Una excitante sorpresa
Excitante sorpresa de mi chica
Había llegado a casa y parecía vacía, pero al adentrarme vi que en nuestra habitación había luz, fui para allá como cada día a descalzarme y ponerme cómodo y al asomarme por la puerta te vi en la cama, estabas a cuatro patas, desnuda y de frente a la puerta y detrás de ti también desnudo y tomándote por la cintura había arrodillado un hombre, estaba quieto, como expectante de lo que estaba pasando al verme, te me quedaste mirando a los ojos y sonriéndome me dijiste –sorpresaaa-.
En ese instante recordé que hacía días me habías dicho que estabas preparándome una sorpresa que iba a gustarme mucho, nunca me habría imaginado que era eso lo que preparabas y por lo inmóvil que se había quedado tu acompañante creo que para él también era una sorpresa todo lo que habías planeado. -Esta era la sorpresa que quería darte- me dijiste, -estoy segura que sabrás apreciarla y disfrutarla como creo yo que la disfrutaras- continuaste diciéndome sin dejar de sonreírme y sin moverte. El seguía inmóvil, con los ojos muy abiertos, se notaba en su cara de asombro que recién ahora estaba dándose cuenta de que era lo que estaba pasando en esa habitación, pero tu comenzaste a arquear tu espalda hacia arriba y abajo, intentando reemplazar el movimiento que él había interrumpido al verme aparecer por la puerta y moviéndote así me dijiste –se siente muy excitante, creo que si se lo propone podría matarme de tanto placer- y acto seguido giraste tu cabeza por encima de tu hombro derecho para verlo a los ojos y moverte con un poco más de intensidad como reclamando esa muerte anunciada.
Pero estaba claro que eso seguía sin ser parte de los planes de él y soltando de tu cintura su mano izquierda te tomo del cabello y te levanto hacia el, pego tu espalda a su pecho se acercó a tu oído y en ese momento lo escuche susurrarte –si quieres que sigamos dile que se vaya- y como intentando convencerte de que tu mejor decisión era echarme a mí de la habitación comenzó a chupar y darle pequeñas mordidas al lóbulo de la oreja que había sido susurrada en ese momento a la par que levanto su otra mano de tu cintura y la llevo a una de tus tetitas y comenzó a jugar con tu parado pezoncito entre sus dedos. Mirándome me dijiste –puede que sea mejor que te vayas- y guiñándome un ojo continuaste –creo que no te gustara ver cómo me tratara y las cosas que me hará-
Me quede viéndote un instante y me gire, como yéndome del salón adyacente a la habitación, apague la luz dejándolo a oscuras pero en lugar de salirme volví y me senté en una silla que estaba en la penumbra, desde la cual podía ver toda la cama. El seguía en la misma posición en la que los había dejado, tu rodeabas su cuello con tu mano derecha, como no dejándolo que termine de besar tu oreja y tu cuello y tu mano izquierda estaba frotándose contra tu coñito, te frotabas lentamente pero se notaba que lo hacías con mucha presión, -y ahora que estamos solos que?- le preguntaste, -ahora no tienes quien te proteja- te dijo el mientras con la mano que tenía en tu cabello inclinaba tu cabeza hacia la izquierda y te daba mordiditas en tu cuello, entre mordida y mordida te dijo –indefensa hare contigo lo que quiera y como quiera- y por cómo se aceleró tu mano en tu coñito pude deducir que ese comentario te había excitado mucho.
Disfrutando de la supuesta soledad que tenían volvió a embestirte, no lo hacía rápido ni con mucha fuerza, pero si de manera profunda, eran unos largos recorridos los que hacía para penetrarte, lo estabas disfrutando y yo, en la oscuridad, comenzaba a disfrutarlo también, parecía que yo podía sentir el roce de cada embestida de su polla en tu vagina, porque con cada uno de sus empujones mi polla se ponía más y más dura debajo de mis jeans. –Estas comenzando muy bien- le dijiste, entonces él se detuvo en ese momento y saco su polla de dentro de ti y te dijo –lo importante no es lo bien que yo comienzo sino lo bien que tu acabes, y te prometo que cuando terminemos no recordaras ni como comencé-.
Al oír su comentario sonreíste mirando a la oscuridad, sabias perfectamente que estaba yo ahí viendo el espectáculo que me habías preparado, sin soltarte el cabello se puso de pie detrás de ti y por arriba de tu hombro derecho dejo asomar su polla, no tenía ningún parámetro para compararla pero era grande, se la veía larga y gorda, con la cabeza peladita y rosadita, su polla era muy blanca como lo era el, era muy venosa y llena de pliegues, estaba toda húmeda de estar en contacto con tus fluidos y como característica se veía que era torcida, todo el tronco de su polla se curvaba hacia su izquierda y su erección era más alta de lo normal, no quedaba horizontal sino que apuntaba un poco para arriba. Él era alto y estaba todo rasurado, no tenía ni un solo pelo en todo su cuerpo, eso era algo que no te atraía especialmente de un hombre por lo que estaba seguro que era la primera vez que lo veías sin ropa.
