Una familia pasional

Se juntan y tienen pasión por el sexo...

UNA FAMILIA PASIONAL

Sabri masajea el miembro viril que tiene entre sus manos. Lo sacude como aprendió a hacerlo desde un par de años. El hombre poseedor de ese miembro suda y endurece sus mandíbulas, las aprieta hasta que deja soltar un gemido potente.

La joven sonríe feliz y divertida, siente placer en hacer ese masaje. El hombre maduro suspira y sigue gimiendo ahora mucho más seguido, casi descontrolándose. Chorrea gotas de su frente, está desnudo y sus tetillas están erectas, las manos de la joven Sabri de vez en cuando roza las tetillas de aquel hombre que sigue gimiendo cada vez mas descontrolado.

Sabri abre la boca y come la poronga. El hombre vibra. Se retuerce, vibra y su corazón galopa desaforado.

Rebeca entre tanto abre las nalgas de Sabri que está con su cola en pompa, ardiente y lista, mete su lengua allí y la joven se sacude vibrando sintiendo la tremenda conmoción que le provoca la lengua aquella en su anillito que pronto se dilata, esperando que la lengua entre y escarbe allí dentro.

Mueve su trasero rico y joven, hermoso, perfecto. Desnudo, desnuda ella por completo como el hombre y Rebeca, están los tres desnudos, ella,  Sabri abre bien la boca y traga la poronga.

Sabri traga el sable, la joven morena de rasgos aindiados, labios gruesos, sensuales, pechos pequeños de miel, trasero firme y muslos apetitosos, mueve su trasero en la cara de Rebeca la mujer de unos cincuenta años largos , aún de piernas firmes y cola tersa, piel blanca, un poco tostada por el sol, pechos abundantes y gordos, pezones oscuros y grandes, que ya están muy parados, mete sin reparos la lengua en el ojete de la joven que aúlla de placer, mientras come la poronga.

Le abre las nalgas mete la lengua y escarba y escarba. Sabri besa la pija que tiene en su boca, es como un acto de adoración de aquel pedazo.

Los tres cuerpos se hamacan y se lamen y se chupan y gimen. Gruñen, suspiran. Las salivas de las bocas chorrean por las sábanas.

Todo aquello había comenzado ya dos años atrás. Se habían encontrado por vez primera dándose placer sin tapujos.

Una sonrisa, una caricia, un juego de cuando éramos niños, te acuerdas que jugaba contigo, tú eras el hombre de mis sueños y yo, yo que, acaso estoy pintada, en fin.

__¡Sabri, dios, eres tan hermosa, como me gusta tu conchita, pero ya suelta la verga de tu padre que se va acabar aquí mismo!!

Rebeca le dice esto a la chica joven que deja por un momento la tranca terriblemente dura y alzada, se gira mirando a la mujer madura que le sonríe, chorreando flujos y salivas y líquidos que ha bebido de la almejita.

__¡Abuela no tienes más remedio, pero sabes que, tienes razón, quiero que tu yerno o sea mi padre me clave bien su pija en mi cuevita y me la llene de lechita, ahhhhh, siii, papito, quieres darme tu verga!!__ dice en un rapto de jolgorio y locura sin igual.

__¡Eres tan putita hija mía y me encanta, claro que te daré verga!!__ mientras dice esto es su suegra quien ha tomado la vara entre sus manos y la masturba. La mete a su boca y chupa expeditiva, salvaje.

Sabri abre las nalgas de su abuela y con la lengua le adorna el anillo experimentado y dilatado. Chupa y le da pequeñitos besitos negros que hacen que la madura mujer orgasme de forma terminal y terrible.

__¡Ohhh así chúpame Sabri, ahhh, eres un demonio, ohhh si dame tu lengua, ahhhhh!!__ vuelve a tragar el garrote de su yerno que tiembla y suda y aguanta el no acabarse porque quiere darle su ración a la hija tan querida y deseada.

__¡Ahhh Rebeca, tranquila, tranquila!!!__ dice el hombre mientras la suegra juega con sus bolas gordas

__¡Abuelita, deja ya esa verga, no seas mamona y glotona, quiero que mi papi me llene a mí, déjalo ya, no seas egoísta!!__ dice Sabri clavando en el ojete de la mujer madura los dedos, yendo y viniendo, lamiendo, escupiendo el culito maduro y volviendo  a meter los dedos en aquel túnel resbaladizo y profundo, de vez en cuando mete esos dedos húmedos y salobres en la cuevita de Rebeca abierta de par en par para recibir lo que le pueden ofrendar.

