Una experiencia casual con dos bonachones

Como de camino hacia casa, ataje de la Autopista hacia la Nacional, acabando por salir por la del servicio hacia la comarcal, topándome con un coche detenido por un pinchazo, donde dos hombres con aspecto de bonachón se dedicaban a cambiar la rueda, deteniéndome y sacando de mí lo mejor.

Una experiencia casual con dos bonachones

Digamos que lo que a continuación os voy a relatar, más que una experiencia lo enmarco en una anécdota, quizás porque no suele pasar con asiduidad, por no decir lo contrario, aunque sinceramente para que engañaros, ni me lo esperaba. Puedo decir que normalmente, soy persona más de tener sexo con desconocidos en lugares menos visible… más de cruissing, no me van los afectos, ni conocer mucho, al contrario, aunque eso a veces cambia. Debo decir que cuando era mucho más joven, solía ir por partes de los parques menos transitadas, quizás porque buscaba intimidad, pero esa intimidad hizo que se me acercaran extraños, desconocidos que buscaban según ello amistad. Durante ese tiempo aprendes y evolucionas, aprendes a disfrutar y a hacer disfrutar, luego pasas a visitar los baños ya sea de los centros comerciales como aseos públicos, donde inicialmente no buscas, pero de alguna forma me encuentran. Siguiendo por cines, sex shop, saunas o lugares de este entorno. Pero digamos que he tenido experiencia aislada, experiencias de esas que no esperas, como que te metan mano en pleno viaje, ya sea en el metro o autobús, sí digamos que son escenarios clásicos, pero bueno, vamos a lo que vamos.

Bueno comenzaré, diré que regresaba de una presunta visita comercial, digo presunta porque estaba fijada para ese día, pero se le olvidó a la administrativa que habían llamado para anularla. Mosqueado iba porque con el sofoco que estaba haciendo, yo iba trajeado, cosa que puse remedio en la primera gasolinera de servicio que encontré. Pues tras quitarme el traje, cogí y me puse un pantalón corto y una camiseta, quedándome al menos más fresco, poniéndome de nuevo en marcha.

Pues eso, iba conducía por una carretera nacional no muy transitada, cuando en un momento de mi trayectoria me dio por atajar por una salida, tomando una carretera comarcal a modo de acortar mi trayecto. Camino que tome y que pude divisar, como había un coche detenido con dos personas fuera, auto que se encontraba en sentido contrario. Vehículo que aparentemente había pinchado, digo según parece, pues había dos hombres mayores y digo mayores por su apariencia, pues les delataba sus cabellos blancos y apariencia.

Aminore la marcha, pudiendo ver como uno de ellos había colocado el gato bajo el coche y lo tenía levantado, pero poco más, hombre que intentaba quitar los tornillos a la rueda presuntamente pinchada. Mientras veía al otro hombre más al fondo, hombre que tenía puesto el chaleco reflectante hablaba, persona que hablaba por el móvil, dándome a entender que supuestamente hablaba con la grúa. Aunque fue unos minutos, pero fue tiempo suficiente para cartarlos, pues me refiero a que tenían pinta de bonachón, quizás fuera por esa impresión que daban, o quizás por su forma de vestir tan del sur de España pinta que mes hizo caer bien.

Pues mientras el que intentaba cambiar la rueda, iba con pantalón corto tipo multibolsillo, camisa blanca de mangas cortas y calzado deportivo. El otro, iba con calzonas, camiseta negra, aunque por el chaleco autoreflectante no veía para qué, y pude fijarme en un detalle de su vestimenta, detalle que me arranco unas risas, detalle que no era otro que el verle que iba con calcetines y sandalias. Pero quizás por esto último... por su atuendo, como me dieron pena, dándome por tomar la siguiente salida de servicios. Salida que, tras tomar en redondo, acabe por dar la vuelta, conduciendo hasta llegar hasta donde estaban ellos, deteniendo mi coche tras el suyo.

Cuando detuve mi coche, salí y me acerqué a ellos, personas que agradecieron mi gesto al detenerme. Siendo precisamente esa persona con el chaleco autoreflectanta y móvil en mano, hombre que, con un acentillo de andaluz cerrado, persona que me informo que había llamado a la grúa, pero que estos les habían hecho saber que llegaría en cuarenta y cinco minutos, tiempo excesivo la verdad. Acabando por ofrecerme a cambiarles la rueda, pero cuando me acerqué hacia su coche, pude ver un detalle, viendo que el coche tenía colocado dos gatos, uno en cada lado, pudiendo fijarme que tenía dos ruedas vacías.