Giraste un poco tu cabeza hacia la derecha y encontraste a un palmo de tu boca su glande, grande, empapadito y rosadito. Entreabriste un poco la boca y asomaste tímidamente tu lengua para darle un par de lamidas antes de meterte toda su cabecita en tu boca, con tu cara a un costado de su pene habías absorbido su cabeza con tu boca y por como abrías la boca parecía que no entraba más nada que su glande en tu boquita. El empezó a embestirte suavemente y yo podía ver como con cada una de esas embestidas se hinchaba por dentro tu mejilla izquierda, poco hacías, con tu mano izquierda continuabas tocándote y la derecha subía por entre sus nalgas recorriendo con suavidad su nalga derecha para perderse detrás de él, imagino yo que agarrada de sus nalgas.
Yo no podía parar de tocarme la polla por encima de mis pantalones con lo excitante que era el espectáculo que me estabas brindando, te acomodaste para no estar de costado y te quedaste de rodillas pero ahora bien de frente a él, con la mano que te acariciabas le agarraste el tronco de su polla por la base y justo delante de esa mano pusiste la otra, agarrándole su miembro con las dos manos, en ese momento pude comprobar cuán grande era, aun teniéndolo agarrado con las dos manos le quedaba al aire toda la cabeza y un par de dedos del tronco, y apenas podías unir tus dedos pulgares con los dedos del medio de la mano, eso si llegaban a tocarse, no lo llegaba a ver de lejos y quizás no llegabas ni a juntar los dedos. Teniéndola bien agarrada con las dos manos sacaste su cabeza de dentro de tu boca, te la quedaste observando un instante sin hacer nada, se notaba que estabas muy excitada con el tesoro que habías descubierto en la entrepierna de ese hombre, sacaste tu lengua y le diste unas lamidas muy lentas y suaves, cuatro, cinco, seis, no sé cuántas fueron pero no fueron muchas, para luego abrir la boca y comenzar a chuparle la cabeza.
Parecía que eso te llenaba la boca, pero la excitación te hacia hacer movimientos de cuello cada vez más intensos, y de a poco ese par o tres de centímetros que tus manos dejaban libres del tronco de su polla fueron pudiendo entrar en tu boca cada vez más y más profundo lo mirabas buscando su aprobación, pero la excitación que el tenia hacia que tuviera la cabeza inclinada para atrás y ahora sus manos solo taparan su cara, se veía en su gesto que era mucho el placer que tu boca le estaba dando, contuvo la respiración un instante y soltó todo el aire de un solo suspiro, bajo la cabeza hacia adelante sacándose las manos de la cara, tenía la boca entreabierta demostrando todo lo que estaba gozando.
Pero como si quisiera revancha, como queriendo ser el quien controlara todo ahora esas manos que le cubrían la cara las llevo a tu cabeza para sostenerte y comenzar a moverse el. Ahora era el quien tenía el control y había decidido follarte por la boca. Comenzó a moverse lentamente, a ti te gustaba y estabas totalmente entregada a lo que estaba pasando, tus manos soltaron su polla y lo abrazaste para agarrarte de sus nalgas. Sus embestidas eran suaves pero cada vez más profundas, ya no entraba en tu boca un par de centímetros de su polla, ya entraba toda su cabeza y varios centímetros, no dejaba de verte a los ojos, mientras te embestía, creo que descubría en tus ojos lo sumisa que eras y vos veías en lo suyo lo mucho que el disfrutaba descubriendo eso de ti, esas miradas cruzadas los tenían como abstractos de todo y poco a poco su polla se abría camino ya no solo en tu boca, ya debería estar taladrándote la campanilla o la garganta, casi la mitad de su pene entraba en tu boca en cada embestida y eso era decir mucho.
En algún momento habras sentido que era mucho lo que entraba en tu boca y tus manos volvieron a adelante para apoyarse en su pelvis, como queriendo controlar la profundidad de sus embestidas, pero era como un sistema de seguridad pasiva el poner las manos ahí porque aun te gustaba todo lo que iba entrando y no planeabas que se detuviera.
Después de un rato decidió que ya era suficiente y te acostó en la cama boca arriba, a esa altura tu excitación te impedía cuestionar cualquier orden o acción que el realizara, hacías absolutamente todo sin negarte a nada, comenzó a comerte las tetitas y acariciarte el coñito, tus piernas se abrían de manera involuntaria entregándole tu coñito a su mano, yo podía ver como tus fluidos te habían humedecido la entrepierna casi hasta las rodillas. Su mano comenzó a jugar con tu clítoris, parecía que sabía exactamente que hacer para darte placer, era tanto el gustito que sentías que mientras con una mano presionabas su cabeza para que no dejara de comerte las tetitas chupabas el dedo índice de tu otra mano como si de una polla se tratara.
Ya estabas muy hambrienta, querías con locura volver a sentir esa polla dentro de ti por suerte para ti parece que el solo quería asegurarse de que estuvieras bien húmeda para follarte y ya estabas más que húmeda. Así que se acomodó entre tus piernas separándolas un poco para ponerse cómodo, apoyo una de sus manos a un lado de tu cara y con la otra se tomó la polla por la base, apoyo la cabeza en tu clítoris y la froto un poco, como advirtiéndote lo que iba a pasarte. Tus ojos se abrieron muy grandes y comenzaste a respirar agitadamente, estabas desesperada por ser tomada por esa polla y en un momento y sin avisarte paso de estar frotándose con tu clítoris a hundirse dentro de ti, en ese primer empujón no te metió más de la mitad de su polla, no necesitaba más para que sintieras la dureza de la herramienta con la que te castigaría y solo pudiste reaccionar a semejante embestida arqueándote un poquito y aspirando mucho aire emitiendo un gemido muy seco.
