Una experiencia lésbica en la playa y algo más
Laura.. no te llamas así en verdad pero te mando un beso... tú sabes.
Varios me han preguntado si he tenido experiencias lésbicas. La verdad es que no las puedo llamar así, sólo experiencias "bi", ya sé que se refieren a lo mismo, lo aclaro porque me atraen mucho las nenas, pero siempre relaciono el sexo lésbico con los hombres, de una u otra forma.
Sólo tengo dos historias de ese tipo que contar. Dos importantes, claro, varias veces me he besado con nenas y nos hemos manoseado un poco, hemos coqueteado, mucha mirada lasciva y eso, pero son juegos más que nada.
Si tengo que definir un tipo de mujer que me atraiga, diría que es imprescindible que tengan cara y actitud viciosa, que se les transparente la calentura, como a mí, y que tengan formas muy femeninas, mucha teta, mucha cintura, cadera, etc. La piel suave es otro requisito indispensable, y mucha femineidad en general.
Para todos los que me han preguntado, reitero que lo que cuento aquí es absolutamente real, así que generalmente no son historias inventadas perfectas e ideales, sólo experiencias verídicas con sus cosas buenas y las no tan buenas o agradables.
Ese verano, hace dos años, fuimos a una ciudad de la costa por dos semanas, rentamos una casita y partimos los ocho, cuatro chicos y cuatro nenas, entre los cuales había dos parejas de novios.
La primera noche bebimos muchísimo, jugamos, conversamos y eso, pero al final los novios durmieron juntos, las dos nenas restantes por nuestro lado y los chicos por el suyo. No pasó nada, más allá de las sugerentes propuestas de los chicos cuando ya se les había subido el guaro a la cabeza, pero como estábamos todos juntos no se produjo ninguna intimidad.
La segunda noche comenzó igual, pero todos los chicos fueron caminando a comprar trago y se tardaron un buen rato, así que las nenas nos pusimos a beber lo que había quedado de la noche anterior y a conversar, al rato la conversación derivó al sexo, como suele ocurrir, y luego laura, una de las nenas, una rubiecita muy pequeña y de apariencia frágil, nos preguntó a todas si habíamos tenido alguna experiencia lésbica. Las dos "novias" dijeron que no, y yo contesté que si, pero sin entrar en mayores detalles, por más que me preguntaron. Solo dije que había estado bastante bien, y con esa respuesta bastó para que se pusieran a bromear y reírse, y luego cambiamos nuevamente de tema con mucha rapidez.
A esta Laura la conocía muy poco, sólo la había visto una vez en casa de otra de las nenas, de la que sí era muy amiga. Era algo menor que yo, debe haber estado por los 20 años. Era sumamente femenina y sin ser una belleza su carita me resultaba muy agradable. Estaba muy bien hecha, sin exagerar, no tenía mucho de nada pero todo lo tenía muy bien puesto. Inevitablemente me quedé pensando si su pregunta tenía alguna segunda intención, y la verdad me gustaba la idea, sobretodo porque de los manes que estaban solteros y muy disponibles, ninguno me llamaba la atención, y el único que estaba más que potable era demasiado baboso y aburrido como para interesarme, por mucho que fuera la ocasión ideal para que me pegaran un buen polvo, así que no estaba en mis planes.
La noche anterior habíamos dormido en el mismo cuarto, en la misma cama, pero ella se acostó antes que yo, ya que me quedé un par de horas más bebiendo con los dos tipos que estaban solos, divirtiéndome mucho con los gestos que se hacían y las conversaciones que sostenían cada vez que iba al baño, ya que estaba claro que los dos discutían para lograr que el otro se fuera a dormir y así quedarse conmigo. En fin, al final les dije que me iba a dormir y los dos deben haberse quedado con la verga dura y odiándose mutuamente.
Cuando llegué al cuarto simplemente me acosté y me quedé dormida, ni siquiera vi a Laura porque no quise encender la luz para no molestarla.
Pero en fin, esta segunda noche, cuando llegaron los chicos, empezamos a tomar, y cuando estábamos todos bastante "alegres" nos pusimos a jugar a varias tonterías, para terminar, como niños, jugando a los besos con una botella. Cada vez que a una de las nenas que estaba de novia le tocó besarse con otro que no fuera su novio, ellos se preocupaban de que los besos fueran breves, con algo de molestia. Pero las nenas no tenían mayores inconvenientes y lo encontraban divertido. Y bueno, con tanto beso, no tardó en entrarme la calentura, sobretodo porque uno de los novios de mi amiga está realmente buenísimo.
