Una familia unida 7

Las dos mujeres viven una intensa tarde de sexo a la que se agrega la hija de Mónica.

Una familia unida

Capítulo 7

¿Sabes? No es lo mismo

Mónica y Angela estaban sentadas en el living, frente a frente, con una copia de licor en la mano. Ambas sabían que lo que tuviera que pasar entre ambas pasaría ahora. Solo faltaba por saber cual de ellas rompería el fuego.

No entiendo, Angela. ¿Qué no es lo mismo?

No sé, no es igual a cuando conversamos en el patio.

Mónica sonrió. Angela era mucho más decidida de lo que había supuesto.

Te entiendo. Yo sé por qué: no estamos cerca ni yo estoy jugando con tu botón.

Si. Eso es

Mónica se sentó al lado de Angela, riendo. Ahora le tocaba a ella llevar las riendas de la situación, para que supiera con el tipo de hembra que se encontraba.

¿Ahora sí?

Si. Estamos como en el patio

No, pues. En el patio tenías desabrochado el segundo botón  de tu blusa

Bueno, eso es fácil de solucionar

Angela desabotonó el segundo ojal y riendo se echó atrás, mientras Mónica se acercó y llevó sus labios a los de la vecina. Esta quedó quieta, dejó de reír y abrió su boca. Mónica la besó con delicadeza.

¿Ahora estamos mejor?

Si, Mónica. Mucho mejor

¿Cómo están tus pezones? ¿Siguen duritos?

Compruébalo tu misma

Abrió su blusa, dejando al aire sus pezones, los que Mónica acarició con su palma, pasándola arriba y abajo, suavemente

Se notan duros, cariño

Si, es que estoy muy caliente

Están como piedras

Algo hay que hacer, ¿no crees?

Si. Déjame a mí.

Mónica se prendió al pezón que se le ofrecía y lo metió en su boca, apretándolo con sus labios, mientras chupaba delicadamente. Con la otra mano recorría los muslos de Angela, que abrió sus piernas para facilitarle la exploración.

Mmmmmm. Mónicaaaaaaa

Cuando la mano de Mónica llegó al paquete que formaba el sexo de Angela bajo el calzón y apretó, esta no pudo resistir el placer que le causaba y soltó una carga de jugos que mojó completamente la prenda íntima y la mano de Mónica, que la sacó y la llevó a su boca, pasándole la lengua mientras miraba a su vecina.

Estabas bien caliente

Sí. Muy caliente

¿Vamos a mi pieza?

Bueno, vamos

Subieron tomadas de la mano al dormitorio de Mónica. Una vez en la pieza, ésta empezó a desnudar a Angela, que para no ser menos empezó a desprender a Mónica de su ropa, quedando ambas completamente desnudas.

Ahora vas a conocer un mundo nuevo de sensaciones, Angela .

Mónica la abrazó, apretando sus senos a los de su vecina y la llevó a la cama, donde la empujó con suavidad, para dejarla de espaldas y con las piernas apoyada en el suelo. Se arrodilló en medio de las piernas de Angela y metió su cabeza, sacando su lengua y metiéndola en el sexo de la vecina, que cerró los ojos y se dejó hacer. Estaba dispuesta a todo con tal de gozar. Gozaría pase lo que pase. Hacía demasiado tiempo que estaba sin tener sexo como la gente, limitándose a unas masturbaciones a solas que siempre la dejaban con deseo de más. Y ahora se le presentaba la oportunidad de poder gozar a fondo, como antes. Esta noche volvería a ser una mujer de verdad.

Ricooooo, siiiiiiiiiiiii

Tomó la cabeza de Mónica y a la apretó a su sexo, emitiendo grititos de placer mientras su cuerpo vibraba al compás del movimiento que impregnaba su vecina a su cabeza mientras su lengua entraba y salía de su vagina

Siiiiiiiii. Ricoooooooooooooo

Y un chorrón de jugos inundó la boca de Mónica. Era el segundo orgasmo de Angela, que buscaba con pasión ponerse al día en materia de goce sexual.

Eres increíble, Mónica. He gozado como loca

Y hay mucho más para gozar, te lo aseguro

Guauuu. ¿Tanto como me hiciste gozar ahora?

Eso y más, te lo aseguro. Pero ahora es tiempo que tu me hagas gozar a mí.

Es justo, me parece.

Mónica subió a la cama, se puso de espaldas y abrió sus piernas. Angela se puso entre sus muslos y empezó a besar y mamar el chocho de su vecina.

Angela, lo haces rico. Sigueeee

Y Angela redobló sus esfuerzos, tomando a Mónica de las nalgas y apretando más aún su cabeza entre los muslos abiertos de su amiga, que movía su cuerpo para facilitarle la labor. Y Mónica tuvo que rendirse finalmente, soltando sus jugos sobre la boca abierta de Angela, que lo tragó casi de manera natural.

Cariño, creo que es hora de un 69, ¿te parece?

Primera vez que haré un 69 sin una verga en la boca

Pero te aseguró que lo gozarás igual

No, si estoy segura. Era un comentario solamente

Ponte encima de mí

Angela se subió sobre Mónica y le ofreció su vagina mientras ella se dedicaba al chocho de Mónica, que aún soltaba gotas de su orgasmo anterior Angela se sentía poseída por un deseo morboso y la visión de la vagina de Mónica le hizo agua la boca. Metió su boca y su lengua empezó a explorar la cueva de su amiga, la que empezó a lamer culo de su amiga y después pasó a su vulva, la que recibió su lengua que se metió completamente en busca del clítoris de Angela.