Él se quedó quieto un instante viéndote, tú lo veías y volvías a relajarte de a poco, al notarlo el comenzó a taladrarte lentamente, te follo así un par de minutos, luego tomo una de tus piernas y la subió sobre su hombro, era un tipo alto y tu pierna llegaba bastante justo, poco sobraba por encima de su hombro, apoyo sus dos manos a los costados de tu cabeza y así pudo penetrarte más profundamente. En esa postura su polla entraba por completo en ti y se notaba en tu cara que había llegado a lugares inexplorados anteriormente, parecías en trance, estabas agarrada a sus brazos, te agarrabas con fuerza como si tuvieras miedo a que te hiciera volar de tanto placer.
Se quedó mirándote las tetitas y se notaba que las quería, pero tu pierna en su hombro le impedía llegar a ellas, así que decidió bajarla y dejarte con las piernas acostadas. Intento llegar con su boca a tus tetitas, pero era demasiado alto y no llegaba, le quedaban muy abajo entonces opto por acercarse a tu boca, comenzó a darle mordiditas a tus labios, tenías la boca cerrada, pero comenzaste a abrirla de a poco y fue en ese momento que decidió morderte el labio inferior y estirarlo, tú boca intentaba hacerle a él lo mismo, pero bajo su peso estabas muy entregada a él y no te dejaba morderlo por mucho que intentabas estirar el cuello para llegar a él.
Él podía descifrar tu excitación viendo esos movimientos desesperados tuyos y comenzó a embestirte no solo fuerte y profundamente como estaba haciendo sino que además a hacerlo cada vez más y más rápido. Tu respiración parecía llevar el ritmo de sus embestidas, se te aceleraba con cada uno de sus empujones, parecía que ya te era imposible no tener la boca abierta y no dejabas de verlo a los ojos, él te tomo por las muñecas sujetándotelas cada una con una mano a los costados de tu cabeza y te embestía más y más fuerte. Intentaste levantar la cabeza para ver como trabajaba su herramienta ahí debajo taladrándote de esa manera tan animal-
Supongo yo que habrás podido llegar a ver algo de lo que pasaba y termino de disparar tu excitación porque en un solo instante volviste a dejar caer la cabeza en la almohada y flexionaste las rodillas dejando las plantas de los pies apoyadas en la cama y de un solo movimiento con tu pelvis pudiste levantar a esa persona que fácilmente doblaba tu peso. Se te retorcía el gesto de la cara, creía que llorarías, parecía una mezcla de dolor y muchísimo placer, pero comenzaste a apretar los dientes con fuerza y a aspirar sin separar los dientes durante muchos segundos, quedaste conteniendo la respiración por un instante y soltaste todo el aire a la par que caía tu pelvis contra el colchón, inmediatamente entendiendo lo que te había pasado el hombre te soltó las muñecas, comenzaste a temblar, tu mano izquierda se agarró muy fuerte de la almohada y entre temblores bajabas la mano derecha hasta que paso por tu pezón derecho, intentaste acariciarlo y te genero otro temblor tan intenso como el anterior, lo cual te dejo como sin fuerzas cayendo tu mano derecha al costado de tú cuerpo y la otra seguía agarrada a la almohada pero ya sin fuerza.
Parecías como inconsciente por un instante y el solo estaba quieto mirándote, pero al ver que entreabrías la boca y respirabas hondo volvió a embestirte, tu habías tenido un orgasmo de lo más intenso y en su cabeza solo estaba la idea de correrse el, no tenías fuerza para reaccionar de ninguna manera a sus embestidas pero eso no le preocupaba, solo quería correrse y no pararía hasta conseguirlo.
No tardo ni diez embestidas más hasta que saco su polla de dentro de ti, al igual que tu entrepierna y nuestras sabanas, toda su polla estaba empapada de tus fluidos. Paso su pierna izquierda por encima de tu pierna, quedándose con la pierna derecha entre tus piernas y la izquierda fuera. Se puso de rodillas muy recto y acercándose lo más posible a ti no paraba de pajearse con su mano derecha. Levantaba la cabeza, cerraba los ojos y se mordía el labio inferior hasta que de repente bajo la cabeza abriendo bien grande los ojos y de su polla comenzaron a brotar borbotones de leche, algunos llegaban hasta tu cara, otros se quedaban en tu pecho y tus pezoncitos y los últimos borbotones que salían ya casi sin fuerza caían en tu pancita.
Tu continuabas agotada y sin moverte de lo intenso que había sido el placer que acababas de recibir pero como si de un elixir mágico se tratara al sentir esas gotas calentitas comenzaste a recuperar fuerzas mientras él las iba perdiendo y tu mano comenzó a acariciar cada una de las partes de tu cuerpo que estaban llenas de su lechita. El cayo exhausto a un costado, respiraba agitado mirando al techo sin decir nada mientras tú con su semen untabas todo tu cuerpo.
Para ese momento mis pantalones estaban ya manchados de haberme corrido, era tan excitante lo que veía que no podía parar de tocarme ni para sacar mi polla de los pantalones.
