Su cara al volverse es preciosa. Una mezcla de vergüenza y deseo incontenible. Mantiene sus agujeros abiertos con sus dedos.

-Necesito correrme amo, necesito que me lo permita.

Le hago una señal a Paula para que siga azotándola.

Paula se centra en sus aberturas. El primer golpe la hace estremecerse y un ronco gemido se le escapa de la garganta. Arquea su cuerpo pero mantiene sus dedos estirándolos para mantenerlos abiertos.

-No me lo pidas a mí. Tu sobrina será quien te autorice a correrte, suplícaselo a ella con el tratamiento adecuado.

Me mira mostrando en su mirada lo perverso que cree que soy.

-Por favor ama Inés permítame que me corra.

Inés no puede sorprenderse más, cree. Me mira desconcertada.

-Quieres dejar que se corra?

Vuelve a mirarme aturdida.

-Crees que merece correrse?

Asiente con la cabeza.

-Pero una puta no merece correrse hasta que no haya satisfecho a sus amos.

-Entonces no puede? –Me pregunta confusa.

Le hago otra señal a Paula que le mete la punta del pie en el coño abierto. Paula lo mueve muy despacio. Demasiado para el gusto de Blanca. Su deseo la hace vehemente.

-Por favor ama Inés, se lo suplico, por favor.

Inés vuelve a mirarme, no sabe que contestarle, no sabe que hacer.

La miro esperando.

-No, no puedes.

-Primero tendremos que hacer que nos satisfaga.

Inés me mira pensando si ella está incluida en ese nosotros.

-Además cuanto más tiempo la tengamos caliente mayor será su orgasmo. No es así perra?

-Sí amo, gracias.

-Sí? –Pregunta Inés.

-Luego si la dejamos correrse lo verás.

-Amo por favor, Ama Inés, ama Paula, lo necesito.

-No dejarás que se corra? –Me pregunta Inés sorprendida de nuevo.

-No tengo que dejar que se corra. Aunque se portase como la mejor de las putas no tengo ninguna obligación de dejar que se satisfaga o satisfacerla. Su cuerpo y su deseo me pertenecen, por eso soy su amo. Y eso es lo que ella me ha regalado su cuerpo y su mente.

-Amo haré lo que desee.

-Eso ya lo haces puta.

-Cualquier cosa amo, de verdad. No puedo contenerme.

-Te gusta que tu sobrina vea lo puta que eres? Eso es lo que te pone así?

-Si amo.

Paula en ese momento le mete el pie. Oímos su grito desgarrado por el placer. Su cuerpo se tensa.

-Amo no puedo contenerme!

-Tendrás que hacerlo perra. Mira a tu sobrina.

Inés ve en su cara y su mirada el deseo. Puedo ver en la cara de Inés un color rojo intenso.

-Date la vuelta sin sacarte el pie y dale satisfacción al ama Paula.

No puede girarse con facilidad. Lo hace con dificultad pero con placer que no puede ocultar. Paula levanta y abre una pierna.

-Chúpame el culo perra esclava.

Blanca estira el cuello y saca la lengua para hacerlo. Pone sus manos en la espalda.

-Dios mío! –Exclama Inés.

-Ya te dije que lo hacía todo, ella también lo ha dicho. Porqué te sorprendes?

-Es que el culo… está sucio?

-Dile a Paula que la deje parar de vez en cuando y que te muestre la lengua.

-Lo hará? Ella lo hará?

-Todavía no tienes claro que es una esclava y que hace todo lo que le ordene? Y ya has visto que para correrse necesita tu autorización. A partir de ahora puedo decirte que le ordenes algo y ella obedecerá sin rechistar, esté yo presente o no. Te gustaría?

-No sé.

-Te ha gustado hacer que te obedezca?

-Sí… no… ha sido raro.

-Quieres probar de nuevo?

-Puedo ver primero si

-Si qué?

-Si ha metido la lengua

-Pídeselo a Paula, pero la tienes que tratar de usted.

-Paula, por favor, podría ver si mi tía

-Qué puta? –Contesta Paula ya invadida por el deseo.

-Quería ver si mi tía le ha metido la lengua en el culo.

Paula coge a Blanca por el pelo y la aparta de ella para mostrarle la cara. Le da una bofetada que Blanca recibe sin rechistar.

-Saca la lengua puta de mierda.

Blanca saca la lengua y deja la boca abierta para ser examinada. Inés puede ver algunos restos. Se queda inclinada mirando atraída por lo morboso del hecho. Paula se inclina también y le escupe en la boca para de nuevo atraerla con rudeza y que siga lamiendo. A Inés no se le ha escapado el deseo que demuestra su tía, su cara, su cuerpo, sus gemidos, todo parece impregnar el ambiente de deseo. Un deseo al que la joven no escapa.

-Voy a correrme en su boca, sujétala! –Le dice a Inés. Inés reacciona cogiendo la cabeza de su tía y sujetándola por el pelo.

-Más fuerte, sostenla más fuerte.

Inés ve como el deseo de Paula va creciendo cada vez a más velocidad. Los gemidos de ambas mujeres se confunden. Inés está pegada a ellas, las siente muy cerca. Paula se sujeta en su hombro. Inés siente el calor de la mano. Paula apoya la cabeza en el cuello de Inés y ésta siente cada gemido en su piel, el aliento de la otra mujer caliente en su cuello. Dobla su cuello para intensificar el contacto.

Vuelve a la realidad cuando Paula se separa de ella. Sigue manteniendo la cabeza de su tía apretada contra su pubis. Retira sus manos y ve como Blanca toma una bocanada de aire. Ve en su cara el placer de Paula.

-Inés ven aquí.

La joven se acerca a mí lentamente.

-Quieres dejar ahora que la perra se corra?

-Sí, por favor ama Inés, se lo suplico!

Me mira, asiento.

-Queda usted! –Me gusta que recuerde que una puta tiene que satisfacer antes a sus amos.

-Dale esto y dile que se los meta -Paula le da un par de enormes vibradores que desgarrarían a cualquiera.

-Pero… -A pesar de su duda se los alarga.

-Puedo correrme ama Inés?

-Sí.

Inés ve como tiene que forzarse, su cara de dolor y su insistencia para metérselos. Ve su placer y su dolor que le hacen cortar la respiración. Ve como su cuerpo se tensa por el placer. Ve como los jugos de su cuerpo salen incontenibles.

-Te ha gustado?

-Quiero sentir algo así, amo.

Paula y yo nos miramos sonrientes.