Rebeca obedeciendo a los calenturientos amantes deja la verga dura y rígida. Gira su cuerpo y queda acostada boca arriba, Sabri saca los dedos del culito de la mujer y se prende a chupar las hermosas tetas. Muerde los pezones gordos de aquella abuela sensual y perdidamente puta.

__¡Ohhh que bien mamas las tetas, ahh, si, así mi cielo, ohhh hermosa boca!!

__¡Te gusta mi boquita abuela, argghhhhh, ahhh, ahhh!!!__ gime Sabri teniendo otro orgasmo sutil y profundo a la vez, gozan las dos mujeres mientras el hombre las observa gozarse mutuamente, perdidas en el mundo. Alejadas de todo, como alguna vez lo vivió con su esposa, la madre de Sabri y su suegra, o sea Rebeca.

Sabri llega a la boca de la mujer, se entrecruzan las lenguas, flotan en el aire. Flotan en el cielo. Flotan rozando con sus dedos las cuevitas, los botones enloquecidos de las mujeres se electrifican. Duros y alzados. Vibrantes. Se retuercen sin largar sus bocas, como en un pacto de comunión único e irrepetible. Un nudo que jamás se podrá desatar.

El macho empieza a acariciarlas. Acaricia las espaldas de ambas, los muslos, las colas aún turgentes y firmes.

Besa el cuello de su hija y besa el cuello de su suegra. Los lame y los chupa, uno aquí otro allá y las bocas de las mujeres que siguen perdiéndose una en la otra, respiran, y vuelven a juntarse.

El hombre hace que sigan besándose, pero se acomodan de perfil. Se coloca entonces detrás de su hija y busca entrar en ella. Roza con su verga dura los firmes cachetes de la chica. Entra en la zanja y busca el anillo que tan bien conoce ya, la poronga resbala y se mete en la conchita, bombea allí, unos momentos, se llena la barra de carne de flujos y jugos, aunque no quiere terminar allí.

Intenta meter la cabeza en el hoyito oscuro de Sabri que gime y gime aferra a las tetas de su abuela que abre las nalgas para que su yerno acomode la penetración.

Los dedos de la abuela dejan al descubierto el sitio buscado preciado. El hombre resopla muy caliente y empuja, la cabeza de la barra de carne se va hundiendo. Sabri tira su cola hacia atrás, pierde la noción del mundo, siente que la vara se mete a fondo en su túnel exquisito. El padre muerde el cuello de la bella muchacha abierta para él.

La vara ha entrado del todo, empieza a ir y venir, gimen, y la chica exclama y vibra. La boca de la abuela Rebeca envuelve la boca de la chica, la deja gritar y gemir, y en un momento la toma para ella, muerde los labios de la hermosa chica, le pasa su lengua por allí. y vuelven a mezclarse.

__¡Ahhh preciosa, me tienes loco, ahhh, como me gusta tu cola, es soberbia, uhhh, ahhh, cariño, me voy a  acabar, en cualquier momento, arrrgghh!!!__ gruñe el hombre. Mientras bombea, sin descanso, acelerando, empujando, hundiéndose todo lo que puede en el ser de su hija alzada y tan caliente como él.

Se prende por detrás a las tetas de la joven, su suegra Rebeca extiende su cuello y alcanza la boca del macho rabioso que es su yerno y también mezcla su humedad con él. Las lenguas se chocan, se entrecruzan, se sacan chispas.

Sabri ahora se gira por completo y queda boca abajo, ofreciéndole de forma total el culo a su padre, que lo saborea, lo sodomiza con gusto y placer. Lujurioso, extremadamente caliente y duro, bombea, bombea, perfora, muerde la nuca de la chica, que saca su cola hacia arriba recibiendo el poderoso fierro que le ofrenda el padre.

Grita el hombre, mientras de su vara saltan enormes chorros de leche, que se depositan hasta rebalsar el ojete de su hija caliente, la abuela Rebeca besa a su nieta y a su yerno de manera desquiciada.

Poseídos. Rabiosos amantes. Rebalsa el túnel, los jugos explotan hacia el borde el anillo que chorrea sabrosamente, aún con la poronga clavada en su interior. El hombre besa la nuca de la mujer, de su hija, muerde el cuello y disfruta sintiendo como late su pija dentro de Sabri que gime y pide más.-