Después de unos instantes te incorporaste y arrodillada en la cama cogiste de una silla del costado una toalla con la que te estabas limpiando todos sus fluidos, miraste a la oscuridad sabiendo que yo aún estaba ahí y sonreíste con un gesto como el de un actor que recibe el aplauso del público al final de una actuación, no veías mi rostro, pero sabias que siendo tan intenso lo que me habías permitido ver la sorpresa ya estaba más que realizada y sabias lo agradecido a ti que estaría yo. Acto seguido miraste a tu ocasional amante y sin mentirle ni exagerarle y agradeciendo sus servicio le reconociste –tenías razón con el hecho de que aunque empezaste muy bien me has hecho acabar aun muchísimo mejor- el dejo de mirar el techo, te miro a los ojos y te pregunto –acaso ya hemos acabado?-
Tu cuerpo y tu rostro se quedaron paralizados con esa pregunta, no se te movía ni un cabello. El volvió a insistir –acaso no quieres más? porque mi polla quiere darse aún más placer contigo- Esto lo habías organizado para mí, sabias que me excitaría y por eso lo planeaste y los dos sabíamos que ya estaba más que cumplida esta fantasía y en ese momento estaba terminada. Impaciente te repitió –quieres más o no?- y mirando a la oscuridad cerraste tus ojos como disculpándote de antemano por tu decisión y sin decir nada comenzaste a asentir con la cabeza, no parabas de subir y bajar la cabeza, como para no dejarle dudas de que querías aún más de lo que te había dado. Sin abrir los ojos y sin dejar de asentir giraste la cabeza al frente como mirándolo a él y ahora continuabas diciendo con la cabeza que si y por cómo te mordías el labio inferior creo que ya lo estabas disfrutando otra vez.
Él quería oírlo y aunque sabía muy bien que estabas respondiendo te pregunto –eso es un sí? No te oigo?- sin dejar de mover la cabeza ni morderte el labio por la excitación abriste los ojos y te quedaste mirándolo, dejaste de morderte para decir muy suavemente –siii- y sin dejar de mover la cabeza repetiste –sii, siii, siii, siiii-
Reconozco que no esperaba esa respuesta, la fantasía ya estaba cumplida y por un momento no me gusto que dijeras que sí, me dio celos, no quería que lo volvieras a hacer, pero al instante me puse a pensar que no podía ser tan egoísta. Tu solo querías estar conmigo y solo por excitarme y ofrecerme algo distinto habías permitido que hicieran de tu cuerpo un juguete alguien que no se quién era, quizás un compañero de tu trabajo, quizás alguien que te cruzabas los mediodías a la hora de almorzar, alguien que fuera a tu gimnasio, o alguien que cada día veías en el autobús, quizás alguien de tu clase de yoga o simplemente era un desconocido, uno más de esos tantos que te dicen cosas bonitas por la calle, aunque por su estado atlético supongo yo que sería alguien del gimnasio o tu clase de yoga, no creo que fuera de la piscina porque sino hubieras visto que no tenía pelos. Pero fuera quien fuera el hecho era que pensaste en contentarme y dejaste que alguien que no te interesaba se diera placer con tu cuerpo y era justo que si habías gozado ahora te tocara disfrutar más de él, así que aunque seguía sintiendo un poco de celos ya no eran tantos, y habiendo hecho por mí eso que hiciste merecías que te deje hacerlo ahora por ti.
Pero estando en la oscuridad no veías si mi cara era ahora de aprobación o desaprobación y en esas circunstancias solo había una manera de averiguarlo en tu cabeza y era dejándote llevar y luego ya te enterarías, así que seguías mirándolo con cara lujuriosa y continuabas diciéndole –siii, siii, siiii- El sonrió con tu respuesta y con la contundencia de la misma y se abrió levemente de piernas ofreciéndote todo lo que tenía.
Sobre su pierna izquierda reposaba su polla, ya no estaba tan dura como antes de correrse, se notaba que estaba un poco más flácida, pero no había perdido ni un centímetro de su tamaño. Te acostaste entre sus piernas apoyándote ligeramente en su pierna izquierda y con tu mano tomaste su polla por la base, cuando te disponías a levantarla lentamente notaste un hilito que la unía a su pierna, era un hilito de sus últimas gotitas de leche que cayeron es su muslo. Te lo quedaste mirando, te gustaba mucho jugar con mi lechita normalmente y ya había comprobado que la de él la habías disfrutado mucho también, tu concentración hacía creer que estudiabas o analizabas detenidamente ese hilito y tu curiosidad llevo a tu otra mano a hacerle pruebas de tensión hasta que finalmente termino cortándose.
Mirabas su polla como hipnotizada mientras con la mano que la sostenías intentabas dejarla en la posición que estaba cuando la tenía bien dura, con tu otra mano envolviste su cabeza y con un movimiento quitaste la lechita que tenía en ella que se acumuló al estar apoyada en la pierna. Entonces sabiendo que te encantaba jugar con los fluidos pero que nunca habías querido tragarte mi lechita entendí que estabas limpiando su polla para volver a comértela. Abriste tu mano y como si fuera magia ahora esos hilitos se extendían en la palma de tu mano, eso te gustaba, ya no le prestabas atención a su carne sino que jugabas con tu mano y no dejabas de vértela, luego de comprobar varias veces su viscosidad te lo quedaste mirando a el a los ojos y tras un instante abriste tu boca, sacaste un poco la lengua, pero en lugar de lamerle la cabeza de su polla limpia recorriste la palma de tu mano de un solo lametazo.