Bueno para no alargar la explicación mucho más, os diré que tras apartar el gato que tenía colocado hacia la carretera, acabe por arrodillarme para comenzar a cambiarla. Dándome cuenta que estos se me quedaron detrás, escuchando como murmuraban e incluso se le escapaba algunas risas. Obviamente no quise entrarle al juego y les ignoré, no echándoles cuenta, estando yo a lo mío, cuando precisamente el de la camisa se me acerca, dándome una llave inglesa y me ofreció agua. Cuándo me pregunta…

  • "Tú sabes cambiarla".

Conteste afirmativamente, pero haciéndole saber que las tuercas estaban muy duras, quizás no habrían sido cambiadas desde hace años. Momento que el hombre de las chanclas con calcetines, suelta…

  • "Uuuffff!!, pues como estén tan duros como mi polla… mal andamos".

Comentario que me hizo girar el cuello y mirarlo, viéndole detrás de mí, mientras se magreándose el paquete. Dándome por echar mi mano hacia mi cartera, pero mi intención no era cerciorarme por mi cartera, sino por tantear mi pantalón. Fueron minutos, pero tiempo suficiente para ruborizarme y sentirme avergonzado, pues me di cuenta que, al arrodillarme, mi pantalón se me había bajado un poco, quizás lo suficiente como para mostrarles mi tanga. Volviendo a lo mío, intercambiándose estos, levantándose el de la camisa mientras se me presentó como Manuel. Agachándose el de las chanclas, quedándose en cuclillas junto a mí, sonriéndome y hacerme saber que se llama Tato, nombre extraño, pero bueno. Momento en que le pido nuevamente al tal Manolo…

  • “Me podrías pasar otra vez la llave inglesa”.

Haciéndome saber esté que la llave está a los pies de su amigo Tato, momento en que me giro para cerciorarme si es verdad, cuando veo los pies de Tato y la llave entre estos. Subiendo mi vista y ver, como se le ve su verga colgando a través de uno de los perniles de las calzonas, miembro aparentemente oscuro, cuyo grande llamo mi atención, dándose cuenta él y sonríe. Obviamente di por hecho que se habían puesto de acuerdo, provocando la situación, no sabiendo ni dónde mirar. El tal Manolo se me acercó nuevamente, ofreciéndome un espray a modo de facilitar el desenroscar de los tornillos, dejando nuevamente el Tato un comentario borde. Diciéndome…

  • "¿Qué vas a ponerle vaselina?".

Dice y deja caer…

  • "Tú crees que es mejor".

Fue cuando con rostro sorpresa, acabe por soltar…

  • "¿Cómo?".

Pero no dio tiempo para mayor réplica, cuando el tal Manolo me franqueo por mí izquierda, quedándose de pie, mientras se bajaba la cremallera y sacaba su miembro. Polla que con su mano izquierda acerco al tiempo que con su mano derecha me rodeo mi nuca, diciéndome…

  • “Pues mira por donde, vamos a tener tarea es estos cuarenta y cinco minutos, ¿No crees tú?”.

No dándome tiempo ni para replicar, cuando siento el sabor de su apestoso glande presionar mis labios, intento apartarlo, pero es el Tato quien me lo impide, sujetándome mi brazo izquierdo, mientras le da por tirar de mi camiseta hacia arriba. Soltándome esté…

  • “No crees que no hemos dado cuenta de lo que te gusta por tus braguitas, dime maricona, no te calles… di algo, venga abre la boca”.

Me vi acojonado por estos dos hombres, no pensé en ningún momento en el momento en que me detuve esto, no estaba en mis pronósticos y menos en mis pensamientos. Fueron minutos en que uno me saco la camiseta, mientras ya tenían los dos sus pollas fuera, no sabiendo bien cuál de ellas era más gruesa… uuuffff!!. Pero solo me dio tiempo a decirles…

  • “Yo no soy ningún maricón, solo…”.

Tiempo en que me taparon la boca al introducirme su glande, llegándome a tapar la nariz el Tato, entrándome ese vástago y comenzar a chupar mediante sus amenazas. Aquello me produjo algo que no me lo esperaba, pues comencé a excitarme, comenzando a poner de mi parte, acabando por sujetársela por la base mientras chupaba su glande. Sintiendo las manos del Tato en mi cuerpo, manos que se apoderaron de mi cuello, hombro y pecho, acariciando mis pezones y sentir como acabo por chuparme los pezones… aaahhh!!. No sabiendo bien el muy cabrón, como me pone eso… ooohhh!!.

Momento en que el tal Manuel me saco su polla de mi boca, ofreciéndome la de su amigo, notando como esta era mucho más gruesa, aunque no tan larga, pero al igual que la de su amigo, estaba sucia con un olor a orín y sabor mejor no mentar. Notando como el tal Manuel, comenzó a bajarme el pantalón y dejar mi tanga a la vista, dejando un comentario como…

  • “Vaya, mira las braguitas que lleva la maricona”.