Ante los reclamos de los novios, Laura propuso algo que me encantó, les dijo que en vez de formar parejas hombre-mujer, cada cual se besara con quien la botella dijera, fuera hombre o mujer. Los chicos, como era lógico, se negaron a hacerlo entre ellos pero asintieron felices a que nos besáramos entre nosotras. Así fue un par de veces, pero los besos fueron apenas en los labios y haciendo un gran escándalo entre risas y bromas. Cuando por fin, después de muchas vueltas y los interminables besos entre novios, me tocó con Laura, nos miramos con una sonrisa maliciosa y ella, menos mal, tomó la iniciativa y les dijo a todos que así se jugaba, que aprendieran. Me tomó la cara y me dio un beso bien largo, sin abrir la boca eso sí, ya que eso habría sido como demasiado supongo, delante de todos los demás, pero igualmente muy rico, aunque lo disimulé bastante bien y creo que hasta me sonrojé un poco.
Yo ya tenía bastante claro que algo había en el aire, así que cuando ya estaba por amanecer y Laura dijo que quería irse a dormir, yo no demoré ni dos segundos en decir que quería lo mismo. Una de las parejas de novios se había acostado ya, y los chicos solteros prácticamente nos suplicaron que nos quedáramos. El caso es que nos fuimos al cuarto juntas y nos acostamos, comentando la noche y riéndonos. Las dos estábamos bastante borrachas, sólo nos sacamos los pantalones, y yo cambié mi blusa por una pijama de una pieza, tipo camisa. Laura se metió a la cama con unos calzones celestes chiquitos y su blusa blanca con encajes en los pechos, se veía deli.
Ya en la cama ella apoyó su cabeza en su mano, poniéndose de costado para hablarme. Ya sentíamos que nos teníamos algo de confianza, obvio, y me comentaba acerca de los chicos, que si alguno me gustaba, que con cual tendría algo, etc. Yo le contestaba con la mente en otra parte, pero no me habría atrevido a hacer nada, pese a que le tenía muchísimas ganas, me tenía enferma de caliente. Por fin me preguntó acerca de mi experiencia lésbica que había comentado la noche anterior, y sentí que era mi oportunidad de ver si realmente podía pasar algo entre nosotras. Así que me tragué mi vergüenza y me preocupé de contarle con lujo de detalles mirando si tenía alguna reacción. Cuando terminé la historia me preguntó si lo haría otra vez, y sin pensarlo le dije que sí, y aunque me sentí muy tensa tras el silencio que siguió a esa breve respuesta, no supe que agregar para distender un poco el ambiente. Menos mal que no lo hice, me miraba a los ojos fijamente y de pronto sencillamente se acercó y me dio el beso que esperaba hacía horas, muy corto, se separó de inmediato y me miró esperando una reacción. Y claro, mi reacción fue tirarme a su boca y comenzar a besarla, ahora sacando mi lengua y pasándola por sus labios suaves.
A los pocos segundos abrió la boca y me devolvió la lengua, metiéndola hasta el fondo de mi boca y pasándola por mis dientes. Luego se separó, se tendió de espaldas riéndose despacio y pasándose una mano por las tetas muy discretamente, y se paró de la cama. Pensé que hasta ahí había llegado todo, pero se acercó a la puerta y pasó el seguro diciéndome que parecía que era mejor que la puerta estuviese trabada.
Yo ya tenía mi cara de puta que no podría ser más evidente, le moví las cobijas cuando volvió a la cama y me quedé esperando a ver que hacía, sin atreverme a mucho. Se me acercó nuevamente y seguimos besándonos, hasta que sentí que empezaba a manosearme suavemente, primero las tetas y luego el culo, y entonces me animé a hacer lo mismo, ya me estaba muriendo de ganas. Pensé entonces que no podría haber pasado nada mejor que contarle con detalles mi anterior historia con una nena, que incluía de todo, ya que ahora ella sabía de qué era capaz.
Mentiría si dijera que me acuerdo de cada detalle en el orden en que pasó, pero si recuerdo perfectamente que me pidió que "me subiera eso" refiriéndose a mi pijama, y me empezó a besar el cuello mientras me tocaba las piernas. Yo las abrí, por instinto o costumbre, y empezó a bajar con su lengua por mi pecho, mis tetas y mi barriga hasta que llegó a mi concha, que a esas alturas ya estaba chorreando. Me hizo cerrar las piernas y pensé que me había excedido, pero sólo lo hizo para poder sacarme los calzones y tirarlos al suelo, y luego ella misma me las separó con delicadeza y por fin metió su carita en mi concha . que cosa más rica
Como la chupan las nenas es rico cuando un tipo te come la concha, pero muy distinto. Las nenas no están pensando sólo en mojarte y abrírtela para luego perforarte, la chupan porque les gusta, con toda la paciencia del mundo y sin morderte. Me podría haber muerto ahí mismo de la calentura mirando hacia abajo, yo con las piernas bien abiertas y esta nena preciosa de rodillas con el culito parado y su cara bien metida en mi concha. En un momento la levantó con una sonrisa en su carita de perra para hacerme bajar el tono, porque mis gemidos eran demasiado fuertes, y pude ver su boquita mojadísima por mis flujos, antes de que volviera a comerme.