Creo que excepto para él fue un momento nuevo para los dos, para ti porque estabas saboreando algo nuevo y para mí porque te estaba viendo hacer con otro algo que nunca me habías querido hacer y él ni siquiera te había pedido que lo hagas, supongo que habrías pensado en que un día es un día, o quizás actuaste sin pensar de tanta excitación que todo eso nuevo te producía.
Se notaba en tu cara que te había gustado lo que habías probado, le sonreíste y al instante tu mirada se fue a las gotitas de leche que le quedaban aun en su pierna, te acercaste a ellas y besando muy suavemente su muslo absorbiste el ultimo rastro de haberse dado placer contigo que quedaba sobre su cuerpo, volviste a mirarlo a los ojos y le dijiste – mas, quiero más- abriste tu boca y metiste en ella apenas la puntita de su polla, se veía como chupabas intentando exprimirla mientras con la mano que la sostenías comenzabas a pajearlo, no comenzaste de una manera suave para ir incrementando la intensidad sino que comenzaste pajeandolo con unos movimientos muy rápidos agarrando su polla muy fuertemente. Podía ver como su polla muy rápidamente volvía a tomar fuerza y a levantarse poniéndose en la posición que tanto deseabas que estuviera.
Acostada entre sus piernas, mientras volvías a poner en funcionamiento su herramienta habías separado una de tus piernas pasándola por encima de su pierna derecha y comenzaste a mover tu pelvis, se notaba que estabas frotando tu clítoris con su pie para tener bien preparadito tu coñito, parecía que no querías demorarte en entregárselo, sacaste de tu boca su polla. Con tu lengua, con la puntita de ella recorriste su polla desde la cabecita pelada hasta la base, ibas descubriendo con el tacto de tu lengua cada uno de sus muchos pliegues y todas sus venas que ya estaban muy gorditas y marcadas otra vez y luego volviste a repasar el terreno hasta llegar a la cabeza otra vez, besaste delicadamente su hoyito un par de veces como tanto disfrutabas haciendo y sacaste otra vez tu lengua para intentar hurgar en el, bajaste otra vez con tu lengua hasta la base, pero esta vez por la parte inferior del pene, al llegar abriste grande la boca y metiste sus huevos en ella y comenzaste a chuparlos mientras tu mano volvía a pajearlo con rudeza.
Su cara denotaba todo el placer que le estabas haciendo sentir, pero parece que él quería más, porque te quito de su polla tu mano y te tomo otra vez del cabello, no creo que supiera previamente a este encuentro que estaban teniendo cuanto te gustaba ser controlada y tratada como un juguete sexual, pero viendo que otra vez te manejaba de los pelos note que lo estaba descubriendo rápidamente, los tres disfrutábamos de que te tratara así. De los pelos te acerco a él y ahora era contra su polla que frotabas tu coñito, el cual ya volvía a estar húmedo pidiendo ser abordado.
Él quería follarte, pero creo que eso lo deseabas tu aún más que el, perque un instante después de que te arrastrara hacia arriba de los cabellos cogiste su polla con una de tus manos y la acomodaste entre tus piernas y colocándote de manera erguida sobre el te sentaste dejando entrar toda su polla en tu coñito de un solo movimiento, pude ver en el gesto de tu cara y en como agarrabas una de tus tetitas para acariciarlas cuanto te gustaba el sentir dentro de ti a esa polla tan dura. Abrías muy grande la boca para intentar tomar cualquier bocanada de aire posible, parecía que el placer te cortaba la respiración, pero no te importaba, porque lentamente comenzabas a mover tu cintura delante y detrás, era un movimiento lento pero constante, cogiste sus muñecas y llevaste sus manos a tus tetitas, estabas entregándole a la vez todo lo que fuera posible, bajaste tu mano a tu clítoris y comenzaste a pajearte, la sensación habrá sido muy fuerte porque tu cabeza se fue para atrás, respiraste hondo un par de veces y volviste a bajarla, al bajarla quedaste mirando a la oscuridad y recordaste mi presencia, pero esta vez querías ser follada solo por sentir como ese hombre prácticamente desconocido, que tenía tanto vigor y una polla tan grande se daba placer con tu cuerpo, querías ser usada por el para que el pudiera satisfacer sus más carnales necesidades y eso satisfacerla las tuyas, todo eso no era parte de la fantasía que me habías regalado, lo sabias y la sensación de culpa hacia que te sintieras incomoda con mi presencia ante ese atracón de lujuria tan intensa que tenías planeado vivir, así que sin dejar de moverte encima de él le dijiste –esta vez lo haremos distinto- y sin dejarlo salir de dentro de ti te estiraste hasta la llave de luz y apagándola le dijiste –esta vez me haras todo lo que quieras pero a oscuras-
A partir de ese momento ya no pude ver nada, solo podía oírlos y curiosamente seguía siendo tan tan excitante como cuando podía verlos, creo que la oscuridad libero aún más las ganas que tenían, quizás aún algo estaba reprimido hasta ese momento, pero con la oscuridad comencé a escuchar tus gemidos más fuertes como si ahora disfrutaras aún más que antes, de el solo podía oírlo respirar muy fuertemente y de vez en cuando podía oírles algún comentario, lo escuchaba repetir frecuentemente -mas, mas, muévete más- y te preguntaba –te gusta?- a lo que siempre respondías entre jadeos –si, siii- -me encanta- le decías. En un momento le describiste – es tan grande que cada embestida duele, pero en cada embestida me penetras tan hondo que ese dolor termina transformándose en un placer tan intenso que quiero inmediatamente otra y otra embestida más- -quiero que no te detengas, que me folles, que uses mi cuerpo hasta que te corras y no puedas más- continuaste susurrándole.