Dice y le replico…

  • “No son unas braguitas… son un tanga”.

Ríen y suelta…

  • “Da igual, son prendas de hembras, pues vamos a comprobar como esta tú ‘conejo’”.

Escuche mientras no dejan de reír, viendo por el rabillo del ojo como abre la puerta trasera del coche, momentos en que me aparta Tato, marchándose este hasta sentarse en el asiento trasero mirando hacia afuera. No hubo palabra o petición para acercarme, simplemente me tomo Manuel del brazo y me hizo acercarme, e inclinarme hasta meterme la polla de su amigo de nuevo en la boca. Comenzando a saborearlo nuevamente, chupando y lamiendo desde su glande hasta sus genitales, metiéndome sus testículos uno por uno, absorbiendo y lamiéndolos, mientras le escuchaba gemir… uuuffff!!. Llegando a escuchar decir al Tato…

  • “Joder como chupa y engulle, y después dice que no es marica”.

Pero mientras el tal Manuel se dedicó a acabar por quitarme los pantalones, no sin antes quitarme los náuticos, echar hacia un lado el tanga y tras tomar mi miembro, comenzar a masturbarme, finalizando por metérselo en su boca y chupármela… aaahhh!!. Y mientras me la está chupando siento como uno de sus dedos intenta metérmelo en mi orificio, dedo que preciosa y que me hace daño, no consiguiendo su propósito y notando como se me iba bajando la erección. Momento en que se detiene, apartándose, notando que se aleja y en escasos minutos vuelve a aparecer, pero en esta ocasión me impregna mi orificio con algo líquido.

Líquido que, al intentar meterme su dedo en mi orificio, ¡acaba por introducírmelo… ooohhh!!, sacando su largo dedo y volvérmelo a introducir... uuummm!!, repitiendo esto un par de veces más. Deteniéndose, sacándolo para en esta ocasión meterme dos y repetir la misma operación, mientras que seguía chupándosela a su amigo Tato, amigo que no dejaba de gemir y suspirar, animándole a su amigo a probar mi boca… ooohhh!!.

Y cuando me acostumbre a sus dedos, acabo por retirarlos pudiendo comprobar que lo que a continuación intentaba introducir, no eran precisamente el tercer de sus dedos… ooohhh!!, sino su glande… uuummm!!. Note como me tenía sujeto con una de sus manos por mi cadera, mientras con la otra sujetaba su miembro, no dejaba de presionar, apartándola un poco para dejar caer una gota de saliva y volver al tajo. Aquel capullo me estaba haciendo daño… no era para menos, acabando por tirar del hilo de mi tanga hasta arrancármelo, solamente por el hecho que decía ‘que le molestaba y le ponía nervioso’.

Volviendo a apartarla, comenzando por deslizarla con suavidad entre mis nalgas, diluyendo su saliva a lo largo de mis glúteos, deteniéndose un par de veces en mi orificio, presionando y volver a apartarlo. Tiempo que duro esto no mucho más de cinco o quizás seis minutos, pues en una de estas pasadas, cuando poso su glande en mi orificio y presiono, este se introdujo dentro hasta alojarme su glande por completo… ooohhh!!. Momento en que coloco su otra mano en mi cadera, comenzando a moverse, comenzando a penetrarme, empujando lentamente y sacándola con rapidez… aaahhh!!. En esos momentos los tres estábamos disfrutando, pues no era para menos, cuando menos me lo esperaba tenía al menos dieciséis centímetros dentro de mí… uuuffff!!. Escuchando decirle el Tato a su amigo…

  • “No te corras aún dentro de él, quiero antes follármelo”.

Escuchando decirle su amigo…

  • “No me digas que, quieres comprobar que diferencia tiene con follarte a una cabra”.

Fueron breves minutos lo que tardaron en intercambiarse, minutos que sustituyeron mis orificios por sus pollas, cuya verga de Manuel me toco saborear, aunque dado el grosor de su glande, me dedique a chupar y lamerlo… uuuffff!!. Mientras Tato, coloco sus manos en mis caderas, una a cada lado y coloco su miembro sobre mis nalgas, simplemente con un golpe de cadera, verga que deslizo entre mis glúteos hasta llegar a mi holgado orificio. Y que cuyo puntazo hizo que se me introdujera algo más de la mitad, comenzando a embestirme con fuerza, no teniendo la delicadeza de su amigo. Penetrándome como un animal hasta que entre espasmos, note como se había venido dentro de mí, mientras su amigo se lo recriminaba… uuummm!!. Quedándose unos minutos dentro de mí, sintiendo como comenzó a sacarla de mi interior, sacándola aun erecta, pero no tan dura como cuando entro, y escuchar a Manuel preguntarme…

  • “¿Quieres que te folle?”.