Mónica llevó una mano al velador y sacó un consolador que guardaba ahí, sin dejar de meter su lengua en el chocho mojado de su vecina.

Angela, mijitaaaaaaa. ¿Quieres que te meta un consolador mientras me chupas?

Un movimiento de cabeza afirmativo fue toda la respuesta, sin dejar de meter su lengua en la chucha de Mónica, llevó su mano hasta lograr poner el consolador a la entrada de la vagina de Angela, que se removió feliz al sentir lo que su amiga le iba a meter. Poco a poco, el consolador se fue introduciendo en el chocho de Angela, que abrió sus piernas para que el monstruo de goma pudiera entrar con mayor felicidad.

Qué ricooooooo, mijitaaaaaaaaaa

Toma, tomaaaaaaaaa. Gozaaaaaaaaa

Mételo, mételo, métellllllllloooooooooooooo

¿Así es la polla de tu hijo?

Mmmmmmmm. Supongo

Goza, putita, gozaaaaaaaaaa

Siiiiiiiiiiiiii, soy una putaaaaaaaa. Putaaaaaaaaaaaaaaa

Mi putitaaaaaaaaa

Siiiiiiiiii, tu putaaaaaaaaaaaaaa

Vanesa, parada en la puerta del dormitorio, llevó una mano bajo la falda y acarició su chochito, húmedo de excitación viendo el espectáculo que le brindaban su madre y su vecina. Cuando entró a la casa escuchó las voces que venían del dormitorio de Mónica y subió en silencio para ver en qué andaba. Y lo que vio no la defraudó, pues sabía que los niveles de calentura de su madre no tenían límites y ella esperaba beneficiarse de ello. Y Angela era un tremendo ejemplar de hembra a la que le encantaría unir a sus encuentros con Mónica, que suponía no tendría reparos en compartirla con ella.

Su madre la vio y le sonrió, en tanto su mano blandía el consolador que entraba y salía de entre las nalgas de Angela, que metida entre sus muslos estaba poseída por la pasión, metiendo y sacando su lengua del chocho de Mónica y movía su cuerpo para que el consolador le entrara lo más posible en la chucha.

Mónica le hizo señas a Vanesa y esta empezó a desvestirse, en tanto su madre seguía metiendo y sacando el consolador de la zorra de Angela.

¿Te gustaaaaaaaaaaaa?

Síiiiiiiiiiiiiiiiii, putaaaaaaaaaaaa

Es como la penca de Luis, ¿verdad?

Siiiiiiiiiiiiiiiiiii

¿Te gustaría probar el pico de tu hijo, puta?

Mmmmmmmmmm

Confiésalo, puta, te gustaría culiar con tu hijo, ¿verdad?

Mmmmmmmmm

Imagínate a Luis metiéndote su tranca y tu recibiéndola con las piernas abiertas.

Siiiiiiiiiiiiiiiiii

¿Te gustaría follarte a tu hijo?

Siiiiiiiiiiii

Angela estaba poseída por la pasión y el morbo. Había respondido casi sin pensar, solamente reaccionó y su respuesta era la exteriorización de un deseo oculto, que había empezado a germinar en ella hacía un par de semanas, cuando sorprendió a su hijo mirándola con ojos llenos de deseo. Y la pregunta de Mónica en el patio respecto de la verga de Luis había despertado en ella un deseo dormido que a partir de ahora muy difícilmente podría acallar.

Mónica lo había adivinado y eligió este momento para enfrentar a Angela con la posibilidad del incesto. Sabía que un muchacho como el hijo de su amiga sería una amante perfecto para las dos y para Vanesa.

La pregunta ahora era si Angela estaba dispuesta a tener sexo lésbico entre tres.

Tienes un chocho exquisito, Angela

¿Te gusta, mijita?

Es como el de Vanesa

¿Se lo has comido?

Si. Es muy caliente mi hija

Qué pervertida eres

Ella es tan caliente como yo

Mónica miraba a su hija mientras le hablaba a Angela. Vanesa comprendió sus intenciones y esperó a que la vecina se soltara completamente antes de entrar en escena.

¿A Vanesa le gusta chupar chochos?

Y que le chupen

¿Es lesbiana?

No. Es bisexual. Como nosotras dos.

Qué bien. Entonces podríamos tener sexo con ella, ¿verdad ?

¿Te gustaría comerle el chocho a mi hijaaaaaaaaaa?

Debe ser ricaaaaaaaa. Y puta como tu

Síiiiiiii, putísimaaaaaaaaaaaa

¿Cuándo podre chuparle el chochito?

Cuando quieras, perra caliente

Ricooooooooo

Ese era el momento para entrar en escena. Vanesa, completamente desnuda, se acercó a la cama y parándose frente a Angela, le dijo:

Puedes empezar ahora, Angela.

Abrió sus piernas y se puso de manera que su chocho quedara a la altura de la boca de Angela. Esta se repuso inmediatamente de la sorpresa y acercó su cara a la entre pierna de la muchacha.

Vanesa tomó su cabeza y la apretó contra su vagina, en tanto le decía con voz alterada por el deseo:

Angela, tengo que probar esa tremenda verga que tiene Luis. Y después te lo dejaré listo para que te lo folles tú. ¿Qué te parece?

Angela no dijo nada. No podía decir nada pues estaba con su lengua explorando las cavidades de Vanesa, pero su cabeza se movió con energía, indicando que estaba de acuerdo.