Al rato, sin dejar de mamármela, empezó a jugar con sus deditos en mi clítoris, muy despacio, hasta que se dio cuenta de que yo buscaba esos dedos con mi concha, y me los enterró hasta los nudillos, luego los revolvía en mi interior y me chupaba el clítoris como perrita bebiendo agua.
Así vino mi primera acabada, y se la hice sentir. Subió besándome hasta mi boca y la vi muy caliente, tenía la cara rojísima, el pelito muy desordenado y una expresión de calentura que bastó para que me diera cuenta de que era mi turno y que ganas que tenía de que así fuera. Ella simplemente se dejó hacer, supongo que sabía que podía esperar lo mismo que me había hecho a mí, y nadie más feliz que yo.
Ya estábamos las dos demasiado calientes, así que yo me fui directamente a su entrepierna y ni siquiera le saqué los calzoncitos celestes, solo los hice a un lado como suelen hacer con los míos. Olía delicioso esa conchita a diferencia de la mía la suya era casi infantil, con muy poco vello y muy suave y claro, y su rajita perfecta, sin los labios sobresalientes como los míos. Probablemente tenía menos uso que la mía, pero estaba igual de mojada, o más.
No hay nada más rico que encontrar ese olor a perra en celo en la concha de otra nenita, nunca había chupado con tantas ganas, y mi nenita se retorcía, pero casi sin hacer ruido, aguantaba la respiración y luego apenas dejaba salir un gemido corto y seco para volver a tomar aire como si se fuera a terminar.
Después de unos minutos se tensó muchísimo, levantó la barriga en completo silencio, y me acabó en la boca con una oleada de flujo apenas perceptible, que yo por supuesto lamí con muchas ganas, y feliz de haberla hecho acabar como perra.
Nos quedamos las dos en la cama, tendidas mirando el techo, las cobijas estaban en el suelo, a los pies de la cama. Yo tenía mi pijama aún puesta, pero enrollada sobre las tetas, y laura su blusa también levantada, pero con sus calzones, los míos estaban extraviados entre el desorden de ropa del suelo.
En eso estábamos, las dos todavía jadeando y descansando, ya había amanecido y algo de luz se colaba por entre las cortinas, me imagino que eran como las 8 de la mañana, cuando sentimos que alguien golpeaba despacio la puerta y luego la empujaba con fuerza, sin esperar respuesta, me puse nerviosa, lógicamente, pero no hice nada, no tenía tiempo de alcanzar las cobijas tampoco. Un segundo empujón y la puerta se abrió completamente, al famoso seguro le faltaba el soporte en el marco, así que no servía de nada. Y entró uno de los tipos que estaban solteros, que se habían quedado tomando en la sala, el mejorcito de los dos, con su cara de baboso y riéndose, como si viniera a decirnos algo gracioso, y luego se quedó mudo mirando impresionado la escena.
No sé si a Laura se le habrá pasado por la cabeza lo mismo que a mí. El caso es que ante la evidencia, más la borrachera y la calentura, ninguna de las dos hizo siquiera el intento de cubrirse, reclamar o pedirle que se fuera. Simplemente nos quedamos mirando a cualquier parte, con la respiración agitada, y el tipo, al ver esto, se acercó a la cama y en tono de broma nos dice "¿bueno por lo menos invitan no?". Ninguna respuesta. Supongo que estábamos para cualquier cosa, o que las dos esperábamos que la otra lo mandara a la mierda. Ante nuestro silencio, me imagino que el tipo creyó que estábamos por lo menos en la duda, y siguió hablando con evidente interés, nerviosismo y calentura, pero sin animarse a hacer nada.
De pronto Laura rompió su silencio para decir "a mí no me digas nada, pregúntale a Loreto", y bueno, con eso estaba casi todo dicho, yo inmediatamente respondí más de lo mismo "por qué me tiene que preguntar a mí, estamos las dos acá", y empezó un ir y venir de frases infantiles que lo único que hicieron fue darle confianza al tipo para saber que al menos no rechazábamos la idea de golpe.
