Una experiencia que me marcó

Con 27 años descubrí la verdadera pasión de amar a una mujer.

Siempre me habían atraido las mujeres maduras, más mayores que yo.

Las vacaciones durante mi juventud eran monótonas y aburridas, hasta que llegó una época en la que pasaba de todo , salía de viaje con mis padres y hermanos y no desperdiciaba la ocasión de mirar a todas las mujeres que tenían parecido de entender cómo se aman dos mujeres. Quería experiencias nuevas.

Tenía 27 años y hasta el momento sólo me había relacionado con hombres.

Una amiga me había contado sus experiencias con mujeres.

Un mes de julio en que me dejaron sola en casa, vagaba por la ciudad por las tardes sin saber qué hacer después de trabajar, llegaba a casa y me ponía a mirar la tele o quedaba con algún amigo.

Una de esas noches, imaginé un sueño con una mujer mayor que yo. No quise prolongar más la calentura y pensé qué pasaría si fuera a uno de tantos locales en que se reunen lesbianas, quizá allí encontraría a esa mujer con la que tantas veces había soñado desde los 15 años. No tenía nada que perder.

Sin pensarlo más me vestí con una falda tejana y una simple camiseta blanca, me solté el pelo y salí de casa, al fin y al cabo, mi familia ya había llamado para interesarse por mi y seguían encantados de vacaciones en la costa, mientras yo, en la ciudad debía pasarme las mañanas trabajando.

Entonces salí de casa y me dirigí al barrio gay. Entré en un local desde el que desde fuera sólo se divisaban mujeres. Me senté en la barra y una lesbiana con aspecto masculino me sirvió una copa.

Desde allí comencé a fijarme en las mujeres que entraban y salían, muchas con pareja, otras sentadas charlando… A simple vista parecían de mi misma edad, algunas de más de 30 , y las que me parecían mayores de 40 tenían un aspecto bastante masculino.

Esa noche pasé allí una media hora solamente y volví después cansada a casa.

La siguiente noche seguí con esa idea de encontrar algún día a la mujer con la que soñaba: esa mujer con un punto masculino, pero sugerentemente femenina, quizá casada, separada, con hijos, o soltera.. nada me importaba.

Así que durante dos semanas cada noche acudía a ese local y a otro cercano. Pasaba veladas interesantes charlando con un par de chicas de mi edad, me contaban que estaban allí porque huían de una vida heterosexual por las noches, ese momento del día en que podían ser ellas mismas y vivir el amor y por qué no , el sexo de otra forma.

Pasó julio y un día a mediados del mes de agosto, llegué como de costumbre al local, la chica de la barra , que ya me conocía , se puso a charlar conmigo. Mientras bebía un trago de cóctel divisé una mujer rubia-castaña bastante alta, que entraba en el local. Se sentó en una de las mesas y pidió una copa. Se la veía bastante ocupada en sus pensamientos. Al cabo de un cuarto de hora entró otra mujer y se sentó en su mesa. Observando la conversación parecían amigas. Al rato esta última se fue y se quedó sola.

Desde la barra no podía dejar de mirarla, me parecía masculina pero a la vez, tremendamente atractiva, manos largas y fuertes, y ojos penetrantes. Iba vestida con unos tejanos y un polo amarillo.

Mientras se tomaba su copa miraba el panorama y pude ver como había notado que no paraba de mirarla ya que me solía mirar a hurtadillas.

No sé cómo fui capaz, pero movida por el deseo, me dirijí a su mesa.

Hola, ¿puedo sentarme? –dije-

Sí, claro, ¿cuál es tu nombre?, me resultas nueva por este lugar. (de forma un poco altiva)

Bueno, me llamo elena. No suelo venir mucho por aquí ¿y tú?

Soy lucky, y lo de venir por aquí, Lo debes de saber ¿no?, llevas dos días que no dejas de mirar con quien estoy, qué mesa ocupo

(me ruboricé)mmmm… perdona es que…. (me lancé), me has gustado aunque no te conozca. No sé si soy lesbiana pero tengo que reconocer que me atraen las mujeres mayores que yo.

Yo sí soy lesbiana y te puedo asegurar que todas las que vienen por aquí acaban siéndolo . El amor entre mujere es maravilloso y el sexo muy especial.

Estuvimos charlando cerca de dos horas y le conté qué me traía por ahí ese verano. Me contó que era soltera y que tenía muy clara su condición sexual.

Poco a poco noté que iba dejando su altivez para pasar a ser más simpática. Me aturdía enormemente y nunca me había sentido así, la deseaba pero no iba a mover un dedo por timidez.

Quedamos en vernos la noche siguiente en el mismo lugar . Me pasé el día muy nerviosa pensando que le había gustado y que me ofrecería una noche de pasión.

Cuando llegó (vestida si cabe un poco más masculina que la noche anterior, y eso me excitó) me llevó a una zona en donde hay unos sofás. Allí pedimos unas copas . Estuvimos charlando un rato y nos pusimos un poco contentas de beber.

En un momento que yo no lo esperaba se acercó más a mi en el sofá y me acarició el pelo. No supe cómo reaccionar pero ví que era mi oportunidad de gustarle. Le respondí con un beso suave en el cuello al que ella respondió con otro debajo de mi oreja. Me gustó sentir su calor y no me opuse a sus abrazos.