Luego de unos instantes murmuraste –Nooo, no te salgas, métemela por favor- a lo que él te dijo –si, pero gírate-. Se percibieron movimientos en la cama y luego de oírte jadear le dijiste –así?- -siii, así- contesto él y continuo –ahora muévete- luego de unos instantes agrego – más fuerte, más rapidoooo- -lo que me pidas- le respondiste y comencé a oírlo decir –siii, así, asiiiiii- tu solo jadeabas y se empezó a escuchar un chasquido, pude comprender que sonaba como si te diera nalgadas una tras otra, eran fuertes y muy seguidas. Lo escuche decir –esto quiero verlo- y encendió la luz.
Tu estado de excitación hizo que no te percataras del cambio de luminosidad o si lo hiciste pero ya no te importaba, estabas muy abstraída dándole placer a ese hombre, al encender la luz vi que él seguía acostado boca arriba, pero ahora tu estabas arrodillada dándole la espalda y agarrada de sus piernas como a la altura de sus rodillas mientras subías y bajabas hundiendo su polla en lo más profundo de tu coñito y pude comprender que el ruido no eran nalgadas que te daba sino tus nalgas pegando en su pelvis con cada una de las embestidas que le proporcionabas. El tenía delante suyo tu cintura arqueada y tus nalgas que lo devoraban en cada movimiento, era algo digno de ver y seguro que no se arrepentía de haber encendido esa luz para verte.
Asi como antes jugaba manoseando tus tetitas comenzó a hacer lo mismo con tus nalgas inquietas, se notaba que lo excitaban mucho y con razón porque siempre has tenido unas nalgas que dan ganas de comérselas o follarlas y si bien él y yo éramos los únicos que podíamos presumir de haberlas disfrutado seguramente a muchos más hombres habrán hecho fantasear. Las miraba como fascinado, las apretaba, las acariciaba, las separaba queriendo ver que más había y a todo esto tu no dejabas de moverte, te hizo ponerte de cuclillas sin dejar que su polla saliera de ti y se incorporó un poco, ya no estaba acostado sino que estaba sentado detrás de ti, te acaricio un poco la espalda y luego paso a tus tetitas, desde detrás de ti jugaba con ellas, no necesitaba verlas para hacerles lo que sabía que era lo que más placer te daba y se veía en tu cara que lo lograba.
El ritmo de tus movimientos iba disminuyendo, era normal, llevaban más de una hora y media de sexo muy carnal, parecían dos animales en celo y eso tenía que hacerles sentir el cansancio, pero ni aun asi te detenías, el percibió esa bajada de ritmo y decidió hacer algo, te abrazo tomándote por las rodillas y pegando bien fuerte tu espalda a su pecho y sin sacar su polla de dentro de ti se giró quedando sentado al borde de la cama, bajo tus pies dejándotelos apoyados en el suelo y así comenzaste a moverte nuevamente, mas lentamente y esta vez haciendo círculos con tus caderas, ya no embestías su polla. Te abrazo desde atrás y se incorporó, quedando los dos de pie, te tomo de la cintura y comenzó a actuar el, era su turno de embestirte, te abriste un poquito más de piernas para que entrara en ti cómodamente y apoyaste tus antebrazos en el respaldo de la silla de la que habías agarrado un rato antes la toalla, recién ahora desde que se había corrido sobre ti el tomaba la iniciativa y en la fuerza de sus embestidas se notaba que le había servido descansar. Te follaba desesperadamente, no parecía haberse pasado las últimas horas follandote y corriéndose sobre ti, parecía mas bien un preso el cual podía tener una mujer después de años de abstinencia. Y en tu cara se reflejaba el dolor y el inmenso placer de todo ese ímpetu de sus empujones mientras no dejaba de jugar con tus nalgas.
Te levanto de la silla y comenzó a morderte la oreja mientras continuaba follandote de pie, giro noventa grados la silla, dejando a uno de los costados el respaldo. En tu cara note que los ojos se te ponían en blanco, la piel de todo tu cuerpo se te erizaba, tus pezones se ponían grandes y muy duritos y la humedad de tu coñito volvía a llegarte casi hasta las rodillas podía comprender como ya había logrado que te volvieras a correr. Luego de unos instantes subió a la silla una de tus rodillas, tu mantenías el equilibrio abrazandote a su cuello por detrás de ti mientras él seguía mordiéndote la oreja y el cuello. Te hizo soltarlo, te dijo que te apoyaras en la silla y subieras la otra rodilla, quedaste a cuatro patas arriba de la silla mientras él te follaba, volvió a jugar con tus nalgas y con uno de sus dedos pulgares comenzó a acariciarte el culito. Sus penetraciones eran profundas pero lentas, claramente se lo veía más atraído por jugar con tus nalgas y tu culito que por las embestidas que te daba.