Y tras hacerle que sí, me aparté, dejando que saliera del interior del coche, pidiéndome que me acostara sobre el sillón, cosa que hice y ver como este se me acercaba. Tomo mis piernas y levantándolas, acabo por colocárselas sobre sus hombros, adivinando rápidamente sus intenciones, pues tras sujetar su polla con su mano derecha, condujo esta hacia mi orificio. Topo con este y comenzó a presionar, ¡sintiendo como me entraba poco a poco… ooohhh!!, mirándole a la cara mientras me la metía… uuummm!!, disfrutando ambos. Comenzando a acelerar, llevado por el disfrute y claro esta las ansias, ¡sintiendo como ese vástago de carne dura entraba dentro de mi hasta los mismos huevos… aaahhh!!. Mire hacia un lado y pude ver como el Tato era un simple espectador, observándonos mientras se pajeaba, acabando por acercarse y entre los asientos llegar a mi cuerpo, comenzando a chupar y morder mis tetillas… uuummm!!. Manuel nos hizo saber que no podía más, advirtiéndole a su amigo que se apartara, cosa que hizo y sacándola con rapidez, comenzó a lanzar varios chorros de leche, esperma cálido que cayó en mi pecho, cuello y rostro, acabando por escurrirla sobre mi flácido miembro… uuuffff!!. Soltándome eso de…

  • “Sabías que, cuanto más pequeña la tienes… más marica eres”.

Dice al tiempo que lo veo como recoge con su dedo grueso parte de su semen, esperma que me lo acerca a la boca y me lo hace probar, chupando ese dedo con ansias y deseos, mientras saboreo su semen… ooohhh!!. Diciéndome este de nuevo…

  • “No sigas así, que me la estás levantando otra vez, ¡y te vuelvo a follar… eeehhh!!”.

Dice mientras siento como restriega su morcillona verga, dándome a entender que poco le falta, volviendo a soltar…

  • “Como te vuelva a follar, ¡no te dejaré hasta dejarte bien preñadito… uuummm!!”.

Siendo el sonido de su móvil quien nos corta el rollo, pues era el de la grua haciéndole ver que en minutos llegaría, minutos que nos dio tiempo en vestirme y arreglarse, limpiando todo resto y pruebas de sexo. Y mientras me veía subirme el pantalón sin tener ropa interior, pues vi como Tato se guardaba lo que quedaba de mi tanga, Manuel me dijo…

  • “Te debo unas braguitas nuevas, tenemos que quedar otro día para dártela”.

Y aunque le replique haciéndole ver que esa prenda no eran braguitas, sino un tanga, este volvió a contestarme…

  • “Si lo sé, pero creo que quizás unas braguitas te sientan mejor, todo es vértela puesta y quizás en vez de echarte dos polvos, acabo por echarte tres”.

Apareciendo la grúa, deteniéndose delante de su coche, bajando el gruista de esta y dirigirse hacia nosotros, mientras me dio por apartarme, dirigiéndome hacia mi coche. Dándome por dirigirme primero al maletero, donde tras abrirlo busque la bolsa donde llevo toallitas húmedas entre otras cosas, pues necesitaba asearme un poco mejor. Apareciendo Tato y tras colocar su mano en mi culo, me dijo…

  • “Intercambiemos móviles, Manuel quiere que volvamos a vernos, no se algo de darte una prenda que te ha roto”.

Dice sin dejar de magrear mis nalgas, llegando a sentir como introduce sus dedos entre mis glúteos, mientras nos intercambiamos los números, acabando por dejarme marchar. Poniendo mi coche en marcha, continuando mi camino hacia casa, mientras sentía un cierto dolor y picor en mi orificio, y escuchar el sonido de recibir un whatsapp. Donde tras verlo, pude comprobar que era de mis nuevos amigos, pues me enseñaban sus pollas duras y me invitaban a darme la vuelta, mandándome un enlace del google map que era donde estaban. Obviamente no di la vuelta, pero si os digo que no deje de recordar esa experiencia durante días, comenzando a escribir con detalles lo ocurrido, incluso me he pasado varias ocasiones por el lugar, pero lógicamente ha sido en vano. Pero hace unos días, estos se volvieron a poner en contacto conmigo, donde comencé a recibir fotos de braguitas y al final de estas, una pregunta…

  • “¿Cuál de ellas de gusta?, pide y te la compro”.

Continuando con una propuesta…

  • “Dime y si te viene bien, quedamos en mi casa y te vienes, te las pruebas y de paso te damos un buen revolcón, piénsatelo y me dices”.

Pero bueno, digamos que la cosa ha quedado ahí, quizás porque estoy esperando a quedarme de rodríguez y poder moverme con mayor libertad. Bueno lo dicho, ya me decís que os aparecido. Estaré esperando vuestra respuesta, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).