Se acercó a mí primero, y mientras emitía frases supuestamente convincentes me empujó suavemente hacia el centro de la cama para hacerse un lugar, se subió y siguió bromeando sin animarse a tocar nada. A esas alturas ya me había calentado la idea. Muchas veces había pensado en eso y me parecía una situación muy morbosa, como me gustan, pero creo que nunca pensé que se fuera a concretar.
Ante el avance de las cosas Laura pareció echar pié atrás, hizo el ademán de levantarse diciendo "bueno pues ya veo que acá sobro, los dejo tranquilos", y automáticamente el man y yo la tomamos del brazo y le pidiéramos que no se fuera, cada uno por distintas razones. No hubo que pedirle mucho, la muy perra quería quedarse, estaba claro, pero supongo que esa era su forma de no sentirse tan puta.
Y bueno, las cartas ya estaban echadas. Me pareció bastante notorio que el man jamás había estado en una situación así, me tomé el tiempo para mirar su paquete, y realmente se veía duro y caliente, no era para menos. Yo muchas veces había fantaseado con esto pero ahora no sabía que hacer, no suelo tomar la iniciativa y no tenía idea de lo que pensaba Laura de todo esto.
En fin, lo único que se le ocurrió al tipo fue empezar a besarme y manosearme con un ojo puesto en Laura, que miraba con cara de indiferencia. Yo pensé que se había molestado, pero el man de pronto, mientras se ocupaba de mí, le puso una mano en sus piernas y la nenita no se movió ni dijo nada, sólo se dejó tocar.
Sentí que era torpe, que no tenía idea de que hacer con dos nenas, sólo se movía por calentura extrema, pero sin ninguna iniciativa ni tacto. Se me subió encima y yo abrí las piernas, pero el man estaba con los pantalones puestos, y mientras se movía como cogiéndome, al mismo tiempo y frenéticamente manoseaba a Laura, como buscando la atención de las dos. El tipo no sabía que hacer. Yo solo me dejé tocar y esperé a ver que pasaba.
Era una sensación extraña, pensé que si todo eso hubiera pasado unas horas antes, me habría encontrado borracha y sin ninguna inhibición, pero en ese momento sentía que me estaba metiendo en algo fuerte, pero me gustaba y calentaba mucho, si eso era posible.
De pronto por fin el man tomó la iniciativa y se sacó la verga de los pantalones, la tomó con su mano y apuntó a mi concha, en ese momento Laura me miró a los ojos y comenzó a acariciarme el cabello, como entregándome. Entró hasta el fondo de una vez, ya estaba bien abierta y lubricada y no tuve problemas en recibir esa verga. Lo que más recuerdo es que tenía muchísimo pelo y unas pelotas gigantes, la verga era normal, nada del otro mundo, pero se sentía bien en mi concha. Empezó cogiéndome muy suavemente, hundiéndomela hasta el fondo y sacándola casi por completo, me extrañó su mesura, con lo desesperado que estaba habría esperado más bien una cogida más salvaje. Se apoyó con una mano en la cama para alzarse y con la otra comenzó a manosear las tetas de mi nena. Luego le pidió que se sacara los calzones y ella lo hizo, tirándolos delante de la cama. Supe entonces lo que venía. El tipo me la sacó, se montó en Laura y la empezó a coger como a mí. Yo sólo la besaba en la boca, que tenía que perseguir porque se me escapaba a cada embestida.
Si fuese por mí habría estado todo el día así, pero como suele ocurrir, la realidad dista mucho de las fantasías, el man no aguantaba más y solo quiso cumplir su sueño dorado. Le sacó la verga a Laura y nos pidió que nos pusiéramos en cuatro, una al lado de la otra. Lo hicimos. Las dos teníamos nuestras caras en la almohada mientras el man con cogió así, pero recuerdo que sólo alcanzó a hundírmela dos veces, y creo que a Laura solo una, muy poco rato, y luego nos dice apresuradamente "¿me la maman?". Nos dimos vuelta y nos pusimos de rodillas. Me imagino que habría visto eso en alguna porno. Apenas nos acercamos a su verga comenzó a escupir leche, así que yo me apresuré a ponerle la boca para recogerla, Laura corrió la cara y se reía, le caían los chorros en la oreja y el pelo.
Bueno, con cierta decepción, por lo menos de mi parte, le mamamos la verga al man dándonos besos en la boca mezclados con leche, como buenas aprendices de actrices porno, y luego nos dormimos los tres en la cama. Alrededor de las 3 o 4 de la tarde el otro man soltero entró al cuarto tirándose el pelo por lo que evidentemente se había perdido, y tratando de armar la fiesta de nuevo, pero lógicamente nos despertamos sobrias y no le hicimos ningún caso.