De repente sin bajarte de la silla adelantaste tu cuerpo de un solo movimiento brusco, al mismo tiempo que girabas tu cabeza para verlo y le decías –nooo- Yo no entendía que ocurría, el solo se limitó a decirte –shhhh- te cogió con la mano izquierda de los pelos y te arrimo a él para seguir follandote lentamente. Mientras veía como tu cara se transformaba de una cara de muchísimo placer en una cara de asombro y se te abrían los ojos muy grandes el volvió a repetir –shhhh- en ese instante comprendí lo que pasaba y pude verlo, sin dejar de follarte el pulgar de su mano derecha iba entrando lentamente en tu culito, primero solo un par de centímetros, pero de a poco se hundía dentro de ti y lentamente tu cara de asombro devolvía el protagonismo a la cara de placer que estabas teniendo hasta ese momento.
Luego de unos instantes saco su pulgar de tu culito y volvió a levantarte de los pelos, puso en tus labios el dedo mayor de su mano derecha y no dijo nada, tu solita abriste la boca y comenzaste a chupárselo como si fuera una polla, luego de que te recrearas un poco con el dedo lo quito de tu boca y volvió a ponerte a cuatro patas sin soltarte del pelo. Bajo su mano colocándola entre tus dos nalgas, se veía en tu cara que eso te excitaba y luego de varias embestidas en una de ellas entro su dedo en tu culito tan directamente y hasta el fondo como su polla lo hacía en tu coñito, eso no lo esperabas y tuviste una exclamación como de dolor mientras aspirabas aire, expresión que volvió a transformarse en placer al ir soltando lentamente el aire y al sentir que si bien su polla seguía embistiéndote su dedo había penetrado tu culito pero luego se quedaba ahí inmóvil, no te disgustaba lo que sentías ni la manera en la que él te lo hacía sentir.
Te follo en esa postura durante un buen rato, eran como dos máquinas de practicar sexo, parecía no tener fin el encuentro sexual que estaban teniendo, ya hacia más de una hora que te cogía sin correrse, hasta donde yo había notado tu por lo menos te habías corrido una vez, pero aunque ya lo habías hecho se notaba que querías mas. Estabas sintiéndote usada y no querías que eso acabara. A esa altura de la situación yo me había corrido por segunda vez dentro de mis pantalones. Lentamente saco de tu culito su dedo, te embistió bien profundamente, se quedo en esa posición y te dijo –ahora toca que te folle por el culito- supongo que habrias imaginado esa polla tan grande en tu culito porque inmediatamente respondiste –noooo, eso si que no-
Pero a esa altura del encuentro el ya sabía que te gustaba ser dominada, que lo disfrutabas mucho y estábamos descubriendo que el también disfrutaba de esa faceta tuya y solo te respondió –no te lo pregunte- tu culito empezaba a estar húmedo por el dedo que te había metido antes y su polla estaba empapada de tus fluidos, pero asi y todo para ayudar dejo caer sobre tu culito saliva, como si supiera que ibas a necesitar toda la ayuda posible para recibir su polla dentro de ti, te soltó del cabello para liberar sus dos manos, y si bien habías dicho que no querías que te cogiera por el culito ahora sin estar agarrada por el no hacías ningún movimiento para siquiera bajarte de la silla y que no te follara por detrás, te quedaste impasible, expectante a lo que iba a pasar. En la oscuridad el que estaba impasible era yo, estaba muy curioso, deseoso de saber que pasaría y estaba quieto muy atento a lo que harían, no movía ni un musculo, solo mi polla se movía involuntariamente que iba tomando fuerzas otra vez solita.
Con sus manos separo tus nalgas, volvió a escupir saliva en tu culito y acomodo la cabeza de su polla entre tus nalgas, justo en la puerta de tu culito, con su mano izquierda volvió a agarrarte de los cabellos para tenerte dominada, no se si lo hacía para que no te movieras o simplemente sabía que te excitaba mucho ser tratada así. Levantaste la cabeza como tratando de verlo a los ojos y le dijiste, haz lo que quieras, pero ponte un condón, en ese momento él te cogió también de los pelos con la mano derecha forzándote a mirar hacia adelante, diciéndote –shhhhhh- y de un solo empujón te metió la cabeza de polla en por tu culito, esta vez tu cara era totalmente de dolor, él se quedó quieto penetrándote ese poquito mientras tu cara se transformó en una cara de esfuerzo, producías un ruido seco que denotaba que te esforzabas por aguantar el dolor, pero no podías evitar dejar caer unas lágrimas, era un llanto silencioso, como si no quisieras que se enterara de tu dolor, parecía que querías demostrar que podía continuar dándose placer haciendo contigo lo que quisiera.
Te pregunto –lo puedes sentir? A que te gusta sentirla así?- y en ese momento tragaste saliva, contuviste las lágrimas y sin mirar para atrás asentiste con la cabeza, preferiste soportar el dolor con tal de que continuara follandote, y sin importarle realmente si lo estabas disfrutando o no fue lo que hizo, continuo follandote. Aunque tu cara de dolor no se iba, muy lentamente tu llanto desapareció, tan lentamente como su polla iba entrando en ti. lenta y continuadamente metió su polla dentro de ti hasta la mitad y en ese momento comenzó a embestirte muy suave y muy despacio, pero por suave y lento que era tu cara era solo de dolor, eso él no lo sabía o no le importaba y continuaba con sus embestidas que muy de a poco cada vez eran más profundas, cerrabas los ojos y entreabrías la boca, parecía que finalmente empezaba a no dolerte y a gustarte o estabas disfrutando el ser tratada como un objeto y empezabas a gozar de eso.