Comencé a sentir pequeños besos muy suaves en el cuello mientras con una mano me exploraba mi vientre por debajo de la camiseta. (Ese día me había puesto unos pantalones y me odié a mi misma en ese momento por no haberme puesto falda).

Me puse ya calentita con sus manos explorándome y le respondí a todos sus besos.

-mmmmm, me gustas, quiero tenerte esta noche, ¿aceptas?- me propuso.

  • sí , lucky, quiero ser tuya- dije, sin importarme nada de mis actos y olvidándome de todo (família, amigos, opinión social…)completamente por una noche.

  • dame la mano mi amor.

Me tomó de la mano y salimos del local entre la multitud. Yo no era consciente de mis actos ni quería serlo , sólo deseaba ser suya, experimentar qué se sentía bajo el cuerpo de una mujer, amor y pasión y gustos que ya no he dejado.

En dos calles, que se me hicieron eternas de largas, me llevó de la mano a paso rápido hasta su coche. Un 4x4 tipo todo.terreno. Una vez dentro me agarró del cuello y me besó suavemente en la boca. La abracé sin importarme ya nada y la correspondí. Sentí sus labios carnosos apoderarse de los mios. Con pasión me agarró por la cintura y me volvió a besar el cuello dándome unos pequeños mordiscos que me hicieron sentir enormes escalofríos.

Me dejó muy caliente y me soltó para arrancar el coche.

Durante el camino le puse una mano en su pierna y me correspondió. Vivía en las afueras de la ciudad. Durante el camino no me dijo nada, estábamos presas de pasión, creo que yo más que ella, por vivir una experiencia nueva. Aparcó el coche y me llevó a su casa. Un pequeño adosado acogedor con paredes en madera.

Nada más cerrar la puerta me convertí gustosamente en su presa.

Me subió a la habitación de la mano y sin decirnos nada nos besamos de nuevo en la boca con pasión. De pie al lado de la cama me arañó la espalda con sus fuertes manos y me quitó la camiseta.

Furiosamente me besó los pechos por encima y me desabrochó el sujetador . Yo mientras, me bajé los pantalones.

Volvió a subir a mi cuello con pequeños besos y mordiscos mientras con sus manos bajaba arañándome la espalda y metiendolas en las braguitas al tiempo que me las iba bajando.

Aún de pie paró un momento para quitarse el polo y el sujetador a la vez que se desabrochó rápido los tejanos y se los quitó. Se quedó ella en bragas y yo casi desnuda.

Me tumbó en su cama y se colocó encima mío a cuatro patas.

Miré al techo y empecé a gozar. Jamás me había sentido así con un hombre ni aún hoy.

Sentir sus labios en mis pechos poniendo erectos mis pezones y produciéndome una humedad abajo que sólo deseaba que llegara a mi sexo.

Con sus manos me masajeaba la espalda subiendo y bajando fervorosamente mientras con su boca me recorría dulcemente mi cuello, mi boca, mis hombros y mis pechos. Después lentamente fue bajando con sus besos por mi vientre y me sacó las braguitas completamente, al tiempo que ella también se quitó las suyas y ya se quedó desnuda encima mío. La imagen era espectacular. Tenía unos pechos erectos y redondos que sólo deseaban ser besados y unos abdominales bastante marcados.

Sus manos masculinas recorriéndome me hacían estremecer y su dulzura de mujer me llevaba al séptimo cielo.

Poquito a poco besó mis muslos mientras con una mano me estrujaba el culito.

fóllame, por favor, -estaba yo clamando-. Deseaba que me comiera el coño.

Bajó por fin, me abrió suavemente las piernas y posó sus labios con un tímido beso en mis labios vaginales. Con un dedo abrió mis labios mayores mientras besaba la parte superior de mi coño intentando buscarme el clítoris. En cuanto lo encontró lo rodeó con sus labios y lo estimuló con sus dedos… me estaba casi corriendo y muriendo de placer.

La clamé que volviera a mi boca y sin dejar de estimularme el coño con sus dedos subió y posó sus pechos sobre los mios mientras me besaba la boca. La abracé y no la solté, sólo quería sentir su boca sobre la mía y subir al cielo con esa estimulación clitoridiana que me llevaba al borde de mi primer orgasmo.

La estaba abrazando su espalda fuerte y bajé mis manos a su culito, intentando buscar su agujero. Eso le gusto y se estremeció más.

Mientras no dejábamos de besarnos boca con boca, la volteé y me puse encima suyo posando mis pechos sobre los suyos. Bajé a comerle los pezones y lamer esos dos manjares a punto de reventar de placer.

mi amor, hazme un 69, -me suplicó-.

Jamás lo había hecho con un hombre, pero accedí. Sin pensarlo me giré y mientras ella continuó jugando con sus dedos en mi coño, le exploré yo el suyo sorbiendo y besando sus jugos.

Sentir sus gemidos me hacía sentir más capaz de hacerla gozar.

Volví a experimentar otro orgasmo haciéndole vivir a ella el primero . Era tal la cantidad de jugo que emanaba que teníamos las sábanas empapadas.

La intenté penetrar con dos dedos con ella lo había hecho antes y sentí su vientre estremecer y temblar, mientras ella no dejaba de jugar con mi clítoris.

Después subí de nuevo a su boca y la abracé, era muy tarde ya y en dos otras horas empezaría a amanecer, cansadas y exhaustas nos dormimos abrazadas. Ella , mi amante, la mujer de mis sueños , a la que desde ese día amé.

Lucky-elena