Cada vez sentías mas placer pero la silla no era el lugar indicado para tanto disfrute asi que sin avisar te moviste hacia adelante dejando su polla fuera de ti, su cara se transformó en asombro y te dijo –que haces?? Aún no he acabado- diste un paso hasta la cama poniéndote otra vez a cuatro patas de frente a él, te quedaste viendo su polla, como sorprendida de ver que salía limpia de dentro de tu culito y no te resististe a agarrársela y mientras lo pajeabas lo miraste a los ojos diciéndole –pues entonces acaba lo que empezaste y acabalo bien!!-
Se puso detrás de ti, pero no arrodillado, esta vez estaba de cuclillas sobre la cama y bajo hasta dejar su polla a la altura de tu culito que aún estaba dilatado después de recibir una polla tan gorda. Volvió a entrar en ti, esta vez directamente metió media polla de un solo empujón y esta vez tu cara fue de mucho dolor, pero se notaba que lo disfrutabas, ya no te caían lágrimas. Te agarro de las caderas y comenzó a follarte, a cada empujón su polla entraba más y más en tu culito y casi sin darte cuenta ya estaba chocando su pelvis contra tus nalgas, ya no se sabía quién de los dos estaba gozando mas, te empujo con sus caderas tus nalgas dándote la orden que te acostaras, tu obedeciste, ya hacia horas que estabas totalmente sometida a sus deseos y el se estiro acostándose sobre ti, quedabas perdida debajo de un hombre tan grande, solo tu cara podía verte y se veía en ella lo excitada que estabas aguantando sus embestidas, gemías cada vez más fuerte, se podía notar lo excitada que estabas y lo poco que faltaba para que te corrieras, él se dio cuenta y comenzó a embestirte más y más fuerte. Era imposible saber si eso lo disfrutabas o no, te estaba cogiendo muy fuerte por el culo con una polla muy grande, de un momento a otro tus ojos se llenaron de lágrimas y comenzaron a saltarse, pero al mismo tiempo tus manos buscaban sus nalgas como pidiéndoles que empujaran más y más, para ese momento sus embestidas eran ya con violencia, se notaba su excitación también.
Comenzaste a morder con fuerza la almohada y a clavar tus dedos en sus nalgas, empecé a oírte hacer un ruido de dolor muy intenso y a la vez el comenzó a emitir un –aaaaaaaaahhhhhhhh- muy fuerte, como si no le importara que lo escucharan o no pudiera evitarlo y en un momento preciso se silencio todo, de tus ojos continuaban brotando lágrimas de dolor, pero ya no mordías la almohada y respirabas mas relajada, el cayo tumbado sobre ti y comprendí que habían acabado, en el mismo instante que terminabas él había llenado tu culito de leche, habían terminado los dos juntos.
Tu seguías boca abajo relajándote y el volvía a estar mirando el techo perdidamente, no lo mirabas, mirabas para el otro lado y una vez el pudo recuperar el aliento te miro viendo tu espalda y dijo –ahora si que hemos acabado- y al oír eso soltaste el aire y temblaste como si se tratara de un escalofríos, y entonces el te pregunto, -entonces si has acabado mejor de lo que comenzamos?- y sin dejar de darle la espalda asentiste con tu cabeza, -y aun mejor que la primera vez?- volvió a preguntarte. Y tu cabeza que aún no paraba de moverse volvió a coger fuerza para decir que si con mayor ímpetu, de frente podía verte como entre lágrimas te mordías el labio inferior de excitación al decir que si con la cabeza y mientras se incorporaba para recoger sus cosas el reconoció que habían sido tres horas de sexo salvaje como jamás había disfrutado en su vida, se arrimó a tu cara y te dijo –pero aún falta un detalle- y viendo que su polla estaba limpia y con unas gotitas de leche en la punta le diste la última lamida y chupada disfrutando de ese juguito que tanto te gustaba y dejándosela muy limpita.
Se vistió, y se sentó a un costado tuyo en la cama y a modo de despedida te dijo –siempre que te veía me excitabas mucho, pero jamás imagine que ibas a ser tan putita y placentera follando- te dio un beso en la espalda, se levantó y salió de la habitación y salió de la casa traspasando el salón oscuro sin darse cuenta de mi presencia en la penumbra. Sin moverte más que solo una mano con la cual te veía que recorrías y acariciabas tu culito aun dilatado y excitado y ya secándote las lágrimas de los ojos preguntaste –sigues ahí?- me arrime a ti y estabas acostada, pude ver como aún se cerraba lentamente tu culito mientras brotaba de el la leche aun calentita con la que tu amante te lo habían llenado y la cual los dedos de tu mano esparcían por todo el perímetro de tu culito disfrutando de su viscosidad y su temperatura entre tus dedos. –estuve ahí en todo momento- te dije. Me miraste y me dijiste –quería sentirlo más, no pude evitarlo- a lo cual te respondí –gracias por querer siempre mas-
Creo que eso te encendió, porque te incorporaste, me desnudaste y tuvimos una noche de sexo de lo más intensa, pero eso, eso es otra historia que no te explicare hoy.